SALUD, NUTRICIÓN Y BIENESTAR Los Dossiers de
LOS NUEVOS TRATAMIENTOS NATURALES VALIDADOS POR LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Dr. Jean-Paul Curtay
E
l Dr. Jean-Paul Curtay es un pionero en terapia nutricional. Creó una de las primeras consultas de nutriterapia (curar mediante la alimentación) en Europa y ha formado a más de 6.000 médicos en universidades de todo el mundo (Bruselas, Lisboa, París, Viena…). El Dr. Curtay es presidente del Greenhealth, un movimiento internacional que persigue promover la salud (especialmente a través de la alimentación y el medioambiente), miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York y forma parte del equipo editorial de la revista Journ Journal al of Nutritional and Environmental Medicine , de la British Society for Ecological Medicine (BSEM). Trabaja para difundir la terapia nutricional, para introducir la educación sobre nutrición en las escuelas y con agricultores y la industria alimentaria para evolucionar hacia productos más saludables. También es autor y coautor de numerosos libros sobre salud y nutrición (por ejemplo, La nueva guía de las vitaminas , prologada por el premio Nobel de Medicina Jean Dausset, o la Guía familiar de los alimentos que curan, entre otros). Ha estudiado a fondo la alimentación y el modo de vida que han hecho que los ancianos de Okinawa gocen de la mayor longevidad del mundo y las ha adaptado a nuestras costumbres occidentales. El Dr. Curtay es una auténtica “enciclopedia viviente” sobre salud natural, pero además una de sus mayores cualidades es la pedagogía, el arte de transmitir su saber de manera clara y práctica. Lleva 35 años formando a otros profesionales de la salud, introduciendo la educación nutricional en las escuelas y promoviendo que los agricultores y la industria agroalimentaria evolucionen hacia productos que incorporen los conceptos de bienestar y salud. Vive en el bosque de Fontainebleau y es padre de dos hijos a quienes ha trasladado su amor hacia la naturaleza, el deporte, la lectura, el arte, los conciertos, los viajes y la fotografía. De hecho, también es autor de libros de otras áreas distintas a la salud, como poesía, educación o música.
Nº 48 48
DIC ICIE IEM MBRE 20 2017
SALUD NUTRICIÓN BIENESTAR
INTOLERANCIAS Y ALERGIAS ALIMENT ALIMENTARIAS ARIAS Por Jean-Paul Curtay
A vec veces es un unaa com comid idaa en en el el res resta taur uran ante te pu pued edee sen senta tarn rnos os ma mall o, o, incluso, acabar fatal; no por la poca amabilidad de los camareros o porque la cuenta sea excesiva, sino porque lo que comemos acaba jugándonos malas pasadas y sufrimos desagradables efectos que pueden llegar a ser muy peligrosos para la salud. Tal vez comenzamos notando que la cabeza nos da vueltas, después nos empieza a picar todo el cuerpo... y acabamos vomitando. Sin embargo, no se debe echar tan pronto la culpa a ese marisco sospechoso de no estar muy fresco. Y es que, al revés de lo que ocurre con la intoxicación alimentaria, el origen de ese problema no es tanto la comida en cuestión, sino la reacción de nuestro metabolismo frente a un alimento que rechaza. Entonces, ¿estamos hablando de una simple intolerancia o de alergia alimentaria? En este número de los Dossiers de Salud, Nutrición y Bienestar descubrirá descubrirá cómo puede diferenciarlas y, y, sobre todo, cómo reaccionar de manera adecuada, además de ayudarle a prevenir desagradables sorpresas. En este Dossier encontrará: encontrará: I. ¿P ¿PO OR QUÉ EL MARISCO SUELE DAR PROBLEMAS? . . . . . . . . . . . . . 2 II. INTOLERANCIA Y ALERGIA ALIMENTARIA: ALIMENTARIA: ¿QUÉ DIFERENCIA HAY? HAY? 3 IIIII.I. ALE ALERGI RGIA A ALI ALIME MENT NTARI ARIA: A: RE RECO CONO NOCE CERLA RLA Y PR PREV EVEN ENIR IRLA LA . . . . . . . . 9 IV. CÓMO RECONOCER Y PREVENIR UNA INTOLERANCIA IV. ALIMENTARIA ALIMENT ARIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 V. INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS: V. ALIMENTARIAS: EL SECRETO DE UN TRATAMIENTO EFICAZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
VI. CINCO ASPECTOS DE LAS INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS ALIMENTARIAS MÁS HABITUALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Visite nuestra web: www.saludnutricionbienestar.com www.saludnutricionbienestar.com página 1/24
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I. ¿POR QUÉ EL MARISCO SUELE DAR PROBLEMAS? Cada vez que se c onsume un alimento se ingieren proteínas que son, por definición, extrañas al organismo, y así es como las considera el sistema inmunitario, principal sistema de defensa del cuerpo. De este modo, al final del proceso digestivo pueden ocurrir dos cosas: que esas proteínas sean toleradas por el organismo o que sean percibidas como invasoras inmunitarias, en cuyo caso serán atacadas por el sistema inmunitario. Así pues, aunque el organismo organismo dispone de mecanismos mecanismos de tolerancia inmunitaria, puede ocurrir que éstos se desajusten. Pero además de las proteínas existen muchas otras sustancias alimenticias que pueden generar una reacción similar. De hecho, desde hace algunas décadas que este fenómeno se ha visto intensificado dentro de la industria agroalimentaria, debido a que los alimentos están sometidos a múltiples tratamientos (procesos) que cada vez los desnaturaliza más. Este tipo de alimentos reciben el nombre de “transformados”.. “transformados” Y aún hay más. La herencia genética , que es distinta en cada persona, hace que también se reaccione de manera diferente ante ciertos alimentos, como por ejemplo ocurre con los que contienen lactosa o histamina. De este modo, las intolerancias puntuales que se manifiestan cuando se consume este tipo de productos ponen en peligro al sistema inmunitario. Las reacciones más frecuentes ante un consumo de estas características se conocen con el nombre de intolerancias alimentarias, aunque los expertos prefieren llamarlo, con más acierto, hipersensibilidad . Pero como el término intolerancia sigue estando muy arraigado, voy a emplearlo también para evitar confusiones. Las alergias alimentarias, por otro lado, afortunadamente son menos frecuentes, ya que pueden ser extremadamente violentas e incluso mortales.
|¿Podemos hablar de epidemia de intolerancias alimentarias? La British Allergy Foundation afirma que las intolerancias alimentarias llegarán a afectar al 45% de la población europea y de la de Estados Unidos. Sin embargo, otras investigaciones llevadas a cabo mediante test demuestran una incidencia mucho más baja. En realidad, el número de estudios centrados en las intolerancias sigue siendo insuficiente como para obtener datos más concluyentes. Según observadores internacionales, la cada vez mayor frecuencia de las intolerancias alimentarias es visible entre todos los grupos de la población. Asimismo, consideran que la principal causa es la multiplicación de las transformaciones en los alimentos, así como la presencia de aditivos y contaminantes en los alimentos industriales. Por ejemplo, la frecuencia (y las consecuencias) de las intolerancias alimentarias en las patologías inflamatorias digestivas, desde las enfermedades inflamatorias del colon hasta la enfermedad de Crohn, son claramente mayores que en el resto de la población que no sufre estas intolerancias. Las alergias alimentarias se han duplicado en la última década en toda Europa. En el caso de España, según el estudio Alergológica 2005 , en poco más de una década pasó de haber una prevalencia del 3,6% de alérgicos a los alimentos, al 7,4%.
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Pero este serio problema de salud pública no afecta sólo a Europa: según un informe del Centers of Disease Control and Prevention de Atlanta , la agencia gubernamental estadounidense encargada de la prevención y prevalencia de las alergias alimentarias, éstas habrían aumentado en un 18% en los menores de 18 años entre los años 1997 y 2007.
II. INTOLERANCIA Y ALERGIA ALIMENTARIA: ¿QUÉ DIFERENCIA HAY?
|¿Qué es una intolerancia alimentaria? Una intolerancia alimentaria es la reacción del organismo a un alimento debido a que éste: •
No se metaboliza correctamente. Es el caso de la lactosa debido a la falta de lactasa.
•
Inicia una reacción farmacológica, como ocurre con la histamina o la tiramina.
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Es una fuente de inflamación del tubo digestivo y de trastornos de la barrera digestiva, que ya de por sí se encuentra afectada (desequilibrio de la flora intestinal) debido a los aditivos o a los contaminantes.
Los síntomas de una intolerancia alimentaria suelen aparecer entre 1 y 48 horas después de la ingesta (al contrario que con la alergia, que provoca una reacción inmediata). En general estos síntomas afectan a: •
La piel.
•
Las vías respiratorias.
•
El sistema digestivo.
La sintomatología puede afectar solo a una de estas zonas o ser una combinación de las tres. Además, según la persona que las sufre, las manifestaciones pueden ser muy variadas, lo que hace que resulte muy difícil establecer un diagnóstico: •
Manifestaciones digestivas: aftas (llagas en la mucosa bucal), dolor abdominal o flatulencias, dispepsia, náuseas, diarrea y colopatía.
•
Manifestaciones respiratorias: rinitis, aumento del moco y asma.
•
Manifestaciones cutáneas: erupciones, urticarias, angioedema (hinchazón del tejido subcutáneo que suele afectar a la cara y a la garganta) y eccema.
Los desencadenantes de las intolerancias alimentarias más comunes
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Otras manifestaciones: migrañas, conjuntivitis y trastornos psiconeuróticos.
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Lactosa.
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Gluten.
La urticaria y el angioedema (véase la sección IV “Cómo se puede reconocer y prevenir una intolerancia alimentaria”) son manifestaciones más específicas de las hipersensibilidades a los alimentos.
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Alcohol.
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Moléculas presentes de forma natural en los alimentos, como la histamina, la tiramina y los salicilatos (de la misma familia que la aspirina).
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Aditivos: el glutamato, el benzoato...
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Colorantes: la tartracina (para obtener el color amarillo), el rojo cochinilla...
Por último, la intolerancia alimentaria puede estar asociada al síndrome del colon irritable y a las enfermedades intestinales inflamatorias crónicas.
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|¿Qué es una alergia alimentaria? Este tipo de alergia es consecuencia de un mecanismo de acción que el sistema inmunitario dirige contra las proteínas de un alimento, y que tienen una parte específica (epítopo) que es reconocida por los glóbulos blancos, principales agentes de ese sistema inmunitario. El proceso es el siguiente: en el vientre materno el sistema inmunitario identifica todas las proteínas del organismo, que pasa a considerar como “propias” y que por tanto deben ser toleradas. De este modo, el resto de proteínas que no reconoce y que son consideradas como “ajenas” al organismo, van a ser atacadas. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con los virus y las bacterias. Por otro lado, en el tubo digestivo las proteínas de los alimentos que ingerimos son “capturadas” por los glóbulos blancos y por varios mecanismos que provocan la intervención de los linfocitos moduladores, para que a partir de ahí ya empiecen a ser toleradas. Pero cuando se tiene una alergia alimentaria estos “mecanismos de tolerancia” no funcionan y, en consecuencia, las citoquinas, que son proteinas proinflamatorias segregadas por los linfocitos del tubo digestivo, empiezan a enviar mensajes de alerta. Estas citoquinas van a favorecer la producción de anticuerpos de tipo IgE (los mismos que aparecen en las personas que tienen alergia), así como la aparición de mastocitos, unos linfocitos que secretan histamina y que es precisamente la causante de la mayoría de los síntomas de la alergia. No obstante, puede darse el caso de que algunas reacciones alérgicas no estén mediadas por los IgE, lo que va a hacer más difícil la correcta identificación del problema. En cualquier caso, se trata de una reacción inmediata, al contrario de lo que ocurre en las intolerancias alimentarias. Otra diferencia es que las intolerancias alimentarias no requieren de una exposición previa, mientras que la persona que manifiesta una alergia alimentaria, para estar sensibilizada, ha tenido que estar expuesta una primera vez al alérgeno sin que haya habido reacción. Este alérgeno alimentario se denomina trofalérgeno. Por último, la alergia alimentaria puede desencadenarse con trazas ínfimas del trofalérgeno, mientras que para que se dé una intolerancia alimentaria es necesario que haya una mayor presencia del agente que la provoca. Los síntomas, excepto por el hecho de que son inmediatos, suelen ser los mismos que los de las intolerancias. Por este motivo también se conoce a las alergias alimentarias como “falsas alergias”: •
Síntomas cutáneos: picazón, erupciones cutáneas, rojeces e hinchazón de labios, rostro y miembros.
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Síntomas respiratorios: respiración sibilante, una sensación de hinchazón de la garganta, dificultad para respirar y sensación de ahogo.
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Síntomas digestivos: espasmos abdominales, diarrea, cólicos, náuseas y vómitos (si se trata sólo de los síntomas detectados, es raro que la causa sea una alergia alimentaria).
•
Otros síntomas: trastornos psiconeuróticos.
Por el contrario, sólo las alergias alimentarias pueden provocar malestar, palidez, pulso débil, aturdimiento e incluso pérdida de consciencia. Y, sobre todo, el peligroso choque anafiláctico, del que se distinguen cuatro estadios según su gravedad: •
Estadio I: trastornos cutáneos que pueden afectar a todo el cuerpo, como eritema, urticaria y urticaria gigante, con o sin angioedema.
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Estadio II: afecta a varios órganos de forma moderada con signos cutáneos, descenso de la presión arterial, taquicardia e hiperreactividad bronquial (tos, dificultad para respirar y tragar debido a un edema en la garganta). También pueden darse trastornos digestivos (náuseas, vómitos y diarrea).
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Estadio III: afecta a varios órganos de forma grave con un descenso en picado de la tensión arterial, trastornos del ritmo cardíaco y broncoespasmos. En este estadio la vida del paciente se encuentra en peligro.
•
Estadio IV: parada cardiorrespiratoria. Puede ocasionar la muerte por paro cardíaco (desactiva el bombeo del corazón), por un espasmo mayor en los bronquios (implica un estado de asfixia) o por edema pulmonar.
Además de los alimentarios (trofoalérgenos), que suponen el 22% de los casos, existen otros alérgenos capaces de desencadenar choques anafilácticos: •
Anestésicos (24%).
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Picaduras de insectos (17%), especialmente de los himenópteros (avispas, abejorros y abejas).
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Analgésicos (15%).
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Derivados del yodo (13%).
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Antibióticos (9%), especialmente las penicilinas y las cefalosporinas.
La aspirina y las vacunas también se incluyen. Los alérgenos alimentarios más frecuentes
Entre los niños y según estadísticas, de los más a los menos comunes estarían: •
Huevo (31%).
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Crustáceos (2%).
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Ajo (< 1%).
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Cacahuetes (18%).
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Mostaza (2%).
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Girasol (< 1%).
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Pescado (12%).
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Avellanas (1,5%).
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Zanahoria (< 1%).
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Leche (12%).
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Coco (1,5%).
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Almendras (< 1%).
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Soja, lentejas y guisantes (3%).
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Cerdo (1,5%).
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Melocotón (< 1%).
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Tomate (1%).
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Trigo (< 1%).
Carne de res (2%).
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Pollo (< 1%).
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Afortunadamente, desde hace algunos años la mayoría de los niños están desarrollando una tolerancia más permisible, gracias a las subpoblaciones de linfocitos. Las alergias alimentarias entre los adultos son mucho menos frecuentes y además difieren notablemente entre los distintos casos. Los alérgenos más comunes entre los adultos son: •
Drupas (frutos carnosos con hueso): melocotón, ciruela, cereza... (11%).
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Umbelíferas: zanahoria, apio, chirivía, hinojo, perejil, perifollo, cilantro, comino, anís verde, eneldo, levístico, angélica, hinojo marino... (11%).
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Huevo (8%).
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Crustáceos (8%).
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sufra picor en labios, lengua, paladar y garganta cuando se come una manzana o una zanahoria cruda, pero también cuando come melocotones, peras, ciruelas, cerezas, albaricoques, kiwis, tomates, patatas, almendras, avellanas, cacahuetes y soja. Algunas alergias cruzadas son realmente sorprendentes: una persona alérgica a los ácaros puede reaccionar con la ingesta de caracoles, pero también con la de gambas, mejillones, cangrejos, langostas, bogavantes y cangrejos de río. Además, si es alérgico a los pelos de gato, es muy probable que también lo sea a la carne de cerdo. Del mismo modo, algunas personas con hipersensibilidad a las plumas de ave pueden sufrir graves trastornos si consumen huevo. A veces las alergias cruzadas pueden provocar hinchazón de los labios, la lengua o la campanilla, además de una sensación de estrechamiento de la garganta. Los síntomas de este síndrome suelen ser leves y, por lo tanto, el riesgo de anafilaxia es bajo. Por último, esta reacción se produce únicamente con productos crudos, ya que al cocinarlos se destruye el alérgeno y se altera la estructura de la proteína antigénica (epítopo).
|Consecuencias inesperadas de las intolerancias alimentarias Además de los síntomas más o menos molestos que pueden afectar al ritmo de vida, las intolerancias alimentarias también pueden implicar graves consecuencias para la salud a largo plazo. Ello se debe a que provocan una inflamación que en primera instancia se sitúa en el tubo digestivo, pero que puede contribuir a la aparición de patologías crónicas inflamatorias del tubo digestivo; en particular la enfermedad inflamatoria del colon, pero a veces también la enfermedad de Crohn. Esta inflamación no se va a limitar al tubo digestivo, ya que afecta al conjunto del organismo y acelera el envejecimiento y el riesgo de contraer una patología degenerativa. Está demostrado que las intolerancias alimentarias pueden intensificar y desencadenar brotes de patologías alérgicas clásicas, como por ejemplo: • • • •
Eccema. Conjuntivitis. Asma. Patologías inflamatorias (poliartritis reumatoide).
Esto explicaría la multitud de estudios que han confirmado que gracias al ayuno se obtiene una mejora significativa de los síntomas de estas enfermedades, aunque evidentemente sólo podría hacerse de forma puntual. Otra patología que muchas investigaciones han relacionado con las intolerancias alimentarias es la hiperactividad o TDAH ( Trastorno por déficit de atención e hiperactividad), ya que los colorantes y conservantes pueden ser factores desencadenantes o agravantes del TDAH, especialmente el benzoato de sodio. Un estudio doble ciego realizado con 1.863 niños de tres años confirmó que al eliminar de su dieta los colorantes y el benzoato de sodio durante una semana, tuvo lugar una reducción de la hiperactividad. Y al introducir estas sustancias de nuevo hubo un empeoramiento de los síntomas. Como consecuencia, numerosos expertos y grupos de presión agroalimentarios están intentando que en el etiquetado de los alimentos sea obligatorio advertir sobre el riesgo creciente de TDAH que implican los Visite nuestra web: www.saludnutricionbienestar.com
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aditivos. De hecho, los productos agroalimentarios que contienen aditivos deberían estar desaconsejados en las mujeres embarazadas y en los niños, especialmente si se trata de niños con TDAH. También se sospecha que existe un vínculo entre el autismo y las intolerancias alimentarias, mientras que algunos aditivos como el glutamato pueden provocar intolerancias que acaben desencadenando migrañas o incluso crisis de epilepsia. De forma general, las autoridades sanitarias deberían retirar ciertos aditivos como los colorantes, los benzoatos, el glutamato monosódico (MSG) y sus parientes, ya que son estimulantes del circuito neuroexcitador (NMDA). Ocurre lo mismo con los medicamentos que aún contienen glutamato y aspartamo. Varias investigaciones han confirado que son neurotóxicos, y además hay que tener en cuenta la acción que ejercen estos excitotóxicos en la epilepsia, por lo que hay que ser precavidos, especialmente entre los niños. En definitiva, todos estos aditivos y colorantes dañinos deberían desaparecer, ya que pueden desencadenar y agravar multitud de enfermedades: alergias, migrañas, colopatías y otras patologías inflamatorias, hiperactividad, epilepsia... Además, aumentan el riesgo de contraer patologías degenerativas. Tanto la Comisión Europea como la FDA ( Food Drug Administration) estadounidense están volviendo a examinar las autorizaciones otorgadas a los aditivos. Sin embargo, teniendo en cuenta la permisibilidad de la Comisión Europea con el etiquetado de los alimentos, el glifosfato o los alteradores endocrinos, sería recomendable iniciar una campaña para que los grupos de presión de la industria agroalimentaria no aplasten una vez más los intereses de los consumidores. Las personas más propensas a las alergias alimentarias
• Niños que padecen eccema, asma, urticaria o fiebre del heno. • Niños cuyos padres (los dos o uno de ellos) también padecen alguna de estas alergias. Sólo entre el 5 y el 15% de las personas con algún tipo de alergia alimentaria, no cuenta con ningún antecedente familiar. • Niños que viven en las ciudades con respecto a los que viven en el campo, ya que estos últimos están más expuestos a los gérmenes y en consecuencia desarrollan mejores mecanismos de tolerancia. • Por los mismos motivos, los niños que viven en países donde existe una mayor “cultura de la higiene” (Estados Unidos y países del norte de Europa). • Niños obesos. Un estudio estadounidense en el que participaron 4.200 niños concluyó que los niños obesos eran más propensos a desarrollar alergia a la leche. • También podría haber un vínculo entre el asma y el sobrepeso. Las personas más propensas a las intolerancias alimentarias
• Las que cuentan con una predisposición genética específica, como la ausencia de lactasa (la enzima que permite digerir la lactosa). • Las portadoras de disbiosis (desequilibrio de la flora intestinal), inflamación del tubo digestivo, permeabilidad intestinal, colopatías o enfermedad de Crohn. • Las que padecen estrés, ya que éste influye considerablemente en la flora intestinal (microbiota) y la inflamación del tubo digestivo. • Las que consumen alimentos industriales, ricos en aditivos y colorantes. • Las que siguen una alimentación inflamatoria rica en productos animales y pobre en vegetales. • Las que están más expuestas a la contaminación. Visite nuestra web: www.saludnutricionbienestar.com
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III. ALERGIA ALIMENTARIA: RECONOCERLA Y PREVENIRLA
|Cómo saber si estamos ante una alergia alimentaria El primer elemento de diagnóstico es el historial del paciente. Las manifestaciones relacionadas con una alergia alimentaria aparecen generalmente menos de dos horas después de la ingesta del alimento. Es más difícil establecer el plazo en caso de dermatitis atópica, ya que las lesiones son permanentes y el empeoramiento del eccema puede no ser visible hasta 24 horas después de la ingesta del alimento. Lo normal es que el alergólogo le proponga escribir un diario alimentario en el que irá anotando todos los alimentos que consume al día, a partir del cual le pedirá que realice pruebas cutáneas ( prick test ). Si son negativas, se puede excluir la alergia alimentaria; por el contrario, si son positivas, hay que tener en cuenta que no se trata de una prueba en sí, ya que puede ser el signo de una simple reacción. El siguiente estadio consiste en buscar anticuerpos específicos IgE o IgG para cada alimento sospechoso. Por ejemplo, en el caso de la leche se buscan los anticuerpos que actúan contra tres proteínas concretas (alfalactalbúmina, betalactoglobulina y caseína). A través de las pruebas cutáneas de reactividad podrá identificar los alergenos y su reacción frente a los anticuerpos. Asimismo, la falta de reacción cutánea indicará la ausencia de alergia a un alergeno determinado. Si es necesario puede realizar pruebas de hiperreactividad en condiciones seguras (realizadas en un hospital) para ver si la exposición a los alérgenos vuelve a desencadenar esas reacciones.
|El particular caso de la enfermedad celíaca La enfermedad celíaca, también llamada (erróneamente) “intolerancia al gluten”, afecta a 1 de cada 400 personas en la región europea en la que se encuentra España, aunque es mucho más frecuente en países como Inglaterra o Irlanda (1 de cada 100). Las mediciones de anticuerpos en su forma secretora IgA antitransglutaminasa y antiendomisio son muy específicas; por lo que si el resultado de la IgA es positivo, estamos frente a una alergia. Una fibroscopia seguida de una biopsia del duodeno completa el proceso de diagnóstico. Por último, la enfermedad celíaca obliga a seguir un régimen estricto sin gluten.
|Prevención y tratamiento de las alergias alimentarias El tratamiento de referencia es, lógicamente, no consumir los alimentos en cuestión, para lo que se requiere un diagnóstico sólido y un control por parte de un dietista especialista. Sin embargo, también hay que tener en cuenta otros factores (la inflamación y una permeabilidad digestiva anormal) que favorecen la aparición de reacciones clínicas de cualquier tipo y el paso de antígenos (sustancia ajena al organismo que el sistema inmunológico reconoce como una amenaza). Esta predisposición, como vamos a ver, será esencial para las intolerancias alimentarias. Por otro lado, el paciente deberá llevar siempre consigo adrenalina autoinyectable, que es el único tratamiento capaz de evitar que un choque anafiláctico acabe muy mal. Visite nuestra web: www.saludnutricionbienestar.com
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INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS Y ALERGIAS
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Con respecto a los medicamentos antihistamínicos, estos no son eficaces al 100% y en algunos casos puede dar un resultado paradójico. Para prevenir las alergias alimentarias en los niños, como prevención durante el embarazo se recomienda: • Que las madres que son alérgicas (de tipo atópico) o que tienen varios miembros de la familia que son alérgicos, eviten durante el embarazo y la lactancia alimentos que suelen generar reacción (lácteos, cereales con gluten, huevos, pescado, oleaginosas, cacahuetes, mostaza, aditivos, colorantes...). Atención: debe hacerse bajo seguimiento médico para evitar riesgos de desequilibrio y carencias alimentarias. • Que las madres sigan durante el embarazo una alimentación antiinflamatoria, rica en vegetales y ácidos grasos omega 3, así como pobre en azúcares rápidos y en grasas saturadas. • Que intenten evitar los antibióticos durante el embarazo. Si resultan indispensables, su administración debe ir seguida de una cura intensa de probióticos. • Que opten por un parto natural en lugar de cesárea, ya que esta impide la normal colonización de microbiota en el intestino del recién nacido. • Que las madres prolonguen en todo lo posible la lactancia, al menos durante seis meses (y que sea exclusiva hasta los cinco meses), y que consuman muchos alimentos ricos en omega 3 dentro de una alimentación antiinflamatoria. • Que no se incorporen a la dieta del bebé antes de que éste cumpla un año (la mucosa digestiva todavía no está desarrollada del todo) productos que contengan los trofalérgenos más frecuentes. • Aplicar una cura de probióticos en caso de gastroenteritis o toma de antibióticos, y cuya administración deberá estar muy justificada. • Prohibir el tabaco en casa. • Purificar todo lo posible el interior de la vivienda. • Exponer al niño a entornos ricos en gérmenes de todo tipo (campo, granjas...), respetando una higiene de sentido común y evitando una limpieza excesiva (ropa, casa...).
IV. CÓMO RECONOCER Y PREVENIR UNA INTOLERANCIA ALIMENTARIA
|¿Cómo saber si es “intolerante”? El primer signo es la aparición, en las horas y días siguientes a la ingesta de ciertos alimentos (lácteos, cereales con gluten, alcohol, productos industriales con aditivos o colorantes, alimentos ricos en histamina, tiramina o salicilatos), de trastornos digestivos, cutáneos y respiratorios , así como de manifestaciones de alergias clásicas, migrañas o malestar. Sin embargo, es probable que no se dé cuenta de estos problemas, ya que tanto los síntomas como los agentes agresores que los provocan son muchos y muy comunes. Ésto explica por qué la mayoría de las personas que tienen intolerancia alimentaria no son diagnosticadas. Un síntoma específico de las intolerancias alimentarias es la hinchazón de los labios o del resto del cuerpo, conocida como urticaria . La urticaria consiste en una erupción cutánea móvil y fugaz de contorno definido (una serie de marcas rojas en la piel, similares al sarpullido que origina una ortiga), acompañada de una sensación de picazón.
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INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS Y ALERGIAS
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Existen tipos de urticaria más superficiales, mientras que otros afectan a las capas más profundas de la piel; entonces se habla de angioedema . No obstante, en caso de angioedema hay que excluir primero que se trata de una alergia alimentaria (sus síntomas y signos son prácticamente iguales), al ser mucho más peligrosa, por lo que habría que aplicar los procedimientos indicados anteriormente. En caso de que no se confirme la alergia alimentaria, habría que suponer que estamos ante una intolerancia alimentaria. Aun así, existen otros argumentos que pueden ayudar a diagnosticar esta última: • Ausencia de factor atópico en el paciente y sus familiares (se da en las auténticas alergias). • Ausencia de anticuerpos identificativos de alergia (IgE). • Aparición de trastornos tras padecer una o varias gastroenteritis o candidiasis, así como tras tomar antibióticos (que alteran la flora), AINEs (antiinflamatorios no esteroideos), aspirina y quimioterapia (que daña las paredes del intestino). • Presencia de disbiosis, un desequilibrio inflamatorio de la flora intestinal, responsable del paso anormal de proteínas a la sangre. La disbiosis se puede diagnosticar de varias maneras: ✓ Con un análisis microbiológico de las heces. ✓ Detectando marcadores de permeabilidad digestiva: los péptidos que pasan a la orina (peptiduría) y en la que se pueden detectar los que proceden de los lácteos o del gluten, así como la zonulina, una proteína recientemente descubierta que contribuye a que la barrera digestiva se vuelva porosa. ✓ Con un perfil de ácidos orgánicos en la orina, donde se pueden identificar los signos de disbiosis bacteriana o fúngica. Lo que no resulta práctico a la hora de detectar una posible intolerancia alimentaria es buscar trofalérgenos, ya que si existe permeabilidad digestiva se puede tener reacción a cualquier cosa; hoy pueden ser los lácteos, pero mañana será la soja o el pescado. Por otra parte, la exclusión total del alimento que provoca la intolerancia agravaría la situación, pues lo que se estaría haciendo es potenciar la sensibilización. Esto ocurre porque la tolerancia se basa en la presencia del alimento. Por el contrario, tal como va a ver, es fundamental reducir la inflamación del tubo digestivo y restablecer la barrera digestiva. Visite nuestra web: www.saludnutricionbienestar.com
La zonulina
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a zonulina es una proteína inflamatoria, pariente cercana de una toxina del cólera, descubierta por Alessio Fasano en el año 2000 en la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland. Esta toxina, que puede medirse en el plasma o en las heces, provoca que se abran las uniones entre las células de la pared intestinal, lo que implica una excesiva permeabilidad y el paso a la sangre de proteínas que no se han digerido lo suficiente y que pueden desencadenar respuestas inmunitarias. Esta permeabilidad anormal (denominada también leaky gut) permite el paso de las endotoxinas, que son muy inflamatorias y que pueden provenir tanto de las bacterias que hay en el intestino, como de las bacterias presentes en los alimentos. Este excepcional descubrimiento ha permitido entender, entre muchas otras cosas, cómo influye la inflamación del tubo digestivo en el sobrepeso, la diabetes, el empeoramiento de enfermedades alérgicas e inflamatorias, las patologías autoinmunes, las enfermedades neurodegenerativas –en las que existe una mayor presencia de proteínas modificadas y patógenos, tanto en el intestino como en el cerebro– e incluso en los trastornos mentales y psicopatías. La gliadina, una de las proteínas del gluten, aumenta los niveles de zonulina, lo que constituye un importante argumento a favor de la teoría cada vez más aceptada de que la intolerancia al gluten también puede darse en pacientes que no padecen la enfermedad celíaca. Por otro lado, no hay que olvidar que cada vez existe un mayor marketing en torno a las dietas sin gluten. página 11/24
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INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS Y ALERGIAS
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|Medidas generales para prevenir las intolerancias alimentarias Están las medidas indicadas para reducir el riesgo de alergia alimentaria, y que siguen siendo válidas tanto para los niños como para los adolescentes y adultos. Cabe insistir en la necesidad de:
• Evitar la toma de antibióticos a no ser que sea indispensable y, en ese caso, realizar a continuación una cura de probióticos. • Evitar la aspirina y los AINEs (analgésicos no esteroideos), ya que erosionan la mucosa digestiva. • Garantizar una correcta flora intestinal, lo que va a servir de protección y permitir una mayor tolerancia a los alimentos. Para ello es necesario: • Reducir el consumo de carne (las necesidades aumentan en las principales fases de crecimiento del niño y del adolescente, así como durante el embarazo). Elegir preferentemente las carnes ecológicas y no someterlas a calor excesivo, ya que el calor desnaturaliza las proteínas y las vuelve menos antigénicas (reconocibles por el sistema inmunológico), pero además produce moléculas de Maillard (cuando adquiere ese color tostado) que pueden ocasionar más sensibilidad incluso que las proteínas de origen. Se ha observado el mismo fenómeno en los cereales. • Consumir preferentemente vegetales (ecológicos). En especial los ricos en fibra y que son los principales prebióticos de los que se nutren las bacterias protectoras de la flora (remolacha, leguminosas, soja, cereales semiintegrales e integrales). Hay que insistir especialmente en los cereales sin gluten (arroz, quinua, trigo sarraceno, amaranto, sorgo, mijo, teff y fonio), los tubérculos (batatas, ñame, chirivía, apio, perejil de raíz...), las oleaginosas, las castañas, las semillas de lino molidas y la chía, que completan los aportes en fibras prebióticas. Los principales cereales que contienen gluten ✓ ✓
Avena. Cebada.
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Centeno. Espelta.
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Kamut. Trigo.
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Triticale.
• Consumir alimentos fermentados (chucrut), lactofermentados (col roja, remolacha…), yogures (con soja o con bifidus/lactobacillus), tofu fermentado y cremas para untar de soja fermentada. Por el contrario, debe evitar el kéfir (procede de productos lácteos) y el kombucha (elaborado a base de azúcar y con tantos efectos negativos que se ha prohibido en Argentina, mientras que todavía no se han documentado sus supuestos beneficios). • Sustituir los glúcidos rápidos, que benefician la flora patógena, por glúcidos lentos, que desempeñan el papel de los prebióticos. • Sustituir las grasas saturadas, trans y omega 6, que desequilibran la flora, por grasas monoinsaturadas (aceite de oliva rico en polifenoles, ácidos grasos omega 3, aceite de colza ecológico...) • Sustituir el café, que libera histamina en el estómago, por té, infusiones, chocolate caliente y achicoria (rica en inulina prebiótica). • Reservar el alcohol para las ocasiones especiales, ya que favorece la vasodilatación y el paso de antígenos alimentarios. • Sustituir las especias más inflamatorias (pimienta, cayena o harissa) por otras antiinflamatorias (cúrcuma y jengibre -su combinación mejora la absorción de la curcumina-, clavo, comino, ajo, cebolla, hierbas aromáticas…). • Completar las fuentes de polifenoles ya indicadas (remolacha, té, infusiones y cúrcuma), que poseen un efecto muy beneficioso en la flora y para hacer frente a la inflamación del tubo Visite nuestra web: www.saludnutricionbienestar.com
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digestivo, con almendras enteras, chocolate negro... La remolacha es rica en polifenoles y en prebióticos (inulina), mientras que el té verde matcha es una de las principales fuentes de polifenoles y puede incorporarse a bebidas, salsas, platos principales o postres. • Gestionar el estrés, que provoca que los alimentos que no han sido suficientemente digeridos pasen al colon y beneficien la propagación de bacterias patógenas. Puede optar por técnicas antiestrés, la toma de complementos de magnesio... • Consumir productos ecológicos y purificar en la medida de lo posible su entorno, pues los contaminantes pueden desempeñar un papel desestabilizador de la flora y la tolerancia alimentaria. Por último, debe saber que los productos lácteos contienen: • • • • • • •
Grasas no recomendables (saturadas y trans). Demasiado fósforo en relación con el aporte de calcio. Caseína, rica en lisina, que aumenta la absorción de las grasas de las comidas. Demasiada leucina, que potencia la inflamación y acelera el envejecimiento. Lactosa, que es mal digerida o puede ser factor desencadenante de cataratas y neuropatía periférica. Estrógenos y andrógenos, que propician la aparición de acné y cáncer. Hormonas del crecimiento que aceleran el envejecimiento y alteran los tumores.
Multitud de estudios han corroborado los efectos negativos para la salud del consumo de productos lácteos, con independencia de si se es intolerante o no a las proteínas de la leche o a la lactosa. Además, hace poco se constató que los yogures, considerados hasta el momento como los productos lácteos más interesantes para la salud, aumentan el riesgo de cáncer de próstata. En resumen, no hay ningún interés en seguir consumiéndolos. Por otro lado, prime los productos ecológicos y evite los alimentos industriales, especialmente los que contienen aditivos y colorantes. Teniendo en cuenta que la alimentación no siempre es suficiente para contar con unos buenos aportes que permitan proteger la flora y la mucosa digestiva, es necesario recurrir a los complementos alimenticios para alcanzar las cantidades recomendables: • Zinc: garantiza una correcta proliferación de la flora y de los linfocitos que permiten la tolerancia. Se puede incorporar a la dieta mediante un complemento minerovitamínico enriquecido con protectores antioxidantes, antiinflamatorios y desintoxicantes. • Vitamina D: antiinflamatoria y necesaria para la maduración de los linfocitos que incitan la tolerancia. • Glutamina: principal combustible de las células de la pared intestinal (enterocitos y linfocitos). • Magnesio, vitamina C y polifenoles: poseen unos potentes efectos antihistamínicos.
|El botiquín ideal para la prevención • Zinc y vitamina C: en un complejo generalista sin hierro ni cobre. • Magnesio: protege de otras muchas cosas además de las intolerancias alimentarias. • Vitamina D: pida a su médico un análisis de vitamina D plasmática y realice una cura correctiva en función del resultado. Tome, además, un complemento durante los meses fríos de unas 2000 UI al día (ó 15000 UI a la semana) hasta cumplir los 60 años, durante ocho meses al año de los 60 a los 70 años, durante diez meses de los 70 a los 80 años y todo el año a partir de los 80. Visite nuestra web: www.saludnutricionbienestar.com
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• Probióticos: realice una cura con probióticos (10 billones de UFC) en torno a una vez al año, la primera vez durante treinta días y el resto de veces durante diez días; y de glutamina en dosis más altas al inicio del invierno. Atención: la glutamina en altas dosis está contraindicada en casos de cáncer, especialmente en casos de leucemia o linfoma.
V. INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS: EL SECRETO DE UN TRATAMIENTO EFICAZ Excepto los alimentos ricos en gluten que incrementan la zonulina y la permeabilidad digestiva incluso en personas que no sufren la enfermedad celíaca, los lácteos, que no tienen ningún beneficio, los alimentos industriales que contienen aditivos y colorantes, y los alimentos ricos en histamina o tiramina, no es recomendable la eliminación de otros alimentos. Incluso si se es intolerante. ¿Cómo es posible? Esto ocurre porque la mayoría de los mecanismos de tolerancia se basan en la exposición a estos alimentos. Por tanto, si se eliminan de la dieta lo que se está haciendo es aumentar considerablemente la intolerancia a éstos. Además, si es intolerante el intestino se inflama y la barrera del mismo se vuelve más porosa y permeable, lo que significa que se puede tener una reacción a cualquier tipo de antígeno. Dicho de otro modo, hay que curar el intestino intolerante, inflamatorio y poroso para que pase a ser tolerante y se restablezca la barrera digestiva para impedir el paso de sustancias dañinas. Por ese motivo, mientras que es indispensable hacerse pruebas en caso de una auténtica alergia alimentaria, es inútil hacérselas de alérgenos alimentarios. Por el contrario, sí se puede buscar en los análisis:
• Peptiduría: para mejorar la permeabilidad digestiva y la presencia de péptidos opioides, de la que se conoce la fuente (lácteos y gluten) y ciertos efectos negativos. • Neopterina: un marcador de hiperactividad de los macrófagos, que es un signo de inflamación. • Ácidos orgánicos en orina: en ellos se pueden identificar los signos de disbiosis bacteriana o fúngica. Este examen proporciona, además, información sobre el déficit de vitaminas del grupo B y la exposición a contaminantes. • Zonulina. • Perfiles bacterianos y fúngicos de las heces. Gracias a estos datos podrá establecer una valoración de su estado y orientar el tratamiento a seguir. Por ejemplo, decidir si hay que tratar o no una disbiosis, y seguir la evolución de la misma para ver si con ese tratamiento es suficiente. En cuanto a los consejos sobre alimentación, la gestión del estrés y la reducción de elementos contaminantes en el entorno, son los mismos ya mencionados en el apartado “Medidas generales para prevenir las intolerancias alimentarias”. No obstante, deberán incorporarse con mayor intensidad; por ejemplo, añadiendo una buena cantidad de la mezcla de cúrcuma, jengibre y clavo en cada comida. Los suplementos también deberán tener dosis más altas, especialmente al principio, como tratamiento de choque: • Vitamina C y zinc: doble dosis de un complemento generalista sin hierro ni cobre. Visite nuestra web: www.saludnutricionbienestar.com
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Magnesio: un sobre por la mañana y otro por la tarde. Vitamina D: como prevención. Glutamina: una cura de 7,5 g al día durante diez días al mes. Probióticos: una cura inicial de 10 billones de UFC todos los días durante un mes y, a continuación, durante diez días al mes.
Si no fuese suficiente o en caso de brote, añada: • Polifenoles: de una a dos dosis por la mañana y al mediodía. • Ácidos grasos omega 3: de una a tres cápsulas al día. • Vitamina C (también antihistamínica): 125 mg a cualquier hora. A la hora de interrumpir el tratamiento, no debe dejarlo de repente; tome 125 mg cada dos horas y, a continuación, cada tres horas. A medida que su estado mejore, reduzca progresivamente las dosis hasta encontrar la dosis mínima con la que vea que la intolerancia se estabiliza.
VI. CINCO ASPECTOS DE LAS INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS MÁS HABITUALES Al ser las intolerancias alimentarias más extendidas en Occidente, conviene tener presentes unos cuantos consejos sobre la intolerancia a la lactosa, a los lácteos, al gluten, a la histamina o tiramina, así como a los aditivos y colorantes.
|1. Intolerancia a la lactosa En principio, después del destete siendo niños, nuestro organismo ya no puede digerir la leche. Por tanto, la actividad de la lactasa, la enzima que descompone la lactosa, está destinada a desaparecer. Sin embargo, debido al consumo de lácteos tras el destete durante miles de años, algunos individuos han podido evolucionar hasta el punto de ser capaces de conservar la actividad de esta enzima hasta la edad adulta. Estas diferencias históricas y de cultura alimentaria son la explicación de que más del 90% de los asiáticos no digieran la leche, mientras que el 95% de los escandinavos sí lo hace. Por su parte, en España más del 30% de la población ya no digiere la leche al llegar a la edad adulta. El resultado es que la lactosa no digerida se queda en el colon e inicia una fermentación que genera metano. Este metano provoca gases, además de dolor abdominal, flatulencias, a veces dolor de cabeza, sudores, vértigos, náuseas... Los síntomas aparecen de treinta minutos a dos horas después del consumo de los alimentos que contienen lactosa.
La carencia de lactasa se debe a tres posibles causas: • Un déficit congénito: es la causa menos frecuente. • Un descenso normal de la actividad lactásica tras el destete: es lo más frecuente.
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• Una alteración de la mucosa digestiva debido a una patología que reduce la actividad lactásica: gastroenteritis, enfermedad inflamatoria (enfermedad de Crohn, enfermedad celíaca...), parasitosis, toma de antibióticos, quimioterapia... ✓
Los dos primeros casos, llamados “primarios”, se pueden diagnosticar con pruebas genéticas. Para la intolerancia relacionada con un descenso de la actividad tras el destete se realiza la prueba genética LCT, ya que los portadores del genotipo C/C son intolerantes.
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La tercera causa, llamada “secundaria”, se diagnostica con el Breath Test , que mide la concentración de hidrógeno en aire expirado, y que aumenta tras la absorción de lactosa (el metano CH 4 es muy rico en hidrógeno).
La solución más directa consiste, obviamente, en evitar la lactosa. Los yogures, al estar fermentados, son menos ricos en lactosa, que se transforma en ácido láctico, y proporcionan esa ligera acidez. Sin embargo, como ya hemos visto y en mi opinión, el yogur no se merece la reputación que tiene como alimento que es bueno para la salud; menos aún cuando se le añade leche desnatada en polvo, azúcar y aditivos, además de estar en recipientes de plástico, que son alteradores endocrinos. Mucho mejor es optar por los yogures de soja, con bifidus y lactobacillus ecológicos, que ofrecen más beneficios para la salud. Existen otras dos opciones, aunque exponen al consumidor a los efectos negativos de los lácteos indicados anteriormente: tomar comprimidos de lactasa o comprar productos lácteos sin lactosa. En resumen, incluso si no es intolerante a las proteínas de la leche, es mejor que consuma lácteos de manera ocasional, ya que la intolerancia a la lactosa depende de la cantidad ingerida.
|2. Intolerancia a los lácteos También puede presentar una carencia de peptidasa , necesaria en la digestión de la caseína. O liberar, tras la digestión de una parte de la caseína (beta-caseína A1, que representa el 30% de las proteínas de la leche), casomorfina , un péptido opioide proinflamatorio que altera también el tránsito intestinal. Además de los problemas intestinales que provoca, los investigadores sospechan que estos mecanismos menos conocidos participan en los procesos patológicos de otros órganos, incluido el cerebro. Por ejemplo, el investiagdor médico Karl Reichelt ha establecido que los péptidos opioi des derivados de la caseína, pero también del gluten, desempeñan un papel importante en patologías como el autismo. De hecho, varios estudios han demostrado los beneficios de excluir los lácteos y el gluten de la dieta de personas con autismo. En 2014, el investigador Trivedi descubrió un nuevo mecanismo mediante el cual los opioides pueden provocar efectos patógenos: inhiben la absorción de la cisteína , un aminoácido azufrado indispensable para multitud de funciones, entre ellas producir glutatión (GSH), un antioxidante que lucha contra la inflamación, siendo considerado el desintoxicante universal y a la vez un activador de los glóbulos blancos. También afirmó que este mecanismo puede generar modificaciones en la expresión de los genes, lo que recibe el nombre de epigenética. Por otro lado, se ha demostrado que la caseína , rica en lisina, aumenta la absorción de las grasas de una comida, lo que resulta útil para que el lactante crezca rápidamente, pero que a la larga contribuye a un riesgo de sobrepeso.
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Por último, existen multitud de contaminantes en la leche: alteradores endocrinos, medicamentos, metales pesados... y además en niveles sorprendentes, lo que contribuye a que se produzca inflamación y la alteración de la flora, con todo lo que ello supone, como es provocar intolerancias alimentarias. Todo esto implica, como resumen, que los lácteos deben clasificarse como un producto para consumir de forma puntual y que debe desaparecer esa imagen errónea que se tiene de que es un alimento saludable.
| 3. Intolerancia al gluten El gluten es en realidad una mezcla de prolaminas y gluteninas, que son dos familias de proteínas. Algunas proteínas de la familia de las prolaminas se encuentran en muchos cereales: la gliadina en el trigo, la espelta y el kamut; la secalina en el centeno, y la hordeína en la cebada. Por su parte y por regla general, las gluteninas son menos agresivas. Si la alergia al gluten, la enfermedad celíaca, no presenta ninguna duda acerca de su existencia, la presencia de una intolerancia no celíaca al gluten sigue siendo objeto de debate entre los expertos. Sin embargo, las últimas publicaciones inclinan la balanza a favor de su existencia. Así ha ocurrido con el descubrimiento de que la gliadina aumenta la zonulina, un factor que provoca una permeabilidad digestiva anormal; de esta forma, se pueden identificar las intolerancias no celíacas al gluten. Los líderes en investigación en este ámbito son, en su mayoría, italianos, lo que tiene bastante lógica, pues es a quienes más afecta: entre la pasta y la pizza, son los mayores consumidores de gluten del mundo. Varios investigadores italianos estudiaron durante diez años a 276 pacientes que padecían trastornos funcionales producidos por el consumo de trigo, y que mediante test de exclusión y de hiperreactividad compararon con 100 personas que tenían la enfermedad celíaca y con 50 afectados por la enfermedad de colon. El estudio, publicado en 2012 en la revista de referencia American Journal of Gastroenterology , determinó la existencia de una intolerancia no celíaca al gluten. En otro estudio italiano doble ciego, publicado en 2016 y realizado en base a 134 pacientes que padecían trastornos digestivos funcionales, se comprobó que el estado de salud de 101 de ellos mejoró al seguir una dieta sin gluten. Y en una segunda parte de la investigación, cuando 98 de ellos fueron expuestos de nuevo al gluten, 28 sufrieron una recaída. Por otro lado, en un estudio iraní llevado a cabo en 2015 en 72 pacientes con enfermedad inflamatoria del colon, los investigadores descubrieron que la mayoría eran, en realidad, sensibles al gluten. Por último, un equipo australiano documentado por el Spielberger State Trait Personality Inventory (STPI) demostró que, al aplicar un test de hiperreactividad doble ciego al gluten en pacientes con trastornos digestivos funcionales, supuso un descenso significativo del estado de ánimo.
Los principales síntomas de la intolerancia al gluten son: • • • •
Hinchazón y dolor abdominal (80%). Problemas del tránsito digestivo (70%). Náuseas (20%). Cefaleas (23%).
El diagnóstico se estableció excluyendo la enfermedad celíaca y buscando anticuerpos antigliadina; sobre todo se encontraron IgG y, en menor frecuencia, IgA.
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Cabe destacar también la presencia de grupos HLA DQ2 ó DQ8 en el 44% de los casos y, con una mayor frecuencia que en el 66% restante, antecedentes familiares de enfermedad celíaca o enfermedades autoinmunes. También se detectó la presencia de anticuerpos, especialmente antinucleares, en el 28% de los casos (los pacientes desarrollaron, más o menos en la misma proporción, patologías autoinmunes). Por último, las biopsias mostraron una infiltración de la mucosa, del duodeno y del colon por glóbulos blancos de tipo eosinófilos. En resumen, excluir el gluten de la alimentación implica una mejoría en los pacientes, mientras que en las investigaciones en las que se realizan exposiciones al gluten contra placebo en doble ciego (ni el paciente ni el médico saben cuáles son las cápsulas que contienen gluten y cuáles contienen placebo) su consumo provoca recaídas. Ésta es la prueba determinante. Pero el tratamiento no debe consistir solamente en evitar el gluten, y que además no debe ser tan estricto como en el caso de la enfermedad celíaca. Esta medida debe ser combinada con el protocolo global para las intolerancias alimentarias que ya ha visto anteriormente. Por mi parte, desaconsejo el consumo de productos sin gluten, incluso si son ecológicos, ya que incluyen los mismos ingredientes nefastos de la industria agroalimentaria: azúcares rápidos, grasas saturadas, sal, moléculas de Maillard. Opte mejor por los productos sin transformar.
|4. Intolerancia a la histamina y a la tiramina Algunos alimentos que contienen histamina pueden desencadenar trastornos muy similares a los que hemos visto. La intolerancia a la histamina puede generarse en personas portadoras de genes que sólo permiten una actividad reducida de la enzima DAO (diamino oxidasa) que degrada la histamina en el tubo digestivo. Afecta a entre el 1 y el 2% de la población, del cual el 80% son mujeres.
Los síntomas de la intolerancia a la histamina son: • Flatulencias, colon irritable, diarrea, estreñimiento, vómitos, dolor abdominal y ardor de estómago. • Picor, erupciones cutáneas, eccema, urticaria e inflamación de párpados. • Goteo de nariz, obstrucción nasal, dificultad respiratoria y asma. • Mareos. • Migrañas. • Tensión arterial inestable, taquicardia y arritmia cardíaca. • Dismenorrea (reglas dolorosas provocadas por el efecto espasmódico de la histamina sobre el útero). • Reacciones intensas a las picaduras de los insectos. • Intolerancia a los medios de contraste (sustancia administrada por vía interna para que, a la hora de hacer una radiografía o TAC, ciertos tejidos sean más visibles) y a la anestesia local. • Intolerancia a los AINEs (inflamatorios no esteroideos).
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El alcohol aumenta las reacciones de la intolerancia a la histamina, así como ciertos medicamentos inhibidores de las aminas oxidasas. En especial ocurre con los antibióticos: ácido clavulánico, doxicilina, isoniacida, metoclopramida, verapamil y prometacina. Para establecer el diagnóstico se mide simultáneamente la actividad de la enzima DAO y la histamina y, a continuación, se puede averiguar el genotipo. Con respecto al tratamiento este consiste, además de seguir el protocolo general, en evitar alimentos ricos en histamina : • • • • • • • • • • • • • • •
Vinagre. Quesos fermentados: camembert, cheddar, emmental, gouda, parmesano y roquefort. Salchichón, jamón y embutidos envasados. Pescado congelado, seco o ahumado, además de huevas y conservas de pescado. Atún, sardinas, salmón, anchoas, caballa y crustáceos frescos. Hígado de cerdo. Carne de res. Clara de huevo. Bebidas alcohólicas, fermentadas o destiladas: cerveza, vino y licores. Chucrut. Espinacas, tomate, guisantes y col. Mermeladas, helados y sorbetes y demás productos con cítricos. Fruta fresca y zumos: cítricos, plátanos y fresas. Frutos secos: nueces, avellanas y cacahuetes. Chocolate.
El magnesio, la vitamina C y los polifenoles tienen efectos antihistamínicos, por lo que es recomendable añadir un complemento de manera preventiva : • Vitamina C: 125 mg cada 2-3 horas. • Un magnesio no laxante liposoluble combinado con taurina. • Polifenoles en dosis altas por la mañana y al mediodía (por la noche los polifenoles son demasiado dinamizantes).
En caso de reacción: • Vitamina C: 125 mg a cada hora. • Complejo de magnesio liposoluble (antihistamínico natural): un sobre por la mañana y por la tarde. • Polifenoles: dos dosis por la mañana y al mediodía. También se puede tener reacción a los alimentos ricos en tiramina : • Quesos: cheddar, gruyere, emmental, brie, camembert y parmesano. • Pescados: arenque ahumado (en salazón y seco), atún y caviar. Visite nuestra web: www.saludnutricionbienestar.com
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• Embutido: salchichas fermentadas, salami... • Bebidas alcohólicas: vino tinto y blanco. • Verduras: patatas, tomates, col, espinacas y pepinos. • Otros: chocolate, carne de caza madurada, uvas pasas, extractos de levaduras... Pero ocurre lo mismo con los alimentos que contienen salicilatos: pepinos, hierbas y especias, vinagre blanco, regaliz, menta, ciruelas, frambuesas, fresas, achicoria, endivias, aceitunas verdes, pimientos, rábano, calabacín, salsa de tomate, té, almendras, cacahuetes, miel, productos a base de hierbabuena, oporto, ron... Hay tantos que realmente la mejor solución es intentar la desensibilización. Y la lista no termina aquí, pues también se incluyen los alimentos que contienen sulfitos: orejones, vino blanco, champán, sidra, cerveza, aperitivos, refrescos, zumos industriales de cítricos, embutido, chucrut, pepinillos, cebolla encurtida, aceitunas, salsas en botella, patatas fritas, pizzas congeladas, quesos para untar, purés en copos, verduras crudas y ensaladas listas para tomar... Y algunos medicamentos también los contienen.
| 5. Intolerancia a los aditivos y a los colorantes Existen muchos aditivos y colorantes que se consumen de forma individual o combinados con otros alérgenos alimentarios o contaminantes. De momento se sabe poco sobre el “efecto cóctel” de esta combinación, pero de manera individual estos aditivos y colorantes pueden ocasionar no sólo reacciones a corto plazo, sino que también contribuyen a que se desarrollen patologías crónicas como el autismo. Además, está probado que algunos colorantes, como los rojos con los que se elaboran esas hermosas cerezas para los cócteles, son cancerígenos. Los más comunes son:
• Aditivos: glutamatos (E620 a 625), benzoatos (E210 a 219), sulfitos (E220 a 228), nitritos (E249 a 252), aromas de vainilla (aroma “natural” de vainilla, aromas artificiales, vanillina, etilvainillina, metilvainillina…) • Colorantes: tartracina (E102), rojo cochinilla (E124), azul patentado (E131), amarillo anaranjado S (E101), azorrubina (E122)… Puede realizarse las llamadas pruebas cutáneas de provocación y de detección de anticuerpos IgG, orientados a los aditivos y a los colorantes. No obstante, los alergólogos ponen en duda la validez de los IgG, ya que consideran que las pruebas cutáneas y de provocación son las más fiables. También hay medicamentos que contienen colorantes; por ejemplo, el rojo cochinilla. En la categoría de desencadenantes de intolerancia también podrían incluirse muchos edulcorantes, ya que éstos alteran la flora digestiva (lo que ya supone un factor de riesgo de intolerancia alimentaria) y reducen la tolerancia a la glucosa, hasta el punto de que se ha podido constatar un claro aumento del riesgo de diabetes entre los consumidores de refrescos light . La principal solución para las alergias e intolerancias alimentarias es el sentido común; es decir, identificar y evitar los alimentos que las causan. Sin embargo, además de estas medidas, la prevención para no desarrollar nuevas alergias o intolerancias reside en la adopción de un régimen alimentario que permita que el vientre pueda combatir eficazmente las agresiones alimentarias.
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ALERG IA •
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Principales fuentes bibliográcas. bibliográcas Para saber más sobre…
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CÓMO TRATAR LAS ALERGIAS ALIMENTARIAS • Nathalie Cayot, et al. Allergies et intolérances alimentaires, fiches pratiques sur les 14 allergènes majeurs . Dunod 2016. • Florence Arnaud, et al. Intolérances alimentaires, sensibilités, allergies – comprendre (et vivre avec). Terre Vivante 2016. • Catherine Bonnafous. Les Allergies et intolérances alimentaires . Grancher 2016. • Stéphane Nancey, et al. Allergie et intolérance alimentaire chez l’adulte. Post’U 2013; 165-176. • Food Allergy and Anaphylaxis Alliance: www.foodallergyalliance.org • Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación. Allergie & intolérance aux aliments [Alergias e intolerancia a los alimentos]: www.eufic.org • Dunstan JA, et al. Does fish oil supplementation in pregnancy reduce the risk of allergic disease in infants ? Curr Opin Allergy Clin Immunol 2005, 5(3): 215-21. • Prescott SL, et al. N-3 polyunsaturated fatty acids and allergic disease. Curr Opin Clin Nutr Metab Care 2004; 7(2): 123-9. • Prescott SL. Early origins of allergic disease: a review of processes and influences during early immune development. Curr Opin Allergy Clin Immunol 2003; 3(2): 125-32.
DIAGNÓSTICO DE LAS INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS • Alessio Fasano. Intestinal Permeability and its Regulation by Zonulin: Diagnostic and erapeutic Implications. Clin Gastroenterol Hepatol 2012, 10(10): 1096-1100. • El laboratorio Philippe Auguste mide la peptiduría y los ácidos orgánicos en la orina: Laboratoire Philippe Auguste 119 avenue Philippe-Auguste 75011 París 01 43 67 57 00
[email protected] • Los laboratorios Réunis (Luxemburgo, Bélgica y Francia) miden la zonulina en las heces, al mismo tiempo que realizan un análisis bacteriológico de las heces (Florinscan Plus): Laboratoires Réunis, 37, rue Bureau 4620 Fléron – Bélgica +32 4 227 15 15, www.laboreunis.be • Laboratoires Réunis 38, rue Hiehl - Z.A.C. Laangwiss 6131 Junglinster Luxembourg +352780 290 -1 www.labo.lu •
[email protected]
ANÁLISIS, PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LAS INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS • www.pourlascience.fr/ewb_pages/a/actu-l-alimentation-change-la-flore-intestinale-25654. php#EIAFgKEFD75zwriC.99 Visite nuestra web: www.saludnutricionbienestar.com
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INTOLERANCIA A LOS LÁCTEOS • Sebely Pal, et al. Milk Intolerance, Beta-Casein and Lactose. Nutrients 2015; 7(9): 72857297. • Malav S Trivedi, et al. Food-derived opioid peptides inhibit cysteine uptake with redox and epigenetic consequences. J Nutr Biochem 2014; 25(10): 1011-1018. • Karl L Reichelt, et al. Peptides’ role in autism with emphasis on exorphins. Microb Ecol Health Dis 2012; 23: 10. • Claire Millward, et al. Gluten- and casein-free diets for autistic spectrum disorder. Cochrane Database Syst Rev 2008; (2): CD003498.
EL TRATAMIENTO DE LA INTOLERANCIA AL GLUTEN • Carroccio A, et al. Non-celiac wheat sensitivity diagnosed by double-blind placebo-controlled challenge: exploring a new clinical entity. Am J Gastroenterol 2012; 107(12): 1898906. • Molina-Infante J, et al. Systematic review: noncoeliac gluten sensitivity. Aliment Pharmacol er 2015; 41(9): 807-20. • Shahbazkhani B, et al. Non-Celiac Gluten Sensitivity Has Narrowed the Spectrum of Irritable Bowel Syndrome: a Double-Blind Randomized Placebo-Controlled Trial. 2015 Nutrients; 7(6): 4542-54. • Luca Elli, et al. Evidence for the Presence of Non-Celiac Gluten Sensitivity in Patients with Functional Gastrointestinal Symptoms: Results from a Multicenter Randomized Double-Blind Placebo-Controlled Gluten Challenge. Nutrients 2016; 8(2): 84. • Carroccio A, et al. High Proportions of People With Nonceliac Wheat Sensitivity Have Autoimmune Disease or Antinuclear Antibodies. Gastroenterology 2015; 149(3): 596-603.e1. • Peters SL, et al. Randomised clinical trial: gluten may cause depression in subjects with non-coeliac gluten sensitivity - an exploratory clinical study. Aliment Pharmacol er 2014; 39(10): 1104-12. • Lista de cereales y amiláceas sin gluten: http://blogbionaturelle.canalblog.com/archives/2008/08/26/10352709.html
INTOLERANCIA A LA HISTAMINA Y A LA TIRAMINA • Maintz L, et al. Histamine and histamine intolerance. Am J Clin Nutr 2007; 85: 11851196. • Schwelberger HG. Histamine intolerance: a metabolic disease? Inflamm Res 2010; 59(Suppl 2): 219-221. • www.histamineintolerance.org.uk/about/ • www.santeweb.ch/santeweb/Sujets_Prioritaires/Alimentation_allergie_intolerance/Maladies/Qu_est_ce_que_l_histamine_Qu_est_ce_que_l_intolerance_l_histamine.php
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• Genny Masterma. What HIT me? Living with Histamine Intolerance: a guide to diagnosis and management of HIT – a patient’s point of view. 2011.
INTOLERANCIA A LOS ADITIVOS Y COLORANTES • Artículo muy completo: www.allergienet.com/conservateurs-allergie/ • www.huffingtonpost.fr/2012/11/27/10-additifs-alimentaires-plus-nocifs-poursante_n_2198773.html • Corinne Gouget. Additifs alimentaires danger ! . 2014. • Y Yamakawa, et al. Cochineal extract-induced immediate allergy. J Dermatol 2009; 36(1): 72-74.
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