Crónicas del Bicentenario: Coronel Remigio Silva
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econocido desde los albores del Perú Republicano, como meritísimo patriota y prócer de la independencia, el coronel Remigio Silva Aranda fue designado en hora feliz Patrono del Servicio de Inteligencia del Ejército del Perú. Sus virtudes como egregio ciudadano, probado patriota, valeroso conspirador y Libertador de Chile y el Perú, han sido destacadas no solo por connotados protagonistas de la guerra separatista en virtud de la cual el Perú se independizó de España, sino también por esclarecidos historiadores de Argentina, Chile y Perú.
la presidencia del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú, no solo ha negado los méritos de ese insigne patriota, sino que le ha cerrado las puertas del Panteón de los Próceres, santuario patriótico donde deberían reposar sus restos mortales.
El prestigioso historiador nacional Germán Leguía y Martínez, en su Historia de la Emancipación del Perú, Perú, resaltó con detalle las acciones patrióticas de Remigio Silva, llamándolo repetidamente “meritísimo ciudadano” ciudadano ” y “meritísmo prócer ”. ”. Es muy posible que no lo hayan leído quienes hace algunos años permitieron, de otro Y sin embargo de todo ese re- lado, el ingreso del traidor Miguel Miguel conocimiento, en fecha reciente Iglesias a la Cripta de los Héroes.
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Remigio Silva Aranda nació el 28 de Febrero de 1783, en el barrio de San Lázaro del actual distrito del Rímac, donde su padre el comerciante don Toribio Silva tenía varias prop propiedades, iedades, ubicadas en las calles de Trujillo, Marañón y Tintoreros. Su niñez transcurrió con la tranquilidad propia de un hogar bien constituido, y tras recibir una esmerada educación entró también en el ejercicio del comercio. Pero eran los días en que la efervescencia patriótica emergía ardorosa en la capital, siendo uno de sus más fervientes prosélitos su hermano Mateo, insigne abogado que sembró en él la ideología de la libertad. Bien se sabe que en 1809
Diploma de la Orden del Sol firmado por el Libertador don José de San Martín y conferido al Sargento Mayor D. Remigio Silva el 10 de diciembre de 1821, en reconocimiento de “haber tenido una parte muy distinguida en la gloriosa empresa de libertar al Perú, contribuyendo directamente directamente a llenar las esperanzas de los pueblos oprimidos”. Se le declaró entonces “acreedor al reconocimiento de la patria y de la posteridad”. Y pese a todo ello se le ha negado el ingreso al Panteón Panteón de los Próceres, en una extraña decisión que preocupa. 73
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Mateo fue hallado líder de una conspiración patriota, encarcelado y condenado a diez años de cárcel, en la que moriría. Remigio, tal vez por su juventud, quedó en libertad, pero no por ello cejó en sus afanes conspirativos sino que, por el contrario, se dedicó de lleno a tan difícil tarea. Nadie lo igualó en la obtención de datos, planos y pormenores militares; en la vigilancia de movimientos y expediciones, en la infiltración secreta de instituciones y en la exposición y descripción de hechos. Este soterrado trabajo de inteligencia se hizo claramente patente desde 1817, año en que Remigio Silva preparó un informe completo de la Expedición Osorio, que sirvió de mucho al libertador San Martín en la victoriosa campaña de 1818.
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Conspirador desde 1809 con su desventurado hermano Don Mateo Silva, que murió preso en El Callao el año 1816, Remigio se convirtió en uno de los “Peregrinos de la Libertad” . Tenazmente perseguido por los realistas en Lima y refugiado en Huacho, se incorporó a las fuerzas navales de Lord Cochrane, a quien guió, sirvió y asesoró decididamente. Con esas fuerzas pasó a Chile, donde en reconocimiento de sus notables servicios a la causa libertadora, fue agraciado con la clase de sargento mayor de ejército. Y de allá regresó al Perú con la Expedición Libertadora, para volver a la luchar por nuestra independencia. Remigio Silva utilizó varios seudónimos, entre ellos “Aristipo”, “El Curioso” y “El Ciudadano de Lima”. Entre los muchos informes de inteligencia que suscribió, destaca en que firmó el 27 de febrero de 1820, con el título: “Diario de lo más notable que se está haciendo en Lima” . Dio allí pormenores del accionar enemigo, habiendo obtenido datos de empleados de la secretaría y oficinas subalternas militares del gobierno virreinal, teniendo entre sus principales informantes a Berindoaga, Morales Ugalde, Herreros y Sañas. En ese “Diario” Remigio Silva informaba que no solo en Lima, sino en todos los ámbitos del virreinato, se producían frecuentes deserciones que, por cierto, provocaban el desánimo de los realistas, como en la siguiente anotación: “Habiéndose relevado los cien hombres que había en Supe y Carabayllo, con otros tantos del mismo regimiento o escuadrón, a su vuelta y en el camino se han desertado más de la mitad” . A lo que luego agregaría: “Ha venido la noticia de que tra yendo doscientos ochenta soldados quintados, de Andahuaylas para acá, cerca de Jauja se han desertado todos. Y aseguran que los oficiales bajo cuyas órdenes venían, mandaron hacer fuego, que mataron como a dieciséis y que solo han llegado aquí catorce”.
Certificado firmado por O’Higgins, reconociendo los méritos del prócer Remigio Silva. 74
Abnegado, activo y útil, entusiasta y arrojado, Remigio Silva fue miembro una familia de esclarecidos patriotas. Los méritos de su hermano, el mártir Mateo Silva, figuran en todos los relatos históricos de la independencia. Pero también es de justicia citar a su valerosa hermana, la también Prócer de la Independencia Brígida Silva de Ochoa, abnegadísima limeña de quien se refiere, entre otras varias hazañas que dieron testimonio de su temeridad, audacia y patriotismo, el haber propagado, en las iglesias y calles de Lima, papeles impresos a favor de la causa de la libertad.
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¿Figuró Remigio Silva entre los radicales que más que propaganda esperaban ya la acción decidida del Ejército Libertador? Surge la pregunta al conocerse que utilizó también el sobrenombre de “Aristipo”, vinculado con un anónimo patriota conocido solo como “El Número 11”. Hay quien supone que se trató del mismo Remigio Silva; como quiera que sea, “El Número 11” escribió una carta singular dirigida a los gobiernos de Chile y de Buenos Aires, exaltada comunicación fechada el 13 de junio de 1819 que contenía, entre otros, estos exaltados párrafos: “No es tiempo ya de remitir proclamas ni papeles; sino, secamente, tropas, cañones y balas por ser lo que únicamente se precisa… Sin vencer (a los realistas en el) Perú, jamás habrá en Buenos Aires y Chile, ni tranquilidad en el interior, ni sosiego por de fuera, respecto a los acometimientos del enemigo común; ni menos serán reconocidas por independientes por las naciones que consideran a los estados dichos haciendo un solo cuerpo con el Perú, y a éste como la parte más esencial de él… Mientras que, estando el Perú libre, no hay que temer cosa alguna; y antes, sí, el ser reconociSoldado de la Libertad. Óleo de Jorge Vinatea Reinoso. dos en el acto mismo como independientes, con lo que es concluido todo, y para siempre… 1819, con el título “ Manifiesto que hace un ciudadano “Y haré ver –agregaba “El Número 11”-, que si al- de Lima a los estados de Buenos Aires y Chile ”, en el guno opina en contra de la remisión pronta de tropas, que expuso con minuciosidad la situación política y siquiera en pequeño número, se debe considerar como militar del virreinato, proponiendo la estrategia para traidor a la Patria… Por lo tanto, sigo que aquel es lograr su caída. Redactó asimismo otro valioso indigno del más severo castigo… No hay, puede decirse, forme de cómo infiltrar en Lima tropas patriotas. no hay un solo hombre que no se preocupe de ayudar Realizaba viajes con frecuencia y de incógnito la expedición en su caso. Hasta las mujeres se ensayan se presentaba en Lima. Las autoridades virreinales, para hacerlo del mismo modo, a la vez… Para ahorrar sospechando de sus actividades, lo conminaron a palabras, lo que comprueba más este hecho es lo que, presentarse “ por edictos y pregones en tres bandos por fortuna, advirtió el señor almirante Cochrane en consecutivos”. Remigio Silva sabía que presentarse la primera vez que tocó por víveres en la costa, aún sin era como echarse la soga al cuello, por lo que vivió estar estos pueblos surtidos de papeles (o proclamas)… a salto de mata, incluso protegido por los frailes “La esperanza dilatada, excelentísimo señor, es tormento, muerte o infierno; y como el hombre vive de ella, en no viendo el pronto cumplimiento de lo que se le promete, se desespera y desanima… Los patriotas no ven más que trabajos, peligros, opresiones y tribulaciones, asolaciones y todo género de calamidades y miserias… Tal es la devoradora y lamentable situación del partido patriótico”.
franciscanos, hasta que a punto de ser cogido pasó a Huacho, cuyos humildes pobladores lo acogieron durante un tiempo. El virrey Pezuela, al ser informado de su paradero, ordenó a los subdelegados de Chancay y Santa tomarlo prisionero, escapando Sil va a Huarmey y luego a Ancón.
Bien puede imaginarse lo difícil que debió haber sido el accionar de este abnegado patriota, a quien no arredró ningún peligro, llegando a realizar osaH����� �� ������������ días inimaginables. Utilizó así varios disfraces, y con Como ideólogo de la libertad y como precursor el de marinero viajó entre el Callao y Huacho, apoyadel proyecto de la integración americana, Remigio do siempre por humildes pescadores a los que supo Silva dejó para la posteridad un extraordinario doconvencer su emotiva prédica. Finalmente entró en cumento suscrito en Lima, el 20 de Diciembre de contacto con Lord Cochrane, a bordo de su escuadra 75
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y con el trajinado, viejo y sucio disfraz de marinero llegó a Valparaíso en 1820. E���� S�� M����� � B������
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da a última hora, enviándosele a Guayaquil para ser encerrado en una mazmorra, un año entero. Luego se le encarceló en Chagres, en las peores condiciones. Fueron tantas sus penurias que pidió ser de una vez fusilado o que se le expulsase a Colombia para buscar el pan en tierra extranjera. Increíblemente, las odiosidades políticas habían convertido al prócer en un mendigo. Se accedió a ese pedido y un buque lo trasladó a Jamaica, donde sobrevivió cuatro años y medio, en la más terrible pobreza, pues más tarde recordaría que pasó días enteros “ sin probar un bocado”, padeciendo “hambres, desnudeces y necesidades”.
En Chile sus hazañas eran ya conocidas por los estadistas de la naciente república. San Martín y O’Higgins lo recibieron como a un dilecto amigo “ y hasta dieron en su honor un banquete de 50 cubiertos en celebración de su llegada, fiesta a la que Remigio Silva, con aplauso público, asistió tal como había lle gado a Chile, esto es, en traje de marinero, por carecer en absoluto de vestido con qué presentarse ”. Fue entonces que San Martín le dio la clase de sargento En fin, no se sabe cómo, estaba de regreso en el mayor efectivo, con la que vino al Perú integrando la Perú en abril de 1828, en que se presentó ante el Expedición Libertadora, como ya se ha dicho. Congreso, arruinado, triste, mísero y desengañado, Al desembarcar otra vez en suelo patrio, fue nom- implorando un lugar donde vivir, la ratificación de brado “ primer gobernador independiente de su queri- su grado militar para percibir una pensión y el redo Huacho”, sin paga, como él mismo recordó. No conocimiento de sus servicios a la causa patriota. era un nombramiento cualquiera, pues Huacho era Leamos lo que dijo en su increíble súplica: “ Por la posición estratégica, apoyando con sus recursos a la libertad del país, el suplicante, de la clase de rico desprovisión de las tropas independentistas. Los días cendió a la de pobre; toda su fortuna se ha confundido que siguieron a la proclamación de la independen- en la causa de la patria; cuando consagró a su servicio cia en Lima fueron para él tal vez los más dichosos, su persona e intereses, no tenía otras aspiraciones que aunque esta felicidad iba a ser efímera. El 12 de di- el logro de su emancipación. Nunca procedió por la ciembre de 1821 el Libertador San Martín lo recono- esperanza del premio; y si hoy contase con una mediació como “Asociado a la Orden del Sol”, para luego na subsistencia, tampoco gestionaría; pero la absoluta encargársele la contaduría de la Dirección General desaparición de sus cuantiosos bienes y las deudas que de Tabacos. ha contraído para alimentarse, le obligan a elevar hoy En medio de los sucesos que precipitaron la sa- al Soberano Congreso la presente moción”. lida de San Martín y la llegada de Bolívar, Remigio Desgraciadamente, los nuevos amos del Perú Silva obtuvo los grados de teniente coronel, el 3 de desoyeron su dramático clamor, una y otra vez. Remarzo de 1823, y coronel, el 9 de mayo del mismo cién en 1845 se le reconoció una irrisoria pensión de año, nombrándosele asimismo Presidente del De- retiro y tuvo que esperar hasta 1853, cuando era ya partamento de Huaylas. Procuró desde allí auxilios un achacoso anciano de setenta años de edad, para pecuniarios para el Ejército Libertador, provisión de que el Congreso reconociera sus servicios a la Patria. cientos de mulas, perfectamente aparejadas; y reclu- Con ese mínimo consuelo, Remigio Silva murió en tamiento de cuatro mil soldados, la mitad de los cua- Lima poco tiempo después, el 20 de noviembre de les envió a Lima. 1854, siendo sepultado en el cementerio Presbítero Maestro de Lima. D� ������ � ������� Pero su cercanía con Riva Agüero le creó enemigos y para él vinieron luego desazones, sufrimientos y desgracias. Al ser reemplazado en la Presidencia de Huaylas decidió pasar a Brasil, para eludir los odios de los bolivaristas más recalcitrantes. Pero al poco tiempo retornó para responder a graves y calumniosas acusaciones en su contra. Oculto en Huamachuco, solicitó garantías a jefes militares amigos. Lo que obtuvo fue un permiso para pasar a Trujillo, pero al entrar allí fue encerrado en un “calabozo inmundo”. Bolívar, llegado a esa ciudad, lo condenó a muerte, pero la pena le fue conmuta76
Hace más de medio siglo un Senador de la República quiso reivindicar a tan egregio peruano solicitando el traslado de sus restos mortales al Panteón de los Próceres. A pesar de lo justificado de esa demanda, los mal llamados “padres de la Patria” hicieron oídos sordos a tal pedido, como hoy lo han vuelto a hacer otros “notables”. Pero es de esperarse de que pronto, muy pronto, Remigio Silva Aranda encuentre al fin las gratitud del pueblo por cuya libertad diera la vida entera, ingresando como tenía que haber sido hace mucho tiempo, al Santuario Patriótico destinado a honrar el recuerdo de los Próceres de la Independencia.