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TEMA 1 19. L LA P POBLACIÓN E ESPAÑOLA. C COMPOR TAMIENTO D DEMOGR ÁFICO. F FENÓMENOS MIGR ATOR IOS
1. INTRODUCCIÓN El análisis de la población española es una tarea difícil debido a la gran cantidad de factores que han actuado sobre ella. Como todos los países desarrollados, ha experimentado una evolución desde los tiempos de la Revolución Industrial hasta llegar al ciclo moderno.
1.1. FUENTES DEMOGRÁFICAS En España el organismo encargado de los estudios sobre población es el Instituto Nacional de Estadística, INE, creado en 1945 y que asume, entre otras funciones la elaboración del censo de población. Se suele considerar todo el periodo anterior a 1857, año del primer censo en España, como época preestadística, lo que no significa que no hubiera cálculos sobre población. La necesidad de conocer la población de un lugar está relacionada con el interés de la administración en controlar adecuadamente la recaudación de impuestos. En el siglo XVI, con tal objeto, se hicieron las Relaciones Topográficas en época de Felipe II, esfuerzo sólo igualado en el siglo XVIII con los censos de los ilustrados 1. El principal objetivo de estos censos era el fiscal, buscándose la reducción de la evasión de impuestos, lo que limita mucho la veracidad de los mismos, ya que además de estar matizados por la ocultación, sólo recogían a los contribuyentes, quedando la mayor parte de la población fuera. La época censal comienza en 1857. Desde este hasta el último censo de 2001, se han elaborado quince censos. El organismo encargado del censo desde el tercero (1877) hasta el noveno (1940) fue el Instituto Geográfico y Estadístico, del décimo al actual lo ha sido el INE. Los censos van a ir incorporando datos con los años, siendo especialmente importantes los de 1887, 1920 y 1970. En el censo se recogen unos aspectos principales: •
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Geográficos. Lugar de nacimiento y residencia. Población de hecho (residente, presente y transeúnte) y de derecho (residentes, presentes y ausentes). Residencia anterior para determinar los movimientos migratorios. Personales y familiares. Sexo, estado civil, edad, nacionalidad, etc. Desde 1920 también el nivel de parentesco con las personas que convive, para determinar la composición de las familias. Culturales. Nivel de instrucción. Económicos. Profesión, ingresos anuales… Fecundidad. Año de matrimonio, número de hijos por mujer.
El padrón municipal es un documento dinámico, que cambia según los movimientos naturales y migratorios de la población, es decir, se registran en él los nacimientos, defunciones, salidas y llegadas de población. Lo elaboran los ayuntamientos y desde 1975 lo controla el INE, ya que tiene desde entonces carácter oficial. Se emplea para la celebración de elecciones. Debe contener unos datos mínimos, aunque hay ayuntamientos que incorporan más cuestiones. En 1996 se introdujo un nuevo sistema de gestión informatizada que actualiza los datos cada año, en vez de cada cinco años como antes, facilitando datos desde el 1 de enero de 1998. El Registro Civil anota todos los nacimientos, matrimonios y defunciones, enviando después los datos al INE. También se elabora en España la Estadística de movimientos naturales de la población desde 1863, aunque no tiene verdadera efectividad hasta la creación del Registro Civil en 1870, disponiéndose de datos desde 1886. Contempla los nacimientos y muertes habidos en la población española. La estadística de movimientos migratorios, tiene resultados contradictorios, debido a la emigración no registrada, que se incrementa a medida que los países receptores ponen trabas legales (cupos, trabas legales…) y que actualmente supone contingentes importantes de población.
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Censos de Campoflorido (1712-17), del marqués de la Ensenada (1749-53), de Aranda (1768-69), de Floridablanca (1786-87) y de Godoy-Larruga (17197). En los dos primeros se hace referencia referencia al número de vecinos, siendo a partir del censo de Aranda -perdido en su mayoría- cuando se empiecen a contar habitantes. El mejor censo del periodo es el de Floridablanca, cuya finalidad ya no es primordialmente fiscal, sino demográfica y económica.
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El Ministerio de Trabajo desde 1945 y desde 1961 el Instituto Español de Emigración lo elaboran La Encuesta de Población Activa (EPA), registra desde 1964 el número de personas activas, empleadas y desempleadas. Se elabora sobre una muestra cada tres meses.
1.2. LA POBLACIÓN En un territorio de algo más de medio millón de km 2 viven 44.708.964 de personas, lo que supone una densidad de población de 88,39 habitantes por km 2. La relación poblaciónterritorio es muy diferente en la actualidad a la del pasado, del mismo modo que tampoco es similar en las distintas regiones del territorio. Hace cien años, la población española era menos de la mitad de la actual y, durante siglos, hasta bien entrado el siglo XVIII, no superó la cifra de 10 millones. En la primera mitad del siglo XX los españoles casi duplicaron su número, pero en la segunda mitad la cifra varió poco; en los albores del siglo XXI se prevé un descenso. La evolución no ha sido igual en todas partes. Hay zonas con fuertes aglomeraciones y otras se han desertizado. La población no es nunca la misma ni en el espacio ni en el tiempo. Las gentes nacen y mueren, emigran e inmigran, aprenden y olvidan, progresan y fracasan. En este contexto, nada hay más absurdo que creer que mil habitantes de aquí y hoy son comparables con otros mil de otro lugar en el mismo momento o del mismo sitio en otras fechas. El reto del geógrafo es esclarecer, explicar y valorar las diferentes situaciones demo-geográficas hispanas en el marco espacio-temporal adecuado. Esto requiere unos planteamientos complejos centrados en la selección y empleo de unidades espaciales de análisis apropiadas, que no tienen por qué coincidir con las unidades administrativas actuales, ni con las sociohistóricas. Por ello, intentaremos ofrecer una visión integrada de los hechos de población en sí misma y con relación al medio. Cualquier cambio en un flujo demográfico (nacimientos, defunciones, migraciones) incide en los demás y en la estructura de la población, y ésta, a su vez, predetermina en buena parte la entidad de los flujos.
Evolución de la población española Año Población Diferencia 1594 8.206.791 1769 9.159.999 953.208 1787 10.268.150 1.108.151 1797 10.541.221 273.071 1833 12.286.941 1.745.720 1846 12.162.872 -124.069 1857 15.464.340 3.301.468 1877 16.622.175 1.157.835 1887 17.549.608 927.433 1900 18.616.630 1.067.022 1910 19.990.669 1.374.039 1920 21.388.551 1.397.882 1930 23.677.095 2.288.544 1940 26.014.278 2.337.183 1950 28.117.873 2.103.595 1960 30.582.936 2.465.063 1970 33.956.047 3.373.111 1981 37.742.561 3.786.514 1991 39.433.942 1.691.381 2001 40.499.791 1.065.849 2006 44.708.964 4.209.173
2. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN ÉPOCA PREESTADÍSTICA Sobre los tiempos preestadísticos sólo pueden hacerse conjeturas sujetas a altos grados de error, debido a las técnicas de estudio indirectas.
2.1. PREHISTORIA Parece ser que el solar hispano ha estado poblado desde muy antiguo. En las investigaciones, que se han hecho en Atapuerca (Burgos), se han encontrado restos humanos de hace unos 800.000 años. Sin embargo, es prácticamente imposible determinar el número de habitantes. Su procedencia, posiblemente, sería el norte de África y es en época Musteriense cuando comienzan a abundar restos de Homo sapiens. Se calcula que había unos 10.000 habitantes, y que a finales del Paleolítico ascenderían a unos 30.000. La tasa de crecimiento durante esta época sería del 0,02-0,05‰, con lo que la población se duplicaría en unos 15.000 años. El Neolítico es un período de crecimiento demográfico, cuyas causas habrá que buscar en el aumento de la productividad de la tierra, gracias a la agricultura y la ganadería. Hacia el 4000 a.C. la península será colonizada por los pueblos ribereños del Mediterráneo, que buscaban riquezas mineras, como el cobre y el estaño. Además, la península también será invadida por las tribus indoeuropeas de los campos de urnas.
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Fenicios, griegos y cartagineses llegaron hacia el siglo VIII a.C., lo que hizo aumentar la densidad de población en las zonas más feraces, y en los nudos de las rutas mercantiles del sur y el Levante peninsular. A pesar del aumento de población, la tasa de crecimiento sería muy similar a la de los tiempos paleolíticos, con altas tasas de natalidad y de mortalidad, durante todo el período.
2.2. ROMA Y LOS VISIGODOS En tiempos romanos había en Hispania, según Plinio y Estrabón, unos 3.000.000 de indígenas. Durante la época romana la población aumentaría lentamente hasta el siglo II, debido tanto al crecimiento vegetativo como a la inmigración de romanos veteranos del Ejército, italianos, mauritanos y judíos; aunque la romanización supuso un descenso de la población indígena. Parece ser que la esperanza de vida de los romanos no era muy superior a la de las poblaciones indígenas. Sobre todo en la esperanza de vida al nacimiento. La península ibérica fue escenario de las primeras epidemias documentadas en el Mediterráneo occidental, a finales del siglo II. Durante el siguiente siglo tuvieron lugar las invasiones de los pueblos germánicos y las migraciones indoeuropeas. Pero la auténtica invasión ocurrió en el siglo V. Con ella la sociedad se vuelve rural, desciende el número de nacimientos y el de bodas, debido al clima de violencia e inseguridad. Esta caída de las tasas demográficas supuso que hacia el siglo VI, cuando los visigodos se asentaron en Hispania, no hubiese más de 4.000.000 de habitantes. Por otro lado, la ocupación visigoda nunca fue una invasión masiva: los visigodos que se instalaron en Hispania no debieron ser más de 200.000. En esta época la población creció, a pesar de la alta mortalidad, probablemente debido a una nupcialidad temprana y universal. Pero también debieron ser muy comunes las prácticas de aborto e infanticidio, ante la falta de recursos económicos. El Concilio de Toledo del 589 condenará expresamente estas prácticas. A finales del siglo VI llegan a España grandes epidemias, que diezmaron la población. La peste bubónica en el 542, el 588, y entre el 687 y el 702. Muy posiblemente hacia el año 700 la población alcanzase sus niveles más bajos desde el fin del Imperio romano.
2.3. LA EDAD MEDIA: ISLAM Y RECONQUISTA REPOBLACIÓN La Península Ibérica fue la única región europea ocupada por los musulmanes de manera permanente durante el medievo. En el 711 eran relativamente pocos y hasta el 756 no debieron pasar de 60.000. Fue más importancia la heterogeneidad étnica (árabes, sirios, egipcios y bereberes) que los aportes de población efectivos. La presencia de bereberes no se consolidó hasta la organización del ejército de Almanzor, a finales del siglo X. Posteriormente con las invasiones almorávide y almohade de los siglos XI y XII, llegarían más norteafricanos, pero siempre serían una minoría. La mayoría de la población era muladí2, al lado de ellos estaban los mozárabes3, los judíos, los árabes, sirios, egipcios y bereberes, y los esclavos negros y blancos. El crecimiento vegetativo de la población musulmana era notable, pero las persecuciones terminaban, con frecuencia, con la huida o el destierro de amplios sectores de la población. Además, la Reconquista no favoreció un clima de paz en el que la población creciese sin trabas. El proceso de reconquista lleva asociado el concepto de repoblación por el que en las tierras conquistadas, se expulsaba a los habitantes para permitir el asentamiento de los conquistadores. La Reconquista tenía como fin inmediato conseguir tierras para los colonos cristianos al principio, si bien después se permitió que la población musulmana permaneciera en las tierras para dedicarse al trabajo en ellas. Se calcula que los habitantes que se refugiaron en los valles del norte tras la invasión musulmana eran unos 500.000, una auténtica superpoblación para la zona y sus recursos, lo que provocó que las primeras campañas de reconquista, en el siglo VIII, tuvieran un marcado acento repoblador. Los condes y los reyes pretendían fijar colonos cristianos en las nuevas tierras conquistadas para asegurarse su dominio. Este impulso se vio favorecido por un incremento, lento pero continuo, de la población cristiana.
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Cristiano que abandonaba el cristianismo, se convertía al Islam y vivía entre musulmanes. Cristiano que conservaba su religión aunque viviera en áreas de dominio musulmán.
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Durante los siglos IX y X la repoblación del norte del Duero y Cataluña la vieja se hizo con población cristiana. Desde mediados del siglo XI y hasta el XIII, la Reconquista avanzará sobre territorios poblados por musulmanes, coincidiendo con una etapa de crecimiento de la población cristiana. La población musulmana era básicamente urbana, mientras que la cristiana era predominantemente rural, lo que cambió al conquistar los territorios musulmanes del sur del Tajo. Muchas veces, la repoblación de estas zonas se hizo tras la expulsión de la población autóctona. Estas repoblaciones están dirigidas por las órdenes militares y la Iglesia. En esos momentos ya había demasiado espacio para repoblar, por lo que surgió la gran propiedad y la agricultura extensiva. En el período 750-1100 la población peninsular no debió ser superior a los 4.000.000 de habitantes, siendo el norte la región con mayor densidad de población. El crecimiento demográfico fue escaso, debido al hambre, las revueltas internas y las guerras. En esta época el camino de Santiago era ya una zona pacificada y en su entorno se asentaron emigrantes francos. Al mismo tiempo, las ventajas que ofrecían los fueros de las nuevas poblaciones reconquistadas en el sur provocaron la emigración desde el norte y la despoblación de las montañas cantábricas y la cuenca del Duero. Los fenómenos migratorios fueron intensos, como la llegada de mozárabes a León durante del siglo X. Durante los siglos XII y XIII la Reconquista continúa, y la población aumenta ligeramente. A finales del siglo XIII, cuando sólo queda Granada, la población sería de unos 5.500.000. Este aumento se atribuye a la temprana nupcialidad en las zonas seguras, y a las aportaciones de mozárabes y judíos a los reinos cristianos. Tras la expulsión de los mudéjares en 1264, muchos de éstos se instalan en Castilla. Entre los siglos XIV y XV la población disminuye. En realidad se da una crisis en el siglo XIV y una recuperación en el siglo XV. Lo que desencadenó la crisis del siglo XIV fue la peste negra, que asoló la península. La epidemia afecta primero a Aragón y después a Navarra y Castilla. Durante el resto del siglo, las epidemias fueron sucesivas y continuas desde 1348 hasta 1400. Se calcula que la peste acabó con la vida de un tercio de la población, sobre todo en Aragón. La mortalidad producida por la peste negra produjo una crisis de subsistencia, al dejar los campos sin gran parte de la fuerza de trabajo. Esto significó el hambre, en muchas zonas de Aragón a la que se suma la huida de población con motivo de la guerra de 1462 a 1472. En el año 1492 se expulsó de España a unos 150.000 judíos, con lo que la población quedaría en unos 5.000.000 de habitantes, 6.000.000 si se incluye Portugal.
2.4. LA EDAD MODERNA El siglo XVI es un tiempo de prosperidad económica, por el descubrimiento de América y el aumento de los intercambios comerciales con Europa. Y, por tanto, de incremento de la población. La tasa de crecimiento se estima en un 0,6%, que podría llegar hasta un 0,9% en Valencia y Navarra. El mayor aumento se dio en las ciudades, sobre todo en Sevilla, debido a la inmigración. La sociedad se urbaniza de manera general, y aunque los núcleos rurales perdieron población, aumentó la roturación del campo, ya que había que alimentar a una población mayor. A finales del siglo XVI había en España unos 7.000.000 de habitantes, la mortalidad era relativamente baja, a pesar de las pestes y las hambrunas, que al final del período, casi habían desaparecido. Además, España era tierra de inmigración para los europeos, sobre todo franceses, que se instalaban sobre todo en la Corona de Aragón. Estas inmigraciones compensan las emigraciones de españoles a América. La natalidad creció, ya que la fecundidad legítima e ilegítima era elevada. Los matrimonios son tempranos, los moriscos se casarán muy jóvenes. Del crecimiento de la población, en Castilla, se tiene constancia gracias a la existencia de vecindarios. Se sabe de la existencia de episodios de mortalidad catastrófica, como la peste de 1507, el tifus de 1557, el hambre de 1570, el catarro de 1580, la peste atlántica de 1596-1602, etc., aunque es muy poco lo que se conoce sobre la mortalidad ordinaria. El crecimiento demográfico se debió principalmente al aumento de la fecundidad y a la inmigración. En el siglo XVII la población decrece, al ritmo de la crisis económica. En esta etapa ya se registran los bautizos y defunciones, y también los primeros recuentos por vecinos, los padrones municipales y los eclesiásticos. Aumenta la mortalidad catastrófica, debido a las pestes y el hambre, pudiéndose haber producido cerca de 1.500.000 víctimas. La crisis económica hizo elevar la edad del matrimonio, por lo que la fecundidad descendiera de forma alarmante. Además, hubo un alto incide de celibato definitivo (10%) y se generalizaron prácticas de control de la natalidad como el aborto y el infanticidio.
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La expulsión de los moriscos en 1609 supuso un duro golpe para la población del reino de Aragón 4, mientras que lo que más afectó a Castilla fue la emigración hacia América. El primer recuento de población que abarcó todo el territorio se hizo en la segunda década del siglo XVIII: el vecindario de Campoflorido (1712 - 1717). En él se estimaba que la población española era de unos 7.500.000 de personas. A partir de él todos los censos realizados se han saldado con un incremento de la población, aunque esto no quiere decir que no hubiese períodos de recesión como el que hubo entre 1833 y 1846. En la segunda mitad del siglo, a partir del censo de Aranda, se comienzan a contar personas individuales (almas), en lugar de vecinos (u hogares fiscales). La emigración continuó siendo una constante en las zonas del norte. Se incrementó la emigración americana, y a las comarcas del sur de la península. Cataluña continuó recibiendo inmigrantes franceses. El incremento de la población se debió a una menor actividad de las pestes y a la menor incidencia de las crisis de subsistencia, gracias a la introducción de nuevos alimentos como el maíz y la patata y la generalización de prácticas sanitarias como la vacuna contra la viruela. En el siglo XVIII hay una política decididamente poblacionista, ya que los economistas fisiócratas creen que la riqueza de un país está en la tierra y en la población que haya para trabajarla. Todo ello nos pone en el camino del ciclo demográfico moderno.
2.5. LAS MINORÍAS En la sociedad española no han faltado las minorías étnicas marginadas y perseguidas. Los judíos y los moriscos fueron expulsados en 1492 y 1609, respectivamente, pese a lo cual quedaron importantes comunidades, sobre todo judías, en las ciudades que sufrieron persecución de forma constante (pogromos). Los gitanos, nómadas, llegaron en el siglo XV. Se calcula que en el siglo XVIII hay unos 12.000 gitanos, y aunque eran libres, socialmente estaban discriminados para el ejercicio de muchas profesiones. Los vagabundos no estaban bien considerados, sufriendo persecuciones que llegaron a su máxima expresión durante el reinado de Fernando VI con la prisión general, decretada por el marqués de Ensenada, que incluso pensó en la extinción final, y que no se levantará hasta que Carlos III decrete la libre circulación en 1783, aunque con la prohibición de vagabundear. La población vagabunda y mendicante siempre fue de difícil cuantificación, aunque aumenta en época de crisis. De ella tenemos noticias por la novela picaresca, que refleja la situación de una parte importante de la población. Estas personas son las que sufren las levas para el ejército, y las leyes de vagos que les obligan a trabajar por poco dinero en obras públicas. La esclavitud fue un fenómeno de poca importancia, aunque no faltaron esclavos en la península. Fue más importante durante la reconquista, pero una vez terminada disminuyó rápidamente. A finales del siglo XVI podía haber en España unos 50.000 esclavos, concentrados en Sevilla, y en el siglo XVII la crisis casi terminó con el fenómeno.
2.6. PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX La primera mitad de siglo, está marcado por una mortalidad excesiva, debido a las continuas guerras y al hambre y la malnutrición, a pesar de lo cual, la población aumenta. Este incremento se debe a tres causas: una mayor fecundidad, un aumento de la duración de la vida humana, y el cese de la emigración tras la independencia de América. Sin embargo, tiende a prolongarse el régimen antiguo de población, en las altas tasas de natalidad y mortalidad: la natalidad continúa siendo alta, pero las mortalidades catastróficas reducen las ganancias (el cólera afectó a Andalucía desde 1830). Perduran las crisis de subsistencia, en la medida que se mantiene la agricultura como principal fuente de riqueza. El precio de los alimentos aumenta, las condiciones en las que se desarrolla la agricultura no son las más saludables, sobre todo en el interior peninsular. Los altos precios de los alimentos provocan una disminución de los nacimientos, que también se ven afectados por la guerra y las crisis políticas. A mediados del XIX, en España, una mala cosecha seguía significando una mayor mortalidad y una menor fecundidad.
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En Aragón la expulsión de los moriscos afectó a un 16,2% de la población, en Valencia a un 18,8%, mientras que en otras partes no llegó al 2%.
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La crisis económica y la política oficial llevaron a buena parte de la población a residir en el campo, al tiempo que se favorecía la emigración, política que se sostuvo hasta principios del siglo XX. Esta política permitió el aumento de la corriente migratoria a América, sobre todo a Argentina, Brasil y Cuba, ya independientes. También se da la emigración golondrina5 a Francia, al menos desde 1830 y hasta 1914, y a África: Marruecos, Argelia y el Sahara.
3. COMPORTAMIENTO DEMOGRÁFICO TRAS EL PRIMER CENSO DE 1857 HASTA EL AÑO 2000 El primer censo moderno, y el más fiable de la época, es el que se hizo en 1857, que inaugura la serie regular de censos en España. Este censo nos permite saber que, hasta 1910, la población española aumentó mucho, aunque no en todas partes igual. En general el norte y el centro (excepto Madrid) perdieron población mientras que el sur y la costa, la ganaba. El modelo demográfico español sigue los modelos de transición demográficos de países desarrollados, pero variando en las fechas. Esta transición demográfica incluye tres etapas: •
Pretransicional : Una baja densidad de población. Predominio rural. Fuerte proporción de jóvenes. Crecimiento natural débil debido a las elevadas tasas de mortalidad, que contrarrestaban las altas tasas de natalidad. Transición. Se produce en dos fases: Primera: la mortalidad descendió muy rápidamente y aumentó el crecimiento natural, puesto que la natalidad continuaba siendo elevada (ensanchamiento de la base de la pirámide) Segunda: las dos variables convergieron, y el crecimiento natural se redujo (las pirámides reducen su base). Postransicional : Alta densidad de población. Predominio de la población urbana. Débil proporción de jóvenes. Crecimiento naturales reducidos derivados de bajas tasas de natalidad y mortalidad. −
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Las razones de este cambio demográfico se relacionan con los cambios sociales y económicos que acompañaron a la Revolución Industrial y su manifestación en otros ámbitos (cultural, agrario, científico,...). A lo largo del proceso de transición, la ciudad absorbió los excedentes demográficos generados en áreas rurales, lo que explica el crecimiento de las ciudades industriales. España, al igual que todos los países europeos, ha completado el modelo de transición y sus diferencias de modelo demográfico son mínimas, siendo éstas intrarregionales y de carácter estructural (composición por edades y sexo), poblaciones más envejecidas en áreas rurales, frente a poblaciones más jóvenes de las áreas urbanas. Dentro de éstas, población envejecida en el centro de las ciudades y joven en las periferias.
3.1. ETAPA PRETRANSICIONAL (1857-1900)6 Durante esta etapa, la natalidad es elevada debido a que España es todavía un país rural y a la elevada mortalidad infantil (180‰); a pesar de ello la natalidad se reduce hasta tasas entre el 40‰ y el 35‰ en 1900. 5
Emigración temporal y repetitiva de carácter anual. Consultar las tablas demográficas de los anexos.
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La tasa de mortalidad también era alta (30‰) sobre todo por las epidemias, como la de cólera de 1885, que provocó una tasa de crecimiento vegetativo negativo. Estas epidemias se debían a las malas condiciones higiénico-sanitarias de las ciudades, sin abastecimiento adecuado de agua y sin saneamientos ni cloacas, así como a la mala alimentación por la carestía de la vida en los medios proletarios. A esto había que sumar los efectos de las guerras, tanto civiles como coloniales. La mortalidad afecta en estos años de forma muy diferente según el status social: las clases sociales más ricas tenían acceso a mejores alimentos, mejores medios médicos y sanitarios e, incluso, podían librarse de las guerras pagando para ello. La consecuencia de esta situación fue una escasa tasa de crecimiento natural baja, lo que implicaba constantes obstáculos al desarrollo. Asimismo, hubo importantes fenómenos migratorios, sobre todo hacia Latinoamérica. La estructura biológica mostraba una población joven y la estructura profesional, una población activa del 40%, de los cuales dos tercios trabajaban en el sector primario.
3.2. ETAPA DE TRANSICIÓN I (1900-1940) La natalidad comienza a descender ligeramente por los efectos de la industrialización, urbanización y los cambios en los hábitos de vida. También se detecta un descenso muy importante por la guerra civil, que se detecta fácilmente en la pirámide de población de 1970 en el tramo de edad entre 30 y 34 años. A partir de 1940 hubo un importante crecimiento de la natalidad, para a continuación, continuar la tendencia a la baja, pasando del 35‰ en 1900 al 23‰. La mortalidad también desciende gracias a los avances médicos. Habrá dos hitos importantes en cuanto a la mortandad: la gripe de 1918, que supuso casi 200.000 muertos en tres años (en 1918 son 150.000) y la guerra civil, cuyas pérdidas se estiman en 500.000 muertos. La tasa bruta de mortalidad pasa de 30‰ en 1900 al 17,9‰ en 1940, mientras la mortalidad infantil se redujo de 180‰ a 125,7‰. Como consecuencia de esta marcada reducción de la mortalidad, la tasa de crecimiento natural aumentó sensiblemente, lo que permitió que la emigración ultramarina superase los 3.000.000 de personas. En cuanto a la esperanza de vida, se produce un incremento sustancial, pasando de los 34 años en 1900 a 50,1 años de media en 1940. La estructura biológica seguía mostrando una población joven con reducción de varones por la emigración y la guerra. La estructura profesional presentaba una población activa del 37%, de la cual un 50% trabajaba en el sector primario, que conoció un ligero repunte debido a la crisis mundial de los años 30. En la industria llegó a emplearse el 26% en 1930, descendiendo al 22% por los efectos de la crisis de los años treinta, mientras que el sector servicios se mantenía en un 28%.
3.3. ETAPA DE TRANSICIÓN 2 (1940-1970) La natalidad al principio del periodo estaba alrededor del 30‰, con una tendencia constante a la baja, que hará que en 1970 esté en el 20,3‰, y manteniendo la tendencia descendente, si bien mucho más atenuada. La recuperación empieza al finalizar la Guerra Civil (en 1939 la TBN es del 16‰ y en 1940 del 24‰, la más alta de todo el periodo), aunque después volvería a bajar debido a los problemas económicos la de posguerra derivados del aislamiento internacional y la autarquía. A partir de 1956 y hasta 1964, se produciría un nuevo aumento gracias a las mejores perspectivas económicas derivadas de la apertura internacional, el Plan de Estabilización y el boom del turismo, así como por la llegada a edad adulta de las generaciones posteriores a la guerra. Después, como ya se ha dicho, continuará su descenso, aunque ya de forma mucho más moderada.
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La mortalidad baja claramente por la mejora sanitaria definitiva que incide muy especialmente en la mortalidad infantil. Se pasa de una tasa bruta de mortalidad de 14‰ a 8,5‰ en 1970, siendo más llamativa la bajada de la mortalidad infantil, de 125‰ a un 34,1‰ en el mismo periodo. La consecuencia principal es un aumento notable de la tasa de crecimiento natural, ya que se mantiene la natalidad a la vez que baja bruscamente la mortalidad. La emigración entre los años cuarenta y los sesenta se dirigía a Latinoamérica, mientras que durante la década de los setenta los puntos de destino estaban principalmente en el norte de Europa. Mucho más importantes fueron los movimientos interiores, produciéndose un auténtico éxodo rural debido al efecto llamada tanto de la industria urbana como del turismo costero. La estructura biológica varía por el crecimiento del número de adultos y varía la relación de masculinidad por causa de las migraciones. La esperanza de vida al nacer aumenta de forma muy significativa pasando de los 50,10 años en 1940 a los 72,36 de 1970. En cuanto a la estructura profesional, el 38,8% de la población es activa y el sector primario ocupa al final del periodo al 29% de esa población activa. Hay un aumento constante del secundario hasta llegar a tasas del 37%, mientras que los servicios crecen en los años sesenta hasta ocupar al 34% en 1970, todo ello a costa del sector primario.
3.4. ETAPA POSTRANSICIONAL (A PARTIR DE 1970) En la etapa final de la transición demográfica, la natalidad baja de manera considerable debido a la modernización social, la crisis de 1973 y la urbanización. Habrá que esperar al año 2000 para poder observar un repunte de la natalidad debido, sobre todo, a los hijos de las mujeres inmigrantes. En la mortalidad se alcanza el límite biológico, aumentando porque llegan a la vejez generaciones más amplias, y estabilizándose en tasas cercanas al 8,9‰. La consecuencia es que la población comienza a envejecer, y llegan inmigrantes a cubrir los puestos que los españoles no pueden o no quieren ocupar. El crecimiento natural es bajo, aunque se observa una recuperación en los últimos años debido al aumento de la población por la inmigración. La estructura biológica está caracterizada por el envejecimiento: la esperanza de vida aumenta de forma continuada y la tasa de vejez, también. En 1970 había un 9,67% de ancianos frente a un 16,96% que había en 2005. En cuanto a la estructura profesional, el 48,9% de la población es activa por la entrada masiva en los años ochenta de la mujer en el mercado laboral. Asimismo es una sociedad terciarizada (aproximadamente el 62% de la población trabaja en el sector servicios) donde la industria queda estancada en un 30% y el primario pasa a ser testimonial, por debajo del 7,5% en el 2000. Las tasas de paro son altas (21,5% en 1985 y 24% en 1994), reduciéndose ligeramente en el periodo 1987-1991 y de forma drástica desde 1995, llegando en el 2005 al 8,30%.
Tema 19. La población española.
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OPOSICIONES SECUNDARIA
Geografía e Historia Evolución de los datos demográficos básicos de 1970 a 2005
Año
TBN
TBM
TMI
Crecimiento
Esperanza de vida al nacer
Hijos por mujer
1970
20,30
8,50
34,10
1,18
72,36
1975
18,76
8,36
18,88
10,40
73,34
2,803
1980
15,22
7,71
12,34
7,51
75,62
2,215
1985
11,88
8,13
8,92
3,74
76,52
1,642
1990
10,33
8,57
7,60
1,76
76,94
1,362
1995
9,23
8,79
5,49
0,44
78,03
1,173
2000
9,88
8,95
4,38
0,92
78,71
1,234
2005
10,75
8,93
3,78
1,82
79,65
1,346
4. EL COMPORTAMIENTO ACTUAL DEMOGRÁFICO DE ESPAÑA Para establecer un estudio pormenorizado del comportamiento demográfico de nuestro país se deben estudiar los movimientos naturales, es decir, las variaciones que sufre la estructura poblacional por nacimiento y defunciones, así como las estructuras demográficas compuestas por sexo y edad, y la relación con la actividad que desarrollan. El censo de población de 2001, la población total era de 40.499.791, lo que suponía un incremento de un 2,70% respecto a los 39.433.942 del censo de 1991. En cambio, en la última década, la población ha aumentado de forma mucho más acusada, y lo sigue haciendo, ya que en 2006, la población ya ascendía a 44.708.964 personas, lo que supone un incremento de 4.209.173 personas respecto a 2001, es decir, un 10,39%. Es, pues, un crecimiento muy importante, principalmente debido repunte de la natalidad y al impacto de la inmigración.
4.1. LOS MOVIMIENTOS NATURALES Las estadísticas del Movimiento Natural de la Población, se refieren básicamente a los nacimientos, matrimonios y defunciones ocurridos en territorio español. Los factores que condicionan el incremento de la población española son la natalidad medida por la tasa bruta de natalidad (número de nacimientos por cada mil habitantes) y la mortalidad medida por la tasa bruta de mortalidad (número de defunciones por cada mil habitantes) El balance de ambas tasas da lugar a la tasa de crecimiento vegetativo, que expresa las variaciones sufridas en la población absoluta.
4.1.1. La natalidad El crecimiento de población que ha sufrido España no se debe al aumento o estabilidad de la natalidad, ya que este valor ha ido disminuyendo paulatinamente, aunque desde mediados de los años noventa del siglo XX, la tendencia parece estar cambiando. Así, en 2003 se registraron 23.345 nacimientos más que en el año anterior, debido, en parte, a los hijos tenidos por las madres inmigrantes. Entre el año 2000 y el 2005 la TBN ha pasado del 9,88‰ al 10,75‰, lo que supone un incremento importante. Los factores que han provocado cambios en la evolución de la natalidad española, son de tres tipos, que se interrelacionan entre sí: demográficos, en especial la mortalidad y la nupcialidad; socioeconómicos, con el binomio industrialización-urbanización, nivel de vida, etc.; y culturales, como el nivel de instrucción o religiosidad. Factores demográficos . El factor que más ha influido ha sido la reducción de la mortalidad infantil, puesto que el mayor nivel de vida hace que ya no sea necesario tener un gran número de hijos para asegurar que sobrevivan pocos. También a este descenso contribuye el descenso de la tasa de nupcialidad, a pesar del aumento de madres solteras.
La tasa de fecundidad de España prosigue su recuperación y en 2005 alcanza su valor más elevado desde 1990: 1,34 hijos por mujer, siendo la tasa más baja la de Asturias (0,956) y la más alta Ceuta y Melilla (1,927), seguidas de Murcia (1,594). La edad media de edad de maternidad se sitúa por encima de los treinta años y el porcentaje de nacimientos fuera del matrimonio continúa creciendo: ha pasado de ser de un 2,03% en 1975 a un 26,57% en 2005.
Tema 19. La población española.
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Las mujeres de los países que se han incorporado en mayo de 2004 a la UE-25 tienen en su mayoría menor número de hijos que el resto de países de la Unión Europea, cuya media era de 1,48 hijos por mujer en 2003. Las mujeres con nacionalidad marroquí fueron las que más hijos tuvieron en 2003: el 19,7% del total de nacimientos de madre extranjera. En el año 2005 la tasa bruta de nupcialidad se situó en 4,80‰, cifra significativamente inferior al 5,38‰ registrado en 2000. Cabe destacar que, aproximadamente, en un 12% de los matrimonios, al menos uno de los cónyuges era extranjero, predominando los matrimonios de varones españoles con mujeres extranjeras (44%), sobre los de mujeres españolas con extranjeros (30%) y sobre aquellos con ambos cónyuges extranjeros (26%). Las uniones matrimoniales se dan cada vez a edades más avanzadas: 33,35 años para hombres y 30,46 años para las mujeres en el año 2005, siguiendo la misma tendencia que en la U.E., donde la media en 2003 7 era de 30 años para los varones y 27,7 para las mujeres. El país con edades más altas de matrimonio en 2003 fue Suecia: 30,5 años en el caso de las mujeres y 32,9 años en el de los hombres. En cuanto a las parejas de hecho, sólo 563.785 de los 9,5 millones de parejas censadas en España en 2001 son, lo que supone un 6% del total. Sin embargo, esta cifra se ha multiplicado por 2,5 desde 1991. Factores socioeconómicos . La industrialización y modernización económica que se produjo en España a partir de los años setenta, favoreció el descenso de la fecundidad, al permitir el acceso la mujer, de forma masiva, al mercado de trabajo. Asimismo hay que tener en cuenta el mayor acceso a los medios de control de la natalidad, las mejoras sanitarias, el aumento del nivel de vida…, todo en el marco de una vida urbanizada. El nivel de vida, parece establecer una fuerte relación inversa entre la fecundidad y el desarrollo económico. Factores socioculturales . Son los más complejos, pues indican un cambio de mentalidad en relación con la fecundidad, una reducción de la fecundidad. El progreso de la protección social hace que los hijos ya no sean considerados como seguro de vejez de los padres, sino que se aprecia su formación y bienestar, por lo que se prefiere tener menos hijos y atenderlos mejor. Además, la aspiración a mejoras materiales (adquisición de bienes de consumo y disfrute del tiempo libre) compiten con los gastos y la dedicación que requieren los hijos.
Más discutible es la influencia de la práctica religiosa, ya que en España desde la transición a la democracia (1975) ha descendido el nivel de práctica religiosa, y el comportamiento procreador de los católicos que difiere del modelo defendido por la iglesia oficial. La despenalización y difusión de los anticonceptivos; la despenalización del aborto en determinados supuestos; la creciente incorporación de las mujeres al trabajo (se pospone la fecundidad hasta consolidar su situación laboral); la preponderancia de las relaciones de pareja sobre las reproductoras y de cuidado de los hijos y el surgimiento de formas familiares distintas al matrimonio y menos prolíficas (cohabitación, hogares monoparentales de divorciados, maternidad en solitario) se han impuesto en la sociedad española actual, afectando en la disminución de la natalidad. También el mantenimiento, en muchos casos, de comportamientos sexistas en el reparto de tareas domésticas y el cuidado de los hijos incide también en la disminución de los nacimientos.
4.1.2. La mortalidad El descenso de la tasa bruta de mortalidad (TBM) es el hecho que más condiciona los cambios en la evolución del crecimiento natural o vegetativo de población. La transición demográfica se inició, como ya se ha visto, con el descenso de la tasa de mortalidad en los últimos años del siglo XIX, siendo importante desde el tercer decenio de nuestro siglo, con algunos aumentos circunstanciales, como la Guerra Civil. En este brusco descenso también ha tenido gran importancia el descenso de la tasa de mortalidad infantil (TMI), es decir, del número de niños nacidos vivos que fallecen antes de cumplir un año de edad. Entre las causas que permiten estos descenso podemos mencionar los avances médicos y sanitarios, la juventud de la estructura por edades, y porque una vez que se alcanzan niveles bajos, la caída de la tasa se sigue produciendo como consecuencia del nivel sanitario y cultural de la población, y en especial en edades jóvenes. Sin embargo, en los últimos años, se aprecia un aumento y una tendencia a estabilizarse en torno al 9‰ ya que hay una mayor cantidad de población anciana que fallece por el propio ciclo vital.
7
Datos referidos a la U.E. de los 25.
Tema 19. La población española.
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Las principales causas de mortalidad en España en la actualidad son las propias de los países desarrollados, las llamadas tres “C” (enfermedades cardiovasculares, cáncer y accidentes de carretera) Disminuye la importancia de las enfermedades infecciosas, aunque está creciendo la incidencia de la enfermedad de Alzheimer, o demencia senil, fruto del progresivo envejecimiento de la población. Las tasas de mortalidad infantil que aparecen para España reflejan el buen estado sanitario y explican los elevados índices de esperanza de vida. En 1975 la TMI era de 18,88‰, mientras que en 2005 estaba en el 3,78‰. En cuanto a la esperanza de vida al nacimiento, también ha aumentado considerablemente desde 1975, cuando era de 73,34 años de media. En 2005, la media de esperanza de vida al nacer es de 79,65 años, siendo la de los hombres y mujeres españoles de 76,5 y de 83,8 años, respectivamente, lo que sitúa a las españolas como las mujeres más longevas de la UE-25. Los españoles ocupan la segunda posición, por detrás de los suecos (77,9 años).
4.1.3. El crecimiento vegetativo o natural En función de los factores demográficos anteriores se establece el crecimiento vegetativo como diferencia entre la natalidad y la mortalidad. Al ser la contracción de la mortalidad mucho más acusada que la de la natalidad, el crecimiento vegetativo aumentó, siendo su avance inexorable desde la década de los años treinta, con un
Año 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970
Crecim. % 0,50 1,29 0,82 1,06 0,51 1,01 1,23 1,18
parón debido a la Guerra Civil. Sin embargo, en los últimos años, con el ligero aumento de la mortalidad y del descenso brusco de la natalidad el crecimiento se ha ralentizado, siendo muy apreciable a partir 1980, alcanzando su mínimo en 1990 (0,44%). A partir de estos momentos la población comienza de nuevo a crecer hasta alcanzar tasas mayores que las del siglo XX. Es fácilmente deducible la importancia de la inmigración en este fenómeno, debido a su estructura por edades y a su modelo cultural de comportamiento demográfico, a la hora de explicar las tasas de crecimiento natural positivas. Las Comunidades Autónomas con tasas de crecimiento mayores coinciden con regiones de fuerte recepción de inmigrantes adultos-jóvenes que tienen hijos en España, mientras que las zonas con poblaciones muy envejecidas e insertas en procesos de descapitalización y pérdida de tejido industrial por efecto de la reconversión industrial, son aquellas con índices de crecimiento menores.
Año
Crecim. %
1975
1,04
1980
0,75
1985
0,38
1990
0,18
1995
0,44
2000
0,92
2005
1,82
4.2. LAS ESTRUCTURAS DEMOGRÁFICAS La estructura demográfica se refiere al estudio de la población en su composición por sexo y edad. Esta se visualiza a través de la pirámide de población que permite observar la incidencia de los distintos elementos de la dinámica demográfica y permite hacer previsiones de futuro. España es un país que ha completado su proceso de transición demográfica, y su estructura por edades presenta las características propias de las sociedades desarrolladas: baja natalidad, mortalidad estacionaria en niveles bajos, baja mortalidad infantil, importante envejecimiento, y débil crecimiento. Sin embargo, la llegada de emigrantes jóvenes está cambiando en los últimos años estas tendencias, produciéndose un cierto repunte de la natalidad que redunda en un aumento del crecimiento de la población.
4.2.1. La composición por sexos Se mide mediante la tasa de masculinidad o número de hombres por cada 100 mujeres, tasa que oscila siempre por debajo de 1. Se tiene en cuenta que la relación de masculinidad cambia según las edades, ya que normalmente nacen unos 105-106 niños por cada 100 niñas, pero la mortalidad es mayor entre los
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primeros y existe en general una sobre mortalidad masculina que lleva a valores próximos al hombre por cada 2 mujeres en edades avanzadas. Estas tasas han aumentado en los últimos 30 años debido a la caída de la mortalidad infantil y la favorable oscilación de la tasa de masculinidad en el grupo de 0-14 años.
4.2.2. La estructura por edades Su estudio se establece por la evolución de los grandes grupos de edad: jóvenes, adultos y viejos (jóvenes de 0-14 años; adultos de 15 a 64 años; y viejos más de 65 años). En 2005 había un 14,20% de jóvenes, un 68,84% de adultos y un 16,96% de ancianos. Si observamos las cifras de 1940 podemos observar el importante descenso de población joven, que se ha reducido a la mitad (de 29,95% a 14,20%), debido al descenso de la natalidad; un ligero aumento de la población adulta (de 63,52% a 68,84%), y el aumento del número de viejos, que se ha duplicado (de un 6,53% a un 15,96%), debido a la disminución de la mortalidad. Esta situación abunda en el hecho de que en España se ha finalizado la transición demográfica. Las zonas con índices de natalidad más altos y esperanzas de vida más bajas están en la mitad del sur del país, mientras que la distribución de los adultos varía poco de unas Comunidades a otras. En cuanto a los ancianos, hay mayor proporción en el interior y norte peninsular, zonas con mayor peso de la actividad agraria y que en el pasado se vieron afectadas por la emigración, por lo que actualmente tienen bajas tasas de natalidad, alta esperanza de vida y un sobre-envejecimiento acusado por los retornos de los emigrantes desde 1975, siendo también zonas especialmente afectadas por la crisis industrial (Asturias).
4.2.3. Aspecto de la pirámide actual En la pirámide de población de 2005, la forma de “hucha" se acentúa por efecto de la disminución de las cohortes de niños y jóvenes hasta los 15 años, aunque en las edades más tempranas parece vislumbrarse un cambio de tendencia. En las cohortes adultas hay un saliente importante entre los que tienen ahora entre 25 y 40 años, debido tanto a los últimos coletazos del baby boom de los años sesenta como a los efectos de la inmigración, apreciable sobre todo en los tramos de edad entre 25 y 35 años de los varones, ligeramente superior a las mujeres. La incidencia de los que nacieron durante la guerra civil y los principios de la posguerra, y que tienen ya entre 65 y 70 años, es cada vez menor en la forma de la pirámide -en forma de entrante pronunciado-, ya que su efecto queda enmascarado por la mortalidad general. En los últimos tramos de edad destaca sobre todo el predominio de la población femenina. Asimismo, habrá que tener en cuenta que el constante aumento de población inmigrante (de edades adultas jóvenes y que tienen más hijos que los españoles) puede alterar sustancialmente la imagen de la pirámide de población.
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4.3. LA ESTRUCTURA SOCIOPROFESIONAL Respecto a la estructura socioprofesional, la población se relaciona directamente con la actividad que desarrolla, aunque no depende únicamente de los factores demográficos, sino también de factores económicos y sociales. La población activa la componen todas aquellas personas disponibles para la producción de bienes y servicios, diferenciándose la población activa de la ocupada; dentro de la población activa se incluyen los parados que buscan trabajo. Por tanto, se incluye no sólo la población ocupada sino también aquella otra que busca trabajo, por lo que no es preciso confundir las cifras de población activa con las de empleo, ya que estas segundas hacen referencia tan sólo al número de puestos de trabajo existentes, mientras que las primeras incluyen a todas las personas que tienen o buscan un puesto de trabajo. Las fuentes para el estudio son variadas: los censos de población, la encuesta de población activa (EPA), las estadísticas del INEM y las del Ministerio de Economía. Si nos atenemos a la forma de cálculo utilizada por el INE para hallar la tasa de actividad nos podemos encontrar con que, según interese, se hará relacionando el número de activos con la población total, con la población de 16 y más años o con la población entre 16 y 65 años. Conocer entre cuál de los tres cocientes estamos dividiendo es importante si no queremos encontrar diferencias representativas entre las cifras de un mismo año. La tasa de actividad presenta las siguientes variaciones: •
•
•
En función del sexo: la tasa de actividad masculina descendió hasta fechas recientes debido a la crisis económica y a la reconversión industrial aumentando las jubilaciones anticipadas, lo que ocasionó un paro prolongado que desanimó a muchos trabajadores que abandonaron definitivamente el mercado laboral. La tasa de actividad femenina (48,56%) es claramente menor que la masculina (69%) debido a factores como la mayor proporción de mujeres ancianas o la menor participación de la mujer en el mercado laboral. En función de la edad: las mayores tasas de actividad para los varones se dan entre los 25 y los 55 años y para las mujeres entre los 20 y los 24 años. En este último caso, la formación de familias lleva a muchas mujeres a abandonar el trabajo, dada la insuficiencia de empleos a tiempo parcial. En función del territorio: las tasas de actividad son altas en las zonas de mayor dinamismo económico y antes y ahora reciben inmigrantes; la costa mediterránea y ambos archipiélagos, el País Vasco, Cataluña y Madrid. También destacan las zonas donde la participación femenina en el sector agrario es importante (Galicia). Las tasas son más bajas donde hay abundancia de población joven (Andalucía), importante envejecimiento (interior peninsular) o muy afectadas por la crisis industrial (Asturias y Cantabria)
Así la población activa está cada vez más esencialmente formada por personas con edades comprendidas entre 20 y 60 años. En las mujeres se observa el llamado ciclo del trabajo femenino: se incorporan en los primeros años a la actividad, para abandonarla al tener hijos, y reincorporarse una vez éstos tienen una edad que no exige cuidados tan intensivos. El fenómeno del paro es claramente selectivo, siendo los colectivos sociales más débiles los que sufren primeramente sus efectos, como es el caso de las mujeres o los hombres de edades superiores a los 45 ó 50 años. A finales de 2006 la tasa de paro según el INE era del 8,30%, siendo la de los hombres del 6,06% y la de las mujeres del 11,36%. En relación con la edad son los grupos más jóvenes de ambos sexos los más desempleados, con un alto porcentaje (31,13%) de jóvenes que buscan su primer empleo: las tasas de paro son del 25,22% para los hombres y un 38,81% para las mujeres. En el grupo de edad adulta, de 25 a 55 años, la incidencia del paro es menor (un total del 7,53%) aunque con una gran diferencia entre hombres (5,22%) y mujeres (10,17%). Las diferencias en los tramos de edad siguientes se matizan, debido sobre todo a que la población femenina es básicamente pasiva, con lo que no figura a efectos de estadísticas de paro. Tan importantes como las modificaciones sufridas por las tasas de actividad y paro han sido producidas en la estructura sectorial de la población activa como consecuencia de las profundas transformaciones del sistema productivo español. Los datos a partir de 2001, reflejan una situación de cambio. El sector primario es bajo, y es previsible que continúe su descenso, el sector secundario ha aumentado muy ligeramente, y el sector terciario se ha beneficiado de la pérdida de efectivos de los otros dos sectores, produciéndose la terciarización de la industria y la industrialización de los servicios.
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Si se tiene en cuenta que la tasa de asalariados está en estrecha relación con el nivel de desarrollo de un país y con el modelo de desarrollo económico adoptado, parece evidente que la sociedad española se ha convertido en una sociedad típicamente capitalista y desarrollada donde una organización empresarial adecuada repercute en la disminución de la población activa independiente y el crecimiento del personal dependiente.
4.4. PROCESOS MIGRATORIOS Las migraciones, tanto las internacionales como las interiores han sido uno de los factores más influyentes, desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días, en la situación actual de la población española. Las primeras aliviaron el desequilibrio entre población y recursos y contribuyeron a impulsar el desarrollo económico. Las segundas, por su intensidad y repercusiones han sido las responsables de la dispar distribución de la población, y de las desiguales estructuras y comportamiento demográficos entre las diferentes regiones españolas.
4.4.1. Migraciones interiores Los movimientos migratorios interiores se producen dentro de un país y son de especial importancia a la hora de explicar la distribución de la población en el territorio y las tendencias de los movimientos naturales. Se pueden clasificar en: •
•
•
Migraciones temporales o estacionales: trashumancia, jornaleros agrícolas, gente profesional que por su trabajo tiene que desplazarse durante un tiempo a otra zona. Migraciones definitivas o de larga duración: éxodo rural, migraciones interurbanas, migraciones interrurales y migración suburbana. Movimientos habituales: movimientos pendulares, que están motivados por el trabajo; y movimientos habituales que están ligados al ocio.
Desde tiempos ancestrales en España las migraciones interiores temporales han tenido gran importancia al ser un país eminentemente agrícola, por lo que los movimientos migratorios temporales eran algo tradicional. Estas migraciones eran las que se daban principalmente en función de las tres cosechas agrícolas: siega y trilla del trigo, vendimia y recolección de aceituna. La primera era la que más población migratoria producía, integrada generalmente por la población periférica: gallegos, andaluces, murcianos, valencianos que se trasladaban a los campos extremeños y castellanos. A principios del siglo XIX se empiezan a reducir estas migraciones debido a que o bien aparecen formas económicas diferentes o que el producto que era causa de la emigración desaparece, como sucedió con el carbón. De finales del XIX hasta 1900 aumenta el éxodo rural, los campos se quedan vacíos debido a un excedente de mano de obra dirigiéndose hacia las ciudades industrializadas A partir de este momento, tanto por sus características como por el volumen de población a los que afectaron, en España se pueden distinguir varias etapas: •
•
•
Hasta la Guerra Civil . La incorporación tardía de España a la revolución industrial provocó que la emigración del medio rural hacia las ciudades, que se estaba produciendo en otros países industrializados de Europa, no comenzara a darse de forma intensa hasta finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Las ciudades más industrializadas (Barcelona, Bilbao y Madrid) se convirtieron en el principal foco de atracción de una población rural. En el campo español, la agricultura tradicional no podía absorber los excedentes de población, que abandonaban el campo para instalarse en las principales ciudades. Desde el fin de la Guerra Civil hasta la década de los cincuenta . A partir de la Guerra Civil, cuando la industrialización y la urbanización era ya una realidad, muchas personas decidieron abandonar de forma definitiva sus pueblos para vivir en las grandes ciudades, que les podían proporcionar una mayor calidad de vida y un puesto de trabajo. Durante este período, los movimientos de población fueron constantes, pero sin alcanzar el volumen al que llegarían a partir de los años sesenta. Década de los sesenta y principios de los setenta . Las ciudades inician una época de modernización económica hacia 1964, en que las estadísticas recogen la cifra más alta de emigración interior, casi medio millón de personas. La población ocupada en la industria sobrepasó por primera vez a la que trabajaba en el sector primario. Al mismo tiempo, se produjo un fuerte proceso de urbanización y tuvo
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lugar el mayor éxodo rural de la historia de España, que fue responsable del vacío demográfico de muchas provincias y regiones. Décadas de los ochenta y noventa . A partir de 1973 (crisis del petróleo) disminuye la intensidad del éxodo rural. La economía española entró en una fase de terciarización y comenzó una ralentización del éxodo rural, que en los noventa dejó de ser significativo. Algunos inmigrantes volvieron a su lugar de origen de forma que regiones como Cataluña o el País Vasco tendrán un saldo migratorio negativo mientras que Andalucía, Canarias, Comunidad Valenciana y Murcia lo tendrán positivo, motivado principalmente por el aumento del paro. La falta de expectativas de empleo en las ciudades, y el progresivo envejecimiento de la población en el campo español, son los principales motivos del descenso de los movimientos interiores Los movimientos de población que se producen en este período son dos: uno es el de los que se dirigen a las provincias litorales y las islas, que ofrecen oportunidades de empleo en el sector turístico; el otro, el retorno de las personas que llegaron a las ciudades en los años sesenta y vuelven a su localidad tras la jubilación. Desde 1986 hasta 1993 se va a producir un movimiento intraprovincial (dentro de la propia provincia) es un movimiento ocasionado sobre todo por profesionales cualificados a causa de su trabajo.
•
Primeros años del siglo XXI . Actualmente se desarrolla una emigración suburbana desde el centro hacia la periferia de las ciudades, que en ciudades grandes como Madrid y Barcelona han provocado movimientos tan importantes que se han tenido que realizar importantísimas inversiones en infraestructuras en la red de comunicaciones (carretera, tren, metro) para el traslado diario de miles de personas que viven en las afueras y trabajan en el centro.
4.4.2. Migraciones exteriores Corriente migratoria ultramarina
El importante aumento de población y la falta de trabajo en España fueron los motivos principales que obligaron a muchos españoles a emigrar en el siglo XIX y la primera mitad del XX. Esta emigración no fue constante, sino que vino determinada por la situación económica española: cuando era favorable, se aminoraba el flujo migratorio; y en los momentos de crisis, aumentaba el número de emigrantes que partían al exterior. Los atractivos económicos que tenía la región en este período y la proximidad cultural y lingüística, fueron motivos suficientes para convertir a Iberoamérica en el principal foco de atracción de emigrantes españoles. Territorialmente estos movimientos tienen dos coordenadas: •
•
Los principales países de recepción fueron Argentina, Cuba, Venezuela, Brasil y México. Los principales centros de donde salía la población fueron las provincias costeras, destacando las del norte, sobre todo Galicia y Asturias, y en el sur, las Islas Canarias.
A comienzos del siglo XX se superan los 150.000 emigrantes anuales. Más tarde pararía el movimiento debido a las crisis del 29, la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial y las crisis políticas que sufrieron América del sur hasta 1950 y 1955, en las que no volverán a tener importancia la corriente emigratoria. También África recibió emigrantes españoles sobre todo en el siglo XIX manteniéndose el movimiento hasta 1936. El país receptor fue, sobre todo, Argelia, hasta entonces colonia francesa, y también Marruecos. A Argelia
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llegaban sobre todo gentes agricultoras mediterráneas, a los que se les empleaba en los trabajos peor pagados y en la agricultura. Al finalizar la Guerra Civil fueron 300.000 personas las que se exiliaron fuera de España por razones políticas dirigiéndose hacia Francia y una menor parte a Rusia y México. La emigración a Europa. Segunda mitad del siglo XX.
A finales de los sesenta, comienza una corriente migratoria hacia países fuertemente industrializados como Francia, Alemania occidental, Suiza, Holanda y Bélgica, que pasaron a sustituir a Iberoamérica como principal destino de los emigrantes. Debido a las malas condiciones económicas españolas durante estos años y a que en estos países se necesitaba mano de obra no especializada, una gran cantidad de españoles emigraron hacia estos países y trabajaron como peones en la industria. Estas naciones necesitaban mano de obra por dos causas: el crecimiento económico que estaban experimentando, y la merma de su población, tras la Segunda Guerra Mundial. Esta emigración afecta a casi un millón de españoles, más de la tercera parte se asentó en Francia y algo más de la cuarta parte en la RFA. Hacia 1965 empieza a disminuir el flujo de salidas aumentando la corriente de retorno; pero la vuelta a la crisis en España a fines de los sesenta reactiva algo el proceso de emigración hacia Europa, si bien nunca volvió a alcanzar los niveles de finales de los cincuenta y principios de los sesenta. Las zonas de las que salió más población fueron Galicia, Andalucía, Extremadura, Castilla-León y Castilla la Mancha. Los emigrantes que salían de España eran jóvenes, en su mayoría hombres, que trabajaban sobre todo en la agricultura, industria y en la construcción. Cubrían los puestos mal pagados y peligrosos, no se integraban en la sociedad de los países receptores y cuando no se les necesitó se les expulsó. Pero en España los emigrantes formaron parte del boom económico, y junto con el turismo que comenzó a crecer en los sesenta, permitió equilibrar la balanza de pagos. España recibió de los emigrantes un paquete de divisas que ascendería a los 750.000 millones de pesetas. Movimientos migratorios en la actualidad.
En la actualidad, España tiene un saldo migratorio positivo. Aunque todavía muchos españoles emigran, las características de estas migraciones son muy diferentes de las que se produjeron en épocas anteriores. Aún así, siguen yendo temporeros españoles a la vendimia francesa8. Pero, generalmente, los emigrantes españoles ocupan puestos de trabajo que exigen una mayor cualificación profesional o bien cambian su residencia por motivos de estudios. En los últimos tiempos, algunos emigran temporalmente para desarrollar proyectos de cooperación en el ámbito de las ONG. En el siguiente cuadro se puede ver una comparación entre las consecuencias de las migraciones interiores y exteriores:
8
En agosto de 2000 unos 700 temporeros de la Región de Murcia se trasladaron a Francia para la campaña de la vendimia
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4.4.3. Inmigración hacia España España ha pasado de ser un país generador de refugiados y emigrantes a ser un país receptor tanto de asilados y refugiados como de emigrantes económicos. En 2005 representaban el 8,4% de la población. España tiene reconocido el derecho de asilo por la Constitución, lo que reconoce la autorización de residencia y de permiso de trabajo para los asilados, mientras que los refugiados tienen que solicitar permiso de trabajo y de residencia una vez instalados en el país. A fin de regular y contratar los flujos migratorios y así como eliminar las entradas irregulares, España ha reformado las normativas sobre la inmigración y los procedimientos en materia de exilio y asilo. La Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, con su última modificación realizada por la Ley Orgánica 14/2003 de 20 Noviembre (reforma de las Leyes de Extranjería, Régimen Local, Procedimiento Administrativo Común y Competencia Desleal) regula la entrada y las modalidades de presencia en España de los extranjeros:
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de estancia con un máximo de 90 días, y de residencia, que requiere un permiso que exige, entre otros requisitos, disponer de medios suficientes para subsistir durante el tiempo que se solicita.
Esta ley establece también los derechos y libertades de los extranjeros, tales como la residencia, circulación, reunión, participación pública, afiliación sindical y profesional; regula el trabajo del extranjero, que requiere el permiso de residencia y de trabajo y establece sanciones como la expulsión de los inmigrantes ilegales en 48 horas Los europeos son parte importante de nuestros residentes (16,53% de ciudadanos de la U.E. y 19,67% del resto de Europa, en 2005) que provienen de los países comunitarios, atraídos por la climatología, como ingleses, alemanes y franceses, o para buscar un mejor futuro como ucranianos, rusos, bielorrusos… En general, la inmigración extranjera en España está dentro de la tendencia emigratoria de los países subdesarrollados a los desarrollados, a causa de la pobreza y del crecimiento demográfico de los países del sur lo que produce el aumento de las gentes sin trabajo. La procedencia de inmigrantes va cambiando, y así en los años setenta predominaban los iberoamericanos que huían de la inestabilidad política debido a los regímenes dictatoriales; en los ochenta los asiáticos sobre todo los que venían de Irán y de Irak, y a partir de los noventa predominan los de la Europa oriental así como norteafricanos e iberoamericanos, como se puede ver en la tabla adjunta. Pero existen también muchos inmigrantes que entran en España en una situación ilegal, constituyendo un colectivo más difícil de cuantificar. Son todos aquellos que proceden del Magreb o del África subsahariana, entran en el país en pateras, tratando de vivir y trabajar en permiso ni de residencia ni de trabajo, y no aparecen censados en ninguna parte. Las dimensiones que este problema plantea a España son tanto de aspecto político, como económico o humano. La llegada de extranjeros ha contribuido a aumentar la población, de tal forma que en 2005 vivían en España 3.730.610 extranjeros empadronados en España: el 9,96% del total de habitantes. Más de la mitad proceden de América Central y del Sur (39,90%) y de la UE-25 (22,42%). Los ecuatorianos son la nacionalidad extranjera más numerosa en España (12,87%), seguida de los marroquíes (12,57%). Entre los extranjeros hay más hombres (1.992.034; 53%) que mujeres (1.738.576; 47%), aunque existen diferencias significativas según la procedencia. La población extranjera es básicamente masculina en el caso de los marroquíes e italianos, y femenina en la procedente de Ecuador, Colombia o Perú. En general en las provincias de la costa mediterránea, los archipiélagos y el centro de la península son las zonas en las que existe mayor concentración, siendo las comunidades que más emigrantes reciben Cataluña, Madrid y Andalucía. Igualmente, las que tienen mayor población emigrante instalada son Cataluña, Madrid, Valencia y Andalucía, y las que menos, Cantabria, Extremadura, Asturias y La Rioja.
4.5. DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN En cuanto a la distribución del crecimiento por Comunidades Autónomas, más del 50% del total de la población se concentra en Andalucía, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana. El máximo aumento se ha producido en zonas con agricultura altamente productiva o potente sector turístico.
Tema 19. La población española.
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La distribución de población según los datos del INE en 2006 de cuadro adjunto, Andalucía es la Comunidad Autónoma con más población, seguida de Cataluña y Madrid. En el mapa correspondiente al 2005 podemos observar las diferentes densidades de población respecto al territorio en el que se asientan, sin que las variaciones en 2006 hayan sido significativas. Población por CCAA Andalucía
Varones
Mujeres
Total
3.958.565
4.017.107
7.975.672
Aragón
636.659
640.812
1.277.471
Asturias
516.347
560.549
1.076.896
Baleares
501.899
499.163
1.001.062
Canarias
1.001.394
994.439
1.995.833
277.869
290.222
568.091
1.247.158
1.275.862
2.523.020
970.867
961.394
1.932.261
Cataluña
3.543.706
3.590.991
7.134.697
Valencia
2.394.307
2.412.601
4.806.908
540.352
546.021
1.086.373
Galicia
1.333.797
1.433.727
2.767.524
Madrid
2.908.654
3.099.529
6.008.183
Murcia
697.027
673.279
1.370.306
Navarra
300.917
300.957
601.874
1.043.849
1.089.835
2.133.684
154.556
151.821
306.377
Ceuta
38.581
37.280
75.861
Melilla
33.962
32.909
66.871
Cantabria Castilla y León Castilla - La Mancha
Extremadura
País Vasco La Rioja
Total
22.100.466 22.608.498 44.708.964
En general, el censo recoge que la población disminuye en los municipios más pequeños. Las poblaciones que más han crecido son ciudades residenciales o dormitorio como Fuenlabrada en Madrid, Dos Hermanas en Sevilla o Torrevieja en Alicante. En 1900, el 27% de la población española vivía en pueblos de menos de 2000 habitantes y ahora ese porcentaje apenas pasa del 7%; parece claro hacia dónde se ha desplazado esa población: a las ciudades y, sobre todo, a los municipios entre 100.000 y 500.000 habitantes. En 1900, los núcleos urbanos de ese tamaño alojaban al 3% de la población española y ahora alojan al 24% del total. Los grandes núcleos urbanos (los de más de 500.000 habitantes) también han crecido, pero esa tendencia se ha empezado a invertir debido a la estructuración de la red urbana. En 1900, las ciudades de gran dimensión sumaban aproximadamente un millón de habitantes, mientras que en 1981 llegaban casi a los 7,5 millones. A partir de esa fecha empezaron a perder población lentamente debido a los altos precios de las viviendas y la incomodidad de la vida diaria en las grandes urbes, lo que explica la tendencia a trasladarse a las zonas circundantes a vivir. De las seis ciudades con más de 500.000 habitantes en 2005 (Madrid, 3.128.600; Barcelona, 1.605.602; Valencia, 805.304; Sevilla, 704.414; Zaragoza, 649.181, y Málaga, 560.631) en las tres primeras, las de mayor tamaño, la población está decreciendo, siendo una constante la tendencia al abandono de la cuidad central en beneficio de los municipios del área metropolitana. Madrid es un buen ejemplo: en los últimos veinte años ha reducido su población, a costa del aumento del censo de sus ciudades dormitorio. Madrid es la comunidad con mayor densidad de población (743,47 hab/km 2) seguida de País Vasco, Cataluña y Las Palmas, con más de 500 hab/km2. En el extremo opuesto están Castilla-La Mancha con 23 hab/km2, Castilla y León, Extremadura y Aragón (excepto Zaragoza) con cifras entre 21 y 26 hab/km 2. A nivel provincial, la provincia con menor densidad de población es Soria con 9 hab/km2. Algunas provincias atraviesan una crisis demográfica por el aislamiento, al quedar fuera de los grandes ejes de comunicación, como Cuenca, Teruel, Soria, Lugo y Orense. Además de los contrastes entre regiones, también los hay muy fuertes dentro de ellas, como sucede con Zaragoza frente a Teruel y Huesca, que reúne el 70% de la población de la comunidad, o Barcelona, donde se encuentran el 75% de los catalanes. Datos parecidos resultan de comparar La Coruña-Pontevedra con el total de Galicia. Vizcaya tiene al 55% de los vascos. Castellón solo tiene el 10% de toda la población valenciana, Guadalajara-
Tema 19. La población española.
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Cuenca representan un quinto de Castilla-La Mancha. Sin bien en Castilla-León se distribuye mejor su población, en Soria-Ávila-Segovia-Palencia no logran alcanzar la cuarta parte de la población de la comunidad. En Andalucía, Sevilla tiene cuatro veces más población que su vecina Huelva.
5. PREVISIONES PARA LA POBLACIÓN ESPAÑOLA La población española, según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), alcanzará los 53,14 millones de personas en 2050, en una clara tendencia creciente, que llevará a que en 2010 haya 45,6 millones de españoles y en 2025 se hayan superado los 50 millones. Sin embargo, a partir de la mitad del siglo XXI se espera un cambio de tendencia en la población, que comenzaría a disminuir, hasta situarse en el año 2070, en algo más de 51 millones. Por grupos de edades, la población de 65 o más años prácticamente duplicará su peso relativo sobre el total de la población al pasar del 16,96% del total en el año 2005 al 30,85% en el año 2050. En el año 2070 este grupo de edad supondrá el 28,37% del total de la población. Por su parte, el porcentaje de población de cero a 15 años se reducirá del 14,20% del año 2005 al 13,86% en el año 2070 y el porcentaje de población de 16 a 64 años pasará del 68,84% al 57,77% entre los años 2005 y 2070. El crecimiento demográfico español se deberá, según el INE, fundamentalmente a la aportación de la inmigración, tanto la que siga afluyendo al país como por los hijos que tengan los emigrantes en España.
5.1. EVOLUCIÓN DE LOS FACTORES DEL CRECIMIENTO VEGETATIVO Así, mientras en 2005 nacieron 466.371 niños (240.201 varones y 226.170 mujeres) fueron de madre o padre extranjero (un 15,07%), con una tasa de 1,346 niños por esperan 417.767 nacimientos (224.778 varones y 210.989 mujeres) con una tasa mantendrá hasta 2070. Este incremento de los nacimientos se deberá principalmente inmigración.
de los que 71.259 mujer, en 2050 se de 1,526, que se a los efectos de la
Respecto a la proyección del número medio de hijos por mujer y de la edad media a la maternidad se espera una tendencia creciente del número de hijos por mujer, que alcanza 1,526 en 2050. Sin embargo, como las cifras de nacimientos dependen de ese número de hijos por mujer y de la población femenina en edad fértil existente en cada fecha, su volumen varía anualmente aunque el indicador sea constante a partir del año 2030. Por otro lado, aunque la edad media a la maternidad continúa creciendo, cabe esperar que su ritmo se ralentice debido a la influencia de la maternidad más joven de las mujeres de nacionalidad extranjera y a los topes que marca la biología. Por otro lado, la esperanza de vida al nacimiento de los varones crece desde los 77,2 años de 2005 hasta los 80,88 años de 2030, mientras que en las mujeres aumenta de 83,7 de 2005 a 86,91 años en 2030. Como resultado de esta evolución, la diferencia de esperanza de vida entre ambos sexos se reduce de 6,5 años en 2005 a 6,02 años en 2030. En cuanto a la mortalidad, es difícil que se produzcan grandes variaciones con el paso del tiempo, salvo un cierto incremento debido al importante porcentaje de población anciana, que fallecerá debido a la propia dinámica vital, produciéndose una cierta regresión a la media.
5.2. INFLUENCIA DE LA MIGRACIÓN En lo que se refiere a la migración, no es posible elaborar una hipótesis sobre la evolución futura de los flujos de inmigrantes que tenga carácter de previsión, ni siquiera a medio plazo, dados los factores tan variados y cambiantes que influyen en este fenómeno. Por ello, se ha hecho un supuesto de evolución acorde con la tendencia anterior para los primeros nueve años, manteniéndose constante un total de casi 250.000 entradas de extranjeros a partir del año 2010. En el caso de las entradas de nacionalidad española, se mantienen en torno a 35.000 en esos años, esperando una disminución de las mismas en el futuro hasta alcanzar 10.000 en el año 2060. A partir de este año, las cifras alcanzadas se mantienen constantes. El descenso de la oferta de nuevos activos laborales es inevitable pues cada año entran en edad laboral contingentes cada vez menores. Este es un viejo problema que ha tenido siempre una solución: la inmigración. Las sociedades expansivas, no sólo devienen maltusianas, sino que hacen lo imposible para que los hijos escalen en la pirámide social. El hijo del inmigrado, rara vez ocupará un lugar sociolaboral
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semejante al que ocupó su padre al llegar y, por eso, la inmigración es indispensable en aquellas sociedades que van a más. En consecuencia, España, al igual que la U.E., tienen y tendrán la inmigración que necesiten en proporción a su desarrollo, no a las políticas migratorias, que siempre han fracasado. No obstante, ahora los países de origen están cada vez más lejos y son menos afines, lo que hace más complejo el proceso de adaptación de los recién llegados. La inmigración exterior es relativamente reducida en número y expansión territorial en relación con la de otros países de nuestro entorno, y sin inmigración relevante, el futuro de la población española es el del estancamiento numérico y el envejecimiento. Sin embargo, las tendencias de los últimos años que muestran un lento pero sostenido crecimiento parecen alejar al fantasma del estancamiento, si bien aún habrá que esperar un tiempo a que se confirmen.
5.3. INFLUENCIA DE OTROS FACTORES A escala territorial, el retroceso de la población rural se irá agudizando por simple defunción de los pocos habitantes que han aguantado en pueblos y aldeas. También el corazón de las grandes ciudades acentuará su proceso de vaciado. El efecto del aumento de la inmigración hará que la población española, como la de muchos otros países europeos, tienda a la pluralidad étnica. El desarrollo ha provocado que la población española no demande los puestos de trabajo poco cualificados y, como sucedía antes a escala de ciudad y campo, estos puestos ahora serán ocupados por gentes de fuera, que cada vez de más lejos y son cada vez más diferentes en sus valores, costumbres, religión… Que estas gentes, tan necesarias, se incorporen y convivan en paz con los autóctonos es el gran reto del tercer milenio.
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ANEXOS
1. TABLA DE LA EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN ESPAÑA EN VALORES ABSOLUTOS. Año
Años entre censos
1594 1769 1787 1797 1833 1846 1857 1877 1887 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1981 1991 2001 2006
175 18 10 36 13 11 20 10 13 10 10 10 10 10 10 10 11 10 10 5
Población por CCAA
Población
8.206.791 9.159.999 10.268.150 10.541.221 12.286.941 12.162.872 15.464.340 16.622.175 17.549.608 18.616.630 19.990.669 21.388.551 23.677.095 26.014.278 28.117.873 30.582.936 33.956.047 37.742.561 39.433.942 40.499.791 44.708.964 Varones
Incremento
953.208 1.108.151 273.071 1.745.720 -124.069 3.301.468 1.157.835 927.433 1.067.022 1.374.039 1.397.882 2.288.544 2.337.183 2.103.595 2.465.063 3.373.111 3.786.514 1.691.381 1.065.849 4.209.173 Mujeres
Andalucía 3.958.565 4.017.107 Aragón 636.659 640.812 Asturias (Principado de) 516.347 560.549 Baleares (Islas) 501.899 499.163 Canarias 1.001.394 994.439 Cantabria 277.869 290.222 Castilla y León 1.247.158 1.275.862 Castilla - La Mancha 970.867 961.394 Cataluña 3.543.706 3.590.991 Comunidad Valenciana 2.394.307 2.412.601 Extremadura 540.352 546.021 Galicia 1.333.797 1.433.727 Madrid (Comunidad de) 2.908.654 3.099.529 Murcia (Región de) 697.027 673.279 Navarra (Comunidad Foral de) 300.917 300.957 País Vasco 1.043.849 1.089.835 Rioja (La) 154.556 151.821 Ciudad autónoma de Ceuta 38.581 37.280 Ciudad autónoma de Melilla 33.962 32.909 Total 22.100.466 22.608.498
Tema 19. La población española.
% incremento
11,61 12,10 2,66 16,56 -1,01 27,14 7,49 5,58 6,08 7,38 6,99 10,70 9,87 8,09 8,77 11,03 11,15 4,48 2,70 10,39
Ambos sexos
7.975.672 1.277.471 1.076.896 1.001.062 1.995.833 568.091 2.523.020 1.932.261 7.134.697 4.806.908 1.086.373 2.767.524 6.008.183 1.370.306 601.874 2.133.684 306.377 75.861 66.871 44.708.964
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2. TABLA CON LA EVOLUCIÓN DE LOS INDICADORES DEMOGRÁFICOS BÁSICOS DESDE 1900. Año
TBN
TBM
TMI
Crecimiento
Esperanza de vida
Hijos por mujer
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005
35,80 34,50 29,80 29,20 21,60 21,40 21,50 20,30 18,76 15,22 11,88 10,33 9,23 9,88 10,75
29,00 21,60 23,40 17,90 17,90 11,50 9,20 8,50 8,36 7,71 8,13 8,57 8,79 8,95 8,93
180,00 158,90 148,30 127,80 125,70 80,70 51,70 34,10 18,88 12,34 8,92 7,60 5,49 4,38 3,78
0,50 1,29 0,82 1,06 0,51 1,01 1,23 1,18 10,40 7,51 3,74 1,76 0,44 0,92 1,82
34,76 41,73 41,15 49,97 50,10 62,10 69,85 72,36 73,34 75,62 76,52 76,94 78,03 78,71 79,65
4,700
2,803 2,215 1,642 1,362 1,173 1,234 1,346
Edad primera maternidad
28,80 28,20 28,45 28,86 29,96 30,72 30,90
3. TABLA DE ESTRUCTURA POR EDAD
Tema 19. La población española.
Año
0-14
15-64
65 y más
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1981 1991 1996 2001 2005
33,52% 33,97% 32,33% 31,67% 29,95% 26,23% 27,40% 27,79% 25,70% 19,44% 16,04% 14,56% 14,20%
61,28% 60,50% 61,97% 62,23% 63,52% 66,54% 64,38% 62,54% 63,05% 66,74% 68,34% 68,55% 68,84
5,20% 5,53% 5,71% 6,10% 6,53% 7,23% 8,22% 9,67% 11,24% 13,82% 15,62% 16,89% 16,96
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4. PIRÁMIDES DE POBLACIÓN 1900 Y 1940.
Tema 19. La población española.
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5. TABLAS DE INMIGRACIÓN Inmigrantes residentes en España en 2005 Varones Países europeos Unión Europea (25) Países africanos Países americanos América del Norte Países asiáticos Oceanía Total
731.821 432.623 460.569 689.201
Mujeres
Total
Dif.V - M
668.236 1.400.057 403.275 835.898 202.587 663.156 799.479 1.488.680
% varones
% mujeres
% del total
63.585 29.348 257.982 -110.278
52 52 69 46
48 48 31 54
37,53 22,41 17,78 39,90
22.127
24.980
47.107
-2.853
47
53
1,26
109.137 1.306
67.153 1.121
176.290 2.427
41.984 185
62 54
38 46
4,73 0,07
1.992.034 1.738.576 3.730.610
253.458
53
47
100,00
Distribución por CC.AA. Andalucía Aragón Asturias (Principado de) Baleares (Islas) Canarias Cantabria Castilla y León Castilla-La Mancha Cataluña Comunidad Valenciana Extremadura Galicia Madrid (Comunidad de) Murcia (Región de) Navarra (Comunidad Foral de) País Vasco Rioja (La) Ceuta Melilla Total
Tema 19. La población española.
Total Extranjeros
420.207 96.848 26.797 156.270 222.260 20.547 91.318 115.223 798.904 581.985 25.341 69.363 780.752 165.016 49.882 72.894 31.075 3.037 2.891 3.730.610
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OPOSICIONES SECUNDARIA
Geografía e Historia
ÍNDICE 1.
Introducción .........................................................................................................504 1.1. Fuentes demográficas...........................................................................................504 1.2. La población ......................................................................................................505 2. Evolución de la población en época preestadística ..........................................................505 2.1. Prehistoria ........................................................................................................505 2.2. Roma y los visigodos ............................................................................................506 2.3. La Edad Media: Islam y reconquista repoblación ..........................................................506 2.4. La Edad Moderna.................................................................................................507 2.5. Las minorías ......................................................................................................508 2.6. Primera mitad del siglo XIX ....................................................................................508 3. Comportamiento demográfico tras el primer censo de 1857 hasta el año 2000 ........................509 3.1. Etapa pretransicional (1857-1900)............................................................................509 3.2. Etapa de transición I (1900-1940) ............................................................................510 3.3. Etapa de transición 2 (1940-1970)............................................................................510 3.4. Etapa postransicional (a partir de 1970) ....................................................................511 4. El comportamiento actual demográfico de españa ..........................................................512 4.1. Los movimientos naturales.....................................................................................512 4.1.1. La natalidad .................................................................................................512 4.1.2. La mortalidad ...............................................................................................513 4.1.3. El crecimiento vegetativo o natural ....................................................................514 4.2. Las estructuras demográficas .................................................................................514 4.2.1. La composición por sexos .................................................................................514 4.2.2. La estructura por edades .................................................................................515 4.2.3. Aspecto de la pirámide actual ...........................................................................515 4.3. La estructura socioprofesional ................................................................................516 4.4. Procesos migratorios ............................................................................................517 4.4.1. Migraciones interiores .....................................................................................517 4.4.2. Migraciones exteriores ....................................................................................518 4.4.3. Inmigración hacia España .................................................................................520 4.5. Distribución de la población ...................................................................................521 5. Previsiones para la población española ........................................................................523 5.1. Evolución de los factores del crecimiento vegetativo ....................................................523 5.2. Influencia de la migración .....................................................................................523 5.3. influencia de otros factores ...................................................................................524 1. Tabla de la evolución de la población en España en valores absolutos...................................525 2. Tabla con la evolución de los indicadores demográficos básicos desde 1900. ..........................526 3. Tabla de estructura por edad ....................................................................................526 4. Pirámides de población 1900 y 1940. ...........................................................................527 5. Tablas de inmigración .............................................................................................528
Tema 19. La población española.
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