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• atapuerca • Altamira • Menorca
talayótica • nuMancia • Ullastret • empúries • dama de elche • tárraco • itálica • segóbriga • Mérida • Teatro de sagunto • torre de Hércules • acueducto de segovia
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Edición coleccionistas
4,95 e Canarias: 5,10 e
el origen
detectives del pasado ¿Quiénes dieron impulso a nuestra arqueología?
toP 20 de la arqueología en
esPaña
editorial
especial DIRECTORA Isabel Margarit REDACTORA JEFE Empar Revert REDACCIÓN Francisco M. Hoyos, Cristina Puig Soler MAQUETACIÓN Mercedes Barragán DISEñO Feriche & Black (2008) Publicidad DIRECTORA COMERCIAl Verónica Lourido JEFE PUBlICIDAD Pilar Pérez COORDINADORA Trini Calzado Av. Diagonal, 662664, 2.ª pl. 08034 Barcelona Tel.: 93 492 69 27 Edita: PRISMA PUBlICACIONES 2002, S. l. Edificio Planeta. Av. Diagonal, 662664, 2.ª pl. 08034 Barcelona Tel.: 93 492 68 73 Fax: 93 492 66 88 www.prismapublicaciones.com Email:
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Grupo Planeta está editada y publicada por Prisma Publicaciones 2002, S. L. bajo licencia de Mundo Revistas, S. L. U. Av. Diagonal, 477, 16.ª pl. 08036 Barcelona, España. historia y vida es una marca registrada de Mundo Revistas, S. L. U. y está utilizada bajo contra to de licencia. Copyright © 2014.
historia y vida
CONSEJO DE REDACCIÓN Màrius Carol, José Manuel Cuenca, Juan Eslava, Nazario González, M. Ángeles Pérez Samper, Antonina Rodrigo, Josep Tomàs Cabot Atención al cliente y suscripciones DYRSL. Teléfono: 902 180 830 E-mail:
[email protected] Depósito legal: B.87841968. ISSN: 00182354 Fotomecánica: FOINSA Imprime: Imprenta Rotocayfo (Impresia Ibérica) Distribuye: LOGISTA Revista controlada por
piedras
que hablan
E
spaña se encuentra entre los primeros destinos arqueoturísticos del mundo y, sin embargo, algunas joyas de este patrimonio siguen siendo poco conocidas para el gran público. “Tenemos una gran cantidad de sitios adaptados a la visita, centros de interpretación, museos arqueológicos... Pero nos falta llegar aún más a la socie dad”, afirmaba el pasado año, en unas declaraciones a La Vanguardia, Jordi Juan Tresserras, profesor de Gestión de Patrimonio y Turismo de la Universidad de Barcelona. La trayectoria de la arqueología en nuestro país ha sido errática. Antes de que los arqueólogos comenzaran a excavar, poco se sabía con certeza de las grandes civilizaciones de la antigüedad. Desenterrar el pasado a través del estudio de los restos materiales descubiertos es la finalidad de esta ciencia, cuyo impulso en España llegó en el siglo xviii, bajo el reinado de Carlos III. Los hallazgos en Pompeya y Herculano, auspiciados por el monarca, revolucionaron los conoci mientos sobre el mundo clásico. Pero los inicios de la siguiente centuria estuvieron marcados por la guerra, el expolio y la ausencia de nuevos tesoros. A imitación de Europa, la segunda mitad del xix vio surgir instituciones como el Museo Arqueológico Nacional, que ejercieron un importante papel en la organización de misiones científicas en toda la geografía española. Es en esta época cuando se inicia el estudio prehistórico, aunque los primeros que se intere san por esta disciplina no son académicos, sino geólogos e ingenieros vinculados a las obras públicas de aquel período. También entonces se intensifica la presencia de especialistas ex tranjeros, que mantienen pugnas con expertos nacionales respecto a la autenticidad de algu nos descubrimientos tan relevantes como las pinturas de Altamira. Tras la Guerra Civil, la institucionalización de esta disciplina y la progresiva adaptación de las nuevas tecnologías cimentó la arqueología académica e incre mentó el número de hallazgos, aunque sin tener demasiado en cuenta la función social de la arqueología. Hoy en día, muchas entidades han apostado por experiencias más creativas para atraer al público. Pero se necesita, sobre todo, educar una sensi bilidad que valore y preserve un patrimonio que es el de todos.
Esta revista ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Texto: Isabel Margarit, directora
Para opinar sobre la revista puedes escribir a
[email protected] PORTADA La Dama de Elche, hoy en el Museo Arqueológico Nacional.
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historia y vida
También disponible en
especial arqueología sumario
96
acueducto de segovia
menos romano de lo que parece
trayectoria tortuosa
El largo camino hacia la plena profesionalización de una disciplina no siempre bien divulgada. P. García Luaces, periodista.
16 Atapuerca
viaje a los orígenes
La antigüedad de sus fósiles convirtió el yacimiento en referente mundial en el estudio de la evolución humana. C. Sáez, periodista.
24 Altamira
capilla sixtina paleolítica
Muchos negaron que las deslumbrantes pinturas fuesen de la prehistoria. E. Millet, periodista.
32 Menorca talayótica
dos monumentos por km2
Más de quince tipos de construcciones reflejan una sociedad je-
4 h i sto r i a y v i da
rarquizada y patriarcal. E. Millet, periodista.
36 Numancia
desafío a roma
La arqueología fue más allá del mito para conocer a los numantinos. A. Echeverría, periodista.
40 Castros de Galicia
discrepancias académicas
El debate entre raíces celtas y romanas. P. García Luaces, periodista.
44 Cancho Roano
tres santuarios en uno
El mayor testimonio de la cultura tartésica hasta la actualidad. E. Revert, periodista.
46 Ullastret
los iBeros del norte
La tribu que decapitaba a sus enemigos y exhibía sus cabezas. C. Puig, periodista.
46 50 Empúries
suma de ciudades
Las huellas de Grecia y Roma conviven en la primera ciudad de la península que acuñó moneda. C. Puig, periodista.
54 Dama de Elche moneda de camBio
Adquirida inicialmente por el Museo del Louvre, simbolizó la
© Museu d’arqueologia de catalunya-Ullastret
6 Arqueología en España
extra / núm. 11 82 Muralla de Lugo
Mar Cantábrico
Torre de Hércules
soBrevivir íntegra
Altamira Muralla de Lugo
Castros de Galicia
La Olmeda
Ullastret
Atapuerca
Acueducto de Segovia
Numancia Tárraco
Mérida Cancho Roano
OCÉANO AT L Á N T I C O
Menorca talayótica
Complutum Segóbriga
Itálica
Empúries
Teatro de Sagunto
84 La Olmeda
magia del mosaico
Cómo un alcalde encontró una mansión romana. C. Porcel, historiadora, A. Martínez Giralt, medievalista.
88 Teatro de Sagunto el peso de las ruinas
Dama de Elche
¿Reconstrucción o rehabilitación? La justicia tuvo que zanjar la enconada polémica sobre el teatro saguntino. C. Sáez, periodista.
Mar Mediterráneo
Baelo Claudia
En el siglo xix estuvo a punto de ser derribada. Por suerte, no fue así. F. Martínez Hoyos, historiador.
0
150 km
92 Torre de Hércules todavía en activo
pérdida del patrimonio artístico español. C. Joric, periodista.
62 Tárraco
la ciudad imperial
Capital de provincia, necesitaba una arquitectura acorde con su condición. B. Romero, periodista.
66 Itálica
cuna de césares
La primera colonia romana en España fue sepultada por Santiponce. M. Domínguez, periodista.
70 Segóbriga
lapis specularis
Un tipo de yeso convirtió una aldea celtíbera en municipio romano. R. Cebrián, arqueóloga.
74 Baelo Claudia
más rica de lo esperado
Hace veinte siglos renació esta urbe hispanorromana tras ser arrasada por un tsunami. P. García Luaces, periodista.
78 Mérida
pequeña roma
La antigua Emerita Augusta no se limita a su teatro. Fue bajo Carlos IV cuando empezó a salir a la luz. C. Sáez, periodista.
Ejemplo de la inteligencia práctica de los romanos, este faro tuvo una importancia estratégica. I. Margarit, historiadora.
94 Complutum
la pompeya de madrid
El foro, la Casa de Baco, la de Hippolytus... La antigua Complutum está repleta de tesoros. F. Martínez Hoyos, historiador.
96 Acueducto de Segovia
camino del agua
El monumento, que dio servicio a la ciudad durante casi dos mil años, presenta aún muchos interrogantes. E. Revert, periodista.
Créditos fotográficos Getty images: p. 60. Getty images / Thinkstock: pp. 43, 53, 56, 78-79, 81, 92-93. Ministerio de educación, cultura y Deporte. instituto del patrimonio cultural de españa, Fototeca del patrimonio Histórico: pp. 6-7, 10, 12, 13. photo scala, Florence © 2015: portada. prisma archivo: p. 55. shutterstock: pp. 22, 36-37, 39, 50-51, 52, 65, 66-67, 68, 69, 70-71, 82. edu García: p. 3. cortesía de ayuntamiento de segovia: pp. 4 (fotografía propiedad del ayuntamiento de segovia-empresa Municipal de Turismo / autor: Kamarero), 96-97, 98. Wikimedia commons / crisco 1492 (p. 9) / enrique cordero (p. 9) / José antonio Gil Martínez (p. 42) / amadalvarez (p. 51) / Joanbanjo (p. 58) / Fernando Fernández Baliña (p. 64) / Doblado agüera (p. 69) / colaboradores de OpenstreetMap, cc-BY-sa y edoarado (p. 83) / Dorieo (pp. 90-91) / Joanbanjo (p. 91). cortesía de Museo arqueológico Nacional, Madrid: pp. 11, 54, 57, 58, 59, 61. cortesía de Museo de la evolución Humana: pp. 16-17, 18, 19, 20, 21, 23. cortesía de Museo Nacional y centro de investigación de altamira, Ministerio de cultura de españa: pp. 24-25, 25, 26, 26-27, 27, 28, 28-29, 29, 30, 30-31, 31. cortesía de something’s cooking comunicación / Menorca Talayótica: pp. 32-33, 33, 34, 35. Flickr / Feans (pp. 40-41) / Óscar (xindilo / fotosderianxo) (p. 42). cortesía de Turismo de Galicia: pp. 42-43. cortesía de instituto de arqueología – Mérida / csic: pp. 44, 45. cortesía de Museu d’arqueologia de catalunya-Ullastret: pp. 4, 46, 47, 48, 49. cortesía de Museu Nacional d’art de catalunya: p. 51. cortesía de Museu Nacional arqueològic de Tarragona: pp. 62-63. cortesía de parque arqueológico de segóbriga: p. 72. cortesía de Rosario cebrián: p. 73. cortesía de casa de Velázquez, Madrid: pp. 74-75, 76, 77. cortesía de consorcio ciudad Monumental de Mérida: pp. 80, 81. cortesía de conjunto arqueológico de Baelo claudia: p. 76. cortesía de concello de lugo: p. 83. cortesía de Villa Romana la Olmeda / archivo fotográfico de la Diputación de palencia: pp. 84-85, 86-87, 87. cortesía de Turismo de sagunto: pp. 88-89. cortesía de archivo consorcio de Turismo de a coruña: p. 93. cortesía de carlos Mora, ana lucía sánchez Montes, sebastián Rascón Marqués, servicio Municipal de arqueología del ayuntamiento de alcalá de Henares, Museo arqueológico Nacional y Guía catálogo de la ciudad Romana de complutum: pp. 94-95, 95. Infografía y cartografía: enric sorribas / Geotec, pp. 5, 38, 42, 69, 77.
h i sto r i a y v i da 5
España Excava En su pasado Los trabajos arqueológicos en nuestro país en busca de antiguas culturas y el estudio de los hallazgos derivados de las excavaciones han seguido una tortuosa trayectoria hasta llegar a su profesionalización plena. Pedro García Luaces, periodista
prospEcción de thomas, Vidal, Celestino y otros en arisgotas (toledo), 1937. F. Gallego Fernández. MeCd.
arqueología
patio principal de la Casa de pilatos, sevilla,
antigua residencia de los duques de alcalá.
F
ue en el Renacimiento, con el resurgido esplendor de la cultura clásica, cuando los pueblos europeos empezaron a destinar cierto interés a sus vestigios, principalmente a los grecorromanos. Las clases acomodadas rivalizaban en grandeza haciendo acopio de obras de arte y antigüedades. Surgieron importantes colecciones, como la del duque de Villahermosa, Martín de Gurrea y Aragón, que llegó a poseer una buena cantidad de estatuas y monedas a mediados del siglo xvi, aunque solo tenemos noticia de ellas a través de descripciones e inventarios. Sí conservamos, en cambio, la colección de estatuas y esculturas reunida en la sevillana Casa de Pilatos, ejemplo de palacio andaluz de influencia italiana y mudéjar propiedad de los duques de Alcalá. Al círculo de los duques pertenecía el poeta y anticuario Rodrigo Caro, autor de la célebre Oda a las ruinas de Itálica y de algunas obras de carácter arqueológico, como Antigüedades de Sevilla, en cuyas páginas exhibía un gran conocimiento de los monumentos de su ciudad.
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Contemporáneo de Caro fue el también anticuario Ambrosio Morales, cronista oficial del reinado de Felipe II, que propondría al monarca la elaboración de unas Relaciones topográficas de los pueblos de España. Este trabajo pretendía localizar, mediante cuestionarios, las antigüedades de nuestros municipios, además de investigar su historia, su riqueza y sus límites originales.
y Antigüedades y un cargo oficial de Anticuario. Hasta la fundación en 1738 de la Real Academia de la Historia, la Real Biblioteca fue el órgano gestor de todos los trabajos arqueológicos. Gran amante del coleccionismo, el monarca español adquirió, en 1724, la famosa colección de esculturas de la reina Cristina de Suecia, una de las más importantes de arte clásico. Con todo, su gran
eL verdadero imPuLso de La arqueoLoGía en esPaña LLeGaría de La mano de Los borbones A pesar de estas esporádicas pero significativas iniciativas, el verdadero impulso de la arqueología en España llegó en el siglo xviii de la mano de la nueva dinastía, la de los Borbones. Esta se benefició del viento a favor del movimiento ilustrado y de su sintonía con Francia, que les cedió ideas como la institucionalización de la cultura o su protección en clave patriótica. A imitación de su abuelo Luis XIV, Felipe V creó en 1711 la Real Biblioteca, que contó con un Gabinete de Medallas
legado en el plano cultural fue la educación de sus hijos, que confió al jesuita francés Alejandro Javier Panel, renombrado anticuario y numismático. Panel despertaría en los jóvenes infantes –los futuros Fernando VI y Carlos III– un vivo interés por la Antigüedad y el Neoclasicismo. Como era de esperar, los estudios sobre antigüedades impulsados por Felipe V tuvieron continuidad en sus hijos, alcanzando un mayor esplendor durante el reinado de Carlos III. Ya como rey de Ná-
los orígenes
poles, Carlos había dado un respaldo esencial a la arqueología al auspiciar las excavaciones de las ciudades arrasadas por el Vesubio: Estabia, Herculano y Pompeya. Los hallazgos en ellas revolucionaron el conocimiento sobre el mundo clásico y promovieron una auténtica fiebre por la Antigüedad en Europa. Para algunos estudiosos, el descubrimiento de Pompeya fue el hito “más trascendental de la historia de la arqueología”, puesto que aunaba una historia dramática con unas condiciones de conservación idóneas. Permitieron descubrir multitud de objetos en la posición en que estaban aquel 24 de agosto de 79, cuando el Vesubio entró en erupción. El papel de Carlos fue decisivo, tanto en el hallazgo –casual, durante la construcción de uno de sus palacios de verano– como en su excavación, que sufragó y alentó. Mostró un interés personal por las obras, que visitaba con frecuencia. Incluso cuando tuvo que dejar Italia para ocupar el trono español, escribía semanalmente a su ministro, Bernardo Tanucci, para conocer el estado de los descubrimientos. Por esta labor, que continuó en España con iniciativas como las excavaciones en Itálica o el impulso a los estudios arabistas (para lo que hizo traer a España al presbítero maronita libanés Michel Gharcieh Al-Ghaziri), Carlos III es considerado el “rey arqueólogo” por excelencia de la historia de España.
arranca la real academia
carlos iii en un retrato de anton Mengs, s. xviii. a la dcha., enrique Flórez, por andrés de la Calleja, s. xviii.
La Real Academia de la Historia organizó al inicio de su andadura las primeras misiones científicas, concebidas como “viajes literarios”, con la misión de localizar e inventariar inscripciones y antigüedades por toda la geografía española. Conocidos viajeros fueron Enrique Flórez,
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arqueoLoGía
académicos de la historia. V. Moreno. instituto del patrimonio Cultural de españa, MeCd.
padre agustino autor de la monumental España sagrada, o Luis José Velázquez, marqués de Valdeflores y eminente anticuario, que llegó a reunir más de cuatro mil inscripciones latinas. El viaje de Valdeflores, que tuvo lugar entre 1752 y 1755, estuvo precedido de unas instrucciones redactadas por el marqués de la Ensenada. Este detalle muestra no solo el decisivo respaldo de la monarquía, sino también el proceso de institucionalización que estaba experimentando la arqueología. En 1750, por iniciativa de Fernando VI, la Real Academia de la Historia creó un Gabinete de Antigüedades, con un anticuario a su cargo, destinado a la recopilación de epígrafes, monedas y otros objetos. El propio monarca lo incentivó con importantes donaciones. La política cultural de los Borbones y su interés por la historia antigua tuvo su eco también en América, donde en 1783 se fundó la Real Academia de San Carlos de las Nobles Artes de Nueva España. Con
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sede en México, fue la primera academia del continente americano y también el primer museo en exhibir sus colecciones al público. Como reflejo del interés surgido en Europa, las élites americanas iniciaron estudios de arqueología prehispánica, desplegando un trabajo de documentación de
España. Redactaba también una serie de instrucciones sobre el modo de recoger y conservar piezas y monumentos, una legislación pionera en Europa que la invasión napoleónica, con su expolio sistemático de obras de arte y antigüedades, frenó abruptamente. Los primeros años
como refLejo deL interés en euroPa, Las éLites americanas iniciaron estudios de arqueoLoGía ruinas indígenas en el que también participaron expediciones españolas, como la de Jorge Juan y Antonio de Ulloa entre 1735 y 1745. Fruto de estos trabajos fue el hallazgo en 1773 de Palenque, cuyos estudios y excavaciones siguieron el ejemplo de los realizados en Pompeya y el resto de ciudades sepultadas por el Vesubio. En 1803, una Real Cédula promulgada bajo el reinado de Carlos IV encomendaba a la Real Academia de la Historia el cuidado de las antigüedades halladas en
del siglo xix estuvieron caracterizados por la guerra y la ausencia de información referente a nuevos hallazgos. A partir de 1828, en los últimos años del reinado de Fernando VII, se empezará a observar un incremento de los ingresos (por hallazgo o adquisición) y de las donaciones al Gabinete de Antigüedades, resultado de la recuperación paulatina de las instituciones. Con todo, la situación económica española seguía siendo delicada. Además, al fallecer el monarca, su
los orígenes sucesión derivó en la primera guerra carlista, para cuyo sostenimiento se procedió a la desamortización de los bienes de la Iglesia, propuesta por el ministro Juan Álvarez Mendizábal y aprobada en febrero de 1836. La medida fue un desastre para el patrimonio religioso, puesto que muchos libros, códices, reliquias y obras de arte fueron destruidos, expoliados o subastados. El Gabinete de Antigüedades, que vio crecer exponencialmente las donaciones, pudo salvaguardar parte de ese patrimonio. En 1838, por ejemplo, recibió de la Cartuja de Valdecristo, en Segorbe, la arqueta de marfil de Martín I el Humano para su conservación. Para minimizar las importantes pérdidas del patrimonio artístico y bibliográfico de los conventos, el gobierno de Ramón María Narváez instauró, en 1844, las Comisiones Provinciales de Monumentos Históricos, coordinadas por la Academia,
siglo y medio de man
eL trayeCto deL Museo arqueoLóGiCo NaCioNaL A imitAción de museos arqueológicos en el resto de Europa, el Museo Arqueológico Nacional (MAN) se fundó en España en 1867, bajo el auspicio de Isabel II. Contó como base con las piezas y colecciones del Museo de Medallas y Antigüedades de la Biblioteca Nacional, así como con otras procedentes del Gabinete de Historia Natural, el Museo de Ciencias Naturales y la Escuela Superior de Diplomática, además de con algunas donaciones de la propia reina. el mAn fue modelo de posteriores museos del género en España, ejerciendo un papel relevante en la organización de
misiones científicas en todo el país, en especial en las regiones en que no existían museos provinciales. Fruto de este trabajo, de sus numerosas adquisiciones y también de donaciones y otros depósitos como consecuencia de los procesos desamortizadores, el MAN ha hecho acopio de 1.350.000 piezas de gran valor a lo largo de sus casi ciento cincuenta años de historia (abajo, sala de Medieval islámico). en 2014 culminó una profunda renovación que afectó a su arquitectura y a su diseño interior, y hoy ofrece una renovada narrativa expositiva en un espacio que conjuga tradición y vanguardia.
La desamortización de mendizábaL suPuso Para eL Patrimonio reLiGioso La Pérdida de numerosas Piezas cuyos reglamentos auspiciaban la fundación de museos provinciales como los de Mérida, Sevilla o Tarragona. Estos entes, que fueron surgiendo por toda la geografía, recuperaron la labor de las antiguas Sociedades Económicas de Amigos del País. Creadas por el ministro José de Gálvez durante el reinado de Carlos III, estas sociedades reunían a importantes figuras de la nobleza, la Iglesia y el mundo de los negocios, y tenían como finalidad fomentar el desarrollo del país. Algunas, como la Real Sociedad Vascongada, tuvieron una importante proyección cultural, en consonancia con su ideal ilustrado. Dos hitos clave en este siglo fueron la creación de la Escuela Superior de Diplomática, en 1856, y del Museo Arqueológico Nacional, en 1867. Este se benefició de las colecciones del Gabinete de Medallas y Antigüedades de la Biblioteca Real, que por entonces ya era la actual Biblioteca
Man / Foto: Dr. SoMbra
nada de prehistoria
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arqueología Para la Escuela, la arqueología no era sino la ciencia que estudiaba las obras de arte y de industria de la Antigüedad clásica, lo que excluía la prehistoria de su ámbito docente. Este aspecto, característico de los países de la Europa meridional, tendía a glorificar el pasado clásico como parte esencial del carácter nacional, limitándose a estudiar la protohistoria –Numancia, Sagunto, el pasado celta...– a través, precisamente, de los textos clásicos. Los primeros prehistoriadores del siglo xix y principios del xx serán geólogos, biólogos o ingenieros, dada la proliferación de obras públicas durante el período de la Restauración. Fue el caso del ingeniero de minas Casiano de Prado, descubridor del sitio de San Isidro en Madrid, y del geólogo y paleontólogo Juan Vilanova y Piera, el más importante prehistoriador español del xix, que halló los yacimientos de Parpalló y Cova Negra y que defendió firmemente la autenticidad de las pinturas rupestres de
Los Primeros que se interesan aquí Por La Prehistoria no serán académicos, sino GeóLoGos o inGenieros
Nacional. La aparición de la Escuela estuvo motivada por la exigencia de una mayor especialización de los profesionales encargados de dirigir las instituciones que almacenaban y conservaban los vestigios de nuestro pasado. Creada a imagen de L’École de Chartes francesa, se estudiaban allí las materias de arqueología, epigrafía y numismática. Los estudiantes formaban el
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Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios, que tras la fundación del Museo Arqueológico Nacional se llamó Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios. La Escuela Superior de Diplomática mantuvo los estudios de arqueología hasta 1900, fecha en que pasaron a impartirse en la facultad de Filosofía y Letras de la madrileña Universidad Central.
Altamira, hito decisivo de la prehistoria española que tuvo lugar en 1876. El estudio prehistórico en España comienza con el descubrimiento, en 1862, de un hacha de sílex perteneciente al Paleolítico en los Altos de San Isidro (Madrid). Casiano de Prado, que estaba elaborando un mapa geológico de España, cedió el mérito del descubrimiento a sus colegas franceses Édouard de Verneuil y Édouard Lartet, quizá para ahorrarse el engorroso debate sobre el origen del hombre en una época en la que creacionistas y evolucionistas pugnaban abiertamente. Con todo, De Prado está considerado el padre de la prehistoria española, y fue el primero en excavar con ánimo y métodos científicos en minas y cavernas.
campo para extranjeros
Desde la desamortización de Mendizábal, la presencia de anticuarios y tratantes de arte venidos de toda Europa empezó a
los orígenes
objEtos en el Museo Numantino, c 1916. a la
izqda., detalle del disco de teodosio. MeCd.
hacerse habitual en España, dadas las lagunas legales en torno a la conservación de patrimonio. Conocidos son episodios como el del Disco de Teodosio, que exigió el pago de 27.500 reales por parte de una menesterosa Real Academia de la Historia para evitar su salida al British Museum, ya acordada por los jornaleros que lo habían encontrado enterrado en Almendra-
Muchos de los extranjeros que trabajaron en España a partir del último cuarto del siglo xix lo hicieron financiados por sus propios países. Pese a existir fecundas colaboraciones entre expertos autóctonos y foráneos, hubo también posiciones enfrentadas, como las del francés Émile Cartailhac y el español Juan Vilanova y Piera sobre la autenticidad de las pintu-
hubo Posiciones enfrentadas entre exPertos extranjeros y LocaLes, como en aLtamira lejo (Badajoz). Con el tiempo, los extranjeros empezaron a cubrir vacíos en el sistema académico español, y a partir de los años sesenta llegaron investigadores con una excelente formación universitaria, como el doctor Emil Hübner, reconocido epigrafista que elaboró una excelente obra de síntesis sobre los progresos españoles, La arqueología en España (1888).
ras de Altamira, admitida por el primero solo años después. La arqueología española de esta época está muy influenciada por los investigadores franceses y alemanes, que llevaron a cabo trabajos de gran repercusión, como las excavaciones en el yacimiento celtíbero de Numancia, a cargo de Adolf Schulten, o el reconocimiento de la Dama de Elche, pieza fun-
damental del arte ibero, por Pierre Paris. Tampoco hay que olvidar a los hermanos belgas Siret, que hicieron aportaciones clave al descubrir, en las minas de Sierra Almagrera (Almería), la cultura argárica, una expresión artística de la Edad de Bronce propia del Levante.
un nuevo impulso
Con el cierre en 1900 de la Escuela Superior de Diplomática, alumnos y profesores pasaron a la Universidad Central. Juan Catalina García se convirtió en el primer catedrático de Arqueología, Epigrafía y Numismática de España, puesto que ostentó hasta 1911. Fue su sucesor, José Ramón Mélida, quien renovó estos estudios, introduciendo en ellos la arqueología de campo, que consideraba imprescindible en la formación del arqueólogo profesional. Junto a él, fueron protagonistas de esta nueva concepción de la materia los profesores Antonio García Bellido –que sucede-
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arqueología españa y Las FaLsiFiCaCioNes qué se oculta tras nuestros más sonados fraudes. lA ArqueologíA, sobre todo en los siglos xix y xx, ha sido víctima de numerosas falsificaciones. Tras ellas solía haber causas económicas, pero a veces también científicas, en el afán de encontrar pruebas irrefutables para sostener una determinada tesis. En España hubo hallazgos auténticos que fueron tachados de falsos, como las pinturas de Altamira o la Dama de Elche. También otros que conjugaron verdades con mentiras, como el del santuario ibérico del Cerro de los Santos, donde un relojero de la zona aprovechó para añadir inscripciones a los vestigios, e incluso fabricó algunos para venderlos. un cAso muy curioso fue el de “El Corro” y “El Rosao”, un payo y un gitano de Totana (Murcia) que a finales del siglo xix engañaron al director del Louvre con réplicas de vasijas argáricas que moldeaban en barro y rebozaban en arena y boñiga de caballo. Y en los años noventa del siglo pasado se dieron a conocer las pinturas de Zubialde, un falso santuario rupestre en Álava que fue desenmascarado por dos arqueólogos británicos solo con ver las fotos en la prensa.
ría a Mélida en 1931– y el alemán Hugo Obermaier, catedrático de Historia Primitiva del Hombre desde 1922. Sin embargo, el verdadero impulso a la arqueología en el primer cuarto del siglo procedió de la promulgación en 1911 de la ley de Excavaciones Arqueológicas y de su Reglamento en 1912. Supuso el establecimiento de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades (JSEA), institución que terminó con el papel preponderante de la Real Academia de la Historia en la gestión de los asuntos referentes a las antigüedades del patrimonio español. La nueva ley erradicó la confusión de la etapa anterior y esbozó un horizonte más organizado. Además,
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la fundación de la Junta para la Ampliación e Investigaciones Científicas en 1907 dio pie a dos de los principales centros de estudio de este período: la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, creada para contrarrestar la conquista “por penetración pacífica” de la España prehistórica por parte de la ciencia francesa –en palabras de su jefe de trabajos, Eduardo Hernández-Pacheco–, y el Centro de Estudios Históricos. Las investigaciones de estos años experimentaron un avance capital gracias a la mencionada presencia extranjera, si bien los nuevos métodos de obtención de datos, así como los planos y las estratigrafías que ya empleaban los arqueólogos anglosajones, brillaban todavía por su ausencia. Durante el franquismo, los medios técnicos fueron evolucionando, sobre todo a través del Instituto Arqueológico Alemán, que abrió su sede madrileña en 1943. No obstante, la renovación en el plano teórico es escasa. Los nuevos profesionales surgidos tras la guerra son demasiado jóvenes para dar un rápido relevo generacional, pero lo suficientemente mayores como para haber sido formados en la etapa anterior, por lo que
La rePercusión de La arqueoLoGía se ha amPLiado con La Labor de Los medios y La de Los museos se observa cierto inmovilismo ideológico. En el plano técnico, la inclusión de la prehistoria en los planes de estudio generales a finales de los años sesenta abre las puertas de la universidad a docentes más jóvenes, lo que favorece la introducción de técnicas como el radiocarbono o los análisis faunísticos y botánicos que ya se habían adoptado en Europa. El aumento de medios técnicos dio lugar a lo que el doctor en Arqueología Juan Manuel Vicent llamó “reformismo pragmático”, tendencia a confiar todo conocimiento científico a una acumulación exhaustiva, meticulosa e imparcial de datos. Esto convirtió la arqueología académica en una narración compuesta por listas
ruinas dE mEdina azahara, ciudad que
mandó construir abderramán iii en el siglo x.
interminables de objetos minuciosamente detallados, descripciones tipológicas, cronologías precisas y otros pormenores especializados que provocaron un alejamiento del gran público de esta disciplina. La España de las autonomías supuso una nueva organización de los estudios y las investigaciones arqueológicas, tras una larga etapa dominada por el centralismo. Aunque algunas comunidades hicieron de sus principales yacimientos símbolos de su identidad –Medina Azahara en Andalucía, Empúries en Cataluña o Numancia en Castilla y León–, la popularidad de que gozaba la arqueología en el siglo xix fue poco a poco mitigándose, posiblemente por su creciente institucionalización y su
los orígenes
sofisticación técnica, que incrementaba el número de hallazgos en tal grado que parecía disminuir su relevancia.
conectar con la gente
En los años noventa surgió un debate sobre la arqueología y su función social en el que se demandaba una mayor interacción con el público en una ciencia que parecía demasiado elitista. Lo cierto es que sus progresos no han contado siempre con una difusión suficiente a través de la divulgación, y muchas veces la noticia de una falsificación ha dado más notoriedad a la disciplina que los auténticos hallazgos. Aun así, la repercusión de la arqueología se ha ampliado exponencialmente en lo
que llevamos de siglo. A la mayor cobertura en medios generalistas y especializados se ha sumado la labor de los museos, y, según un estudio elaborado en 2009 por la Red Ibertur y la Universidad de Barcelona, nuestro país es el sexto destino arqueoturístico del mundo, por detrás de Italia, Egipto, Grecia, México y Perú. La última Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España indica que el 16,6% de los entrevistados ha visitado algún yacimiento arqueológico. Queda mucho por mejorar, tanto en este terreno de alcance social como en el de los recursos destinados a las investigaciones. Pero la arqueología española está en uno de los mejores momentos de su historia.
para sabEr más ensAyo
martín y mAier Allende, Jorge (coords.). De Pompeya al Nuevo Mundo: la corona española y la arqueología en el siglo xviii. Madrid: Real Academia de la Historia, 2012. AyArZAgÜenA sAnZ, mariano y morA rodrígueZ, gloria. Pioneros de la arqueología en España. Alcalá de Henares: Museo Arqueológico Regional, 2004. díAZ-Andreu, margarita. Historia de la Arqueología en España. Estudios. Madrid: Ediciones Clásicas, 2002. quero cAstro, salvador y PÉreZ nAVArro, Amalia (coords.). Historiografía de la arqueología española. Las instituciones. Madrid: Museo de San Isidro, 2002. AlmAgro gorBeA,
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arqueología
viaje a los orígenes de la humanidad referente en ciencia de la prehistoria y evolución, en el yacimiento arqueológico de atapuerca se ha recuperado el 90% del registro fósil humano. cristina sáez, Periodista
MIeMBros del equipo arqueológico excavando
en la trinchera del ferrocarril. Foto: Meh.
n
ada parecía presagiar que aque lla fresca mañana burgalesa pasaría a la historia. Y sin em bargo, el hallazgo que aquel 8 de julio de 1994 se produjo echó por tierra todas las teorías existentes acer ca de quiénes fueron los primeros pobla dores de Europa, y situó Atapuerca a la cabeza de la ciencia mundial. A las 12 del mediodía, un equipo formado por arqueó logos, biólogos, paleontólogos y geólogos excavaba en el yacimiento de Gran Dolina en el nivel TD6, una especie de tubo de seis metros cuadrados, cuando desenterraron dos dientes humanos. Acababan de dar con los primeros restos fósiles del homínido más antiguo de Europa, el Homo anteces sor, de 900.000 años de antigüedad.
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Aquel descubrimiento convirtió los yaci mientos de Atapuerca en un referente glo bal en el estudio de la prehistoria y de la evolución humana. Hasta el momento, de sus entrañas se ha recuperado el 90% del registro fósil homínido del planeta, y, a diferencia de otros lugares arqueológicos, en este los restos no corresponden a un único período, sino que abarcan desde ha ce 1,4 millones de años hasta la Edad Me dia, de ahí su enorme singularidad. Por todo ello, en el año 2000 la Unesco decla ró este sitio Patrimonio de la Humanidad.
Una autopista natural
Ubicada a unos quince kilómetros al este de Burgos, desde la prehistoria su situa ción geográfica estratégica, un paso na
tural entre el valle del Ebro y la cuenca del Duero, hizo de la sierra de Atapuerca una especie de autopista natural por la que transitaron desde tigres dientes de sable y jaguares hasta hipopótamos y enormes osos. También humanos prehis tóricos, seguramente los primeros emi grantes africanos que arribaron al Viejo Continente. En este cerro de lomas suaves hallaban cobijo, vivían y también morían en el entramado de cuevas, grutas y ga lerías que el río Arlanzón comenzó a cin celar hace diez millones de años. A finales del siglo xix, en plena Revolución Industrial en España, se iniciaron las obras de construcción de una línea ferroviaria que debía unir las minas de hierro y hulla de la región con los altos hornos de Bilbao
atapuerca
que abastecían a la siderurgia vasca. Se seccionó de cuajo la sierra y se excavó una trinchera en forma de semicírculo de más de quince metros de altura en algunos pun tos. Aquello dejó a la vista cuevas y paredes
su importancia y alertara al director del Museo de Burgos. En 1964 este realizó una primera excavación en la que ya apareció fauna de medio millón de años de antigüe dad, algo poco frecuente en el continente
en la primera excavación, de 1964, ya apareció fauna de medio millón de años de antigüedad colmatadas de sedimentos con fósiles, así como con herramientas de piedra del Pleis toceno, aunque en aquel entonces pasaron completamente desapercibidos. Hubo que esperar tres decenios hasta que el Grupo Espeleológico Edelweiss, que ex ploraba los recovecos de aquellos túneles y formaciones naturales, se percatara de
europeo. La noticia corrió como la pólvora entre la comunidad científica y atrajo a investigadores, tanto nacionales como ex tranjeros, seducidos por las pinturas y los grabados rupestres, los enterramientos humanos, las cerámicas, los silos y la fauna que fue revelando aquella sierra. Aquellos paleontólogos tomaron muestras y exca
varon, pero de forma desorganizada, al gunos incluso sin permisos. La situación cambiaría en 1976. Trinidad Torres, un ingeniero de minas que prepa raba su tesis doctoral sobre los osos del Cuaternario, recuperó, rebuscando huesos de paquidermo entre los desperdicios aban donados allí por anteriores visitantes, una mandíbula humana. Intuyendo su impor tancia, decidió llevársela al paleontólogo Emiliano Aguirre, que, tras verla y visitar el lugar, pidió los permisos necesarios pa ra poner por fin en marcha un proyecto de investigación científica, así como una cam paña de excavación sistemática. Este catedrático de Paleontología dirigió el proyecto entre 1978 y 1990, año en que se jubiló. Entonces pasó el testigo a tres
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arqueología
MEH
el ferrocarril, un inesperado aliado
entre finales del xix y comienzos del xx, las obras de construcción de las vías de un ferrocarril minero provocaron que se excavara una gran trinchera (arriba) en la roca caliza de la sierra de la Demanda de hasta 15 m de altura. Hoy en día es el punto de acceso a las visitas de los yacimientos de Atapuerca. Aquí se localizan tres importantes excavaciones: Sima del Elefante, Galería-Covacha de los Zarpazos y Gran Dolina.
Gran dolina Galería
Perforación
sala de los Cíclopes sala de las oseras
la trinchera sima de los Huesos sima del elefante Galería Baja Cueva Peluda
Galería del sílex Cueva del silo
2005 Ortega et al.
Para llegar a ella, tras caminar 500 m por el interior de Cueva Mayor, se desciende por un pozo de 13 metros de profundidad hasta alcanzar esta cavidad de un metro de altura, a 13 ºC, 95% de humedad y escaso oxígeno.
Galería de las estatuas
Galería Principal / salón del Coro
trinCHera del ferroCarril
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siMa De lOs HUesOs
Cueva Mayor sala de los Cíclopes
sima de los Huesos
Javier Trueba / Madrid Scientific Films
Cueva del Compresor
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Cantera de las torCas
atapuerca
Se registran episodios de canibalismo en la época por parte de Homo antecessor, la especie aquí descubierta.
Hace 950.000 años, se generan grietas que unen la cueva con el exterior y que actúan como trampas naturales para muchos animales.
galería
Hace 800.000 años no tenía acceso al exterior. Era una cavidad horadada en la roca caliza y con agua.
siMa Del elefante Han aparecido restos humanos de más de un millón de años de antigüedad, huesos de animales con marcas de corte y herramientas de piedra. También un húmero humano que demuestra que posiblemente había canibalismo.
Hoy la excavación se concentra sobre todo en niveles superiores de la cueva, visitados por heidelbergensis hace 350.000 años.
Hace 850.000, se abre la cueva y los humanos comienzan a entrar para refugiarse o consumir restos de animales.
Hace 150.000 años, la cueva se rellena y la usan sobre todo por osos para hibernar. No hay indicios de ocupación humana.
Al abrirse, hace 500.000, actúa como trampa natural para animales. Los heidelbergensis con herramientas de piedra aprovechan su carne.
Se encuentran herramientas fabricadas con materiales de la sierra de 250.000 años de antigüedad. Se han hallado restos de caballos, ciervos, gamos con marcas de corte, también algún carnívoro e industria lítica de hace un millón años.
Hace 30 años se halló un diente que se creyó de elefante, pero era de rinoceronte. En 2001 se recuperó un astrágalo de elefante, lo que justificó el nombre de la sima.
MEH
gran DOlina
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arqueología elvis
De cuarcita roja, fue encontrado en 1998 en Sima de los Huesos. Es el único bifaz, o ha cha de mano, hallado de este color, y se cree que podría formar parte de un ajuar fune rario. De demostrarse, sería uno de los ves tigios más antiguos de mente simbólica, exclusiva de la raza humana.
Todas las imágenes: MEH
Hallada en la Sima de los Huesos en 1994, data de hace 430.000 años y perteneció a un individuo adulto mas culino, de la especie Homo heidelbergensis, de unos 175 cm de al tura y de más de 100 kg de peso. Solo se con servan tres caderas más en el registro fósil mundial, pero Elvis es la más completa.
bifaz excalibUr
jóvenes investigadores: el arqueólogo Eudald Carbonell y los paleontólogos Juan Luis Arsuaga y José María Bermúdez de Castro, que continúan codirigiendo el proyecto en la actualidad.
grandes descubrimientos
Hasta que estos tomaron el relevo, las campañas de excavación apenas habían durado 20 días en verano, y en ellas solo trabajaban media docena de doctores, con Aguirre a la cabeza, de forma asidua. Ar suaga, Carbonell y Bermúdez de Castro rompieron con esa tónica: decidieron excavar nueve yacimientos a la vez (hay documentados 120) durante dos meses estivales, y en cada campaña participarían entre 200 y 250 personas.
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Los hallazgos realizados en Atapuerca en estos 25 años han arrojado luz sobre la evolución humana y el poblamiento del continente europeo. En 1990 se encontra ron herramientas de piedra en la base de Gran Dolina de 900.000 años; jamás se habían recuperado restos tan antiguos en Europa. En 1994, como mencionábamos al empezar, se exhumaron allí los restos de once individuos que vivieron hace unos 900.000 años. Su estudio reveló que per tenecían a una nueva especie humana, bautizada como Homo antecessor, que podría haber sido la primera emigrante africana que arribó a Europa. Esos restos, además, permitieron documentar la prác tica de canibalismo cultural más antigua que hasta el momento se ha registrado.
Los grandes descubrimientos se sucedían a un ritmo trepidante. Al cabo de cinco años, el equipo de Atapuerca halló indicios de presencia humana de 1,2 millones de años de antigüedad en el yacimiento Sima del Elefante, que pudo confirmarse en 2007, cuando por fin se hallaron cuatro dientes, un trozo de mandíbula y la fa lange de un dedo de 1,3 millones de años. Eran los restos más antiguos hallados en Europa, y por su enorme importancia ocuparon la portada de Nature, conside rada la revista científica de mayor impac to mundial. No obstante, se desconoce a qué homínido pertenecieron, puesto que su escasez impide concluir si se trata de una nueva especie o de un pariente leja no del Homo antecessor.
atapuerca
MigUelón
Es el cráneo más completo de todo el registro fósil. Se halló en 1992 en la Sima de los Hue sos. Perteneció a un individuo de la especie Homo heidelbergensis, data de hace 430.000 años y fue apodado “Miguelón” en honor al ciclista Miguel Induráin. Expuesto en el Museo de la Evolución Humana, la mayoría de museos de ciencias naturales del mundo muestran una réplica. Se pueden seguir sus “andanzas” en la red social Twitter: @MiguelonMEH.
¿Un rito funerario?
Aunque, seguramente, el mayor tesoro que alberga Atapuerca sea la Sima de los Hue sos, una cueva en las entrañas de la tierra, a trece metros de profundidad, a la que solo se puede acceder por Portalón de la
cráneos, el “número 5”, o “Miguelón”, apa reció junto a su mandíbula, y constituye la cabeza más completa que se conserva en el registro fósil mundial. También aquí pudo recuperarse a “Elvis”, una pelvis com pleta, algo sumamente excepcional.
hasta el momento, en la sima de los huesos se han hallado más de siete mil fósiles humanos Cueva Mayor. En 1992, de entre el barro del suelo de esta angosta cavidad –de ape nas un metro de altura– se exhumaron los restos de cinco cráneos extraordinariamen te bien conservados. Tenían 400.000 años de antigüedad, y fueron atribuidos a la especie Homo heidelbergensis. Uno de esos
Hasta el momento, en la Sima de los Hue sos se han encontrado más de siete mil fósiles humanos que pertenecen a 28 indi viduos de ambos sexos, tanto adultos como niños, junto a restos de unos doscientos osos, leones, linces y otros carnívoros. Qué hacían allí todos juntos es un gran misterio.
La hipótesis propuesta por el equipo de Atapuerca es que, cuando aquellos heidel bergensis murieron, otros miembros del grupo decidieron arrojarlos allí, segura mente por una entrada al pozo que en la actualidad o bien está tapada o no se ha encontrado aún. De demostrarse, repre sentaría el rito funerario más antiguo jamás documentado. Esta idea se ve apoyada por otra de las piezas recuperadas de la Sima en 1998, “Excalibur”, una bifaz de cuarcita roja que los investigadores creen que podría formar parte de un ajuar funerario. La presencia de carnívoros junto a estos homínidos podría explicarse, según los paleoantropólogos del proyecto, por el hecho de que el olor de los cuerpos en descomposición atraería a los animales,
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NaTurSPorTS / SHuTTErSTock.coM
arqueología
Un eqUIpo dirigido por eudald Carbonell (en el
centro, con salacot) trabaja en uno de los sectores.
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MEH
atapuerca
una “enCiCloPedia visual” sobre la evoluCión inaUGUrado en 2010, el Museo de la Evolución Humana (MEH) es obra del arquitecto Juan Navarro Baldeweg. Enclava do en el corazón de Burgos, frente al río arlanzón, es la pieza central del complejo de la Evolución Humana, integrado también por el centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Hu mana (cENIEH) y el Fórum Evolución. El edificio es un enorme cubo de cristal de 15.000 m2 repartidos en cuatro plantas que recorren la historia de la sierra y de nuestra especie.
el adn reveló que los heidelbergensis estaban más cerca de los denisovanos que de los neandertales que caerían por el pozo, como si fuera una trampa. Muchos morirían en el acto, como consecuencia de la caída, y otros sobre vivirían, pero quedarían atrapados en la cueva. De ahí que algunos huesos de los heidelbergensis hallados mostraran las marcas propias de mordeduras. Tan importante como lo descubierto en cada campaña de excavación es su aná lisis. En este sentido, uno de los grandes hitos científicos protagonizado por el equi po de Atapuerca se produjo en 2013, cuan do sus miembros pudieron extraer, en colaboración con el Instituto Max Planck alemán, ADN mitocondrial, heredable solo por vía materna, de un fémur de ha ce medio millón de años. Hasta ese mo mento, jamás se había podido recuperar
en la Planta 1 se presenta la sierra de atapuerca y su sis tema kárstico, básico para comprender la naturaleza de los yacimientos. Está dedicada a las excavaciones en atapuerca y se exhiben los emblemáticos Excalibur, Elvis y Miguelón. En la planta 0, la galería de los homínidos muestra representaciones hiperreralistas a tamaño natural de diez de las especies de la evolución humana, desde la popular Lucy (australopithecus afarensis) hasta el chico de Dolina (Homo antecessor).
material genético de restos tan antiguos, y menos aún secuenciarlo. Aquel análisis demostró que los heidelbergensis estaban más emparentados con los denisovanos, un grupo de humanos descubierto en 2010 en Siberia, que con los neandertales, co mo hasta entonces se creía. Un año más tarde, el equipo publicó un estudio exhaustivo de 17 de los cráneos exhumados en la Sima con el que cuestio naban que esos individuos pertenecieran a la especie heidelbergensis. Esta fue defi nida hace más de un siglo a partir de una sola mandíbula hallada en Alemania, y esa pieza, alegan los investigadores, poco tie ne que ver con los restos de la Sima, de ahí que propusieran que en realidad se trata de dos especies distintas. En mayo de 2015, un nuevo estudio sobre los cráneos aquí hallados les permitía documentar un ase sinato cometido hace 436.000 años: el cráneo número 17 presentaba dos perfo raciones en la frente, un tipo de lesiones que los científicos sugieren que fueron causadas con la intención de matar. Los descubrimientos realizados en esta sierra a lo largo de estos 38 años de exca
vaciones sistemáticas han aportado datos vitales sobre cuándo llegaron los primeros humanos a la península y, por ende, a Eu ropa, cómo era el medio en el que vivían, qué animales y plantas lo conformaban, qué comían, cómo vivían. El estudio de las herramientas líticas halladas ha per mitido conocer mejor qué tipo de mente y habilidades habían desarrollado. Y eso que, como suele recordar el equipo de Atapuerca, apenas se conoce un 10% del potencial que esconde la sierra.
para saBer Más MOnOgrafía
carlos, MOral, sergio y navazO, Marta. la sierra de atapuerca. Un viaje a nuestros orígenes. Ibeas de Juarros (Burgos): Fundación Atapuerca, 2009. Díez,
gUías vv. aa. Guía gráfica de atapuerca. Ibeas de Juarros (Burgos): Diario de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca / Univ. de Burgos, 2014.
internet
fundación atapuerca www.atapuerca.org
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arqueología
La CapiLLa Sixtina deL paLeoLítiCo
La cueva de altamira es uno de los hallazgos arqueológicos más fascinantes de nuestra historia, el primer lugar en el mundo en el que se identificó la existencia de pintura rupestre del Paleolítico. Eva MillEt, Periodista
p
apá, mira, bueyes!”. Con esta escueta frase, María Sanz de Sautuola, una niña cántabra de nueve años, informó a su padre, Marcelino, de uno de los hallazgos arqueológicos más trascendentes de España. Lo que vio María aquel día de 1879 en el techo de la cueva que exploraba con su padre fueron una exquisitas pinturas con 14.000 años de antigüedad. Las figuras de aquella cueva, próxima al prado de Altamira, no eran bueyes, sino bisontes, pero estos grandes bóvidos habían desaparecido hacía tiempo de aquellos lares, así que María los relacionó con los animales que pastaban plácidamente en los campos en torno a su casa. Los Sanz de Sautuola vivían en la localidad cercana de Puente San Miguel, en una casona rodeada de un gran jardín donde don Marcelino, apasionado de la botánica, cultivaba especies procedentes de diversos lugares del mundo. Licenciado en Derecho, Marcelino Sanz de Sautuola era un hombre culto de finales de siglo xix: amante de la entomología, la
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geología y las cuestiones agropecuarias, fue el que introdujo en la región el Eucalyptus globulus de Oceanía, que hoy conforma espesos bosques en la zona. De posición desahogada, el padre de María (su única hija) y bisabuelo del banquero Emilio Botín también era vicepresidente de la Comisión de Monumentos Artísticos e Históricos de la provincia de Santander y miembro de la Academia de Historia. Sautuola, en definitiva, era la persona idónea a la que acudir cuando Modesto Cubillas decidió dar a conocer su hallazgo. Había sido algunos años antes, hacia 1868. Este vecino de la zona descubrió por casualidad la cueva de Altamira. Cubillas, un artesano de tejas y ladrillos que de vez en cuando hacía trabajos en la finca de don Marcelino, había salido a cazar con su perro. Durante aquella expedición, el animal se metió en la cueva y Modesto fue tras él.
Milenios en la sombra
Él y su perro fueron, seguramente, los primeros en adentrarse en un recinto del que, hace 14.000 años, un grupo de hombres,
repreSentaCión de un bisonte del Magdaleniense en la cueva de altamira. © MNCia-P. saura.
ALTAMIRA
fotografía de Marcelino sanz de sautuola. © MNCia. abajo, su hija María. © MNCia.
mujeres y niños marcharon por razones desconocidas. Dejaron tras de sí, como detalla el historiador José A. Lasheras, “algunos instrumentos rotos, ya inútiles o simplemente olvidados, un sinfín de restos de alimentación (huesos de animales y conchas de moluscos marinos, principalmente) y, consecuencia de sus hogares, un montón de cenizas y carbones esparcidos por todo el gran espacio vestibular junto a la boca”. Explica Lasheras, director del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, que también quedaban “las pinturas y grabados que salpican la cueva y tanto nos interesan..., pero no sabemos si tenían intención de volver a verlas”. De hecho, “no sabemos si tenían intención de volver a habitar el lugar”. Lo que sí se sabe es que, después de esta misteriosa marcha, un derrumbe producido por causas naturales (acontecido, se calcula, hace 13.000 años) cegó el acceso a la gruta. La cueva está situada en el monte de Vispieres, en la parte alta de una suave ladera a unos 160 metros sobre el nivel del mar. Por ello, después del de-
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arqueología rrumbe, la lluvia que se escurría desde la ladera formó una especie de placa de estalagmitas sobre las piedras caídas que cerró por completo la cavidad. Aislada del exterior, la gruta protegió los restos dejados por sus últimos moradores. Se cree que el resquebrajamiento de aquel sello natural se produjo debido a las extracciones de piedra con explosivos realizadas en el área a mediados del siglo xix. Gracias a ello, Modesto Cubillas pudo adentrarse en pos de su perro en la caverna e intuir que allí había algo importante. Cubillas, quien siempre reivindicó ser el descubridor de Altamira (incluso llegó a pedir una recompensa al rey Alfonso XII), informó unos años más tarde de su hallazgo al vecino más prestigioso de la zona, don Marcelino, que visitó la cueva por primera vez en 1875. En aquella incursión inicial, Sautuola recorrió íntegramente la caverna, que mide 270 metros de longitud. Cuenta Lasheras que en su galería más profunda, por la que tuvo que arrastrarse para avanzar, “observó algunos raros dibujos negros, a los que no prestó mucha atención” en ese momento.
el primer estudioso
Eran otros tiempos, muy distintos de los de la inmediatez actual, así que Sautuola no realizó las primeras excavaciones en el lugar hasta 1879. Un año antes había estado en la Exposición Universal de París, donde quedó deslumbrado “por las numerosas y curiosísimas colecciones de objetos prehistóricos que tuve el gusto de contemplar”, escribió. Muchos de los objetos ex-
c 1868
Los sucesivos trabajos arqueológicos en el yacimiento, situado en la zona cercana a la entrada actual, han ampliado exponencialmente nuestros conocimientos sobre la vida y el arte en la altamira paleolítica.
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© MNCIA
Las reveLaCioNes de aLtaMira
eL arteSano ModeSto Cubillas descubre la cueva. En 1875, Sautuola, a quien Cubillas comunica el hallazgo, realiza su primera visita. las primeras excavaciones las emprende en 1879, en el curso de las cuales su hija topa con las famosas pinturas. En 1880, Sautuola publica Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander, donde describe el hallazgo de instrumentos de hueso y piedra, adornos, colorantes y restos de alimentación e informa sobre la inexistencia de cerámica. a la izqda., piezas halladas por Sautuola.
ALTAMIRA
eL iMpreSionante Gran techo de la cueva de altamira. © MNCia-d. rodríguez.
hibidos habían sido excavados en cuevas del sur de Francia, lo que espoleó a Sautuola a emprender sus propias investigaciones, no solo en Altamira, sino también en otras grutas de la zona. En Altamira, realizó sus primeros trabajos en el área más próxima a la entrada, donde se ubican los yacimientos de las principales ocupaciones paleolíticas: la de la época Gravetiense final (22.000 años), la Solutrense (de hace entre 21.000 y 17.000 años) y la Magdaleniense (entre 17.000 y 11.000). Cuando su hija María le reveló los “bueyes”, en una sala perpendicular al vestíbulo que hoy se llama el Gran Techo, Sautuola supo que estaba ante algo trascendente. También intuyó, acertadamente, que iba a ser difícil que el descubrimiento fuera aceptado de forma unánime por la comunidad científica. En 1880 Sautuola publicó Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander. Tras el discretísimo título del folleto, el autor exponía primero, siempre de forma impecable, los hallazgos en una cueva del municipio de Camargo, antes de pasar al descubrimiento del arte rupestre de Altamira. De esta última describía los restos que correspondían a la ocupación humana (instrumentos de piedra y hueso, adornos, colorantes y restos de alimentación), para dar paso después al análisis de las sorprendentes pinturas, atribuyendo “a todo el conjunto y a sus autores un gran mérito artístico”, señala Lasheras. Sautuola terminaba relacionando las pinturas con otros objetos de arte prehistórico y asignaba una co-
1903
1924-25
LoS trabajoS de Hugo Obermaier, geólogo y arqueólogo, confirman la secuencia cronológica descrita por alcalde del Río. Este experto alemán trabajó también en los alrededores de la cueva, donde recogió algunos útiles del Paleolítico inferior (más antiguos que los restos del interior).
© MNCIA
traS ConoCer a Émile Cartailhac y al abate Breuil, Hermilio alcalde del Río excavó en la cueva. Describió en ella dos niveles: el inferior y más antiguo, del Solutrense (hace en torno a 18.500 años) y el superior, más reciente, del Magdaleniense (entre 14.000 y 15.600). En el primero encontró útiles de piedra, entre ellos, un gran número de puntas de sílex talladas (a la dcha.). De los restos de fauna se deduce que la presencia de ciervos, caballos y bisontes en la zona era abundante. Del nivel Magdaleniense sorprende la escasez de industria lítica, que parece sustituirse por la realizada sobre asta y hueso. también hay cambios en la dieta: se descubren restos de peces y conchas de lapas y bígaros.
joaquín gonzáLez eChegaray 1980 y leslie Gordon Freeman excavaron en el vestíbulo de la cueva en el nivel Magdaleniense.
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arqueología
repreSentaCión de unas manos en negativo en la cueva de altamira. © MNCia-P. saura.
rrecta cronología paleolítica tanto para los restos como para las pinturas.
un artista exquisito
En Altamira, las representaciones pictóricas se extienden prácticamente por toda la cueva, pero, sin duda, las más conocidas son las pinturas del Gran Techo: un recinto con una bóveda de 18 m de largo por 9 de ancho y una altura original de entre 1,10 y 1,90 m. En la que se ha dicho es “la Capilla Sixtina del Paleolítico”, todos los grabados y pinturas están en el techo. Uno
de sus aspectos más sorprendentes es el tamaño de las figuras, ya que algunas superan los dos metros de longitud. Se distinguen dos conjuntos artísticos principales, uno a cada lado. En el derecho constan las representaciones más antiguas: grandes caballos de color rojo, de entre 1,50 y 1,80 m de longitud; una mano en positivo y dos en negativo; y varias series de puntos. Se calcula que su realización se data en el período gravetiense-solutrense del yacimiento. En esta zona existen otras representaciones realizadas con
posterioridad, como unos grabados entre los que destaca la figura de un ciervo bramando y algunas cabezas de cápridos y cérvidos de gran belleza. Pero es en el lado izquierdo de la sala donde se encuentran las representaciones más célebres de la cueva de Altamira. Se trata de 25 grandes figuras, entre ellas, las imágenes de bisontes que María Sanz de Sautuola confundió con bueyes. Las representaciones de bisontes europeos (Bison priscus), 21 en total, miden entre 1,25 y 1,70 m de longitud y están acompañadas de otras no menos impresionantes figuras: dos caballos de tamaño similar, una cierva de más de dos metros y la cabeza de un uro (Bos primigenius), o toro del Paleolítico, animal que se extinguió en Europa en el siglo xviii. Como aclara el Museo de Altamira, la calificación de “polícromos” que se da al conjunto es inexacta. Los expertos señalan que en la realización de las figuras solo se utilizaron dos pigmentos: el negro del carbón y óxido de hierro, rojo o pardo, aplicados directamente o disueltos en agua. La impresión de policromía viene dada por las tonalidades de la propia roca. Ello no resta mérito a la compleja ejecución de un artista que, además, aprovechó los salientes naturales y las grietas para dar volumen o para dibujar el contorno de las figuras. Gracias a los modernos medios de datación, la realización de este segundo conjunto se ha podido situar entre hace 13.940 y 14.710 años, en una etapa del Magdaliense que coincide con lo que la arqueología denomina el apogeo de las “bandas de cazado-
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y nuevas técnicas de datación, el Museo de altamira identificó ocho niveles de ocupación: del Magdaleniense medio al Gravetiense (hace 22.000 años). Ello demostró que altamira estuvo ocupada 4.000 años más de lo que se pensaba. El hallazgo del nivel del Gravetiense permitió contextualizar una fase del arte caracterizada por grandes caballos pintados en rojo, manos y otras figuras. a la izqda., toma de muestras.
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© MNCIA
Con LoS tra2006 bajoS de documentación de la estratigrafía
ALTAMIRA
SignoS hallados en la Galería Final (© MNCia-P. saura). a La izqda., cierva (© MNCia-P. saura).
El aRtiSta aPROvECHa El REliEvE DEl tECHO PaRa COMPlEtaR la OBRa, quE aDquiERE un aSPECtO ESCultóRiCO res”. Estos grupos humanos fueron los últimos moradores de Altamira. Con su alimentación principalmente basada en la caza, poseían un alto nivel en el trabajo de la piedra y del hueso, además de unas manifestaciones artísticas excepcionales. El arte es un patrimonio exclusivo de nuestra especie, Homo sapiens, la única dotada de unas capacidades neurobiológicas que hacen posible la creación simbólica. En Altamira, el Gran Techo asombra tanto por su antigüedad como por su sofisticación y cuidadosa planificación. “El artista, solo
o con sus ayudantes, se prepara para el trabajo, escudriña el techo y analiza las posibilidades del relieve”, indica el Museo de Altamira. De rodillas o agachado en algunos puntos, en una postura incómoda, tras colocar en el suelo y la pared varias lámparas con tuétano para iluminar, armado de buriles, lápices de carbón y pigmento, el artista comenzó primero a grabar la silueta, de forma concienzuda, incluyendo detalles como el pelo y la joroba. Después, dibujó en negro el contorno: cuernos, orejas, ojos... A continuación,
excavó parcialmente el yacimiento exterior (a la izqda.) bajo el área desplomada que mantuvo la cueva oculta durante milenios. Destaca el descubrimiento de un objeto singular: un omóplato en el que aparece grabada una cabeza de cierva. Objetos similares encontrados en otras cuevas de la zona pueden aludir, en palabras de José a. lasheras, “a una comunidad cultural regional”.
© MNCIA-P. SAURA
2008-2010 eL MuSeo de aLtaMira
eL nuevo SiSteMa de datación por series de uranio ha 2012 permitido situar un signo pintado en rojo de la Sala de los Polícromos (arriba) 36.160 años antes del presente, lo que lo lleva al período auriñaciense, del que no se había localizado nada en el yacimiento.
se rellenaron de pigmento las figuras, matizando la intensidad de este según las zonas y creando así la asombrosa sensación de claroscuro. El aprovechamiento del relieve del techo completa la obra, que adquiere un aspecto escultórico. En la cueva existe otra destacable zona con pinturas, la Galería Final, situada en la parte más profunda. Se trata de un corredor de casi 17 metros de largo y en cuyas paredes se dibujaron o grabaron algunas de las pinturas más misteriosas del lugar. Destacan los signos cuadrangulares pintados con carbón, llamados tectiformes, que Sautuola percibió en aquella primera exploración en 1875, así como grabados de ciervos, caballos y bisontes. También pueden contemplarse varias “máscaras”, realizadas aprovechando las aristas de la roca, y a cuyos lados se pintaron trazos simulando ojos y narices. Según el experto en arte rupestre Jean Clottes, estas imágenes sugieren mucho más de lo que realmente sabemos. “Los artistas utilizaron unas pocas líneas para transformar formas naturales en rostros fantasmales cuando se miran de frente”, indica. “En muchos casos, es difícil determinar si son humanas o animales. O ambos. Esta ambigüedad es seguramente intencionada”. Hasta la fecha se han documen-
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arqueología
eL rey aLfonSo xiii se deja retratar entre estalactitas en altamira, década de 1920. © MNCia.
una SaLa del Museo de altamira. © MNCia. a La dCha., visita al interior de la Neocueva. © MNCia.
tado nueve rostros de este tipo en este pasaje, donde muere la cueva. Su datación las ubica, junto a los signos cuadrangulares, en el Magdaleniense inferior, una de las últimas culturas del Paleolítico.
el rechazo inicial
Hace tiempo que Altamira, Patrimonio de la Humanidad desde 1985, está considerada una obra cumbre del arte no solo prehistórico, sino universal. Sin embargo, fue precisamente la enorme calidad artística del hallazgo la que suscitó la perplejidad y desconfianza de la comunidad científica ante su revelación. Fueron muy pocos los arqueólogos, dominados entonces por la escuela francesa, que aceptaron la autenticidad del hallazgo. Sanz de Sautuola llegó incluso a ser acusado de falsificador: “Por ignorancia, prudencia o desconfianza,
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el primer arte de la humanidad tardó en ser reconocido”, observa Lasheras. En concreto, más de dos decenios. No fue hasta 1902, veintidós años después de la publicación del librito de Sanz de Sautuola, que el prestigioso arqueólogo francés Émile Cartailhac publicó el artículo titulado “La grotte d’Altamira, Espagne. ‘Mea culpa’ d’un sceptique”. En él, Cartailhac, uno de padres del estudio del arte rupestre y hasta entonces detractor de Altamira, rectificó públicamente su error, rindiéndose al tesón de su colega cántabro. Lamentablemente, don Marcelino había fallecido en 1888, así que Cartailhac tuvo que disculparse ante su hija María cuando visitó la cueva aquel 1902. El cambio de opinión de Cartailhac fue debido al descubrimiento, en dos cuevas del sur Francia (Pair non Pair y La Mouthe), de otros gra-
bados y pinturas del Paleolítico. A partir de aquel mea culpa, la cueva de Altamira adquirió reconocimiento internacional. El propio Cartailhac, junto con otro importante arqueólogo de la época, el abate Henri Breuil, publicó el primer gran libro sobre el yacimiento, tras obtener financiación del príncipe Alberto I de Mónaco para realizar las reproducciones de las pinturas. Desde entonces, el número de visitantes no dejó de crecer año tras año, en paralelo a sucesivas campañas arqueológicas.
¿exhibir o conservar?
Desde los inicios hubo que destacar el esfuerzo del ayuntamiento de Santillana del Mar, primer responsable del yacimiento, en su protección. El consistorio colocó una verja de hierro en la entrada, nombró guías y dictó una serie de normas para las visitas.
ALTAMIRA UNa reaPertUra CoNtroLada
Cinco afortunados a la semana pueden ver la cueva original TRAS AñOS CERRADA al público, la cueva de Altamira volvió a ser visitable en enero de 2014. Bajo la supervisión del Patronato del Museo, se mantiene un régimen de acceso controlado y limitado. Consiste en una visita a la semana para cinco personas, de 37 minutos, bajo un estricto protocolo de indumentaria e ilu-
minación, y con un recorrido y tiempos de permanencia definidos para cada zona de la cueva. Estas visitas se realizan a partir de una selección aleatoria entre las personas que se encuentren en el museo (abajo) el día establecido (en principio, todos los viernes). Más información en http://museodealtamira.mcu.es
© MNCIA
Pero la afluencia de curiosos era cada vez mayor, y las precarias condiciones del recorrido no solo afectaban a las pinturas, sino también a la integridad de los visitantes. La escritora Emilia Pardo Bazán, una de ellos, contó que las fisuras y desplomes de las rocas obligaban a subir y bajar “por peñascos y destrozos”. Por todo ello, el rey Alfonso XIII encargó al duque de Alba subsanar las graves deficiencias de lo que ya se había convertido en un símbolo nacional. En 1924 se creó una Junta de Conservación, así como el primer Museo de Altamira. Tras la Guerra Civil, Altamira pasó a depender de la Dirección General de Bellas Artes, que la gestionó hasta 1978. Entonces ya era uno de los monumentos más visitados de España, y la afluencia masiva de personas había empezado a afectar seriamente la conservación de las pintu-
ras, sin olvidar que la construcción de muros, caminos e instalaciones eléctricas en el entorno contribuyó a desestabilizar los parámetros ambientales de la cueva. En 1977 se tomó la decisión de cerrar Altamira al público, y dos años después el gobierno español asumió la propiedad de la misma. En 1982 se determinó reabrir Altamira, pero solo de forma limitada: para un total de 8.500 visitantes al año. La cifra era a todas luces insuficiente ante la demanda del público, pero era incuestionable que una apertura sin restricciones ponía en peligro las pinturas. En 1992, el Ministerio de Cultura puso en marcha un proyecto muy ambicioso que llevaría casi un decenio completar: un nuevo edificio para la sede del museo, que incluiría una réplica de la cueva. Un reproducción facsímil (tridimensional) en el marco de un programa científico y museológico que, además, contribuiría a estimular la economía local. El objetivo no era hacer un sucedáneo, sino una forma accesible e intelectualmente rigurosa de conocer el monumento original y su contexto. La nueva sede del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira se inauguró en 2001 en un cuidado edificio, obra
del arquitecto cántabro Juan Navarro Baldeweg. En los múltiples espacios del recinto, además de una exposición permanente sobre la época en la que Altamira fue habitada, se encuentra la denominada Neocueva, el facsímil que recupera el aspecto de Altamira hace 14.500 años. Allí se ha reproducido, de una forma exacta, la belleza de las pinturas originales. Entre ellas, esos bisontes que, más de cien años atrás, una niña asombrada confundió inocentemente con sencillos bueyes.
para Saber MáS ENSAYO
Jean. Cave Art. Londres: Phaidon, 2008. En inglés. LASHERAS, José Antonio (ed.). Redescubrir Altamira. Madrid: Turner, 2003. CLOTTES,
GUÍA
Museo de Altamira. Barcelona: Electa Guías Artísticas, 2003.
VV. AA.
CLÁSICO
Marcelino. Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander. Santander: Telesforo Martínez, 1880. Consultable en http://museodealtamira.mcu.es/web/ docs/Altamira_fac_espanol.pdf SANZ DE SAUTUOLA,
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arqueología
la menorca talay el pasado talayótico de Menorca aspira a ser Patrimonio de la humanidad. hay hasta quince tipos de construcciones, algunas exclusivas de la isla. eva millet, Periodista
D
e entre los millares de turistas que cada año aterrizan en el aeropuerto de Menorca, seguramente muy pocos saben que bajo la pista de aterrizaje existía hasta no hace mucho una vivienda talayótica. Formaba parte del poblado prehistórico de Biniparratx Petit, ubicado en unos terrenos propiedad de Aena. La casa convivió durante años con el discreto aeropuerto con que contaba la isla
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antes del boom turístico, hasta que tuvo que ser excavada y desplazada de urgencia cuando se amplió la pista de aterrizaje. Hoy, la casa (o círculo, así llamado este tipo de habitáculo por la forma de su planta) de Biniparratx Petit se alza junto al aparcamiento del recinto, desde donde son perfectamente visibles las grandes losas que la rodean. Es un ejemplo de la cercanía que se da en Menorca entre sus vestigios y su presente. La más septentrio-
nal de las Baleares posee un patrimonio arqueológico importantísimo, en especial, del período talayótico, iniciado hace cuatro milenios. En sus casi 700 km2 se diseminan 1.574 yacimientos de esta época, de los cuales 1.401 están catalogados. Hay dos monumentos por kilómetro cuadrado.
A resguardo de la tramontana
Como talayótica se conoce a la sociedad que, durante la Edad del Bronce Final
menorca
ótica (1200-800 a. C.) y la Primera Edad del Hierro (800-400 a. C.), habitó en las islas más tarde llamadas Gimnesias por los griegos (Mallorca y Menorca). Gracias a la arqueología, conocemos cómo eran sus asentamientos: poblados amurallados en los que destacaban los talayots, torres de piedra que servían como atalayas y marcadores de territorio. Las ruinas talayóticas indican que aquella sociedad era muy jerarquizada, patriarcal
y organizada en poblados. En ellos, además de los talayots (de los que podía haber más de uno), se concentraban las casas (distribuidas de forma abigarrada), santuarios y zonas de recogida de agua y de almacenaje. Se calcula que en Menorca hubo unos setenta y cinco poblados de distinto tamaño. La mayoría se levantaron en la mitad sur de la isla, una zona al resguardo del fuerte viento de tramontana, dotada con más fuentes de agua dulce y con un terreno “más blando” que la mitad norte, lo que facilitaba la extracción de piedras. Los poblados constituían entidades de poder independiente, y en cada uno mandaba un jefe. Pese a que se practicaba la exogamia, las relaciones entre vecinos no eran siempre cordiales. La economía se basaba en la ganadería y la agricultura, la pesca era minoritaria y la caza, una actividad lúdica. Pese a que cada familia era responsable de su subsistencia, existía un sentido de comunidad. Todo el poblado colaboraba en tareas como la construcción de edificios para uso colectivo, entre ellos, los talayots, que algunas teorías consideran un referente de esta cohesión social. Los grandes monumentos de Menorca se edificaron con la técnica ciclópea: piedras irregulares y de grandes dimensiones colocadas en seco, sin argamasa (un sistema que hoy se sigue empleando en la isla). Así se erigieron los al menos 300 talayots que puntean el territorio. Esta cifra tan
EL DATO TALAyOTs cOnEcTADOs
El término talayot deriva del baleárico talaia, “torre de vigilancia”. Aunque, explica Josep Pla en su Guía de Mallorca, Menorca e Ibiza (1950), estos monumentos también eran conocidos como antigors (antigüedades) y clapers de gegants (pedregales de gigantes). Todos los talayots (abajo, el de So Na Caçana y el de Talatí de Dalt) tienen una buena visibilidad y desde su cima era posible visualizar la torre más cercana. Existía una red intervisual entre todos ellos.
los talayots, torres de grandes piedras, podrían reflejar la fuerza de un poblado frente a otro inusitada en un terreno tan reducido lleva a algunos arqueólogos a interpretar las famosas torres no tanto como construcciones de vigía, sino como una muestra de fuerza de un poblado frente a otro. A pesar de la incertidumbre que generan las dataciones, la hipótesis más aceptada afirma que la edificación de los talayots surgió en la isla hacia el año 1000 a. C. (de forma simultánea con Mallorca) y alcanzó su apogeo entre 900 y 700 a. C.
Las construcciones ciclópeas menorquinas son más monumentales y más ricas tipológicamente que otras edificaciones prehistóricas del Mediterráneo, además de tener soluciones constructivas diferentes. Los talayots menorquines, por ejemplo, suelen ser macizos –aunque los hay con pequeñas cámaras o pasadizos–, de forma que el espacio útil se situaría en la cima de la estructura. Seguramente se trataría de edificios con un fuerte
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arqueología
siete rincones de la menorca talayótica un abanico de las construcciones que oPtan a la lista de la unesco TOrrE D’En gALmés, EL grAn pOBLADO
Es el poblado talayótico más extenso de Menorca: en sus seis hectáreas vivieron unas novecientas personas. El hecho de ubicarse sobre una colina (con una perfecta panorámica) y contar con numerosas construcciones hace pensar que ejercía cierta supremacía sobre el resto de asentamientos. Destacan sus tres talayots (torres), varias casas talayóticas y un recinto de taula (edificio destinado al culto). Vivió su mayor auge entre 1300 a. C. y la época romana (s. ii a. C.).
TrEpucó, LA TAuLA más ALTA BiniAi nOu, EL hipOgEO más AnTiguO
Las dos tumbas subterráneas de este yacimiento cercano a Maó han aportado la datación absoluta (obtenida a partir de la edad de las rocas) más antigua de Menorca: de 2290 a 2030 a. C. Ambas cuentan con una cámara funeraria excavada en la roca y un acceso de losas verticales. Los restos humanos hallados son los más remotos de Menorca.
componente ritual. Los mallorquines, en cambio, cuentan prácticamente siempre con una cámara circular y una columna central. Otra de sus diferencias es su alta variabilidad frente a la estandarización que domina en Mallorca.
Variedad y exclusividad
Los expertos han identificado quince tipos de construcciones: talayots, círculos, sepulcros megalíticos, hipogeos de planta alargada y circular, salas con cubierta de losas... y, especialmente, navetas y taulas, ambas exclusivas de Menorca. Esta última, quizá el monumento que más intriga
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En este poblado del municipio de Maó, uno de los más grandes del pasado talayótico de la isla, hay una taula de 4,20 m de altura (a la dcha.). Esta “T” se alza en el centro de una fortificación construida por las tropas españolas que asediaron el castillo de Sant Felip, en manos británicas, en el siglo xviii. El recinto fue excavado en la década de 1930 por Margaret Murray, de la Universidad de Cambridge, la primera mujer en el Reino Unido nombrada catedrática de Arqueología.
a los arqueólogos, es una construcción en forma de T, compuesta por una gran losa rectangular que soporta un capitel. Existen 32 en toda la isla. Su función exacta aún se desconoce, aunque se sabe que era el eje de un espacio en forma de herradura considerado un santuario, ya que en él se depositaban ofrendas cárnicas y cerámicas dirigidas a los dioses. Frente a algunas teorías (como la del alemán Waldemar Fenn), que conjeturaban sobre su función como observatorio astronómico, el reconocido arqueólogo Juan Maluquer de Motes (1915-88) consideró indiscutible “el carácter religioso”
de estos recintos. También las navetas, de planta absidal o circular, son únicas de Menorca. Tenían una función funeraria y se han contabilizado 22, siendo la de Es Tudons la más icónica de todas. Esta exclusividad, así como la excepcional densidad y variedad de estructuras, sumada a su buen estado de conservación, resultó determinante para que el Consell Insular de Menorca presentara al gobierno español la candidatura de Menorca Talayótica a Patrimonio Mundial de la Unesco. En marzo de 2015, la Comisión Nacional de Patrimonio española determinó que los 32 yacimientos que la
menorca cALA mOrELL, urBAnismO En primErA LínEA DE mAr
Cerca de Ciutadella se conserva uno de los sitios más espectaculares. Lo conforman una necrópolis de 17 cuevas artificiales y un poblado de la Edad del Bronce situado sobre un promontorio rocoso junto al mar. Sus habitaciones en forma de nave (o navetas de habitación, abajo) no siguieron la habitual técnica ciclópea, sino que se construyeron con pequeñas piedras.
Es TuDOns, LA nAvE invErTiDA más icónicA
Esta naveta es uno de los monumentos más emblemáticos de Menorca, por su excelente estado de conservación y por corresponder a un tipo de construcción exclusivo de la isla. Alzada entre 1400 y 1000 a. C., se empleó para entierros colectivos. En su interior se hallaron restos de un centenar de cadáveres, así como objetos de su ajuar y ofrendas.
cALEscOvEs, AcAnTiLADO funErAriO
TOrELLó, un TALAyOT cOLOsAL
Ubicado junto al aeropuerto de Menorca, este talayot, uno de los dos que se erigieron en el poblado de Torelló, presenta la singularidad de conservar en su parte superior un portal con dintel (en la imagen). Servía de acceso a una cámara de planta circular. En su interior se desenterraron lucernas y restos de cerámicas romanas durante la excavación del monumento en los años ochenta.
integran puedan oficialmente aspirar a este reconocimiento. Habrá que esperar a 2017 para conocer la resolución de la organización internacional.
Un tesoro excepcional
La candidatura reconoce un patrimonio con el que los menorquines han convivido durante siglos. Explica el arqueólogo Ferran Lagarda que, a principios de los ochenta, los pastores aún utilizaban las cuevas talayóticas para guardar ganado, o se cocinaba con butano en el hipogeo de Son Bou... Este experto recuerda también cómo a menudo resultaba “imposible
encontrar, medio escondidos por la vegetación o perdidos en auténticos laberintos de caminos”, los restos talayóticos que buscaba con ayuda del Mapa arqueológico (1989), de Josep Mascaró Pasarius. El Inventario de monumentos prehistóricos y protohistóricos (1967) de Mascaró había resultado clave para que todos los yacimientos del volumen pasaran a ser considerados Bien de Interés Cultural en 1985. Treinta años después, la candidatura a Patrimonio de la Humanidad refuerza la importancia de este tesoro, construido por el hombre y pulido por el viento desde hace milenios.
Desde la prehistoria hasta el dominio romano, Calescoves, en la costa sur, despertó interés entre los menorquines. Se conserva su necrópolis, de época talayótica, compuesta por más de noventa cuevas naturales e hipogeos, cuevas excavadas en los mismos acantilados de la cala (en la imagen), un embarcadero, un recinto amurallado y un santuario romano.
PArA sAber más mOnOgrAfíA
Lluís. L’arquitectura prehistòrica i protohistòrica de Menorca i el seu marc cultural. Maó: Museu de Menorca, 1991. En catalán. pLAnTALAmOr mAssAnET,
guíA sinTEs, Elena. Menorca talayótica. La Prehistoria de la isla. Sant Lluís: Triangle Postals, 2015.
inTErnET
Web oficial de la candidatura de Menorca Talayótica. www.menorcatalayotica.info
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arqueología
la ciudad que desafió a roma tras una larga resistencia se suicidaron para no rendirse. hoy se investiga no ya cómo murieron, sino cómo vivieron los numantinos. ana echeverría, Periodista
e
n el siglo ii a. C. Roma era la potencia indiscutible del Mediterráneo. Recién derrotada Cartago, al norte de África, los romanos se adentraban cada vez más en la península ibérica y gravaban sus impuestos a las tribus celtíberas de la meseta. No había rival capaz de hacerles sombra. ¿O sí? Una pequeña ciudad celtíbera de unos mil quinientos habitantes
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mantuvo en vilo al Senado durante veinte años de escaramuzas. Desde entonces utilizamos la expresión defensa numantina para referirnos a cualquier situación en la que el débil se opone al fuerte hasta las últimas consecuencias.
Suma de circunstancias
Para que Numancia se convirtiera en el paradigma de la resistencia heroica hicie-
ron falta algunas casualidades. La primera, que sus vecinos de Segeda decidieran fortificarse. Los romanos lo tomaron como una provocación y los segedanos, que tenían su muralla a medias, corrieron a refugiarse tras los muros de Numancia. La segunda, que el ejército romano –abrumadoramente superior al celtíbero– contara con diez elefantes. Bastaron unas cuantas pedradas para que uno de los animales
numancia asalto. Por fin, el Senado decidió enviar a una leyenda viviente: Publio Escipión el Africano, el célebre destructor de Cartago.
el ataque
enloqueciera y sembrara la confusión, ocasión que los numantinos aprovecharon para contraatacar. Roma perdió miles de soldados. El 23 de agosto, fecha de la batalla, pasó a considerarse un día aciago. Desde entonces, Numancia fue un punto negro en el mapa expansionista de la República. Cinco cónsules fracasaron en sus intentos de conquista, los tres siguientes ni siquiera se atrevieron a acometer el
de la lucha a la recuperación
Más astuto que sus predecesores, Escipión arrasó primero a los aliados de Numancia para que la ciudad se quedara sin suministro de provisiones. Luego devolvió la disciplina a las tropas: expulsó a prostitutas y adivinos, requisó veinte mil pinzas de depilar y otros objetos de lujo y obligó a todos, desde soldados a generales, a dormir en el suelo. Una vez tuvo a sus hombres en forma, les hizo construir en menos de tres meses una imponente obra de ingeniería bélica, concebida para que nadie pudiera escapar de Numancia. Rodearon la ciudad con una muralla y un foso de nueve kilómetros de perímetro. Unas trescientas torres de vigilancia, equipadas con catapultas, controlaban a los
LoS numantinoS ofrecen 153 a.C. refugio a los segedanos. Juntos de
los NumaNtiNos BurlaroN el cerco de esciPióN solo uNa vez. PidieroN ayuda, Pero Nadie se la Prestó
eL hiStoriador Juan de loperráez lo 1788 caliza el emplazamiento exacto de
sitiados. Alrededor de la muralla se instalaron siete campamentos y dos fortificaciones. En el río, una cadena con púas cortaba el paso a barcas y nadadores. Los numantinos burlaron el cerco solo una vez. Un jefe llamado Retógenes partió, con diez de sus guerreros, a pedir ayuda a otras ciudades de su tribu. Fue en vano. Nadie se atrevió a plantar cara a Escipión, salvo 400 jóvenes de Lutia. Pero los viejos de esta ciudad, temerosos de los romanos, denunciaron a los rebeldes y permitieron que les cortaran las manos como castigo. No había salvación para Numancia. La ciudad se rindió en el verano de 133 a. C., tras once meses de aislamiento. El hambre había diezmado a la población, que, según la leyenda, se alimentó de carne humana. Muchos numantinos prefirieron poner fin a sus vidas y a las de sus familias antes que caer en manos de sus enemigos. El resto pasó a la esclavitud. Cuentan las crónicas que los romanos incendiaron las casas y sembraron de sal
rrotan al cónsul Nobilior, causándo le unas seis mil bajas.
eScipión eL africano llega a 134 a.C. la península, dispuesto a sitiar Nu
mancia con una imponente muralla.
traS once meses de ase 133 a.C. dio, parte de la población se suicida y el resto se entrega. los romanos arrasan por completo la ciudad.
eL humaniSta an 1499 tonio de Nebrija ubica acertadamente Numancia en las proximidades de soria.
Numancia: el cerro de la muela.
primeraS excavacioneS, dirigidas por el 1803 filólogo y político Juan Bautista erro. eL yacimiento de Numancia es declarado 1882 monumento Nacional. eL hiSpaniSta alemán adolf 1905-12 schulten localiza los siete campa mentos romanos.
arqueóLogoS españo 1906-23 les excavan unas ocho hectáreas en el cerro de la muela.
eL gobierno de Pri 1923 mo de rivera retira las subvenciones y pone fin a los traba jos arqueológicos.
eL arqueóLogo al fredo Jimeno y su equi 1993 po localizan la necrópolis celtíbera. Jimeno, aún aL fren 2015 te de las excavaciones en Numancia, reivindica la declaración del yacimiento como Patrimonio in material de la Humanidad.
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arqueología
asedio al refugio celtíbero
el infranqueable complejo bélico levantado por los romanos camPamento de la dehesilla
castillo del molino
camPamento de alto real
Río Du er o barrio sur Era la zona más cálida y resguardada. Los romanos ricos la escogieron para edificar sus mansiones.
numancia
Río
camPamento de la rasa
muralla celtíbera Constaba de una base de piedra y un parapeto de adobe y paja. Se ha reconstruido un fragmento.
n da er M
c
ho
camPamentos Suman siete y se calcula que daban cobijo a 60.000 efectivos, entre legionarios romanos y aliados.
camPamento de Peña redonda
doble urbanismo Las ciudades celtíberas solían ser irregulares. Numancia es un caso atípico: el trazado recto de sus calles hace sospechar que conocían el urbanismo romano. Los romanos, al reconstruirla, aprovecharon la estructura original. Pero a diferencia de otras urbes latinas, en esta no se ha localizado ninguna plaza.
los campos para volverlos yermos. Pero la arqueología sugiere que, en realidad, Numancia no tardó mucho en ser reconstruida y que siguió habitada por lo menos hasta la época visigoda (entre los siglos v y viii). La cultura celtíbera se fundió lentamente con la romana, como demuestra la cerámica que se conserva, decorada con figuras geométricas y escenas cotidianas. Aquí es donde empieza la otra fascinante historia de Numancia: la de sus restos arqueológicos.
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castillo de la vega
encrucijadas Los numantinos cortaron las corrientes de aire y protegieron sus casas del viento del norte haciendo sobresalir unas esquinas sobre otras. Las calles se cruzaban formando una perpendicular imperfecta. Piedras Pasaderas Servían para cruzar la calle sin pisar los
en busca de la ciudad
Hasta el siglo xviii los eruditos no se pusieron de acuerdo sobre la ubicación de Numancia. Unos la situaban, acertadamente, cerca de Soria; otros dieron crédito durante siglos a un rumor medieval que la localizaba en Zamora. Las excavaciones en el actual yacimiento no comenzaron hasta el xix, coincidiendo con el auge de la arqueología romántica en toda Europa. A estos primeros arqueólogos, la pasión por la leyenda les impul-
camPamento de el castillejo
camPamento de travesadas
camPamento de valdeborrón
muralla romana Construida por el general Escipión, medía 3 m de altura por 2,5 m de ancho.
charcos. Las calles se enfangaban fácilmente, pues no había alcantarillas. casas Las celtíberas carecían de chimenea y solo contaban con una estancia, que se usaba para comer y dormir. Las romanas tenían varias habitaciones: cocina, vestíbulo, corral, almacén...
saba tanto o más que el amor a la ciencia: buscaban, sobre todo, armas e inscripciones, objetos que confirmaran la heroicidad de los antiguos numantinos. El mito de Numancia era tan intocable que condicionó la mirada de estos científicos, llevándoles, a veces, a conclusiones precipitadas o erróneas. Las primeras décadas del siglo xx fueron los años dorados de la arqueología numantina. La mayor parte de los restos que conservamos se desenterraron en aquella época. Se excavó intensamente,
numancia
el dato casi vegetarianos
Los historiadores romanos describen a los numantinos como un pueblo ganadero, consumidor de carne. Pero los restos analizados nos revelan que su alimentación era sobre todo vegetal.
con entusiasmo y método, pero ni siquiera aquellos trabajos estuvieron a salvo de interpretaciones ideológicas.
excavaciones del siglo xx
En 1905 entró en escena el hispanista alemán Adolf Schulten. Su aportación fue tan fundamental como controvertida. Al cabo de un año de trabajar en el Cerro de la Muela, emplazamiento exacto de Numancia, se le pidió que abandonara el lugar. La opinión pública no veía bien que un extranjero hurgase en Numancia, a la que consideraban un símbolo nacional sagrado. Sí se le autorizó a buscar restos romanos, ya que a aquellos se les recordaba como enemigos. Schulten pudo así identificar los siete campamentos de Escipión. Entretanto, una comisión de científicos españoles desenterró las ocho hectáreas de la ciudad que hoy están abiertas al público. Tres ciudades superpuestas (una celtíbera y dos romanas) mostraron al mundo sus cimientos, molinos..., pero no su cementerio.
los celtíBeros teNíaN Por costumBre deJar que los Buitres devoraraN a los guerreros caídos ¿Dónde enterraban los numantinos a sus muertos? Se sabe que los celtíberos tenían por costumbre dejar que los buitres devoraran a los guerreros caídos en combate. Pero lo habitual era incinerar y enterrar a los que fallecían de muerte natural. Pese a las cuarenta prospecciones que se hicieron, no había rastro de las tumbas. El gobierno de Primo de Rivera retiró las subvenciones y la parte de la ciudad que aún quedaba sumergida no llegó a excavarse. Tras la Guerra Civil, los libros de
un símbolo explotado manipulaciones provechosas y verdades silenciadas dramatismo exagerado. No es cierto que todos los numantinos prefirieran la muerte a la derrota. Aunque muchos se suicidaron, otros se rindieron. También es falso que prendieran fuego a sus bienes (abajo, pieza de céramica). cambios rentables. Los cronistas romanos, admirados por la gesta de la ciudad celtíbera, embellecieron la
historia de esta y la convirtieron en un símbolo universal de lucha por la libertad. Desde entonces toda clase de ideologías han adaptado Numancia a sus propios intereses. Desde el teatro del Siglo de Oro hasta los libros de texto franquistas, la historia oficial presentó a los numantinos como mártires de España, olvidando que para los celtíberos España no existía: constituía un conjunto de tribus carentes de unidad política o conciencia nacional. Patriotismo. En diversos conflictos bélicos el mito de la Numancia patriota resurgió con más fuerza que nunca. Una de las guerrillas que combatió a Napoleón adoptó el nombre de Leales Numantinos. Durante la Guerra Civil, los dos bandos trataron de presentarse como herederos de los héroes celtíberos: los nacionales crearon el Tercio de Requetés Numantinos y los republicanos, el Batallón de Numancia.
historia exaltaron como nunca la epopeya numantina, pero sus ruinas cayeron en el olvido. Durante la posguerra, las ovejas pastaban a sus anchas por el yacimiento. Hasta la década de los sesenta ningún arqueólogo volvió a trabajar allí.
Se desvela el misterio
En 1993 Alfredo Jimeno, desde entonces al frente de las excavaciones, y su equipo descubrieron la necrópolis celtíbera en la ladera sur del cerro. Este grupo de arqueólogos se ha interesado más en la vida social, económica y familiar de Numancia que en su heroísmo legendario. La veintena de tumbas encontradas ha proporcionado valiosa información sobre los moradores de la antigua ciudad. La composición de sus huesos calcinados ha permitido deducir su dieta, basada, sobre todo, en cereales, bayas y frutos secos. Sus ajuares funerarios incluyen espadas, puñales... doblados para hacerlos inservibles: se ahuyentaba así a los saqueadores. Hoy el yacimiento ha dejado de ser un reducto de investigadores. Se han reconstruido varios edificios (una casa, un tem-
plo y unas termas romanas y una vivienda celtíbera) y un fragmento de la muralla de esta tribu, empleando los mismos materiales que los originales (piedra, adobe y paja, principalmente). Una vez al año, los vecinos de las localidades cercanas representan un episodio de la guerra con Roma. Numancia aún nos reserva sorpresas. El equipo que la explora está trabajando en una reconstrucción en tres dimensiones de algunas de sus estructuras, y, en los próximos años, espera ampliar las excavaciones a nuevas zonas para profundizar en la disposición urbanística de las casas.
para Saber máS ensayo
juan antonio. La aventura de los romanos en Hispania. Madrid: La Esfera, 2004. lorrio, alberto j. Los celtíberos. Alicante: Universidad de Alicante y Universidad Complutense de Madrid, 1997. losada, juan carlos. Batallas decisivas de la historia de España. Madrid: Suma de Letras, 2005. cebrián,
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arqueología
los castros de galicia ¿Cómo eran los pueblos castreños? Pese a que el estudio de sus vestigios es notable, los expertos discrepan en no pocos aspectos clave. Pedro García Luaces, Periodista
a
finales del siglo xix, el regio nalismo gallego, en busca de una identidad nacional sin gular, vio en los pueblos cas treños de la Edad del Hierro formas culturales, políticas y religiosas que se correspondían con las de los celtas. Ese incipiente nacionalismo dibujaba un pasado druídico, guerrero y heroico que habría logrado pervivir en los ambientes rurales, resistiendo a la romanización y dejando una huella perenne en las tradi ciones y el folclore gallegos. Con más o menos matices, su visión perduró duran te la dictadura franquista. Únicamente empezó a cuestionarse a partir de la tran sición, cuando surgió una corriente re visionista que negaba el pasado celta y magnificaba la determinante (y muy posterior) influencia romana.
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La negación del pasado celta alteraba por completo la naturaleza otorgada hasta entonces a las comunidades castreñas. Estas se convertían en comunidades igua litarias, pacíficas y arcaicas. Comunidades que vivían, si no totalmente aisladas, al menos al margen de la evolución de las corrientes históricas de la península, ex perimentando un desarrollo propio, más lento, localista y endógeno. Hoy, la cuestión céltica ya no se encuen tra en el centro del debate, aunque aún está presente en mayor o menor medida. Sin embargo, la discusión sobre la idio sincrasia de los pueblos castreños sigue más viva que nunca, especialmente en lo que atañe a sus hábitos socioeconómicos. Aspectos como su disposición para la gue rra, su organización social y su grado de desarrollo comercial y económico aún
están sobre la mesa, pese al notable avan ce de los estudios de campo desde los años ochenta. No en vano, el número de castros clasificados solo en Galicia supera ya los tres mil, y las investigaciones arqueoló gicas, algunas en curso, han propiciado un gran conocimiento de la Edad del Hie rro en el noroeste peninsular. A día de hoy sabemos que los pueblos castreños no vivieron aislados y que las comunidades costeras, principalmente de las Rías Baixas, mantuvieron inter cambios comerciales con los fenicios. Las excavaciones en castros como A Lanzada (Pontevedra) y Neixón (La Coruña) re velan abundante presencia de cerámicas, vajillas y ánforas de origen púnico. El Museo del Mar de Vigo, por ejemplo, ate sora un altar púnico similar a otros co nocidos del Mediterráneo. El hallazgo
castros en su recinto central, consta de almacenes, seguramente de uso colectivo (para guar dar el excedente de grano). Otro caso es pecial es el de Santo Tomé de Nogueira (Pontevedra). Este yacimiento se levanta en un terreno llano, sin elementos mo numentales que delimiten su espacio ni baluartes defensivos, lo que sugiere que debió de ser un asentamiento temporal o tal vez una pequeña granja. Por su par te, Monte do Facho alberga un santuario –para algunos investigadores sería pre rromano–, lo que indica que debió de te ner un uso religioso o ritual.
¿Había desigualdades?
castro de baroña, en la costa de la Coruña.
de lugares de culto fenicio en las costas gallegas sugiere que estos eran puntos de intercambio frecuente, ya que los fe nicios construían estos templos para co merciar en torno a ellos y realizar ofren das antes de echarse de nuevo a la mar.
Santomé (Orense). No obstante, en esta zona también se cuentan poblados, como el de Vilela (La Coruña), en los que la pre sencia de una calle principal no resulta tan clara. En cambio, la fisonomía de los cas tros de la mitad más cercana a las Rías
Los PuebLos castreños no vivieron aisLados. Los de La costa comerciaron con Los fenicios Las recientes investigaciones han llevado a los arqueólogos a desechar ideas homo geneizadoras en cuanto a la estructura de los castros, sobre todo a partir del siglo iv a. C., cuando se inicia la segunda Edad del Hierro. En la mitad oriental de Galicia abundan los castros con una estructura rectangular o cuadrada dispuesta a lo lar go de una gran calle central. Es el caso de
Baixas suele ser más redondeada. Basta visitar Monte do Facho y Castrolandín (ambos en Pontevedra) para apreciarlo. Tampoco existe uniformidad en torno a su función. La típica imagen de un castro entendido como un asentamiento huma no fortificado ha sido ampliamente supe rada. En este sentido, el castro de Laias (Orense), en vez de contar con viviendas
Uno de los aspectos más controvertidos de los castros radica en su grado de jerarqui zación social. César Parcero, investigador del Instituto del Patrimonio del CSIC (Con sejo Superior de Investigaciones Científi cas), considera que la organización social evolucionó con el tiempo. Según Parcero, hubo una Primera Edad del Hierro (de en tre los ss. ix y viii al iv a. C.), con socieda des mayoritariamente igualitarias, y una Segunda Edad del Hierro (hasta finales del siglo ii a. C.), marcada por el surgimiento de la jerarquización y el conflicto. Frente a Parcero, otro miembro del CSIC, Alfredo GonzálezRuibal, considera que la evolución social se produjo en coorde nadas espaciales. Este arqueólogo dibu ja tres grandes modelos correspondientes a otras tantas zonas geográficas: las so ciedades de casas, observadas en el su roeste de Galicia y norte de Portugal; las sociedades heroicas, propias del norte de Lugo y de La Coruña; y las sociedades rurales profundas, localizadas en las zo nas del interior y del sudeste. En las sociedades de casas se habría ci mentado la desigualdad social, puesto que cada familia, a través de su riqueza, poder e influencia, habría tratado de elevarse sobre las demás, acaparando un mayor espacio en el poblado. Las socie dades heroicas, por el contrario, habrían prestado poca atención al tamaño de la casa y a las propiedades de los materiales, pero en ellas habrían abundado las joyas y los símbolos de poder obtenidos como botines de guerra. Por último, las socie dades rurales profundas casi no habrían mostrado diferencias sociales, ni en la disposición o el tamaño de sus hogares
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OCÉANO ATLÁNTICO
arqueología
R
Castromaior Yacimiento extenso y muy rico arqueológicamente ubicado en pleno Camino de Santiago. Sus vestigios parecen mostrar una estructuración social muy intensa, anterior a la llegada de los romanos. En él han aparecido restos orgánicos como muebles y cestería.
tas
Vilela
La Coruña
LUGO
Viladonga
Elviña LA CORUÑA
Baroña
Rías Baixas
ruta por los castros más sorprendentes de Galicia
Al ías
Santiago de Compostela
Neixón Monte do Castro
Lugo Castromaior Barán
Castrolandín PONTEVEDRA
Santo Tomé de Nogueira Pontevedra San Cibrao de Lás A Lanzada Santomé Las Laias Monte Orense do Facho
Vigo
ORENSE
san CiBrao de lás En la parte más elevada de este castro se sitúan estructuras de almacenaje y lugares rituales, y en la zona periférica, las viviendas. También conocido como A Cidade, su excavación se remonta a la década de 1920. Cuenta con un centro de interpretación.
Santa Trega
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40 km
PORTUGAL
Viladonga Levantado en lo alto de un monte, cuenta con varias murallas y fosos, además de edificios de uso social, viviendas, corrales y almacenes. El castro, que resistió la romanización, es un buen ejemplo para el estudio de la época romano-galaica. Se empezó a excavar en 1971 y hoy cuenta con un museo anexo.
neixón El hecho de estar formado por un castro pequeño y otro más grande posterior (de la segunda Edad del Hierro) indica una importante evolución. Un foso flanquea su acceso.
ni en la acumulación de adornos o rique zas. De ahí que aparentemente hubiesen sido las más igualitarias. No obstante, hay quien niega la jerarqui zación de los pueblos castreños. Tesis recientes como la de Brais Currás, doctor en Historia que estudia la zona del Bajo Miño, aseguran que la vida social castre ña es el triunfo “de un esquema organi zativo que hizo posible la construcción de un sistema social no jerarquizado y descentralizado”. Para Currás, cada co munidad estuvo formada por un conjun to de unidades domésticas equivalentes entre sí, que accedían en igualdad a los medios de producción. “Estamos ante
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Baroña El paradigma del castro pegado a la costa. Data de la segunda Edad del Hierro, aunque vivió su época de esplendor a partir del siglo i a. C. Se trata de un asentamiento bien defendido, por un foso y una muralla, y dotado de viviendas monumentales, de planta circular y ovalada.
una sociedad en la que no existen eviden cias de formas de desigualdad fundamen tadas en la explotación ni en un acceso desigual a la riqueza”, afirma. Según su tesis, las castreñas serían sociedades rea cias al cambio y con economías de sub sistencia, y en ellas solo habrían estalla do conflictos de forma “estrictamente accidental”, no debido a la lógica de una sociedad aristocrática o guerrera.
¿Más o menos violentos?
La visión de Brais Currás se opone fron talmente a la de Xurxo Ayán, investiga dor de la Universidad del País Vasco, que plantea una Edad del Hierro jerárquica,
violenta y en constante evolución. Para Ayán y otros investigadores afines, los pueblos castreños se caracterizaron por su dinamismo, principalmente a partir del siglo iv a. C., cuando la creciente com plejidad social se habría manifestado a nivel arquitectónico en la jerarquización de los espacios. Señalan que en algunos poblados como Castrolandín y Monte do Castro, cercanos a Pontevedra, se obser van cabañas en una situación predomi nante, no tanto por su mayor tamaño como por su emplazamiento en una zona elevada. Xurxo Ayán vincula la monu mentalidad de algunos castros con el carácter guerrero de los castrenses: “A
castros santa trega Con 12 hectáreas de extensión, es uno de los castros gallegos más grandes. Además, durante años fue el arquetipo de la cultura castreña, debido a sus viviendas de planta circular, algunas de ellas reconstruidas. Las primeras excavaciones tuvieron lugar en 1913.
monte do FaCho Su santuario dedicado al dios Berobreo podría haberse construido en tiempos prerromanos, aunque mantuvo sus funciones durante la etapa romana. Las viviendas son inusualmente grandes, de entre 5 y 7 metros de diámetro.
Lo que aLGunos exPertos consideran infLuencias romanas, otros Lo caLifican de avances anteriores
a lanzada Las últimas excavaciones, iniciadas en 2010, han puesto al descubierto una serie de piletas escalonadas junto a zonas de almacenaje. Ello hace pensar que en la zona hubo una factoría de salazón de intensa actividad. Se discute si es anterior a la llegada de los romanos a Galicia.
partir del siglo iv a. C. tiene lugar un pro ceso que conduce a la aparición de élites guerreras que controlan el poder”. El estudio de materiales desenterrados (cerámicas de origen púnico, cuentas de pasta vítrea oculadas, aríbalos y alabas trones, restos de orfebrería...) indicaría asimismo, según Ayán, que hubo jerarquías y diferencias sociales. Este investigador también pone en entredicho la idea de una economía de subsistencia. Avalaría su tesis el descubrimiento de yacimientos donde apenas hay viviendas, y los espacios for tificados parecen albergar estructuras destinadas al almacenaje de excedentes agrícolas, caso del castro de Laias.
de salado sería previa a la llegada de los romanos. “Aquí vemos toda una estrategia de explotación industrial del mar, con pes ca de bajura incluida y hasta captura de ballenas. También se documenta una ar quitectura monumental sin precedentes, con innovadoras soluciones constructivas (contrafuertes, chaflanes, mampostería de gran calidad, mortero de cal, argamasas depuradas...), por lo menos doscientos años antes de la conquista romana”, ase gura Ayán. Pero esta datación sería errónea a ojos de Currás, que sitúa el castro de A Lanzada entre los siglos ii y i a. C. Mientras la controversia parece no tener fin, las investigaciones de campo no cesan.
dos puntos de inflexión
Las divergencias también afloran a la ho ra de marcar una fecha clave en la historia de los castros. Para Currás, el siglo iv a. C. no fue tan determinante como el ii a. C., a su criterio, el del inicio de la influencia romana. Una influencia previa incluso a la conquista de Augusto, que se habría materializado en la aparición de grandes castros, como el de San Cibrao de Lás. Ayán contradice su tesis, argumentando que muchas de las innovaciones tecnoló gicas consideradas romanas habían llega do a Galicia siglos antes. Ejemplifica este adelanto con el castro de A Lanzada. Según él, su factoría de elaboración de productos
En la actualidad, los trabajos arqueológi cos en castros como A Lanzada y Monte do Castro en Pontevedra, Baroña y Elviña en La Coruña, San Cibrao de Lás en Oren se o Castromaior en Lugo siguen propor cionando luz al estudio de una época sobre la que queda mucho por escribir. Los re novados intereses por aspectos como la religión, la explotación de los recursos agrícolas y forestales, la minería y la pesca o la siempre polémica estructura social y económica seguirán aportando nuevas perspectivas al conocimiento de los pue blos castreños. Protagonistas de la prime ra gran transformación del paisaje del noroeste peninsular, estos aún se erigen en celosos guardianes de sus secretos.
Para saber Más artíCulo
a., ayán Vila, x. y rodrí“Buscando a los púnicos en el Noroeste”. Mainake, XXXII (I). Diputación Provincial de Málaga, 2010, pp. 577-600.
gonzález-ruiBal,
guez martínez, r.
internet
Museo Virtual de la Cultura Castreña. www.muvicc.es Parque Arqueológico de la Cultura Castreña. http://pacc.es
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arqueología
E
n el valle de la Serena se levantaba un cerro que formaba parte de las parcelas de dos vecinos de Zalamea de la Serena. Uno de ellos, Jeromo Bueno, decidió a finales de los años cincuenta convertir su parte en huerta, y quiso asolarla. Los animales de tiro dieron con unos gruesos muros de adobe que impedían el avance, y Bueno tuvo que desistir. Lo intentó con una excavadora unos años después, pero la piedra que constituía la terraza del monumento enterrado volvió a hacerle renunciar a la idea. Optó al fin por edificar una alberca en su cima para regar su parcela. En esa labor se recuperó gran cantidad de material arqueológico, que Bueno cedió al Museo Arqueológico de Badajoz. Allí las examinó el profesor Juan Maluquer de Motes. Corría 1978, y la excavación de Cancho Roano se impulsó de inmediato. El profesor Maluquer dedicaría sus últimos años de vida a este yacimiento.
Tartessos emerge
trEs En uno El hallazgo del santuario de Cancho roano bajo un cerro de Badajoz nos ha proporcionado el mayor testimonio de la cultura tartésica hasta hoy. Empar rEvErt, pEriodista
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Maluquer, eminente catedrático y arqueólogo de campo, había participado ya en numerosos proyectos, entre ellos, la recuperación del tesoro de El Carambolo, en Sevilla. Este conjunto de joyas de oro, encontrado en 1958, se tuvo por el primer hallazgo de la civilización tartésica (desde hace un decenio se considera fenicio). Hasta ese momento, Tartessos solo era el mítico nombre de un pueblo que aparecía descrito en algunas fuentes de la antigua Grecia por su inmensa riqueza de metales. El Carambolo daba el pistoletazo de salida al interés internacional por el estudio de aquella civilización reencontrada. Aunque existen divergencias interpretativas, se considera que los orígenes del pueblo tartésico podrían remontarse a la etapa final del Bronce, de 1200 a 900 a. C., y su extensión correspondería a las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. En una segunda fase, que llegaría hasta 700 a. C., se observa, a partir de las estelas de guerrero encontradas, un poder de tipo militar, que da paso a una etapa orientalizante (hasta 650 a. C.) de gran esplendor. La influencia tartésica se deja sentir en una amplia área alrededor de la original, que llegaría del sur de Portugal al de Alicante. En esta etapa han hecho acto de aparición los fenicios, que han instalado colonias
cancho roano un palaCio para la époCa
El santuario es espectacular en la arquitectura del momento Pasillo PEriMEtral
foso
Patio
Entrada
dEl tErCEr y suntuoso santuario, el hoy visible (arriba, una reconstrucción), los trabajos dejaron al descubierto nume rosas salas dedicadas al culto y al alma cenaje de ofrendas y de víveres, y una estancia que podría ser residencial, tal
comerciales en la costa. El contacto da lugar a un proceso de aculturación, en el que los tartesios adoptan usos culturales y técnicas orientales, como en el caso de la orfebrería, la alfarería, la vestimenta e incluso el rito funerario, que pasa de la inhumación a la incineración. Las relaciones con los fenicios no parecen exentas de conflicto. Tampoco las que mantendrían con Cartago, colonia fenicia que tomó las riendas en el Mediterráneo occidental cuando la metrópolis sucumbió a los persas, en el siglo vi a. C. Los tartesios, durante la etapa tardía (650-500 a. C.), establecieron vínculos comerciales con griegos de la ciudad de Focia. El único monarca tartesio del que tenemos noticia, Argantonio, propone a los focenses, hostigados por los cartagineses, la posibilidad de instalarse en su reino, oferta que rechazarán. Focia cae finalmente, y Tartessos se queda sin un aliado comercial clave. A partir del siglo v a. C. Tartessos desaparece de las fuentes. Tal vez por una acometida de Cartago u otro pueblo rival. Algunos barajan que no se produjese una desaparición súbita, sino una crisis gradual, quizá por motivos como el agotamiento de vetas minerales. Sea como
vez para el sacerdocio encargado de su man tenimiento. Cerámicas griegas, jarros y bra seros de cobre (además de una exquisita estatua de un caballo o yegua fundida en ese material), joyas de oro y piedras semiprecio sas (probablemente llevadas allí como ofren
fuere, es en la periferia tartésica donde se deja notar la mayor actividad en esta fase. El santuario de Cancho Roano es una prueba de ese dinamismo, pero la arqueología ha demostrado que cumplió funciones de culto ya desde principios del siglo vii a. C.
Edificios superpuestos
Cuando Maluquer y su equipo pusieron en marcha la excavación, apareció un imponente edificio, con cimientos de piedra y muros de adobe, de casi cuatro metros de altura. Por el material encontrado, se dataría en el siglo v a. C., y se comprobó que existían restos de un edificio más antiguo bajo la construcción, o bien de un piso inferior. Maluquer, fallecido en 1988, no pudo confirmar sus sospechas: tenía que tratarse de una edificación inferior, y el área del complejo superior debía de ser, seguramente, mucho más amplia. Así era. Resultó que el complejo escondía vestigios de no una, sino tres construcciones previas. Hubo una primitiva construcción ovalada del siglo vii a. C. Se superpuso a ella un primer edificio claramente de culto, perteneciente también a época orientalizante (finales del vii o principios del vi a. C.), en pleno auge de Tartessos.
da), objetos de adorno de madera y marfil, telares, restos de alimentos en múltiples vasijas... Este complejo fue in cendiado y sellado hacia 425 a. C., y se supone que el culto se trasladó, por mo tivos desconocidos, a otro lugar. a lo largo de los últimos años –y aún se sigue haciendo en la actualidad– se han investigado las construcciones previas. La primitiva construcción ovalada pudo ser una simple cabaña o un túmulo funerario. Del primer santuario, super puesto al anterior, se conserva la habita ción principal, con un suelo cubierto por una capa de arcilla de intenso color rojo y una serie de elementos para los rituales, como un altar redondo. dEl sEgundo santuario se conoce la planta y la existencia de tres altares, de los que dos tenían forma de piel de bó vido. Contó con numerosas estructuras, entre ellas, un patio, una terraza y un foso rodeando el complejo, que fue aprovecha do y ampliado por el santuario superior.
Por alguna razón, se decidió arruinar este santuario cuidadosamente antes de levantar un segundo. De él se conoce la planta y la existencia de tres altares, de los que dos tenían forma de piel de bóvido, algo que podría guardar relación con prácticas de sacrificio típicas de culturas como la fenicia. El complejo se destruyó, también por motivos desconocidos y con la misma cuidadosa planificación, para construir sobre él el tercer santuario, el que puede contemplarse casi en su totalidad. Los estudios sobre las construcciones inferiores continúan, mientras que un centro de interpretación anexo expone a los visitantes cuanto se va investigando de ellas, las mayores y más importantes estructuras tartésicas conocidas hasta hoy.
Para sabEr más Ensayo
Manuel. Tartesios, iberos y celtas. Madrid: Temas de Hoy, 2000. CElEstino PérEz, sebastián. Cancho Roano. Badajoz: Bartolomé Gil, 2001. BEndala,
intErnEt
Cancho Roano en el CSIC www.canchoroano.iam.csic.es
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arqueología © Museu d’Arqueologia de Catalunya/François Didierjean
los iberos del norte ullastret, en girona, fue la capital de los indigetes, una tribu ibera que decapitaba a sus enemigos y clavaba sus cabezas en zonas bien visibles.
cristina puig, Periodista
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ullastret
U
llastret es uno de los asentamientos íberos más septentrionales de la península ibérica. Lo fundaron, a mediados del siglo vi a. C., los indigetes (o indiketes), una de las siete tribus iberas que habitaron parte del actual territorio de Cataluña, en concreto, las comarcas del Empordà y La Selva, según indican referencias aportadas por autores grecolatinos como Avieno, Ptolomeo, Estrabón y Plinio el Viejo. El conjunto incluye tres yacimientos: dos poblados, el Puig (terreno elevado, en catalán) de Sant Andreu (en la imagen) y la Illa (isla) d’en Reixac, y una necrópolis, la de Puig de Serra. Hoy sabemos, gracias a sucesivos trabajos arqueológicos y estudios paleoambientales llevados a cabo a finales del siglo xx, que ambos poblados constituyeron, en realidad, una única comunidad. Ambos evolucionaron cultural y económicamente en paralelo hasta el siglo ii a. C., cuando entran en escena los romanos. La llegada de las tropas del Tíber resultó nefasta para los indigetes, al igual que para el resto de pueblos iberos que se rebelaron contra los romanos, ya que el cónsul Marco Porcio Catón los reprimió con dureza. Esta opresión se tradujo en un abandono forzoso y bastante rápido de Ullastret.
trofeos inmortales
ullastret es el sitio con mayores evidencias del ritual ibero consistente en exponer las cabezas cortadas de sus rivales. un botín macabro La mayoría de los restos humanos localizados en Ullastret presentan signos de violencia. Los indigetes decapitaban a los enemigos caídos en combate y exponían su cabezas en zonas de mayor tránsito de la ciudad. De este modo, además de remarcar el destino que podía correr todo el que pretendiera atacarles, mostraban su poder. Las cabezas eran un claro trofeo.
so debía realizarse con suma precisión para evitar fracturarlo. La mayoría de los restos craneales estudiados, como el que aquí vemos (descubierto en 2012), están atravesados por un clavo de 25 cm de longitud. Recientes exámenes forenses han permitido confirmar que estas piezas de soporte (para fijar los cráneos en puertas o muros) se insertaban tras la separación de la cabeza del cuerpo.
con todo el cuidado Antes de exhibir las cabezas, estas se sometían a un tratamiento de extracción del cuero cabelludo y músculos internos. Luego, se practicaba una perforación en el cráneo para insertar un clavo. Este proce-
otro tipo de exposición El Museu d’Arqueologia de Catalunya, en Barcelona, expone ahora aquellos craneos con fines divulgativos. Forman parte de la muestra “Las cabezas cortadas de Ullastret”, hasta el próximo 10 de enero.
Una muralla imponente
La primera noticia escrita de la existencia de vestigios en Ullastret data de 1931. Un
catón reprimió con dureza a los indigetes de ullastret por haberse rebelado contra su autoridad aficionado a la arqueología, Lluis Pujol i Massaguer, vecino de la cercana localidad de l’Escala, notificó a una asociación cultural catalana la presencia de un poblado prerromano en el Puig de Sant Andreu. No obstante, el sitio ya era conocido y había sido frecuentado en varias ocasiones por algunos eruditos –hubo quien desenterró piezas de cerámica y las llevó al Museo Arqueológico de Girona– y por trabajadores de una carretera próxima
© Museu d’Arqueologia de Catalunya-Ullastret
que no dudaron en emplear para las obras bloques de piedra al descubierto. Aquellos bloques procedían de la muralla de Ullastret, una de las más grandes y antiguas del pasado ibero catalán. Levantada en la segunda mitad del siglo vi a. C., rodearía todo el oppidum (poblado fortificado en altura) y estaba flanqueada por seis torres de planta circular, provistas –seguramente todas ellas– de una escalera helicoidal en su interior para acceder al
recinto. Hacia 400 a. C., fue reformada (se adosaron a las torres unas escaleras exteriores) y ampliada (en esta fase, se añadió una torre cuadrada), debido a que el asentamiento creció hasta triplicar su superficie (alcanzó las 15 hectáreas). Además, investigaciones recientes, basadas en prospecciones geofísicas y excavaciones, han revelado que un monumental foso (en algunos puntos superaba los cuatro metros de profundidad) transcurría en paralelo
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arqueología
las estrellas de ullastret
objetos iberos recuPerados del yacimiento y exPuestos en su museo
al trazado de parte de los muros. Al margen de este despliegue de elementos defensivos, se cree que los iberos también atribuían a las murallas un poder simbólico: cuanto más grandes eran, mayor prestigio otorgaban al pueblo.
Relaciones vecinales
La proximidad de Ullastret con Empúries, la colonia fundada por mercaderes griegos en territorio indigeta (a tan solo 25 km de distancia), contribuyó al auge del poblado ibero. Este se extendió, y lo hizo acondicionando el terreno irregular en tres terrazas, sobre las que se asentaron los nuevos barrios. Los aristócratas se construyeron grandes casas. La excava-
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© Museu d’Arqueologia de Catalunya-Ullastret/Josep Casanova
hebilla de bronce Estas dos piezas de una hebilla de cinturón formaban parte del ajuar de una tumba de la necrópolis de Puig de Serra. Es un objeto de lujo que revela la habilidad de los indigetes en la manipulación del bronce y su precisión para ornamentarlo.
© Museu d’Arqueologia de Catalunya-Ullastret/Josep Casanova
el dios bes Esta figura de terracota del siglo iii a. C. representa a Bes, una divinidad de origen africano, como un enano de aspecto grotesco que saca la lengua. Es muy probable que toda ella estuviera pintada con distintos colores, ya que en el mismo yacimiento en la que apareció –el de Puig de Sant Andreu (uno de los dos poblados que constituyen Ullastret)– se recuperó otra similar policromada. Su parecido con las representaciones de Bes en monedas halladas en Ibiza, donde también se le rendía culto, hace pensar que tal vez se fabricara en esta isla. A Bes se le atribuía la protección del hogar y de sus habitantes y, en especial, de las embarazadas.
tesoro de dracmas Un total de 54 dracmas acuñados en Empúries salieron a la luz ocultos en un recipiente de cerámica de una residencia aristocrática de Puig de Sant Andreu. Su escaso desgaste refuerza la idea de que los iberos ahorraban para afrontar grandes gastos.
© Museu d’Arqueologia de Catalunya-Ullastret/Guillem FH
ción de uno de sus edificios ha desvelado su organización en torno a un gran patio, la existencia de espacios con una funcionalidad específica (almacenaje, vida doméstica y zona de culto) e incluso un
luz numerosos exvotos de terracota, figuras que los iberos podrían haber empleado para solicitar favores a sus dioses. A los indigetes de Ullastret que acudían a Empúries con fines comerciales les fasci-
los depósitos de ullastret para almacenar agua son una copia de los de la vecina empúries piso superior (algo poco habitual). Junto a las inversiones privadas, también se acometieron obras públicas. Además de empedrarse las calles, se erigieron varios templos en la parte más alta de la colina, de los que se conservan los restos de dos templos. En esta acrópolis han salido a la
naba lo que allí veían. Tanto, que copiaron algunas de las soluciones de almacenaje de la colonia griega, entre ellas, las cisternas. A partir del siglo iii a. C., el almacenamiento del agua de lluvia mediante depósitos tallados en el subsuelo rocoso de la colina (se conservan dos ejemplos)
ullastret carta comercial sobre lámina de plomo Se halló enrollada en nueve pliegos, tal como revelan sus marcas. Con incisiones en ambas caras, es una de las inscripciones ibéricas más completas. En su texto se han identificado nombres de personas y numerales, lo que ha dado pie a considerarlo una carta comercial.
© Museu d’Arqueologia de Catalunya-Ullastret/Josep Casanova
esfinge Perfil de esfinge recortado de una plaqueta de hueso y decorado con incisiones. Los atributos representados, como el pectoral y el turbante real, se inspiran en modelos egipcios. Mide 7,3 cm de longitud.
© Museu d’Arqueologia de Catalunya-Ullastret/Josep Casanova
recipiente con inscripción Askos, o vasija de cerámica, en forma de animal (un toro o un cerdo), desprovisto de su desagüe (la cabeza), la boca por la que rellenarlo de líquido (aceite, vino o miel) y el asa. Es una pieza única de Ullastret, tal vez de entre los siglos vi y v a. C. Una inscripción, compuesta por 51 caracteres distribuidos en cuatro líneas, rodea el cuerpo.
pasó a realizarse mediante cisternas acondicionadas en la roca y revestidas con bloques de piedra arenisca enlucidos con mortero. Estos contenedores subterráneos se cubrían con grandes losas, en las que se practicaba un orificio para extraer el agua. De los tres que se han hallado, el situado en la acrópolis es el más grande, con capacidad para 77.000 litros. Gracias a su elevación, desde el poblado se dominaban visualmente los extensos campos destinados a la agricultura y la ganadería. El grano de los cereales cultivados se almacenaba en grandes silos. Hasta la fecha, se han descubierto y excavado cerca de doscientos treinta depósitos de este tipo, todos ellos tallados en
© Museu d’Arqueologia de Catalunya-Ullastret/Josep Casanova
la roca, revestidos con arcilla y paja y tapados herméticamente con barro.
Un rescate contemporáneo
Pese al interés que los restos visibles de Ullastret suscitaron en la comunidad científica en los años treinta, hubo que esperar a 1947 para que se emprendieran las primeras excavaciones serias. El poblado de Puig de Sant Andreu concentró esas investigaciones, a cargo de los profesores gerundenses Lluís Pericot y Miguel Oliva. De hecho, el otro núcleo urbano de Ullastret, la Illa d’en Reixac, no se descubrió hasta 1965. Los trabajos arqueológicos, aún en marcha, han revelado que también estuvo rodeado por una muralla, que contaba con
una trama urbana densa y que estuvo habitado hasta el siglo ii a. C. Se conoce como isla debido a que antiguamente estaba rodeada por las aguas de un lago. Pero este fue desecado en el xix para obtener nuevas y fértiles tierras de cultivo. La necrópolis fue el último yacimiento del conjunto de Ullastret en salir a la luz, en 1982. Se han descubierto un total de sesenta tumbas de la segunda mitad del siglo v a. C., la mayoría en mal estado de conservación. Ello se debe a que el terreno en que se encuentran era comunitario, por lo que fueron muchos los que extrajeron tierra a lo largo del tiempo.
Un ritual llamativo
Ullastret es hoy un yacimiento ibero de primer nivel gracias, sobre todo, a los restos craneales humanos hallados con evidentes signos de violencia. El primero apareció en 1969 y el último, “el cráneo enclavado más íntegro de toda Europa”, según señala con entusiasmo Gabriel de Prado, actual responsable de Ullastret, en 2012. En total, se han desenterrado restos de mandíbulas, cráneo-maxilares y dientes aislados pertenecientes a más de cuarenta individuos, de los que una treintena presenta signos de decapitación. Los indigetes otorgaron a esta práctica una elevada carga simbólica. Al igual que otros pueblos de la Galia meridional, decapitaban a sus enemigos caídos en combate y exhibían las cabezas cortadas como trofeos de guerra en un lugar bien visible: fachadas, accesos, patios y pórticos. El material craneal recuperado hace tres años fue sometido a análisis de laboratorio y escudriñado por el especialista en reconstrucción facial Philippe Froesch, autor de rostros como Robespierre y Pedro el Grande de Aragón. A él debemos ahora también la primera reconstrucción facial en tres dimensiones de un ibero.
PaRa sabeR más guía
m. a. Ullastret. Girona: Museu d’Arqueologia de Catalunya-Ullastret, 1997.
martín,
internet
Ullastret- Museu d’Arqueologia de Catalunya. www.mac.cat/esl/sedes/ullastret
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arqueología
Suma de ciudadeS En Empúries, en la Costa Brava, conviven los vestigios de una ciudad griega con otra romana. Excavada desde hace más de un siglo, aún sigue revelando tesoros. Cristina Puig, periodiSta
M
ás que una ciudad, Empúries (situada en la provincia de Girona) es la suma de varias ciudades. Su historia arranca en una pequeña isla al sur del golfo de Rosas, en el extremo occidental del Mediterráneo, donde mercaderes griegos procedentes de Focea (en la actual
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Turquía) establecieron un puerto comercial a mediados del siglo vi a. C. Aquel emporion (mercado, en griego) creció y dio lugar a una ciudad. Poco después, la población empezó a trasladarse a tierra firme, seguramente animada por la cordialidad con que los íberos les recibieron. El geógrafo griego Estrabón recordaría aquel tránsito
en su Geografía (ss. i a. C.-i d. C.), refiriéndose al núcleo insular de Empúries como Palaia Polis (ciudad antigua). Nosotros conocemos la nueva urbe como Neapolis desde que el arquitecto modernista Puig i Cadafalch, supervisor de las primeras excavaciones oficiales en el yacimiento a principios del xx, así la bautizara. La ar-
empúries En 218 a. C., tropas romanas comandadas por Cneo Cornelio Escipión utilizaron el puerto de Emporion para desembarcar en la península. Su propósito era frenar el avance por tierra al enemigo cartaginés. Los romanos no tardaron en instalar un campamento militar contiguo a la ciudad griega, que con el tiempo se convirtió en un núcleo urbano. Ambas polis (la griega y la romana) convivieron como unidades políticas y administrativas independientes hasta que, en el último cuarto del siglo i a. C., el emperador Augusto las unificó. La Emporiae romana no correría la misma suerte que otras grandes urbes de la civilización del Tíber, como Barcino (Barcelona), Gerunda (Girona) y Tárraco (Tarragona), y en la segunda mitad del iii quedó completamente abandonada.
joseP Puig i CadafalCH, supervisor de las primeras excavaciones oficiales en Empúries.
Hallazgos tempranos
¿sabías que? fue en empúries donde se acuñaron las primeras monedas de la península ibérica, lo que evidencia el poder comercial que alcanzó la ciudad de origen griego. Testimonio de ello es, por ejemplo, este tesoro formado por casi novecientas monedas que se descubrió en el yacimiento en 1926. Las monedas (datadas entre los siglos vi y iv a. C.) aparecieron dentro de un jarro de cerámica, oculto en el subsuelo de una taberna cercana a la entrada del ágora, la plaza principal de la polis. Hoy brillan en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, en Barcelona.
MNAC
queología se encargaría de revelar el crecimiento de Neapolis, sobre todo debido al enriquecimiento de sus habitantes gracias a la actividad comercial. Sabemos que, mientras los primeros edificios se erigieron siguiendo la orografía irregular del terreno, los posteriores lo hicieron con un mayor orden y monumentalidad.
Hoy, Empúries es el único yacimiento de la península ibérica donde conviven los restos de una ciudad griega con otra romana. Por no decir que su mitad helena es, junto con Rhode (Roses), también en la Costa Brava, la única que conserva ampliamente sus vestigios griegos. El yacimiento se excava de forma sistemática, continuada y con espíritu científico desde hace poco más de un siglo, en concreto, desde 1908. Antes de esa fecha, las indagaciones en Empúries se habían orientado básicamente a la obtención de tesoros y a su venta, por aquel entonces legal. El rigor con que Puig i Cadafalch, desde la distancia, y Emili Gandia, su mano derecha sobre el terreno, dirigieron la exploración pronto se vio recompensada con una grata sorpresa. El 25 de octubre de 1909, cuando faltaban pocos días para finalizar la segunda campaña arqueológica, se desenterró un busto masculino en la parte sur del yacimiento, una de las zonas que más cambios sufrió por la unificación de las ciudades griega y romana. La parte inferior de la estatua apareció a varios metros de distancia y encajaba perfectamente con la superior, pese a que estaba tallada en un tipo de mármol distinto. ¿A quién representaba la escultura? La versión oficial aseguró que se trataba de Esculapio o Asclepio, dios de la Medicina, en virtud de unos fragmentos de serpiente enroscada (símbolo de esta ciencia) aparecidos días después de los primeros hallazgos. No
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arqueología obstante, algunas voces la identificaron con Zeus o Serapis, también vinculado a la medicina y la salud. Poco podían imaginarse que su versión cobraría fuerza casi un siglo después. La restauración del Esculapio, iniciada en 2006, aportó pruebas que apuntaban a ello. La posición de los brazos (colocados por vez primera durante la restauración) demostraba que era imposible que la estatua hubiese llevado el bastón característico de Esculapio, nombre con el que aún hoy es conocida.
de una ciudad a otra
El sonado descubrimiento del Esculapio contribuyó a la continuidad de los trabajos arqueológicos. Poco a poco estos sacaron a la luz el trazado urbano de la Neapolis del siglo ii, correspondiente al período en que los griegos renovaron la ciudad y erigieron la gran plaza central (el ágora) y la stoa (edificio porticado que la presidía). También se desenterraron numerosos restos exhumados en un cementerio situado en torno a una capilla romana, parte de la muralla griega y diversos mosaicos. Las excavaciones se sucedían al tiempo que la Junta de Museos, institución con sede en Barcelona a cargo del sitio, iba comprando a particulares los
en la poSguerra, preSoS republicanoS deSenterraron la muralla romana y doS edificioS públicoS
El Enigma dE EmpúriEs ¿Es Esculapio o serapis la estatua más famosa del sitio? Durante DécaDas se Dio por seguro que la monumental escultura aparecida en Empúries en 1909 representaba a Esculapio, pero sus características no encajaban con su iconografía habitual. La intensa restauración a la que fue sometida la obra a principios de este siglo hizo cobrar fuerza la tesis de que el
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Esculapio que hoy se alza en las salas del museo de Empúries (en la imagen) debería llamarse, en realidad, Serapis. Se cree que el taller que lo fabricó, probablemente en Delos, aprovechó el cuerpo de una estatua anterior, tal vez de Esculapio, y colocó sobre ella un busto nuevo para representar a Serapis.
terrenos a explorar y reforzaba la protección del yacimiento, hasta entonces desprovisto hasta de una verja perimetral. Diversos acontecimientos culturales y políticos de los años veinte y treinta repercutieron de distinto modo en la recuperación de Empúries. Mientras que la Exposición Universal de Barcelona de 1929 resultó provechosa para dar a conocer el yacimiento a los europeos (a los que se preparó una visita guiada), la Guerra Civil bloqueó muchos de los proyectos planeados. No obstante, la excavación por parte de unos soldados de unas trincheras en la ciudad romana puso al descubierto una pequeña escultura de mármol el día
empúries
Museo MonográfiCo de las excavaciones de
Empúries, ubicado frente a las ruinas griegas.
de Navidad de 1936. Ya en la posguerra, soldados republicanos presos en batallones disciplinarios fueron destinados a Empúries como mano de obra. Ellos desenterraron la muralla romana y dos edificios públicos, el anfiteatro y la palestra. El fin de la guerra conllevó un cambio de dirección. El arqueólogo Martín Almagro sucedió a Gandia en el cargo y empezó a estudiar intensamente la ciudad romana hasta que, un cuarto de siglo después, fue llamado a dirigir el Museo Arqueológico Nacional. Aquel año, 1964, el hallazgo de una puerta permitió localizar correctamente el foro romano, el centro político, administrativo y religioso de la urbe. Años antes, Almagro lo había identificado erróneamente en una plaza desenterrada un poco más al sur. En los setenta, la Empúries romana fue aflorando pacientemente. A la recuperación de sus cisternas públicas, tabernas, calles, casas y diversas piezas –como una exquisita estatua togada de mármol que representa a un magistrado–, se sumó la reconstrucción arqui-
tectónica de algunas edificaciones del foro y la restauración de buena parte de los mosaicos de las domus.
una caja de sorpresas
El trabajo incesante llevado a cabo en las siguientes tres décadas convertiría Empúries en un lugar idóneo para entender la evolución del urbanismo griego y romano. No obstante, aún queda mucho por excavar. En la actualidad, el yacimiento sigue deparando sorpresas. Recientemente, asombró al equipo arqueológico que lo estudia con un hallazgo inesperado. Las obras de construcción de un almacén anexo al museo del sitio puso al descubierto parte de la imponente muralla griega que protegía la ciudad en su área cercana al mar, lo que ha permitido profundizar en el momento fundacional de la polis griega. Además, a resguardo tras aquellos muros, pronto aparecieron numerosos kernoi, recipientes de cerámica utilizados por los griegos en ritos mistéricos e iniciáticos. El entusiasmo fue mayúsculo, pues esas pie-
zas indicaban que aquel recinto era un santuario, uno de los espacios más secretos de la antigua Grecia, debido al silencio que los sacerdotes exigían a todo aquel que traspasara sus muros. Hace unos años, la construcción de un nuevo centro de recepción de visitantes, a la entrada del recinto, también trajo buenas noticias: sacó a la luz una necrópolis (empleada primero por griegos y luego por romanos) que, según parece, no fue saqueada. Una suerte que no corrieron otros cementerios de Empúries.
Para saber Más catálogo
Cent anys d’excavacions arqueològiques a Empúries. Girona: Museu Arqueològic de Catalunya / Ajuntament de l’Escala, 2008. En catalán. VV. aa.
internet
Empúries-Museu d’Arqueologia de Catalunya. www.mac.cat/esl/sedes/empuries
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MAN / Santiago Relanzón
arqueología
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dama de elche
AVATARES
DE UNA DAMA
descubierta por casualidad hace más de cien años, la dama de Elche fue el símbolo de la pérdida del patrimonio artístico español y moneda de cambio entre Franco y el mariscal Pétain durante la segunda Guerra Mundial. CARloS JoRiC, historiador y PEriodista
D
ía 4 de agosto de 1897. La Al cudia de Elche, Alicante. Un grupo de jornaleros está reali zando trabajos agrícolas en un terreno propiedad del doctor Manuel Campello Antón. A media maña na, mientras se toman un descanso, el hijo de uno de ellos, Manuel Campello Esclápez, golpea el azadón contra una piedra. Al ir a sacarla se da cuenta de que no es un simple pedrusco, sino una figura con forma de busto de mujer. De esta ma nera fortuita, “Manolico”, como era cono cido en el pueblo, acababa de descubrir una de las piezas clave de la cultura ibé rica y uno de los iconos más emblemáti cos de la arqueología española. La que más adelante sería conocida como Dama de Elche fue encontrada en una zona poblada desde la prehistoria y conocida en época romana como Iulia Illici Augusta. Bajo el dominio musulmán, la ciudad de La Alcudia, que significa “montículo” en árabe, se trasladó unos tres kilómetros al
monumento en La alcudia (alicante) que conmemora el lugar donde fue descubierta la dama de Elche.
noroeste, a la parte llana, en la actual Elche. En los yacimientos arqueológicos de la zo na se han hallado restos de diversas épocas, desde hachas pertenecientes a la Edad del Bronce hasta piezas iberas, romanas, visi godas y de época califal. La Dama se en contró en un estrato de época romana, anexa a la antigua muralla de la ciudad y
oculta en un escondrijo hecho con losas de piedra. Posiblemente debió de ser escon dida para librarla de algún peligro, quizá relacionado con la dominación púnica. La escultura es un busto femenino de 65 kg de peso y 56 cm de altura tallado en piedra caliza. Está ricamente ornamentado, salvo en la parte posterior, donde posee una
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arqueología
fachaDa sur Del parisino Museo del Louvre
ante el Pont royal, que cruza el río sena.
tosca cavidad semiesférica. Las hipótesis sobre la función de esta han sido varias: relicario, caja de resonancia, soporte para poderla colgar... En 2011, el CSIC realizó un análisis en el que demostró que la fun ción de este hueco dorsal era el de servir como urna cineraria. También parece ha ber pocas dudas sobre su datación.
¿Quién es esa chica?
A pesar de que, atendiendo a criterios téc nicos y estilísticos, parecía evidente que la pieza pertenecía a finales del siglo v y principios del iv a. C., el contexto arqueo lógico en el que se halló (una ciudad ro mana), su singularidad dentro del arte ibérico, la extraordinaria calidad de su labra y su buen estado de conservación llevó a algunos investigadores a datarla en fecha posterior, en época romana, e inclu so a especular con que era una falsificación moderna. Un análisis de su policromía presentado en 2005 demostró la autenti
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cidad de la escultura, al revelar la antigüe dad de los pigmentos que en origen cubrían toda la figura (y que aún conservaba en gran parte cuando fue desenterrada). Sin embargo, no todas las incógnitas han sido resueltas. Siguen existiendo dudas acerca de su estructura. ¿Fue siempre un busto, como la vemos ahora, o era una es
doctor Campello, que mandó trasladarla hasta su casa de Elche. Al principio la co locó en el salón, donde fue admirada por representantes municipales y de la alta sociedad ilicitana. Pero ante los requeri mientos del vecindario, deseosos de con templar a la que ya habían bautizado como “Reina mora”, acabó por exponerla en el
SU CAliDAD y ESTADo DE CoNSERVACióN llEVó A AlgUNoS A CREER qUE ERA UNA fAlSifiCACióN tatua de cuerpo entero, como la Dama de Baza? Tampoco se sabe nada sobre a quién representaba. ¿Era el rostro idealizado a la manera griega de una divinidad? ¿O era el retrato, idealizado o no, de la mujer a quien habrían pertenecido las cenizas: una sacerdotisa, una dama de la aristocracia o una novia ricamente ataviada? Una vez desenterrada la escultura, los jornaleros le comunicaron el hallazgo al
balcón para que todos pudieran verla. El médico informó del descubrimiento al tío de su mujer, el arqueólogo, cronista y ar chivero municipal Pedro Ibarra Ruiz. Este fotografió la escultura, redactó un primer documento (donde identifica el busto co mo “el dios Apolo coronado por su carro de sol”) y difundió la noticia a la prensa. También hizo partícipe del descubrimien to a su colega el arqueólogo, hispanista
dama de elche
Demasiado tentador
Según dejó escrito el propio Paris, en cuan to vio la escultura en casa del médico se percató de su valor y quiso adquirirla. Sin más demora, envió una solicitud de compra al Louvre acompañada por una fotografía de la pieza. Al poco tiempo recibió un te legrama con la siguiente frase: “Ofrezca de enero a abril”. Es decir, de 1.000 a 4.000 francos. En un primer momento, el doctor Campello se mostró reticente a venderla. Había tenido una mala experiencia con la venta al Museo Arqueológico Nacional de un conjunto de antigüedades de La Alcudia, por la que aún le debían dinero, y no esta ba dispuesto a que le ocurriera lo mismo con otra institución. De la misma opinión era Pedro Ibarra, que desde el principio se
LA RIQUEZA DEL ATUENDO La lujosa vestimenta y el elaborado tocado son dos de los elementos más llamativos de la dama de Elche.
MAN / Fundación ITMA
y profesor de la Universidad de Burdeos Pierre Paris, a quien había invitado a la ciudad con motivo de las fiestas del Mis terio (14 y 15 de agosto).
El loUVRE ENVió A pARiS UN TElEgRAMA: “ofREzCA DE ENERo A AbRil”, ES DECiR, DE 1.000 A 4.000 fRANCoS
El tocado, por otra parte, destaca por su complejidad y suntuosidad. La totalidad del cabello se halla cubierto por una tiara puntiaguda, envuelta por un velo que va ceñido en la frente por una diadema con perlas. A ambos lados de la cabeza sobresalen dos grandes rodetes profusamente decorados, que recogerían el cabello en espiral y de los que cuelgan unas ínfulas en forma de anforilla. Este atuendo tan característico de las figuras femeninas ibéricas es de influencia oriental (púnica o cartaginesa), y ha perdurado hasta nuestros días a través de las tradiciones populares, como se puede observar en los trajes regionales valencianos o charros.
MAN / Ángel Martínez Levas
opuso a la venta aduciendo que la escul tura debía quedarse en España. Pero cuan do el arqueólogo francés ofreció 4.000 francos, una suma considerable para la época, además de la garantía de uno de los museos más importantes del mundo, Campello cambió de opinión: el 18 de agos to de 1897, tan solo dos semanas después de su descubrimiento, la Dama de Elche pasó a ser propiedad del Louvre. ¿Por qué no intentó el gobierno español comprar la escultura? La respuesta no está clara. Según unas versiones, como la del propio Pierre Paris, el Museo Arqueológico no se hizo con la pieza porque no quiso. Al parecer, aunque su director fue supuesta mente informado por carta del descubri miento (la carta nunca se ha encontrado), no mostró demasiado interés en adquirir la. Otros estudiosos ponen en duda esa versión y hablan de que, más que por la falta de interés de las instituciones espa ñolas, la escultura se vendió a Francia a
EL vEsTIDO está compuesto por tres prendas. La interior es una túnica fina cerrada al cuello con una fíbula. Sobre ella, una mantilla cruza el pecho desde el hombro izquierdo. Y sobre ambas, un manto abierto para dejar ver los tres collares –dos con cuentas gallonadas y un tercero con porta-amuletos– que luce en el pecho. En el mundo ibérico, el manto cumplía una doble función: servía de abrigo (solía ser de lana y cubría todo el cuerpo) y como signo de distinción social.
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arqueología
las otras damas
MAN / Fundación ITMA
La daMa dE ELchE Es La Más FaMosa dE Las EscuLturas FEMEninas ibéricas, PEro no La única. Estas son Las otras “daMas” dEL artE ibérico.
DAmA DE GALERA sIGLO vII A. C.
Pequeña escultura tallada en alabastro, encontrada en la provincia de Granada en una tumba ibérica de finales del siglo v a. C. Se trata de una figura femenina sedente, flanqueada por dos esfinges. Sostiene un recipiente que recogía el líquido que brotaba de sus pechos. Se utilizaba en ceremonias de tipo ritual.
DAmA DE GUARDAmAR O CAbEZO LUCERO, sIGLOs v-Iv A. C.
Busto femenino tallado en piedra arenisca. Se relaciona con la Dama de Elche por la semejanza de su atuendo y la proximidad del yacimiento donde se encontró (Guardamar del Segura, Alicante). La escultura fue destruida en época ibérica, por lo que se halló muy fragmentada y tuvo que ser reconstruida.
causa de la rapidez de reflejos de Paris, la suculenta oferta que realizó y las malas relaciones existentes entre el Museo Ar queológico y la familia Campello. Como era de esperar, la venta de la escultura provocó en los círculos académicos una gran indignación. La pérdida de la Dama de Elche puso de manifiesto la necesidad de elaborar una ley de patrimonio que pu siera freno a la salida de obras de arte de territorio español. A pesar de las protestas, dicha ley se demoró hasta 1911.
una joya en el louvre
Como fuera, el 30 de agosto de 1897, el busto era embarcado en Alicante rumbo a Marsella. Cuatro meses después, a fina les de diciembre, la escultura, bautizada ya oficialmente como Dama de Elche, fue
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expuesta por primera vez en el Louvre. Lo incierto de su origen hizo que fuera cata logada como una pieza “griega orientali zante”, por lo que fue colocada en el de partamento de Antigüedades Orientales. La repercusión que tuvo entre el estamen
nistas. Desde 1879, cuando el conservador de Antigüedades Orientales del Louvre descubrió en la Exposición Universal de París, unas esculturas ibéricas perte necientes al yacimiento del Cerro de los Santos (Albacete), las excavaciones ar
lA DAMA DE ElChE fUE UNA DE lAS MUChAS piEzAS qUE SAliERoN RUMbo A loS MUSEoS fRANCESES to intelectual fue notable. Desde la invasión napoleónica, el interés por la atrasada pero pintoresca España se había disparado entre los viajeros románticos y estudiosos franceses. El “misterioso” arte ibérico, del que apenas se sabía nada (se pensaba que era fenicio o griego con influencia orien tal), cautivó a los arqueólogos y coleccio
queológicas francesas se sucedieron en Andalucía y Levante. “Es ahora o nunca el momento de conquistar España”, escribió el conservador. La Dama de Elche fue una de las muchas piezas que desde 1892, año en el que el Louvre adquirió sus primeras obras ibéricas, salieron de territorio espa ñol rumbo a los museos franceses.
El otro gran icono de la escultura ibérica. Figura sedente entronizada de cuerpo entero, tallada en piedra caliza y posteriormente estucada y policromada. Servía como urna cineraria y se cree que representaba a una aristócrata. Fue hallada en su contexto original: el interior de una cámara subterránea de una necrópolis ibérica de Baza (Granada).
MAN / Fundación ITMA
DAmA DE bAZA, sIGLO Iv A. C.
MAN / Fundación ITMA
dama de elche
GRAN DAmA OfERENTE sIGLO III O II A. C.
Figura femenina de cuerpo entero en actitud oferente tallada en piedra caliza. Las similitudes de su ornamentación con el busto de la Dama de Elche han servido para avalar la tesis de que esta fuera también en origen una estatua de casi tamaño natural. Fue encontrada en el Cerro de los Santos, en Montealegre del Castillo (Albacete).
A lo largo de los más de cuarenta años que la estatua permaneció fuera de España su valor sentimental no dejó de crecer dentro del país. Como dicen las crónicas de la época, “no había español que al llegar a París dejase de visitar el famoso busto lamentando ver a esa española fuera de su patria”. A partir de los años veinte, las reclamaciones para que la Dama regresa ra a su lugar de origen se hicieron cada vez más intensas. En 1928, coincidiendo con la inauguración de la Casa de Veláz quez en Madrid (institución francesa de dicada al hispanismo), la prensa se hizo eco de esta reivindicación. No se conoce si en ese momento hubo una petición for mal, pero sí parece evidente que, a partir de ese año, el interés por recuperar la es cultura dejó de ser una reclamación cir
cunscrita casi exclusivamente a los entor nos académicos para convertirse en algo parecido a una cuestión de Estado.
Devolver la Dama
En 1935 se dieron los primeros pasos para que la Dama de Elche regresara a España. De nuevo coincidió con otra inauguración de la Casa de Velázquez, esta vez con mo tivo de unas obras de ampliación. La pre sencia del ministro de Educación francés fue el momento elegido por el gobierno español para iniciar un primer acercamien to. Como muestran dos cartas conservadas en los archivos del Museo del Prado, du rante el mes de mayo se produjeron las primeras conversaciones acerca de un posible intercambio entre los dos países. España quería la Dama, y a cambio ofre
cería una obra francesa de la colección del Prado, una pintura de Watteau, Claudio de Lorena o Poussin. También se barajó otra posibilidad: que la escultura volviera a España pero se expusiera en la Casa de Velázquez, con lo que seguiría estando en suelo francés. Aunque se desconoce cómo se desarrollaron las conversaciones, es fácil suponer que estas se interrumpieron tras el estallido, unos meses después, de la Guerra Civil. De hecho, no será hasta después de la contienda cuando se vuelva a tener noticias de este tema. El 18 de junio de 1940, cuatro días después de que las tropas alemanas entraran en París, el alcalde de Alicante envió un tele grama al Ministerio de Gobernación sugi riendo que habría que aprovechar las “tras cendentales circunstancias históricas”
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arqueología
franco y Pétain en Montpellier, febrero de 1941.
a la dcha., sala del Man en que se expuso la dama.
para recuperar la Dama de Elche. Archivis tas y responsables artísticos se sumaron a esta petición y reclamaron más devolucio nes: las demás piezas ibéricas que se guar daban en el Louvre y el resto de los docu mentos del Archivo de Simancas que fueron robados durante la invasión napoleónica y de los que solo una parte fue restituida. La reacción del gobierno no se hizo esperar. El 3 de julio, el comisario del Servicio de Defensa del Patrimonio fue designado “pa ra realizar una investigación en los depó sitos de objetos artísticos robados por los marxistas y existentes en Francia”.
aprovechar el momento
El 12 de octubre llegaba a París una dele gación española para reunirse con el direc tor del Louvre. Entre ellos estaba el pintor José María Sert, pieza clave en esta nego ciación. Gracias a su conocimiento del país (vivía en Francia desde hacía más de cua renta años), sus contactos con el entorno político y artístico francés y su fuerte com
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promiso con la protección del patrimonio artístico español tras los estragos de la Guerra Civil (cuando fueron destruidas sus pinturas murales de la catedral de Vic), el artista catalán facilitó las conversaciones actuando como intermediario. La delegación puso sobre la mesa una pe tición. Solicitaba la devolución por parte
oficial francés retirado en España; una selección de esculturas ibéricas prerroma nas halladas en las excavaciones arqueo lógicas que Francia realizó en suelo español hasta 1911 (Osuna, el Salobral); y, por supuesto, la ansiada Dama de Elche, que en esos momentos se encontraba protegida en el castillo de Montauban (Toulouse),
EN 1940, TRAS lA ENTRADA DE loS AlEMANES EN pARíS, ESpAñA SoliCiTó lA DEVolUCióN DE lA DAMA del Estado francés de una serie de obras de arte adquiridas de forma regular, pero de gran valor histórico y sentimental para España. El lote incluía las siguientes: el cuadro de la Inmaculada Concepción (1678) de Murillo, que fue expoliado por el ma riscal Soult durante la invasión napoleóni ca, aunque adquirido legalmente por el Louvre; las coronas votivas visigodas per tenecientes al tesoro de Guarrazar, ven didas en 1859 al Museo de Cluny por un
en la zona no ocupada. Aparte, esperaban, “por la amistad que une a los dos países”, que también fueran restituidos los archivos de Simancas que se llevó Napoleón como botín de guerra. En contrapartida, el go bierno español estaba dispuesto a dar uno de los dos retratos de Mariana de Austria que pintó Velázquez (el considerado de inferior calidad), una pintura de El Greco (al final, la elegida fue uno de los dos re tratos de Antonio de Covarrubias que se
conservaban en Toledo) y la tienda de campaña de Francisco I, llamada “de paño de oro”, que fue obtenida en la batalla de Pavía (1525) y se guarda en la Real Arme ría de Madrid. En el reparto final, esta sería sustituida por un tapiz basado en el cartón de Goya La riña en la venta nueva conser vado en el Museo del Prado.
MAN
dama de elche
los usos políticos
Sorprendentemente, Francia aceptó. En junio de 1941 se firmó el acuerdo entre los dos países. ¿Cómo fue posible que accedie ra a un intercambio tan desigual? La expli cación hay que buscarla en la coyuntura política favorable a España que se daba en ese momento entre los dos países. A finales de 1940, cuando se realiza la petición, el mariscal Pétain teme que Franco acabe entrando en guerra del lado alemán. Por esa época, el régimen franquista no ocul taba sus simpatías por las fuerzas del Eje
péTAiN fUE ACUSADo poR loS ESTAMENToS CUlTURAlES fRANCESES DE “poNER El ARTE Al SERViCio DE lA políTiCA” (el 12 de junio cambió su estado de neu tralidad por el de no beligerancia) ni los beneficios territoriales (de Marruecos a Gibraltar) que, en caso de entrar en guerra, esperaba obtener a cambio. El gobierno de Vichy, consciente de la amenaza que supondría para sus colonias del norte de África un cambio de postura de España, se vio impelido a estrechar lazos diplomá ticos con Franco. Y qué mejor gesto de amistad que acceder al intercambio pro puesto por las autoridades españolas. La celeridad con la que este gesto se llevó a cabo (la Inmaculada Concepción llegó a España incluso antes de que se firmara el acuerdo) pone de manifiesto la urgencia del Ejecutivo francés por satisfacer las pe ticiones del régimen de Franco. A pesar de que el gobierno de Vichy intentó ensalzar, de cara a la opinión pública, la calidad de las obras recibidas en el intercambio, pa rece evidente que estaban más preocupa dos por el valor político del acuerdo que por su contenido artístico. De hecho, años
más tarde, como recogió el periódico Le Monde, Pétain fue acusado por los propios estamentos culturales franceses de “poner el arte al servicio de la política”. La Dama de Elche llegó a España el 8 de febrero de 1941. Unos meses después, el 27 de junio, se instaló en el Museo del Pra do con gran pompa y seguimiento por parte de la prensa. Su regreso fue celebra do como un gran triunfo por la dictadura franquista. Por un lado, suponía una vic toria contra un enemigo secular (la invasión napoleónica estaba todavía muy presente en la memoria colectiva española), y por otro, un ejemplo de la firme voluntad del nuevo gobierno de recuperar el orgullo y la grandeza de España. La propaganda del régimen utilizó las obras repatriadas para ensalzar los valores de la raza española y evocar el pasado glorioso de la nación. De esta manera, los orígenes ibéricos de la Dama, el catolicismo contrarreformista del cuadro de Murillo, los archivos de Siman cas pertenecientes a la época de la España imperial o la conversión al cristianismo y la unidad territorial que evocaban las co ronas visigodas fueron interpretados en clave patriótica por la propaganda nacio nalcatolicista, como si cada una de esas piezas hubieran sido parte esencial en la formación de la identidad nacional. La Dama de Elche permaneció en el Museo del Prado hasta 1971, cuando fue trasla
dada a su actual ubicación, el Museo Ar queológico Nacional. Abandonó dos ve ces Madrid para ser llevada a su lugar de origen. La primera, en 1965, con motivo del séptimo centenario del Misterio de Elche; la segunda, en 2006, cuando per maneció expuesta durante seis meses en el recién inaugurado Museo Arqueológico y de Historia de Elche. El regreso defini tivo de la Dama a Elche es una vieja aspi ración de la ciudad levantina. En agosto de 2015, con motivo del 118 aniversario de su descubrimiento, el gobierno local volvió a reclamarla, e incluso propuso una fórmula para ello: convertir el museo ili citano en una subsede del Museo Arqueo lógico Nacional especializada en arte ibé rico. La petición fue rechazada.
para saber más ENsAyO
Cédric y mARTÍNEZ, Lucía. El retorno de la dama de Elche. Madrid: Alianza, 2015.
GRUAT,
CATáLOGO vv AA. cien
años de una dama. Madrid: Museo Arqueológico Nacional, 1997.
ARTÍCULO
maría Pilar et al. “Human bone ashes found in the dama de Elche (v–iv century B. c.) reveal its use as an ancient cinerary urn. Journal of Cultural Heritage, vol. 12, 2011. En inglés.
LUXáN,
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arqueología
Tárraco
escenario de disputas entre roma y Cartago, acabó como base militar romana y como capital provincial. Pero el declive del imperio también lo fue de la ciudad. Belén romero, Periodista
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Tárraco una riCa Colonia romana
Tárraco, s. ii d. C. Perspectiva hipotética, según Francesc Tarrats. Dibujo: Antonio Latre.
esta representación de la que podría ser la tárraco de mediados del siglo ii muestra una ciudad ideal, tanto por su situación estratégica como por sus magníficas instalaciones urbanas.
I
nvierno de 218 a. C. Romanos y cartagineses se enfrentan en el marco de la segunda guerra púnica. Y lo hacen en Tárraco. El poeta e historiador Livio Andrónico narra el enfrentamiento en este poblado costero. El desembarco de los ejércitos de los hermanos Publio y Gneo Cornelio Escipión tan solo un año después acabó inclinando la balanza de fuerzas en una operación que Livio legó a la posteridad: “La flota, formidable por sus naves de transporte, fue vista desde lejos y entró en el puerto de Tárraco para gran alegría de romanos y aliados”.
ANFITEATRO De planta elíptica, su edificación resulta espectacular por la fantástica ubicación que le facilitaron en el siglo ii: junto al mar. Fue abandonado en el siglo v. A finales del vi albergó una basílica paleocristiana y, más tarde, en el xii, una iglesia románica.
indican que medía 175 m de longitud por 318 de anchura.
CIRCO De dimensiones reducidas, se levantó a finales del siglo i y se encuentra en excelente estado. En 1985 salía a la luz parte del podio y se descubrían dos arcos de un pórtico desconocido hasta el momento. Con una planta rectangular alargada de 325 m de longitud y 110 de anchura, conserva algunas puertas de acceso, varias bóvedas, gradas, restos de fachada y del podio, y un muro que supera los dos metros de altura y que aseguraba la protección de los más de veinte mil espectadores que disfrutaban de las carreras de caballos. Su ubicación dividía la ciudad en dos partes.
TORRE DEL ARQUEBISBE Junto a la de Cabiscol y la de Minerva, formaba parte de la primera muralla, tiene planta cuadrangular y todavía sigue en pie.
TEATRO Tárraco cuenta con el prestigio de conservar el único teatro romano conocido en Cataluña, un espacio que incluía un jardín y unas termas públicas y en el que se celebraban danzas y representaciones que acompañaban las ceremonias religiosas. Su construcción se ha relacionado con la reforma del foro local en época de Augusto, ya que aparece plagado de estatuas de culto imperial. La preservación del conjunto no ha resultado fácil. Incluso en pleno siglo xx, fueron varias las intentonas de construir viviendas sobre él hasta que en 1977 una campaña ciudadana logró frenar las obras y, ley de por medio, que se declarase la utilidad pública y patrimonial del conjunto. FORO LOCAL Nombrado Foro de la Colonia tras el paso de Augusto, contenía instalaciones dedicadas a los asuntos locales. Entre sus restos se conserva un edificio de tres naves en que se reunía el tribunal y quizá la curia. FORO PROVINCIAL Destinado a la administración de la provincia. Los restos del muro circundante
RECINTO DE CULTO Plaza rectangular (153 x 136 m) perteneciente al foro provincial. Estaba presidido por un templo dedicado al culto imperial.
TORRE DE CABISCOL TORRE DE MINERVA Conserva un relieve con la imagen de la diosa a la que está dedicada. PUERTA DE ACCESO En la actualidad solo se conoce una, la del Socorro, pero existían al menos tres más. PUERTA DEL SOCORRO Muy cambiada por denominaciones posteriores. Su denominación es medieval. TERMAS Su situación aquí, en realidad, es hipotética; no quedan restos. MACELLUM (MERCADO) Como las termas, solo se sabe que lo había como en cualquier otra ciudad romana. PUERTO ACUEDUCTO DE FERRERES Todavía en pie, a unos cuatro kilómetros de distancia del núcleo urbano. TORRE DE LOS ESCIPIONES Situada cerca de la Vía Augusta, la torre de los Escipiones es un monumento funerario. Su nombre responde a la identificación errónea de una de sus figuras. En realidad se erigió en el siglo i d. C. NECRÓPOLIS PALEOCRISTINA Del siglo iii d. C. (posterior a la imagen que presentamos). Con el tiempo se convirtió en un importante núcleo eclesiástico.
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arqueología
muerte en Tárraco
órganos de gobierno propios y se consideraba a sus habitantes ciudadanos romanos), parece claro que la estancia de Augusto en Tárraco durante dos años (27-25 a. C.) tuvo mucho que ver en ello. Sin embargo, la primera confirmación arqueológica de este nuevo estatuto colonial la aportan monedas posteriores, con fecha de 2 a. C. a 4 d. C., en las que la imagen de Augusto y sus hijos adoptivos se acompaña con las siglas CVTT: Colonia Urbs Triumphalis Tarraconensis. Y es que, gracias a la atención del emperador a la urbe, esta dejó de ser un mero centro logístico para convertirse en la capital de la provincia. Una ciudad que, como tal, necesitaba de una arquitectura pública acorde con su condición.
Con empeño constructor CASUALIDAD. En 1923, la Compañía de Tabacos decidió instalarse a las afueras de Tarragona. Durante las obras, las excavadoras tropezaron con una colosal necrópolis paleocristiana (en la imagen superior) que permitirían estudiar las prácticas funerarias de la Hispania de la época. El historiador y arqueólogo Joan Serra Vilaró documentó 2.051 inhumaciones datadas entre los ss. iii y v. Frente a ellas, una tumba con los restos del obispo Fructuoso y dos diáconos mártires.
En la actualidad poco se sabe de la vida del núcleo prerromano, si bien en 1985 la arqueología documentó algunos fragmentos de cerámica griega de los siglos vi y v a. C. y se le supone una organización urbanística en ángulo recto adaptada al relieve. Por el contrario, a la hora de abordar cómo Tárraco pasó de núcleo prerromano a colonia romana y de colonia a capital, historia y arqueología sí son grandes aliadas en documentación precisa. Y aunque hasta las investigaciones de Joan Serra Vilaró en 1949 se había supuesto que la base de las murallas era anterior, los primeros trabajos científicos revelaron su cronología romana. Claramente, la proximidad de Tárraco al Ebro, la mejor vía fluvial de penetración en la península, y su situación en la costa junto a las rutas marítimas que conectaban con Italia hacían de este pequeño asentamiento un preciado objeto de deseo para el Imperio romano, empeñado en
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DE LA HUMILDE ÁNFORA AL PANTEÓN FAMILIAR. La mayoría de entierros en fosas seguían la tegulae, cubrir al difunto con tejas, aunque también los había enterrados en ataúdes de madera o plomo o en sarcófagos de piedra y mármol. Los niños solían enterrarse en grandes ánforas. Muestra de la jerarquización social son los impresionantes mausoleos familiares decorados con mosaicos polícromos y en los que mortajas de lino se engalanaban con algún ribete de oro.
extender su impronta a lo largo y ancho del territorio hispánico. El devenir de Tárraco estaría estrechamente ligado, junto al de los dos Escipiones, a otro nombre propio: el de Octavio. Hijo adoptivo de Julio César, recibió en 27 a. C. el título de Augusto e instauró un nuevo orden administrativo. El propio Augusto
La empresa no fue trivial ni mucho menos barata, como ponen de manifiesto la monumentalización de las puertas de acceso, los avances en el suministro de agua potable o las mejoras de pavimento en parte del trazado de la llamada Vía Heraclea (por el mítico Hércules), que en adelante pasaría a denominarse Vía Augusta en honor al mecenas imperial. Esta vía romana, que conectaba Roma con Cádiz, seguía en Tárraco un recorrido paralelo a la costa, y a su paso se levantaron también monumentos honoríficos como la llamada torre de los Escipiones o el famoso arco de Bará, construido entre 15 y 5 a. C. en homenaje –se cree– al emperador. Las transformaciones urbanísticas en la época de Augusto, período que coincide con la capitalidad provincial, fueron muy amplias a la vista del legado arqueológico, del que el teatro y el foro son la mejor muestra. Porque del templo que se levan-
el devenir de Tárraco esTaría ligado, junTo al de los escipiones, a oTro nomBre: el de ocTavio asumía el mando directo de todas las provincias no pacificadas, entre las que se encontraba la Tarraconensis, una nueva demarcación fruto de la división territorial impuesta por él. Las pacificadas, por su parte, quedaban supeditadas a la administración directa del Senado. Pese a que se desconocen las fechas exactas en las que Tárraco adquirió el rango de colonia romana (por el que se la dotaba de
tó a la muerte del emperador no hay más pruebas que las que ofrece la iconografía numismática hallada en las excavaciones. La muerte de Augusto no frenaría, sin embargo, tan acelerado impulso urbanístico. A finales del siglo i se construyó el circo, que dividía Tárraco en dos partes: una baja, en la que latía la ciudad, y una alta más oficial, en la que se levantaban los principales edificios administrativos y judiciales
tarraco
gradas dEl anfItEatro de tárraco, construido
en las afueras de la ciudad en el siglo ii.
que acogían diversas reuniones y asambleas oficiales. Un espacio célebre que se vistió con dos plazas: una estatal, rodeada de pórticos, y una segunda en un plano más elevado dominada por un templo, del que lamentablemente nada queda, pues su lugar lo ocupa hoy una catedral gótica. El recinto alto formaba parte del majestuoso foro provincial, construido en el año 70 durante el mandato de Vespasiano, y que venía a sumarse al foro local ya existente. La estampa era descomunal: más de siete hectáreas, lo nunca visto en otros complejos arquitectónicos de la época. ¿Y para qué tan grande? Seguramente, solo la importancia de Tárraco como centro religioso y administrativo de la provincia puede explicar semejante inversión. La ratifican también con precisión los hallazgos de numerosas inscripciones acerca de las reuniones que celebraba en Tárraco el Consejo provincial. Cada año, para la ocasión, el Consejo reunía a los delegados de las más de trescientas colonias y municipios de la provincia. Con todo el fasto que un acontecimiento de este tipo requería. La impronta romana continuó en su línea de majestuosidad durante el siglo ii con la construcción del anfiteatro, con el que de nuevo la ciudad se aseguraba sin complejos monumentalidad y respeto. Próspera y atractiva, la ciudad sufriría un saqueo
el foro de vespasiano Empobrecimiento A partir del siglo v, la decadencia de Táera descomunal, más rraco era patente. El declive culmina con de sieTe hecTáreas, lo la invasión musulmana hacia 713, que un período largo y arqueológicamennunca visTo en oTros abre te pobre. Solo la conquista impulsada por complejos de la época los condes catalanes en el Medievo ayuda por parte de los francos en el año 260. Tras él no volvió a ser la misma. La Tárraco de los siglos iii y iv resulta poco conocida desde el punto de vista arqueológico. Esto se debe probablemente a una recesión del desarrollo urbanístico que algunos historiadores vinculan a la pérdida de dimensiones de la provincia. Tal reestructuración fue el fruto de una nueva división administrativa a cargo de Diocleciano. Las grandes áreas urbanas y suburbanas comienzan a despoblarse en un proceso que culminará en el siglo v, momento en el que Tárraco pierde su capitalidad. Las evidencias arqueológicas lo dejan muy claro: la ciudad tardorromana va quedando reducida a la parte alta, y numerosos espacios públicos del circo y del antiguo foro provincial se aprovechan para vivir. Los espacios de representación política son transformados en corrales o habitaciones, o, en el peor de los casos, abandonados a su suerte, como ocurrió con el anfiteatro.
a recuperar una ciudad que casi había dejado de existir. Sobre la parte media y baja de la antaño colonia romana se levantará en adelante Tarragona. Acabado el siglo xx, ya no hay duda. La ciudad, en palabras de la Unesco, es “un testimonio incomparable de la historia de la Antigüedad en el Mediterráneo”. Gracias a un legado arqueológico de primer orden, Tárraco es, desde el año 2000, Patrimonio de la Humanidad. Pero los esfuerzos arqueológicos para devolver a la memoria el papel de Tárraco todavía no han terminado.
Para sabEr más ENSAyO DUPRÉ, Xavier. Tárraco. Tarragona: Museu d’Arqueologia de Catalunya, 1999. TARRATS, Francesc. Tárraco. Tarragona: Museu Nacional Arqueològic, 1990.
INTERNET
Museu Nacional Arqueològic de Tarragona www.mnat.cat
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arqueología
La Primera coLonia romana en HisPania
gracias a su papel de cuna de césares, itálica se colmó de honores, edificios y monumentos. Parcialmente sepultada bajo la moderna santiponce, se excava desde el siglo xviii. marÍa DomÍnGUeZ, periodista
L
os antiguos romanos sembraron la península ibérica de ciudades. De todas ellas, la primera que fundaron fue Itálica. Nunca llegó a ser tan importante como la ve cina Hispalis (Sevilla) o la lejana Tárraco (Tarragona), pero tuvo un privilegio in comparable. En Itálica nació el primer emperador de origen provincial, Trajano, que expandió las fronteras de Roma a su máxima dimensión. Su sucesor, Adriano, también procedía de una familia arraiga da en esta colonia. Y es probable que Teo dosio el Grande fuera alumbrado allí. Este papel de cuna de césares hizo de Itá lica un lugar especial. Trajano y sobre todo Adriano la embellecieron con diver sos monumentos. Ellos fueron los máximos exponentes de la prosperidad del lugar. Les seguían ricos senadores, militares y
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terratenientes, que edificaron fastuosas mansiones con obras de arte y otros lujos. De ahí que los vestigios hallados posean un inmenso valor. Entre sus ruinas ha surgido, por ejemplo, la mayor cantidad de estatuas de dioses romanos encontra das en la península. De ellas destaca la
Para legionarios retirados
Su historia se remonta a la segunda guerra púnica, a finales del siglo iii a. C. Tras ven cer a los cartagineses en la batalla de Ilipa, Escipión el Africano otorgó a sus legiona rios veteranos tierras en el cerro de San Antonio, casi a orillas del Guadalquivir.
trajano nació en itálica, y su sucesor, adriano, procedía de una familia arraigada en la colonia de Diana, virgen de la caza y protectora de la naturaleza, sacada a la luz en el tea tro. Itálica también desveló una serie de viviendas con mosaicos espléndidos y uno de los anfiteatros más colosales y mejor conservados de la era imperial. Todo es to en el que es el yacimiento más antiguo de la Hispania romana.
Esta pequeña comunidad de soldados re tirados, el primer asentamiento perma nente de Roma en la península, se fue fundiendo con la población ibera local, turdetana, a la que acabó por imponer su estilo de vida. Se trataba de una avanza dilla de la República en un área de riesgo, pues la zona no estaba pacificada por com
itálica
al rescate de la ciudad vieja santiPonce, en la proSiglo xvii vincia de sevilla, se asienta sobre los
restos de la ciudad vieja de itálica. numerosos ilustrados llaman la atención sobre el penoso estado de las ruinas.
Francisco De Bruna emprende las primeras 1781 excavaciones en la ciudad romana. se HaLLan Las termas de adriano. el arquitecto 1861 y arqueólogo demetrio de los ríos, director de los trabajos, promueve la protección oficial del yacimiento.
se estabLece Una junta superior de exca1912 vaciones para conservar con recursos pleto. Limitaba con una región belicosa, Beturia, para la que Itálica sirvió al prin cipio de muro de contención. Pasado el tiempo y consolidado el dominio latino de Hispania, la ciudad empezó a crecer. Fue a finales de la era republicana, en el siglo i a. C., gracias a que Itálica es taba emplazada junto a las rutas mineras de la sierra norte de Sevilla y Huelva. Es ta pujanza se acentuó durante el reinado de Augusto. El núcleo urbano adquirió el estatus de municipio, lo que trajo apare jadas la prerrogativa de acuñar moneda y mejoras estructurales. Se optimizó la pavimentación de las calles, la élite cons truyó para sí casas más suntuosas y se levantó un espacioso teatro. Este auge cobró un vigor aún mayor cuan do, a mediados del siglo i d. C., Vespa siano concedió a los hispanos el derecho
de ciudadanía. Sin esta medida, Itálica, próspera y por completo romanizada, no podría haber sentado en el trono del Tí ber a dos descendientes de aquellas fa milias que la habían fundado. Trajano y Adriano cubrieron de honores a su patria chica. El primero ordenó abrir unas ter mas a la última. Sin embargo, el verda dero apogeo llegó con el segundo.
centro residencial y de poder
Nacido en Roma de una rancia estirpe italicense, Adriano triplicó el tamaño que abarcaba la localidad de sus mayores. Lo hizo al construir al norte del núcleo ori ginal –desde entonces llamado vetus urbs, “ciudad vieja”– uno que, creado de cero, rondaba las cuarenta hectáreas. El em perador no reparó en gastos para esta nova urbs. El conjunto, ordenado en tor
gubernamentales itálica, declarada monumento nacional el mismo año.
comienZa a recuperarse a conciencia el tea1970 tro, hallado en 1937, las termas de adriano y el anfiteatro (arriba).
La JUnta De anda1989 lucía decreta las ruinas conjunto arqueológico. se reaLiZan diversas intervenciones de 2002 limpieza, conservación y consolidación en áreas como las termas de adriano y el teatro.
Las UniversiDaDes de sevilla y granada, 2014 junto con el conjunto arqueológico de itálica, emprenden el proyecto itálicus. estudiarán varias casas de la ciudad hasta el año 2019.
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arqueología
una ciudad, dos núcleos
siguen las excavaciones en la ciudad nueva de itálica mientras la vieja yace bajo santiPonce ANFITEATRO Unos 160 m de largo en su eje mayor y 130 en el menor lo convertían en uno de los más ambiciosos del Imperio. Podía albergar hasta 25.000 espectadores. CASAS Se han hallado una cincuentena, algunas parcialmente excavadas. Destacan por sus termas y ricos mosaicos. TERMAS DE ADRIANO Ocupaban un espacio equivalente a tres manzanas actuales. Incluían instalaciones balnearias, una palestra (gimnasio) y una biblioteca. Su excavación es hoy parcial.
giénica que las de Adriano, pero abarcaban un tercio menos de espacio. Permanecen bajo la ciudad de Santiponce. TEATRO El edificio público más antiguo del yacimiento. Comenzado por Augusto, modificado durante la era flavia y adornado por Adriano, abarcaba una hectárea y tenía capacidad para unos tres mil espectadores. Recuperado a partir de 1970, aún se usa.
MURALLAS La exterior protegía la ciudad vieja (habitada por la servidumbre) y la nueva (por el patriciado). Una interna las separaba.
FORO DE ADRIANO Estaba dominado por el Trajaneo, un santuario con templo y plaza porticada construido por el emperador Adriano en honor a su padre adoptivo. TERMAS DE TRAJANO Cumplían la misma función social e hi-
no a dos avenidas principales, formaba una cuadrícula de calles anchas y man zanas rectangulares de varias dimensio nes. Las vías, enlosadas y con bordillo, presentaban aceras porticadas para pro teger a los paseantes de las inclemencias meteorológicas. Cada manzana estaba ocupada por una o dos casas, según el bloque. Eran auténticas mansiones a la romana, domus unifamiliares con dos patios internos, diversas habitaciones a su alrededor y un pozo para extraer agua fresca. Como pertenecían a personas aco modadas, estaban decoradas con már moles, estatuas y mosaicos. El proyecto de Adriano también incluía grandes edificios públicos. Los más impor tantes eran un santuario dedicado a su padre adoptivo Trajano, situado en el foro del lujoso barrio nuevo, uno de los anfi teatros con mayor capacidad del Imperio y un complejo termal a la altura del resto. Un acueducto que desembocaba en una red de cisternas suministraba agua a este
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último, así como a las fuentes que ador naban calles y plazas. Además se dotó a la ciudad de un eficiente sistema de cloacas. Este despliegue urbanístico no era gra tuito. Siendo la cuna de los nuevos seño res de Roma, Itálica concentraba entre su población a algunos de los personajes más influyentes del momento. Muchos senadores de esa época, el siglo ii, se ins cribían en el “clan de los hispanos”, como calificaban a la dinastía Antonina sus detractores. De ahí que, además de me jorar el hogar de sus ancestros, Adriano lo elevara a colonia, una situación jurí dica semejante a la de Roma.
cuidadosos y aprovechados
Esta relevancia, sin embargo, duró un suspiro. A finales del siglo ii fue necesario amurallar Itálica, amenazada por pueblos bárbaros que comenzaban a asolar el te rritorio romano. Poco después, con la sustitución de la dinastía de Trajano y Adriano por la de los Severos, quedó se
llado el destino del lugar. La espectacular nova urbs fue abandonada por sus resi dentes, un patriciado local de capa caída, a mediados del siglo iii. Reducida al cas co antiguo, los siguientes supusieron un lento goteo hacia la extinción. Cayeron porciones de la muralla debido a fluctuaciones del subsuelo. Parte de la población se refugió en sitios más seguros cuando los vándalos, alanos y visigodos invadieron sucesivamente la región. Al llegar los musulmanes, la ciudad era un caserío desvencijado. El orgulloso barrio senatorial se había transformado en cam po de labranza; el otro, la vetus urbs, esta ba prácticamente en escombros. Los árabes remataron la faena transportando a Sevi lla los restos aprovechables, que usaron para reforzar las defensas de esa capital. Tras una dejadez casi absoluta durante la Edad Media, el interés renacentista en la Antigüedad redescubrió el valor de los vestigios romanos. Empezaron a visitar la zona estudiosos y curiosos. En el siglo xvii,
itálica
Ciudad vieja Ciudad nueva
el escritor Rodrigo Caro, uno de esos via jeros, compuso una popular Canción a las ruinas de Itálica. Décadas después fray Fernando de Zevallos documentó en La Itálica aquello que podía observarse a sim ple vista. Sin embargo, en esas mismas fechas se asentó sobre el lugar un pueblo, el actual Santiponce, precisamente impul sado por el monasterio del que era prior fray Fernando, San Isidoro del Campo. Esta ocupación ha sepultado hasta hoy la ciudad vieja. La notoriedad del yacimien to condujo además a su expolio. Los turis tas sencillamente se llevaban a casa las piezas con las que se topaban.
Protección e investigación
Esa era la situación cuando, a finales del siglo xviii, Francisco de Bruna efectuó la primera prospección científica. Las exca vaciones continuaron hasta bien entrado el xix. Mientras investigadores como Ivo de la Cortina, José Amador de los Ríos o Demetrio de los Ríos desenterraban escul
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100 km
turas, exploraban el anfiteatro o encon traban las termas de Adriano, fragmentos de información desaparecían de un modo irreparable con la rapiña de los visitantes. Los arqueólogos intentaron que las au toridades reaccionaran al respecto. Por fin, lo hicieron a principios del siglo xx, cuando declararon Itálica Monumento Nacional, protegieron sus restos y regu laron las excavaciones. De este modo, pudo profundizarse en aspectos desco nocidos del anfiteatro o las viviendas. O, un hallazgo crucial, descubrirse el teatro construido en época de Augusto. Abiertas al público, pero a la vez preser vadas por su carácter de Conjunto Ar queológico, las ruinas desvelaron otros tesoros. En 2005, por ejemplo, se recu peró una cabeza de león prácticamente a escala real no muy lejos del denomina do Trajaneo, el templo que Adriano erigió en honor a Trajano. Diez años después, las excavaciones no cesan. Desde 2014, investigadores y alumnos de las univer
sidades de Sevilla y Granada exploran junto a expertos de Itálica dos villas ro manas (la de Patio Rodio y la de la Ca ñada Honda) para profundizar en su estructura y funcionalidades.
Para saber más gUíA péREz pAz, Antonio y gIL DE LOS REyES, María Soledad. Itálica: guía oficial del conjunto arqueológico. Sevilla: Consejería de Cultura de Andalucía, 2006.
ENSAyO
Oliva. El teatro romano de Itálica. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, 2004. RODRígUEz hIDALgO, José Manuel; MARíN FATUARTE, Jesús y CAbALLOS RUFINO, Antonio. Itálica arqueológica. Sevilla: Universidad de Sevilla, 2002. RODRígUEz gUTIéRREz,
INTERNET
Conjunto Arqueológico de Itálica. www.museosdeandalucia.es/ culturaydeporte/museos/CAI/
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arqueología
La ciudad deL Lapis specuLaris
la riqueza generada por la explotación y comercialización de este yeso, útil para acristalar ventanas, permitió la transformación de la pequeña aldea celtíbera de segóbriga en municipio romano. RosaRio CebRián, arqueóLoga
L
a ubicación de Segóbriga no es casual. Esta pequeña aldea celtíbera transformada en ciudad romana se sitúa sobre un cerro (el de Cabeza del Griego, en el término municipal de Saelices, Cuenca) a 857 metros sobre el nivel del mar. El Gigüela, afluente del Guadiana, la atraviesa por el sur. Su elevación y proximidad a este río, que servía de foso natural, la convirtieron en un punto estratégico clave de la Meseta
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Oriental. Además, el lugar constituía un cruce en las vías procedentes del valle del Guadalquivir (Mérida y Toledo) en dirección a la costa (Valencia y Cartagena). La primera referencia documentada al lugar corresponde al geógrafo griego Estrabón (ss. i a. C.-i d. C.), que indica: “Son, además, ciudades de los celtíberos Segóbriga y Bilbilis, alrededor de las cuales lucharon Metelo y Sertorio”. La destrucción de la cercana Konterbia Karbica durante
el conflicto al que alude el sabio heleno convirtió Segóbriga en centro administrativo romano de toda la región, una zona minera rica en el yeso lapis specularis. A mediados del siglo i a. C., coincidiendo con la primera emisión monetaria de la ceca de Segóbriga, se inició su desarrollo urbano con la construcción de una serie de viviendas en la ladera norte del cerro, excavadas en 2009. En esa época también debió de erigirse gran parte del trazado
segóbriga visitó la ciudad acompañado de su secretario personal, al que los segobrigenses homenajearon con un pedestal de estatua emplazado en el foro (en el que se lee “M. Porcius M. f. Pup”), hallado en 2002. Se empezó a erigir entonces el foro –una gran plaza enlosada, rodeada de pórticos y de los edificios administrativos más significativos, como la curia y la basílica– y una segunda plaza al norte, que ocupó el espacio libre que distaba hasta la muralla. En las últimas décadas del siglo i de nuestra era se concluyeron las obras del teatro, el anfiteatro, el aula basilical y las termas monumentales. Y, en la segunda mitad de la siguiente centuria, las del circo, en las que quizá participó un procurador minero de origen griego identificado como C. Iulius Silvanus Melanio. Su casa en Segóbriga (allí vivió entre 198 y 211), junto a las termas monumentales, ha sido ampliamente excavada. Durante los siglos iv y v, los edificios levantados durante los primeros años del Imperio se usaron como cantera de materiales de construcción y como base de otros nuevos. Además, a consecuencia del proceso de cristianización, se erigió una basílica martirial al norte de la ciudad, hoy conocida como basílica visigoda. Segóbriga conservaría su importancia a lo largo de las dos centurias posteriores, tal como atestigua su carácter de sede episcopal. En cambio, la fue perdiendo de forma paulatina tras la conquista del islam de la mayor
dos sigLos después de identificar su empLazamiento, se emprendieron Las excavaciones de la muralla y las denominadas termas del teatro. El resto de las estructuras levantadas quedarían sepultadas bajo grandes vertidos de tierra, a causa de la reforma urbanística emprendida en época augustea, que transformó el asentamiento celtíbero en ciudad romana.
Por decisión de augusto
Augusto elevó Segóbriga a municipio en su viaje a Hispania el año 15 a. C. Tal vez
parte de la península. Sabemos que en 1228, bajo el topónimo de Cabeza de Griego, aún estaba habitada. Así lo indica un documento de ese año que recoge la donación de parte del cerro a la orden de Santiago. A partir del xvi, ya abandonada por completo, tan solo nos llegarían referencias escritas del sitio que mencionan la existencia de una ermita construida sobre las termas monumentales, en concreto, sobre su sala de agua caliente.
un mineral muy valioso segóbriga fue un punto neurálgico minero. El lapis spEcularis es un tipo de yeso traslúcido que los antiguos romanos utilizaban sobre todo para el cerramiento de ventanas. Las minas más importantes de este material en todo el Imperio se encontraban en el centro de Hispania, en concreto, en la provincia de Cuenca. Su área de producción alcanzó un espacio de cien mil pasos alrededor de Segóbriga, según detalló Plinio el Viejo en su Historia natural: “Centum millia passuum circa Segóbrigam urbem”. Se trata de un área equivalente a unos ciento cincuenta kilómetros de radio y una extensión de más de setenta mil kilómetros cuadrados. la arquEología ha confirmado la veracidad de esta cita, pues hasta el momento se han localizado en torno a Segóbriga veinticinco yacimientos de lapis specularis, repartidos en quince municipios. Uno de ellos, la mina de La Mora Encantada, en Torrejoncillo del Rey. El yeso se exportaba desde Segóbriga al resto de Hispania a través del extenso entramado viario de la península, y partía hacia el resto de provincias imperiales desde el puerto de Carthago Nova (Cartagena, en Murcia). Esta actividad influyó en el crecimiento monumental de la ciudad, capital del distrito minero del lapis specularis.
Coordenadas y esculturas
Segóbriga es hoy uno de los yacimientos peninsulares con más larga tradición historiográfica. Los eruditos discutieron acerca de su emplazamiento hasta que, en 1547, el médico alcarreño Luis de Lucena identificó correctamente sus vestigios. Dos siglos después, la Real Academia de la Historia emprendió las primeras excavaciones, poniendo el foco de atención en la basílica visigoda. El teatro y el anfiteatro
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arqueología
obras públicas con financiación privada familias enriquecidas con el comercio del lapis specularis invirtieron parte de su fortuna en la construcción de los edificios públicos de segóbriga.
TErMas MoNuMENTalEs
aula Basilical Foro
circo
TErMas DEl TEaTro
TEaTro
Financiado por la familia senatorial de los Octavii, según indican restos de una inscripción aparecidos entre las ruinas, es uno de los más pequeños de Hispania (con capacidad para más de dos mil espectadores). El graderío, bien conservado, se dividía en tres partes, separadas por corredores para diferenciar a sus ocupantes por clases. Conserva el espacio semicircular en el que se situaba el coro, los tres escalones destinados a las autoridades y la zona del tablado (era de madera sobre pilares de piedra), tras el que se alzaba una escena monumental ricamente decorada.
aNFiTEaTro
Construido frente al teatro –ambos edificios flanqueaban la entrada a la ciudad– tiene forma elíptica irregular y podía acoger a unos cinco mil quinientos espectadores. Un muro separaba la arena del graderío para proteger al público durante los espectáculos gladiatorios. Un pasillo cubierto une las dos puertas del anfiteatro.
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Foro
Centro de la vida política y social, esta plaza ocupaba una gran espacio cuadrangular junto a la calle principal. Estaba rodeada por pórticos sustentados por columnas, desde los que se accedía a los monumentos más emblemáticos de la ciudad, como la curia (sede de los magistrados locales) y la basílica (donde se impartía justicia).
aula Basilical
Este edificio levantado bajo Vespasiano (emperador desde 69 hasta su muerte en 79) fue un lugar de reunión y de negocios en torno al lapis specularis. Lo presidía una gran escalinata y contaba con tres naves sostenidas por diez columnas corintias. La central, más ancha, terminaba en un ábside al que se accedía mediante tres escalones.
TErMas MoNuMENTalEs
Del siglo i, estaban destinadas al baño, la higiene, el esparcimiento y los negocios. A través de una calle escalonada se accedía su-
Parque Arqueológico de Segóbriga
aNFiTEaTro
TEaTro
cesivamente a la palestra (patio porticado con columnas para hacer ejercicio), al vestuario, con una piscina en el centro, a salas de distinta temperatura (fría, templada y caliente) y al laconicum, o sauna seca. Al norte se ubicaban las habitaciones de servicio, como leñeras y hornos para calentar los baños.
TErMas DEl TEaTro
Datadas a finales del siglo i a. C., han llegado hasta nosotros la sala para cambiarse de ropa con sus taquillas, una estancia de agua fría, otra con una pila y una piscina calentada con un horno. Junto a la puerta de la muralla estaban las letrinas, cuyo canalillo desaguaba al exterior.
circo
Excavaciones realizadas entre 2004 y 2008 en la terraza situada al noroeste de la ciudad han dado a conocer este edificio de mediados del siglo ii, destinado a las carreras de carros tirados por caballos. Una necrópolis de incineración quedó oculta bajo su arena.
pasaron desapercibidos hasta la segunda mitad del xx, cuando se emprendió su excavación y restauración. En los años sesenta, los trabajos de recuperación del primero pusieron al descubierto un conjunto de esculturas de su programa decorativo. Entre ellas, una estatua de la diosa Roma, rota en varios fragmentos. Sucesivas intervenciones también rescatarían un retrato de Augusto y otro de Agripina la Mayor, su nieta, esposa de Julio César Germánico y madre de Calígula. Hay que esperar a las excavaciones realizadas en el foro entre 2000 y 2005 para que vuelvan a producirse hallazgos escultóricos excepcionales. En esta ocasión, piezas talladas en mármol procedente de las canteras de Carrara (Italia) y los montes Pentélico y Thasos (Grecia). La primera en salir a la luz fue la escultura de un miembro de la casa imperial, vestido con túnica ceñida por una amplia toga. Su análisis reveló que la cabeza, realizada
con Las sucesivas excavaciones se han podido recuperar distintas escuLturas de Los juLio-cLaudios de forma separada al resto de la estatua, se había acoplado a un hueco cóncavo tallado en el cuello, y que los antebrazos, también trabajados aparte, se unieron al cuerpo con posterioridad. El 23 de septiembre, día del cumpleaños del emperador Augusto, de 2001 trajo consigo un regalo. En la explanada central de la plaza del foro apareció una gran inscripción que testimoniaba el pago del pavimento por un tal Spantamicus. Sobre la palabra forum de este epígrafe yacía tendida una estatua togada, conservada de cuello a rodillas, que debió de representar a un emperador de la dinastía julio-claudia, tal vez el propio Claudio. De tamaño mayor al natural, se había derrumbado de un monumento trasero del que solo quedaba el podio en forma de asiento. Para cuando aquel desplome sucedió (entre finales del siglo iii y del iv), a la inscripción ya le habían sido robadas las letras de bronce que inicialmente llevaba insertadas.
Rosario Cebrián
segóbriga
aLgunas de Las siete estatuas halladas
en el interior de la basílica del foro en 2004.
El siguiente hallazgo mayúsculo se produjo tres años después, cuando el yacimiento ya había sido declarado Parque Arqueológico de Segóbriga. Dentro de la basílica del foro se recuperaron siete estatuas de mediados del siglo i (tres masculinas, tres femeninas y un fragmento que pudo conformar una séptima). Estaban labradas en mármol blanco y dispuestas alrededor de un monumento de la nave central del edificio, situado junto a la aedes sur, o templete. Las esculturas habían sido desplazadas y amontonadas en esa zona durante el expolio del pavimento de la basílica en el siglo iv. Se cree que en origen se hallaban en el templete (sobre un podio adosado a las paredes), que habría una o dos estatuas más y que representaban a miembros de la casa imperial julio-claudia.
el rescate continúa
Unas excavaciones de 2006 a 2009 evidenciaron que, durante las obras de construcción del circo, se destruyeron más de un centenar de sepulturas de la necrópolis de incineración. Entre los restos hallados, sobresalen los de una estela funeraria perteneciente a una esclava llamada Iucunda. La parte superior de este monumento, de principios del siglo ii, presenta una elaborada representación escultórica en relieve de la difunta. La inferior con-
tiene una inscripción en la que se opone el pasado infeliz de Iucunda, a causa de una enfermedad irreversible, a su destino apacible gracias a la muerte. Tras más de sesenta años de excavaciones continuadas, Segóbriga es hoy un referente en el estudio de la urbanística romana en el occidente del Imperio romano. La actividad arqueológica continúa cada verano con campañas de excavación que, en la actualidad, se enmarcan dentro de un proyecto de investigación centrado en la exhumación de los restos de la puerta occidental del sitio. Además, gracias a la puesta en valor de vestigios recuperados entre el teatro y el foro, se espera ampliar el recorrido de la visita al parque.
PaRa sabeR más guía aBascal, J. M., alMagro, M., cEBriáN, r. Segóbriga. Guía del Parque Arqueológico. Madrid: Real Academia de la Historia, 2003.
MoNograFía
r. Segóbriga. Municipio romano. En Serie Arqueología n.º 18. Cuenca: Diputación Provincial de Cuenca, 2014. cEBriáN,
iNTErNET
Segóbriga. Web de la Diputación Provincial de Cuenca. www.segobriga.org
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CASA DE VELÁZQUEZ / FOTO: CABC
arqueoLogía
las vidas de baelo La ciudad hispanorromana de Baelo Claudia, en Cádiz, renació hace veinte siglos tras ser arrasada por un tsunami. hoy lleva casi uno revelando su esplendor.
Pedro García luaces, periodista
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n el año 81 a. C., el general Quinto Sertorio se refugió en Hispania. Se había negado a reconocer a Lucio Cornelio Sila como vencedor de la primera guerra civil de la República de Roma. Pero el hostigamiento al que se vio sometido por las legiones romanas le llevó a poner aún más tierra de por medio. Por eso cruzó el estrecho de Gibraltar rumbo a África. Allí contactó con los irreductibles lusitanos, que le propusieron liderar su lucha contra Roma. Sertorio aceptó, regresó a la península y, tal como cuenta el historiador Salustio, reunió a sus variopintas tropas para la batalla en Mons Balleia. En la primera mitad del siglo xx, el arqueólogo e hispanista alemán Adolf Schulten indicó que aquel Mons Balleia podía corresponder a la tarifeña sierra de la Plata. En el punto más elevado de este macizo
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(a 457 m sobre el nivel del mar) se halla un yacimiento, hoy conocido como la Silla del Papa, que todos los indicios apuntan como el asentamiento prerromano de Baelo. Si las fechas coinciden, como parecen coincidir, la historia pudo haber sido la siguiente: hacia 80 a. C., Sertorio realizó el trayecto de Tánger a Baelo, “el puerto donde generalmente se embarca hacia Tingis [Tánger]”, en palabras del historiador griego Estrabón. En Baelo recibió ayuda –quizá víveres y refugio– de sus habitantes. Luego partió hacia Lusitania (actual Portugal) y lideró a unos cinco mil rebeldes.
¿Castigo o recompensa?
“La concordancia cronológica entre este episodio de las guerras civiles y el abandono de la Silla del Papa resulta asombrosa y tal vez indique una relación entre ambos hechos”. Esta es la tesis que, a fi-
nales de los noventa, planteó Pierre Sillières. Según este especialista francés en Hispania, el oppidum (colina fortificada) de la Silla del Papa seguramente se despobló a consecuencia de la ayuda que los baelonenses prestaron a Sertorio, no sabemos si por voluntad propia o forzados. “Roma, en represalia, les habría obligado a abandonar su montaña y a establecerse en la Baelo de orillas del mar” (a unos cuatro kilómetros de distancia). La teoría de Sillières no resulta descabellada, pues, con esta medida, la ciudad del Tíber habría querido privar a los traidores de un refugio privilegiado. No en vano, desde las alturas de la Silla del Papa se avista toda la bahía de Tánger y el territorio comprendido entre Tarifa y el cabo Trafalgar. Sin embargo, parece más probable que fueran los propios baelonenses quienes optaran por descender hasta la Baelo cos-
baelo claudia una parCeLa CodiCiada
Freno militar y nuclear al plan urbanístico trazado sobre las ruinas Tras la guerra civil española, la primera causa que movió a las autoridades españolas en torno a Baelo Claudia surgió en los años sesenta a raíz del interés de la promotora Nueva España sobre el sitio. Esta empresa planteó la posibilidad de levantar una urbanización de chalés y hoteles en primera línea de playa, al estilo de las de la Costa del Sol. Para suerte del yacimiento, la promoción no salió adelante, aunque las razones
últimas décadas del siglo i a. C., se asentaron en la playa. La ausencia de cerámica característica de la primera mitad del i a. C. en el refugio montañoso confirma que este ya se había deshabitado cuando Augusto ascendió al poder (en 27 a. C.), fecha que coincide con la fundación de la Baelo romana en primera línea de mar.
Beneficiada por el mar
tera para aprovechar los abundantes recursos pesqueros. Conociendo la historia posterior a esos hechos, no parece un castigo muy ejemplar haber asentado a un pueblo junto a un entorno rico y haberlo convertido, a medio plazo, en uno de los núcleos más prósperos del Estrecho, gracias a sus factorías de salazones y a su puerto.
La Baelo augusta se desarrolló como ciudad desde un punto de vista administrativo, y se erigió en un concurrido punto de tránsito entre las provincias Bética (la más meridional de Hispania) y Mauritania (al norte de África). Tan solo 14 km la separan de Tánger. Estrabón, al calificarla de emporion, la equiparó a las ciudades comerciales más activas de Hispania, situándola así a la altura de Málaga, Cartagena, Empúries, Cádiz o Sevilla, pese a su menor tamaño. Baelo progresó también gracias a sus factorías de pescados en salazón. Los fenicios habían sido los primeros en reparar en los ciclos migratorios de los
se creía que había sido una ciudad modesta, Pero han aParecido evidencias de su riqueza Las excavaciones han constatado que, entre los años 150 y 100 a. C., los habitantes de la Silla del Papa habían erigido una serie de factorías de salazones junto a la costa. Sabemos que a lo largo de una centuria residieron en lo alto del macizo, del que descendían para realizar sus actividades pesqueras, hasta que, en las dos
atunes desde el Atlántico hasta el Mediterráneo. Extraordinarios comerciantes, introdujeron en las rutas de Oriente las salazones del Estrecho y el preciado garum. Esta salsa se obtenía de macerar en salmuera trozos de pescado, vísceras, huevas y sangre. Según Apicio, reputado gastrónomo romano del siglo i, se em-
poco tuvieron que ver con la conservación del patrimonio. Un proyecto de central nuclear –finalmente paralizado– lo impidió, así como la conveniencia de las fuerzas del Ejército que acampaban en la cercana batería de Punta Caraminal de mantener despejada la costa del Estrecho. Lo paradójico del caso es que el propio Ejército, que salvó el grueso de las ruinas, voló una parte de las murallas para construir una pista militar.
pleaba como sustituto de la sal en la cocina y en el curado de embutidos, y era tan valiosa como los perfumes o las más exóticas especias. De ahí que solo la aristocracia adinerada pudiera permitírsela con cierta asiduidad. La ciudad se fue enriqueciendo mientras en Roma se iban sucediendo los emperadores: Tiberio, Calígula, Claudio... Buena prueba de esta prosperidad fue la total reconstrucción de la urbe bajo el mandato de Nerón (de 54 a 68 d. C.). Hoy sabemos que la zona sufrió un fuerte seísmo hacia el año 50. Estudios arqueosismológicos indican, además, que un gran tsunami penetró en Baelo y la arrasó casi en su totalidad. Gracias a que los baelonenses eran buenos distribuidores de Roma, la enriquecida oligarquía pudo levantar una nueva ciudad, a la que dotó de un completo conjunto monumental (con una basílica, unas termas, un mercado y un teatro). Baelo tomaría el sobrenombre imperial de Claudia y viviría sus años de mayor esplendor hasta finales del siglo ii.
Gusto por el fasto
Durante largo tiempo, los expertos tendieron a catalogar aquella Baelo Claudia de ciudad modesta y funcional. No obstante, recientemente han aparecido evidencias de la extraordinaria riqueza de sus notables. En 2012, por ejemplo, se desenterró una copia del Doríforo de Policleto, uno de los tres grandes escultores clásicos (junto a Fidias y Mirón), en un complejo termal levantado extramuros. La escultura se realizó en mármol de la isla de Paros,
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arqueoLogía
baelo claudia a vista de pájaro
una Ciudad para eL traBajo, eL oCio, La saLud y La espirituaLidad la muralla. De 1,4 km aprox. de longitud, contaba con una cuarentena de torres y tres accesos. Los restos de la zona este son los mejor conservados: alcanzan entre los dos y los cuatro metros de altura.
CASA DE VELÁZQUEZ
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decumano máximo. La calle principal que cruza la ciudad de este a oeste, según el canon clásico urbanístico marcado por el arquitecto Vitruvio en el siglo i a. C., conserva todas las losas de su pavimento original.
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mercado. El macellum se construyó a finales del siglo i para sustituir la zona comercial del foro. El edificio (18 m de ancho por 25 de largo) comprendía cuatro tiendas con salida al Decumano Máximo, diez interiores y un patio central con un templo.
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Templo de isis. Es el único templo en España dedicado a la diosa egipcia Isis, protectora de marinos y navegantes. Su presencia en Baelo se explica tanto por el mestizaje de su sociedad (hispanos y romanos convivían con gentes procedentes de la península itálica, Grecia y el norte de África) como por el auge que en tiempos de Claudio Nerón experimentó el culto a esta divinidad.
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flujos comerciales del Mediterráneo, lo que afectó a su economía. Además, varios episodios sísmicos destruyeron parcialmente la ciudad otra vez. Baelo Claudia ya no volvería a levantarse con la exuberancia del pasado. Las nuevas construcciones no respetaron el urbanismo original, y la población disminuyó de forma notable. Hacia el siglo iv, tan solo habitaban sus ruinas reducidos grupos de pescadores y comunidades cristianas. Cuando, en 711, el general bereber Tariq cruzó el Estrecho, ya no quedaba ni rastro de ella.
comprar para el Louvre la Dama de Elche, se interesó por las ruinas de la zona, conocida como ensenada de Bolonia. Paris solicitó los permisos necesarios para excavar el yacimiento y, junto con el también hispanista francés Jorge Bonsor, realizó cuatro campañas entre 1917 y 1921. Ambos sacaron a la luz el capitolio, el teatro, una puerta de acceso, una necrópolis y partes del foro y de la zona industrial. Gracias a ellos, las autoridades españolas tomaron conciencia de la importancia del sitio. En 1925 lo declararon Monumento Histórico Nacional. Sin embargo, la Guerra Civil y el nuevo orden de prioridades de la posguerra sumieron a Baelo Claudia en el olvido. A mediados de los sesenta, arqueólogos de
capiTolio. Contaba con tres templos destinados al culto a Juno, Júpiter y Minerva. Los tres edificios (abajo), erigidos entre los años 50 y 70 d. C., son de planta rectangular, están separados por estrechos pasajes y descansan sobre un podio. CASA DE VELÁZQUEZ
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CABC
Foro. Ubicado junto al cruce del decumano máximo con el cardo central (calle mayor, con orientación norte-sur), este espacio de 37x30 m (abajo) aglutinaba la vida pública religiosa, cívica y comercial. En torno a la plaza se hallaban edificios como la tribuna de oradores, la curia, el tabularium (archivo), la sala de votaciones y la sala de reuniones.
el mismo con el que se moldeó la Venus de Milo, y presidía una piscina, la más grande que se conoce en Hispania. Además, los mármoles con los que se cubrieron sus márgenes, y con los que se decoraron el resto de las estancias, procedían de todos los confines del Imperio, desde Almadén de la Plata, en la cercana Sevilla, hasta Turquía, los más caros de la Antigüedad. Toda esta variedad de orígenes y texturas daba al conjunto un aire abigarrado y excesivo, propio de una oligarquía opulenta e inclinada al fasto y al derroche. Sin embargo, la buena vida de Baelo Claudia no se prolongaría más allá del siglo ii. Las incursiones de los mauritanos, la decadencia del Imperio y las invasiones bárbaras contribuyeron al declive de los
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La hora del rescate
Doce centurias más tarde, el arqueólogo galo Pierre Paris, que se había dado a conocer en nuestro país por descubrir y
Basílica. Es el segundo edificio más grande del yacimiento (31,50x18,50 m), por detrás del teatro, y una de las basílicas romanas mejor conservadas de Hispania. Construida la segunda mitad del siglo i, sus columnas se derrumbaron durante un terremoto en el iii. Los arqueólogos han podido restituirlas gracias a que sus grandes bloques se conservaban en perfecto estado.
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C. DE V. / LUIS CASTILLA
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puertA de gAdes
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TeaTro. Apartado del centro monumental y con la gradería elevada de cara al mar, es el edificio más grande del recinto, con 67 m de longitud de fachada por 15 de altura. Se alzó en el s. i d. C.
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Termas. Las más próximas a la puerta de Gades no fueron las únicas de la ciudad; problemente formaban parte de la residencia de un particular. Su recorrido se iniciaba en la sala más fría (frigidarium) y concluía en la más calurosa (caldarium).
puertA de CArteiA
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C. DE V. / DANIEL SANNIER
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la Casa de Velázquez, institución cultural fundada en Madrid por Pierre Paris en 1928, retomaron las excavaciones. Desde entonces, estas ya no han cesado, y hoy cuentan con la participación de la Universidad de Cádiz. La Junta de Andalucía gestiona el sitio desde los noventa.
Excelente conservación
La riqueza del yacimiento debe mucho a su extraordinario estado de conservación. Así, la columnata de la basílica (en la fotografía que abre este reportaje) pudo reconstituirse con fidelidad a su disposición original gracias a que cada uno de sus tambores, o piezas cilíndricas, se localizó pegado el uno al otro. También se han recuperado más de mil fragmentos del
acueducTo. Tres acueductos abastecían de agua a Baelo. El principal, denominado de Punta Paloma (s. i), aportaba seis millones de litros al día. El hecho de estar descubierto indica que se usaba no tanto para el consumo como para las fábricas de salazón. Se conservan restos de sus arcadas.
teatro en perfectas condiciones, recientemente estudiados. O tramos del Decumano Máximo, la calle que cruza la ciudad transversalmente siguiendo el canon clásico de Vitruvio, con todas sus losas. El conocimiento del trazado urbanístico y de los principales espacios públicos ha hecho posible reordenar el circuito de visitas. Desde 2013, el yacimiento puede recorrerse a través de sus vías originales, lo que facilita la comprensión de sus elementos. Los trabajos de rehabilitación se acompañan de varías líneas de investigación. Una de ellas se centra en las prácticas funerarias. Los expertos han observado rituales comunes en la época, consistentes en hincar clavos de bronce en estelas para fijar el alma del difunto a la tierra o
FacTorías de salazones. Esta zona industrial dedicada a la salazón del pescado y a la producción de la célebra salsa de pescado garum se agrupa al suroeste del decumano máximo, en primera línea de mar, antes un puerto. Se distinguen dos espacios: uno destinado a la preparación y el descuartizamiento del pescado y otro a la salazón (reconocible por sus depósitos, a la dcha.).
CASA DE VELÁZQUEZ
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en depositar llaves en las tumbas, tal vez para abrir las puertas del más allá. La ciudad aún tiene mucho que desvelar. Tan solo se ha excavado el 20% de su superficie, pero se espera que este porcentaje crezca gracias a las múltiples líneas de actuación en marcha y por haber.
Para saBEr más ensayo
pierre. Baelo Claudia, una ciudad romana de la Bética. Madrid: Casa de Velázquez, 1997.
sillières,
inTerneT
Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia. Junta de Andalucía. http://goo.gl/rllvl7
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arqueología
LA PEQUEÑA ROMA patrimonio de la humanidad desde 1993, el conjunto monumental de la antigua emerita augusta empezó a aflorar tímidamente bajo el reinado de Carlos iv. CRIStINA SáEz, periodista
E
s posible que estas palabras de Ahmad al-Razi, cronista de la corte omeya durante el califato, resonaran en las cabezas de los arqueólogos que vieron por primera vez el teatro de Mérida: “Todos los reyes que vivieron aquí emprendieron bellas construcciones y cada uno de ellos empleó y utilizó los más bellos mármoles e hizo venir agua desde muy lejos, con mucha habilidad y esfuerzo. Fue así edi-
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ficada de manera excelente. Se han encontrado vestigios que duraron eternamente, pues ninguna persona podría destruirlos ni por la fuerza ni por subterfugios, su fábrica era de piedra muy dura. Mérida es muy reputada en todas partes. Nadie podría describir completamente las maravillas de Mérida”. Durante siglos se habían sucedido los intentos de excavar el sitio, pero todos habían resultado infructuosos. En sep-
tiembre de 1910, por fin, comenzaron los trabajos en un solar donde meses más tarde se hallaría una verdadera joya: el teatro romano. Los investigadores no daban crédito a sus ojos. El edificio que acababan de desenterrar superaba con creces el lujo que se podía esperar de una capital de provincias. Sus mármoles, estatuas, cornisas, capiteles… eran espléndidos. Aquel teatro era digno de la mismísima capital del Imperio romano.
mérida Marida bajo el islam Mérida se llamó durante cinco siglos Marida. Cuando los árabes invadieron la península, la ciudad (a la izqda., su teatro) seguía teniendo su relevancia en la Hispania visigoda y aún mostraba parte de su antiguo esplendor. No es extraño que se convirtiera en objetivo del general Musa ibn Nusayr, que logró su rendición tras un año de asedio en 713. Para los árabes, igual que para los romanos, los núcleos urbanos eran importantes, puesto que contribuían a islamizar rápidamente la sociedad.
HISPANA Fue el punto de arranque de una actividad arqueológica que impulsó el desarrollo de Mérida. A la prospección del teatro le siguieron las del anfiteatro, el circo, los columbarios y las termas. Poco a poco se fue hilvanando la historia de una ciudad que en cien años pasó de nueve mil habitantes a más de cincuenta mil. Por ella pasaron muchos de los grandes personajes de la Hispania romana, la Edad Media y la conquista de América. Su rico legado artístico y arquitectónico hizo que fuera declarada Patrimonio de la Humanidad en 1993.
Emerita Augusta
Hacia el año 25 a. C., el emperador Octavio Augusto ordenó fundar un asentamien-
to en el centro de Extremadura, a orillas del río Guadiana, como recompensa para los soldados que habían luchado en las guerras cántabras. Fue así como nació Emerita Augusta, que pronto se convirtió en una de las ciudades más importantes del Imperio. La elección de este enclave no fue casual: el César necesitaba un baluarte en aquellas tierras lejanas del confín occidental, el finus terrarum, que diera ejemplo de la obra civilizadora de Roma. Su situación estratégica era inmejorable. El valle donde estaba permitía vadear fácilmente el río; además, era un punto de encuentro entre las dos vías principales de la península, la de la Plata, que enlazaba norte y sur, y la que unía la urbs de
sin rastro Apenas quedan huellas de aquella larga etapa islámica. En el área de La Morería (una parcela de 14 m2 ubicada en el paseo de Roma de la ciudad) se conservan restos de unos palacetes emirales. No obstante, la Alcazaba (a pocos metros de distancia) es la única edificación musulmana que se mantiene en pie, y la primera de carácter militar que este pueblo levantó en España: en 835 ya habían terminado de construirla. Recientes investigaciones han confirmado que esta fortaleza acogió una mezquita, que tras la Reconquista pasó a ser una iglesia. Su mihrab (hornacina que suele albergar el Corán) sobresale de una de las puertas de acceso.
Olissipo (Lisboa) con Complutum (Alcalá de Henares), de oeste a este. Esto la convertía en un nudo de comunicaciones excepcional. Por otra parte, le sobraban recursos para abastecerse: el agua era abundante, había canteras y tierras aptas para el cultivo y la ganadería. Desde el primer momento fue una población de prestigio. Se construyó a imagen y semejanza de las grandes urbes del Imperio y pronto fue nombrada capital de la provincia de Lusitania. El área arqueológica de La Morería, ubicada junto al Guadiana y próxima al puente romano, aporta mucha información sobre la vida cotidiana en Emerita Augusta y su evolución. Se sabe que tenía calles espaciosas
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arqueología de La edad deL BroNCe aL sigLo XXi Los romAnos fundan la colonia 25 a.C. Emerita Augusta en honor al emperador Augusto. Es designada capital de la provincia de Lusitania.
AugE dE LA ciudad bajo los emS. II d.C. peradores trajano y Adriano.
S. V
ALgunos puEbLos bárbAros del norte –suevos, vándalos y alanos– invaden Emerita Augusta.
S. VIII
LAs tropAs dE Ibn Nusayr toman la ciudad. Comienza el período islámico.
S. XVIII
mAnuEL godoy, favorito y ministro de Carlos IV, impulsa los primeros trabajos arqueológicos en el yacimiento.
sE inAugurA el Museo Nacional de Arte 1986 Romano de Mérida, obra de Rafael Moneo, que alberga las series arqueológicas recuperadas.
méridA Es declarada 1993 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. sE iniciAn nuevas 2006 campañas en el teatro y el anfiteatro, paralizadas tres años
después. En 2009 se detiene un proyecto que pretendía facilitar información actualizada del sitio por Internet.
con buenos pórticos y que contaba con una red muy completa de cloacas, que se mantuvo en uso hasta bien entrado el siglo xx. Las casas disponían de toda clase de comodidades y estaban ricamente decoradas. En una de ellas, la del Mitreo, situada fuera de las murallas, los arqueólogos hallaron el llamado Mosaico cosmológico. Se trata de una descripción del mundo –de gran colorido y realismo– tal como se conocía entonces, con los fenómenos de la naturaleza personificados al estilo de las alegorías helenísticas.
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Los edificios públicos tenían un tamaño considerable. El foro estaba destinado estrictamente a los emeritenses. Un templo dedicado al emperador, denominado popularmente “de Diana”, presidía la plaza y era testigo de numerosas ceremonias a lo largo del año. Junto a él se alzaba un pórtico prácticamente igual al del foro de Augusto en Roma, lo que demostraba el gran interés del Imperio por Emerita. La zona se completaba con termas y otros edificios administrativos, como la curia y la basílica.
Ciudades superpuestas Los BLoques ModerNos CoNviveN CoN vestigios roMaNos y áraBes © Consorcio Ciudad Monumental de Mérida/J. M. Romero
interés por las ruinas
Los primeros tanteos del yacimiento tuvieron lugar a finales del siglo xviii a raíz
MANUEL gOdOy SOÑAbA CON RECONVERtIR LA ANtIgUA CAPItAL dE LUSItANIA EN UNA NUEVA POMPEyA del interés de la casa real y, sobre todo, de Manuel Godoy, ministro de Carlos IV. Godoy soñaba con reconvertir la antigua capital de Lusitania en una nueva Pompeya, redescubierta poco antes. Pero hubo que esperar dos siglos más para que comenzaran los trabajos sistemáticos. Los hallazgos del equipo que por fin desenterró los primeros edificios, dirigido por el arqueólogo madrileño José Ramón Mélida, despertaron el interés de la comunidad científica y atrajeron a Mérida a numerosos historiadores. Las piezas recuperadas se instalaron en la iglesia de Santa Clara, que fue la sede del Museo Arqueológico hasta 1985; después se trasladaron al nuevo recinto del Museo Nacional de Arte Romano, que se inauguró un año más tarde y es obra del arquitecto tudelano Rafael Moneo. La arqueología pasó a formar parte del paisaje urbano de Mérida. Con el paso de los años se convirtió en su principal atractivo turístico. Paralelamente, las excavaciones continuaron en el siglo xx. En ocasiones las favoreció la propia expansión urbanística de la ciudad: a medida que esta crecía, las obras iban revelando nuevos restos y estructuras en el subsuelo.
teatro
Inaugurado entre 16 y 15 a. C., acogía a 5.500 espectadores. Su acústica era muy buena, al estar construido en la ladera de un cerro. Durante siglos estuvo soterrado. Solo se mantenía visible la parte superior del graderío: siete bloques conocidos como las Siete Sillas.
Tras la Guerra Civil se desarrollaron varias campañas que permitieron completar investigaciones anteriores. Durante los años sesenta y setenta el Patronato de la ciudad monumental expropió algunos terrenos, como el del templo de Diana. También recuperó diversas piezas que estaban en manos privadas y que pasaron a integrar la colección permanente del Museo Nacional de Arte Romano. En 1996, se creó el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, entidad pública que desde entonces gestiona el patrimonio.
MéRIdA © Consorcio Ciudad Monumental de Mérida/J. M. Romero
alCaZaba Árabe
Abderramán II ordenó construirla tras reprimir un levantamiento en 828. Domina el paso del puente sobre el Guadiana. Su perímetro, casi cuadrado, mide unos quinientos cincuenta metros. Las excavaciones han sacado a la luz restos romanos.
CirCo
Allí se disputaban las carreras de aurigas. Sus 30.000 m2 llegaron a albergar a 30.000 personas. © Consorcio Ciudad Monumental de Mérida/J. M. Romero
Casa Del mitreo
Surgió en 1964 mientras se allanaban sus terrenos. Era una vivienda lujosa situada fuera de las murallas, con mosaicos y frescos de estilo pompeyano.
anFiteatro
Data del año 8 a. C. Dos largas galerías permiten acceder a las gradas, donde cabían 15.000 espectadores. Se cree que el foso, en el centro de la arena, estuvo cubierto con un entarimado. En su interior se almacenaban las jaulas de las fieras y el material escénico.
Foro
Se conserva parte del pórtico principal, erigido hacia mediados del siglo i a imagen y semejanza del foro de Augusto en Roma.
aCueDuCto De los milaGros
El más espectacular de los tres que abastecían la ciudad. Comienza su recorrido a 5 km, en la presa de Proserpina. Se conservan más de ochocientos metros.
temPlo De Diana Es el único edificio religioso romano que se ha conservado. Un palacio del siglo xv ocupa su interior.
Las prospecciones prosiguieron en 2006 con tres campañas en busca de nueva información sobre el teatro y el anfiteatro, que en su día fueron descubiertos y valorados con técnicas propias de la época. Además, se restauraron muy pronto, entre los años treinta y cincuenta. Se pretendía comprobar algunos de aquellos datos, estudiar el número de reformas que habían sufrido ambos edificios y averiguar cuál fue su fisonomía real. Pero los trabajos se paralizaron en 2009 sin que los expertos pudieran arrojar datos concluyentes.
Junto a las excavaciones, también se detuvo un proyecto pionero en España, el Sistema de Información Geográfica (SIG), emprendido por el Consorcio y el Instituto de Arqueología de Mérida. Su meta era facilitar a investigadores y ciudadanos la consulta de datos arqueológicos a través de Internet. El SIG debía permitir cruzar ingentes cantidades de datos procedentes de los más de dos mil doscientos puntos excavados, y planeaba incluir algunos planos temáticos. A día de hoy, se desconoce si el proyecto tendrá continuidad.
© Consorcio Ciudad Monumental de Mérida/J. M. Romero
pArA sAbEr más Guías
Yolanda y morGaDo Francisco. Mérida. Mérida: Editora Regional de Extremadura, 2007. — Anfiteatro y teatro romanos de Mérida. Mérida: Editora Regional de Extremadura, 2007. barroso martíneZ,
Portero,
internet
Consorcio Ciudad Monumental de Mérida www.consorciomerida.org Festival de Teatro Clásico de Mérida www.festivaldemerida.es
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arqueología
L
a de Lugo es la muralla romana mejor conservada de la península ibérica. Se extiende a lo largo de más de dos kilómetros y preserva 71 de las 85 torres intercaladas que se alzaron a lo largo de su perímetro, que ha llegado íntegro hasta nosotros. En nombre del emperador César Augusto, el magistrado Paulo Fabio Máximo fundó Lucus Augusti, actual Lugo, en el año 13 o 15 a. C. La urbe fue el principal centro administrativo de la provincia de Gallaecia, por entonces muy rica en oro. La muralla no se alzó hasta el siglo iii. Se ha podido datar en esta época por diversos indicios, como los materiales utilizados y diversas monedas encontradas de Claudio II (emperador de 268 a 270).
Múltiples funciones
Como todas las fortificaciones del momento, la de Lugo cumplía diversos objetivos. Permitía llevar un control de quién entraba y salía de la ciudad. Servía para propósitos fiscales, ya que existía un impuesto, el portazgo, que gravaba la entrada de productos. Y, a causa a la ubicación geo-
En El siglo XiX sE dijo quE la muralla, En Estado ruinoso, Era un obstáculo para El crEcimiEnto dE lugo
la muralla dE lugo El descuido estuvo a punto de hacer desaparecer el mejor ejemplo hispano de fortificación romana. Los últimos años han visto cierta recuperación. francisco martínEz hoyos, historiador
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gráfica de la ciudad, aportaba una protección contra los fríos vientos del norte. No obstante, la finalidad principal de la muralla era de tipo militar: proteger a la población de un ataque externo. Con todo, no está claro de qué manera. Los investigadores han observado, sorprendidos, que dentro de los límites del recinto amurallado existían zonas deshabitadas, y, en cambio, fuera de este había áreas edificadas. Por imperativos bélicos, la muralla contaba con un foso situado a unos cinco metros de distancia de su perímetro. Los estudios realizados indican que tenía una anchura de treinta metros, tal vez cuarenta, y una profundidad que habría oscilado entre los cuatro y los cinco metros. Tras la caída de Roma, Lugo entró en una decadencia que se prolongó durante varios
lugo
las puertas de acceso
dE Las cinco romanas a Las diEz modErnas puerta de san pedro También llamada puerta toledana, al ser la que cruzaban los mercaderes procedentes de esta ciudad. En la actualidad, pasan por ella miles de peregrinos del camino de Santiago. puerta de santiago De propiedad eclesiástica hasta 1589, era la que utilizaban los miembros del clero para acceder a sus cultivos. En el siglo xviii, el obispo Izquierdo y Tavira la mandó ampliar para facilitar la entrada de vehículos. Los romanos habilitaron en la muralla cinco puertas de acceso a la ciudad. A estas se añadirían cinco más entre los años 1853 y 1921, durante la expansión urbana de Lugo. Son la puerta de La Estación , las de los obispos Aguirre , Izquierdo y Odoario y la de San Fernando . Conozcamos las cinco antiguas.
siglos, en medio de una continua despoblación. Las murallas quedaron en un abandono prácticamente total. La situación ruinosa de las fortificaciones iba a ser uno de los argumentos para proponer su demolición en el xix. Además, se decía que su existencia frenaba el desarrollo urbano. La reacción ciudadana impidió que esta iniciativa, promovida desde el ayuntamiento, se materializara, aunque lo cierto es que la falta de fondos municipales también contribuyó a detener el proyecto.
De la inacción al interés público
En 1921 se otorgó a los muros la condición de Monumento Nacional. Pero esa distinción no se tradujo de ningún modo en más cuidados. De ahí que, a finales de esa década, la Real Academia de la Historia solicitara al ministro de Instrucción Pública que tomara cartas en el asunto. Había que impedir que un monumento histórico de tal valor continuara convertido en “un verdadero bosque de zarzas, hidras y otros arbustos que van creciendo y creciendo no precisamente para consolidar sus muros sino para agrietarlos y destruirlos”. Sin embargo, no se hizo nada.
puerta MiÑÁ Recibió su nombre por ser la salida más cercana al río Miño. Hoy también se la conoce como puerta del Carmen. Es la puerta romana que ha sufrido menos alteraciones. puerta Falsa Los romanos denominaban posterulae a este tipo de puertas (a la dcha.), con una función
Por eso se repitieron las quejas sobre el peligro que corría el monumento lucense más representativo. En los años sesenta, el gobernador civil de la provincia anunció el inicio de la denominada Operación Muralla Limpia. Se planeó suprimir los edificios que, a lo largo del tiempo, se habían adosado a los muros. Sus propietarios recibieron una oferta de indemnización que ascendía a un millón de pesetas y, siete años después, se derribaron las casas. También se potenció la estética de la muralla. Pero la protección frente a las agresiones de la lluvia y la humedad continuaba siendo un problema a resolver. A finales del siglo pasado, la sociedad civil lucense se implicó en una campaña para conseguir que la Unesco declarara su muralla Patrimonio de la Humanidad. Para llamar la atención sobre su valor, se rodeó su perímetro de libros. En 2000, su sueño se hizo realidad. Poco después, el Ministerio de Educación firmaría un convenio para financiar excavaciones arqueológicas y obras de conservación. Las inversiones derivarían en nuevos descubrimientos, como una inscripción en la que podían leerse con claridad las palabras
exclusivamente militar. Siglos más tarde, sus principales usuarios fueron los miembros del servicio de Correos. puerta nueVa Señala el camino hacia Betanzos. Se denomina “nueva” porque se reconstruyó durante la Edad Media. En 1900, por su estado ruinoso, fue necesario edificarla de nuevo, esta vez a mayor tamaño.
“ex of”, abreviatura de “ex officina”. Se trataba de la marca del taller que realizó una de las escaleras internas de la muralla. Según Jesús Vázquez, por entonces consejero de Educación, la muralla se estaba convirtiendo en una “caja de sorpresas”. Los trabajos de mantenimiento tuvieron que enfrentarse a numerosos obstáculos. Ante el crecimiento de la vegetación, se optó por un tratamiento químico de las paredes. En 2014, un equipo de evaluación de la Unesco manifestó su satisfacción por el “buen estado del monumento”. Pero ese mismo año La Voz de Galicia denunció la insuficiencia de fondos para evitar derrumbes. De ahí que hablara de la “agonía de la muralla”.
Para saber Más publicaciones alcorta irastorza, enrique J. “La muralla de Lugo”. IV Congreso de las Obras Públicas en la Ciudad Romana. Lugo: CITOP, 2008. lópez de rego y uriarte, José ignacio. “La Muralla de Lugo”. Boletín do Museo Provincial de Lugo, n.º 12, 2005, pp. 71-108.
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arqueología
la olMeda al desCubierto Palencia atesora una mansión de finales del imperio romano decorada con mosaicos en perfecto estado de conservación. Un alcalde la halló por casualidad. Claudia PorCel araúzo, historiadora de la antigüedad , y alejandro Martínez Giralt, medievalista
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a catedral de Palencia se ha ganado el apodo de “la bella desconocida” debido a que su austera fachada encierra un interior gótico tan impresionante como inesperado. No es el único monumento de esta provincia que deslumbra al visitante. A 60 km al noroeste de la ciudad, otro edificio, en su caso contemporáneo, atesora también una maravilla, desconocida hasta hace casi medio siglo. Es la villa romana de La Olmeda. Corría el verano de 1968 cuando el ingeniero agrónomo Javier Cortes golpeó un
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objeto macizo mientras araba una tierra de cultivo de su propiedad, cerca del municipio de Pedrosa de la Vega. Apasionado de la arqueología, él y un amigo suyo, Avelino Palacios, decidieron seguir el filón. “A medio metro de profundidad –relató– encontramos algo semejante a una piedra. [...] Al día siguiente volvimos con un cuchillo para rasparlo y descubrimos que era un mosaico”. Fue el primero de los casi 1.500 m2 de mosaicos que saldrían a la luz en los siguientes doce años. Cortes, hijo del abogado Ricardo Cortes Villasana, diputado en los años treinta y
primo de Fernando Álvarez de Miranda, presidente del Congreso de los Diputados en los setenta, era por entonces alcade de la localidad palentina de Saldaña. Fue una suerte que coprotagonizara el hallazgo, pues, además de realizar las gestiones pertinentes para rescatar los vestigios, quiso que lo que pronto se vislumbró como una enorme villa se estudiara y conservara in situ. Por eso invitó a Pere de Palol, catedrático de Arqueología de la Universidad de Valladolid, a visitar el yacimiento. Ambos formaron un tándem perfecto: De Palol dirigía las excavacio-
La OLmeda Un tesoro a nUestros Pies
Cómo se ejecutaban los mosaicos con un ejemplo de la olmeda
las figuras y formas que iban a representarse se delineaban sobre un lienzo a tamaño natural. Al proceder a la ejecución, el suelo sobre el que debía montarse el mosaico se acondicionaba a partir de una serie de capas. La imagen superior, que muestra una parte del suelo de las termas, nos permite identificarlas. El primer paso consistía en desnivelar el suelo ligeramente para facilitar el desagüe. En las estancias de las termas, también se habilitaba una cámara subterránea para la circulación del aire. Seguidamente, el pavimento se alisaba. Por encima de esta capa se añadía otra denominada statumen. En este ca-
nes y Cortes se encargaba del rescate y la conservación de los mosaicos. Además, levantó dos estructuras para protegerlos y adecuó el recinto a las visitas.
Manual de uso
La villa descubierta databa de la segunda mitad del siglo iv, aunque la zona ya había sido habitada desde el i o el ii. A esta época altoimperial correspondían los restos de otra vivienda que salió a la luz al norte. No obstante, esta se reaprovecharía como necrópolis hasta el xiv, lo que impidió conocerla en su estado original.
La Olmeda no corrió la misma suerte. La residencia reunía los requisitos que, según los agrónomos latinos, debía cumplir toda villa. En De agri cultura, Catón el Viejo (siglo ii a. C.) determinó que esta debía contar con dos zonas: una explotación agroganadera (pars rustica) y una residencia para uso ocasional de los propietarios (pars urbana). Más tarde, Varrón (ss. ii-i a. C.) y Columela (s. i) coincidieron en señalar que esta área residencial debía acondicionarse con un mayor confort para que el dueño pudiera disfrutar su estancia y no escatimar sus visitas. Este
so, se trataba de una composición de guijarros y rocas que servía de drenaje. Esta segunda capa se cubría con el rudus, un mortero grueso hecho a partir de cascotes o ladrillo molido y compactado a golpes con un mazo de madera. El rudus se tapaba con el nucleus, un mortero fino de cerámica triturada. Por último, se colocaba la base del pavimentum, mezcla de cal hidráulica (que fragua como el cemento), agua y polvo de cerámica o de mármol. Sobre él se disponían las pequeñas teselas del mosaico, que se pulía con bloques de caliza o piedra pómez.
consejo nos hace sospechar que la ausencia del dueño aún era algo habitual. Pero la decadencia de la vida urbana durante el Bajo Imperio (ss. iii-v) propició que muchos propietarios alargaran su estancia en sus dominios agrícolas. Deseosos de dotarlas de todo tipo de comodidades y convertirlas en entes autónomos de producción, construyeron auténticas “urbes in rure”, ciudades en el campo.
Una villa completa
La Olmeda incluía una extensa explotación agroganadera y una enorme villa en la que
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arqUeología
un palacio en el campo la zona residenCial de la olmeda oCUPa 4.400 m2, de los qUe 900 CorresPonden a los baños y el resto a la vivienda. las TErMas
Situadas al oeste de la vivienda, se accedía a ellas mediante un ancho corredor ( ) que, a su vez, habría servido de gimnasio. Incluían piscinas de agua caliente y fría ( ), un vestuario ( ), salas de masajes ( ) y unas letrinas ( ) en excelente estado de conservación.
ZONas DE sErViCiO Las alas norte y sur estaban destinadas al personal de servicio y al almacenamiento de bienes (se han hallado ánforas de vino procedentes de Gaza y Cartago), entre otros usos. Sobre ellas se levantaba otra planta, aunque solo se conservan las escaleras de acceso.
residían tanto sus propietarios como los esclavos y colonos a su servicio. La residencia disponía de una treintena de habitaciones, conectaba con unas termas de 900 m2 y sobre dos de sus galerías se alzaba una segunda planta, dato que conocemos gracias a las escaleras de acceso, que se conservan parcialmente. Las excavaciones han evidenciado que toda la villa estaba profusamente decorada. Las paredes se pintaron con finos motivos vegetales y geométricos, y los suelos de las estancias nobles se pavimentaron con mosaicos. Como sucede hoy en día, el interiorismo
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El aCCEsO PriNCiPal se realizaba desde la fachada meridional. Su interior discurría por una galería flanqueada por dos imponentes torres octogonales.
quedaba sujeto a las cambiantes modas. Los arqueólogos han podido constatar dos tendencias en los frescos y hasta tres en algunos mosaicos. Estos últimos, de hecho, constituyen el mayor atractivo de La Olmeda. La villa atesora uno de los mayores y mejor conservados conjuntos de mosaicos polícromos de España: de los 4.400 m2 de pavimento, un total de 1.452 están cubiertos con este tipo de ornamentación.
De la gloria al olvido
¿Quién mandó erigir este palacio? No hay nada seguro sobre su identidad. La teoría
más aceptada apunta que su primer dueño fue el terrateniente Flavio Salustio, superior del gobernador de las provincias hispanas entre 361 y 363 y cónsul este último año. Parece ser que un retrato suyo representado en el mosaico estrella de la villa –el que decora el suelo de la estancia principal (el oecus, o gran salón)– guarda un razonable parecido con el de una estatua que le dedicaron en Roma un año después. A finales del siglo iv, la villa fue abandonada, y no volvió a ser habitada hasta la centuria siguiente. Sus nuevos inquilinos realizaron varias reformas para adaptar
la olMeda la ViViENDa. De planta simétrica, la vivienda se organizaba en torno a un peristilo ( ) delimitado con columnas de cuatro metros de altura. Este pasillo, a su vez, rodeaba un jardín cuadrado ( ), decorado con una fuente de mármol de Carrara y una pérgola. Alrededor de ambos elementos se disponían las habitaciones (31 en total).
faCHaDa sECuNDaria. Menos monumental que su opuesta, estaba rematada por dos torres de planta cuadrangular. Disponía de una entrada secundaria.
OECus. El gran salón era la estancia en la que el patrón recibía a su clientela política y despachaba los asuntos administrativos. El mosaico que decora su suelo es, con 175 m2, el más grande de la villa.
ZONas NOBlEs. Las estancias más amplias se ubicaban en las alas este y oeste de la casa. Incluían tres comedores, o triclinia ( , , ), dos de ellos dotados de sistema de calefacción bajo el suelo, un despacho ( ) y un dormitorio con antesala ( ).
el edificio a sus necesidades. Por ejemplo, dividieron el ala norte en pequeños cuartos (los llamados tuguria) y reutilizaron una de las torres septentrionales que flanqueaban la residencia como corral. A partir del siglo v, el complejo cayó progresivamente en desuso.
Con vocación pública
Los trabajos de recuperación de La Olmeda se sucedieron de forma metódica, gracias al aporte financiero de su descubridor, hasta 1980, año en que Cortes donó la villa y sus tierras a la Diputación
de Palencia. La iglesia de San Pedro de Saldaña, a tan solo 6 km de distancia, no tardó en habilitarse en un museo monográfico. A él fueron a parar gran número de objetos desenterrados en las tierras que circundan la villa: desde monedas y herramientas de labradores y artesanos hasta ajuares funerarios hallados en las necrópolis próximas a la residencia. Los baños, identificados por Cortes y De Palol a los dos años de iniciarse los sondeos, empezaron a excavarse en profundidad en la década de 1990. Sus estancias también se habían pavimentado con mo-
fragMento DeL MosaiCo perteneciente al
oecus, el salón principal de la villa de la olmeda.
saicos y contaban con varias bañeras (de agua fría, templada y caliente). La Olmeda, declarada Bien de Interés Cultural en 1996, ha estado siempre abierta al público. Desde las primeras casetas habilitadas por Cortes hasta la adecuación del recinto como museo por parte de la Diputación, el yacimiento ha ido creciendo al tiempo que se modernizaba. Hace seis años se completó la última remodelación. La Olmeda se cubrió con una estructura de acero continua, soportada por pilares y cubierta de aluminio. Un año después salió a la luz un pequeño mausoleo, tal vez erigido en memoria del propietario de la villa. Por desgracia, Cortes no llegó a presenciar ninguno de estos dos momentos: murió en marzo de 2009. Su legado es una auténtica belleza.
Para saber Más MONOgrÁfiCO
José antonio y MarTÍNEZ, rafael. Villa romana de La Olmeda: guía arqueológica. Palencia: Diputación Provincial de Palencia, 2012. aBÁsOlO, José antonio. Los mosaicos de La Olmeda: lujo y ostentación en una villa romana. Palencia: Diputación Provincial de Palencia, 2013. aBÁsOlO,
iNTErNET
Villa romana La Olmeda. Diputación de Palencia. www.villaromanalaolmeda.com
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arqueología
el peso de las ruinas
Las obras de rehabilitación del teatro romano de sagunto recibieron aplausos y abucheos a partes iguales. ¿Por qué? El destino final del célebre escenario recaería en manos de la justicia. Cristina sáez, PEriodista
E
l teatro romano de Sagunto nunca ejerció de aquello para lo que había sido proyectado. Lo mandó construir el emperador Tiberio poco después de que diera comienzo la era actual (entre los años 14 y 37) en la colina que domina la ciudad valenciana. Y allí se irguió, imponente, a ochenta metros sobre el nivel del mar. Tenía una capacidad para albergar a cerca de diez mil personas y contaba con ocho puertas que daban al exterior y dieciséis vomitorios, o salidas a las gradas. Su belleza impresionó a numerosos viajeros e historiadores que lo mencionan en sus escritos desde fechas muy tempranas. Ya en el siglo x, el
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el teatro pronto quedó despojado de su funCión, y se Convirtió en un mero almaCén de tinajas sabio, médico y filósofo persa Al-Razí hablaba de un hermoso “palacio” hecho sobre el mar. Siete centurias después, algunos documentos lo describen como “una media luna” en la falda de la sierra, entre el castillo y la villa. Y, sin embargo, a pesar de su esplendor, no había artistas de renombre que qui-
Turismo de Sagunto / Foto: Santos Moreno
sieran actuar en él. Según cuentan unos manuscritos hallados en Roma, los actores se negaban a trabajar en la península, por lo que aquel majestuoso edificio concebido a imagen y semejanza de los grandes teatros del Imperio pronto quedó despojado de su función, y se convirtió en un mero almacén de tinajas. Du-
sagunto
rante siglos, enormes contenedores de cerámica fueron el único público que ocupó aquellas gradas. Poco a poco la construcción fue sumiéndose en una decadencia hasta quedar convertida en un vestigio del pasado, un museo de ruinas al aire libre que recordaba que allí, una vez, se asentó parte del Imperio roma-
no. Así se mantuvo hasta que a principios de los años noventa volvió a transformarse en teatro gracias al aguzado ingenio de un arquitecto. Que el italiano Giorgio Grassi se hiciera cargo del proyecto no fue casual. Contaba con experiencia en este tipo de trabajos, pues había participado en inter-
venciones similares en Italia. Junto al valenciano Manuel Portaceli diseñó un plan de rehabilitación. Tenían el encargo de convertir aquellas ruinas maltrechas en un foro de espectáculos. Las obras comenzaron en 1990 y consistieron, básicamente, en el recubrimiento parcial con baldosas de granito del he-
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arqueología ataquEs y rEtoquEs la de giorgio grassi y manuel por taceli no ha sido la única interven ción que ha sufrido este teatro, que junto al castillo y la muralla confor ma unos de los conjuntos romanos más importantes del mediterráneo. DUrantE la 1808-15 gUErra de la independencia se destruyó el atrio
(acceso cubierto) y se derribó la par te superior de la gradería. se busca ba facilitar la subida de cañones al castillo, a pocos metros de distancia, y evitar restarle visibilidad defensiva.
Don alfonso de or 1860 leans, duque de mont pensier, mandó levantar un muro en torno al teatro para protegerlo de agresiones públicas. en 1896, el edi ficio es declarado monumento nacio nal, lo cual, no obstante, no impide su lenta degradación.
1932
sE inician varias res tauraciones parciales, que acabarán distorsionando la es tructura primitiva y la unidad arqui tectónica del conjunto.
las intEr1955-79 vEncionEs, ya sistemáticas, dificultan los tra
bajos arqueológicos en la cávea, o graderío, y en la escena. marc ferri, historiador de sagunto, considera que entre los años cincuenta y se tenta “se retocó el 80% de las gra das, convirtiendo el teatro romano en una ruina falsa”.
miciclo que forman las gradas, la restitución de los accesos y pasillos originales y la reconstrucción de un escenario de unos veinte metros de altura.
Una empresa polémica
El teatro comenzó a funcionar por primera vez para lo que había sido creado: acoger espectáculos. No obstante, la rehabilitación generó una gran polémica. El proyecto era una iniciativa ambiciosa de la administración autonómica, entonces gobernada por el Partit Socialista del País Valencià (PSPV). Desde que
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se planteó, gobierno y oposición se enzarzaron en una enconada diatriba. Mientras que PSPV-PSOE defendía la obra llevada a cabo, el PP valenciano la consideraba una vulneración de la ley del Patrimonio Histórico de 1985 y, por tanto, debía detenerse. Lejos de amedrentarse, el entonces conseller de Cultura de la Generalitat Valenciana, el socialista Ciprià Císcar, invitó a la oposición conservadora a acudir a los tribunales si no estaba de acuerdo con el proyecto. Seguramente, jamás imaginó las consecuencias de aquel desafío. El PP optó por la denuncia judicial y los tribunales le dieron la razón. La primera sentencia, dictada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana en 1993, estimó que las obras eran ilegales y debían detenerse. También abría la puerta a su demolición, al considerar que “la restauración y rehabilitación del teatro [...] supone una
en 2009, la justiCia deClaró imposible ejeCutar la sentenCia que obligaba a derribar el esCenario reconstrucción del mismo y, en algunos casos, una simple construcción de un teatro romano, al ignorarse la forma que los elementos reales tenían”. El fallo estimaba que el proyecto de Grassi y Portaceli vulneraba el punto 39.2 de la ley del Patrimonio de Bienes Culturales de 1985. Dice así: “En el caso de los bienes inmuebles, se evitarán los intentos de reconstrucción salvo cuando se utilicen partes originales de los mismos y pueda comprobarse su autenticidad. Si se añadiesen partes indispensables para su estabilidad o mantenimiento, las adiciones deberían ser reconocibles”. El veredicto no convenció a la Generalitat Valenciana ni al ayuntamiento de Sagunto, ambos entonces socialistas, que recurrieron ante el Tribunal Supremo. Tampoco satisfizo a intelectuales, ni arquitectos ni artistas. Liderados por Oriol Bohigas, Rafael Moneo y Antoni Tàpies, entre otros, organizaron una campaña a
qué significa rehabilitar Para muchos, el caso de Sa gunto es un tema de confrontación po lítica entre PSPVPSOE y PP, porque existen otros casos similares que in fringen la ley del Patrimonio Histórico y no han ido a parar a los tribunales.
sagunto
Pasillo DE accEso a las gradas del teatro.
Por lo que respecta a los expertos, la cla ve reside no tanto en el modo en que se hayan llevado a cabo como en la definición del objetivo de las obras. Miquel Miram bell, profesor de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Cataluña, lo explicaba así: “Si hubiera interesado conservar el teatro como un monumento histórico para es tudiarlo se debería haber mantenido tal cual”. Si el objetivo era restaurarlo, “las
reformas no tuvieron en cuenta dos prin cipios básicos, la reversibilidad y la memo ria colectiva”, ya que “son tan agresivas y drásticas que no tienen marcha atrás [...] y atentan contra la memoria visual”. Por último, “si se pretendía que funcionase como escenario, se requería una rehabi litación. Como tal la de Sagunto es fantás tica, lo discutible es que se haya hecho sobre unas ruinas romanas”. En la ima gen, parte de la fachada del escenario.
favor de la rehabilitación del teatro y suscribieron un documento de apoyo. De poco sirvieron las apelaciones y el movimiento a favor de la rehabilitación. A principios de 2008, el Tribunal Supremo de Justicia desestimó el último recurso interpuesto por el ayuntamiento de Sagunto por entender que las obras habían sido una reconstrucción, como aducían los populares, y no una rehabilitación, como alegaban los socialistas. La sentencia ratificaba que eran ilegales e instaba a su demolición. Se debían levantar las placas de mármol que se superponen a la anterior piedra de las gradas y demoler el muro de cierre de la escena hasta una altura de 1,20 metros. No obstante, un año después, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, el órgano competente para ejecutar la sentencia, declaró que aquello era imposible legal y materialmente. El Tribunal Supremo confirmó la decisión.
Para sabEr más internet
Teatros de la Generalitat Valenciana http://teatres.gva.es/ficha-sala/ sala_5/teatre-rom-de-sagunt
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arqueología
el faro romano
la torre de hércules, Patrimonio de la humanidad desde 2009, es el único faro romano aún en activo. isabel marGarit, historiadora
E
s un ejemplo más de la inteligencia práctica de los romanos, quienes advirtieron la importancia de “iluminar” las aguas marítimas del extremo más occidental del Imperio. La construcción de la torre de Hércules, conocida en la Antigüedad como Farum Brigantium, tuvo un objetivo estratégico. Además de servir como ayuda a la navegación y de fomentar el tráfico comercial, el faro desempeñó un papel decisivo en la conquista romana de Britania. Así lo argumenta José María Bello, director del Museo Arqueológico e Histórico de A Coruña y codirector de las últimas excavaciones en la torre. Para el arqueólogo, el hecho de tener legiones desplegadas en Britania obligaba a disponer de alimentos primordiales en la dieta romana, como el aceite de oliva. Esta fue una de las razones por las que el faro se levantó en Brigantium (actual A Coruña), el último puerto civilizado antes de iniciar la travesía rumbo a Britania. La datación de la torre ha sido objeto de debate, pero el propio Bello acotaría la fecha entre los emperadores Claudio y Vespasiano (siglo i). También la autoría ha sido controvertida, aunque la mayor parte de estudiosos la atribuye a Cayo Sevio Lupo. Una inscripción votiva en la que aparece su nombre, hallada a los pies del
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la construcción de la torre de hércules tuvo un papel clave en la conquista romana de britania edificio, convierte al arquitecto lusitano en el más que probable artífice del mismo.
En busca del núcleo romano
El lugar elegido para su emplazamiento fue la colina de Punta Eiras, un tanto alejada entonces de Brigantium. Bajo las actuales fachadas de la torre, erigidas en el siglo xviii tras la restauración de Eustaquio Giannini, se conserva el núcleo interno del faro romano, organizado en tres niveles con cuatro cámaras por planta. Se accedía al interior de la torre a través de las puertas situadas en la rampa helicoidal ascendente que envolvía el núcleo del monumento y que facilitaba la llegada hasta su parte alta. Excavaciones efectuadas entre 1992 y 1994 mediante unidades estratigráficas descubrieron esa estructura primigenia, pese al deterioro que sufrió durante la Edad Media. Los restos de los siglos xvi y xviii corresponden al momento en que la torre vol-
a coruña
Archivo Consorcio de Turismo de A Coruña
la rEstauración
una reforMa respetuosa con el legado roMano A finales del siglo xviii, el puerto de A Coruña adquirió gran dinamismo. Su proximidad al de Ferrol, base principal de la armada española, convirtió al golfo Ártabro en zona de obligado paso para las flotas militares. Ello determinó la restauración de la torre de Hércules y la modernización de su señalización marítima. Esta intervención, respetuosa con el cuerpo original, fue defendida por el académico José Cornide, quien aportó sus conocimientos sobre el edificio. La obra fue llevada a cabo por el ingeniero Eustaquio Giannini, quien reeemplazó la estructura de remate de la torre por dos cuerpos octogonales con pilares radiales (arriba, el primer cuerpo).
vió a recuperar su función de faro. Los estudios ponen de relieve que el edificio estaba rodeado por entonces de una estructura defensiva (un foso y un parapeto). A pesar de sucesivas agresiones, la labor arqueológica ha permitido documentar la existencia de los cimientos romanos, constituidos por grandes sillares de granito, restos de mortero de cal y roca viva. La singularidad de la torre de Hércules le valió ser declarada Patrimonio de la Humanidad en 2009.
Para sabEr más publicaciones
José María. “Brigantium y su faro”. Boletín do Museu Arqueolóxico e Histórico da Coruña. A Coruña, 2009. bello diéguez,
internet
Web oficial de la torre de Hércules. www.torredeherculesacoruna.com
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arqueología
la pompeya de madrid en alcalá de henares, los vestigios arqueológicos de Complutum revelan la existencia de una de las urbes más prósperas de la hispania romana. francisco martínez hoyos, historiador
E
n la actual comunidad autónoma de Madrid, Complutum fue el único núcleo urbano digno del título de ciudad. Vespasiano se lo concedió en 74, con lo que vino a reconocer una situación de pros peridad, favorecida por su proximidad a las vías de comunicación y el acceso a recursos naturales como el río Henares. La riqueza de lo que hoy es Alcalá se tra dujo en la proliferación de mansiones, en las que familias acomodadas exhibían su fortuna y su posición social. Como todas las ciudades romanas, Com plutum se articulaba alrededor de dos
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arterias principales, el cardo máximo, orientado de norte a sur, y el decumano máximo, de este a oeste. En el punto de confluencia de ambas calles se alzaba el foro, el lugar destinado a la vida social, el corazón político de la urbe.
La época del coleccionismo
Los vestigios romanos de Complutum co menzaron a investigarse muy pronto, aun que con criterios muy distintos de los ac tuales. En el siglo xvi, lo que pretendían los estudiosos era encontrar huellas del pasado del cristianismo. Por otra parte, se trataba de acumular objetos que por su
valor artístico fueran dignos de coleccio narse. Un humanista, Ambrosio de Mora les, realizó los primeros trabajos arqueoló gicos. El fruto de sus pesquisas se reflejó en el libro Las antigüedades de las ciudades de España, editado en 1575. Esta inquietud por las ruinas romanas coexistía con su saqueo. A lo largo del Renacimiento y el Barroco, fue habitual que los colegios, así como muchos edifi cios privados de Alcalá, se construyeran con la piedra caliza extraída de las cons trucciones de la época clásica. Las excavaciones se sucedieron, aunque sin demasiado apoyo oficial. En 1831 se
complutum
TErmAs NOrTE, baños públicos sustituidos en el s. iii por las termas sur. a la izqda., la basílica de Complutum.
se produjo a partir de los años sesenta, con un desordenado crecimiento urbano que provocó la destrucción de numerosos restos de Complutum.
Arqueología profesional
concedió un permiso al napolitano José Cassano para que realizara su búsqueda de antigüedades, pero en la autorización se especificó que debía hacerlo “a su costa, sin gravar de modo alguno el Real Erario”. Con los objetos que se hallaban se cons tituyó, a finales del siglo xix, un museo arqueológico en el mismo edificio que entonces albergaba el Archivo General de la Administración. Por desgracia, en las siguientes décadas, todos los esfuer zos por recuperar el patrimonio romano iban a deshacerse. La Guerra Civil supu so la destrucción del Archivo General y, con ella, el fin del museo. Otro desastre
A partir de entonces, los esfuerzos de recuperación patrimonial presentaron luces y sombras. En 1970 se descubrió, por casualidad, la denominada Casa de Baco, en la que destacaban mosaicos co mo el de las cuatro estaciones, represen tadas a través de figuras alegóricas. En los años ochenta se realizaron diversas campañas arqueológicas, pero siempre dentro de una gran escasez de recursos financieros. Tanto fue así que los espe cialistas tuvieron que cubrir los restos con aislantes, a la espera del momento en que pudieran reanudarse los trabajos. Por suerte, a finales de esa década, se produjo un claro avance cuando el yaci miento de Complutum pasó a ser decla rado Bien de Interés Cultural. El reconocimiento internacional llegaría en 1988, al convertirse Alcalá de Henares en Patrimonio de la Humanidad (aunque no únicamente por sus riquezas arqueo lógicas). Un año después se dio a conocer la Casa de Hippolytus, así denominada por el autor de sus mosaicos, un artesano del que se encontró la firma.
Transcurrida una década, los restaura dores de la antigua urbe complutense se apuntaron un nuevo tanto. Fue entonces cuando se abrió al público el foro romano, tras someterlo a una completa puesta a punto. El foro estaba ubicado en un lugar muy señalado para la tradición cristiana, allí donde se suponía que los santos Justo y Pastor fueron martirizados en 304. A este vestigio del pasado romano hay que añadir otros reclamos de la ciudad: termas, basílicas y, sobre todo, la Casa de los Gri fos, una residencia del siglo i en la que se han encontrado comodidades inusuales, como la chimenea o el sistema de distri bución de agua potable. Por algo se tra taba de una domus, o vivienda de clase alta, que por la misma razón albergaba pinturas murales. Gracias a este y otros restos, Complutum es la “pequeña Pom peya” de la comunidad de Madrid.
PArA sAbEr más Ensayo
ana Lucía y Rascón MaRsebastián. Guía catálogo de Complutum, ciudad romana. Alcalá de Henares: Ayuntamiento de Alcalá de Henares, 2011. sánchEz MontEs, qués,
IntERnEt
Museo Virtual de Alcalá de Henares www.alcalavirtual.es
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arqueología
el camino del en uso hasta hace poco más de un siglo, el acueducto de segovia sigue sin revelarnos muchos de los episodios de su pasado romano y medieval. empar revert, Periodista
E
s una obra mundialmente conocida, pero el acueducto que vemos hoy en Segovia tiene menos de romano de lo que parece. Es el resultado de su utilidad a lo largo de casi dos milenios. El monumento actual es la suma de una gran variedad de componentes y estructuras de distintas épocas,
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que se han ido superponiendo a los originales o que los han sustituido. La infraestructura levantada por los romanos, que es mucho más que las arquerías a las que estamos acostumbrados (hay que añadir canales cubiertos a nivel de superficie, subterráneos, trayectos extramuros, el azud que desvía cauce del río, varios
desarenadores...), ha sufrido todo tipo de reformas, reparaciones y restauraciones para adaptarse a los requisitos de abastecimiento de agua de la ciudad.
La gran solución
La Segovia celtibérica cayó en manos de Roma durante la campaña del cónsul Tito
TURISMO DE SEGOVIA
segovia
LA CIFRA
32
millones de serstecios es su coste de cons-
trucción estimado. El cálculo lo realizaron especialistas a partir de las indicaciones que sobre estas obras de ingeniería nos dejó Frontino, responsable de la gestión de acueductos de Roma a finales del s. i.
La ficha LongItud: 16.220 m (desde el
azud, incluida la presa de 1929, hasta la puerta del Alcázar sego viano). ALtuRA máxImA: 28,10 m. PendIente: entre 0,3% (el puente) y 5,53%. PILARes: 120. ARCos: 167. sILLARes: 20.400, lo que su pone un volumen aproximado de 7.500 m3 de granito. CAnAL: mide 25 x 30 x 30 cm. CAudAL máxImo: entre 20
y 30 litros por segundo.
agua Didio, entre los años 98 y 94 a. C. La población, ubicada en una meseta elevada entre los ríos Clamores y Eresma, se aseguraba el suministro transportando agua desde sus caudales y recurriendo a cisternas que almacenaban la de la lluvia. Pero, antes o después, la enorme dificultad de abrir pozos desde el núcleo urbano (como poco, debían alcanzar los treinta metros de profundidad) obligaría a recurrir a otra solución. Y Roma la tenía: llevaba desde el siglo iv a. C. levantando acueductos con la maestría que todavía asombra hoy.
No sabemos la fecha exacta en que se levantó el de Segovia. El sotabanco en la arquería superior del acueducto lucía una inscripción de gran tamaño, como era habitual en los edificios públicos, que proporcionaría información al respecto. Sin embargo, en el siglo xvi apenas se conservaban algunas letras sueltas, que no permitían una reconstrucción fiable de la leyenda (y que se retiraron). Durante unas excavaciones en 1998, que estudiaban la cimentación de tres de las pilas que sostienen las arcadas, se certificó un dato: el acueducto estaba en construcción en tiempos de Trajano o poco después. Es lo que da a entender la aparición de restos de cerámica y un sestercio de este emperador acuñado entre 112 y 117 d. C. Tampoco conocemos demasiados detalles del monumento en los siglos siguientes. Ningún documento nos revela si durante
la época bajoimperial (ss. iv-v d. C.), la visigoda (s. v-principios del viii) o la islámica (hasta el s. ix) dejó de funcionar. En 1088, Alfonso VI de Castilla ordena repoblar Segovia. En la construcción de su muralla, el rey habría empleado sillares del acueducto. De todos modos, por menciones en distintas fuentes, parece que el monumento seguía en servicio poco después, lo cual, dado el aumento demográfico que podemos suponerle a la ciudad, tendría perfecto sentido. La necesidad de abastecer el alcázar sería uno de los motivos por los que el trazado del canal medieval no coincide plenamente con el correspondiente a época romana.
La cacera real
Con la llegada del siglo xv pasamos a contar con mayor documentación, puesto que la Corona misma se muestra interesada por mantener la infraestructura, a cuyo canal se da el nombre de “Cabsera Real”. Tras conocer las serias trabas de suministro por el deterioro de la cacera (piezas de madera podridas, partes a nivel de superficie dañadas por el paso de ganado...), los Reyes Católicos ordenan una restauración a gran escala entre 1484 y 1489, cuyo alcance total se desconoce. Pero estas obras no acabaron con los problemas. Entre el siglo siguiente y el xix, las reparaciones fueron constantes. El caso es que las técnicas que se aplican en estas épocas al acueducto difieren mucho de las romanas: pasan a emplearse morteros, se reutilizan sillares, se añaden sillares nuevos con acabados irregulares... Paradójicamente, en ese mismo siglo, que ve surgir el humanismo, con su devoción por el arte clásico, aparecen las primeras
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arqueología
eL dAto eL tRAmo soteRRAdo
TURISMO DE SEGOVIA
El acueducto no solo discurre al aire li bre. Parte de su tramo se halla oculto bajo tierra. Es el canal soterrado cono cido en la Edad Moderna como “ma dre del agua”. Veinticuatro placas de bronce como la que aquí vemos se ñalan su recorrido desde la plaza del Seminario, cercana a la parte monu mental más famosa del acueducto, hasta la plaza Reina Victoria Eugenia, antesala del Alcázar. El tramo dibuja prácticamente una línea recta.
obras interesadas por la historia del acueducto. Aun así, habrán de pasar dos más, hasta la llegada del xviii, para que arraigue la idea de patrimonio y deje de verse la obra como mera infraestructura para valorarse también por su peso histórico. A principios del siglo xix se determinó la demolición de las casas adosadas al monumento. En 1884, el acueducto se declaró como Monumento Histórico Artístico Nacional, lo que subrayaba la consideración en que ya se lo tenía. En paralelo, aunque de un modo muy gradual, fue perdiendo su papel como infraestructura, sustituido por nuevas formas de distribución del agua en la ciudad.
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El centro de atención
En adelante creció el interés por la conservación de las arquerías que nos son tan familiares. A lo largo de los años treinta se ejecutaron restauraciones, entre ellas, la recuperación de varios arcos que habían sido cegados. A finales de los años cincuenta varios pilares fueron recalzados. Pero la primera restauración de envergadura, ya con un concienzudo enfoque técnico, tuvo lugar entre 1970 y 1974. Se eliminó la tubería de hierro que se había colocado en los años veinte sobre las arcadas, así como restos de época carlista. En 1985, cuando la ciudad vieja de Segovia y su acueducto son declarados Patri-
monio de la Humanidad por la Unesco, la atención institucional y mediática sobre el monumento pasa a primer plano. En 1992 se toma una importante decisión para la conservación del acueducto: el cierre del tráfico bajo sus arcadas. Es el año en que arranca un proyecto de restauración de mayor alcance aún que el anterior. En marcha hasta 1999, implicó la reparación del muro del ático y la limpieza de los desarenadores. El proyecto incluyó también la realización de análisis y mediciones para hacer diagnósticos de problemas y comportamientos de la estructura, y ensayos de métodos de limpieza y consolidación de los sillares. En el siglo xxi continúan los estudios técnicos para conocer los efectos de factores como la contaminación o la humedad y para abordar una conservación preventiva. Sin embargo, seguimos sin poder dar respuesta a numerosos interrogantes arqueológicos e históricos, en especial en torno al trazado del canal romano y su sistema de distribución. Quién sabe si futuras actuaciones o técnicas de investigación no invasivas nos permitirán averiguar más sobre la magnífica obra romana y los trabajos subsiguientes que experimentó.
Para sabEr más ensAyo
Monumentos restaurados. El acueducto de Segovia. Madrid: Fundación Caja Madrid, 2002. vv. AA.
guíA
santiago. El acueducto de Segovia. De Trajano al siglo xxi. Se govia: Ayuntamiento de Segovia, 2012. mARtínez CAbALLeRo,