HUMILLADOS EL CLAMOR Y GUERRA ESPIRITUAL De Carlos Anacondia Somos Reyes y Sacerdotes Gozamos de las riquezas pero también de sacrificio. Como Reyes tenemos privilegios, funciones, beneficios y promesas. Pero como Sacerdotes nuestra responsabilidad es ponernos entre Dios y el hombre haciéndonos cargo de los pecados del pueblo. (Apocalipsis 1:6;) Exponiéndonos delante de Dios. Como Moisés clamaba a Dios por su pueblo en el desierto que sufría sed y hambre (Éxodo 32:31-32; Números 21:7). Como Daniel clamaba por los pecados cometidos por el pueblo ofreciendo su ayuno, lloro y ceniza para el perdón (Daniel 9:3-5; Daniel 9:16-17). Otros tantos como Abraham, Débora, Jeremías, Joel, Elías, cumplieron la función de Sacerdotes; se pusieron en la brecha delante del Señor (Ezequiel 22:30).
Clamar y buscar Es realizar la oración e intercesión profunda, llorando, clamando y gimiendo en el altar de Dios (Hebreos 5:7). La oración nacida del corazón es la que recibe respuesta por parte de Dios como la que hizo el publicano (sabiendo que nada somos ante El) y fue oído antes que el fariseo (Lucas 18:10-14). Derramar nuestra alma en llanto (Salmos 126:5); No es orar por orar y repetir peticiones, debemos sentir el dolor por lo cual estamos pidiendo, sentir los alaridos, gritos de temor, pánico, dolor y desesperación de las personas en necesidad porque el mundo gime… son los drogadictos despedazados, los matrimonios destruidos, niños abandonados, mujeres solas, golpeadas y violadas. Clamor = es un grito fuerte, lastimero, se produce con vigor y esfuerzo. Es voz de lástima. Ruego= petición hecha al fin de alcanzar lo que se pida.
Guerra Espiritual Oremos con autoridad decimos en voz alta: ¡Diablo suelta las almas que tienes atrapadas! ¡Los hogares que tú has destruido, los drogadictos y alcohólicos que tienes presos en los vicios, los homosexuales, las prostitutas, los ladrones, los homicidas y todos los pecadores que tienes en tus garras!. La guerra espiritual = es un combate, batalla, pelea cuerpo a cuerpo contra el diablo y su ejército.
La Oposición
Tendremos oposición. Satanás se opone al avance del Reino de Dios y envía a sus huestes de maldad, poniendo argumentos en las mentes de las personas (2Corintios 10:4-6). Pero nosotros NO entramos en discusiones con la gente porque sabemos que detrás de los hombres hay legislaciones y gobiernos. (Efesios 6:12). El diablo se opone como lo hizo el príncipe de Persia cuando Daniel oró a Dios, el diablo actuó frenando la respuesta de Dios robando la bendición. El diablo aprovecha cuando en el hombre hay incredulidad, falsa seguridad, distracción, desánimo. Observe que cuando oró Daniel durante 21 días el Príncipe de Persia se opuso, había un poder espiritual detrás del imperio Persa (Daniel 10:13). El mundo natural en que vivimos, no es solamente el mundo material que aparenta ser. El mundo está gobernado en realidad por huestes de maldad en las regiones celestes. Por eso la iglesia tiene que orar, ayunar, de rodillas, con gemidos, clamor, lágrimas y llantos para interceder por las personas (Hebreos 5:7). Humillarnos como se humillo Daniel (Salmos 51:17), del mismo modo como sucedió con Daniel Dios mandará sus ángeles para pelear la buena batalla en los cielos y obtendremos la victoria (Daniel 10:20).
Territorio Como iglesia tenemos que pedir que la tierra sea sanada por el Señor, de derramamientos de sangre y maldición para que el evangelio sea proclamado con libertad. La tierra ha sido llena de maldición por pecados, idolatría y aún pactos. Para que el evangelismo se lleve a cabo primero hay que orar, interceder, reprender al diablo, para liberar el territorio donde se quiere predicar, no estarse quieto. En la lucha de intercesión, oramos, gemimos, lloramos, reclamamos. La intercesión no es una oración fría e indiferente. Porque Dios reclama aquella oración que sale de lo más profundo de conocer el dolor del prójimo, de la compasión, que salga del corazón. Tenemos autoridad para ordenarle a Satanás en el nombre de Jesús que suelte: ¡Satanás suelta a esta ciudad, suelta a los que tienes encadenados! (Lucas 22:4) Como resultado de la intercesión intensa cuando los príncipes de las tinieblas están atados, sus soldados ya no pueden recibir órdenes y están confusos. Un ejército vencido huye y deja tiradas sus armas, ya no puede volver a atacar. Si no hacemos batalla y no pedimos por Fe lo que Dios nos está dando, si nos quedamos sin orar, sin gemir, sin reprender al diablo, no habrá resultados. La guerra se gana desde el aire y con ataque terrestre, persona a persona. Si peleamos en oración y no evangelizamos no alcanza. Así como evangelizar sin hacer la previa batalla espiritual tampoco será eficaz para ver miles y miles corriendo y convirtiéndose a los pies de Jesús.
Conocer al Adversario
Satanás se opone (Lucas 14:31) El diablo y su ejército son nuestros enemigos y como sabemos ya fueron derrotados y vencidos por Jesús. Jesús nos dio la autoridad para que también nosotros venzamos. No somos inmunes (1 Pedro 5:8; Juan 10:10). Siempre seremos blanco y objetivo de las manipulaciones del diablo (Efesios 4:27). Brujos, espiritistas, y satanistas son usados por el diablo para atacar a los cristianos. Pidamos que se arrepientan con la sangre de Cristo y se postren al Nombre sobre todo Nombre. También curanderos, adivinos y sectas. (Marcos 15:16-18). Las señales seguirán a los que creen, por eso tenemos que convencemos que tenemos la autoridad y por estas señales no hay diablo que pueda hacernos frente. Ni los demonios, ni Satanás desoyen la orden en el nombre de Jesús. Satanás no puede tocarnos ni un cabello sino le abrimos las puertas con el pecado.
Ejército de Satanás Satanás usa la ignorancia de su existencia y el temor en la gente. Existe un reinado sobre la tierra (Lucas 4:6; Juan 12:32; Job 1:7) Satanás es el jefe supremo (Mateo 9:34) tiene a su mando un ejército de tinieblas (Salmo 78:49). 1) Principado = es el poder sobre una Nación. 2) Potestad = es una autoridad y dominio sobre una jurisdicción. 3) Gobernadores = es un poder sobre una provincia, región, ciudad o barrio de menor jerarquía que la potestad 4) Huestes = solados de un ejército, secuaces enviados a combatir usados para hurtar, mentir, matar y destruir
El Reino y los Ángeles El ejército de los cielos. Ángeles, arcángeles, querubines, serafines y El Señor envía legiones de ángeles para que acudan a ayudarnos (Salmos 34:7). Pertenecemos al Reino de Dios (1 Juan 5:19) Los ángeles del cielo nos rodean día y noche. Cuidado que no hay medias tintas para Dios, tampoco tibieza (Mateo 12:30). Por más bondad de la persona sino pertenece a Cristo pertenece al diablo. Y eso le da libertad a los demonios para atacar.
Autoridad de Satanás No importa si creemos en la existencia de Satanás o no. El mayor engaño de los últimos tiempos es negar que exista el diablo y que sea real. El es el dios de este siglo y príncipe de las tinieblas; toda potestad y reinos de este mundo le habían sido entregados (Lucas 4:5-8). Todos los reinos de la tierra implican el mundo entero y sus naciones. En el diseño original Dios había creado la tierra
para el Hombre (Génesis 1:28). Entonces Dios entregó a Adán y Eva toda autoridad. Les dijo señoread, sojuzgad, disponed y haced (Génesis 9:1-2). Pero a Noé ya no le dijo sojuzgad porque la corona había caído de la cabeza del Hombre (Lamentaciones 5:16). Las posesiones, dominios y territorios fueron cedidos al diablo, quien es nuevo rey y dueño. El hombre se hizo esclavo de Satanás por causa de su desobediencia (Romanos 5:12) (Romanos 6:23). Pero esto no fue para siempre porque Jesús pagó la deuda (Colosenses 2:13,14; Juan 19:30). Aunque somos dueño de todo mientras somos niños somos esclavos del maligno porque creemos sus engaños y mentiras ().
Deuda saldada Jesús saldo la deuda que teníamos con Dios. La sangre de Jesús derramada en la cruz del calvario hace tanto tiempo es la que hoy salda toda nuestra deuda y nuestras faltas ante Dios. Fue en la cruz que Jesús recuperó lo que el hombre había perdido “consumado es…” (Juan 19:30) ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (1 Corintios 15:55-57). La muerte no detuvo a Jesús porque él no tenía pecado. Jesús arrebató a Satanás las llaves y las escrituras de la tierra. Jesús recuperó lo que el hombre había perdido. (Romanos 5:19).
Obra Redentora de Jesús En Cristo todos serán vivificados (1 Corintios 15:22). Jesús derribó todo lo que nos separaba del Padre. Antes de la venida de Jesús, el hombre para entrar a la presencia de Dios tenía que ofrecer sacrificios. El pecado que cometieron Adán y Eva les robó la comunión con Dios, el poder hablar cara a cara con su creador. Hoy el camino está abierto para todos en Jesús.
La Autoridad pertenece a la iglesia La biblia distingue entre creación e Hijos de Dios. Y ha delegado la autoridad a la Iglesia, no una autoridad humana sino espiritual dada por Jesucristo. En la unión del cuerpo de Cristo hallaremos la mayor autoridad para sucumbir al mundo de las tinieblas. La autoridad para atar al diablo y todas sus huestes y desatar las bendiciones abundantes y sobrenaturales de Dios sobre nuestras vidas. (Mateo 18:18-20). Como iglesia de Cristo no existen límites para ejercer esta autoridad. (Santiago 4:7) Tenemos la autoridad para vencer la tentación y derribar al diablo en todos los ámbitos de nuestra vida, matrimonio, hijos, trabajo, estudio, salud,…, una vida completa de victoria.
Propósito de la autoridad “Me ungió y me envió” (Isaías 61:1). Cuando comisionó a los 12: “Sanad a los enfermos, resucitad muertos, echad demonios, dad gracia” (Mateo 10:8). Cuando da instrucción a los 70: “He aquí os doy potestad y nada os dañará”(Lucas 10:19). La gran comisión es el propósito por el cual tenemos
autoridad “Id y predicad a toda criatura… Y estas serán las señales a los que creen; en mi nombre echarán fuera demonios, nuevas lenguas, tomaran serpientes en sus manos y nada los dañara” (Marcos 16:15-18). Sanando enfermos y realizando milagros.
El hombre fuerte Es un hombre poseído por Satanás que opone resistencia al evangelio no le agrada lo que hacemos y ofrecerá oposición. Tiene dominio sobre todos los principados. Hay que decirle “”Satanás, diablo te ato en el nombre de Jesús, te quedas inmóvil” “Hombre fuerte te sujetas y obedeces mi orden dada en el nombre de Jesús” “Si hoy no te arrepientes, este es el último día de tu vida porque dios te lleva”. No tenemos autoridad humana pero si toda autoridad dada a la iglesia por Jesucristo, aún recién convertido si tenemos Fé y santidad. La autoridad es para todos los que creen, implica conocer la perfecta voluntad de Dios para ejercer dominio. No en nuestro parecer sin consultar a Dios, no es así. La biblia nos enseña como vivir y comportarnos para tener autoridad. Debemos sujetarnos a su autoridad primero. El diablo respeta la autoridad y no obedece si ve que uno quita al otro la autoridad. Cuando uno toma la autoridad los demás se quedan quietos, tranquilos, nadie habla, ni interfiere.
Liberación Dios desata las ligaduras de los oprimidos, de los subyugados por el poder del diablo. Rompe las cadenas que destruyen la vida de las personas. También tienes poder para echar fuera demonios como los 12 y los 70 ejercían la autoridad sobre el mundo espiritual. Potestades comienzan a poner obstáculos, barreras e legiones de demonios vienen a contrarrestas nuestro avance para que el evangelio no sea predicado (nubes, oscuridad, viento extraño) por ejércitos de Dios.
Destrucción de congregaciones y dividiéndola División de la iglesia: Para conseguir que no trabajen unidos. Rencor y raíces de amargura, pecados del pasado. Comentarios de lo que pasa de una congregación a otra, celos, envidias. Resaltar las diferencias de doctrina que profesan. Contienda y división. Destrucción con alcohol, sexo y enfermedad. Impidiendo el surgimiento de nuevos siervos. Imposibilitar económicamente. Dios quiere que sean uno para que el mundo crea. Diferentes denominaciones realizando actividades en conjunto. Dile a mi iglesia que tumbe toda barrera, todo cerco, todo vallado que los separa de aquellos que tienen hambre y sed, no de pan y de agua, sino de dios. Si amamos a las personas tendrán que ir al campo del diablo y arrebatarle
las almas que tienen cautivas. No podemos estar allí con las manos vacías desprovistos de armas. (Romanos 10:14) Como creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? Si sentimos temor de hablar, no lograremos evangelizar al mundo como Jesús nos mandó. La responsabilidad de evangelización depende de nosotros y no de las personas que tienen que oír (2 Corintios 4:3,4). Diablo segó la mente y el entendimiento de los incrédulos con espíritu de incredulidad o dureza de corazón. ¡Satanás demonio de incredulidad suelta las mentes! Entonces la luz del evangelio resplandece.
Arrebatamos al diablo No podemos orar al Señor pidiendo que el haga lo que nos corresponde a nosotros y sentarnos a esperar que las cosas ocurran. Nosotros en el nombre de Jesús debemos accionar. Vamos a reclamar por nuestra ciudad y nación pero también vamos a luchar. Se lo tenemos que arrebatar, Satanás no va a regalarnos nada. ¡Satanás suelta la ciudad! ¡Principados y potestades fuera! Gente vendrá corriendo a los pies de Jesús. Esta ciudad será transformada por la luz del evangelio. Cuando el hombre fuerte pierde autoridad, cuando la iglesia está unida, el príncipe es atado, cuando los principados son arrojados. La gente comienza a creer. El Dios de este siglo pierde autoridad sobre las mentes y el evangelio resplandece. Hebreos 5:7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.
Victoria en nuestras manos Veremos las multitudes y diremos: “Jesús te ama”. Dios tiene compasión por nuestra tierra y gente. Tenemos facultad como cristianos de conquistarla tierra. Verdad de dios proclamada a los cuatro vientos para que Satanás calle sus mentiras, la verdad derriba obstáculos, las paredes no detienen nuestras palabras. En el norte, sur, este y oeste se oirá el mensaje del evangelio. Pelemos con arrojo, valor e intrepidez (Hechos 4:29,30)
Madurez espiritual Satanás nos lastima, nos molesta como niños recién nacidos dependemos como bebé de pecho de nuestro sustento. Nuestra capacidad es limitada aunque tengamos todo a nuestra disposición porque somos herederos (Gálatas 3:29; 4:1) Vivimos como esclavos aunque somos herederos. Se requiere madurez para ejercer la autoridad que Jesús nos entregó. Contrario a la inmadurez que se ve reflejada cuando no se obtiene la libertad para vivir una
vida plena. Las circunstancias los dominan y lo llevan de un lado a otro sin poder avanzar. “deberíamos estar ocupados en señorear el mundo espiritual” en cambio estamos distraídos y preocupados por: el pecado, dolor, sufrimiento, egoísmo, orgullo, celos, envidias, chismes, falta de perdón…. Cosas menores. Dejar las cosas menores, comenzar a mirar a Jesús, amar y trabajar juntos. Cristo lo enseño a sus discípulos… debemos madurar y crecer en el Señor, para ser señores, para tomar y aplicar la autoridad que Dios nos ha dado en Jesús. Iglesia generadora de bendición, destruir y revertir la obra del maligno. La autoridad fue dad ya, solo resta que crezcamos en dios y comencemos a aplicarla (Gálatas 4:7). Creer que Jesús nos las dio ya. Cada principio bíblico que Dios nos dejó en su palabra no es solo para ser conocido, sino para ser creído y aplicado. Podremos vivir conforme a lo que el ES nos ha enseñado. Las promesas se hacen reales. Las promesas se hacen reales en nuestra vida. Es hora de madurar como iglesia. Que la gloria de Dios se manifieste, se refleje en nosotros y por nosotros. Es tiempo de tomar nuestro lugar. Jesús ya estableció para nosotros un destino de victoria y para nuestro enemigo un destino de fracaso. ¿Qué harás con lo que Dios te ha dado y por lo cual entregó su vida? Sanar enfermos, liberando, haciendo maravillas y milagros.