1- MATISSE, H. (1869-1954) Apuntes de un pintor, en La Grande Re vue, París, 1908 / 2. Conversaciones, en Les Nouvelles , París, 1909 / 3. Pensamientos y aforismos, I-IV, publicados en diversas revistas, París, 1929 -1945 / 4. "Notes d'un peintre sur son dessin", en Le Point, París, 1939 / 5. "Exactitude is no truth", Filadelfia, 1948 / 6. Jazz, París, 1947 / 7. La Chapelle du Rosaire [Vence], 1951 / 8. Bosquejos, en Le Courrier, París, 1953. 1953.
El pintor ya no necesita preocuparse por detalles insignificantes, pues para eso está la fotografía, que lo hace mucho mejor y más rápido rápido.. - Ya no es misión de la pintura el representar acontecimientos acontecimientos históricos; éstos se encuentran en los libros. Nosotros tenemos una opinión más alta de la pintura: ella le sirve al artista para expresar sus visiones interiores. (2) Ver ya es en sí mismo un acto creador, que requiere un esfuerzo. Todo lo que vemos en nuestra vida cotidiana resulta más o menos deformado por nuestras costumbres adquiridas. - El esfuerzo necesario para liberarnos de las manufacturas plásticas [difundidas por la fotografía, fo tografía, el cine, la propagand p ropaganda], a], exige e xige cierto valor, pero un valor imprescindib imprescindible le para el artista, a rtista, quien tiene que verlo todo como si lo viera por primera vez. Uno tiene que ver, á lo largo de toda su vida, tal como vio el mundo de niño, porque la pérdida de esta facultad de ver acarrea la pérdida de toda expresión original. Creo, por ejemplo, que para el artista no hay nada más difícil que pintar una rosa, puesto que, qu e, para pintarla, pinta rla, tiene que qu e olvidarse primero de todas las rosas ro sas que pintó p intó antes. (8) (8 ) El pintor debe d ebe tener esa simplicidad de espíritu que lo lleva a creer que sólo pinta lo que vio. - Aquellos que estilizan por principio, y que q ue se alejan deliberadam d eliberadamente ente de la naturaleza, na turaleza, no han h an dado con co n la verdad. verdad . (1). Hay dos maneras de expresar las cosas: una es señalarlas brutalmente; brutalmente; la otra, evocarlas con arte. (1) Los maestros de Bellas Artes solían decir : "¡Ateneos tercamente a la naturaleza!" A lo largo de toda mi vida me he rebelado contra esa actitud, a la que jamás pude someterme. Esta oposición provocó diversas vueltas en mi camino, que fue una búsqueda constante de las posibilidades expresivas situadas más allá de la copia fiel de la naturaleza; entre esas vueltas figuraron, por ejemplo, el divisionismo y el fauvismo. Los cuadros de los impresionistas, construidos con colores puros, demostraron a la generación siguiente que tales colores -que pueden emplearse para describir las apariencias naturales- también pueden tener en sí mismos, y en forma totalmente independiente de dichas apariencias, la fuerza de hablar a los sentimientos de quien los contempla. Hasta ocurre que simples colores pueden influir sobre los sentimientos, y con fuerza tanto mayor cuanto más simples son. Un azul, por ejemplo, subrayado por su color complementario, actúa sobre el sentimiento como un enérgico golpe de gong. Otro tanto ocurre con el verde y el rojo, y el artista debe ser capaz de hacerlos resonar tal como los necesite. (7) Condensación de sensaciones
Con los colores pueden perseguirse efectos encantadores, para lo cual nos apoyamos en sus afinidades y contrastes.. - Si hoy me contentara con lo que creo haber penetrado mejor, en mis cuadros quedaría algo contrastes de vago; habría registrado las sensaciones fugitivas de un instante.instante.- Desearía alcanzar ese estado de condensación de las sensaciones en que consiste el cuadro. - La palabra impresionismo no puede mantenerse para pintores nuevos, que evitan la primera impresión y la consideran casi engañadora. Detrás de la sucesión de momentos que constituye la existencia fugaz de seres y de cosas, y les confiere cambiantes formas aparenciales, es posible buscar un carácter verdadero, verdadero, esencial, al que se atendrá el artista para ofrecer una interpretación más perdurable de la realidad. realidad . (1) Los cuadros de los impresionistas están llenos de impresiones contradictorias. Nosotros queremos otra cosa, queremos alcanzar un equilibrio interior a través de la simplificación de las ideas y de las formas plasmadoras. (2) El neoimpresionismo -o, mejor dicho, esa tendencia suya que se designó como divisionismo- señaló el primer intento por ordenar los medios expresivos del Impresionis Impresionismo, mo, si bien fue un ordenamie ordenamiento nto puramente físico, en el que a menudo se emplearon recursos mecánico mecánicos, s, capaces solamente de provocar una agitación física. - El fauvismo quebrantó la tiranía del divisionismo: no es posible vivir en una casa demasiado ordenada. ordenada. Por eso nos lanzamos al desierto, a buscar medios más simples y que no ahogaran el espíritu. Entonces nos encontramos con Gauguin y con van Gogh. Aquí hay ideas más originales: construcción con superficies de colores, búsqueda del máximo efecto cromático. cromático... el tema es indiferente. indiferente. La luz no se reprime, pero vibra en armonía con radiantes superficies coloreadas. Mi cuadro La Musique se hizo con un hermoso azul para el cielo, con el azul más azul - para lo cual tení la superficie hasta la saturación, es decir, hasta un punto en que se hacía evidente lo azul, la idea del azul absoluto-, con el verde de los árboles y el bermellón de los cuerpos. Con estos colores alcancé mi acorde luminoso y
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también la pureza del colorido. Indicio peculiar: el color se adaptaba a la forma. Y la forma se modificaba de acuerdo con las vecindades cromáticas. Porque la fuerza de la expresión brota de la superficie de color en toda su extensión. (3) Pureza de los medios
Cuando los medios se utilizan de esa manera [como en la pintura del siglo XIX], se llega a agotar su fuerza de expresión, y entonces hay que volver a los fundamentos. Entonces son los principios los que vuelven a surgir, los que cobran vida y nos regalan vida. Entonces nuestros cuadros se convierten en medios de purificación, en etapas de cuidadoso renunciamiento, en las que nos fundimos sin temor con el fondo primitivo: nos hablan en forma inmediata con su hermoso azul, su hermoso rojo, su hermoso amarillo, materias elementales que agitan al alma humana en sus profundidades. Ése es el punto de partida del fauvismo: valor para retornar a la pureza de los medios. (3) Llegué a investigar aisladamente cada elemento constructivo: el dibujo, el color, los valores y la composición . Procuré sondar de qué manera esos elementos se dejaban unir en una síntesis, sin que la fuerza expresiva de una parte integrante fuera menoscabada por la presencia de otra. Me preocupé por el modo de unificar los elementos aislados del cuadro en un todo, en el cual cobrara plena expresión la cualidad innata de cada uno. Para decirlo con otras palabras: atendí a la pureza de los medios. (7)
Lo que ante todo trato de lograr es la expresión . - Pero la Idea de un pintor no puede considerarse aislada de sus medios de expresión, pues sólo vale en la medida en que se sustenta en los medios, que deben ser tanto más completos -y por completos no entiendo complicados- , cuando más hondo es el pensamiento. Para mi, la expresión no reside tal vez en la pasión que estalla en un rostro o que se revela en un movimiento violento; se encuentra más bien en el ordenamiento total de mi cuadro; el espacio que ocupan los cuerpos, las partes vacías que los rodean, las proporciones: todo ello tiene su parte en la expresión. (1) A menudo, mi interés por el modelo no se echa tanto de ver en la representación de su cuerpo como en las lí neas distribuidas por toda la hoja o en los valores par ticulares que forman su orquestación. Pero no todos lo notan. Se trata quizá de un gozo sensorial refinado, que no está todavía al alcance de todo el mundo. (4) Valores de efecto de la superficie
La composición que debe perseguir lo expresivo, se modifica de acuerdo con la superficie que debe llenar. Al repetir [por ejemplo] un dibujo en una hoja más grande, no puedo limitarme simplemente a copiarlo aumentado; tengo que concebirlo de nuevo, tengo que modificarlo en toda su apariencia.- Es necesario que determine con exactitud el carácter del objeto que voy a pintar. Para conseguirlo, estudio muy a fondo mis medios expresivos. Cuando marco un punto negro en una hoja blanca, ese punto permanece visible por muy lejos que coloque la hoja de mi vista: es un signo evidente. Pero junto a ese punto coloco un segundo, después un tercero, y se presenta ya cierta confusión. Para que conserve su efecto, su valor, será necesario que lo haga más grande a medida que voy aumentando el número de signos en el papel. Al diseminar sobre un lienzo blanco sensaciones de azul, verde, rojo, y a medida que agrego pinceladas, cada una de las que había colocado antes pierde su valor. Tengo que pintar un interior, y delante de mí hay un armario; me da una muy viva sensación de rojo, y entonces coloco un rojo que me satisface. Pero entonces se establece una relación entre este rojo y el blanco de la pared. Después puedo colocar al lado un verde, o bien reproducir el piso con amarillo... y nuevamente se establecerán, entre el verde o el amarillo y el blanco de la pared, relaciones que me satisfacen. Pero estos colores distintos disminuyen recíprocamente sus efectos. Es necesario, pues, que estos diversos signos que necesito no se estorben de esa manera: para conseguirlo, tengo que poner en orden mis ideas. La relación entre los tonos se establecerá de manera que les preste apoyo, en lugar de sofocarlos. Una nueva combinación de colores seguirá a la primera, para reproducir la totalidad de mis concepciones. Me veo obligado a modificar y por esta razón, muchos creen que mi cuadro ha cambiado completamente cuando, al cabo de una serie de modificaciones; el rojo ha reemplazado al verde como dominante. Me es imposible reproducir servilmente la naturaleza: estoy obligado a interpretarla, a subordinarla al espíritu del cuadro. Una vez halladas todas mis relaciones de tonos cromáticos, de ellas debe surgir un acorde vivaz de colores, una armonía análoga a la de una composición musical. - La elección de los colores no descansa en ninguna teoría científica. [como en los neoimpresionistas). - Ofrezco los colores sin ningún preconcepto. - Los colores se me imponen en formato totalmente instintiva. (1) Arte del equilibrio
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El artista debe sorprender los equivalentes en los que se reproducen los datos de la naturaleza, pero traducidos al ámbito del arte. - Pero el camino para ello no consiste en acumular detalles, sino en purificarlos. - En la Nature morte au magnolia reproduje con rojo una mesa de mármol verde, lo que a su vez me obligó a expresar con una mancha negra el reflejo del sol sobre el mar. Todas estas transposiciones no deben considerarse de manera alguna como producto de la casualidad o de cualquier fantasía. Son más bien el resultado final de una serie de investigaciones, que revelan coloraciones como necesarias para lograr la expresión deseada en combinación con los demás elementos del cuadro. Los colores y las líneas son fuerzas, y en este juego de fuerzas, en su equilibrio: reside el secreto de la creación. - En un sentido, creo yo, puede decirse que el arte es una imitación de la naturaleza. – Semejante obra de arte también se revelará como fecunda, porque está dotada de la misma vibración interior, de la misma belleza luminosa que son propias de las obras de la naturaleza.(8) Mi sueño es un arte lleno de equilibrio, de pureza, de reposo, sin temas inquietantes y que reclamen la atención; un arte que traiga alivio al trabajador intelectual, tanto como al artista, que sea para él un calmante espiritual que acaricie suavemente su alma y la tranquilice después de las fatigas del día y de las inquietudes de su trabajo. (1) Creo que la vitalidad y la fuerza de un artista pueden juzgarse según el modo como se deja impresionar directamente por el espectáculo de la naturaleza, sin perder por ello su capacidad de organizar sus sensaciones. Semejante capacidad presupone un hombre totalmente dueño de si, tanto como para imponerse una disciplina. (1) Planteando correctamente: los términos fundamentales, podría demostrarse que no se procede menos lógicamente cuando se pinta un cuadro que cuando se construye una casa. Por el aspecto humano no hay que preocuparse: se lo tiene o no se lo tiene. (4) El dibujo a pluma es mi forma de expresión más inmediata y de mayor simplificación de recursos. Sin embargo, hay en esos dibujos más de lo que la gente quiere ver en ellos. Son fuentes luminosas, puesto que, cuando se los contempla en un día sombrío o con iluminación indirecta, no sólo se siente latir en la línea la savia vital, sino que también se encienden con toda claridad la luz y los diversos valores que corresponden a los colores. Estas cualidades provienen de que los dibujos fueron siempre precedidos por estudios con un medio menos duro que la pluma, lo cual permite considerar al mismo tiempo el carácter del modelo, la luz que lo envuelve, el ambiente y todo lo demás. Sólo cuando tengo la impresión de que dicho trabajo ha agotado cabalmente todas mis posibilidades, puedo dar rienda suelta a mi pluma con el espíritu claro. Siento entonces la certeza de que mi sensación se sirve de la escritura plasmadora como medio de expresión. Apenas mi trazo inquieto ha modelado la luz en el blanco papel -sin que éste pierda su conmovedora blancura-, ya no puede agregar nada más ni quitar nada: la página está escrita. - Ella contiene, en cuanto me es posible, una síntesis de todas las perspectivas diversas que, en el curso de los estudios precedentes, logré más o menos apropiarme. - A pesar de que faltan las líneas y semitonos entrecruzados, no me prohíbo el juego de los valores; de las modulaciones. Modelo con mi trazo más o menos ancho y, sobre todo, con las superficies que él delimita en mi blanco papel. Modifico las diferentes partes de mi papel blanco, pero sin tocarlas, solamente por medio de las vecindades. - [Sobre la perspectiva]: Mis dibujos definitivos a pluma tienen siempre sus superficies de luz, y los objetos que ellas constituyen están diversamente escalonados, es decir, en perspectiva, pero en la perspectiva del sentimiento, en una perspectiva que ha sido inspirada por el sentimiento. (4) La verdad innata
Me dicen: "Este brujo, que se complace en embrujar monstruos." Jamás creí que mis creaciones fueran monstruos embrujados o embrujadores. Cuando alguien me dijo que yo no veo a las mujeres tal como las represento, le respondí: "Si me topara por la calle con semejantes criaturas, saldría corriendo a todo lo que dieran mis piernas." A fin de cuentas... yo no creo ninguna mujer, yo hago un cuadro. (4) La plomada determina la dirección vertical y forma junto con su antagonista, la horizontal, el compás del dibujante. La vertical está grabada en mi espíritu, y me ayuda a determinar exactamente la dirección de mis líneas; ni siquiera en mis dibujos esbozados con más prisa hay alguna línea -como, digamos, la de una rama en un paisaje- que haya surgido sin relación con la vertical: - Mis líneas no son locas. (5) Cuando se dibuja una cara, lo que importa no es la corrección de las proporciones, sino la irradiación espiritual que en ella se refleja. Del mismo modo, dos dibujos de la misma cara pueden representar un solo ser, aun cuando las proporciones de ambos di bujos sean totalmente distintas. (6) El núcleo esencial, la verdad innata del hombre representado en un dibujo, no han perdido nada a causa de las incorrecciones
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anatómicas: por el contrario, éstas han contribuido a una clarificación. (5) En una higuera, ninguna hoja se parece a otra; todas se diferencian entre sí y, sin embargo, todas nos gritan a la cara: hoja de higuera. (6) Existe una verdad íntima, innata, que está contenida en la apariencia exterior de un objeto y debe hablar en toda representación que de él hagamos. (5) Un nuevo cuadro debe ser un acontecimiento único, un nacimiento que enriquece con una nueva forma -la imagen del mundo tal como la concibe el espíritu humano.- ¡La felicidad de crear a partir de sí mismo, a partir de una fructífera jornada de labor y de la claridad que ella podría poner en la niebla que nos rodea! - Felices son aquellos que pueden cantar con un corazón pleno y sincero. (6) Las artes tienen una evolución que no parte solamente del individuo, sino también de la voluntad de la generación cuya herencia él ha aceptado. No se puede, simplemente, hacer cualquier cosa. Un artista talentoso no puede hacer algo arbitrario. Si solamente empleara sus talentos, no podría existir. No somos los amos de nuestra creación. Ésta se nos impone. (3) Por mucho que subrayemos que estamos desterrados en nuestro tiempo, lo cierto es que entre él y nosotros se establece una solidaridad a la que nadie puede subtraerse. (1)
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