Historias de la Psicología en América del Sur Diálogos y perspectivas
Gonzalo Salas (Editor)
Historias de la Psicología en América del Sur Diálogos y perspectivas Gonzalo Salas (Editor) Nueva Mirada Ediciones La Serena, Chile, Agosto 2014 ISBN 978-956-353-966-0 Diseño de portada e interiores: Fabián Flores Bernales
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ÍNDICE
PRÓLOGO Helio Carpintero, R. Academia de Ciencias Morales y Políticas
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INTRODUCCIÓN Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule
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HISTORIAS DE LA PSICOLOGIA EN AMÉRICA DEL SUR (Parte 1) Capítulo 1 Historia de la Psicología en Argentina: Un recorrido a través de las instituciones (1900-1957) Lucia Rossi y Magali Jardon, Universidad de Buenos Aires
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Capítulo 2 Desarrollo de la psicología en Bolivia: Formación, investigación y asociación Marion Schulmeyer, Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra
41
Capítulo 3 Una breve historia de la psicología en Brasil Ana Jacó-Vilela, Universidade do Estado do Rio de Janeiro
65
Capítulo 4 De la Guajira al río Amazonas. Desarrollo histórico de la psicología en Colombia Rubén Ardila, Universidad Nacional de Colombia
85
Capítulo 5 Pasado y Presente de la Psicología Científica en Chile: Profesionalización, instituciones y divulgación científica Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule
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Capítulo 6 La psicología en Ecuador. Pasado y presente Lucio Balarezo y Mayra Velástegui, Sociedad Ecuatoriana de Asesoramiento y Psicoterapia Integrativa
122
Capítulo 7 Eventos y protagonistas centrales para la historia de la psicología en el Paraguay José Emilio García, Universidad Católica de Asunción
142
Capítulo 8 Historia y actualidad en la psicología peruana Walter Arias, Universidad Católica San Pablo, Arequipa
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Capítulo 9 La psicología en el Uruguay y sus historias: perspectivas, narrativas y enfoques críticos Jorge Chávez y Paribanú Freitas, Universidad de la República
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OTRAS HISTORIAS DE LA PSICOLOGÍA (Parte 2) Capítulo 10 Informes norteamericanos sobre la Psicología en América del Sur anteriores a 1950 Hugo Klappenbach, Universidad Nacional de San Luis, CONICET
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Capítulo 11 Mujeres, psicólogas y psicoanalistas en Chile y Argentina: historias que marcaron diferencias María Inés Winkler, Universidad de Santiago María Isabel Reyes, Universidad Santo Tomás
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Capítulo 12 Esperanzas y frustraciones: Walter Blumenfeld y su correspondencia con Enrique Mouchet y Francisco Romero Ramón León, Universidad Ricardo Palma
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Capítulo 13 La psicología de los menores en América del Sur: Historia del movimiento estudiantil y escenarios futuros Miguel Gallegos, Universidad Nacional de Rosario (UNR-CONICET)
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Capítulo14 Una historia reciente: Los Congresos Latinoamericanos de Estudiantes de Psicología (2007-2013) Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule Johnattan Ayala, Universidad del Cono Sur de las Américas Christian Jibaja, Universidad del Pacífico Fernando Nazaret, Universidad Nacional de San Luis
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COLABORADORES RUBÉN ARDILA, Universidad Nacional de Colombia, Colombia.
PARIBANÚ FREITAS, Universidad de La República, Uruguay.
LUCIA ROSSI, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
HUGO KLAPPENBACH, Universidad Nacional de San Luis y CONICET, Argentina.
MAGALI JARDÓN, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
MARÍA INÉS WINKLER, Universidad de Santiago de Chile.
MARION SCHULMEYER, Universidad Privada de Santa Cruz de La Sierra, Bolivia. ANA JACÓ-VILELA, Universidad Estatal do Rio do Janeiro, Brasil. LUCIO BALAREZO, SEAPSI, Ecuador. MAYRA VELÁSTEGUI, SEAPSI, Ecuador. JOSÉ EMILIO GARCÍA, Universidad Católica de Asunción, Paraguay. WALTER ARIAS, Universidad Católica de San Pablo, Perú. JORGE CHÁVEZ, Universidad de La República, Uruguay.
MARÍA ISABEL REYES, Universidad Santo Tomás, Chile. RAMÓN LEÓN, Universidad Ricardo Palma, Perú. MIGUEL GALLEGOS, Universidad Nacional de Rosario y CONICET, Argentina. JOHNATHAN AYALA, Universidad del Cono Sur de Las Américas, Paraguay. CHRISTIAN JIBAJA, Universidad del Pacífico, Perú. FERNANDO NAZARET, Universidad Nacional de San Luis, Argentina.
A los estudiantes de psicología de Latinoamérica
PRÓLOGO Presencia y realidad de la Psicología Latinoamericana Helio Carpintero R. Academia de Ciencias Morales y Políticas La realidad de la psicología iberoamericana es cada vez más rica, más sólida y tiene más sentido crítico y gracias a la acción emprendida por un considerable número de investigadores que han hecho objeto central de sus estudios la historia de su desarrollo en los diferentes países latinoamericanos, está surgiendo una conciencia de identidad, y una imagen cada vez más nítida de los avatares por los que ha ido constituyéndose hasta llegar a su realidad actual. Su presencia es ya muy notable en los foros internacionales y en la literatura científica de nuestros días. Investigadores y profesionales procedentes de ese círculo cultural aparecen cada vez con mayor frecuencia y peso en los ámbitos de la psicología internacional. Cada vez pierde más peso una anterior inclinación que tendía a satisfacerse con las realizaciones limitadas a sus órbitas nacionales. En el mundo iberoamericano, la psicología científica, que nació en algunas naciones europeas a fines del siglo XIX, ha venido a cumplir una doble función: De un lado, sus estudios empíricos, rigurosos han contribuido como en todas partes, a la comprensión y control de fenómenos humanos, individuales a la par que sociales, normales y también patológicos. De otra parte, sus conceptos y sus técnicas han permitido, en grados muy diversos, transformar las condiciones de existencia sociales y nacionales, ajustándose a las peculiaridades de cada país. Para comprender su desarrollo, los estudiosos han dirigido la vista al futuro, atendiendo a los problemas no resueltos, y también 11
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hacia el pasado, buscando una confirmación en una cierta identidad nacional científica y profesional. Conviene servirse de la historia como instrumento de ubicación personal y colectiva. Sólo desde la comparación con el pasado, y con el resto del presente, cabe precisar el valor y sentido del movimiento en el que nos hallamos inmersos, para potenciarlo y consolidarlo. Este libro, al que estas líneas sirven de prólogo, por generosa invitación del Dr. Gonzalo Salas que tanto agradezco, viene a ofrecer una primera imagen de esta historia común de los psicólogos latinoamericanos, hecha desde la base de un importante número de historias nacionales. ¿Hablamos de una “psicología latinoamericana”, o tan sólo acerca de la “psicología en Latinoamérica”? Hace casi tres décadas uno de sus mayores conocedores, Rubén Ardila, juzgaba difícil admitir que hubiera una cultura latinoamericana integrada, y se decantaba por la segunda fórmula. Tal vez hoy habría que seguirlo repitiendo. Pero, al mismo tiempo, y en un campo específico como es éste de la psicología, se tiene la impresión de que ha llegado a haber una tupida red social, que liga grupos y escuelas, con notables afinidades, y que muestra un perfil diferenciado dentro del contexto de los eventos internacionales. Y tal vez no sea esto solo un fenómeno reciente, ni exclusivo de la psicología. Un destacado escritor y político chileno José Victorino Lastarria (1817-1888), analizando —en La América (1865-7)— las relaciones entre Iberoamérica y Europa, escribió hace más de siglo y medio que “es indudable que las naciones hispano-americanas, por sus caracteres de familia, por sus antecedentes, por su porvenir, y por sus instituciones, forman entre sí una entidad política verdadera”. Y, entre otros muchos testimonios, recordemos a J.E. Rodó, quien en su famoso ensayo Ariel (1900), trazó una enérgica defensa de la latinidad hispanoamericana, cuya unidad percibía por encima de la diversidad de sociedades y países. Es indudable, en efecto, que, por debajo de diferencias muy grandes en base ecológica y geográfica, en estructuras sociales, en sustrato étnico precolonial, en proyectos políticos colectivos, por 12
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debajo de todo eso, saltan a la vista ciertos “caracteres de familia” entre los países de este mundo que no cabe obviar. Recordemos algunos. Para empezar, hay unos pasados coloniales, ya sea portugués o español, que transmitieron, con sus respectivas lenguas, unas culturas de fuerte base teocrática, junto con unos intereses generalmente limitados hacia el pensamiento racionalista y el espíritu científico naturalista y libre, al tiempo que favorecieron la organización de sociedades multiculturales, con fuertes tensiones entre un mundo indígena precolombino y unas clases y organizaciones de raíz europea. Aquí terminó por prender un afán de autonomía y un deseo de formas políticas democráticas y laicas, que se enfrentaron a la cosmovisión conservadora dominante en aquellas dos metrópolis. Las naciones latinoamericanas nacieron a su vida histórica en medio de una tensión general entre un progresismo racionalista moderno y un conservadurismo “teocrático”, como decía J. Ingenieros, fuertemente arraigado en las dos naciones de la Península Ibérica. De ese modo, ese movimiento general corrió en cierto modo paralelo al desarrollo de un cierto espíritu científico y de una voluntad de democracia y renovación social en aquellas sociedades. Y dentro de esa dinámica social, que se pone en marcha en el siglo XIX, le corresponde un lugar propio a la nueva ciencia de la mente humana, que tantas cosas podía decir a educadores, a pensadores, incluso a políticos y a reformadores sociales. Hoy se ven, con toda claridad, en el mundo americano, y en relación con la psicología, los dos grandes niveles que señalara un día H. Ebbinghaus dentro de la evolución de nuestra ciencia: el de un “largo pasado”, aquí primero indígena y étnico, luego seguido de otro filosófico, espiritualista, de escolástica cristiana, que llega hasta mediados del siglo XIX, y un segundo nivel bien distinto, el de la “corta historia” de la psicología científica positiva, promovido en casi todas partes por el positivismo de finales del siglo XIX, con su concepción cientificista de la realidad y del saber. De manera muy gráfica, José Ingenieros marcó la diferencia entre aquel pasado y esta historia, al decir, refiriéndose a la tradición española, que “toda la cultura española, desde el siglo XVI hasta 13
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el XX, puede simbolizarse en una frase: sobran archivos y escasean laboratorios”; en otras palabras, habría habido mucha historia y mucha tradición, pero poco espíritu científico y experimental: dos modos bien distintos de enfocar el mundo y la vida humana. La nueva psicología, ligada a una idea progresista del hombre y de la vida, se vio enseguida teñida de valores ideológicos liberales, junto a otros de utilidad social. En el mundo latinoamericano, al igual de lo que sucedió también en las dos naciones ibéricas metropolitanas, los primeros pasos han correspondido por lo general a la psicología aplicada, antes de que pudiera surgir la teórica o de pura investigación. Y ha tendido a entretejerse con las tensiones sociales y reivindicaciones étnicas, precisamente por la raíz progresista de que se ha nutrido desde su origen. La llegada de las nuevas maneras de pensar sobre los procesos psicológicos ha sido, por lo general, más o menos conflictiva frente a las convicciones espiritualistas de la tradición. Han ido unidas las nuevas ideas a formas laicas, naturalistas, positivas, de concebir al hombre y a su vida. Y por ello, en muchos casos, eso ha dificultado su instalación en las distintas sociedades al generarse roces entre los diversos protagonistas sociales. En alguna ocasión, tratando de reducir a esquema las etapas de ese proceso, en el campo propio de la psicología, he sugerido las siguientes: 1) Visión ideológica espiritualista y/o escolástica —hacia 1860— 2) La concepción positivista-experimentalista —hacia 1900— 3) Reacción anti-positivista —hacia 1920— 4) Tensiones entre filosofía y psicotecnia aplicada —hacia 1930— 5) Profesionalización, principalmente clínica, surgimiento de carreras de psicología; incorporación de psicólogos europeos emigrados —hacia 1945— 6) Surgimiento de conflictos ideológicos y distanciamiento de la psicología norteamericana, hegemónica en la época —hacia 1960— 7) Paulatina convergencia hacia una comunidad supranacional latinoamericana —hacia 1967, y crecientemente hasta hoy—. Estas fechas representan una tosquísima simplificación: pero buscan poner un orden que sin duda habrá de recibir rectificaciones de los expertos. Aunque arraigados en tradiciones distintas, los desarrollos tanto científicos como profesionales, en nuestro ámbito científico, han ido aproximándose y asemejándose entre sí, como resultado 14
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de presiones e influencias externas, así como de aspiraciones y proyectos internos similares. Precisamente ante nuestros ojos se está consolidando esta comunidad tanto científica como profesional: sociedades, federaciones, revistas, congresos, planes conjuntos bastarían a probarlo. Se podría tal vez decir que en esa historia, la psicología latinoamericana ha cobrado su perfil a través de dos momentos donde la influencia europea se ha dejado sentir con fuerza, y se ha injertado en aquella. El primero, sería el correspondiente a los inicios, y lo habría protagonizado el positivismo cientificista de comienzos del siglo XX. El segundo, en cambio, habría acontecido en torno a la época de la II Guerra Mundial, y años antes o años después, habría cobrado forma a través de la inmigración de científicos y profesionales de la psicología, por lo general orientados hacia un funcionalismo de amplio espectro, o una orientación psicoanalítica, dos “escuelas” que se repartían el predominio de la escena europea de mediados del siglo XX. El positivismo, con su reafirmación del conocimiento científico como único conocimiento de realidad, y el evolucionismo, con su concepción naturalista y psicobiológica del hombre, dieron el impulso para la nueva visión de la mente de la psicología científica, que numerosos científicos, que aquí simbolizaré en la figura de Wilhelm Wundt, iban a respaldar con sus hallazgos e investigaciones. El desarrollo de ese nuevo campo científico ha progresado al compás de las transformaciones sociales y la evolución de las ideas. Creo que es posible representar los pasos sucesivos de ese movimiento a través de la dinámica de las generaciones históricas del mundo iberoamericano —y en otro lugar he intentado ya dibujar esa evolución—. Es notable, por lo pronto, la serie de nombres pioneros, de inspiración positivista, en varias de las tradiciones nacionales, que pueden perfectamente agruparse en torno a una hipotética “generación de 1871” —según la escala propuesta por J. Marías—. Piénsese, en efecto, en nombres tan conocidos como Mariano H. Cornejo (1867) [Pe.]; Joaquim Medeiros (1867) [Br.]; Ezequiel A. Chávez (1868) [Mx.]; Manoel Bomfim (1868) [Br.]; 15
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Horacio Piñero (1869) (Arg.); Victor Mercante (1870) [Arg.]; Carlos Vaz Ferreira (1871) [Uru.]; Rodolfo Senet (1872) [Arg.]; Carlos O. Bunge (1875) [Arg]; y José Ingenieros (1877) [Arg], por lo menos. Brasil, México y Argentina, los países adelantados en ese interés por la nueva psicología, tendrían ahí incluidas algunas de sus figuras fundadoras. Este grupo vendría marcado por ciertos eventos que habrían impactado a sus miembros en su etapa juvenil, momento de su impregnación por la circunstancia histórica. Entre tales hechos cabría mencionar, por ejemplo, la irradiación de la obra de Wundt en Leipzig; el surgimiento de laboratorios para la nueva ciencia en Europa y América del Norte; el éxito tecnológico del test de Binet-Simon, y de la primera psicología aplicada, creación de los mapas cerebrales y la nueva psicofisiología, para mencionar algunos hitos decisivos. Ante tales logros, y desde la amplia mentalidad progresista que buscaba superar la vieja etapa colonial conservadora, había de resultar atractiva la idea de construir una psicología científica propia, acomodándose al paso de los grupos intelectuales extranjeros más innovadores del momento. Los hombres inspirados en la doctrina científico-filosófica del positivismo hicieron lo posible por crear un espacio para el estudio científico de la mente. A ellos corresponde, en muchos casos, el intento de establecer algunos laboratorios en que llevar a cabo algunas investigaciones efectivas, más allá de la lectura y el comentario de los trabajos de otros autores. Debo hacer notar que estos pioneros colocaron la nueva disciplina por encima del nivel que tenía en la Península Ibérica. El laboratorio del Prof. Alves dos Santos, creado en 1912 en la Universidad de Coimbra —Portugal—, y los esfuerzos por crear otro en la Universidad de Madrid, hacia 1916, por Luis Simarro, fueron empeños valiosos pero limitados. Y ya en 1898 Horacio Piñero había fundado en Buenos Aires el primer laboratorio de psicología experimental, como ha recordado Ardila en 1986. Recordaré aquí unas palabras del comentario de Simarro a un libro de Carlos O. Bunge (1875-1918), en 1903: “La Republica Argentina debe estar ya muy cerca de Europa cuando en ella se producen obras, que por 16
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las cuestiones que tratan, (…), revelan cómo las varias Españas del otro lado del Atlántico entran por los caminos de la superior cultura contemporánea”. Y añadía estas palabras reveladoras: “Lo que sin duda habrá de causar agrado y satisfacción a muchos españoles de acá, y a los mismos dará materia para melancólicas meditaciones”. Tras la influencia europea de la hora inicial, decía yo que hay una segunda oleada, que va a impulsar la profesionalización y la especialización de los psicólogos, y que guarda relación con una limitada, pero muy influyente emigración de científicos europeos que cruzaron el Atlántico para encontrar acogida en los países fraternos, con ocasión del tremendo terremoto histórico del nacionalsocialismo, y de la II guerra mundial que, como es bien sabido, estuvo precedida por la guerra civil española (1936-9). Este fenómeno, en el campo de la psicología, vino a estar caracterizado por la presencia de personalidades, dotadas ya de un sólido prestigio, que van a tener dos rasgos singulares: 1) su alejamiento del conductismo americano, y de sus líneas más naturalistas y experimentalistas; y 2) su vinculación a formas diversas de psicología aplicada, y por tanto, hacia líneas de pensamiento humanista en sentido amplio. Influídos muchos por un funcionalismo, otros por alguna de las formas del psicoanálisis, contribuirán a impulsar la profesionalización de la psicología, y para ello, animarán a la creación de los estudios correspondientes. Tales rasgos van a condicionar el desarrollo del segundo y tercer tercio del siglo XX. Y van a dar, de algún modo, una inspiración coherente a las varias tradiciones nacionales, que se ponen en marcha ante el éxito generalizado de las técnicas psicológicas para hacer frente a necesidades del mundo contemporáneo. Figuras como Waclaw Radecki, Helena Antipof y Emilio Mira en Brasil; o Walter Blumenfeld en Perú; o Angel Garma y Bela Szekely en Argentina; Mercedes Rodrigo en Colombia, y José Peinado y Guillermo Pérez Enciso, en Venezuela, entre otros nombres, además de aportar sus conocimientos, han puesto en juego sus experiencias y su ilusión en favor del establecimiento de un mundo profesional para la psicología, y han respaldado a los grupos nacionales que se movían, en cada país, en esa dirección organizativa e institucionalizante. 17
Justamente el presente libro ofrece con detalle y gran competencia esa imagen de comunidad a que me estoy refiriendo, y esos progresos convergentes de las tradiciones nacionales. Es un libro en que un grupo de investigadores y conocedores de la historia de la psicología en sus países de referencia, abordan con gran conocimiento, abundante información, y, sobre todo, una información personal de primera mano de aquello que están analizando, la tarea de poner juntas las historias respectivas de las psicologías nacionales, de un grupo de países que ocupan un lugar destacado e influyente en la realidad latinoamericana actual. Al poner esas historias juntas, salta a la vista el perfil general que a todas ellas abarca, y que hace de ese todo colectivo un gran proceso histórico de desarrollo científico y técnico, de progreso de mentalidades, y de profesionalización e innovación social. Los psicólogos, naturalmente, y cuantos se sienten implicados de una u otra forma en el desarrollo intelectual y social del mundo iberoamericano, encontrarán en este libro conocimientos rigurosos y sugerencias acerca del presente, del pasado y también del futuro de la psicología latinoamericana, una realidad en expansión. Madrid, octubre de 2013 Helio Carpintero De la R. Academia de Ciencias Morales y Políticas de España
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INTRODUCCIÓN Las relaciones entre historia y psicología son de antigua data y han sido exploradas de diversas maneras. Cuando Wilhelm Wundt, escribió su voluminosa obra Elementos de Psicología de los Pueblos (Wundt, 1912) señaló que los procesos psicológicos superiores solo pueden abordarse mediante la aplicación de los métodos de la antropología y la historia. El propio fundador de la psicología experimental, llegó a sostener que lo que hoy se considera el empeño de la psicología, era imposible fuera de la consideración de la investigación histórica (Rosa, 1997). Por su parte, Carretero, Rosa y González (2006) señalan que las influencias entre psicología e historia estarían intensamente conectadas, en tanto hay un sujeto cognoscente constituido históricamente y un conocimiento que es parte de una historia —o trama— social. La historia de la psicología a nivel mundial ha sido considerablemente estudiada en diversos manuales y en diversas etapas (Boring, 1950; Brett, 1972; Carpintero, 1996; Danziger, 1990; Freedheim, 2003; García Vega, 2007; Heidbreder, 1971; Hergenhann, 2001; Hothersall, 2005; Klemm, 1900; Leahey, 2005; Merani, 1976; Mueller, 2007; Murphy, 1971; Pickren y Rutherford, 2010; Robinson, 1995; Saíz, 2009; Schultz y Schultz, 1996), sin embargo, los trabajos que estudian específicamente la psicología en el continente latinoamericano son escasos. El lector avezado en estas materias ya conoce los trabajos La psicología en América (Foradori, 1954), el clásico de Rubén Ardila sobre la psicología en América Latina (Ardila, 1986) o las dos publicaciones sobre la psicología en el Cono Sur realizados por el grupo de Mar del Plata en Argentina. El primero de ellos, compila artículos sobre la formación de psicólogos (Di Doménico y Vilanova, 1998) y el segundo versa sobre breves historias de la psicología en los diversos países de América del Sur 19
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(Vilanova y Di Doménico, 1999). También son decisivos los libros editados por la Sociedad Interamericana de Psicología —SIP— sobre la psicología en las Américas en temáticas de formación, historia y procesos de acreditación institucional (Alonso y Eagly, 1999; Toro y Villegas, 2001; Villegas, Marassi y Toro, 2003a,b). Recientemente se publicó un libro de 10 autobiografías de psicólogos(as) relevantes en Iberoamérica (Klappenbach y Leon, 2013) que cumple con el objetivo de dar a conocer contribuciones individuales de algunos líderes en la historia del saber psicológico. También existen informes sobre la psicología en América del Sur desde Norteamérica elaboradas por Murchison (1932), Beebe Center y Mc Farland (1941), Hall (1946) y Hereford (1966), los tres primeros abordados justamente por Hugo Klappenbach en la segunda parte de este libro. En este contexto, Historias de la psicología en América del Sur. Diálogos y perspectivas, reúne 9 artículos relacionados con la construcción de las historias nacionales de la psicología en el cono sur del continente americano y otras 5 relacionadas con las mujeres en psicología, los informes norteamericanos sobre la psicología en América del Sur, la vinculación de pioneros a través de la correspondencia postal, el rol de los estudiantes y los congresos latinoamericanos estudiantes de psicología. No se abordó Latinoamérica en su extensión únicamente con la finalidad de delimitar y hacer más viable el presente volumen. De cualquier forma, sería interesante compilar en próximos trabajos, desde México a Panamá pasando por los diversos países de Centroamérica y El Caribe; lo mismo de Venezuela, país con el que tenemos una deuda. Las historias de este libro representan mucho más que un mero concierto de fechas y acontecimientos, ya que aun cuando hay indiscutibles diferencias de enfoques y miradas sobre el trabajo historiográfico —modelo sobre la base, aspectos epistemológicos, cuestiones de estilo, énfasis descriptivo o interpretativo en el modo de abordar la historia, utilización y producción de fuentes primarias, secundarias o una mixtura entre ambas, etc—, cada autor plasma un diálogo de forma tácita o explícita con el zeitgeist —contexto de la época— que permite vislumbrar el paisaje de la psicología o 20
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más ampliamente las disciplinas “psi” en cada temática investigada. El libro comienza con Argentina, donde Lucia Rossi y Magali Jardon se refieren específicamente al período entre 1900-1957 analizando lo que aconteció con las instituciones de la psicología a partir de los sesgos: clínico, criminológico, laboral y educacional. En el segundo capítulo Marion Schulmeyer, hace un importante esfuerzo por estudiar lo ocurrido con la psicología en Bolivia fundamentalmente a partir de la creación de las carreras, aunque también da cuenta de temáticas referentes con los laboratorios de investigación, revistas, ejercicio profesional y aspectos gremiales. El tercer capítulo, a cargo de Ana Jacó-Vilela hace referencia a una breve historia de la psicología en Brasil y desde un inicio aclara que por la dimensión geográfica de Brasil, sumado a aspectos socioculturales y políticos, es imposible pensar abordar tantos territorios, por lo que se centra fundamentalmente en los conocimientos científicos de la psicología desde el siglo XIX a la actualidad. El cuarto capítulo sobre Colombia, desarrollado por Rubén Ardila, es una síntesis creadora de diversas investigaciones sobre la historia de la psicología del mismo autor desde que publicara en 1967 su artículo en la Revista Interamericana de Psicología hasta sus últimas publicaciones en el Oxford Handbook of History of Psychology (Baker, 2012) y su reciente libro Historia de la Psicología en Colombia (Ardila, 2013). En el quinto capítulo me refiero al desarrollo de la psicología en Chile y para ello relevo aspectos relacionados con la profesionalización, las instituciones de la psicología y la divulgación científica. Se hacen breves acotaciones a las revistas de psicología desde la antigüedad a la actualidad, lo mismo de las sociedades científicas y los congresos de psicología. El sexto capítulo escrito por Lucio Balarezo y Mayra Velástegui es uno de los escasos trabajos existentes sobre la historia de la psicología en Ecuador y aborda temáticas profesionales, gremiales y científicas, indagando desde las culturas primitivas a la época actual. En el séptimo capítulo, José Emilio García realiza una periodización de la psicología en el Paraguay, destacando los eventos 21
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centrales y protagonistas de la psicología. El autor destaca que la psicología académica en su país acaba de cumplir 50 años, aunque es enfático en aclarar el largo pensamiento previo que precede a la psicología institucionalizada. En el octavo capítulo, Walter Arias, desarrolla una documentada historia de la psicología peruana, considerando para ello tres etapas: la psicología antes de la psicología, la psicología como ciencia y profesión en el Perú y la psicología peruana en la actualidad. En el noveno capítulo, Jorge Chávez y Paribanú Freitas, realizan una historia de la psicología en Uruguay considerando temáticas epistemológicas, historiográficas y sociopolíticas. Desde este constructo realizan el ejercicio de historizar fundamentalmente aspectos relacionados con la psicología académica y profesional. La segunda parte del libro incluye otras historias de la psicología en el cono sur de América. Como se menciona al inicio, Hugo Klappenbach, se refiere a los estudios norteamericanos que se ocuparon de representar la psicología en América del Sur. En estos informes, se hace alusión a laboratorios de psicología, psicólogos relevantes de la época, centros de entrenamiento y desarrollo profesional, etc. María Inés Winkler y María Isabel Reyes, abordan la consideración de algunas mujeres psicólogas y psicoanalistas en Chile y Argentina, centrándose en los inicios de la carrera de psicología en ambos países. Ramón León, por su parte se dedica a rastrear la correspondencia entre el destacado psicólogo Walter Blumenfeld, radicado en Perú y los intelectuales argentinos Enrique Mouchet y Francisco Romero. Lo interesante de las cartas analizadas es que permite visualizar las interacciones cotidianas y la situación que vivían los profesionales con sus correspondientes significados emocionales. El libro concluye con dos trabajos relacionados con dinámicas estudiantiles. En el primero de ellos, Miguel Gallegos se refiere a la historia del movimiento estudiantil de la psicología en América del Sur, considerando eventos estudiantiles nacionales, latinoamericanos e internacionales, así como el rol de los organismos asociados. Por su parte, en el último capítulo nos corresponde junto a Jonathan 22
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Ayala, Christian Jibaja y Fernando Nazaret, hacer alusión a los Congresos Latinoamericanos de Estudiantes de Psicología y su historia reciente. Las redes y conexiones que se han tejido para compilar el presente volumen surgieron de los Grupo de Fuerza de Historia de la Psicología de la SIP y la Red Iberoamericana de Pesquisadores en Historia de la Psicología —RIPeHP— las cuales han permitido un intercambio constante e intenso entre los investigadores. Este libro no está dirigido solamente a historiadores de la psicología, sino que también a psicólogos y estudiantes de psicología de Iberoamérica, ya que conocer la historia de la ciencia, disciplina y profesión psicológica es una tarea que nos concierne a todos y si bien aún queda un sendero amplio por recorrer en la indagación de la historia e historiográfica de la psicología, se busca intenta relevar y comprender de mejor forma nuestro pasado a partir de las tensiones del presente. Referencias Alonso, M. y Eagly, A. (1999). Psicología en las Américas. Caracas: Sociedad Interamericana de Psicología. Ardila, R. (1986). La psicología en América Latina: Pasado, presente y futuro. México D.F: Siglo XXI. Ardila, R. (2013). Historia de la psicología en Colombia. Bogotá: Manual Moderno. Baker, D.B. (2012). (Ed.). The Oxford handbook of the history of psychology. New York: Oxford University Press. Beebe-Center, J. G. y McFarland, R. A. (1941). Psychology in South America. Psychological Bulletin, 38(8), 627-667. Boring, E. (1950). A history of experimental psychology. New York: Appleton-Century. Brett, G. (1972). Historia de la psicología. Editorial Paidos: Buenos Aires. Carpintero, H. (1996). Historia de las ideas psicológicas. Madrid: Psicología Pirámide. Carretero, M., Rosa, A. y González, M. (2006). Enseñanza de la historia y memoria colectiva. Buenos Aires: Paidós Educador. 23
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Historias de la psicologia en América del Sur (Parte 1)
CAPÍTULO 1
Historia de la Psicología en Argentina: Un recorrido a través de las instituciones (1900-1957) Lucía Rossi y Magali Jardon Universidad de Buenos Aires El trabajo se propone sistematizar y analizar el decurso histórico de las instituciones que en Argentina hayan incluido prácticas relacionadas con la psicología entre los años 1900 y 1957. El abordaje metodológico basado en la sistematización permitirá la reconstrucción histórica de las distintas variables sociales, políticas e ideológicas que dan origen a las instituciones abordadas, a la vez que permite visualizar la idea de sujeto que de ellas se deriva. Como criterio organizador se decide genealogizar dichas instituciones según los sesgos profesionales a los que pertenecen: clínico, clínico-criminológico, laboral y educacional. Sesgo Clínico El área de mayor tradición en Argentina es la del sesgo clínico. En esta misma área podemos detectar tres líneas: a) La derivada de los primeros hospitales de la época de la colonia, b) La casa de huérfanos, y c) La de los hospitales públicos. En primer lugar, encontramos un lineamiento derivado de los primeros hospitales en la época de la Colonia; el Hospital de Hombres estaba dedicado en su origen a la atención militar y a casos agudos. Financiado por la Corona, combinaba la atención de quirurgos o prácticos con las órdenes religiosas. Los jesuitas consideraban el hospital como parte de la función misional, educacional 28
y asistencial: Por esto mismo cuando los hospitales estuvieron bajo su jurisdicción aplicaron criterios y vocabulario de la medicina griega, como así sus cuadros psicopatológicos: manía, melancolía e histeria, figuran en los casos clínicos. Consideran a la enfermedad mental como propia de la condición humana, con criterios unicistas aristotélicos y tratable con el criterio del justo medio y con la medicina que indica el Pharmacon de Dioscórides, enriquecido con las especies vegetales medicinales americanas. En este marco se presenta una diferenciación entre patología y locura. Un sector especial —dentro del Hospital— llamado “Cuadro de Dementes”, dedicado a cuadros psicopatológicos crónicos en contraposición al cuadro prevalente de agudos. La diferenciación entre melancolía —internable, contenible y tratable— y manía —con su peligrosidad social— muestra otra diferenciación temprana: la melancolía es concerniente al hospital, por ser contenible y tratable; la manía, por su violencia y peligrosidad, de contención disciplinaria, atañe a la función policial del Cabildo. La criminalidad entonces remite al ámbito municipal y culmina en la cárcel. Las historias clínicas de la época permiten descubrir la circulación de pacientes: un esclavo furioso fue encerrado en la cárcel del Cabildo. Cuando la crisis maníaca remite, es derivado al hospital de los betlemitas —sucesores de los jesuitas—, quienes lo asisten en su depresión. Ya recuperado, comienza a colaborar como ayudante de enfermería y de cocina. En ese momento se lo considera curado, y entonces la familia lo reclama. A estas diferenciaciones se les suman otras: nuevos espacios intermedios —ni agudos ni crónicos—, destinados a convalecientes; por ejemplo, la Residencia de Belén. Estos lugares contemplan actividades de colaboración y de producción, en predios asignados por la Corona, para el sostenimiento y financiamiento de estas instituciones. Que el paciente trabaje es indicio de remisión y de alta inminente. Hay diferenciaciones institucionales según se trate de agudos, crónicos y convalecientes, como diferencias de tratamiento y de modalidad de contención. Si se trata de maníacos que —por su peligrosidad— muestran tendencias que los aproximan a los agudos, 29
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próximos a la criminalidad, requieren contención drástica: la cárcel del Cabildo. Por otro lado, los tratables clínicamente —casos de melancólicos, histéricos y delirantes— son asignados en primera instancia al hospital para el diagnóstico y asistencia. Y luego al hospicio, si después del período de convalecencia el cuadro no remite y se cronifica. Ambas escenas comparten su carácter de contención; sin embargo, se diferencian: la clínica provee asistencia y “tratamiento”, mientras que la cárcel disciplina en el tiempo e intenta reeducar. Esta complementariedad esboza la diferenciación de instituciones clínicas y criminológicas. Ese espacio crece, se afianza y logra su autonomía en el Hospicio de San Buena Ventura, para culminar con una institución gigante en el periodo de la Organización Nacional: el Hospicio de las Mercedes —actual Hospital Borda—. La preocupación por la rehabilitación y la reinserción social resurge a principios del siglo XX. atendiendo los requerimientos de la gran inmigración —alcoholismo, parálisis general progresiva—. Impulsado por Domingo Cabred, florece un nuevo sistema: el de las colonias. Con énfasis en la rehabilitación a través de la laborterapia, propone como estrategia el trabajo del interno. El laboreo de sus extensos predios la convierte en una unidad económica autosustentable, como la cárcel de Ushuaia, de la misma época. La rehabilitación se plantea como asistencia, educación y laborterapia, tres prácticas psicológico-asistenciales que apuestan a un sujeto integrable a la sociedad por vía del trabajo. Cumplen una función de transición: en parte de contención por la superpoblación de los hospicios, pero decididamente apuntan a la rehabilitación buscando rescatar al sujeto, hacerlo activo y útil a la sociedad. La Colonia es un acierto que se expande como modelo, incluso aplicable a la minoridad internada en instituciones totales: Colonias para menores retardados —Cabred—, o para niños ciegos —Piñero—. Estas Colonias diferenciadas en atención a discapacitados constituyen una respuesta a la falta de asistencia especializada para la minoridad en riesgo o en problemas, y las extremas dificultades para la detección diagnóstico, derivación y asistencia institucional de la infancia. En las tesis doctorales se reflejaba y se denunciaba 30
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la existencia de niños internados en hospicios y cárceles. La diferenciación de discapacitados y oligofrenias es un avance. La construcción de la primera Colonia fue, en 1884, el Hospital General Melchor Romero (1884) en La Plata. Se crea, por decreto de Dardo Rocha, a 10 kilómetros del casco urbano de La Plata, reciente capital de la provincia en aquel entonces (Rossi, 2011). Cabred fue presidente de la Comisión de Hospitales y Asilos Regionales, gracias a ella se crearon las siguientes instituciones en el país bajo la modalidad de Colonia: En 1899 se funda en Luján la Colonia Nacional de Alienados Open Door, con un sistema de puertas abiertas, estilo escocés. Tenía un diseño médico asistencial y educativo-pedagógico de grupos de trabajo agrario pago que preveía un sistema de adopciones de pacientes por parte de familias afincadas en el predio. Este sistema fue implementado por Gorriti. (Gorriti, 1932). Le sigue, cronológicamente, el Asilo de Alienados de Oliva, en la provincia de Córdoba, inaugurado en 1914. El Asilo Colonia Regional Mixto de retardados de Torres —actualmente Montes de Oca—, en la provincia de Buenos Aires, creado en 1915. Y el Asilo Colonia de Olivera, partido de Mercedes, provincia de Buenos Aires, en 1922. Una segunda línea de origen virreinal: la Casa de huérfanos y la de Mujeres derivan en el Hospital de Mujeres y en los primeros hogares —luego, Hogares para Niños Expósitos— del Patronato de la Infancia en el siglo XX. De esta última dependerán varias instituciones de minoridad. Por otra parte, el “Patio de dementes” del Hospital de Mujeres se transforma en el Hospital Nacional de Alienadas de Buenos Aires —actual Hospital de Salud Mental Braulio Moyano—. El Hospital de Alienadas se inauguró el 15 de Marzo de 1854. Fue el primer nosocomio dedicado a la asistencia de mujeres. Inicialmente eran tratadas sesenta mujeres trasladadas desde el Hospital General de Mujeres. Este establecimiento se crea por pedido de la Sociedad de Beneficencia al Gobierno nacional, debido a un informe presentado por la inspectora del Hospital General de Mujeres, Sra. Tomasa Vélez Sarsfield. Otra institución importante fue la Sociedad de Beneficencia, 31
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creada el 2 de Enero de 1823, por decreto del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Martín Rodríguez. La Sociedad tendría a su cargo la dirección e inspección de las escuelas de niñas, la Casa de Expósitos, la casa de partos públicos y ocultos, los hospitales de mujeres, el colegio de huérfanos, y todo establecimiento público de ayuda a las mujeres. A partir del año 1860 la Sociedad de Beneficencia estará a cargo del cuidado de las pacientes internadas en el Hospital Nacional de Alienadas (Jardon, 2010). El 26 de septiembre de 1908 se crea el Asilo de Alienadas, con sede en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, también denominado Asilo Quinta de Lomas. Según las damas de la Sociedad de Beneficencia, fue una “sucursal” del Hospital Nacional de Alienadas. La tercera línea parte desde los hospitales públicos con sede en el Hospital de la Caridad San Roque, que era un leprosario, hospital de infecciosas en época de las grandes pestes. Era el más importante de la ciudad de Buenos Aires. Ramos Mejía, médico prestigioso, funda a principios del siglo XX, una institución mixta puente entre lo clínico y criminológico: el Observatorio del Depósito de la Policía Federal —símil del Dépôt de G. de Clerambault, París—. Tenía una articulación académica universitaria, como la cátedra de Criminología y de Psicología, con profesores como Francisco De Veyga y José Ingenieros en la Facultad de Derecho y de Medicina. De las observaciones mixtas —clínicas y criminológicas— surgen las primeras publicaciones: los Archivos de Criminología, colección dirigida por José Ingenieros. Y deriva en el Servicio de Enfermedades Nerviosas, en 1904, que sigue la propuesta de Charcot: los primeros consultorios con esbozos tempranos de psicoterapia. Estas nuevas prácticas jerarquizan nuevas áreas del hospital: los consultorios externos, que se propagarán a todos los hospitales públicos en la década el 20´, sedes de las primeras prácticas de psicoterapia. Los hospitales se abren al gran público instrumentando una función social. El Hospital Ramos Mejía, vanguardia de la propuesta, será sede de la Asistencia Pública y un modelo del sistema en el período de la democracia ampliada (1916-1930). El hospital, ahora público 32
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y gratuito, se preocupa por la salud de la población activa con la agilidad de consultorios abiertos y dispensarios barriales que proveen asistencia y llevan los criterios preventivos de la higiene social. El hospital sale a proveer atención in situ. El foco cambia; el hospital se orienta a la prevención y a conservar la salud poblacional, atendiendo las enfermedades sociales: tuberculosis y alcoholismo. Una nueva concepción de enfermedad mental desplaza la atención hacia los casos leves, incipientes. En su período inicial muestra que las enfermedades terminales o crónicas pierden centralidad con la previsible decadencia de Hospicios y Colonias, florecientes en el período conservador. A la higiene pública le sigue la higiene social. Las Ligas detectan las enfermedades sociales y su impacto a futuro en la población; venéreas y alcoholismo son ahora el foco. Se intensifican las campañas de prevención para la detección temprana y la prevención. Surge la Liga de Higiene Social, liderada por médicos higienistas, que compiten con la Sociedad de Beneficencia y la iglesia en el cuidado de la población trabajadora y de los pobres, que ahora asisten libremente al hospital público, ya que ya no se requiere, desde 1917, el oprobioso certificado de pobreza. El alcoholismo, estudiado estadísticamente, y las venéreas se miden en relación con el impacto poblacional en las generaciones venideras. El preocupante problema del trabajo infantil y de las mujeres impulsa una nueva legislación laboral regulatoria, y la infancia gana protagonismo. La higiene social desemboca en la higiene mental. La enfermedad mental se relaciona con las condiciones sociales. Va perdiendo entidad, y se organiza según síndromes de autonomía funcional, que desplazan al fijismo naturalista de las taxonomías hereditarias irreversibles. La higiene mental implica nuevas prácticas con sede en los consultorios externos y dispensarios de los barrios para la atención in situ de los problemas sanitarios, pero para la tarea de prevención y educación para la salud. Las visitadoras de higiene social, enfermeras sociales, asistentes sociales y visitadoras de higiene mental son las nuevas efectoras de salud. 33
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Sesgo Clínico-Criminológico Dependiente de la Policía de la Capital y por iniciativa de De Veyga, se crea el Depósito de Observación de Alienados “con el fin laudable de establecer sobre bases prácticas la enseñanza de la medicina legal, por cuya razón se elige el mencionado depósito para que los alumnos puedan estudiar las condiciones mentales de los contraventores” (Loudet, O y Loudet, O. E, 1971, p. 129). En la intersección entre el área clínica y la criminológica, en 1902, dentro del Hospital Melchor Romero, emergen los informes médico forenses que pueden compararse por su estilo a los historiales clínicos. Características similares pueden encontrarse en la Oficina de Estudios Médico-Legales, dependiente de la Cárcel de Encausados, en 1907, que utilizan los Cuadernos Médico-Psicológicos. En 1927 el Tribunal de Menores, en su Sección de Psicología implanta la Ficha psicológica para asegurarse una acertada derivación institucional y tratamiento. En el caso de niños internados, las prácticas se muestran atentas a los diagnósticos de peligrosidad y educabilidad, por la necesidad de reintegrar social y laboralmente al niño. Es el Servicio Médico-Legal, división judicial, que en el Depósito de la Policía de la Capital, establece una sección destinada a Menores desde 1915. Esta institución, a la que antes nos hemos referido, tiene vigencia hasta 1930 y su función es relevar los casos. Con la ley Agote de 1918 se confiere un marco legal al Patronato de la Infancia —los padres que no se ocupan de los menores pierden la patria potestad y la retoma el Estado en la figura del juez—, y las instituciones totales devienen en Institutos de Menores. Sesgo Educacional En 1898, Horacio Piñero fundó el Laboratorio de Psicología Experimental, que en 1901 se trasladó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (Foradori, 1935). Allí, Piñero diseñó la Ficha Psicofisiológica y el Boletín Psicofísico, con una estructura que supone una definición de aprendizaje cuyo basamento psicofisiológico relevaba datos de tipo sensualista. 34
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En esta primera época, también tenemos que mencionar que en 1905, en la Universidad Nacional de La Plata, Víctor Mercante estuvo al frente de la Sección Pedagógica, donde fundó un Laboratorio de Psicología Experimental que aportó fundamentos científicos para las estrategias pedagógicas. Generalmente en el área educacional prevalece fundamentalmente el tipo de financiamiento estatal y por ende se encuentra sujeta a los vaivenes políticos. Un ejemplo de esto es el Consejo Nacional de Educación y Justicia de la Nación, en cuyas dependencias se creó en 1929 el Instituto de Psicología Experimental y su Escuela Anexa de Psicopedagogía Correctiva. El instituto funcionó hasta 1930, momento en el cual, a causa del golpe de Estado de Uriburu, fue desmantelado. Algunas de las secciones del Instituto eran, además de su Escuela Anexa, el Laboratorio de Psicología Experimental, el Consultorio Psicopedagógico, el Laboratorio de Selección y Orientación Profesional, etc (Rossi y cols, 1997). Esta institución muestra la intersección propia de la época entre lo educacional y lo criminológico ya que “el término “correctivo” da cuenta de la intersección del discurso médico y jurídico en el psicoeducativo” (Rojas Breu, 2005, p. 89). La fundamentación de la creación y las funciones de la Colonia de Menores de Marcos Paz —desde 1920, Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez— también dan cuenta de esta intersección que hace bastante dificultosa la clasificación purista de una institución educativa y criminológica1. Lo mismo puede afirmarse del Asilo Colonia Regional Mixto de Retardados Estación Torres. Luján, provincia de Buenos Aires, fundado en 1908 y habilitado en 1915. Más tarde, Carolina Tobar García formó parte del Consejo Médico Escolar, y tuvo a cargo el Consultorio Psicofisiológico desde 1934. También fue jefa del Gabinete Psicopedagógico entre 1938 y 1944 que tenía sede en el Hogar Santa Rosa del Patronato 1 Al respecto véase: Zapiola, María Carolina “¿Es realmente una colonia? ¿Es una escuela? ¿Qué es?” Debates parlamentarios sobre la creación de instituciones para menores en la Argentina, 1875-1890”, en Lvovich, D y Suriano, J (2006) (comps), Las políticas sociales en perspectiva histórica. Argentina, 1870-1952, UNGS. Buenos Aires: Prometeo. 35
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Nacional de Menores (Castillo, 2010), donde se realizaban estudios y clasificaciones de la niñas internas. De la Asociación Argentina de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social —dirigida por Arturo Arias— dependen tanto la publicación, Anales, como la Escuela Politécnica de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social —dirigida por Arturo Rossi, que formaba egresados en tres especialidades: asistentes escolares, asistentes hospitalarias, asistentes sociales (Kirsch y Rossi, 2005). Por último, entre 1948 y 1954, en la provincia de Buenos Aires, la Dirección Escolar cuenta con la Dirección de Psicología que formaba Asistentes educacionales y sociales en educación primaria. Sesgo Laboral Dentro del sesgo laboral, en la década del 20´, podemos analizar el decurso histórico de tres instituciones: el Laboratorio de Psicología Experimental con sede en la Facultad de Filosofía y Letras; Gabinete Psicofisiológico de la Escuela de Aviación de El Palomar y el Instituto de Orientación Profesional, oficializado en Octubre de 1927 y creado por el Dr. Horacio Piñero en el año 1901 en la Facultad de Filosofía y Letras, el Laboratorio de Psicología Experimental, que ya mencionamos dentro del sesgo educacional, también es relevante desde el sesgo laboral ya que sienta las bases para la aplicación de la psicofisiología a dicha área. Se puede rastrear esta influencia en la siguiente vinculación institucional. Si bien el primer Reglamento de la Escuela de Aviación Militar aprobado el 4 de Septiembre de 1912 menciona en su artículo 16 que los candidatos serán sometidos a un examen médico que verifique la regularidad de sus funciones de los diferentes órganos y que por lo tanto se requerirá de un certificado médico, hubo de esperarse algunos años más para la implementación del Gabinete Psicofisiológico. Efectivamente, el 29 de enero de 1922 se inaugura en El Palomar el Gabinete Psicofisiológico, el primero en nuestro país y en América del Sur (Viedma, 1961). A su cargo se encontraba el Dr. Agesilao Milano. Como fundamentación para la necesidad 36
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de la selección y el control de los pilotos se esgrimía que “desde el año 1912 hasta 1921, período durante el cual no se efectuaba ningún examen, la actividad aérea fue de 8112 h y se produjeron 10 accidentes fatales, lo que da una relación de 1,23 accidente por cada 1000 h de vuelo” (Canevaris, Mercuri y Pessolano, 1990, p. 56). En 1923, se designa un ayudante para concurrir a la Facultad de Filosofía y Letras con el objeto de estudiar Psicología Experimental en la cátedra del Prof. Mouchet (Buzzi y Canevaris, 1970). En 1927 la Aviación Naval inauguró su Gabinete Psicofisiológico en la Base Aeronaval de Punta Indio, a cargo de Julio V. D´Oliveira Esteves, mientras que la aviación civil lo hace en 1935 bajo la dirección de Luis Rossignoli, alumno de Milano. Las relaciones entre la institución militar y el laboratorio de Psicología Experimental perviven en el tiempo hasta la década del 30´, ya que en 1938 D´Oliveira Esteves publica en los Anales del Instituto el texto “Elementos constituyentes del tiempo de reacción psicomotor”, donde trata sobre la psicocronometría en la selección de candidatos a pilotos de aviación. El Instituto de Orientación Profesional, creado en 1925 y a cargo del profesor alemán Carlos Jesinghaus, sigue otra línea teórica, distinta de la psicofisiológica y su curso institucional también se diferencia. Si bien comenzó en la sede de la Escuela Industrial Otto Krause y dependía financieramente del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, luego del golpe de 1930 y a causa de la suspensión de la partida presupuestaria, el Dr. Sagarna gestionó el traspaso del Instituto al Museo Social. El Museo Social había sido creado en 1911 por Emilio Frers y sus objetivos fueron “convertirse en un instituto de formación, estudios y acción social” (Edelmuth, 1995, p. 199). Un año antes del cambio de sede, egresaron los primeros y únicos Consejeros de Orientación Profesional de la Escuela que dependía del Instituto. Uno de ellos, Carlos Mata, trabajó durante la década del 30´ en la Policía y en el Ejército. El marco político, económico y social del periodo de participación restringida que se extiende desde 1930 hasta 1945, hace que la problemática social sea abordada fundamentalmente desde los criterios asistencialistas de la medicina social y produce varias 37
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modificaciones en el sesgo laboral de las instituciones que habían aparecido en la década anterior. El rol de contención social se le otorga ahora a la medicina con su enfoque de criterios biotipológicos y de higiene. En este punto es particularmente ilustrativo el artículo “Psico-higiene en el trabajo” escrito por Américo Montenegro (1948), en el cual se menciona la tarea realizada en la Liga Argentina de Higiene Mental (Ibarra, 2009). Dentro de esta misma línea teórica, puede mencionarse el aporte de Arturo Rossi a la Biotipología y la Medicina del Trabajo (Rossi, 1944). A partir de 1945 resurge el diseño psicotécnico y se eclipsa la apoyatura psicofisiológica. Asimismo, se enfatiza en la federalización de las instituciones que se ocupan del sesgo laboral. En la Universidad de Tucumán surge el Instituto de Psicotecnia dirigido por B. Aybar, y en 1950, la Licenciatura en Psicotecnia y Orientación Profesional. En la Universidad de Cuyo tuvo sede la Dirección de Psicología Educacional y Orientación Profesional, a cargo de Plácido Horas, en 1952. En la Universidad del Litoral, Ermida Benítez de Lambruschini dirigió la carrera de Asistente en Psicotecnia. En La Plata, Ricardo Moreno estuvo a cargo de la Dirección de Psicología Educacional y Orientación Profesional. En la Universidad de Cuyo, Mendoza, Horacio Rimoldi crea el Instituto de Psicología Experimental, verdadero laboratorio pero ya no con instrumental sino con test psicométricos. Conclusiones Del análisis del recorrido propuesto surge una correlación entre el contexto sociopolítico, la continuidad de las instituciones, la modalidad del diseño de protocolo abordado y la definición de sujeto. Así, las instituciones pertenecientes al sesgo clínico —Hospitales, Hospicios— muestran una continuidad en el tiempo, perdurando, aunque con modificaciones, en períodos de participación política ampliada y restringida. Las historias clínicas también reflejan la misma perdurabilidad, manteniéndose en el tiempo con agregados. Las historias clínicas, protocolo que otorga una visión longitudinal, secuencial, procesual de la situación personal, indica 38
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la misma estabilidad temporal que las instituciones que le dan sede. Las instituciones propias del sesgo educacional y laboral, en cambio, reflejaron un decurso más fragmentado y discontinuado en el tiempo, mostrando incluso instituciones que directamente fueron desmanteladas. Las fichas y protocolos propios de estos sesgos apuntan a criterios descriptivos y relevan aspectos sincrónicos del sujeto. Referencias Buzzi, A. y Canevaris, G. (1970). Medicina aeronáutica. Su pasado y futuro en la República Argentina. Aeroespacio, Febrero, 55-58. Canevaris, G., Mercuri, J. A. y Pessolano, C. (1990). 45 años de trabajo en el INMAE. Aeroespacio, Julio-Agosto, 56-59. Castillo, C. (2010). Fichas e historias clínicas en el campo de la Infancia en Argentina. En Revista de Historia de la Psicología, Nro. 3. Disponible en http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/ psicologia/informacion_adicional/obligatorias/034_historia_2/ Archivos/inv/revista_de_historia_psicologia_3.pdf Edelmuth, D. (1995). El Museo Social Argentino. En Lucía Rossi y Cols. Psicología: Secuencias Instituyentes de una Profesión (entorno de transmisión). Buenos Aires: Secretaría de Cultura, Facultad de Psicología, UBA. Foradori, J. A. (1935). La Psicología en la República Argentina. Bosquejo de su desarrollo. El laboratorio del Instituto de Psicología. Los demás laboratorios. Anales del Instituto de Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Tomo I, 299-411. Ibarra, M. F. (2009). Relevamiento de fichas, protocolos y documentos con prácticas psicológicas utilizados en el área laboral tendiente a la construcción de una genealogía conceptual: Argentina 19201955. En Actas I Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XVI Jornadas de Investigación. Quinto Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur. 6, 7 y 8 de agosto de 2009. Facultad de Psicología UBA, 415-417. Jardon, M. (2010). Los diseños de historias clínicas del Hospital Nacional de Alienadas (1900-1930). En Memorias II Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XVII Jornadas de Investigación. Sexto Encuentro de Investigadores en Psicología 39
del Mercosur. Tomo IV, pp. 361- 362. Kirsch, U. y Rossi, L. (2005). “La Escuela Politécnica de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social de la Asociación Argentina de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social”. En Lucia Rossi y Cols. Psicología en Argentina. Vestigios de profesionalización temprana. Buenos Aires: JVE. Loudet, O. y Loudet, O. E. (1971). Historia de la Psiquiatría Argentina. Buenos Aires: Troquel. Rojas Breu, G. (2005). “La maestras en Psicología Correctiva del Consejo Nacional de Educación”. En Lucia Rossi y Cols. Psicología en Argentina. Vestigios de profesionalización temprana. Buenos Aires: JVE. Rossi, A. (1944). Tratado teórico práctico de Biotipología y Ortogénesis. Buenos Aires: Editorial Ideas. Rossi, L. y cols. (1997). La Psicología antes de la profesión. El desafío de ayer: instituir las prácticas. Buenos Aires: Eudeba. Rossi, L. e Ibarra, M. F. (2008). Registros documentados de la práctica psicológica y nociones de subjetividad implícitas en Argentina (1900-1957). Su articulación con los contextos políticos y áreas preprofesionales”. En: Actas de las XV Jornadas de Investigación. Cuarto encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur. Agosto, 2008, Tomo III, 339-341.
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CAPÍTULO 2
Desarrollo de la psicología en Bolivia: Formación, investigación y asociación Marion K. Schulmeyer1 Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra La escasa bibliografía que aborda la historia de la psicología en Bolivia suele apoyarse en el desarrollo de la psiquiatría como antecedente del estudio de la salud mental. Pero en general, se sitúa el comienzo de la psicología en la creación de la primera carrera, es decir, en 1971, cuando la Universidad Católica Boliviana —UCB— la funda como respuesta a necesidades identificadas en la sociedad. Antes de esta fecha el conocimiento de la psicología se circunscribía a materias de corte filosófico que se dictaban en colegios y en cátedras universitarias aisladas (Calderon, 1999; Via, 2000). Para poder comprender el desarrollo de la psicología en Bolivia, puede ayudar ubicarla en el contexto político y social en que se crea. La carrera de Psicología Clínica y Psicología Educacional aprobada por la Conferencia Episcopal Boliviana inició sus actividades el 5 de abril de 19712, pero, por los problemas surgidos con el golpe de Estado del General Banzer, suspendió sus actividades en agosto del mismo año (Via, 2000). La psicología nace en una década marcada por la restricción de la libertad de expresión, asociación,
1 Este capítulo hubiera sido inviable sin el apoyo y la información brindada por los psicólogos Maggie Jauregui, Guiomar Bejarano, Juana López Vargas, Pilar Bernal, Emilio Sotomayor, Carmen Camacho y Alejandra Horno. 2 Según se recoge en Vía (2000) la UCB marca la fundación de la Carrera de Psicología el 12 de Septiembre de 1971. 41
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afiliación política, organización gremial, etc. Perotto3 en 1975, presenta Bolivia casi como un no-país, como un lugar donde la inestabilidad es tanto política como económica, laboral, familiar y cultural, donde la fragilidad de las estructuras caracteriza el contexto y donde, —considera él— es importante resaltar al hombre y hacer existir la psicología (Vilanova y Di Doménico, 1999). Esa inestabilidad sostenida por años de control militar, es seguida, después de la caída de Banzer, en 1978, por una etapa de mayor incertidumbre política. En los cuatro años siguientes, el país tuvo nueve gobiernos, siete de facto y dos constitucionales, así de 1978 a 1982 en Bolivia hubo un promedio de un gobierno cada cinco meses y medio (Mesa, Gisbert y Mesa, 2007). La inestabilidad política afectó, entre otras muchas cosas, el desarrollo de actividades de la educación superior. Sobre todo por el papel de los estudiantes universitarios en las revueltas sociales. En 1979, el gobierno de turno eliminó el Departamento de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés y la Conferencia Episcopal boliviana cerró la Carrera de Psicología de la UCB —ambas en La Paz—, indefinidamente. Las actividades volvieron a iniciarse en la UCB en 1982, aunque mucho del capital humano había emigrado para entonces (Aguilar, 1983; Via, 2000). Ese año hubieron elecciones democráticas en el país y se realizaron algunos cambios para tratar de asegurar el proceso democrático, logrando, por primera vez en la historia de Bolivia, que la transmisión de mando de un partido, a la oposición, se hiciera de manera pacífica. El primer periodo de gobierno democrático —1982 a 1985— fue de la Unión Democrática Popular —UDP— que se caracterizó por el desastre económico de mayor repercusión en la historia del país. El gobierno no atinó a frenar el colapso y para completar el panorama de devastación económica se aceleró el proceso de devaluación de la moneda al desdolarizar la economía. Los precios subieron, cayeron los salarios y se tuvo una de las inflaciones más grandes de la historia mundial, llegando a una 3 Pierre Carlo Perotto fue el segundo director del Departamento de Psicología de la UCB (Aguilar, 1983). 42
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inflación del 8767% en 1985 (Mesa y cols, 2007). En este escenario, las universidades privadas comenzaron a aparecer en los 80´ a partir de los cambios económicos, los problemas políticos constantes que entorpecían el funcionamiento de la universidad pública, la dificultad de obtener divisas para los estudiantes que estaban fuera del país y la necesidad del empresariado de formar profesionales para cubrir las necesidades de la industria (Daza, Padilla y Roca, 2007). Se puede reconocer dos momentos importantes de la creación de universidades privadas. El primero, de 1982 a 1984, que responde a este contexto y que se da en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra con la creación de la Universidad Evangélica Boliviana (1982) y Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (1984) y el siguiente, de 1990 a 2010, que responde al boom del emprendimiento privado (Contreras, 1998; Limpias, 2012). Las carreras de psicología En Bolivia existen cuatro tipos de universidades, las universidades públicas autónomas que coordinan sus actividades a través del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana —CEUB—4, las universidades de régimen especial, que son universidades públicas a cargo del Ministerio de Educación. Entre ellas están las universidades de las Fuerzas Armadas, Policía y las Universidades Indígenas, Interculturales y Productivas. Las universidades privadas adscritas al CEUB, que en la práctica son tres, la Universidad Católica Boliviana, la Escuela Militar de Ingeniería y la Universidad Andina Simón Bolívar. Finalmente están las universidades privadas cuyo control depende del Ministerio de Educación, a través del Viceministerio de Educación Superior de Formación Profesional (Ministerio de 4 El CEUB coordina la planificación y programación de las actividades de las universidades públicas y las representa antes los poderes del Estado, se encuentra información detallada de sus funciones y actividades en , además aprueba los programas de las Universidades Privadas adscritas al CEUB, pero no tiene potestad sobre las otras Universidades Privadas, las cuales dependen por Decreto y por la Constitución Política del Estado, del Ministerio de Educación. 43
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Educación, 2011b, 2012). En total, en el 2013, había 59 universidades en Bolivia —11 públicas, 6 de régimen especial, 3 adscritas al CEUB y 39 privadas—. La carrera de psicología se dicta en la Universidad Católica Boliviana de La Paz y Cochabamba, en 5 de las 11 universidades públicas autónomas y en 11 de las 39 universidades privadas que funcionan en el país —en ellas hay 19 carreras en funcionamiento porque algunas tienen varias sedes—. En total, en el 2013 había 26 carreras de psicología en funcionamiento (Ministerio de Educación, 2012). Como ya dijimos, la primera carrera en fundarse fue la UCB, que fue elaborada por el Alberto Conessa, Alberto Seleme y René Calderón Soria, con orientación clínica y educativa. El plan de estudios desde 1971 a 1979 pasó por varias modificaciones para adecuarse a la disponibilidad de docentes. En 1982 cuando reabrió la carrera se introdujo en el programa tres orientaciones teóricas: la experimental —bajo el influjo de Eric Roth, formado en México—, la humanista existencial —influenciada por Eduardo Riveros, formado en Chile— y la psicoanalítica —a cargo de María Elena Lora, formada en Argentina—. En el plan de estudios de 1986, se definió tres áreas de especialidad: área social, educativa y clínica —esta última con los tres enfoques teóricos mencionados—. Este esquema se mantuvo con las modificaciones necesarias en la reformulación de 1996 y la de 1998 (Via, 2000). Después se dejaron de ofrecer las tres áreas de especialización, se incluyeron materias del área organizacional y de la salud y se ofrece un plan general dirigido a garantizar una formación científica. El 11 de diciembre de 1976, la Conferencia Nacional de Universidades emitió una resolución autorizando la creación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Psicología y Lingüística e Idiomas en la Universidad Mayor de San Simón —UMSS— de Cochabamba, actualmente denominada Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UMSS, 2013). En dicha oportunidad se fundó la carrera de psicología, dirigida inicialmente por Gloria Ondarza con una orientación fundamentalmente psicodinámica orientada a las áreas clínica, educativa y social (Aguilar, 1983; Via, 2000), esta orientación sigue vigente 44
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hoy, donde la fortaleza es la formación en psicoanálisis lacaniano y en el área de la psicología educativa piagetiana. En la Universidad Autónoma “Juan Misael Saracho” — UJMS— de Tarija, la carrera fue creada en 1978 como Carrera Libre de Psicología Técnica Clínica en la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas y, en 1980, se aprobó la carrera de psicología a nivel de licenciatura. Después de varias crisis institucionales se logró cierta estabilidad académica a partir de 1994. Al crearse la Facultad de Humanidades, en el 2001, la carrera de psicología pasó a formar parte de la misma (UAJMS, 2013). En el 2002 se hizo una profunda reorganización académica y se crearon dos departamentos: uno de psicología general y clínica y otro, de ciencias sociales y psicología educativa. Los departamentos debían ser unidades académico administrativas a cargo de docencia, investigación y extensión, a cuya dirección se accediera por concurso de méritos y no por voto político. El proyecto no tuvo mucho éxito en la práctica y sólo hubo un director a cargo de ambos departamentos, desplazando la fuerza de los psicólogos clínicos, el desarrollo de los psicólogos educativos y sociales. En 1979, después de luchar por recuperar la autonomía universitaria, el Departamento de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés —UMSS—, de La Paz, se reunió para crear la carrera, pero el proyecto se cortó por el cierre de la universidad en 1980. Finalmente, en 1983 y en 1984, se autorizó la creación de la carrera de psicología en base al proyecto presentado por el Dr. René Calderón Soria, Director del Departamento de Psicología hasta el momento y se decidió que debía funcionar bajo la tutela de la carrera de filosofía (UMSA, 2013). Actualmente funciona en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. El plan de estudios está dividido en un primer ciclo teórico-metodológico y un segundo ciclo de aplicación, enfatiza la psicología educativa, psicología clínica y la intervención psicosocial. En 1992, se aprobó la Carrera de Psicología de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno de Santa Cruz —UAGRM— compartiendo un plan común con las carreras de sociología, comunicación e idiomas. En 1993 funcionó como carrera autónoma con un 45
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plan de estudios diseñado por Marco Antonio Yañez —etólogo—, Sonia Chalup —con una perspectiva dinámica— y Aura Nelly Garzón —con una perspectiva social y comunitaria—por lo que la formación enfatizaba el área ambiental, clínica, social y educativa (CEDEC-PSI, 2009; Via, 2000). A Yañez se debe la inclusión de la materia de etología en todos los planes de estudio y a Garzón, la primera cátedra de Psicología Comunitaria en Santa Cruz. La Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier —USFX— con sede en Sucre, creó la Carrera de Psicología, en 1999, como parte de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Ministerio de Educación, 2012; Via, 2000). Al interior del sistema de universidades privadas, la carrera de psicología se imparte en 11 universidades5 mencionaremos las tres primeras en aparecer y una más joven que merece ser destacada. La primera en ser aprobada, en 1992, fue la Carrera de Psicología de la Universidad Evangélica Boliviana —UEB— en Santa Cruz. Esta carrera enfatiza las materias de religión, crecimiento cristiano y, el conocimiento y cuerpo docente que coincida con su fe. La segunda carrera en crearse fue la Carrera de Psicología de la Universidad Privada del Valle —UNIVALLE— de Cochabamba. Esta universidad fue creada como iniciativa privada y enfatiza sobre todo las carreras de medicina y odontología, muy populares entre estudiantes brasileños. La carrera de psicología fue aprobada en la sede de Cochabamba en 1992, recibió estudiantes nuevos hasta el 2009 y se descontinúo el 2012; continúa impartiéndose en las sedes de Sucre y La Paz, dentro de la Facultad de Ciencias Empresariales 5 Universidades privadas y años de aprobación de las carreras de psicología que ofrecen: Universidad Evangélica Boliviana (1992 Santa Cruz); Universidad Privada del Valle (1992 Cochabamba; 1998 Sucre y La Paz); Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (1997 Santa Cruz); Universidad San Francisco de Asís (1999 La Paz); Universidad Privada Abierta Latinoamericana (2002 Oruro; 2003 Cochabamba); Universidad de Aquino Bolivia (2002 La Paz; 2003 Cochabamba y Oruro; 2008 Santa Cruz); Universidad Privada Franz Tamayo (2003 Cochabamba; 2004 Santa Cruz, 2009 La Paz); Universidad de La Salle (2003 La Paz); Universidad Boliviana de Informática (2005 La Paz); Universidad Privada Domingo Savio (2007 Santa Cruz); Universidad Central Bolivia (2008 La Paz) (Schulmeyer, 2013). 46
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y Sociales (Ministerio de Educación, 2011a; UNIVALLE, 2012). La tercera carrera en ofrecerse, desde 1997, fue la Carrera de Psicología de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra —UPSA—, universidad que se creó como fundación sin fines de lucro, en respuesta a las necesidades detectadas por el sector empresarial de Santa Cruz, en 1984 (UPSA, 2012). La carrera tiene, por tanto, un origen institucional empresarial y ofrece una formación clínica y organizacional. Marion K. Schulmeyer ha estado a cargo de la carrera desde su creación hasta la actualidad. Desde la carrera se participó en la creación de la Asociación Boliviana de Gestión Humana, y se fomenta actividades de intercambio científico constantemente, el más destacado el IV Congreso Regional de la Sociedad Interamericana de Psicología —SIP—, en Bolivia, con el auspicio de la Asociación de Psicología Americana —APA—, evento que albergó el I Congreso Boliviano de Neuropsicología, de la Sociedad Boliviana de Neuropsicología, a la cabeza de Ninoska Ocampo. Este evento reunió profesionales de 16 países y trajo por primera vez a la SIP y la APA a Bolivia. Es importante destacar la Carrera de Psicología de la Universidad La Salle —ULS—, con sede en La Paz, institución creada por los Hermanos de las Escuelas Cristianas - La Salle. Esta carrera fue diseñada por René Calderón Gemio y está activa desde el 2005, con una orientación cognitivo-comportamental. La filosofía de la carrera de psicología es “La búsqueda de la verdad a través del diálogo entre la fe, la ciencia y la razón”. Desde el 2010, la carrera cuenta con dos laboratorios correspondientes al área de Psicología Experimental y Neuropsicología. Su producción científica es notable, en tres líneas de investigación: área de psicología experimental, de neuropsicología y de orientación familiar bajo la línea sistémica (E. Salazar, comunicación personal, 14 septiembre 2012). Los laboratorios y la producción científica que surge de las distintas universidades merecen un acápite especial.
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Laboratorios y Centros de investigación El primer Laboratorio de Psicología Experimental Animal fue creado en 1975 en la UCB de La Paz, por Eric Roth, quien influenció marcadamente la formación en la Carrera de Psicología hacia un enfoque comportamental (Aguilar, 1983). Actualmente la UCB cuenta con el Instituto de Investigaciones en Ciencias del Comportamiento —IICC—, que dentro de los servicios que ofrece están los laboratorios de psicofisiología y de análisis experimental de la conducta, dirigidos a la investigación en psicofisiología (UCB, 2013). En 1993, en la UAGRM de Santa Cruz inició el Laboratorio de Comportamiento Animal bajo la coordinación de Marco Antonio Yañez y José Ernesto Vargas. Este laboratorio funcionó un tiempo y se descontinúo. En 1998, Bertho Arteaga, psicólogo formado en Francia, creó el primer Laboratorio de Psicología Experimental Animal en Santa Cruz, en la gestión de Maggie Jauregui. Sus áreas de investigación fueron los problemas de lenguaje, psicofísica del color, comportamiento y herencia. Del 2001 al 2007 sus investigaciones obtuvieron 17 premios en la UAGRM. El Dr. Arteaga falleció sin que se reconociera su labor. Actualmente, sus estudiantes y colegas se esfuerzan para que no desaparezca el laboratorio. En marzo del 2007 se creó el Laboratorio de Etología y Psicología Ambiental por iniciativa de Marco Antonio Yáñez (CEDEC-PSI, 2009). En el 2010 la Universidad de La Salle, en La Paz abrió un laboratorio de psicología experimental a cargo de Ximena Borda como apoyo a la formación académica y cuenta con 19 volúmenes de la Revista de Psicología Experimental publicada por estudiantes (Borda, 2012; E. Salazar, comunicación personal, 14 septiembre 2012). Investigaciones y publicaciones Dos institutos de investigación que sobresalen son los de la UCB y la UMSA en La Paz. Actualmente la UCB cuenta con el Instituto de Investigaciones en Ciencias del Comportamiento —IICC—, coordinado por Bismarck Pinto, con dos grandes líneas de investigación: el Observatorio de la Familia, creado el 2009, a cargo del 48
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Dr. Pinto y la línea de Emprendimiento, Innovación y Cambio a cargo del Dr. Roth, que se enfoca en el estudio de variables contextuales y situacionales relacionadas con la disposición a innovar de las personas que participan en programas de mejoramiento de su calidad de vida. Otras líneas de investigación del IICC son los factores de riesgo en niños —Ximena Péres—, clínica institucionalizada —María Elena Lora— y psicología y deporte —Jaime Gómez—. En la página web del IICC se encuentran trabajos de investigación realizados desde 2007 (UCB, 2013). El Instituto de Investigación e Interacción y Postgrado de Psicología —IIIPP— de la UMSA, tiene tres líneas de investigación: Educación Intercultural, Psicología Cultural y Comunitaria, y Salud Mental Socio Cultural, estudian temas relacionados con la descolonización, inclusividad, identidad, interculturalidad, salud mental comunitaria, e imaginarios y representaciones sociales, entre otros temas. Desde su creación en el 2007 ha estado a cargo de Carmen Camacho, Rodrigo de Urioste, Porfidio Tintaya y actualmente Virna Rivero. Obtiene recursos del Estado y trabaja en convenio con la Universidad de Turín, el Instituto de Terapia Gestáltica de Alemania y con la Asociación de Carreras de Psicología del Sistema Universitario de Bolivia6 (Camacho, s.f.). El IIIPP publica dos revistas periódicas: Investigación Psicológica que se publica desde el 2009 dos veces al año, y se encuentra en proceso de indexación, y Horizontes de la Psicología que se publica tres veces al año desde el 2010 y este año también ingresa al proceso de indexación (Camacho, s.f.). 6 El “Sistema Universitario de Bolivia” integra las carreras de las universidades públicas autónomas y no reconoce las carreras del sistema de universidades privadas porque no dependen del CEUB. El Sistema Universitario de Bolivia: no reconoce materias de estudiantes de traspaso que llegan a las públicas desde las privadas, no suele contratar graduados de universidades privadas nacionales —no tiene problemas con las extranjeras—, pero sí reconoce los títulos de las privadas para inscribir graduados a sus programas de postgrado. Se encuentra información sobre la relación entre la universidad pública y la privada en Contreras (1998), aunque mucho se tiene avanzado a nivel informal entre docentes y administrativos de ambos sistemas, a nivel formal sigue presente el “divorcio” que menciona Contreras. 49
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En los demás departamentos, no existen institutos responsables de investigar desde la psicología y los esfuerzos son más bien individuales. Entre los psicólogos cruceños se destaca por sus investigaciones y publicaciones Maggie Jauregui Ortiz. Su área es la investigación cualitativa indagando sobre fenómenos sociales como el malestar social por la administración pública, la corrupción, la migración y el concepto de familia (CEUB, 2011). Con seguridad existen otros psicólogos - investigadores en Cochabamba, Sucre, Tarija, pero no logramos acceder a su trabajo al no existir medio de difusión accesibles o de publicación continua. Aguilar (1983) atribuía esta falta de continuidad en las publicaciones bolivianas a que la mayor parte de ellas fueron el esfuerzo personal de individuos más que de asociaciones profesionales. En gran medida, ese sigue siendo el caso, salvo por la revista Ajayu de la UCB de La Paz que se publica desde febrero 2002 y es, hasta el momento, la única revista boliviana de psicología indexada en Scielo y Latindex. Esta revista está a cargo de Bismark Pinto y el Departamento de Psicología a cargo de Eric Roth. Las revistas que han sido publicadas —y de las que se encuentran referencias— son las que se exponen en la tabla 1. Tabla 1. Revistas de Psicología en Bolivia descontinuadas Título
Institución
Período
Revista Boliviana de Psicología
Ricardo Castañón
1975
Comportamiento: lecturas en psicología científica
Castañón y Ricardo Calderón
1975
Revista Boliviana de AnáliEric Roth sis del Comportamiento
1982-2009
Revista de Salud Mental
1997-2003
Mario Gabriel Hollweg
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Consultorios en universidades Además de los laboratorios e institutos de investigación, como parte de la formación, varias universidades crearon espacios de consulta abiertos al público para asegurar prácticas clinicas y educativas a sus estudiantes, así como espacios para la investigación. El primero, fue el Centro de Investigación y Orientación Psicológica —CIOP—, de la UCB, fue creado en 1974 por Ricardo Castañon. Inicialmente, en el centro se brindaba atención clínica, luego fue un centro de psicometría y evaluación educativa, vocacional y organizacional (Calderon, 1999). En 1989, la Carrera de Psicología de la UMSA inauguró el Consultorio Psicológico como un espacio de prácticas para la primera promoción de estudiantes. La convocatoria para coordinarlo fue ganada por Carmen Camacho, que lo dirigió a través de todas sus etapas —como también dirigió en algún momento la carrera—. Después de un tiempo el consultorio pasó a convertirse en el Centro Integral de Servicios Psicológicos —CISP— con cuatro áreas de actuación: consultorio, investigación, capacitación e interacción. El CISP en el 2007, se convierte en el IIIPP. En este centro, además de las prácticas clínicas, los estudiantes realizan prácticas sociales y educativas. En 1996 por iniciativa de Anatolia Navedo, en ese momento Directora de la Carrera de Psicología en la UAGRM y Marion Schulmeyer, surge el proyecto de un consultorio de atención psicológica el cual pasó a ser atendido por diversos docentes. Su actividad fue cambiando en función a los intereses de las personas a cargo enfatizando más una u otra área de atención, pero se mantiene funcionando en la actualidad (CEDEC-PSI, 2009). En la UMSS, en 1999 Griselda Salomón elaboró el proyecto del Consultorio Psicológico Universitario —CPU— que atiende consultas y desarrolla prevención primaria con estudiantes en régimen de internado (UMSS, 2013). En el 2000, se fundó la primera Cámara Gesell de Santa Cruz, en el Centro Integral de Asistencia Psicológica — CIAP— de la UPSA, el cual funciona dando asistencia al público, apoyo en prácticas y trabajos de consultorías con grupos focales 51
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para proyectos de desarrollo, marketing y otros. Está en proceso el proyecto para ampliarlo y crear un centro de investigación. En el 2010, la Universidad La Salle de La Paz inauguró su Cámara Gesell y Gabinete de Orientación y Consejería (ULS, 2010a). En el 2012, la Universidad Franz Tamayo inauguró la suya en Santa Cruz. La Universidad de Aquino Bolivia de La Paz, según información obtenida a través del portal web de la Universidad, también cuenta con cámara Gesell y consultorio clínico (UDABOL, 2012). Ejercicio profesional y Colegio de Psicólogos El ejercicio profesional en Bolivia está reconocido por la Constitución Política del Estado del 2009, como derecho fundamental del individuo y la formación del psicólogo está avalada por el Ministerio de Educación como profesión independiente, respaldada por el título en Provisión Nacional que otorgan las universidades autónomas y el Ministerio de Educación. Según Calderon (1999), el ejercicio profesional del psicólogo está regulado por los estatutos y normas del Colegio de Psicólogos, creadas en los 70´ pero en realidad, hasta el momento, el colegio no logró hacer promulgar por el Congreso Nacional la Ley del Ejercicio Profesional del Psicólogo, por tanto nadie regula el ejercicio profesional en el país. Sin embargo, el 8 de julio 2003 se obtuvo la Resolución Ministerial Nº 0375, 2003 que nos reconoce como profesionales de la salud. Una de las personas responsables de este logro fue María Lily Maric que estuvo representando al Colegio de Psicólogos Nacional durante mucho tiempo. En la práctica, este reconocimiento todavía no ha tenido repercusiones positivas. A partir de ella, los psicólogos que trabajan en el ámbito de la salud deben registrarse en el Ministerio de Salud, sin embargo, el Ministerio todavía no otorga ítems para psicólogos en el Sistema de Salud Pública y los psicólogos trabajan con ítems de Servicio Social, Farmacia y Enfermería. Incluirnos en el sistema exigiría que los psicólogos puedan categorizar sus cargos y recibir algo más del haber básico, lo cual genera resistencia en distintas instancias gubernamentales. El Colegio de Psicólogos 52
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de Santa Cruz, con Melvy Quiroz, Javier Mendieta y Javier Arce, trabaja actualmente en la propuesta regional que se presentará en la Cumbre de la Salud que se está exigiendo al gobierno de Evo Morales para mejorar esta situación, entre muchas otras. El Colegio de Psicólogos de Bolivia se creó en La Paz, y se encuentran referencias que sitúan su creación entre 1976 y 1979, año en que se obtuvo la Personería Jurídica y se eligió a Enrique Cervantes para que lo presida (Aguilar, 1983; Brañez, 2012, Calderon, 1999; Peredo y Calderón, 1999). La primera junta directiva trabajó en un proyecto para la regulación del ejercicio profesional y en 1987 se realizó el Segundo Congreso Nacional de Psicólogos para consensuar la Ley del Ejercicio Profesional del Psicólogo (Peredo y Calderón, 1999), que hace más de 25 años no se logra hacer aprobar. Las disputas internas que dieron lugar al funcionamiento irregular del Colegio Nacional y la discusión de la Ley de Descentralización Administrativa en el país, propiciaron el que las asociaciones y colegios departamentales que funcionaban como filiales del nacional, obtuvieran sus respectivas personerías jurídicas. En Santa Cruz, los psicólogos firmaron el acta de fundación de la Asociación de Psicólogos de Santa Cruz el 13 de marzo de 1981. En 1982 se afiliaron al Colegio Nacional de Psicólogos de Bolivia y pasaron a llamarse Colegio de Psicólogos Departamental Santa Cruz. Varios directorios trabajaron en conseguir la Personería Jurídica del Colegio de Psicólogos de Santa Cruz que se logró el 2004. Posteriormente, gracias a las gestiones de los directorios de Maggie Jauregui (2004-2006), Bertho Arteaga (2006-2008) y Marion K. Schulmeyer (2008-2012), y los aportes voluntarios de más de 400 afiliados, en el 2010 se logró comprar oficinas propias y publicar Estatutos y Código de Ética (Schulmeyer, 2010). El Colegio de Psicólogos de Cochabamba se fundó formalmente el 14 de Junio de 1995, bajo la presidencia de Emilio Sotomayor, definiendo Estatutos y Código de Ética. El Colegio de Psicólogos de Tarija obtuvo su personaría jurídica el 4 de noviembre de 1998 (Colegio de Psicólogos de Tarija, 2010). El Colegio Departamental de Psicólogos de La Paz, heredero de las disputas internas del Colegio Nacional subsiste hasta lograr organizarse mejor gracias a María 53
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Lily Maric que lo llevó durante muchos años y publicó el Código de Ética del Colegio y a Ivonne Brañez, primera presidente electa en el 2004 (Brañez, 2012; Colegio Departamental de Psicólogos de La Paz, 2002). El Colegio de Psicólogos de Chuquisaca se fundó el 2004, y cuenta con aproximadamente 100 colegiados formados en las universidades locales (Colegio de Psicólogos de Chuquisaca, 2012). Los inicios del Colegio de Psicólogos de Potosí no están claros. Según un grupo de psicólogos que publicó su posesión en el periódico de la ciudad en Potosí, desde el 2000 funcionaba una Asociación de Psicólogos y el 14 de diciembre de 2011 se posesionó el primer directorio del Colegio de Psicólogos de Potosí a la cabeza de Carlos Pereira. (Colegio de Psicólogos de Potosi, 2011, 14 de diciembre). Sin embargo, según un blog del “Colegio de Psicólogos de Potosí” figura otro directorio con Rosario Bobarín en la presidencia y Carlos Pereira de vicepresidente desde el 2009 —actual Mesa Directiva, 2009—. El Colegio de Psicólogos de Oruro es de reciente creación, contaba con 55 afiliados, en el 2011, cuando eligieron como Presidente a Raúl Aráoz. Todavía no hay Colegio de Psicólogos en Beni y Pando. Asociaciones profesionales Además de los intentos por fortalecer los Colegios de Psicólogos, con más o menos adeptos, desde las distintas áreas de la psicología fueron surgiendo asociaciones de profesionales y mencionaremos las de mayor trayectoria. Desde el área cognitiva comportamental se crearon varias, la primera, fundada en 1978 por Eric Roth fue la Asociación Boliviana de Análisis del Comportamiento —ABAC— que publicó la Revista de Análisis del Comportamiento (Aguilar, 1983; Calderón, 1999). En 1983 René Calderón Jemio, fundó la Sociedad Boliviana de Psicología Científica —SOBOPSI—, dedicada al avance de las ciencias cognitivas y comportamentales, en 1996 fundó la Asociación Boliviana de Terapia Cognitivo-Comportamental reconocida por la Asociación Latinoamericana de Análisis y Modificación del Comportamiento —ALAMOC— según informa Calderón (1999) 54
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en el capítulo sobre Psicología en Bolivia publicado por la SIP, donde se puede notar el desarrollo y extensión del conductismo en distintas áreas de aplicación. Se debe destacar la participación de docentes bolivianos en el Congreso Mundial de Terapias Cognitivas y Conductuales realizado en México en 1998 y el VIII Congreso de Análisis y Modificación del Comportamiento que se realizó en La Paz, en 1994. Desde el área psicoanalítica, a partir de 1978, psicólogos formados principalmente en la Argentina, organizaron grupos de estudios freudianos, entre ellos María Elena Lora, en La Paz; Mónica Pelliza y Rolando Evel en Cochabamba; Centa Reck y Oscar Soruco en Santa Cruz. A partir de 1989 el movimiento psicoanalítico boliviano se inscribió en la Red del Campo Freudiano de Bolivia con el trabajo de psicólogos de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Tarija. Estos grupos de estudio conformaron asociaciones regionales que en 1996 se convirtieron en la Asociación del Campo Freudiano de Bolivia, reconocidos por la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Esta asociación tiene afiliaciones en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija y Oruro (Calderon, 1999; Hornos, 2013). A partir del 2003 Bolivia forma parte de la NEL —Nueva Escuela Lacaniana—, escuela fundada en el 2002 en Bruselas, con delegaciones de La Paz, Cochabamba y Tarija, en el 2012, el grupo de Santa Cruz se incorporó y creo la Asociación Psicoanalítica de Estudios Lacanianos —APEL— continuando con su actividad formativa (Hornos, 2013). Incluimos entre las asociaciones de colectivos profesionales al Instituto Boliviano de Terapia Familiar —IBTF— que nace después de varios intentos. Las primeras tentativas por conformarlo se dan entre 1988 y 1990 en La Paz, con la creación de un grupo de estudio formado por Bismark Pinto, Blanca Lebl y Javier de la Riva. Con la llegada en 1993 de Elizabeth Sotelo el grupo funda el IBTF en La Paz. Desde entonces han organizado numerosos cursos de formación y fueron mudando de modelo a partir de las diferentes experiencias formativas del equipo. Desde 1996 el IBTF certifica cursos de formación y terapia (Pinto, 2012). A raíz de la iniciativa de René Calderón Soria, se fundó en 55
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La Paz la Sociedad Boliviana de Neuropsicología —SNPB—, en 1995. Esta sociedad organizó de 1995 hasta el 2005, cada dos años, un seminario–taller con especialistas del exterior del país y publicó la Memoria del mismo, continuando actualmente con actividades de formación (Ocampo, 2009). En el 2012, gracias a gestiones de Ninoska Ocampo y Marion Schulmeyer, se unió la SNPB con la Sociedad Interamericana de Psicología para realizar el I Congreso Boliviano de Neuropsicología junto al Congreso Regional de la SIP, en Santa Cruz. La trayectoria del área jurídico forense también es destacable. Entre los años 60´ y 70´ el único profesional formado en Psiquiatría Forense era el Dr. Mario Gabriel Hollweg, quien introdujo esta cátedra en la carrera de Derecho de la UAGRM en Santa Cruz, en los 80´ en la carrera de Derecho de la UPSA y en 1997 se incluyó la cátedra en la carrera de psicología de dicha universidad. En La Paz, la psicología forense, comenzó en 1976 a partir las necesidades planteadas por la Academia Nacional de Policía a Margarita Foster que les dictaba clases de psicología. En 1978 la Dra. Foster junto con el Dr. Vargas Romero —abogado— lograron crear el primer Juzgado de Vigilancia donde la Dra. Foster trabajó como psicóloga con un ítem de trabajadora social, desde donde se comenzó el trabajo psicológico en las cárceles. A partir del Nuevo Código de Procedimiento Penal, vigente desde el 2001, las pericias psicológicas cobraron más peso, pero aún eran contados los profesionales especializados en psicología forense (Bejarano, 2007). En La Paz, Guiomar Bejarano Gerke, formada en el área forense en Alemania —al igual que el Dr. M. Gabriel-Hollweg—, en 1996, dictó por primera vez la cátedra de Psicología Jurídica en la Carrera de Derecho de la UCB de La Paz. Guiomar Bejarano es responsable de haber difundido a nivel de pre y postgrado la Psicología Jurídica en Bolivia. A partir de sus gestiones, en mayo de 2001, se fundó la Asociación Científica de Psicología Forense, sus miembros dictan cursos de pre y postgrado y fungen de peritos en todo el país. La asociación tiene dos filiales, una en Santa Cruz y otra en Cochabamba (Bejarano, 2007). Una asociación muy activa es la Asociación de Psicología So56
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cial de Bolivia —APSISOBOL—. Esta es una asociación nacional que se interesa por fomentar el desarrollo de la Psicología Social en Bolivia desde el 2005, coincidiendo con la línea y principios de la ULAPSI. María Lily Maric es una de las principales impulsoras, —como también lo es de la relación de las Carreras de Psicología del Sistema Universitario de Bolivia a la ULAPSI—. Esta asociación tiene una actividad constante, organizando seminarios, congresos y otras actividades dirigidas a estimular el intercambio científico de la psicología social. La sociedad estuvo presidida por María Lily Maric, actualmente por Victor Hugo Barreto y tiene representantes en todos los departamentos del país, menos Pando (APISOBOL, s.f). Otras asociaciones que surgieron fueron: la Asociación Humanista Existencial que se formó en 1986 con Blanca de Lebel y que luego migró hacía una perspectiva sistémica (Calderon, 1999). La Asociación de Psicodrama con Teresa Baldivieso en Santa Cruz, a finales de los 80´. En 1999 se fundó la Sociedad Boliviana de Psicología de la Actividad Física y Deporte, en La Paz con los psicólogos Barral, Callejas, Lizón, Mallo y Pinto (Callejas, 2007). La Sociedad Boliviana de Psicología Educativa que se fundó en 1994 con Alarcón, en Cochabamba y la Asociación Boliviana de Musicoterapia, fundada en Sucre el 2010. Reflexiones y perspectivas Calderón en 1999 mencionaba —entre otros retos— que quedaba por trabajar en el control del ejercicio profesional, en regular las carreras de psicología y mejorar los niveles de especialización. Ahora, con una realidad más compleja, consideramos que todo ello sigue siendo una tarea pendiente. Al año hay más de 15.000 estudiantes de psicología matriculados en las diversas universidades del país y la oferta de psicólogos supera las necesidades del mercado en Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, y Chuquisaca, mientras que en Oruro, Potosí, Beni y Pando el campo profesional está por desarrollarse (Universidad Privada Boliviana, 2006). Los espacios laborales han aumentado en el área jurídica, escolar, de la salud y del trabajo y las organizaciones, así como su reconocimiento por la sociedad 57
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(Cajas, 2005; Rojas, 2004; Terceros, 2004). No obstante queda la necesidad de un ente que regule el ejercicio profesional, porque los salarios son insultantemente bajos sobre todo en el ámbito público, donde pueden ganar $US 200 por mes, —que es poco más del salario mínimo— y porque en diversos ámbitos, cualquiera, con o sin formación, de grado o post-gradual, puede hacer terapia o evaluar personas. Los colegios de psicólogos avalan la formación de los profesionales cuando se lo solicitan, pero no tienen potestad legal para defender o regular el ejercicio profesional. Por otra parte, la necesidad de mejorar la calidad de formación a nivel de pre y postgrado, sigue siendo un tema pendiente tanto en las universidades públicas como privadas. Hasta el momento la población ha tenido una mejor percepción de la formación en las universidades privadas de mayor costo —UCB, UPSA y UPB—7 que en otras, pero las universidades públicas cuentan con una oportunidad única para fortalecerse y convertirse en casas de estudio e investigación de excelencia ya que su presupuesto anual pasó de 8 millones de dólares a más de 100 millones (Gobierno emitió, 2012, 14 de agosto). Estos recursos han sido destinados a infraestructura y funcionamiento y actividades de extensión, pero queda el desafío para las autoridades de utilizar estos recursos para el perfeccionamiento académico y especialización del plantel docente. Por otra parte, en esta situación envidiable, por el momento, en lugar de aumentar la exigencia, mejorar la calidad de la formación, estimular la investigación, algunas universidades están eligiendo reducir sus exigencias, eliminar la defensa de tesis como requisito de graduación —prácticamente la única fuente de investigación que tienen— y bajar el promedio para la graduación por excelencia. En el caso de las universidades privadas la gestión está fuertemente vigilada desde el Viceministerio de Educación Superior. En general, estas cuentan con suficiente infraestructura física, pero 7 Información obtenible en Contreras (1998) y diversos estudios de posicionamiento de marca de Bolivian Bussiness Price Waterhouse Coopers (20002011). En estos estudios suelen estar entre las 10 primeras opciones de los empleadores también la UMSA, la UMSS y la UAGRM. 58
Historias de la psicología en América del Sur
no todas priorizan la inversión en bibliotecas y otras necesidades de formación, o separan la gestión institucional de intereses familiares y económicos. Además, por la lógica mercantilista de algunas universidades, lograr contratar profesionales destacados resulta difícil ante los salarios que ofrecen y los profesionales que eligen dar docencia están obligados a buscar otras fuentes de ingreso. Todo ello lleva al tercer problema, que es la necesidad de reflexión e investigación dentro de la disciplina, quedando atado al anterior. Finalmente, la falta de apoyo económico de las instituciones hace que la investigación sea limitada, su difusión difícil y la presencia boliviana en asociaciones profesionales internacionales irregular y escasa, porque sigue dependiendo del interés y la inversión de personas particulares que con gran esfuerzo personal lograron presencia en distintas asociaciones. Desafortunadamente, la mayor parte de las instituciones educativas no se han dado cuenta, todavía, de su rol en la construcción del conocimiento. Referencias Aguilar, G. (1983). Historia de la psicología en Bolivia. Revista Latinoamericana de Psicología, 15(3), 311-325. APISOBOL. (s.f ). Asociación de Psicología Social de Bolivia. Recuperado el 17 de enero de 2013, de www.apsisobol.blogspot.com Bejarano, G. (2007). Historia de la Psicología Jurídica y Forense en Bolivia. La Paz. Borda, X. (2012). Laboratorio de psicología experimental. En Universidad de La Salle. Desarrollo e historia de la psicología en la ciudad de La Paz (pp. 136-139). La Paz: Universidad de La Salle. Brañez, I. M. (2012). Colegio Departamental de Psicólogos de La Paz. En Universidad de La Salle. Desarrollo e historia de la psicología en la ciudad de La Paz (p. 7). La Paz: Universidad La Salle. Cajas, G. N. (2005). El rol del psicólogo en el proceso jurídico en los casos de maltrato infantil y propuesta de trabajo. Tesis de Licenciatura de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra, UPSA. Calderón, R. (1999). La psicología en Bolivia. En M. Alonso, Psicología en las Américas (pp. 47-65). Caracas: SIP. Callejas, A. (2007). Inicios de la Psicología Deportiva en Bolivia. Revista 59
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CAPÍTULO 3
Una breve historia de la psicología en Brasil Ana Maria Jacó-Vilela Universidade do Estado do Rio de Janeiro Al estructurar cualquier narrativa, una de las primeras dificultades con las que nos encontramos es la demarcación de los límites que nos ayudarán a construir el objeto narrado. Desde este punto de vista, narrar la trayectoria de una disciplina, como la psicología, en un determinado país, Brasil —de grandes dimensiones geográficas y con una historia en la que se mezclan diferentes culturas, colonización explotadora y el hecho de ser el único régimen imperial de América del Sur—, implica la necesidad de establecer claras delimitaciones temporales y espaciales. De esta forma, la historia de la psicología en Brasil planteada en el presente trabajo, prescinde de hablar, por ejemplo, sobre las llamadas ideas psicológicas y la psicología presentes en la cosmogonía guaraní (Bertoni, 2004) o en las distintas narrativas de origen africano (Mintz y Price, 2003), así como en la portuguesa, expresada en los saberes jesuíticos (Massimi, 1990). Pretendemos, en términos temporales, definir como inicio aquellos conocimientos denominados científicos, que se gestan en el Brasil del siglo XIX, y considerarlos como saberes psi, en cuanto que se refieren a la psicología, a la psiquiatría, al psicoanálisis, a la psicometría, a la psicotécnica etc. El artículo se irá deteniendo en la psicología en la medida en que la tratemos como un campo disciplinario específico1, buscando recorrer su historia hasta la actualidad. 1 Una disciplina, de acuerdo con Vidal (2010), puede considerarse “una estructura social e intelectual caracterizada por la existencia de individuos 65
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La otra delimitación se refiere a la cuestión espacial, un aspecto central de nuestras decisiones en la elaboración de este trabajo. Teniendo en cuenta las extensas dimensiones de Brasil, el desarrollo de la psicología fue muy distinto entre los estados política y económicamente más poderosos, como Río de Janeiro, São Paulo y Minas Gerais —la región sudeste del país—, y los situados en las demás regiones, con algunas excepciones explicadas por contingencias históricas. En este sentido, se ha optado por algunas estrategias discursivas, como centralizar la narrativa en algunas prácticas psi presentes en momentos sociopolíticos distintos del país. De esa forma, la construcción de la historia de la psicología en Brasil recorrerá: a) La creación de los primeros manicomios y facultades de medicina, b) La organización sanitaria, la higiene física y mental; el inicio de los test, c) La interioridad en el proceso de modernización: las ciudades, el transporte, las mentes; la psicotecnia, las clínicas, los primeros planes de estudios, d) La modernización tecnológica de la dictadura militar y la expansión psi; los posgrados y e) Avances y cuestiones actuales. La creación de los manicomios y las facultades de Medicina El primer manicomio de Brasil se crea en Río de Janeiro, y se inaugura en 1854. Recibe el nombre de Hospício de Pedro II, ya que su construcción había sido ordenada trece años antes, como homenaje al Emperador Pedro II cuya mayoría de edad se decretó cuando sólo tenía catorce años. Su construcción, por lo tanto, no fue fruto de un proyecto ilustrado, sino consecuencia de las condiciones políticas del país en aquel momento, y del proyecto siempre presente de “querer mostrarse en sintonía con el primer mundo” (Teixeira, 1997). Ya existían otros asilos para enfermos mentales en algunos que se reconocen a sí mismos como sus practicantes; un conjunto de saberes, problemas, reglas, métodos, divergencias y debates considerados relevantes; una terminología común; publicaciones, incluyendo periódicos, además de personas identificadas como pertenecientes al ámbito en cuestión, o dotadas de una autoridad intelectual especial; su presencia en los currículos académicos y en los materiales de enseñanza” (p.48). 66
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sitios, como Salvador da Bahía, Porto Alegre y São Paulo. La relevancia del Hospício de Pedro II proviene del hecho de situarse en la Corte y, aunque estuviera bajo el control de las Hermanas de la Caridad —como los antiguos asilos—, poco a poco fue contando con la participación activa de médicos de la Facultad de Medicina de Río de Janeiro, que ampliaron su influencia a lo largo de los primeros treinta años (Gonçalves, 2011) y consiguieron sustituir a las hermanas durante la República (Engel, 2001). De esta forma, en el proceso civilizatorio que se desarrolla a lo largo del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, los abogados licenciados por las Facultades de Derecho de Olinda y São Paulo establecen las leyes que organizarán la nueva nación que se está forjando. Por otro lado, los médicos formados en las Facultades de Río de Janeiro y de Bahía cuidan a los cuerpos enfermos de los habitantes en la nueva sociedad, rescatándolos de sus males y contribuyendo en la construcción de una nación civilizada. Para realizar esta labor, es necesario que los médicos —y los estudiantes de medicina— se apropien de aquel “conjunto de ideas nuevas” (Romero, 1905) que pasaban a formar parte del pensamiento de la intelectualidad brasileña a finales del siglo XIX: materialismo, evolucionismo, positivismo y, en esa atmósfera, las distintas vertientes de la psicología que se están gestando en Europa. Tales ideas están presentes en las tesis de las facultades de medicina, de realización obligatoria entre 1832 y 1932, y de esa forma se difunden por el país. En las facultades de Medicina, la enseñanza se asentaba principalmente en libros importados, y en el conocimiento de los catedráticos, normalmente expertos en alemán y francés, principales idiomas de la época. Es interesante observar la rapidez con que se produjo la recepción del conocimiento psicológico desarrollado en Europa y en los Estados Unidos. Encontramos frecuentemente la referencia a autores de la psicología alemana, principalmente Wundt: “La psicología experimental debe a Wundt sus más bellos florones.” (Roxo, 1900, p.15). Sin embargo, la psicología francesa es sin duda la más recurrente, no tanto en la figura de Ribot, como en la de Charcot, aunque también la de Pierre Janet y la Escuela de Nancy, presentes en tesis sobre histeria e hipnotismo como las 67
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de Fajardo Júnior (1889) y las de Ribeiro (1886). Debe destacarse aún la tesis titulada “Duración de los actos psíquicos elementales en los alienados”, de Henrique Roxo, primer trabajo de psicología experimental realizado y publicado en Brasil (1900). Roxo mide el tiempo de reacción de los internos, comparándolos a los de los pacientes “normales”, en el Hospício Nacional de Alienados —nombre que el Hospício de Pedro II asume después de la proclamación de la República— utilizando, para ello, el psicómetro de Buccola, un instrumento hoy en día desconocido. Por su parte, la tesis de Genserico Aragão de Sousa Pinto, defendida en 1914 y titulada “Del psicoanálisis: la sexualidad en las neurosis”, inicia la emergencia de esa teoría en Brasil, donde se fijará especialmente en el campo médico —en Río de Janeiro— y en las ciencias humanas —en São Paulo—2. La antropología criminal de Lombroso también se hará presente con el concepto de estigma físico (Corrêa, 1905), mientras que la teoría de la degenerescencia de Morel será una constante (Corrêa, 1905; Velho, 1905). Sin embargo, su influencia resultará mayor en la Faculdade de Medicina da Bahía, en la que orientará los trabajos de Raimundo de Nina Rodrigues (1862/1906) a través de su cátedra de Medicina Legal. Se acepta comúnmente que Rodrigues fue el primer académico que investigó in situ las religiones africanas de Brasil (1896/2006). Las teorías de la degenerescencia y de los determinismos climático y racial llevan a los intelectuales brasileños a reflexionar acerca de cómo desarrollar un país civilizado a partir de una población mestiza en un clima tropical (Oda, 2003). Muchos optaron por reproducir tales teorías, justificando científicamente el prejuicio racial. Rodrigues, por otro lado, optó por una investigación etnográfica sustentada por distintas bases teóricas, como el pensamiento de Pierre Janet. Muchos de sus discípulos se destacaron en la historia de la psiquiatría y de la articulación entre sabes psi y cultura, como Julio Afrânio Peixoto, autor de Epilepsia e crime (1897) y rector de la Universidade do 2 La tesis fue tema de un libro del historiador de la psicología Hannes Stubbe en donde fue presentada al público alemán (Stubbe, 2011). 68
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Distrito Federal en la década de 1930, y Arthur Ramos, autor de Introdução à Psicología Social (1936/2003) y de varios libros en los que se entrecruzan psicoanálisis y cultura, como, por ejemplo, O negro brasileiro (1934/2001). Otros manicomios tuvieron relevancia en la historia psi de Brasil, como el de Juqueri, en el estado de São Paulo. Franco da Rocha, su fundador y director, fue uno de los principales introductores del pensamiento de Freud en Brasil, con el libro A doutrina de Freud (1919) (citado por Pfrom Neto, 2004). En Pernambuco, el Hospital das Tamarineiras se convirtió en referencia a comienzos del siglo XX, por las profundas transformaciones hechas bajo la dirección de Ulisses Pernambucano, psiquiatra de orientación progresista que inculcó en sus auxiliares y académicos el respeto por los internos (Cerqueira, 1978). Grandes manicomios, públicos y privados, fueron el lugar de tratamiento de locos y de desviados de todo tipo3 durante el siglo XX. Aunque su contribución a la construcción de nuevos saberes psi en aquellos primeros momentos prácticamente se limitara a lo antes citado, los horrores a los que las personas estaban sometidas en esas instituciones fueron, sin duda, unos de los motivos del fuerte movimiento de reforma psiquiátrica iniciado en los años 1980. La higiene de las ciudades: cuerpos y mentes El período de intensa actuación médica se interrumpe con la proclamación de la República (1889) y una preocupación: la limpieza de las ciudades, tanto en cuanto a la adecuación a las reglas de la buena praxis científica —alejamiento de las curtidurías y cementerios, ensanchamiento de calles, etc.— como en el sentido del cuidado de los cuerpos y de las mentes de la población. En las tesis de las facultades de medicina (p. ej. Pimentel, 1884), se encuentran temas 3 El hoy famoso escritor Paulo Coelho fue ingresado por su familia tres veces durante la década de 1960 en la Casa de Salud Dr. Eiras, entonces el mayor manicomio privado de Brasil (Rosa y Freire, 2011). 69
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como la miseria de una población en crecimiento, la suciedad de la urbe y el abandono del gobierno, la predisposición emocional como elemento relacionado a la enfermedad, y la necesidad de medidas profilácticas. Esas tesis demuestran la preocupación que las investigaciones científicas comenzarán a adoptar: el espacio urbano y las enfermedades propias de las ciudades. Ese discurso médico, de carácter empírico, articulado en torno a las transformaciones sociales y que tuvo como resultado la normalización e higienización de la sociedad, es una de las vías por las cuales el conocimiento psi se hace presente. Las tesis demuestran que el país estaba enfermo: habitado por una población inculta, que vivía en centros urbanos alejados de los niveles mínimos de civilidad europea, por lo que se hacía necesario higienizar las ciudades, los cuerpos y las mentes (Herschmann y Pereira 1994; Schwarcz, 1993). Éste es el esfuerzo al que se dedican los intelectuales durante la primera República, médicos, juristas, literatos, todos están interesados en elevar el país a un nivel que lo aleje de sus orígenes viciados que, como hemos visto antes, para la mayoría de los autores de la época tenían que ver con la presencia del negro y, en menor grado, con la del indígena. En este proyecto de reforma del Estado, junto con la propuesta sanitaria y la de la higiene física —encargada a los médicos—, la higiene mental presenta dos caras: el higienismo, propiamente dicho, y el esfuerzo por la educación. Brasil era un país recién salido del sistema esclavista —la abolición total de la esclavitud había sido decretada en 1888—, y se estima que aproximadamente el 65% de la población brasileña era analfabeta a comienzos del siglo XX; una situación opuesta, por ejemplo, a la de Argentina, donde una parte relevante de la población estaba alfabetizada en virtud no solo de los esfuerzos civilizatorios, sino también de la inmigración selectiva a mediados del siglo XIX (Fausto y Devoto, 2004). En este sentido, se considera que la reducción y/o eliminación del analfabetismo es fundamental. La élite política e intelectual se dedica en estos momentos a la educación. Al año siguiente de la Proclamación de la República, surge una nueva legislación que modifica el sistema de enseñanza 70
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(Brasil, Decreto 981, 8/11/1890), pues se observa que la educación es deficitaria, arcaica y artificial, basada en la memorización y en los castigos físicos (Gondra, 2004), con poco énfasis en las nuevas ciencias. En este contexto, surgen las primeras propuestas educacionales, concretadas en la legislación citada, conocida como Reforma Benjamim Constant, la cual propiciaría no solo la creación de varios laboratorios de pedagogía y psicología experimental en las Escuelas Normales, sino también, más adelante, la introducción obligatoria de la asignatura de Psicología en los cursos de estas escuelas (Lourenço Filho, 2004). Como esos centros de formación se encontraban en el territorio nacional, a medida que el proyecto educacional avanzaba, el conocimiento psicológico comenzaba también a ser ampliamente divulgado. Sin duda, algunas iniciativas de Lourenço Filho fueron decisivas para ello, entre las cuales cabe aquí mencionar dos: a) Su libro Introdução ao Estudo da Escola Nova, cuya primera edición es de 1930, y que tuvo 13 ediciones hasta la década de 1960, revelando así la aceptación que tuvo en el ámbito académico brasileño; a través de la propuesta de divulgar los principios de la Escuela Nueva, movimiento adoptado por él y por otros importantes nombres de la educación brasileña de aquel momento, el autor dedica gran parte de la obra a la psicología, que considera una de las “bases de la educación”. b) La creación de la “Biblioteca de Educación”, editada por la editorial Melhoramentos, en la cual se publicaron traducciones de varios libros de psicología. Sin embargo, para que la educación fructifique, es necesario que el terreno sea fértil. La Liga Brasileira de Higiene Mental, creada por Gustavo Riedel en Río de Janeiro en 1923, contaba con destacados miembros de la élite médica e intelectual entre sus afiliados. Muchas figuras relevantes en la historia de la psicología brasileña ocupaban posiciones en sus cuadros, dato muy desconocido en nuestra historiografía (Jacó-Vilela, 2012). Conviene recordar no solo la actuación médica en las campañas antialcoholismo, en la selección de inmigrantes, en el control de la prostitución etc., sino también en la producción y difusión del conocimiento en un 71
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ámbito de la psicología que había surgido a comienzos del siglo en Europa y que solamente en los años 1920 y 1930 se desarrollaría en Brasil: los test psicológicos. Hubo muchas publicaciones en los Archivos Brasileiros de Higiene Mental sobre ese tema, haciendo hincapié especialmente en la necesidad de estandarización de los test en la realidad brasileña (Leme Lopes, 1930; Leme Lopes, 1932; Lopes, 1931). De esa forma, higiene y Escuela Nueva se unen a través de la búsqueda de instrumentos útiles para medir la capacidad de los escolares y construir los “grupos homogéneos” que permitirían un aprendizaje más rápido y eficaz. En esa época no se consideraban las consecuencias de esta homogeneidad, es decir, los niños provenientes de ambientes sociales desfavorecidos eran agrupados como “alumnos especiales”, con dificultades de aprendizaje, por lo que no se esperaba de ellos que aprendieran, contribuyendo de este modo al mantenimiento de un orden social perverso. Sin embargo, debemos considerar que la difusión de la psicología y el inicio de su institucionalización en el país se deben a su fuerte presencia en las escuelas y en la formación de los educadores y maestras. La interioridad en el proceso de modernización Posteriormente, las nuevas políticas gubernamentales encaminadas a lograr la industrialización tendrían un importante papel en el proceso de modernización del país, desde la creación de las “industrias de base” del final de la dictadura Vargas, en la primera mitad de la década de 1940, hasta el esfuerzo de modernización del gobierno Juscelino Kubtscheck (1950-1955). Estos procesos representarían un profundo cambio en la vida de la población. Se acentúa la migración hacia las ciudades, la sociedad empieza a perder su carácter rural y asume, cada vez más, rasgos urbanos. El automóvil particular y los camiones como transporte de carga, se vuelven los medios de transporte preferenciales, lo que lleva al abandono progresivo del tren y del transporte fluvial y marítimo, así como a la necesidad de construcción de autopistas. Finalmente, la televisión llega al país en la década de 1950, aún en blanco y negro, pero ya apunta a nuevos 72
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modos de comunicación y entretenimiento en los que no es necesario salir del espacio privado. Ese espacio, es por lo tanto, estimulado, y con él también la nueva ciencia que cuida de la interioridad. La psicotecnia alcanza su apogeo con la fundación del Instituto de Selección y Orientación Profesional de la Fundación Getúlio Vargas —ISOP/FGV— en 1947, dirigido por Emilio Mira y López (1896-1964) desde ese momento hasta su fallecimiento. Las innumerables actividades del ISOP —orientación profesional, orientación vital, cursos variados, exposiciones, análisis profesiográficos, selección de personal, divulgación de congresos, etc.— lo convierten en un importante centro de formación en Río de Janeiro. El test de Mira, Psicodiagnóstico Miocinético —PMK— se vuelve el principal instrumento de selección, especialmente para conductores. El examen psicotécnico para obtención del permiso de conducir pasa a ser reglamentario, aunque no se puso en marcha en la época por carencia de profesionales y sitios para la realización de los test (Cristo, 2011). Los cursos del ISOP son frecuentados por muchos interesados que consiguen con ellos una formación en psicología, si bien no sistemática. El ISOP abre varias sucursales en distintas capitales y, a partir de su creación, surge también una de las primeras revistas de psicología del país —existente hasta los días de hoy, con el nombre de Arquivos Brasileiros de Psicologia—. Sus técnicos también fundan la que sería una de las primeras asociaciones de Brasil, la Associação Brasileira de Psicotécnica, hoy de Psicología Aplicada. Sabemos que gran parte de estos éxitos se deben al trabajo y al carisma de Mira. Sin embargo, es importante considerar también el momento económico y político de Brasil, lo que seguramente resultó relevante para el florecimiento de sus iniciativas. Mira también estuvo presente, junto a Helena Antipoff (1892-1974), en la creación del Departamento Nacional da Criança, órgano del Ministério de Educação e Saúde responsable de establecer parámetros y formas de ayudar a los niños y a sus familias en situaciones adversas4. La Clínica de Orientação Juvenil —COJ—, 4 El Ministerio de Justicia había creado, en 1941, el Serviço de Assistência ao 73
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considerada la primera institución pública en ofrecer un servicio de atención psicológica, estaba subordinada a ese departamento. La clínica seguía las directrices de la época, utilizando el psicodiagnóstico y la orientación de padres, pero en la década de 1940 la COJ empieza a utilizar el referencial rogeriano, a través de la experiencia de Mariana Alvim con Rogers en Estados Unidos (Ávila, 2013). En São Paulo, por otro lado, se había creado la Sociedade Paulista de Psicologia, con su Boletim de Psicología. El Instituto Sedes Sapientiae ofrecía varios cursos de especialización en psicología, a través de los cuales se impartía formación en psicología a licenciados de otras áreas, especialmente pedagogía, filosofía y letras, principales interesados en aquel momento. En el Hospital das Clínicas de la Universidade de São Paulo, existía desde 1958 un servicio de psicología que anunciaba otras prácticas profesionales (Neder, 2011). Tanto en los cursos del ISOP como en los del Sedes, al igual que en las diferentes prácticas profesionales que comenzaban a desarrollarse en aquel momento, la presencia femenina era notable. De esta forma, se supone que la participación de las mujeres hubo de resultar decisiva cuando se inicia, a partir de un anteproyecto de ley propuesto por la Associação Brasileira de Psicotécnica, la articulación entre las asociaciones para la reglamentación de la profesión y de los planes de estudios (Jacó-Vilela, Oliveira, Espírito Santo, Carneiro, Messias y Valente, 2007). La reglamentación de la profesión y de los cursos tiene lugar con la Ley 4119, de 1962. En aquel momento, ya existían en Brasil cinco cursos de licenciatura en psicología, de los cuales, cuatro eran en universidades católicas ubicadas en Río de Janeiro, Minas Gerais, Río Grande do Sul y Pernambuco —PUC-Rio, PUC-Minas, PUC-RS y Unicap—, y uno en una universidad pública, la Universidade de São Paulo. En ese momento la psicología se encuentra institucionalizada en el país, de la misma manera que Menor —SAM—, órgano destinado a acoger y atender los niños menores de edad que cometieran infracciones o en situación de peligro. Conocido como Casa de los horrores o Escuela del Crimen, el SAM cerró sus puertas en 1964. (Bulcão, 2006). SAM y Departamento da Criança, fueron dos formas distintas de entender la infancia. 74
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el espacio privado, la interioridad, empezaba merecer una mirada especial y una atención antes inexistente. La modernización tecnológica en la dictadura militar y la expansión del mundo psi Justo después de la reglamentación, se produjo el golpe militar en Brasil, secundado por distintos países latinoamericanos, forjando un período negro en el continente. En el caso brasileño, la dictadura duró 21 años (1964-1985) y tuvo varias fases, de las cuales la más dura, en términos de represión política, tortura, desapariciones y censura fue de Diciembre de 1968 a 1974. La alianza con el capital internacional llevó a una fuerte inversión en industrialización y modernización tecnológica —especialmente de las telecomunicaciones—, lo que, en opinión de algunos autores como Figueira (1985) y Russo (1993), contribuyó a una mayor psicologización de la sociedad brasileña, sobre todo de las llamadas capas medias urbanas, a consecuencia de la individualización y fragmentación de las relaciones sociales que marcaron la dictadura militar. Mientras el cerco se cerraba en torno a los grupos contrarios al régimen –—partidos de la izquierda, intelectuales, la línea progresista de la iglesia y los sindicatos— éste busca evitar un nuevo frente de batalla: el de los estudiantes que había aprobado la selectividad pero no podían ingresar en las universidades por falta de plazas suficientes en el sistema público superior5. Así, surgen los incentivos a la expansión de los centros universitarios privados. De acuerdo con el análisis de Figueira y Russo antes citado, la carrera de psicología es la que presenta mayor demanda, o sea, mayor número de candidatos por plaza durante la década de 1960 y mediados de 1970. Pero no solo los estudiantes perseguían el “ser psicólogos”, sino que había realmente una demanda de trabajo, ya que las consultas privadas estaban rebosantes de clientes. Los psicoanalistas, por ejemplo, empiezan a ofrecer atención en grupo, debido a la 5 En Brasil, el sistema público de educación también es totalmente gratuito. 75
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absoluta falta de horarios para atender a los pacientes deseosos de someter su interioridad a los nuevos profesionales y a su nueva forma de escuchar. Muchos terapeutas, sin embargo, evitan la formación de grupos porque sospechan de la presencia de espías del gobierno entre ellos, dado que los militantes de izquierda también se sometían a terapia, como personajes de ese momento histórico necesitados de investigar su interioridad. Al fin y al cabo, constituyen uno de los elementos de lo que Velho identificó, en un brillante ensayo, como las dos “categorías de acusación” de la sociedad brasileña de los años de 1970: el drogadicto y el militante. Según el investigador, estas categorías, frente a la falta de un espacio público en el que sus convicciones pudieran ser discutidas, se vuelven acusatorias y se transforman en “problemas psicológicos” personales (Velho, 1978). Se trata, a la vez, de una extensión del proceso de interiorización iniciado en los años 1950 y de una ampliación hacia otras líneas. Una de esas líneas afirma la psicología como una “ciencia social” (Rose, 2008), y su utilidad se reafirma en los años 1970, por medio de la extensión del examen psicotécnico a los conductores de todo el país, creándose clínicas psicológicas asociadas al Departamento de Trânsito —DETRAN—, o incluso con grupos itinerantes de psicólogos que iban por diversas ciudades del interior realizando el examen. Sin embargo, la dictadura militar tuvo otros efectos. En aras de la modernización tecnológica, se inicia un proceso de apoyo a la ciencia. De esa forma, se incentiva fuertemente la creación y el desarrollo de los estudios de posgrado stricto sensu, dirigidos a la obtención de másteres y doctorados. Inicialmente dedicados a la formación de profesores para la enseñanza universitaria, y sobre todo a causa de la gran expansión que vivieron con los incentivos las instituciones privadas, los cursos de posgrado se concentraron, en un primer momento, en las universidades públicas y universidades católicas privadas. El primer curso de máster oficial en psicología, creado en 1964 en la Universidade de Brasília, aun antes del golpe militar, existió formalmente solo hasta 1971 (Borges y Cunha, 2011), y sufrió —como toda esa universidad— con el clima de inestabilidad propiciado por el despido del rector, Anísio Teixeira, y de varios 76
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profesores, lo que llevó a que dos tercios de la plantilla docente demitiera en 1965 (Salmeron, 1999). De esa forma, el curso de la PUC-Rio fue el primero en el campo de la psicología, al constituirse en 1967 como máster oficial en psicología teórico-experimental, hoy convertido en curso de posgrado en psicología clínica. El boom de los estudios de licenciatura se repite en el postgrado, si bien casi exclusivamente en la región sudeste, con alguna influencia en la región sur, y muy escasa en la nordeste. Centro-oeste y norte solo tendrán cursos de posgrado en el siglo XXI —exceptuando poquísimas instituciones, como la UnB—. Como hemos dicho anteriormente, la dictadura militar brasileña presentó varios períodos distintos. La crisis económica, los nuevos movimientos populares, el conflicto interno en las fuerzas armadas, llevan el régimen a buscar una salida política. Después de lo que se llamó “distensión lenta y gradual”, se inicia en 1979 el período denominado de “apertura”, con la amnistía a los militantes y el regreso de los exiliados y expulsados. Nuevos aires circulan por el país. Se fundan partidos políticos, prohibidos hasta el momento. Revistas, libros, películas, músicas y obras teatrales se difunden apenas sin intervención de la censura. El espacio público se abre nuevamente a la participación ciudadana. Las principales consecuencias para el universo psi, en nuestra opinión, son dos. La primera es la fundación, en 1980, de la Asociação Brasileira de Psicologia Social —ABRAPSO—, siguiendo de cerca los movimientos sociales de los años 1970. Siendo del interés de investigadores, profesores y psicólogos de una psicología acorde con el ideario de transformación de la sociedad brasileña, extremamente desigual, la asociación se acercó a la psicología hecha en otros países latinoamericanos, aunque haya vivido momentos dispares en su historia. Sin embargo, hoy se considera una de las más importantes asociaciones científicas y profesionales del país, sobre la que existe una extensa bibliografía. Algunos textos se hallan disponibles en el sitio web de la entidad. Citamos, sobre este tema, solamente un texto de una de sus fundadoras, Silvia Tatiana Maurer Lane (Lane y Bock, 2003). La segunda consecuencia a que nos referimos fue el gran 77
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movimiento pro reforma del currículo académico básico del curso de psicología, animado por la lucha en contra de los intentos, en la década de 1970, de encuadrar al psicólogo en el tratamiento de los desvíos —incluso ideológicos—. Este movimiento se concretó en una reunión de coordinadores del curso de licenciatura en psicología, realizada en la ciudad de Serra Negra, en la que se propusieron algunos principios que debían orientar la formación del psicólogo, resumidos de la siguiente manera: la importancia del ejercicio de la ciudadanía por el psicólogo, incluyendo el fomento de su desarrollo al lado de los pacientes; la ciencia, entendida como producción de conocimientos orientados a la especificidad de nuestra realidad y ligada al conocimiento original de saberes afines, con énfasis en la historia, porque el objeto de la psicología, “el hombre en su integridad”, debe entenderse en “sus condiciones concretas de existencia” (Japur, 1994). De esta manera, con la ABRAPSO y las propuestas de Serra Negra, se espera que el psicólogo del siglo XXI sea un profesional atento a la historicidad del hombre, que trabaje en una línea interdisciplinaria consciente de las cuestiones sociales. Avances y cuestiones actuales ¿Qué encontramos en el mundo psi de Brasil actualmente? Enormes diferencias en relación con los años 1940 y 1950 de los primeros psicólogos. La expansión de los estudios de formación y el aumento del número de psicólogos —hoy somos aproximadamente 250.000 profesionales registrados en el país— ha llevado también a la subida de otros índices numéricos. Existen hoy muchas asociaciones, revistas científicas, revistas vendidas en quioscos de periódicos, columnas y programas televisivos, editoriales especializadas, editoriales que, a pesar de no ser especializadas, publican libros de psicología denotando un inmenso campo que no da señales de estancamiento. Un aspecto que no podemos dejar de considerar es el destacado papel que el Conselho Federal de Psicologia desempeña desde mediados de la década de 1990, cuando el grupo político Cuidar da Profissão asumió su directiva. De acuerdo con la legislación brasileña, este órgano pertenece al Ministerio del Trabajo y 78
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todos los psicólogos deben estar afiliados a sus consejos regionales para poder ejercer la profesión. No obstante, aunque la labor del grupo haya dado visibilidad social a los psicólogos al hacer posible su participación en distintas comisiones gubernamentales y en la sociedad civil, también hay que considerar que los representantes elegidos son siempre partidarios de la ideología del grupo citado, y no necesariamente las personas más idóneas para la ejercer esa función. De esa forma, se caracteriza una situación de “pensamiento único” en la representación del ejercicio profesional, sin abarcar los distintos matices y diversidades de la profesión, lo que limita, sin lugar a dudas, el alcance del quehacer del psicólogo. Por otro lado, en el campo del conocimiento académico, la psicología aún lucha por hacerse presente. Aunque haya investigadores reconocidos tomando parte en el panorama científico nacional, parece existir una cierta tendencia de la disciplina a dedicarse más a sus discusiones teórico-metodológicas internas que a cuestiones de política científica, por ejemplo. La Asociação Nacional de Pesquisa e Pos-graduação en Psicología —ANPEPP—, que representa a la psicología en este campo, tiene poca visibilidad frente a otras asociaciones análogas. No obstante, debemos reconocer que existen estímulos gubernamentales para mapear las áreas del conocimiento en las que sería importante el perfeccionamiento fuera del país, a través de programas de doctorado, por ejemplo. En este sentido, la psicología ha buscado establecer áreas estratégicas para ello, lo que entra en discordancia con aquellos ideales establecidos en los años 1980 y 1990. Ésta quizás sea una tensión insoluble, entre propuestas universalistas y locales. En ese sentido, la historia de una psicología nacional puede ayudar a iluminar algunos aspectos aún oscuros del tema. Referencias Ávila, A. T. (2013). Uma história da abordagem centrada na pessoa – Rio de Janeiro e São Paulo (1950/1970). Dissertação de Mestrado. Pós Graduação em Psicologia Social. Universidade do Estado do Rio de Janeiro. 79
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CAPÍTULO 4
De la Guajira al río Amazonas. Desarrollo histórico de la psicología en Colombia Rubén Ardila Universidad Nacional de Colombia En este trabajo presentamos los orígenes de la psicología como ciencia y como profesión en Colombia, su estado actual y sus perspectivas. Analizamos el contexto social e histórico, los determinantes de los principales desarrollos, y realizamos un análisis crítico con miras a analizar sus proyecciones. El presente capítulo se fundamenta en publicaciones previas, comenzando con nuestro artículo de 1967 en la Revista Interamericana de Psicología/Interamerican Journal of Psychology y llegando hasta el capítulo de 2012 en el Oxford handbook of the history of psychology (Ardila, 1967, 2012). Nuestros libros sobre el tema son La psicología en Colombia, desarrollo histórico (1973), Psicología en Colombia, contexto social e histórico (1993) e Historia de la psicología en Colombia (2013). Nos basaremos también en Pérez-Acosta y Perilla (2006), Peña-Correal (1993, 2007), Oyuela (2008), Oviedo (2009, 2012) y otros autores que han trabajado sobre la historia de la psicología en Colombia. El énfasis se centra en el desarrollo de este campo específico y sus relaciones con la sociedad y con el contexto histórico en el cual surge la disciplina psicológica, la investigación científica y la profesión de psicólogo en Colombia. Da importancia a la conceptualización de Brock (2006) sobre la internacionalización de la historia de la psicología. Indicaremos los centros de formación de psicólogos, las principales áreas de investigación, de trabajo 85
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profesional, el perfil del psicólogo, las revistas de psicología que se publican en el país, las dificultades y obstáculos que ha encontrado la disciplina psicológica en Colombia y sus perspectivas en el futuro cercano. En primer lugar presentaremos algunos datos básicos sobre el país y su gente. El país Colombia posee un área de 1.138.914 kilómetros cuadrados y una población de 44.7 millones de habitantes. Es el tercer país latinoamericano en cuanto a población, después de Brasil y México. Está situado en la parte noroccidental de Suramérica, posee costas en el Mar Caribe, en el océano Pacífico, y por la parte sur en el río Amazonas. La capital es Bogotá, con aproximadamente 7 millones de habitantes; otras ciudades importantes son Medellín, Barranquilla, Cali, Cartagena, Bucaramanga y Pereira. El nombre de Colombia se eligió como homenaje a Cristóbal Colón. El país es básicamente urbano y el 76% de la población vive en áreas urbanas. La tasa de alfabetismo es de 94.2%, y aproximadamente el 94% de los niños en edad escolar tienen acceso a las escuelas. La educación elemental es gratuita y obligatoria, y el sistema básico de educación dura 11 años: preescolar, elemental y educación secundaria. El nivel universitario o terciario está dividido en modalidades técnica, tecnológica y profesional. La población profesa mayoritariamente la religión católica, 92% han sido bautizados en esa religión y el 61% afirma ser católicos practicantes. Hay otras religiones con importantes números de fieles, entre ellos cristianos de otras denominaciones no católicas —protestantes, anglicanos, presbiterianos, bautistas, y otros—, también judíos, musulmanes, etc. El 6% de la población afirma no pertenecer a ninguna religión. La influencia de la religión católica en la educación fue sumamente importante en el pasado, pero ha disminuido notablemente en las últimas décadas. Colombia es un país de regiones y existen amplias diferencias entre unas áreas geográficas y otras, y entre el campo y la ciudad. Existen también grandes diferencias entre las clases sociales y una desigual distribución de la riqueza. 86
Historias de la psicología en América del Sur
La psicología antes de la profesión Los habitantes originarios del territorio que hoy llamamos Colombia tuvieron conceptualizaciones psicológicas que fueron descritas por los cronistas que llegaron con los conquistadores españoles. Los pobladores originarios pertenecieron a diferentes grupos y a diversas culturas, y no existió un gran imperio unificado como sí fue el caso en México y Perú. Los habitantes que encontraron los conquistadores se hallaban en un nivel medio de desarrollo, con sistemas sociales, arquitectura, astronomía, agricultura, religión y organización política, de mediano nivel. En algunos casos esas culturas estaban en guerra unas con otras. Las ideas psicológicas anteriores a la llegada de los europeos se estudian bajo el rótulo de “psicologías indígenas” y para el caso de algunos países han sido ampliamente investigadas. Se trata de lo que pensaban los habitantes originarios, cómo se comportaban y cómo se organizaban socialmente. Se refieren a la manera como conocemos el mundo, la forma de educar a los niños, la vida y la muerte, la sexualidad, la familia, el ciclo vital, la manera como pensamos, como nos relacionamos unos con otros, lo bueno y lo malo. Temas que abarcan mucho de lo que hoy denominamos psicología. La llegada de la cultura europea hizo que muchas de esas conceptualizaciones originarias desaparecieran. Otras se integraron y formaron una especie de sincretismo, por ejemplo en el caso de la religión. Los españoles trajeron la psicología tomista, de las facultades del alma, y la implementaron en las nuevas universidades que pronto fundaron en América. Las ideas de Santo Tomás de Aquino sobre psicología se enseñaron en las Facultades de Filosofía, Teología, Derecho y otras. Para el caso de Colombia las primeras universidades fueron la Universidad Tomasina —fundada en 1580—, la Universidad Javeriana —fundada en 1623— y el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario —fundado en 1653—. Estas instituciones tuvieron un lugar destacado en la difusión de las ideas científicas, en la filosofía, en la formación de pensadores y líderes. Las universidades sufrieron unos avatares, fueron clausuradas, se reabrieron, etc. En el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario 87
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—Universidad del Rosario— se desarrolló la ciencia colombiana y fue allá donde investigaron, enseñaron y laboraron los primeros científicos del país. Merecen mención especial José Celestino Mutis (1732-1808) y Francisco José de Caldas (1768-1816). La guerra de independencia contra España marcó la vida del país en los primeros decenios del siglo XIX. Luego de la independencia se buscó reorganizar a la nueva nación —llamada en ese entonces Nueva Granada— y se trataron de implementar las ideas progresistas en psicología, educación y organización social que estaban en boga en Europa, especialmente en Inglaterra y Francia. Bentham, Rousseau, los enciclopedistas franceses, tuvieron gran influencia en el país durante el siglo XIX. También la tuvo el conflicto entre la nueva psicología, proveniente de Alemania, con Wundt y la experimentación, en contraposición con las ideas católicas acerca del alma. Esta época de grandes confrontaciones, nuevos avances en organización social, y búsqueda de identidad para el país —que ya se denominaba Colombia—, ha sido descrita y analizada en detalle por Oviedo (2009, 2012). Durante la primera mitad del siglo XX se trabajó en Colombia en psicología gracias a los esfuerzos de pioneros como Luis López de Mesa (1884-1967), Agustín Nieto Caballero (1889-1975), José Francisco Socarrás (1906-1995), Alfonso Esguerra Gómez (1897-1967) entre otros. Especial importancia tuvo la Escuela Normal Superior, creada en 1934 cuya labor en las décadas de 1940 y 1950, consistió en ser un centro de formación en ciencias sociales, entre ellas pedagogía, antropología, sociología, psicología, lingüística, geografía e historia. El papel de la Escuela Normal Superior ha sido descrito en detalle por Herrera y Low (1994). Allá se formaron líderes en varios campos de las ciencias sociales y del comportamiento, especialmente en antropología y otras áreas. Por otro lado, se llevaron a cabo tesis de grado en varias universidades colombianas, sobre temas psicológicos, para optar al título de doctor en medicina, en derecho o en filosofía. Estas tesis de grado, que fueron en algunos casos investigaciones con importantes resultados, las hicieron profesionales no psicólogos pero con intereses en temas psicológicos. Trataron asuntos tales 88
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como el retardo mental, el hipnotismo, la esquizofrenia, la familia y la socialización, el niño y su mundo, las relaciones entre grupos, lo normal y lo anormal, el funcionamiento cerebral y los procesos psicológicos, etc. La profesionalización Todos estos desarrollos, a lo largo del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX sirvieron para formar una masa crítica de pensadores sobre temas psicológicos. Esta etapa de “la psicología sin psicólogos”, o “la psicología antes de la profesión” llega hasta 1947, cuando se funda en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá el Instituto de Psicología Aplicada, por iniciativa de la psicóloga Mercedes Rodrigo Bellido (1891-1982). Esta psicóloga española había estudiado en Ginebra —Suiza— con Claparède y era en el momento de emigrar a Colombia una líder destacada en España, al lado de José Germain (18971986), director del Instituto de Orientación y Selección Profesional de Madrid, y “padre” de la psicología española. Se considera que Mercedes Rodrigo es la primera española que estudió Psicología (ver Herrero, 2003), en una época en que esa carrera no existía en España ni en ningún país latinoamericano. Debido a los conflictos asociados con los comienzos de la Guerra Civil Española, Mercedes Rodrigo emigró a Suiza y allá la encontró el rector de la Universidad Nacional de Colombia, Agustín Nieto Caballero, quien la invitó a venir al país a colaborar en la selección de estudiantes de la Universidad. Mercedes Rodrigo llegó a Bogotá en agosto de 1939 con su hermana María y con José María García Madrid, un joven colaborador en sus trabajos e investigaciones que la acompañó toda la vida, tanto en España como en Colombia y en Puerto Rico. En Colombia fundó la Sección de Psicotecnia, como parte del Laboratorio de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia. La fundó en 1939 y las actividades comenzaron en 1940. La Sección de Psicotecnia tenía a su cargo funciones de selección, evaluación, construcción de tests psicológicos, investigación en temas de medición, primero para la 89
Gonzalo Salas (editor)
Facultad de Medicina, luego para otras Facultades de la Universidad, después para muchas instituciones tanto universitarias como no universitarias, entre ellas el Tranvía de Bogotá, Bavaria, etc. Esta labor tanto educativa como de selección y evaluación, fue muy exitosa. Fue muy bien recibida por la sociedad colombiana. Después de varios años se consideró que las actividades a realizar habían sobrepasado la capacidad operativa de la Sección de Psicotecnia, y Mercedes Rodrigo pensó que era necesario ampliar su rango de acción. Con la colaboración de estudiantes de medicina y con el apoyo de Alfonso Esguerra Gómez del Laboratorio de Fisiología, se organizó el Instituto de Psicología Aplicada, ente autónomo no dependiente de la Facultad de Medicina. Fue creado por la Universidad Nacional de Colombia el 20 de noviembre de 1947 —acuerdo 231—. Ese día se considera que comienza la etapa profesional de la psicología colombiana. La comunidad psicológica colombiana escogió el 20 de noviembre como Día del Psicólogo en Colombia por haber sido en ese día cuando se creó el Instituto de Psicología Aplicada, que tenía entre sus funciones la enseñanza y la formación de psicólogos profesionales. El Instituto comenzó sus labores el 9 de julio de 1948. Los primeros estudiantes ingresaron a la carrera de psicólogo en febrero de 1949. El programa de estudios tenía una duración de 4 años para optar al título de “Licenciado en Psicología”. Los primeros en recibir dicho título fueron 11 personas, el 28 de noviembre de 1952. Anteriormente en la Universidad de Chile se había creado la carrera de psicólogo en 1946 (véase Laborda y Quezada, 2010; Salas y Lizama, 2013). En Colombia se creó en 1947. El programa de Chile, el primero de América Latina, duraba cinco años y el de Colombia duraba cuatro. Las primeras personas en recibir su título en Chile lo hicieron en 1953. En Colombia lo hicieron en 1952. Parece ser que cuando la Universidad Nacional de Colombia concedió el título de “Licenciado en Psicología” el 28 de noviembre de 1952, dicho título no se había concedido todavía en ningún país de América del Sur. En estas labores pioneras de la psicología, Chile y Colombia han marchado en forma paralela, y sin duda los desarrollos primigenios, en la misma época, y en 90
Historias de la psicología en América del Sur
forma independiente, muestran los valores similares de las culturas chilena y colombiana. Durante varios años el programa de psicología de la Universidad Nacional de Colombia fue el único del país. El Instituto se convirtió en Facultad de Psicología y continuó desarrollándose. Más adelante, en 1962, la Pontificia Universidad Javeriana creó un programa de psicología, y en la década de 1970 se organizaron varios más. En adelante el crecimiento ha sido muy grande, especialmente a partir del decenio de 1990, con la autonomía universitaria concedida por la Constitución Política de Colombia de 1991. En este momento existen en Colombia 106 programas de pregrado en psicología, un número grande de Especializaciones —59— y Maestrías —11, siendo la primera la Maestría en Psicología Clínica fundada en la Universidad Santo Tomás en 1977—, y cinco programas de doctorado. Algunas de las Especializaciones y de Maestrías no están activas en este momento. La tabla 1 presenta los primeros programas de psicología fundados en Colombia, la universidad a la cual pertenecen, la ciudad y el año de iniciación. La tabla 2 presenta los programas de doctorado que existen en el país. Tabla 1. Primeros programas de Psicología en Colombia Universidad y Ciudad
Año
Universidad Nacional de Colombia (Bogotá)
1947
Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá)
1962
Universidad del Norte (Barranquilla)
1971
Universidad Católica de Colombia (Bogotá)
1971
Universidad Incca de Colombia (Bogotá)
1971
Universidad de San Buenaventura (Medellín)
1972
Universidad de Manizales (Manizales)
1972
Universidad de Los Andes (Bogotá)
1973
Universidad Metropolitana (Barranquilla)
1975
Universidad del Valle (Cali)
1976 91
Gonzalo Salas (editor)
Universidad de Antioquia (Medellín)
1977
Universidad de Santo Tomás (Bogotá)
1978
Universidad Konrad Lorenz (Bogotá)
1981
Universidad Javeriana (Cali)
1984
Tabla 2. Doctorados de Psicología en Colombia Universidad y Ciudad
Año
Universidad del Valle (Cali)
2004
Universidad del Norte (Barranquilla)
2005
Universidad de Los Andes (Bogotá)
2008
Universidad de San Buenaventura (Medellín)
2011
Universidad Nacional de Colombia (Bogotá)
2013
Un asunto de gran importancia para la profesión de psicólogo en el país fue el reconocimiento legal de la psicología. Se logró mediante la ley 58 de 1983. Definió las funciones, responsabilidades y código ético del psicólogo en Colombia. Dicha ley fue sustituida años más tarde por la ley 1090 de 2006 actualmente vigente y que reglamenta el ejercicio profesional de la psicología en Colombia. Existe un código bioético y deontológico que regula la profesión y se incluye como parte de dicha ley. La representación gremial de la psicología colombiana corre a cargo del Colegio Colombiano de Psicólogos. Previamente estuvo a cargo de la Sociedad Colombiana de Psicología, y unas décadas antes de la Federación Colombiana de Psicología. Estas tres entidades gremiales, la Federación, la Sociedad y el Colegio representan etapas de desarrollo de la profesión de psicólogo en el país. Los psicólogos colombianos trabajan en muchos campos de actividad profesional, siendo el más grande la psicología clínica. En esto se siguen las tendencias internacionales, y la psicología colombiana enfatiza más los aspectos aplicados y profesionales que los aspectos investigativos. Lo mismo ocurre a nivel mundial, en estas primeras décadas del siglo XXI. La psicología es una ciencia 92
Historias de la psicología en América del Sur
y una profesión, pero los aspectos profesionales son más centrales en la disciplina que los aspectos investigativos o conceptuales. La tabla 3 presenta las principales áreas de trabajo profesional de los psicólogos colombianos. Tabla 3. Principales Áreas de Trabajo Profesional Áreas
Porcentaje
Psicología Clínica
42.0%
Psicología Educativa
20.6%
Psicología Industrial/Organizacional
17.6%
Psicología Social
5.3%
Otras Áreas (Neuropsicología, Psicología Deportiva, Psicogerontología, Psicología Jurídica/Forense, Psicología de la Salud, Psicología de Familia y de Pareja)
14.5%
Investigación científica La tradición investigativa de la psicología colombiana es de vieja data. Existen trabajos realizados por investigadores colombianos desde hace muchas décadas y la investigación científica goza de alto prestigio. La agencia gubernamental que financia la ciencia se denomina Colciencias, y en ella la psicología siempre ha sido muy relevante. Existen equipos de investigadores que han realizado aportes de trascendencia internacional, en neuropsicología, psicología social, análisis experimental del comportamiento y otras áreas de la psicología. La mayor parte de las universidades poseen laboratorios de psicología con instrumentos de relativa sofisticación (véase Oyuela, 2008 para una historia de la psicología experimental en Colombia, y los orígenes de los laboratorios). Es claro que la investigación científica siempre puede progresar más y que en un país con recursos limitados —a nivel de personal humano y de fuentes de financiación— como son todos nuestros países, la investigación científica tiene todavía un largo camino por recorrer. 93
Gonzalo Salas (editor)
La tabla 4 muestra los principales campos de investigación científica, siendo los más destacados la psicología social, el análisis experimental del comportamiento, la psicobiología y la neuropsicología y la medición y evaluación. En otro nivel de desarrollo se encuentran el aprendizaje, la cognición, la psicología clínica, la psicología del desarrollo evolutivo, la psicología educacional, la gerontopsicología, la psicología de la salud, la psicología industrial/ organizacional, el mundo del trabajo, las investigaciones sobre personalidad y otras áreas. En todos estos campos se están realizando investigaciones “de punta” que aportan al conocimiento en áreas básicas y aplicadas. Tabla 4. Áreas Principales de Investigación Psicología Social Análisis Experimental del Comportamiento Neuropsicología y Psicobiología Medición y Evaluación Aprendizaje Cognición Psicología del Desarrollo Evolutivo Psicología Clínica y de la Salud El Mundo del Trabajo Personalidad
Dichas investigaciones se publican en revistas científicas nacionales e internacionales. La importancia de las publicaciones se ha señalado en forma insistente, y la socialización de los hallazgos científicos es una etapa muy importante en el desarrollo de un campo de la ciencia. En Colombia se publicó la primera revista psicológica en 1956, en la Universidad Nacional, con el nombre de Revista de Psicología. Dejó de publicarse varias décadas más tarde. Son muy reconocidas en la actualidad la Revista Latinoamericana de Psicología, Avances en Psicología Latinoamericana, Universitas Psychologica, Acta 94
Historias de la psicología en América del Sur
Colombiana de Psicología, Revista Colombiana de Psicología, Revista Interamericana de Psicología Ocupacional, Psicología desde el Caribe y otras. La tabla 5 presenta en orden cronológico la lista de todas las revistas de psicología publicadas actualmente en Colombia, el año de iniciación, la institución que las publica, y el principal Índice o Base de Datos en el cual está incluida. Tabla 5. Revistas de Psicología Publicadas en Colombia Título
Institución
Inicio Indexación
Revista Latinoamericana de Psicología
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
1969
ISI
Avances en Psicología Latinoamericana
Universidad del Rosario
1982
Scopus
Revista Interamericana de Psicología Ocupacional
CINCEL, Medellín
1982
Psicodoc
Revista Colombia- Universidad Naciona de Psicología nal de Colombia
1992
Redalyc
Suma Psicológica
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
1994
Redalyc
Acta Colombiana de Psicología
Universidad Católica de Colombia
1998
Scopus
Psicología desde el Universidad del Caribe Norte, Barranquilla
1998
Redalyc
Psicogente
Universidad Simón Bolívar, Barranquilla
1998
Publindex
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Universidad de Antioquia
1998
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1999
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Universidad Nacional de Colombia
2001
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Universitas Psychologica
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá
2002
ISI
Revista Electróni- Psicom Editores ca PsicologiaCientífica.com
2002
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Avances en Medición
Universidad Nacional de Colombia
2003
Dialnet
Diversitas. Perspectivas en Psicología
Universidad Santo Tomás
2005
Scielo
Pensamiento Psicológico
Pontificia Universidad Javeriana, Cali
2005
Redalyc
Tesis Psicológica
Fundación Universitaria Los Libertadores
2006
Redalyc
Típica. Boletín Electrónico de Salud Escolar
Asociación Latinoamericana de Psicología de la Salud – Colombia
2006
Publindex
Psílabas
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja
2006
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Universidad San Buenaventura, Bogotá
2007
Publindex
International Jour- Universidad San nal of Psychologi- Buenaventura, Mecal Research dellín
2008
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Revista CES Psicología
2008
Dialnet
Universidad CES, Medellín 96
Historias de la psicología en América del Sur
Revista Iberoamericana de Psicología: Ciencia y Tecnología
Corporación Universitaria Iberoamericana
2008
Google Scholar
Perspectivas La psicología colombiana posee una historia relativamente extensa y un desarrollo grande en la actualidad, tanto como ciencia como profesión. Los trabajos de los investigadores colombianos son reconocidos en el país y en el exterior. Existen 106 programas de formación de pregrado —que acreditan para el ejercicio profesional—, 59 programas de especialización, 11 de maestría y cinco programas de doctorado. Hay 60.000 psicólogos profesionales en Colombia y aproximadamente 53.000 estudiantes de psicología (ver el informe del Colegio Colombiano de Psicólogos, en Castrillón, 2012). Los principales problemas de la psicología colombiana se centran en la necesidad de más internacionalización, mejores programas de investigación, reconocimiento social de la psicología a nivel nacional como una disciplina que puede contribuir al desarrollo nacional, y mejores fuentes de financiación para la investigación científica. Referencias Ardila, R. (1967). La psicología en Colombia. Revista Interamericana de Psicología/Interamerican Journal of Psychology, 1, 239-251. Ardila, R. (1973). La psicología en Colombia, desarrollo histórico. México D.F: Editorial Trillas. Ardila, R. (1993). Psicología en Colombia, contexto social e histórico. Bogotá: Tercer Mundo Editores. Ardila, R. (2012). Colombia. En D.B. Baker (Ed.), The Oxford handbook of the history of psychology (pp. 125-137). New York: Oxford University Press. Ardila, R. (2013). Historia de la psicología en Colombia. Bogotá: Editorial Manual Moderno. Brock, A.C. (Ed.). (2006). Internationalizing the history of psychology. New 97
Gonzalo Salas (editor)
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98
CAPÍTULO 5
Pasado y presente de la psicología en Chile: Profesionalización, instituciones y divulgación científica Gonzalo Salas1 Universidad Católica del Maule La psicología científica en Chile ha pasado por diversos estadios de desarrollo y su decurso histórico reviste complejidades. En este contexto, no existe una historia sino varias historias, las cuales pueden ser complementarias o divergentes producto de la forma de enfrentar el conocimiento. En un nivel macro, Sprengler planteó que prescindió de la idea de una única humanidad con una historia única (Dujovne, 1957) y en lo concerniente a nuestro campo Merani (1976) agregó que las historias de la psicología ostentan grados de arbitrariedad, fruto de las subjetividades presentes en cada historiador. Por otra parte, la variedad de interpretaciones frente a los hechos, si bien puede generar confusión en los lectores, permite un sugestivo y amplio abanico de lecturas. Los trabajos de historia de la psicología en Chile, se han incrementado favorablemente con el paso de los años y lo que llamamos “en pañales” (Salas, 2002) hace más de una década, ya dejó de estarlo. La historia de la psicología ha logrado avanzar gradualmente hacia un interés creciente, que aún dista de lograr el desarrollo que despliegan Colombia, Brasil y Argentina, sin embargo, trabajos consumados de corte crítico probablemente aparezcan en considerables años más. Hugo Klappenbach, historiador de 1 El autor agradece a la Mg. Carolina Reynaldos por la revisión de este capítulo, junto a la facilitación de documentos historiográficos relevantes. 100
la psicología argentina y actual presidente electo de la Sociedad Interamericana de Psicología planteó en el I Encuentro Chileno de Historia de la Psicología realizado el 2011, “No tenemos un Hobsbawm” aludiendo al recién fallecido pensador e historiador británico Eric Hobsbawm que dejó un enorme legado para la historiografía, siendo probablemente Historia del Siglo XX (Hobsbawm, 1999) uno de sus trabajos más apreciados por los críticos. En materias de libros, se han publicado diversos trabajos relacionados con historia de la psicología en Chile (Descouvieres, 1999; Laborda y Quezada, 2010; Luco, 2010; Luzoro, 2010; Rodríguez y Villegas, 2007; Salas y Lizama, 2013; Villegas y Rodríguez, 2005; Winkler, 2007), tendencia que va en considerable aumento. También se han realizado algunas tesis sobre historia de la psicología (Ligüeño y Parra, 2009; Miranda y Navarro, 1995; Salas y Lizama, 2004; Ramírez, 2005) y por cierto, un número creciente de artículos publicados en revistas de psicología general o números o secciones especiales de historia de la psicología (Laborda, Quezada y Cornejo, 2013), lo que refiere la pertinencia de la investigación historiográfica como herramienta potente para la comprensión del presente de la psicología (Kaulino, 2007). Cuando no existía la profesión La psicología ha existido siempre, de hecho el psicólogo social, Julio F. Villegas, plantea con propósitos didácticos que Lautaro fue el primer psicólogo “naive” chileno, en la medida que observó, registró y aprovechó sus reflexiones del comportamiento de los españoles logrando identificar sus debilidades para combatir con ellos. Antes que la psicología se transformara en profesión, se pasó por un prolongado período de investigación científica. Ya en Andrés Bello, se revela uno de los primeros trabajos relacionados con temáticas psicológicas que se tenga conocimiento y es la Filosofía del Entendimiento, (Bello, 1881)2. Posteriormente, Vicente Padin, 2 Filosofía del Entendimiento, fue editada por primera vez de forma completa en 1881, sin embargo se publicaron los artículos de Andrés Bello sobre Teoría 101
Gonzalo Salas (editor)
médico de profesión, desde la medicina escribía la Memoria sobre el hábito (Padin, 1849) y Curso elemental de fisiolojia (Padin, 1855), que abordan temáticas psicológicas desde la fisiología experimental y plantean la diferencia de la filosofía con la fisiología. En palabras del autor “Las palabras electricidad, chispa vital, caloricidad, etc, son creaciones de la imajinacion i no hechos probados que merezcan los respetos que son debidos a la verdad” (Padín, 1855, p.6). A finales del siglo XIX aparece el trabajo de Valentín Letelier y Juan Serapio Lois (Salas, 2013), ambos positivistas seguidores de la obra de Augusto Comte que desarrollaron su obra en Copiapó y Santiago y su rol fue trascendental en la configuración de la psicología científica. A inicios del siglo XX, Rómulo Peña fundó el primer laboratorio de psicología experimental en Chile en la ciudad de Copiapó (Véase, Poblete, 1980, 1995, Salas y Lizama, 2013). Los primeros años de la psicología como ciencia estuvieron estrechamente relacionados con la psicología educacional, de hecho, Barrera (2010) plantea el giro filosófico-positivista existente entre los trabajos de Ulecía (1885) y Ginebra (1886) hacia los trabajos de Wilhelm Mann (1905, 1906, 1910, 1919). En este tránsito, se habrían preservado ciertos elementos filosóficos como la distinción de las facultades del alma —sensitiva, intelectual y voluntaria— y el papel de la conciencia. Con los trabajos de Mann, se habría superado el método de la razón propio de la filosofía para apropiarse del método experimental como necesario para generar certezas sobre dichas facultades (Barrera, 2010). Con anterioridad a la llegada de Mann, Georg Heinrich Schneider, fue el primer profesor alemán en enseñar la psicología en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, lo cual consta en el Programa de Pedagojía (Schneider, 1895) donde la psicología general, experimental y la lógica ocupan un lugar destacado tratando la distinción entre los fenómenos psíquicos y los meramente fisiológicos como relevantes de conocer en la pedagogía. El Instituto Pedagógico se creó del entendimiento, en El Crepúsculo entre 1843 y 1844, los cuales representan la primera evidencia del plan de su obra publicada póstumamente como primer tomo de sus Obras Completas en Chile (Jaksic,2010). 102
Historias de la psicología en América del Sur
en 1889 en gobierno de José Manuel Balmaceda, con el influjo incesante de Valentín Letelier. De hecho, en su gestión de rector de la Universidad de Chile se creó en 1908 un segundo laboratorio de psicología experimental en Chile, el cual estuvo compuesto por aparatos de medición traídos principalmente del laboratorio wundtiano de Leipzig (Stubbe y Leon 1997), aunque también se dispuso de instrumentos del laboratorio del Dr. Toulouse en Francia y el laboratorio pedagógico de Milan del Dr. Pizzoli (Mann, 1908, 1909). Desde el psicoanálisis, Sigmund Freud (1914), referenciaba a German Greve, médico chileno quien defendió en el Congreso Médico Internacional de Buenos Aires la existencia de la sexualidad infantil (Ruperthuz, 2012), lo cual también presagiaba el lúcido trabajo que el Dr. Ignacio Matte Blanco realizaría posteriormente. A inicios del siglo XX, los marcos de referencia de la psicología seguían de la mano con el ámbito educativo, ya que Luis Tirapegui se ocupaba en realizar la adaptación de los test de inteligencia Binet-Simon a la realidad nacional (Tirapegui, 1925, 1928) y además de la influencia de la psicología francesa, comienza a aparecer en la escena chilena el pragmatismo norteamericano de James y Dewey, que cobró fuerza con el liderazgo de Amanda Labarca (Salas, Mardones, Gallegos y Ponce, 2014). Para comprender con más detalle los antecedentes de la psicología educacional en Chile se sugiere leer Salas e Inzunza (2013). Formación y profesionalización Un antecedente importante en la pre profesionalización de la psicología fue la creación del Instituto de Psicología de la Universidad de Chile en el año 1941, con la finalidad de experimentar en el campo de la psicología experimental, diferencial como en la psicología aplicada al derecho, educación, trabajo e higiene mental (Iturriaga, 1944). Este Instituto fue liderado por Abelardo Iturriaga y fue un centro permanente de estudios psicológicos. La formación de psicólogos propiamente tal se comienza a gestar en el año 1946 en la Universidad de Chile (Ardila, 1986, 2010; Luco, 2010; Mansur y Nóbrega, 1999). Carlos Nassar (1953) 103
Gonzalo Salas (editor)
explica que el programa comenzó como un Curso Especial de Psicología que tuvo como finalidad la preparación de especialistas en psicología que estuvieran capacitados para desempeñar sus funciones en diversos campos de actividad. El curso tuvo una duración de siete semestres como mínimo para los estudiantes que se concentraban exclusivamente en el estudio de la psicología y nueve para aquellos que seguían al mismo tiempo asignaturas enseñadas en el Instituto Pedagógico. Además de Nassar, los fundadores fueron Egidio Orellana, Abelardo Iturriaga y Arturo Piga (Villegas, 2004). Al terminar el curso y previa elaboración de una tesis, se otorgó el título de psicólogo que por primera vez fue concedido en Chile en Noviembre de 1952, siendo los primeros seis titulados: Eugenio Aragón, Teresa Cumsille, Víctor Donaire, Herminio García, Liana Ortiz y Jorge Valenzuela (Ligueño, Parra, Moncada y Laborda, 2010). La mencionada psicóloga Liana Ortiz, fue posteriormente Representante Nacional de Chile para la Sociedad Interamericana de Psicología, en el período 1977-1979 (Actas, 1978). En 1954 se creó el Departamento de Psicología de la Universidad Católica cuyo primer director fue el reconocido psicólogo húngaro Béla Székely autor de la clásica obra Los Tests (Székely, 1947) que tuvo una orientación didáctica y estuvo principalmente orientada a educadores (Carpintero, González y Del Barrio, 2011). Posteriormente asumió la dirección el sacerdote Eduardo Rosales, quien realizó un viaje a Europa para estudiar de cerca la organización de los principales centros psicológicos, procurando revisar los programas, tendencias, profesores y autores leídos en la bibliografía de los cursos. Después de estudiar la organización de los centros indicados, concluyó que podían servir como base los institutos de Turín, Lovaina y París (Rosales, 1955). Esta primera etapa continuó con la dirección de Hernán Larraín S.J y su llegada propició una mayor autonomía con la creación de la Escuela de Psicología en el año 1957. La psicología también comenzó de forma temprana en la Universidad de Concepción, ya en 1920 se habría iniciado la enseñanza de la psicología en el plan de estudio de la Facultad de Filosofía y Educación, siendo Samuel Zenteno y Corina Vargas los 104
Historias de la psicología en América del Sur
primeros profesores. Esta última estudió en la Universidad de Columbia, New York donde obtuvo el grado de magister (Luco, 2010). La carrera de psicología en esta casa de estudios habría recibido su primera cohorte de estudiantes en 1985 siendo Rogelio Benavente su primer coordinador. Por su parte, la carrera de psicología en la Universidad de La Frontera en Temuco, fue creada en 1982. Saiz y Keller (1985) relatan que a través de sucesivos exámenes especiales de ingreso realizaron un temprano estudio sistemático de las características del estudiante de psicología de dicha unidad. A nivel país, si se analizan los ingresos de estudiantes entre 1947 y 1982, las estimaciones del promedio para la cobertura anual de matrícula total no llegaba a las 100 vacantes en solo dos instituciones formadoras y la población estudiantil no superaba los 500 estudiantes y los académicos involucrados difícilmente superan la cincuentena (Villegas y Toro, 2001). Massardo (1999) agrega que la carrera de psicología en Chile durante 27 años fue entregada solo por dos universidades y que en 1990 de 11 carreras de psicología se pasó rápidamente a 27. Lo anterior tiene directa relación con la promulgación de la Ley General de Universidades (LGU) en el año 1981 que generó una rápida explosión de programas de psicología. A partir de los datos del Consejo Superior de Educación, Salas y Lizama (2013) agregan que al año 2009, existían 42 universidades que impartían la carrera en 147 programas de psicología en modalidades diurnas como vespertinas. Identificar la totalidad de esos programas escapa a los propósitos de este capítulo (véase Luco, 2010), aunque es posible apreciar una formación actual de psicólogos que presenta un desarrollo divergente, de acuerdo a los modelos curriculares, al campo laboral y la empleabilidad regional, al carácter de la universidad en el sentido de lo público y lo privado, o bien la orientación de estas, existiendo así modelos orientados hacia lo laico, católico, masón, opus dei, comunista, derechista, entre otras. Respecto al número de psicólogos, en 1999, Asún planteó que el Colegio de Psicólogos reportaba 1.799 profesionales y la proyección de psicólogos en el país era alrededor de 4.000. En la actualidad, en el Colegio de Psicólogos existen 5.267 psicólogos inscritos (Rodrigo 105
Gonzalo Salas (editor)
Molina, Comunicación Personal, 25 Abril, 2013), aunque no se dispone de estudios que identifiquen la cantidad total de psicólogos a nivel país, aunque todo hace suponer que este número superaría los 25.000 psicólogos. En cuanto a la formación de postgrado, esta comienza en Chile en la década de los 90´, lo cual se relaciona con el crecimiento y desarrollo de las Escuelas y Facultades de Psicología en materias de docencia e investigación, lo que sumado al crecimiento en el número de académicos con formación de postgrado (Urzúa, 2008), exigencias del mercado laboral como la importancia de la especialización y la formación continua han permitido un avance significativo en estas materias. En el año 1995, la Escuela de Psicología de la PUC dicta el Programa de Magíster en Psicología, el que a partir de 1997 lo hace en tres especialidades. También en 1995 la Universidad Diego Portales abre su Programa de Magíster en Psicología Clínica con mención en Psicoanálisis. Por su parte, la Universidad de Concepción, abre el Magister en Psicología, mención psicología de la salud en el año 1998. Ese mismo año, el Departamento de Psicología de la Universidad de Chile abre su Programa de Doctorado en Psicología (Urrutia, 2002), el cual es el primero del país y en Sudamérica (Urzúa, 2008). Sociedades e investigación En palabras de Descouvieres (1985) la primera agrupación de psicólogos chilenos en fundarse por la década del 50´ fue la Asociación de Psicólogos, que con gran efectividad asumió un rol conductor en un ambiente nacional que no aceptaba ni identificaba con facilidad a estos “recién llegados”, “invasores” que pretendían actuar profesionalmente en áreas no perfiladas. Posteriormente en 1968, luego de un complejo trámite en el Congreso Nacional (Descouvieres, 1985) se fundó el Colegio de Psicólogos de Chile, siendo presidente y miembro número 1 el psicólogo Héctor Fernández Provoste, como miembro número 2 y vicepresidente, Carlos Descouvieres y el tercero, Manuel Poblete (Kalawski, Sepúlveda y Celis, 1996). Al parecer en 1975, se habría promulgado el primer Código de 106
Historias de la psicología en América del Sur
Ética Profesional, el cual vino a institucionalizar la preocupación por regular el correcto desempeño de sus asociados y en Enero de 1981 se habría exhibido otro Código de Ética profesional, de acuerdo a la legislación vigente de la época (Vivanco, 1985). En la actualidad el principal objetivo del colegio es “Promover y velar por el prestigio, racionalización, desarrollo, protección, perfeccionamiento, progreso y prerrogativas de la profesión de la psicología, y regular su correcto ejercicio por parte de sus asociados” (Colegio de Psicólogos de Chile, 2013). La presencia de psicólogos/as, en otras instituciones, cobró un nuevo impulso en las últimas décadas, aumentando significativamente la creación de diversas organizaciones (ver tabla 1) en las distintas áreas de la psicología, lo que de ningún modo significa que todas respondan a un trabajo constante, ya que la orgánica como proliferación de nuevos proyectos está por debajo de lo esperado, ya que algunas presentan discontinuidad, otras han desaparecido, otras se mantienen funcionando solamente en base a los congresos y muchas son de reciente data. Tabla 1. Organizaciones de la Psicología Chilena Inicio Organización 1949
Asociación Psicoanalítica Chilena
1959
Asociación de Psicólogos Chilenos
1968
Colegio de Psicólogos de Chile
1972
Sociedad Chilena de Psicología del Deporte
1979
Sociedad Chilena de Psicología Clínica
1989
Sociedad Chilena de Psicoanálisis – ICHPA
1994
Red de Entidades Académicas de Psicología
2003
Asociación Chilena de Psicología Jurídica y Forense
2004
Sociedad Chilena de Psicología de la Emergencia y Desastres
2005
Asociación Nacional de Psicólogos Educacionales
107
Gonzalo Salas (editor)
2006
Asociación Chilena para la Formación Académica y Profesional en Psicología
2006
Organización Chilena de Estudiantes de Psicología
2009
Sociedad Chilena de Psicología Organizacional
2009
Red Chilena de Formadores e Investigadores en Psicología Comunitaria
2011
Red Chilena de Historia de la Psicología
2011
Sociedad Científica de Psicología de Chile
2013
Asociación Chilena de Psicología Positiva
Ahora bien, la investigación psicológica propiamente tal, tiene su principal fuente de financiamiento por medio del Gobierno de Chile que desde 1981 a través de los proyectos del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT), busca estimular y promover el desarrollo de la investigación científica en el país. Para poder participar de los Concursos regular o de iniciación, se evalúan aspectos como la productividad del autor, principalmente en revistas indexadas a las bases de datos ISI, SCOPUS y SCIELO —en ese orden—, que entregan una serie de puntajes, lo cual es uno de los ítems que se evalúan para adjudicar una propuesta. Los grupos de estudio a la fecha son 25 y para este efecto Psicología está dividido en 10 disciplinas, las cuales son: Psicología, Psicología de la Educación y Cognitiva, Psicología de la Personalidad, Psicología Social, Psicología Clínica, Psicología Laboral y Organizacional, Psicometría, Psicología Experimental, Psicobiología y otras psicologías. De las áreas mencionadas, psicología educacional y social son las que presentan la mayor cantidad de proyectos aprobados entre los años 1984 y 2007, aunque la categoría “otras psicologías” se posiciona en los tres primeros lugares, lo que no permite realizar un análisis concluyente sobre las primordiales líneas de investigación (Urzúa, 2008).
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Historias de la psicología en América del Sur
Los Congresos de psicología Los congresos son instancias relevantes de divulgación del conocimiento novedoso y ayudan tanto al profesional como al estudiante a madurar las reflexiones en su campo del saber. La posibilidad de establecer redes entre investigadores y visibilizar la producción científica en el campo de la psicología ha sido de suma importancia para la profesión. El Primer Congreso Nacional de Psicólogos se realizó en Santiago, entre los días 1 y 3 de Agosto de 1985 y se examinaron temas como la formación del psicólogo, la evaluación del quehacer profesional en la actualidad y la labor en escenarios futuros (Anales, 1985). Incluido aquel congreso, se han desarrollado siete congresos nacionales, los cuales no se no se han caracterizado precisamente por su constancia en el tiempo. El último de ellos se desarrolló el año 2007 en el Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica de Chile y su lema fue “60 años de psicología en Chile: Aportes y desafíos” donde probablemente se intentó decir 60 años de formación de psicólogos en Chile, ya que la psicología de forma científica, al menos dobla ese tiempo. Dos eventos importantes de destacar son los dos congresos de psicología que desarrolló la Sociedad Interamericana de Psicología en Chile —SIP— en los años 1993 y 2001 respectivamente (Programa, 1993, 2001). El de 1993 fue la primera vez que un congreso SIP se desarrolló en Chile, siendo su presidente Julio F. Villegas y en 2001 fue Antonio Mladinic, quien lideró la organización de dicho evento. En los últimos años, el Consorcio de Universidades Estatales —CUE—, ha logrado la continuidad que no han tenido los congresos nacionales con los Congresos Chilenos de Psicología, que ya van en su VII versión. La primera se desarrolló en la Universidad de Talca el año 2006 y el último, el año 2013 en la Universidad de Magallanes. Estos congresos de carácter general han permitido un encuentro constante para la reflexión sobre el desarrollo de la disciplina, ciencia y profesión el país. En las áreas específicas, han cobrado fuerza las Jornadas Internacionales de Psicología Educacional creadas en la Universidad de 109
Gonzalo Salas (editor)
La Serena y su última versión número XIII, también la desarrolló la misma casa de estudios tornándose en un referente en esta área. Por su parte, los psicólogos clínicos, organizan desde el año 1981, los Congresos Nacionales de Psicología Clínica, que llegaron a su versión XX, siendo el congreso más antiguo registrado en la historia de la psicología chilena. De las áreas clásicas de la psicología, los psicólogos organizacionales son quienes tienen menos desarrollo en este tema ya que solamente se ha realizado un congreso el año 2012 en Iquique en la Universidad de Tarapacá, lo cual probablemente responda a un mayor secretismo del área, una comunidad de pares restringida y escaso desarrollo en materias de investigación. Por su parte, el área de psicología comunitaria ha desarrollado sus congresos bajo la organización de los estudiantes, logrando llegar a una treceava versión —desde esta versión los congresos se denominan de “Acción Comunitaria”—, la cual se llevó a cabo el año 2013 en la Universidad Católica del Maule bajo el lema “Transdisciplinariedad en la acción comunitaria”. Estos encuentros junto a los realizados por la Organización Chilena de Estudiantes de Psicología —OCEP— han entregado relevancia a la variable social. Una de las frases que representa el pensamiento de OCEP es “Por una psicología al servicio de la lucha de los pueblos”. Es muy probable que esta incursión de los estudiantes tenga alguna relación con lo planteado por Krause, Jaramillo, Monreal, Carvacho y Torres (2011) cuando señalan que “la psicología comunitaria nace íntimamente ligada a las revoluciones sociales” (p.133) y en esto los estudiantes han sido una masa crítica a nivel país en los últimos años. Finalmente, es importante mencionar que el presente año 2013, se desarrollaron dos importantes eventos de carácter internacional como la 15th conferencia bienal de la International Society of Theoretical Psychology y la segunda reunión de ALFEPSI realizada en la Universidad del Bío Bío en la ciudad de Concepción. En ambos eventos se congregó a importantes psicólogos de los diversos continentes, lo cual es un signo de la relevancia internacional de la ciencia psicológica en Chile.
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Historias de la psicología en América del Sur
Revistas de psicología La primera revista científica en aparecer en Chile fue El Crepúsculo, periódico literario y científico, publicado entre 1843 y 1844. En sus páginas se publicaron los diez primeros capítulos de la Filosofía del Entendimiento de Andrés Bello y El Mendigo de José Victorino Lastarria, entre otras obras importantes (Cartagena, González y Lastra, 2011). La segunda y una de las más reconocidas a nivel iberoamericano, Anales de la Universidad de Chile, que se publica desde 1844 hasta la actualidad. Entre los años 1920 y 1922 se edita Mente, publicación periódica del Instituto de Ciencia Mental “Armonía”, institución que en 1912 creó Georgina Hooper de Mandiola (Instituto de Ciencia Mental, 1920). La citada revista presentaba una reputación muy cuestionable por ser considerada acientífica. Con posteridad en el Instituto Central de Psicología de la Universidad de Chile, Abelardo Iturriaga publicó los Archivos del Instituto de Psicología (1944), la cual sería la primera revista de carácter psicológico. En 1978 se creó la Revista Chilena de Psicología del Colegio de Psicólogos de Chile que en su primera etapa fue el principal vehículo de información de los trabajos de los psicólogos chilenos (Ardila, 1986). Unos años más tarde, en 1982 la Revista Terapia Psicológica, fundada por la Sociedad Chilena de Psicología Clínica se ha publicado de forma ininterrumpida hasta la actualidad, logrando el año 2011 indexarse en la Web of Science, ISI, siendo la primera y única revista chilena que ostenta dicha categoría. A principios de los 90´ se crean la Revista de Psicología de la Universidad de Chile y Psykhé, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, esta última indexada en los catálogos Scopus y scielo. Hace pocos años surgió la necesidad de crear una asociación que vinculara a las principales revistas de psicología nacionales con el fin de compartir experiencias, vincular a los editores y realizar redes de contacto en materias de divulgación científica. En este contexto, se creó el año 2010 la Asociación Chilena de Revistas de Psicología, presidida en su primer período por Roberto Polanco-Carrasco. En la actualidad, dicha asociación cuenta con 9 revistas (ver tabla 2), 111
Gonzalo Salas (editor)
aunque es importante considerar que de 38 revistas de psicología pesquisadas, 18 dejan de ser editadas, 14 duran menos de 5 años, 11 proyectos duran dos años o menos y 16 revistas mantienen un trabajo regular (Polanco-Carrasco, 2013). Finalmente en materias de divulgación, el Colegio de Psicólogos editó la revista “El Mundo de la Psicología” entre los años 2006-2008 y actualmente la Sociedad Chilena de Psicología Clínica editó el primer número de la “Revista Electrónica de Divulgación Psicológica” lanzada en Enero de 2013. Tabla 2. Revistas pertenecientes a la Asociación Chilena de Revistas de Psicología Inicio Nombre de Revista
Institución
Índice Principal
1982
Terapia Psicológica
SCPC
ISI
1990
Revista de Psicología
UCH
Redalyc
1992
Psykhé
PUC
Scopus
1999
Praxis
UDP
Dialnet
2002
Psicoperspectivas
PUCV
Scielo
2003
Summa Psicológica
UST
Dialnet
2006
Revista Chilena de Neuropsicología
UFRO
Dialnet
2007
Cuadernos de Neuropsicología
CENP
Pepsic
2010
Salud y Sociedad
UCNUTAL-UTA
Dialnet
Reflexiones y perspectivas La psicología científica chilena tiene una larga data, que se comienza a concebir desde mediados del siglo XIX. Desde aquel entonces, la influencia europea, primero británica, posteriormente alemana y francesa (Salas, 2012), adquiere importantes ribetes y un sello en 112
Historias de la psicología en América del Sur
la cartografía de la psicología en su etapa de pre profesionalización. Con la creación de la carrera de psicología en 1946, la primera de América del Sur y prematura titulación de psicólogos en 1952, Chile logra un importante estatus en el mapa internacional, que se reflejó con la presentación que Nassar (1955) realizó en el I Congreso Interamericano de Psicologíade la SIP realizado en Santo Domingo, dando cuenta de la gestión del Curso Especial de Psicología del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile. El año 2006 —es decir 60 años después—, la casa de Bello convoca a las carreras de psicología que componen elConsorcio de Universidades Estatales de Chile —CUECH— con la finalidad de innovar en la formación de psicólogos, determinar y consensuar las competencias generales y específicas en psicología, establecer un marco de referencia común de perfiles de egreso y estándares de calidad, facilitar y promover la articulación curricular y movilidad estudiantil, entre otros objetivos. El libro Competencias del psicólogo en Chile, propuestas desde las universidades estatales (véase Juliá, 2013) es un excelente trabajo que sistematiza las diversas discusiones de dicha red. Por otra parte, la importancia de la investigación científica de la psicología chilena, se ha mantenido hasta la actualidad, de hecho, datos de productividad científica actuales indican que Brasil, México, Chile, Argentina y Colombia son los países que se encuentran en el grupo de avanzada en Latinoamérica en los distintos ranking de productividad respecto a la investigación psicológica (Vera-Villarroel, López-López, Lillo y Silva, 2011). El orden del ranking va a diferir si consideramos entre estos aspectos la cantidad de artículos, los documentos citables por millón de habitantes o las instituciones que más artículos revelan. En la psicología chilena del Siglo XXI, la investigación científica adquiere cada vez mayor notoriedad, aunque fundamentalmente desde el mundo académico en profesionales magister y/o doctores. Sin embargo, la disciplina se ha profesionalizado vigorosamente y considerando la gran cantidad de programas actuales de psicología, es que las nuevas generaciones de psicólogos que llegan al mercado laboral, se insertan en las áreas donde encuentran trabajo y mientras se van especializando o adquiriendo experiencia van encontrando mejores puestos y desarro113
Gonzalo Salas (editor)
llando su vocación. Es así como también la creación de consultoras, ONGs y otras organizaciones en las cuales participan psicólogos han generado vías alternativas de desarrollo profesional, en donde la gestión organizacional presenta un rol importante. También existen psicólogos que complementan su trabajo con cursos de Flores de Bach u otras terapias complementarias; incluso existe un embrionario desarrollo de la psicoterapia on-line (véase Echeverría, 2009). Lo importante es que estas nuevas perspectivas laborales, se desarrollen considerando lineamientos científicos rigurosos y no sean solo retoques a una oferta laboral indiscriminada.Para concluir, debe destacarse que los psicólogos ya no solo trabajan en las áreas clásicas —Clínica, Educacional, Laboral-Organizacional y Social-Comunitaria—, sino que se insertan en áreas como psicología de la salud, psicología de la emergencia y desastres, psicología de la minería, psicología jurídica-forense, psicología deportiva, entre otras, las cuales forman parte del panorama de la diversa psicología chilena actual, que parece cada día más fragmentada, aunque muy inquieta y con gran cantidad de disensos.
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CAPÍTULO 6
La psicología en Ecuador. Pasado y presente Lucio Balarezo y Mayra Velástegui Sociedad Ecuatoriana de Asesoramiento y Psicoterapia Integrativa La psicología como la concebimos en la actualidad es producto de la modernidad europea (Ovejero 1999 citado en Molina, 2009), especialmente del siglo de las luces, de la industrialización, aceptándose por razones prácticas al laboratorio de Wundt como punto de partida de la psicología científica, desde entonces surgen cátedras de psicología, escuelas, laboratorios, publicaciones y sobre todo teorías y sistemas psicológicos que van estableciendo movimientos psicológicos —conductismo, psicoanálisis, cognitivismo—. En Latinoamérica a partir de la segunda mitad del siglo XIX aparecen las primeras traducciones de libros de psicología, asignaturas, escuelas, laboratorios. La psicología latinoamericana tiene sus inicios a partir de la psicología europea y estadounidense y se torna dependiente de sus propuestas y teorías que surgieron en esas regiones; es importante mencionar que aquellas teorizaciones toman en cuenta características de su propia cultura y etnia, de alguna manera menoscabando las características de asiáticos, negros, latinoamericanos, indígenas, entre otros. La historia de la psicología que se obra en América Latina, tuvo y tiene una ardua tarea en la que su propósito es y será enfatizar y rescatar teorías y prácticas en donde queden claros factores históricos, sociales, políticos y económicos que expliquen nuestra ideología, cultura y etnias, para de esta manera romper la dependencia que nos sujeta a los países de Europa y Estados Unidos. 122
Si bien existen innumerables antecedentes para el surgimiento de la psicología, no es menos importante, mencionar que, en el presente aparece una reinterpretación de las teorías de aquellos años con un valor agregado, el adaptarlas o transformarlas a la realidad de nuestro saber e idiosincrasia, en este sentido la historia no es la descripción del pasado, sino su construcción desde el presente (Arias, 2012). En cada época se elaboran diferentes visiones, se describe e interpreta los acontecimientos de acuerdo al momento que se esté construyendo la experiencia. Como vemos en los inicios de la psicología la propuesta positivista era la que dominaba el quehacer psicológico, en la actualidad la hermenéutica y el constructivismo son parte importante de nuestra epistemología actual. Las flamantes herramientas conceptuales nos permiten pensar de una manera no lineal y reconocer que el sujeto participa en la construcción del objeto y que el propio sujeto es construido en la interacción con la sociedad que habita. La tarea es resaltar hechos que nos identifican enorgullecen e independizan del pensamiento europeo y norteamericano. Parafraseando a González Rey (2000) e identificándonos con sus expresiones podemos mencionar que: hay varios pasados posibles, cualquier historia de la psicología, es una de las varias posibles, por eso hablamos de historias más que de hacer la historia, hacer historia parece algo definitivo, parece que se descubre algo eterno e inmutable, la verdad. En cambio historiar es un proceso inacabable (Molina, 2009). Ecuador, país de alrededor de 14 millones de habitantes comparte con el resto de países latinoamericanos alegrías y pesares, triunfos y derrotas, fortalezas y debilidades, equidades e injusticias, sus mismos problemas y consecuentemente está en la posibilidad de compartir las mismas historias en el desarrollo de la psicología. Nuestra patria, tradicionalmente soporta crisis económicas, sociales, políticas y éticas, ésta última más evidente y manipulada en el tiempo actual. No se han resuelto los problemas de inflación, ni el desempleo, ni el subempleo. Otros problemas latentes son la migración, con las dificultades económicas mundiales, sobre todo en Europa, que ha incitado esfuerzos de repatriación con escasos 123
Gonzalo Salas (editor)
resultados. La desnutrición, el analfabetismo, los altos porcentajes de deserción escolar, la pobreza, ocultada con “bonos caritativos”, los embarazos tempranos, el aborto, las libertades sexuales, la violencia intrafamiliar, la inseguridad y el abuso de poder transformado en agresión sarcástica. En estas condiciones socioeconómicas se ha desarrollado una nueva versión de psicopatología social cuyos principales síntomas son la depresión, el alcoholismo, los intentos de suicidio, los trastornos de ansiedad, la violencia familiar y social, la inseguridad ciudadana, nuevas formas de agrupaciones sociales en la adolescencia, la carencia de reactancia, la falta de asertividad, la baja autoestima, la limitada resiliencia, el conformismo y la pasividad. Un vistazo a lo ancestral La cultura primitiva y ancestral ligada a los habitantes originarios de América y de nuestro entorno fundamentalmente, relacionaba el concepto de enfermedad a lo divino o lo demoníaco, al castigo, a la acción sobrenatural. Al decir de Díaz Mayorga (2008), la ancestralidad, entendida como pervivencia de los antepasados, se manifiesta en el presente como cuerpo de tradiciones y costumbres, que ha evolucionado enriqueciéndose en la experiencia de sus operadores y sincretizándose con conocimientos de diversa procedencia, que le otorgan un carácter dinámico. Bajo esta lupa, las prácticas milenariamente reconocidas en algunos países latinoamericanos incluyendo al Ecuador, se actualizan por medio de Mayores, Taitas, Mamas, Yachacs, denominados por Occidente como Chamanes, en rituales y ceremonias que generalmente se acompañan de comida, bebidas, cantos y bailes con alto contenido simbólico para atraer espíritus benéficos y sanadores. En esta trama se observa estados de trance inducidos por drogas como la ayahuasca, el sampedrito o el peyote que generalmente convocan espíritus para el bien y para el mal. La connotación histórica del pasado actualizada en las prácticas presentes solo es posible por la transferencia oral de los saberes tradicionales mediante el diálogo directo, el aprendizaje vicario que cada vez se reducen por la influencia de los procesos comunicacionales occidentales, que no 124
Historias de la psicología en América del Sur
solo contaminan este saber y esta epistemología tradicional, sino que además distorsionan el actuar y el imaginario por la presencia de pseudocuradores y “limpiadores” que utilizan prácticas no éticas, falsas y equívocas. Este antecedente nos convoca a comprender, respetar y por qué no incluir en el estudio universitario de la psicología, la temática ancestral para lograr el acceso y la inclusión de estos saberes en la promoción de la salud mental intercultural. Resulta valioso el aporte que se logra en el manejo de problemas específicos de nuestros habitantes, sobre todo en sectores campesinos o marginales, como en el caso del “susto” de los niños, que son sometidos a una práctica denominada “shungo-shungo”, en la que se incluyen ritualmente determinados días de la semana, una persona especializada en ejercerla, los sorbos y el soplado de licor y humo de cigarrillo en las entrepiernas del “niño asustado”, para proceder finalmente a la maniobra en la que el niño repentinamente es tomado de sus pies y sacudido hacia abajo pronunciando las palabras mágicas y curativas. El hecho real es que este procedimiento “cura el espanto” de niños de corta edad, y bien, cuando desde la academia nos interrogamos acerca del éxito del procedimiento, podemos elucubrar sobre varias explicaciones teóricas, pero desde lo ancestral intervienen otros contextos y otras explicaciones (Alarcón, 1988). En este análisis histórico pretendemos rescatar inicialmente este saber ancestral, porque a pesar de la legítima inclusión de la psicología científica, no podemos prescindir de su referencia por constituir un espacio poderosamente influyente en una masa poblacional significativa en nuestro país. Desconocer la relación entre la medicina accidental y la psicología ancestral constituye un vacío histórico y práctico. La posición excesivamente “cientificista” nos hace pensar que solamente lo experimental, lo descubierto en el laboratorio y la rigurosidad en la utilización del método científico legitimarían la psicología como ciencia. No obstante, cabe preguntarnos si lo aprendido en las universidades nos posibilita actuar sobre las poblaciones indígenas, o las pruebas psicológicas empleadas, que son del todo urbanas, nos permiten llegar a conclusiones certeras sobre el coeficiente intelectual o los trastornos 125
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psicopatológicos. Es más, hasta qué punto estamos preparados para actuar psicoterapéuticamente en estos grupos, inclusive, hasta qué punto, con nuestras prácticas y conocimientos tendríamos acceso a estas comunidades. Estas experiencias ya la han pasado los estudiantes internos de psicología que trabajan en estos sectores y sienten estas extremas limitaciones. Los inicios de la psicología y su desarrollo La psicología en el desarrollo mundial ha pertenecido a otras disciplinas como campo del saber. Inicialmente su inserción en la filosofía como ocurría con todas las ciencias es ineludible. La influencia de la psiquiatría se la observa durante un largo recorrido de la historia de la psicología, es más, se podría afirmar que su desprendimiento no se la consigue totalmente en el campo clínico. En esta realidad cabe citar que precisamente en 1786 se funda el primer hospital psiquiátrico denominado “San Lázaro”, siendo que sus encargados se dedicaban exclusivamente a observar y compadecer a los enfermos mentales que vivían en las condiciones más deplorables, antihigiénicas y encerrados en habitaciones húmedas, obscuras y sin los servicios básicos (Serrano, 1999). Hasta hoy es posible observar como piezas de museo, los pilones de piedra en los que se coloca la comida para que se alimenten como inhumanos. Fuimos testigos de los baños grupales con mangueras en sus propias habitaciones para evitar la furia de los enfermos psiquiátricos. Pensamos que la psiquiatría, generadora de la psicología clínica en nuestro medio, se divide en dos etapas con características propias, una antes del descubrimiento de los medicamentos y la otra luego del descubrimiento de los mismos. Con el aparecimiento de los fármacos, el manejo de los pacientes mejora el tratamiento y con la influencia de las posturas humanistas, se incluyen otras disciplinas científicas en el campo diagnóstico y terapéutico. En el campo académico la Universidad Central del Ecuador marca los primeros pasos en los siglos XVIII, XIX y XX al incluir paulatinamente contenidos de psicología en las diversas carreras especialmente de Filosofía. Según Serrano (1999), un hito histó126
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rico en el desarrollo de la psicología en nuestro medio se produce cuando el 1 de junio de 1897, se funda el Instituto Nacional Mejía, establecimiento educativo encargado de la “enseñanza primaria, secundaria, y la pedagógica, enseñanza normal y preparación para institutores de enseñanza primaria”, impartiéndose la cátedra de Psicología a cargo del Dr. Luis Felipe Sánchez. Por estos años también se imparten simultáneamente clases de psicología en los colegios normales Juan Montalvo y Manuela Cañizares por parte de profesores extranjeros contratados para el efecto, considerando sobre todo el hecho de que en estos dos últimos colegios se formaban los futuros maestros primarios. Otro dato añadido por Serrano es la instauración de un laboratorio de psicología, con equipos importados de Alemania, desde los primeros años de la fundación del Instituto Nacional Mejía con el propósito de implementar un estudio práctico de los procesos psicológicos. Este sería el inicio de la futura incorporación de la psicología en colegios y universidades, sobre todo en los colegios normales dedicados a la preparación de profesores primarios. Citamos al mismo autor “Varios profesionales que realizaron sus estudios y optaron sus títulos en Europa impulsan el desarrollo de la “ciencia y profesión” en los primeros años del presente siglo —refiriéndose al siglo XX—; algunos de ellos son: Don Abel Victoriano Brandín —médico francés—, Dr. Agustín Cueva Vallejo (1820-1873), Dr. Víctor Manuel Rendón (1859-1940), Dr. José María Troya (1850-1933) y otros, en los cuales se encuentra la influencia de Charcot, Bernhein, Freud, Bleuler y otros, especialmente franceses” (Serrano, 1983, p. 157). Con estos aportes se inician, en el siglo IX las teorizaciones y prácticas acerca de hipnosis, sugestión, magnetismo y además se acercan los principios del psicoanálisis por estudiosos como Agustín Cueva Tamariz, Víctor Barrera Vélez y José López Rueda. Mención especial se otorga a Julio Endara Moreano, médico psiquiatra, probablemente el iniciador y gestor del estudio del Psicodiagnóstico de Rorschach y autor del texto de la misma denominación, y a Jorge Escudero Moscoso, también médico psiquiatra con preferencia por la teoría gestáltica (Dávila, 2008). 127
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A partir de estas primeras influencias van apareciendo dos tendencias claramente marcadas en el campo epistemológico y en el teórico. La influencia de la epistemología objetivista y la influencia de las “ciencias duras”, que habían logrado el control de los fenómenos de la naturaleza y además habían conseguido un singular desarrollo de la tecnología, marcaban el paso de las “ciencias blandas” en su búsqueda de un cuerpo teórico fundamentado en leyes para legitimar su condición científica. Esta expresión se la observa en la asunción de una propuesta fisiológica que explica el fenómeno psicológico a través de la actividad nerviosa superior descubierta mediante el método experimental de Pavlov. En este contexto, el nombre de Luis Riofrío González aparece como el adalid de la corriente reflexológica tanto en la formación académica de las universidades estatales como en el ejercicio profesional (Ayora, 2011). La pasión por la “psicología científica” abarca por lo menos cuatro décadas en las que el inicio y el final de la psicología es Pavlov (Ayora, 2008). En las universidades particulares, en cambio, se cultiva la tradición psicoanalista por la influencia de profesores europeos y nacionales que acogen la teorización freudiana. La confrontación científica, ideológica, profesional, gremial y laboral es enconada e irreconciliable. Entonces, los cambios que se suscitan en otras latitudes también influyen en nuestro medio. La llegada o el retorno de profesionales con perspectivas diversas como las propuestas humanistas, sistémicas, grupales, rogerianas, cognitivas, marcan una ruptura necesaria en el desarrollo de la psicología. La psicología en la formación universitaria Las universidades de nuestro país, empiezan a convertirse en centros de estimulación del pensamiento y la reflexión, sin embargo, la mayoría de ellas, se han convertido en vías de perpetuación de posiciones dominantes, pero de a poco se va encontrando cierta flexibilidad, que ha permitido incluir en los centros de educación superior docentes con un enfoque psicológico diferente al que se aplica dentro de la institución. Las décadas de los 70´ y 80´ se caracterizan por un enorme 128
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interés por instituir facultades, escuelas o especializaciones de psicología en todo el país. La proliferación de universidades en el Ecuador, en muchas oportunidades no por intereses estrictamente académicos, sino más bien por provechos económicos o políticos. En esta perspectiva, al iniciar este siglo, el Ecuador tiene y mantiene aproximadamente cerca de un centenar de universidades, cifra que probablemente se podría interpretar como un buen indicador de progreso académico; sin embargo, también reflejaba una tendencia a la mediocridad de los estudios universitarios en no pocos casos. Con cerca de una veintena de universidades que forman psicólogos cabe también precisar qué ocurre con la titulación que otorgan los centros de educación superior. En los albores del desarrollo de la psicología, esta carrera forma parte de las Facultades de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, de Pedagogía o simplemente Filosofía, las que se visualizan en la tabla 1. Tabla 1. Universidades ecuatorianas que forman psicólogos Nombre de Universidad Pontificia Universidad Católica del Ecuador Revista de Psicología Universidad Central del Ecuador Universidad Católica de Santiago de Guayaquil Universidad Laica Vicente Rocafuerte Universidad Estatal de Guayaquil Universidad del Azuay Universidad de Cuenca Universidad Católica de Cuenca Universidad Internacional Sek Universidad de las Américas Universidad San Francisco de Quito Universidad Tecnológica Indoamericana Universidad Nacional de Chimborazo 129
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Universidad Nacional de Loja Universidad particular de especialidades Espíritu Santo Universidad Técnica de Ambato Universidad Técnica de Babahoyo Universidad Técnica de Machala Universidad Técnica de Manabí Universidad Técnica Particular de Loja Universidad Internacional del Ecuador Universidad Técnica Vargas Torres de Esmeraldas Universidad Politécnica Salesianas Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí
Estas universidades han profesionalizado psicólogos en las diferentes especializaciones, hecho que habla del notable desarrollo de la psicología en los momentos actuales que se evidencia en la aceptación de la profesión, tanto a nivel profesional como del usuario en general, en las diferentes áreas de la psicología aplicada. En los últimos cuatro años se han graduado 2.399 psicólogos que incluyen titulaciones de doctorado en ciencias psicológicas, educación especial y psicorrehabilitación, psicología clínica, psicología educativa, psicología industrial, psicología jurídica, psicología infantil y psicorrehabilitación; licenciatura en psicología clínica; y psicologado1 en clínica, infantil, educativa, industrial y organizacional. El interés por las especializaciones se inicia, en primer lugar por la psicología clínica, con las dos tendencias prevalentes en los años 50´ y 60´ del siglo anterior; la reflexología y el psicoanálisis. Se podría afirmar que las universidades estatales optan por la primera dirección. Mientras que las particulares se orientan a la segunda. Por lo tanto, en aquellos años las universidades: Central del Ecuador y Estatal de Guayaquil adoptan una formación de psicólogos con tendencia pavloviana y 1 En nuestro país hasta hace algunos años se promovían títulos con mención de Doctor en pregrado, hecho que fue eliminado para mantener congruencia con los estándares internacionales de educación, en donde los Doctorados se obtienen a nivel de postgrado. 130
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las universidades: Pontificia Universidad Católica del Ecuador y Católica de Santiago de Guayaquil mantienen una línea freudiana. Las corrientes prevalentes en el resto de universidades que se van creando obedecen a la tendencia de sus directivos, en este sentido, se van asumiendo en las especializaciones de psicología tendencias humanistas, cognitivo-conductuales, sistémicas.Paralelamente a la especialización de clínica, y sobre todo por las necesidades de formación académica de los futuros profesores de segunda enseñanza que obtenían sus títulos en las facultades de filosofía o pedagogía, se consolida la especialización en psicología educativa y orientación vocacional. La tercera especialización que aparece en el terreno de psicología es la inicialmente denominada industrial, que con el transcurrir del tiempo adopta la denominación de psicología organizacional. Posteriormente en las universidades se van diversificando las carreras adoptando titulaciones novedosas y en muchos casos originales: psicología jurídica, psicorrehabilitación, educación especial, psicopedagogía terapéutica (Peña, 2008). Todo esto en formación de tercer nivel o de pregrado. Singular problema el que se suscita en las universidades por la titulación de los profesionales en las universidades. La tendencia de algunas universidades a otorgar títulos de doctorado en pregrado2 genera controversias con otras que siguiendo una proyección internacional se ajustan a la titulación de licenciatura. Además la discusión de si los títulos debían ser en psicología o psicología con especialización genera disputas entre universidades, estudiantes, profesionales y gremios. Al parecer estas disputas se van decantando históricamente al asumir por su propia responsabilidad la titulación de psicologado en casi todas las universidades ecuatorianas. No obstante, la historia no termina aún, y hoy mismo, la universidad ecuatoriana atraviesa una fase de cambios y transformaciones. Cambios que pueden parecer necesarios como el mayor control desde el Estado del funcionamiento 2 Término utilizado para designar la titulación de pregrado en Psicología con especialidad y diferenciarlo de la licenciatura. 131
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de las universidades, la supresión de algunas universidades que no cumplían los requisitos de acreditación, la selección de estudiantes en las universidades estatales, el estímulo a subir los niveles académicos en los profesores universitarios, el mejoramiento de las condiciones físicas y tecnológicas de las universidades estatales, la categorización de universidades, entre otros aspectos. Pero también trae al análisis si las universidades están renunciando a su autonomía y a la posibilidad de autogobernarse y hasta dónde las reformas están plenamente discutidas y socializadas y si los plazos que se fijan pueden ser los justos. La formación de postgrado se inicia en las universidades: Universidad Técnica Salesiana y Universidad Central del Ecuador —Facultad de Ciencias Psicológicas—, dirigiendo su atención a títulos de Cuarto Nivel en psicoterapia desarrollando maestría en psicoterapia familiar sistémica en el primer caso y especializaciones en psicoterapia en el segundo. Luego esta formación se expande a varias universidades diversificándose los campos a psicología organizacional y educativa. De acuerdo a las referencias de la Secretaria Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología —SENECYT—, las maestrías vigentes que se desarrollan en la Universidad Central del Ecuador, —UCE—Facultad de Ciencias Psicológicas—, Universidad del Azuay, —UDA—, Universidad Politécnica Salesiana, —UPS—, Universidad Católica de Guayaquil, —UCG—, Universidad Estatal de Guayaquil, —UG—, Universidad Católica de Cuenca, —UCC—, Universidad Técnica Particular de Loja, —UTP—L, Universidad de Cuenca, —UC— se reflejan en la tabla 2. Tabla 2. Programas de postgrado relacionados con psicología Área Área Clínica
Título programa Maestría en intervención y psicoterapia familiar sistémica
Universidad UPS-UGUDA
Maestría en psicoterapia integrativa UDA-UCE
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Maestría en ciencias psicológicas con mención en psicoterapia
UCE
Maestría en ciencias psicológicas con mención en neuropsicología
UCE
Maestría en ciencias psicológicas con mención en psicología deportiva
UCE
Maestría en neuropsicología clínica y rehabilitación neuropsicológica
UCE
Maestría en psicología clínica
UG
Maestría en psicoterapia infantil con orientación psicoanalítica
UCG
Área Maestría en desarrollo del talento Organizacional humano Maestría en seguridad industrial y salud laboral
UCG UCE
Maestría en dirección estratégica de PUCE los recursos humanos Maestría en dirección de recursos humanos y desarrollo organizacional
UDA
Área Educativa Maestría en psicoanálisis con mención en educación
UCG
Lo gremial La psicología también reconoce los logros a nivel gremial. Los inicios de esta modalidad de agrupación tendiente a reivindicar los derechos de los psicólogos tiene su iniciativa en los psicólogos clínicos, quienes en la década de los 60´ del siglo pasado se aglutinan en la Sociedad Ecuatoriana de Psicología Clínica, con miembros psicólogos clínicos procedentes de la Escuela de Psicología de la 133
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Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la UCE. Organismo de escasa trascendencia pero que constituye la semilla sobre la que se desarrollará posteriormente la Federación Ecuatoriana de Psicólogos Clínicos, —FEPSCLI—, cuyo cuerpo legal se funda con la aprobación de la Ley de la Federación Ecuatoriana de los Psicólogos Clínicos para el Ejercicio, Perfeccionamiento y Defensa Profesional —14 de agosto de 1979—. Posteriormente se conformarán colegios provinciales en Pichincha, Guayas, Los Ríos, Azuay y Tungurahua (Balarezo, 2011). Con este antecedente, las otras especializaciones se agremian en colegios provinciales de psicólogos industriales, psicorrehabilitadores y educativos. La controversia no escapa a las agremiaciones debido a que la Ley de defensa Profesional amparaba exclusivamente a los psicólogos clínicos y no a los demás psicólogos. Los años 70´ y 80´ del siglo anterior son testigos de las controversias legales por este asunto. Tanto a nivel del Ministerio de Salud como a nivel del Congreso Nacional, finalmente la ley de Defensa de Psicólogos Clínicos queda indemne aunque luego este gremio propicia la apertura de una nueva organización que cobije a todas las especialidades. Lo gremial además se vincula con asociaciones académicas que pretenden desarrollar grupos de formación o promover el crecimiento de corrientes psicológicas sobre todo en el campo psicoterapéutico. Señalemos algunas asociaciones de este tipo: Asociación de Psicodrama y Sociometría del Ecuador —APSE—, Asociación Ecuatoriana de Psicólogos —AEP—, Sociedad Ecuatoriana de Neuropsicología —SOEN—, Sociedad Ecuatoriana de Psicoterapia —SEPS— y Sociedad Ecuatoriana de Asesoramiento y Psicoterapia Integrativa —SEAPSI— El desarrollo de la investigación y publicaciones Uno de los puntos de menor desarrollo constituye el de la investigación. A nivel de ciencia básica se constriñe a las tesis de titulación en pregrado y postgrado de las universidades que se orientan sobre todo al campo descriptivo y correlacional con una tendencia mayor hacia la investigación cuantitativa. La temática en el campo clínico denota su preferencia de acuerdo a la orientación prevalente en las 134
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universidades sobre todo visible en la especialización de clínica. En las universidades estatales con predominio de posturas epistemológicas objetivistas se refleja su propensión a investigaciones cuantitativas. En las universidades particulares, sobre todo en aquellas en las que prevalece una orientación psicoanalítica, como es el caso de las universidades católicas de Quito y Guayaquil, se aprecia una tendencia a las investigaciones cualitativas. En las especializaciones de industrial u organizacional, educativa y otras relacionadas, la cobertura se relaciona con los sistemas, procesos y problemas fundamentales en las respectivas áreas. Las especializaciones y maestrías, en el cuarto nivel mantienen una mayor rigurosidad en el campo investigativo, por lo tanto existen estudios importantes en neuropsicología, psicoterapia, psicoterapia integrativa, talento humano, psicología deportiva. En la tabla nº 3 se mencionan las primeras publicaciones sobre psicología en las ciudades de Quito, Guayaquil y Cuenca. En el transcurso de las últimas décadas, las obras escritas se vinculan sobre todo con la cátedra universitaria orientándose a temáticas vinculadas con psicoterapia, neuropsicología (Balarezo y Mancheno, 2010), psicodiagnóstico, psicología social, psicosexualidad, técnicas proyectivas, psicología deportiva, maltrato y abuso, psicología jurídica. Algunos autores que merecen citarse sobre todo por la influencia que han tenido en el desenvolvimiento académico de la psicología con trascendencia internacional son: Lucio Balarezo, Jaime Costales, Jorge Flachier, Bruno Stornaiolo, Rodrigo Tenorio, excusándonos de omitir muchos nombres de psicólogos que han escrito obras y textos significativos para la psicología local y regional. La publicación de revistas de psicología se las encuentra a nivel de las Facultades de Psicología y una mención especial merece el órgano de difusión de la Sociedad Ecuatoriana de Asesoramiento y Psicoterapia Integrativa, —SEAPsI—, denominada Pser-Integrativo que mantiene una publicación permanente sobre temas relacionados con Psicoterapia.
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Ecuador en el concierto latinoamericano y mundial El modo de relacionarse con la psicología de los países latinoamericanos y del mundo es mediante la incorporación de gremios o profesionales a organizaciones de América y del mundo (Ardila, 2004). Esta inclusión no solo amplía los horizontes del conocimiento sino que además, en muchas oportunidades, le otorga al país la responsabilidad de organizar eventos a nivel internacional. En estas condiciones es factible, además un trabajo evaluativo del nivel de desarrollo que tiene la psicología en nuestro medio con relación a los demás países. La globalización de la ciencia permitió desde finales del siglo anterior que decenas de psicólogos realicen estudios de postgrados en varios países de América, Europa y Norte América, condición que permite la integración a redes internacionales que cumplen con el propósito de expandir el conocimiento y compartir las experiencias. Tabla 3. Primeras publicaciones de psicología en el país Ciudad Quito
Publicación, año
Autor
Conferencia sobre psicología moderna, 1907
Marieta de Veintimilla
La naturaleza del hombre ante los modernos problemas de la evolución y los datos de la antropología, 1922
Julio Endara
Iniciación psicológica, 1939
Eduardo Carbo
Psicotecnia: Ensayo experimental en los alumnos del cuarto curso del ciclo cultura general, 1946
Gerardo Larrea
Fundamentos científicos y bases biológicas de la psicología general, 1967
Luis Riofrío
Psicotecnia, s.f.
Luis Flores
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Guayaquil Psicología y sociología del pueblo ecuatoriano, 1937
Cuenca
Alfredo Espinoza Tamayo
Manual y mediciones de la inteligencia, 1937
Carlota Felix de Garcés
Filosofía y letras: Apuntes de Psicología y literatura, 1938
Sin autor
Lecciones de psicología para sexto curso de bachillerato, 1940
Francisco Rovira
Tratado de Psicología Elemental, 1946
Alfredo Mora
El método de los Tests, 1946
Luis Bravo González
Fuente: Biblioteca de la Casa de la Cultura Ecuatoriana
Además, el país a través de los gremios ha sido sede de algunos eventos con reconocimiento internacional. A continuación se señalan los más importantes en la Tabla 4. Tabla 4. Congresos de psicología relevantes realizados en el país Año Julio 1983 Mayo 2001
Título Congreso
Entidad Organizadora
XIX Congreso Interamericano de Psicología, Quito
Sociedad Interamericana de Psicología
III Congreso Latinoamericano de Psicoterapia
Sociedad Ecuatoriana de Psicoterapia, Federación Latinoamericana de Psicoterapia. World Council for Psychotherapy
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Octubre 2003
Junio 2006
XII Congreso Latinoamericano de Análisis y Modificación del Comportamiento, Guayaquil
Asociación Latinoamericana de Análisis y Modificación del Comportamiento
I Encuentro Latinoamericano de Psicoterapias Integrativas, Quito
Sociedad Ecuatoriana de Aseoramiento y Psicoterapia Integrativa. Asociación Latinoamericana de Psicoterapias Integrativas
Marzo 2006
Octubre 2011
VI Congreso Internacional Cerebro-Mente, Quito
Sociedad Ecuatoriana de Neuropsicología.
III Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología (COLEAPSI), Quito
Sociedad Latinoamericana de Estudiantes de Psicología (SOLEPSI)
Asociación Latinoamericana de Neuropsicología
Reflexiones finales El desarrollo de la psicología en el Ecuador ha seguido el ritmo y la trayectoria de los demás países. Su inicial pertenencia a dos disciplinas ampliamente reconocidas como la filosofía y la medicina; más particularmente a la pedagogía y a la psiquiatría ha marcado el paso tanto en el aspecto académico como en el profesional. Casi todas las universidades antiguas y de prestigio señalan su jurisdicción en las facultades de filosofía, pedagogía o ciencias de la educación. Los mismos inicios de las cátedras de psicología se advienen primordialmente a los centros educativos o colegios formadores de profesores, marcando el inicio de la psicología educativa. El otro 138
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impulso se deriva del interés por las enfermedades mentales y concomitantemente con la explicación psicológica de los trastornos, conformando una perspectiva de lo que en futuro se alineará en la psicología clínica. En este desborde, otra opción que aparece es la psicología industrial o mejor actualmente organizacional, ligada a las condiciones mundiales de la modernidad y el auge que tienen los medios productivos y los organismos burocráticos. Las titulaciones otorgadas por las universidades se han caracterizado por la anarquía y el desorden. Iniciales desacuerdos acerca de los años de estudio y las titulaciones que van desde la licenciatura al doctorado con cuatro y siete años de estudio respectivamente. Al parecer en los últimos diez o quince años todas las universidades han confluido en la titulación denominada Psicologado con cuatro o cinco años de formación. Un aspecto que ha de recalcarse es el interés de todas las universidades por profesionalizar en este espacio de estudio, en todas las especializaciones se trabaja en los últimos años en la práctica pre-profesional que genera la experiencia necesaria para desenvolverse en el campo específico de su especialidad cuando se gradúa. Además la práctica comunitaria, hoy denominada vinculación con la comunidad es otra de la fortaleza de los psicólogos, ya que aprenden en el contacto diario con las personas, con las necesidades humanas y en la convivencia con el sufrimiento humano, lo cual es una fortaleza. A través de esta propuesta se cumplen con objetivos puntuales como la prestación de servicios en la comunidad a través de prácticas pre- profesionales en el sector urbano y rural, la acción comunitaria de los estudiantes de psicología en instituciones marginadas y verdaderos proyectos comunitarios en sectores marginales. Lo gremial ha sufrido en estos años una desarticulación completa desde los aparatos del estado y gobierno. Entre las organizaciones científicas, sin lugar a dudas, la Sociedad Ecuatoriana de Asesoramiento y Psicoterapia Integrativa está definida como la más sólida y representativa en el momento actual, tanto por su movilización académica como por el grado de credibilidad, organización e interrelaciones que mantiene con organismos nacionales e internacionales. En el campo profesional, los niveles de 139
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aceptación han crecido en forma significativa en todos los campos de la psicología. El mayor déficit se lo encuentra en el campo investigativo de impacto social, éste se ha restringido a los estudios realizados en trabajos de tesis de pregrado y postgrado, y si bien es cierto que algunos trabajos tienen gran importancia, no han logrado la difusión necesaria por la acentuada carencia de revistas científicas o textos en los que se puedan publicar dichos artículos. Esta deficiencia seguramente se resolverá paulatinamente con el devenir de los años por la obligación que se implementa en las universidades para emprender con fuerza en los temas de investigación y publicaciones. Referencias Arias, W. (2012). Líneas comunes en la historia de la psicología latinoamericana. Lima: Universidad Católica San Pablo. Alarcón, R. (1988). Psicología, pobreza y subdesarrollo. Lima: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Ardila, R. (2004). La Psicología latinoamericana: El primer medio siglo. Revista Interamericana de Psicología. 38(2), 317-322. Ayora, A. (2008). Formación de la personalidad del psicólogo latinoamericano. Loja: Grafimundo. Ayora, A. (2011). Los pioneros de la Psicología. Loja. Offset: Grafimundo. Balarezo, L. (2011) Compartiendo la historia de la Psicología desde Argentina, Chile y Ecuador. III Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología. COLAEPSI. Balarezo, L. y Mancheno, S. (2010). La neuropsicología en el Ecuador. Sexto Congreso Internacional Cerebro-Mente. Dávila, C. (2008). Documento: Memoria en el tiempo. Manuscrito no publicado. Díaz Mayorga, R. (2008) Visión actual de la medicina ancestral. Pontificia Universidad Católica del Ecuador: Casa de la Cultura Ecuatoriana. González Rey, F. (2000). La psicología en Cuba; un relato para su historia. Revista Interamericana de Psicología, 34(2), 185-197. Molina, J. (2009). Historia de la Psicología. Revista electrónica internacional para la Unión Latinoamericana de Entidades de Psicología. No. 17. Agosto 2009. Recuperado 21 de mayo de 2012 en http:// 140
Historias de la psicología en América del Sur
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CAPÍTULO 7
Eventos y protagonistas centrales para la historia de la Psicología en el Paraguay José E. García Universidad Católica de Asunción La elección sobre donde iniciar la reconstrucción histórica de la psicología implica una decisión que contiene un cierto grado de arbitrariedad. En efecto, si la estrategia se inclinara por una identificación de los hechos y procesos relevantes acaecidos a partir del establecimiento de la psicología como disciplina con plena autonomía institucional y un perfil propio aceptablemente bien definido tendríamos una secuencia de hechos cuyo punto de inicio se situaría en una fecha relativamente cercana. En el caso de la psicología paraguaya, no haría falta retroceder más allá de la década de 1960, pues es en 1963 cuando se había fundado la primera carrera. Este pensamiento y la ubicación temporal correspondiente eran los usuales antes que se iniciara la documentación sobre el desarrollo histórico de la psicología en el país. Si nuestro propósito es también incluir a los primeros casos de teorización sobre la mente, la conciencia, el desarrollo del niño o las influencias que ejercen el medio ambiente, la geografía y la historia sobre la configuración de la identidad racial o el establecimiento de las peculiaridades en el carácter nacional es obvio que deberíamos comenzar mucho antes. Y si en nuestro recuento tomamos la decisión de incorporar incluso aquéllos conceptos y puntos de vista que no se definen estrictamente como psicológicos en el sentido contemporáneo del término, pero cuyas analogías conceptuales en dominios como el de la teología y la filosofía nos enfrentan con las propiedades y las 142
funciones del alma inmaterial, ideas que florecieron en la cultura occidental dentro de la fusión entre el pensamiento platónico y el cristianismo, tendríamos que dar unos pasos que nos conduzcan incluso varios siglos atrás. Es posible agrandar el círculo todavía más y seguir explorando incluso la cosmovisión antropológica y cultural que son particulares de las numerosas etnias indígenas que habitan el territorio nacional desde antes del inicio de la historia moderna y que arrastra innegables aspectos relevantes para una comprensión acabada de la psicología aborigen. Todo lo cual nos situaría tan atrás que en este caso específico acabaría siendo problemático el fijar un momento aceptablemente convencional para el inicio de la reconstrucción. Aunque la psicología académica cumple sus primeros cincuenta años en el 2013, puede comprobarse que en Paraguay existe un pensamiento previo que largamente precede a la psicología institucional y proviene de una interesante variedad de autores y contextos (García, 2005a). Este es el sentido en que resulta útil adoptar periodizaciones que contribuyan a una mejor comprensión y esclarecimiento de las diversas fases que se pueden establecer en la historia de la psicología. La división en etapas ayuda no solo a encontrar una cierta secuencia y regularidad que se desprende del ordenamiento de los hechos, sino que también permite identificar procesos que se hallan en acción permanente, así como posibles rupturas y continuidades consistentes. En este sentido, las singularidades que se puedan descubrir en una psicología nacional y que sirvan para establecer características y procesos únicos que la diferencien de las demás, pueden plantearse como temas de investigación con importancia e interés propios (García, 2011a, 2011b). Para el estudio de la psicología en el Paraguay se proponen varios criterios distintos con el fin de distinguir etapas, autores relevantes y tendencias en la teoría y la práctica profesional. Estas clasificaciones y las categorizaciones que por fuerza traen aparejadas responden a necesidades específicas de separación o agrupamiento de hechos y personalidades semejantes o disímiles. Los conceptos más frecuentemente utilizados en los escritos referidos a los pormenores de la historia de la psicología en el Paraguay consideran 143
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la vigencia de: a) un período preuniversitario y b) un período universitario y profesional (García, 2004, 2005a, 2005b, 2009). El primero de ellos se refiere a la etapa que se extiende entre los años marcados por la fundación de los primeros centros educacionales en el Paraguay colonial y donde se enseñaban o discutían algunos conceptos implícitos en la filosofía y teología que marcaban alusión a realidades con características mentales o espirituales, aunque en este caso debe quedar claro que un discurso psicológico de esta naturaleza es necesariamente implícito a la teorización filosófica y por lo tanto ajeno a los usos convencionales y modernos del término. Se extiende hasta 1963, momento en que la psicología adquiere el status de disciplina universitaria autónoma. Esta fase ha sido considerada como una preparación o gestación para la psicología contemporánea (García, 2003a). A su vez, el período preuniversitario comprende dos subperíodos relacionados. El primero se denomina subperíodo filosófico-teológico en el cual la psicología, como hemos apuntado, constituye un componente de la reflexión filosófica y teológica y se concibe y discute en esos términos. El segundo es un subperíodo de conceptualización autónoma cuyo inicio coincide con la publicación de las primeras obras en la forma de libros y artículos que se difundieron en revistas culturales y donde el uso de los conceptos asociados a la psicología recogen una delimitación más precisa que aspira a integrarse a un sentido de cientificidad con razonable precisión y especificidad variable. Una periodización diferente y que fue sugerida diez años atrás (García, 2003a) incorpora como criterio central a las etapas por las que cruzó la enseñanza de la psicología en el país, dividiendo su desarrollo en cuatro fases cuyas referencias son: a) la psicología y sus vinculaciones con la filosofía, que abarca fundamentalmente la enseñanza de la psicología capturada en los esquemas de la filosofía colonial, con un carácter identificado con la doctrina escolástica, b) la psicología en los planes de estudio del nivel medio, que fue el primer estamento educativo donde se insertó la enseñanza de la psicología y cuyo origen viene del año 1881 o 1882, c) la psicología y la formación de maestros, que está vinculada con la fundación de las primeras escuelas normales de maestros y profesores, lugares en 144
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los que se impartió psicología a los futuros miembros del magisterio nacional, ubicando sus comienzos aproximadamente en 1890 con un antecedente destacado en el centro educativo que dirigieron las hermanas Adela (1865-1902) y Celsa Speratti (1868-1938) y que se denominó Escuela de Preceptoras. Esta fue la primera institución donde las jóvenes paraguayas pudieron abrazar la noble vocación del magisterio (Monte de López Moreira, 2011), aunque la vigencia continuada en la enseñanza de la psicología debería contemplarse con una estabilidad mayor desde 1896, año de fundación de la primera Escuela Normal de Maestros. Finalmente y ya coincidiendo plenamente con el período universitario y profesional, podemos mencionar a una última etapa que comprende: d) la enseñanza de la psicología en las universidades, que aunque registra algunos antecedentes previos, se reconoce como inicio para el establecimiento de las primeras carreras de psicología a comienzos de la década de 1960 y se extiende hasta nuestros días. En este capítulo, aunque desde luego tendremos en cuenta el marco general que ofrecen las divisiones en períodos sugeridas para el estudio sistemático de la historia de la psicología en el Paraguay, nos concentraremos con mayor detenimiento en los eventos y en los protagonistas que definieron esta evolución particular, en un intento de presentarlos de manera sintética. Los datos presentados son una integración de informaciones ya entregadas en publicaciones previas que irán siendo mencionadas progresivamente de acuerdo a su pertinencia, complementando a su vez algunas exposiciones globales anteriores (García, 2009), aunque agregando en esta revisión otros detalles nuevos y relevantes para una comprensión acabada de los procesos fundamentales que actuaron en la formación de la psicología paraguaya. La reflexión y la teoría: El período preuniversitario El subperíodo filosófico-teológico. Un día del año 1537, específicamente en la fecha del 15 de agosto, desembarcaba un grupo de navegantes españoles en la bahía a la 145
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que da cobijo una de las entradas que tiene el Rio Paraguay en dirección noreste. Allí fundaron el puerto y Casa Fuerte de Nuestra Señora de la Asunción, muy cerca de donde hoy se levanta el casco histórico de la ciudad, para que sirviera como amparo y reparo de la conquista (Cardozo, 1996a). Desde este punto estratégico saldrían poco después otras partidas expedicionarias con el fin de establecer nuevas ciudades en otros puntos esparcidos por la gran región del cono sur, entre ellos la ciudad de Buenos Aires. Por ese motivo Asunción ha recibido el nombre de madre de ciudades. Los recién llegados pronto iniciaron un activo mestizaje con los indígenas que por entonces habitaban la zona, lo cual propició una alianza de corte racial y político que resultó muy eficaz. Aquí no se estableció una universidad de manera temprana, como ocurrió en Lima o Santo Domingo, pero las órdenes religiosas que pronto arribaron a estos territorios sí se preocuparon por establecer algunos centros educacionales donde los novicios que aspirasen a formar parte del clero pudieran recibir una instrucción adecuada para el logro de estos propósitos. Por razones obvias, la cruz que siguió a la espada tuvo mucho que ver con los primeros resquicios de pensamiento psicológico que se insinuaban en aquél paisaje lejano y apacible del Paraguay, aunque sonaran muy distintos a lo que acostumbramos oír en nuestros días. La filosofía del siglo XVI ya insinuaba un enfoque más cercano a la modernidad y por ello menos proclive a una admitida prevalencia de lo religioso sobre lo racional. Ello se daba de la mano de autores como Rene Descartes (1596-1650), en cuya obra también se introdujeron los conceptos frescos de la cognición y el estudio fisiológico del comportamiento al marco general de la filosofía renacentista. Por estas razones no son pocos los que ven a Descartes como la quintaesencia de esa ruptura que supuso la orientación filosófica moderna con respecto a los principios que rigieron por siglos a la filosofía medieval (Jones, 2006). Sin embargo, los territorios españoles de ultramar vivieron una situación bastante distinta en lo que respecta a influencias ideológicas. En este lado del mundo se perfilaba un claro predominio de la perspectiva tomista y aristotélica cuya vigencia habría de extenderse todavía 146
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por mucho tiempo más. La colonia que todavía era el Paraguay en aquél momento, por supuesto, no fue la excepción. Este era el panorama que imperaba en los claustros que orgánicamente dependían de las órdenes religiosas. Con respecto a este punto la documentación no es abundante, por ello no es sencillo establecer una fecha precisa para fijarla como punto de partida. Pero es posible que podamos ubicarla con lógica probabilidad hacia el año 1580, cuando se produjo la fundación de un Seminario cuyo promotor fue el Obispo Alonso de Guerra. Otro referente importante fue el colegio fundado por el padre Francisco Saldívar un par de décadas más tarde, en 1600 (Massare de Kostianovsky, 1968). Ambos establecimientos educativos, al igual que muchos de esa época, ejercieron sus funciones durante un tiempo brevísimo. La contribución de los jesuitas se inicia en 1609, cuando abrieron su primer colegio en Asunción. Allí se impartieron cátedras de Latín, Filosofía, Escolástica, Moral, Arte y Gramática (Massare de Kostianovsky, 1968) y por supuesto Teología (Peters, 1996), que nunca podría faltar. Más adelante, los dominicos y los franciscanos regentearon sus propios establecimientos educacionales. En este período el pensamiento original y la producción de libros fueron escasos en el Paraguay, por no decir prácticamente nulos, a diferencia de cuanto sucedía en el Río de la Plata, donde a juzgar por cuanto explica Furlong (1952) se pueden mencionar varias piezas bibliográficas de importancia cuyos contenidos temáticos, si bien anclados en el maridaje que aún se veía con la filosofía, recreaban estudios de corte especulativo que a menudo incluían tópicos psicológicos. Mucha de esta labor también es obra de los jesuitas, quienes nunca ignoraron la psicología (García García y Alonso, 2005; Massimi, 2001). En el Paraguay, sin embargo, la gestión más notable que cumplió la Compañía de Jesús se ubicó en las misiones, un portentoso ensayo de organización política, social, económica y cultural que fue objeto de comentarios en el mundo entero (Cardozo, 1996b). Esta labor educacional de los jesuitas culminó abruptamente con la expulsión de los dominios españoles en 1767. La entrada del siglo XIX supone una evolución paulatina de las influencias intelectuales vigentes hasta entonces. Los cambios 147
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que esto produjo, sin embargo, pueden ser mejor comprendidos si se toma en consideración el marco histórico y político que les sirven de fondo. Paraguay obtuvo su emancipación de la corona española en mayo de 1811. Desde esta época hasta el inicio de la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), un evento inmensamente destructivo para el país porque fracturó de forma dramática el desarrollo del Paraguay como nación, hubo tres gobiernos que marcaron su destino de manera decisiva: los del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia (1766-1840) que comenzó en 1816 y culminó con su muerte natural en 1840, don Carlos Antonio López (17921862) cuyo gobierno duró desde 1842 hasta fallecer por enfermedad en 1862 y el Mariscal Francisco Solano López (1827-1870), hijo del anterior, que tuvo las riendas del poder desde 1862 hasta su muerte en el campo de batalla en 1870. Francia estudió abogacía en la Universidad de Córdoba. En su momento poseyó la única biblioteca respetable del país. Su pensamiento acusó la presencia de las doctrinas políticas del filósofo ginebrino Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), cuya célebre obra El contrato social (Rousseau, 1762/1980) parece haber sido una de sus lecturas habituales, aunque el conocimiento y discusión de estas ideas desde luego nunca trascendió al resto de la población, ni tampoco se reflejaron de manera congruente en su estilo de gobierno. En ese momento no podía haber una apertura muy libre por supuesto dado el contexto en que se forjó el gobierno de Francia, que era una estricta dictadura de claro sesgo patriarcal, que desde luego jamás hubiera permitido semejantes debates. Aunque no debe perderse de vista que Francia también defendió la independencia del país ante las amenazas externas, sobre todo los planes anexionistas del gobierno de Buenos Aires, recurriendo a un virtual encerramiento del país. Pero de acuerdo al criterio de Amaral (2010), las primeras manifestaciones de un pensamiento filosófico reconocible en el Paraguay en el sentido de producciones escritas por autores que vivieron en el país tienen que rastrearse al menos hasta el segundo de los gobernantes mencionados, el de don Carlos Antonio López. Este escribió un breve texto titulado Catecismo de San Alberto, una pieza con pretensiones doctrinarias de filosofía política que 148
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pudo ser el inicio de tal género de discusiones en el Paraguay. A comienzos de la década de 1860 parece que había una razonable tolerancia respecto a la discusión sobre las diversas corrientes de pensamiento que imperaban en la época, algunas de las cuales eran conocidas en el Paraguay, y la lectura de libros era una costumbre que no resultaba infrecuente. En este sentido la escritora Josefina Pla (1903-1999) menciona el importante dato que algunos de los títulos de mayor preferencia entre quienes ocupaban parte de sus gastos en la adquisición de libros eran las obras de ficción, las novelas y el teatro y en segundo término las que tenían como temas a la dietética, la higiene y la psicología (Pla, 1983). Pese a las libertades públicas limitadas que imperaban por entonces, no hay evidencia cierta que existiera alguna forma de censura contra los libros. La Guerra contra la Triple Alianza alteró absolutamente el escenario de las cosas y quebró lo que parecía una clara senda de progreso que se abría para el país. El modo y la extensión de la destrucción que este conflicto supuso para el Paraguay solo pueden ser calificadas como la ejecución de un grandioso y macabro genocidio contra la patria (Chiavenatto, 1989). Si casi nada o muy poco, material o humano permaneció en pie, lo mismo puede decirse de la cultura y cualquier iniciativa que pudiera haber representado un impulso para la promoción de la ciencia, incluida por supuesto la psicología (García, 2012a). No es de extrañarse entonces que la vida cultural del país tardara un cierto tiempo en recuperarse. El subperíodo de conceptualización autónoma de la psicología. En la década de 1880 comienzan a registrarse vestigios claros de una presencia progresiva de la psicología en un sentido moderno y con ello se acelera un poco la dinámica de la historia. En 1878 inició sus labores en la enseñanza pública el Colegio Nacional de Asunción, una institución que dependía del municipio o ayuntamiento de la ciudad y que constituía el primer establecimiento de su tipo que fue abierto en el país. Entre otras cosas, allí se dictó el primer curso específico de psicología, que como se comprende tuvo como destinatarios a los estudiantes del nivel medio. Haciendo una 149
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deducción a partir de los datos que provee Benítez (1981), sabemos que se impartía psicología en el quinto curso del primigenio plan de estudios, razón por la que García (2003a) deduce que tiene que haberse dictado por primera vez en 1881 con mayor probabilidad o en su defecto durante 1882. El colegio, sin embargo, no tuvo la continuidad que habría sido deseada y tuvo que dejar de funcionar al cabo de unos pocos años. Para explicarse mejor la razón de esta discontinuidad hay que recordar que el país acababa de terminar la guerra y se hallaba en un estado de virtual bancarrota financiera. En ese momento los recursos disponibles para la educación eran mínimos. Aun así, este evento puede estimarse como el punto de partida para la psicología a nivel educativo. El otro acontecimiento de importancia que se produjo durante esta década es la publicación del primer estudio que interesa al uso consecuente del concepto de psicología y que sugiere el perfil de una disciplina con carácter autónomo. Sin embargo el autor, pese a ser paraguayo, concibió la obra fuera del país. Aludimos por supuesto al médico Diógenes Decoud (1857-1920), quien perteneció a una de las muchas familias paraguayas que vivieron conflictos con Francisco Solano López y como consecuencia tuvieron que ver a uno o varios de sus integrantes sufrir las recias amarguras del exilio o debieron lamentar el exterminio físico de sus miembros (Decoud, 1930). A Diógenes le tocó emprender una destacada carrera académica en la Argentina y allí produjo varios trabajos que le valieron el elogio de personalidades sobresalientes del vecino país como José Ingenieros (1877-1925) (Ingenieros, 1915), uno de los pioneros que tuvo la psicología en el Río de la Plata. Entre otros numerosos trabajos, Decoud escribió un breve Estudio del hipnotismo. Bajo el punto de vista psicológico y de la medicina legal (Decoud, 1888). La obra encuadra al fenómeno hipnótico como un proceso esencialmente psicológico y al que puede considerarse análogo a la neurosis experimental. Era un estado peculiar en que desaparecía la voluntad, el entendimiento quedaba en una situación pasiva y sujeto a las estimulaciones externas, de manera momentánea y en una forma semejante a la de un reflejo (Decoud, 1888). Baker (1990) señala que durante la década de 150
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1880 la discusión sobre las características del hipnotismo giraba sobre el detalle de si este consistía en un fenómeno de naturaleza fisiológica o psicológica. Otro aspecto debatido era si la hipnosis era un estado patológico o normal de la mente. En sus ideas sobre este complejo fenómeno Decoud acusó la influencia del médico francés Jean Marie Charcot (1825-1893) así como de uno de sus antiguos maestros en la cátedra de Enfermedades Nerviosas cuando todavía se hallaba en su entrenamiento universitario en la Argentina, el doctor José María Ramos Mejía (1849-1914) (Ingenieros, 1919/1962). Con Decoud comienzan a dibujarse los rostros de los pioneros de la psicología en el Paraguay, aún con todas las dificultades que se han apuntado para determinar a quiénes corresponde considerar como tales (García, 2007). La década de 1890 se abre con la fundación de la Universidad Nacional de Asunción, institución que fue la primera de su tipo en el país. Junto a ella se habilitaron también cuatro nuevos colegios nacionales en las ciudades de Asunción, Encarnación, Pilar y Villarrica. Pero solo en la sede de Asunción, que no era la misma que hemos comentado previamente pero venía a llenar el vacío que aquella dejó, se incluyó una cátedra de Psicología dictada por vez primera en 1893. Esta materia se denominaba Elementos de Psicología y se cursaba solo durante un año, en el cuarto curso. Emeterio González fue el profesor y también quien elaboró el plan de estudios respectivo que salió publicado en la Revista de la Universidad Nacional (González, 1894). En las clases impartidas en aquél curso se estudiaba la fisiología del sistema nervioso, psicología experimental, la sensibilidad, la voluntad, la sensación, el sentimiento, las emociones, el placer, el dolor, la inteligencia, la atención, la conciencia, el juicio, la abstracción, la inducción, la personalidad, la psicología social y la psicología comparada. Todos esos tópicos sugieren la clara influencia de la psicología experimental que estaba ganando auge en la época. Pero también se incluyeron en el programa otros temas como la armonía entre el alma y el cuerpo, las teorías que niegan y las que afirman la relación de ambos, el alma y la trinidad, la belleza, la verdad, la bondad y la libertad. Al lado de la enseñanza media, en esta década también se abrió otro 151
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campo nuevo para la difusión de la psicología en el campo de la formación normalista, aquélla que preparaba profesionalmente a los futuros miembros del magisterio nacional. De esta manera las hermanas Adela y Celsa Speratti, quienes adquirieron su formación en la Escuela Normal de Concepción del Uruguay (Benítez, 1981) establecieron la primera Escuela de Preceptoras en 1890, que habría de transformarse en Escuela Normal de Maestras en 1897. En cuanto a institutos para varones, se abrió una Escuela Normal de Maestros en 1896 y su director fue Francisco Tapia, un educador nacido en la Argentina a quien el gobierno nacional encargó de forma específica tal función. Este podría parecer un detalle menor en el contexto de esta historia de no ser por el hecho que, además de sus funciones directivas en la escuela, Tapia produjo un par de artículos que representan el punto de partida para una de las tradiciones fundamentales de la psicología paraguaya en el período preuniversitario de las tres principales que existen, en este caso la que vincula a la psicología con la educación (García, 2006a). Una de las muestras del renacimiento intelectual que se vivió en la década de 1890 fue la publicación de varias revistas culturales, algunas de las cuales alcanzaron a tener gran calidad. Posiblemente la mejor de todas fue la Revista del Instituto Paraguayo, que se publicó entre 1896 y 1909 y era el órgano de difusión del Instituto Paraguayo, creado en 1895. Puede decirse que la institución involucró en sus actividades y reuniones a lo más refinado de la intelectualidad paraguaya de la época y fue un auténtico epicentro de la cultura. En su mejor momento la biblioteca albergó más de mil doscientos volúmenes (Centurión, 1948). La revista publicó varios artículos con una temática psicológica. El ya mencionado Tapia publicó un par de trabajos antes que terminara el siglo. El primero de ellos (Tapia, 1897) era un trabajo más encuadrado en el ámbito de la pedagogía, pero en el segundo (Tapia, 1898), su autor partía de una concepción lamarckiana de la evolución para analizar procesos psicológicos como el de la inteligencia humana. Otros artículos se referían a las relaciones entre el ejercicio y la diversión (Rubio, 1899) o la formación del carácter, este último un escrito que pertenecía a la escritora uruguaya Adela Castell (1867-1926), quien presentó 152
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una disertación en el Instituto Paraguayo a su paso por Asunción (Castell, 1901). Asimismo deben mencionarse dos escritos de Manuel Domínguez (1868-1935), que dio a conocer numerosos artículos sobre historia en la Revista del Instituto Paraguayo. Para lo que nos concierne en este capítulo debe mencionarse un trabajo que estaba centrado sobre las relaciones entre la talla y la inteligencia (Domínguez, 1903b) y otro, de mayor extensión e importancia, referido a las causas del heroísmo de los paraguayos durante la guerra (Domínguez, 1903a). Este último fue reimpreso más tarde en una obra titulada El alma de la raza (Domínguez, 1918) que también incluyó otros ensayos relacionados. Las ideas en él contenidas recibieron ampliaciones en libros posteriores (Domínguez, 1946, 1959). En su explicación de las particularidades que definen al ser nacional paraguayo y su bravura como guerrero en el Campo de Marte, Domínguez recurrió al concurso de varios factores como el medio, la raza, el momento y el caudillo que guía las tropas, considerando la más importante lo que llamó la causa interna, que es igual a decir la raza y está en la raíz de las diferencias. Como es sencillo de notar, el nudo para estas reflexiones fue la conducta demostrada por el soldado durante la gran guerra. Muchas de las cualidades que Domínguez resaltó en cuanto típicas de los paraguayos, como su heroísmo, valor, capacidad de enfrentar la adversidad o el sufrimiento y su decidido apego a la familia y los valores de la patria convertía a los paraguayos eran un pueblo superior. Para sostener sus ideas Domínguez recurrió a muchos conceptos tomados de la psicología. Es por ello que se lo considera el punto de partida de otra de las tradiciones que la psicología paraguaya registra como marca de fábrica, la del estudio del carácter nacional (García, 2012b, 2013a). No puede decirse que estos artículos fueran investigaciones empíricas, pero eran importantes porque constituían discusiones conceptuales apoyadas en constructos cuyo origen estaba en la psicología (García, 2004). Antes de finalizar la década se produce también otro evento importante aunque en un ámbito muy distinto: el de la atención a los perturbados mentales. En efecto, el 30 de octubre de 1898 quedó habilitado el primer 153
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Asilo de Enfermos y Mendigos, lugar donde también se hallaban alojados algunos enfermos psiquiátricos. Esta fue la base para la organización del futuro Manicomio Nacional, instituido en 1917, ocasión en que los internos con desviaciones comportamentales fueron separados de los mendigos y acondicionados en un recinto independiente (Cegla y Franco, 1984). El Dr. Cándido Vasconsellos (1894-1955), a quien debemos recordar también por ser autor del primer texto sobre diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mentales (Vasconsellos, 1947), fue su primer director. Las faenas de la atención psiquiátrica y más tarde psicológica en el Paraguay comenzaron en estos lugares y fechas. Al despuntar el siglo XX se produjeron otros eventos en los escenarios académicos que habrían de tener una importancia fundamental para el desarrollo de algunas subdisciplinas como la psicología social. Es así que en 1900 se creó la primera cátedra de Sociología en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción, aunque la materia comenzó a dictarse recién a partir de 1903. El primer profesor fue Cecilio Báez (1862-1941), un hombre de leyes con gran erudición y notoria actuación en el ámbito público nacional y que fue también autor del programa académico. Como su principal aporte, Báez escribió una Introducción al estudio de la sociología (Báez, 1903). Este texto para nada era semejante a las introducciones a la sociología que se utilizan actualmente en las universidades del mundo, pues su contenido estaba fuertemente cohesionado con tópicos que son comunes en la psicología social (García, 2003b, 2013b). La entrada en escena de Báez significó también la llegada del positivismo como influencia intelectual clara y contundente en el escenario del pensamiento nacional y se reconoce a este autor como su máximo exponente en el Paraguay (Benítez, 1983). Un poco más tarde, en 1905, Eusebio Ayala (1875-1942), quien más adelante en su vida tendría una destacada participación en la política paraguaya ocupando la presidencia de la República en los duros tiempos de la Guerra del Chaco contra Bolivia (1932-1935), publicaba en los Anales de la Universidad Nacional un denso estudio psicológico donde su objeto era el análisis de las 154
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interrelaciones entre la ideación, la perceptividad y el pensamiento (Ayala, 1905). El autor no dejaba dudas de su gran familiaridad con las ideas de muchos de los psicólogos líderes de comienzos de siglo: Théodule Ribot (1839-1916), Wilhelm Wundt (1832-1920), Herbert Spencer (1820-1903) o Alexander Bain (1818-1903). Esto condujo a suponer que, de no haber sido por su involucramiento en la política y su participación en los asuntos de estado, Ayala bien podría haber sido el iniciador de la psicología experimental en el Paraguay (García, 2005c). La educación vuelve a demostrar el fuerte entrelazamiento que la une con la psicología en el Paraguay durante la década siguiente de 1910. En una obra titulada Páginas de un maestro, el docente Juan Ramón Dahlquist (1884-1956) alertaba sobre la urgencia de contar con laboratorios de psicología para el estudio del niño paraguayo y que la investigación a que diera lugar debía servir para la mejora de la educación nacional. También comentaba otros aspectos de la psicología de sus días. No se publicaban revistas psicológicas pero si educativas, en cuyas tablas de contenidos era común encontrar artículos psicológicos. A la ya existente Revista de Instrucción Primaria que fuera establecida en la década previa, Dahlquist agregó otra llamada La Enseñanza, en la que por ejemplo reprodujo artículos del notable educador cubano nacido en Puerto Rico Alfredo M. Aguayo (1866-1942), quien también refrendaba la psicología experimental (Aguayo, 1913). En otros ramos muy diferentes, otros autores se ocupaban también de problemas anclados en la psicología. Entre ellos el naturalista y antropólogo suizo Moisés Santiago Bertoni (1857-1929), quien en su Resumen de prehistoria y protohistoria de los pueblos guaraníes (Bertoni, 1914) principalmente y también en el tercer tomo de su gran obra La civilización guaraní (Bertoni, 1956), expuso sus teorías sobre el origen y la evolución del hombre americano, la cultura de los aborígenes de lo que designó como el racial grupo guaraniano, además de aspectos resaltantes sobre la psicología de los guaraníes (García, 2013c). Vemos que, en esencia, Domínguez se ocupó de la forma de ser típica de los paraguayos y Bertoni de los rasgos psicológicos del aborigen guaraní. En el ámbito de la sociología 155
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se volvió a producir una segunda publicación importante, esta vez de Ignacio A. Pane (1881-1920), hombre formado en la disciplina del derecho y profesor de sociología en la Universidad Nacional al igual que Báez. Pane discutió con erudición los conceptos vecinos de la psicología social, la psicología individual y la psicología colectiva como parte de su obra Apuntes de Sociología (Pane, 1917). Vistos en perspectiva, es claro que Báez y Pane son los pioneros de la psicología social en el Paraguay. Los años veinte, treinta, cuarenta y cincuenta configuran lo que puede notarse como un predominio muy marcado de los educadores en la generación y difusión del conocimiento psicológico. En este contexto la figura más representativa es la de Ramón Indalecio Cardozo (1876-1943), un maestro nacido en la pequeña ciudad de Villarrica y que fue el promotor central del enfoque de la escuela activa en la educación nacional, agregando con su trabajo muchas innovaciones propias a las variantes que eran conocidas hasta entonces (García, 2004). Cardozo insistió en que la psicología debe ser la base para la implementación eficiente de la pedagogía. La obra más importante que publicó fue La Pedagogía de la Escuela Activa en tres volúmenes, consagrando por completo el primero de ellos a una exposición sobre los fundamentos de la psicología de la educación (Cardozo, 1938). Además escribió muchos artículos psicológicos, entre ellos algunos donde discutió por vez primera en el Paraguay las ideas de referentes como Sigmund Freud (1856-1939) (Cardozo, 1927) y John Dewey (1859-1952) (Cardozo, 1923, García, 2003c). Asimismo fue pionero en la aplicación de las escalas del test Stanford-Binet, por lo que también es justo considerarlo como el propulsor de la psicometría en el país. Cardozo continuó con la edición de revistas pedagógicas de fuerte contenido psicológico que complementaron las tendencias anteriores y así estableció La Nueva Enseñanza, que comenzó a salir en 1927. Por todas estas razones es uno de los pioneros genuinos de la psicología (García, 2003c, 2008a, 2010a, 2011c). El primer texto introductorio también fue obra de un educador, el profesor Manuel Riquelme (1885-1961), autor de unas Lecciones de Psicología (Riquelme, 1948) que llegaron a las 156
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librerías en 1936 con su primera edición. En vida de Riquelme también le correspondió iniciar importantes iniciativas en favor de la educación nacional. Para la historia de la psicología como disciplina igualmente es un actor importante, pues fue el primero en ocuparse de este tema en el Paraguay (García, 2008b). Tanto Cardozo como Riquelme fueron bien valorados en su tarea por quienes en ese momento se hallaban escribiendo sobre la psicología en América (Foradori, 1954). Completa esta secuencia la profesora María Felicidad González (1884-1980) que dio a conocer la obra inicial que se identifica con la entonces dinámica área de la paidología. El libro se llama Misceláneas paidológicas para padres y educadores (González, 1942), y su autora además escribió un manual breve sobre organización escolar y pedagogía (González, 1951) así como artículos que aparecieron en La Nueva Enseñanza de Cardozo. Cuando fue directora de la Escuela Normal de Profesores en Asunción, ella estableció la primera cátedra de Psicología Experimental en 1921 y otra de Psicología Infantil en 1923 (García, 2011c). El primer laboratorio de psicología habría de llegar de la mano de otro pedagogo, en este caso un extranjero que ejerció la jefatura de la oficina de la UNESCO en Paraguay entre 1955 y 1959. Hablamos de Emilio Uzcátegui (1899-1986), quien también es conocido en el campo de la psicología en su tierra, el Ecuador. La inauguración del laboratorio tuvo lugar el 23 de octubre de 1959 (Uzcátegui, 1959). Pero su mentor debió abandonar el país al poco tiempo para proseguir funciones en otra nación, dejando al laboratorio huérfano que, en lo que se asemeja a un claro reflejo de la fatalidad que se cierne sobre la psicología nacional, quedó trunco y sin ejercer ninguna influencia real. Emerge la figura del psicólogo: El período universitario y profesional Las carreras de psicología se establecieron durante la década de 1960. Primero en la Universidad Católica en 1963 y luego en la Universidad Nacional de Asunción en 1967. Con ellas arranca el período universitario y profesional en la historia de la psicología nacional. 157
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Se produce entonces un paso muy significativo para la evolución institucional de la disciplina, pues a partir de allí la psicología habría de comenzar el proceso que la llevará a ser reconocida como una profesión autónoma. En su estructura de materias, las dos carreras adoptaron un perfil de formación de neto corte generalista (García, 1993), aunque más adelante se eligió fijar especializaciones con el objetivo de brindar un perfil diferenciado para las alternativas que podría tomar la futura práctica profesional de sus estudiantes. En primer lugar, la Universidad Católica abrió las que se conocían entonces como áreas de énfasis a partir de una reforma que se realizó en el año 1978. Las opciones fueron tres: a) Psicología Clínica, b) Psicología Educacional y c) Psicología Laboral. La planificación de estos estudios era muy congruente con las líneas que había sugerido el Modelo de Bogotá tan solo unos años antes (Ardila, 1981). La Universidad Nacional de Asunción, que instituyó un doctorado en 1975 y que en sus primeros años también fue de raíz general, pronto asimiló la misma lógica que la Universidad Católica aunque con la variante que allí se presentaban como opciones de especialización en el grado doctoral. Veinte años duró este programa académico, entre 1975 y 1995, aunque dejó como resultado muy pocos doctores titulados y su efectividad como instancia de formación siempre fue cuestionable. En el país solo existieron estas dos carreras de psicología hasta 1989, pero a partir de ese año, en coincidencia con el fin de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), comenzaron a planificarse nuevos departamentos. Acompañado de una apropiada legislación, el proceso se disparó aceleradamente desde 1996 y en la actualidad las carreras en funcionamiento superan holgadamente la cifra de cuarenta y se los ubica en casi todas las capitales departamentales del país: Asunción, Caacupé, Caaguazú, Ciudad del Este, Concepción, Coronel Oviedo, Encarnación, Hernandarias, Pedro Juan Caballero, Pilar, San Ignacio, San Juan Nepomuceno y Villarrica, entre otras. Los problemas, sin embargo, son muchos y van desde la insuficiente infraestructura y las limitaciones en la formación hasta la ausencia casi completa de investigación en los claustros universitarios (García, 2003a, 2003d, 2010b, 2012c). En cuanto a las organizaciones gremiales y científicas, puede anotarse 158
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que la Sociedad Paraguaya de Psicología, cuya personería jurídica se obtuvo el 29 de julio de 1966, parece haber sido fundada el 22 de mayo de aquél año, cuando un grupo de alumnos y profesores se reunieron para darle vida. Por ello en esa fecha se recuerda el día del psicólogo en el Paraguay (García, 2012d). Pese a su reducido poder de convocatoria, que se halla reflejado en la exigua membresía, esta sociedad siempre se ha considerado la más representativa de cuantas lograron establecerse en el país. Entre las entidades internacionales, es la Sociedad Interamericana de Psicología —SIP—, que cuenta con miembros desde 1976, la que ha ejercido una influencia más notable (García, 2012e). Las influencias teóricas predominantes en la psicología paraguaya a partir de la década de 1960 pueden verse como un reflejo claro de las tendencias que dominan la disciplina a nivel internacional y de las corrientes que mayor peso ganaron en la psicología practicada en el cono sur americano. En este sentido, han existido pocos trabajos que apunten, aunque sea de manera muy incipiente, hacia un desarrollo más autóctono. En gran medida, esas orientaciones pueden notarse más en un área aplicada como es la psicología clínica (García, 2011b). Así puede reportarse una presencia muy fuerte de la corriente psicoanalítica desde el comienzo mismo de la carrera en los años sesenta, extendiéndose durante los setenta y hasta por los menos mediados de los ochenta en una hegemonía sin retadores de peso. Las discrepancias más importantes en estos años provenían de las que se forman habitualmente entre las escuelas psicodinámicas rivales. A finales de la década de 1970 también se suman algunos seguidores de las perspectivas humanistas de Carl Rogers (1902-1987) y Fritz Perls (1893-1970), aunque con un impacto limitado y sin conmover en absoluto el liderazgo absoluto de los seguidores de Freud y sus derivados, como la teoría de la psicología social del psiquiatra argentino Enrique Pichon-Riviére (1907-1977). Y aunque también hubo antecedentes previos, es a mediados de la década de 1980 cuando irrumpen con relativa potencia el conductismo y la modificación del comportamiento, en buena medida gracias al establecimiento en 1985 de la cátedra de Psicología Experimental en la Universidad Católica (García, 159
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2010c). También se hizo presente a mediados de la década la terapia sistémica, igualmente irradiada desde algunas cátedras en esta misma universidad. Lo que se ha visto en los dos decenios siguientes es una distribución más equilibrada de las preferencias de los profesionales psicólogos entre estas orientaciones teoréticas. En la década de 1990 comenzaron a practicarse también algunas formas de psicoterapia como la programación neurolinguística o las flores de Bach, a las que se denomina terapias alternativas y que arrastran inconvenientes muy reales por sus conflictos con la replicación de sus postulados más elementales (García, 1998). En el área de la psicología educacional las tendencias iniciales estuvieron asociadas al conductismo de B. F. Skinner (1904-1990), especialmente en el campo de la educación especial. A comienzos de la década de 1980 comenzó a sentirse la influencia ejercida por las ideas de Jean Piaget (1896-1980) y Lev S. Vygotski (1896-1934). En la década del 2000 algunos enfoques como la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner (1943-) y la inteligencia emocional de Peter Salovey (1958-) y John D. Mayer (1953-), popularizada por Daniel Goleman (1947-), acapararon las preferencias de los psicólogos. Las investigaciones de Robert J. Sternberg (1949-) y la teoría de la inteligencia exitosa, aunque difundidas en algunas cátedras universitarias, aún se conocen poco en el país. Otras áreas aplicadas como la psicología de la salud comenzaron a ser discutidas en los noventa (García, 2013d) en tanto la psicología comunitaria empezó a despertar gran interés en la década del 2000 (García, 2013a, Rabito y Soto, 2011). Los conceptos y las teorías asociadas a la psicología positiva y la psicología evolucionista, dos de las novedades más interesantes que surgieron en los últimos años tanto en la teoría como en la investigación a nivel internacional y que además reservan un elevado potencial para la transformación de la disciplina en un futuro cercano, también comenzaron a discutirse en fecha reciente. Se ha mencionado con cierta frecuencia que la producción científica es el área en que la psicología paraguaya requiere de un impulso más significativo. Si bien existe alguna producción que representa una parte de los intereses teóricos prevalecientes en la 160
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disciplina, arrastran al mismo tiempo la gran dificultad que supone la persistencia de lo esporádico, aislado y ocasional de su aparición. En este sentido (García, 2006b) inventarió con detalle la producción de los psicólogos paraguayos entre 1960 y el 2005, demostrando que en el conjunto de las publicaciones logradas resultan más frecuentes los estudios teóricos y descriptivos que los estudios propiamente empíricos. Pese a esta relativa escasez de los productos, dos figuras que trabajaron de forma activa durante esta etapa son el padre José de Jesús Aguirre (1922-2002), cuyas indagaciones en el campo de la personalidad y el temperamento aplicando el modelo del psicólogo holandés Gerard Heymans (1857-1930) lograron trascender las fronteras y obtuvieron reconocimiento en el exterior (García, 2013e) así como Oscar Serafini, quien se ha dedicado con preferencia a la psicometría y la educación. Entre quienes por diversos motivos trabajan fuera del país, Merardo Arriola-Socol es la figura más conocida. El desarrolló interesantes propuestas que se encuadran en la línea del aprendizaje experiencial en la Université Laval de Canadá. Las demás producciones existentes, si bien resultan valiosas en un medio donde el apoyo oficial y privado a la ciencia es ínfimo y por demás difícil de obtener, no han podido ganar la sistematicidad y continuidad mínimas que se requieren para constituir sistemas estables y reconocibles de ideas. Estas, a la vez, podrían tener la fuerza de abrir tradiciones coherentes y formar escuela sobre temas relevantes para una comprensión de las influencias que ejerce la cultura típica del país sobre el comportamiento y los procesos cognitivos humanos. Comentarios finales Desde sus primeras manifestaciones en la enseñanza escolástica colonial, donde apenas era distinguible por la vinculación que la mezclaba con la filosofía, hasta los días del tiempo presente cuando se constituye en una disciplina autónoma y organizada en cuanto conjunto de aplicaciones profesionales, la psicología paraguaya ha tenido un largo recorrido que exigió cambios y transformaciones. Quienes en mayor número se interesaron en su estudio sistemático 161
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fueron los educadores, quienes tal vez por la presión que les imponen sus necesidades cotidianas inmediatas, pronto comprendieron su claro potencial para introducir una diferencia significativa en las tareas diarias que involucra la enseñanza escolar con los niños y los jóvenes. Asimismo, los primeros cultores de la sociología, que fueron profesores y escritores de libros, también se sintieron atraídos por los conocimientos y teorías proveídos por la psicología social, cuando aún las semejanzas entre los enfoques de ambas disciplinas eran mayores de lo que puede percibirse en la actualidad. Los autores que sintieron inquietudes por las características y los modos de ser típicos de los paraguayos y trataron de comprenderlos de manera crítica estimaron que ciertos conceptos en uso dentro de la psicología, como por ejemplo el de la raza o las influencias del medio externo podían ser útiles en sus discusiones sobre la especificidad inherente a los paraguayos. Estas son las circunstancias que impulsaron y los productos que se lograron durante la vigencia de la psicología paraguaya en el período preuniversitario. Al cruzar la marca divisoria erigida en la década de los sesenta, la psicología ingresó de lleno a las aulas universitarias, se convirtió en un campo de estudio diferenciado y con ello adquirió características por completo nuevas, que no poseía previamente. Inició el proceso para transformarse en una profesión liberal. Como es lógico, sobrevinieron entonces muchos cambios en lo que respecta a la concepción y el perfil general de la disciplina, pero el más notable de todos es que la psicología dejaba de constituir un área de reflexión abierta para intelectos de diversa procedencia y afiliación, de incorporación de conocimientos desarrollados en el marco de la investigación contemporánea y posterior asimilación de sus principales descubrimientos para volcarlos hacia problemas que emergen en contextos análogos a ella. Con la fundación de las primeras carreras la psicología comenzó a redefinirse en un símbolo de creciente experticia, de reconocimiento colectivo como un campo de aplicación técnica que es privativa de la práctica de un profesional único y específico entrenado para el efecto y que al propio tiempo reivindica en ella su propia esfera de acción e influencia. La psico162
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logía anterior, la de comienzos del siglo XX y antes inclusive, que comenzó a crecer como terreno apropiado y abierto para cualquier persona que quisiera utilizarla en beneficio y auxilio de sus propios intereses, transmutó al cabo de pocos años en una propiedad de los psicólogos. Surge entonces en el escenario social una figura investida del reconocimiento colectivo y la legitimación universitaria para hablar en nombre de la psicología, y para aplicar su conocimiento científico a los crecientes ámbitos de conflicto que enfrenta la sociedad que los acoge. Llegó así el tiempo de la psicología como profesión. En este movimiento de transformación desde un período preuniversitario inicial hacia una fase eminentemente profesional se retuvo la intención de los pioneros de utilizar la psicología para interceder exitosamente ante determinados problemas cotidianos que demandan urgente atención, pero ha disminuido en forma creciente el apego que antaño más se notaba a la esencia de la psicología como una vocación científica. La de hoy es una disciplina con mucha profesión y escasa ciencia. Para evitar que se diluya en exceso ese perfil fundamental, los psicólogos paraguayos y las instituciones que los forman deberían sentirse exigidos a replantear con premura las inconveniencias de este divorcio muchas veces excesivo entre investigación y práctica con el que han moldeado su disciplina durante los últimos cincuenta años. Ello los alejó también de sintonizar su pensamiento y acción de una manera más realista con cuanto les interpela a diario desde la cultura. Con una mayor toma de conciencia sobre la importancia de estos problemas es posible que se llegue a comprender que, solo otorgando a la investigación desinteresada y a las intervenciones solventes basadas en ella y que además sean correctamente replicadas para ponderar su adecuación, podrá realizarse la conexión necesaria entre el conocimiento proveído por las ciencias del comportamiento y las peculiaridades que son privativas de la población local, igual que las circunstancias específicas en que estas se originan, ocurren y mantienen. El logro de esta condición podrá considerarse, entre otros aspectos críticos, como el avance de la psicología nacional hacia una nueva y más productiva etapa en el rumbo previsible de su consolidación futura. 163
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CAPÍTULO 8
Historia y actualidad en la psicología peruana Walter Arias Gallegos Universidad Católica San Pablo, Arequipa La psicología peruana tiene un largo pasado, que podemos dividir en diversas etapas partiendo de las concepciones filosóficas y teogonías de los antiguos habitantes del Perú, la etapa virreinal en la que la psicología anclada a la labor académica de las universidades inicia su periplo hasta convertirse en profesión durante la época republicana y un momento más actual en el que se consolidan ciertas preferencias teóricas y aplicadas que marcan las rutas del trabajo psicológico en el país que abarca la primera década del siglo XXI. De modo tal que hoy en día la psicología en el Perú tiene una faz renovada, que sobre la base de su historia, mantiene un cúmulo de instituciones, publicaciones, sociedades, teorías y aplicaciones que dan identidad a la psicología en la actualidad. El objetivo de este acápite es exponer brevemente el desarrollo de la psicología peruana a la luz de su historia y sus tendencias más actuales. El texto por tanto se divide en tres partes: la psicología antes de la psicología, la psicología como ciencia y profesión en el Perú, y psicología peruana en la actualidad. La psicología antes de la psicología En la historia de la psicología, se han hecho comunes las expresiones “psicología antes de la psicología”, “psicología sin psicólogos” o “psicología pre-científica” para hacer referencia a un periodo del tiempo en el que la psicología si bien era tema de interés de 172
algunos académicos y personajes ilustrados —principalmente filósofos, teólogos y fisiólogos—, no era desarrollada sistemática y científicamente por los psicólogos (Leahey, 2006). De tal manera que por ejemplo, Grecia en la antigüedad, fue la cuna de diversos filósofos con legítimas preocupaciones por el estudio del “alma”. Este añejo interés occidental por el estudio del hombre, no tuvo parangón en el Perú. En ese sentido no puede hablarse de una psicología en el antiguo Perú, en el sentido estricto, pues no tenían interés por el conocimiento del hombre, pero sí se puede decir que el antiguo poblador peruano tenía una cosmovisión de la que se desprenden prácticas y concepciones que nos ayudan a explicar cómo comprendían los fenómenos psicológicos. Así pues, como en muchas partes del mundo, el pensamiento precolombino era místico y se recurría a la religión para explicar diversos fenómenos, de ahí que la visión del mundo que desarrolla el hombre peruano de aquellos años recibe el nombre de teogonía, porque su cultura y conocimientos tenían una finalidad y un origen teológico. Durante el virreinato, el conocimiento se centra en las universidades y los sacerdotes eran los depositarios de las enseñanzas que se impartían a los hijos de las familias nobles. Es así que durante el periodo virreinal, la historia de la psicología peruana se circunscribe, a la vida académica que prospera en torno a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos —UNMSM—, fundada el 12 de mayo de 1551. Entre los académicos de aquellos años se destacaban José de Acosta (1540-1600), sacerdote jesuita; Esteban de Ávila (15191601), quien escribió los libros De censuris eclesiasticus tractatus y Suma teología moral; Juan Pérez Pelechano (1565-1626), autor de Comentarios a la Suma Teológica de Santo Tomás y Teología Moralis Tractatus; y José Aguilar (1652-1708), también jesuita, entre otros (Alarcón, 2000). La psicología peruana de la época colonial, era eminentemente filosófica y se encontraba ataviada de ribetes morales y conceptos teológicos. Por aquellos años, el saber clásico orientaba diversas facetas de la vida del hombre peruano. Por ejemplo, la teoría galénica de los humores fue utilizada por el jesuita Bernabé Cobo para seleccionar a sus acólitos y monaguillos, de 173
Gonzalo Salas (editor)
modo que las personas para estos puestos tuvieran un temperamento flemático. Los médicos utilizaban la tipología hipocrático-galénica para dar tratamiento, tal es así que a los sanguíneos se les sugería un consumo limitado de carnes rojas y vino tinto (Varella, 2009). Asimismo, un hecho que marcó el inicio de la secularización del conocimiento fue la expulsión de los jesuitas en 1767. Precisamente, este fue el punto de partida que serviría para introducir las reformas borbónicas que afectaron el cuerpo eclesiástico y las relaciones entre la Iglesia y el Estado. En sintonía con todo ello, durante la segunda mitad del siglo XVIII, el racionalismo, el empirismo y el sensualismo remplazaron la filosofía teológica que dominaba la escena universitaria en aquella época. Santo Tomás de Aquino y San Agustín de Hipona eran objeto de estudio predominante hasta que las ideas de Christian Wolff (1619-1734) y las de René Descartes (1596-1650), así como su contraparte empirista liderada por John Locke (1632-1704) llegaron al Perú. La psicología empero, no se enseñaba como asignatura independiente, sino que se fue introduciendo paulatinamente como parte del curso de ética, donde se discutían temas relativos al intelecto, la imaginación, la voluntad, los afectos; y claro, la moral. Esta situación era común en diversas ciudades del país. En Arequipa por ejemplo, el centro de enseñanza superior por excelencia era el Seminario de San Jerónimo que se fundó en 1619 y en el que se impartía la cátedra de metafísica a cargo del padre Gabriel de la Torre desde 1773 (Ballón, 2007). Este curso sería el antecedente más remoto de una cátedra de psicología en toda la región sur del Perú. No sería hasta 1808 en que el Virrey Don Fernando de Abascal ordenó que el curso de psicología tenga el rango de otras asignaturas como zoonomía o patología en la UNMSM. El encargado de la cátedra prima de psicología fue el Dr. José Joaquín de Larriva (1780-1832), teólogo, escritor, latinista y orador defensor de la monarquía (Alarcón, 2000). El siglo XVIII, sería el momento propicio para el surgimiento de un proyecto ilustrado en el Perú. Así, aparece la Sociedad de Amantes del País, que sería la primera sociedad académica del Perú, que editó el Mercurio Peruano, primera revista que respondía 174
Historias de la psicología en América del Sur
al ideal de llevar la ilustración a todo el país (Guibovich, 2005). Entre los miembros fundadores figuraban José Baquíjano y Carrillo (1751-1817) e Hipólito Unanue (1755-1833). Éste último sería un médico, naturalista y catedrático de anatomía que publica el libro Observaciones sobre el clima de Lima y su influencia en los seres organizados, en particular el hombreen 1806. En este libro, Unanue expone que el alma puede ser influida por la materia, planteando la idea de que el clima nublado y frígido de Lima produce un temperamento débil en sus habitantes, y que por el contrario “en la primavera la juventud es más elocuente y fecunda que en invierno” (Unanue, 1916, p. 26). En Arequipa, la Academia Lauretana fundada en 1821 sería la primera organización académica, que tuvo entre sus fundadores al presbítero y naturalista Juan Gualberto “Dean” Valdivia (17961884). Dean Valdivia sería el fundador también del primer colegio laico en Arequipa en 1927 —Colegio nacional de la Independencia Americana— y un año después de la primera universidad nacional de la región —Universidad Nacional de San Agustín— (Arenas, 1996). Fue también el introductor de la frenología en Arequipa alrededor de 1845 y le realizó un diagnóstico frenológico al por entonces presidente de la República Don Ramón Castilla (17971867).Con la llegada de José Joaquín de Mora el Perú en 1831, se forma una nueva corriente del pensamiento heredera de la escuela escocesa de Thomas Reid (1710-1796) y publica en 1832 el libro Curso de lógica y ética convirtiéndose en el introductor de la filosofía del sentido común. Por otro lado, Juan Federico Elmore daría a conocer el positivismo en el Perú, a través del discurso con el que inauguró el año académico en la Universidad de San Marcos en 1871. Mientras que Alejandro O. Deustua (1849-1945), filósofo, catedrático de estética y filosofía subjetiva en la UNMSM, decano de la Facultad de Letras y rector de esta casa de estudios; introduce la fenomenología en el país (Alarcón, 1994). Asimismo, en el siglo XIX, la enseñanza de la psicología empezó a adoptar formas cada vez más distantes de la filosofía. Así, entre 1854 y 1857 la cátedra de psicología fue regentada por José Dámaso Herrera en la Facultad de Filosofía y Humanidades, en 1861 la cátedra se denominó 175
Gonzalo Salas (editor)
Psicología y Lógica, y en 1862 se le cambió el nombre a Psicología del Pensamiento y Lógica y un año después se propuso cambiarle nuevamente de nombre por el de Psicología de la Inteligencia. En 1876, la cátedra la tomó el Dr. Isaac Alzamora (1850-1930) quien publicó el que sería posiblemente el primer libro de psicología en el Perú titulado Resumen del curso de psicología (Alarcón, 2000). De esta manera, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX la psicología experimental wundtiana empieza a registrar importantes antecedentes en el país. Por ejemplo, en 1888 el médico Pablo Patrón publica un artículo sobre psicología experimental en la revista Crónica Médica, mientras que Pedro A. Labarthe escribió un estudio sobre las matemáticas y la psicofísica de Fechner en 1902. Asimismo, el insigne Dr. Hermilio Valdizán (1885-1929) establece en 1919 un gabinete de psicología experimental en el Asilo Colonia de Magdalena, que más tarde sería el Hospital Víctor Larco Herrera para enfermos mentales. El Dr. Valdizán, quien regentaba la cátedra de psiquiatría en la escuela de medicina de la UNMSM, realizó diversos estudios desde 1913 hasta 1925 sobre los rasgos psicológicos de los pobladores indígenas del Perú. Sus estudios concluyen que los pobladores indígenas tienen rasgos depresivos, carácter apático y una tendencia al consumo de alcohol y la hoja de coca (Arias, 2011a). Precisamente, Valdizán señala que la costumbre indígena del masticado de la hoja de coca contribuye con el asentamiento de estos rasgos en la constitución psicológica de los habitantes de los andes peruanos. Lamentablemente estas conclusiones daban respaldo a los planteamientos eugenésicos que cobraron vigencia por aquellos años. Intelectuales como Clemente Palma (1872-1946), Alejandro Deustua y Baltazar Caravedo abogaban por la esterilización de los enfermos mentales, mientras que Ramón Castilla, Javier Prado y otros aristócratas sugerían que se debía promover la migración de europeos al Perú para que mejoren la “raza autóctona” (Orbegoso, 2012b). Sin embargo, la teoría de la degeneración racial tuvo su contraparte en investigadores de distintos campos del saber como el arqueólogo Julio C. Tello (1880-1947), el etnólogo José María 176
Historias de la psicología en América del Sur
Arguedas (1911-1969) y el “amauta” José Carlos Mariátegui (18941930), que rechazaron tajantemente tales supuestos. La psicología como ciencia y profesión en el Perú Como lo ha mencionado Reynaldo Alarcón, la psicología peruana surge en el siglo XX de la mano de la psiquiatría y la educación (Alarcón, 1980). En el primer caso, fueron los psiquiatras quienes realizaron las primeras investigaciones psicológicas en el Perú, realizan las primeras estandarizaciones de las pruebas mentales, forman a las primeras generaciones de psicólogos e instauran diversas líneas de investigación para la psicología peruana: etnopsicología, psicología social, psicología de la pobreza, etc. En el segundo caso, la educación, promovió la psicología, en la medida que le brindó espacios para desarrollarse con el funcionamiento de los departamentos psicopedagógicos a partir de la década del 50’ en las escuelas normales y la fundación de laboratorios de psicología experimental en institutos especializados para la investigación psicopedagógica y psicotécnica (Meza y Lazarte, 2010). Todas estas actividades, tanto de parte de la psiquiatría como de parte de la educación, preludiaron el surgimiento de la psicología científica en el Perú. En cuanto a la psiquiatría, los psiquiatras peruanos realizaron abundante investigación psicométrica. Valdizán tradujo por primera vez La Escala de Inteligencia de Binet-Simon, con la que realizó estudios diagnósticos en enfermos mentales. Victoria Izcue, Felipe Chueca, Daniel Garcés, Pedro Aliaga, Ethel Bazán y Segisfredo Luza, entre otros; efectuaron valoraciones psicométricas en variopintos grupos poblacionales. Con estos trabajos, pruebas como el Test de Rorschach, la prueba de Wartegg, la prueba de Tsedek o el Test de Szondi; fueron aplicados por primera vez en el Perú (Alarcón, 2000). Además, el Dr. Hermilio Valdizán fue una de las figuras más célebres de la historia de la psicología en el Perú por cuanto dejó una de las líneas de investigación más prolíficas y originales de la psicología peruana como es el estudio de la psicología de los pobladores indígenas. En ese sentido, sus estudios sobre las características psicopatológicas de los enfermos mentales 177
Gonzalo Salas (editor)
de raza indígena bien le valen ser reconocido como el padre de la etnopsiquiatría peruana. Valdizán también tuvo una profusa labor editorial, ya que inició en 1918 la publicación de Los Anales de la Facultad de Medicina y funda junto con Honorio Delgado la Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas en 1918 (Mariátegui, 1981), ambas fueron revistas especializadas que publicaban diversas investigaciones de corte psicológico. Por otro lado, otro psiquiatra, el Dr. Carlos Alberto Seguín (1907-1995) fue pionero en los estudios de psiquiatría social en el Perú, ya que llevó a cabo diversos estudios sobre las condiciones psicosociales de los pobladores que migraron de la sierra a la capital, en busca de mejores oportunidades laborales y calidad de vida. La formación —pues estudió medicina psicosomática con Flanders Dumbar en la Universidad de Columbia— y las investigaciones de Seguín le permitieron plantear la existencia de un “síndrome de adaptación psicosomática” debido al estrés, que era el denominador común de la gente que había migrado del campo a la ciudad. También publicó su libro “Psiquiatría y Sociedad” en 1962 y fundó revistas trascendentes para el desarrollo de la psicología peruana como Estudios Psicosomáticos que aparece en 1950 y la Revista de Ciencias Psicológicas y Neurológicas en 1964 (Arias, 2011a). Asimismo, el Dr. Humberto Rotondo (1915-1985) inicia bajo el auspicio del Departamento de Higiene Mental del Ministerio de Salud Pública, una serie de estudios con el objeto de conocer los factores socioculturales que afectan la salud emocional de los migrantes peruanos. Así pues, durante la década del 60’, se produjeron una diversidad de estudios sobre psiquiatría social (véase Baltazar, Rotondo y Mariátegui, 1963) que favorecieron el surgimiento de la psicología peruana y le prepararon el camino a una de sus líneas de investigación más representativas: la psicología de la pobreza (Alarcón, 1988). No podemos dejar de mencionar entre los psiquiatras que se ubican en los anales de la historia de la psicología peruana, a Honorio Delgado (1892-1969), psiquiatra arequipeño cuya producción abarca más de trescientos documentos entre artículos y libros de psicología, psiquiatría, filosofía, biología, educación y temas 178
Historias de la psicología en América del Sur
culturales; publicados en español, alemán, inglés, francés, italiano y portugués. Fue miembro de importantes sociedades académicas nacionales y del extranjero, y reconocido con altos galardones nacionales e internacionales. Introdujo la psicofarmacología —de hecho fue fundador del Colegio Internacional Neuropsicofarmacológico en 1957— para tratar a los enfermos mentales: fue el primero en aplicar el nucleinato de sodio para tratar la esquizofrenia, el luminal para tratar la epilepsia y el antabús para tratar el alcoholismo crónico (León, 1992). Fundó la Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas en 1918 y en 1938 la Revista de Neuro-Psiquiatría. Sin embargo, Honorio Delgado es conocido antes que nada por ser el introductor del psicoanálisis en el Perú y su máximo difusor a nivel de Latinoamérica. La primera publicación que escribe Delgado sobre el psicoanálisis se publica el primero de enero de 1915 en el diario El Comercio. En 1919 publica su tesis de medicina bajo el título de “El Psicoanálisis” y se pone en contacto con Sigmund Freud (1856-1939) de manera epistolar (Rey de Castro, 1993). Delgado publicó algunos trabajos en la revista Imago y en la Revista Internacional de Psicoanálisis, y es según León (1982) el latino más citado en esta publicación. En 1926 Delgado publica un libro biográfico de Sigmund Freud con motivo de su cumpleaños número 70. Tras recibir esta obra, Freud le invita a ser miembro de la Sociedad Británica de Psicoanálisis, pero curiosamente para esta fecha, Delgado se distancia del psicoanálisis y se torna crítico de Freud y su obra. En ese sentido Delgado desarrolla una psicología de trama espiritualista sobre la base de autores como Dilthey, Bergson y Spranger. Así, entre su producción se tienen libros como “La formación espiritual del individuo” en el que Delgado expone sus ideas sobre la educación y la higiene mental en el proceso formativo del hombre (Delgado, 1967), en “Contribuciones a la psicología y la psiquiatría” (Delgado, 1962) se concentra en el diagnóstico, los síntomas y la etiología de los desórdenes mentales, y en “El médico, la medicina y el alma” aboga por la enseñanza de la psicología en la carrera de medicina (Delgado, 1952). Sus libros con mayor contenido psicológico son “La personalidad y el carácter” (Delgado, 179
Gonzalo Salas (editor)
1966) y “Psicología” (Delgado y Iberico, 1953), siendo esta última su producción mejor lograda y más reconocida. La psicología de Delgado empero, se alinea con los métodos descriptivos y se opone a la cuantificación de los fenómenos psicológicos. De modo tal que con la llegada de Walter Blumenfeld al Perú se generaría un choque entre dos posiciones, la psicología filosófica de Delgado que era el modelo imperante hasta entonces y la psicología experimental de Blumenfeld, que sentaría las bases de la psicología científica en el país. Precisamente, en 1935, arribaría al Perú, el alemán Walter Blumenfeld (1882-1967) que fundaría un laboratorio de psicología experimental en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Blumenfeld pertenece a una generación de psicólogos europeos que, como Waclaw Radecki (1887-1953), Bela Székely (1899-1955), Oliver Brachfeld (1908-1967) y Helena Antipoff (1892-1974), entre otros; emigran a los países de América Latina debido a los conflictos políticos que devienen del ascenso al poder del Partido Nacional Socialista en Alemania (León, 1997). Es en este contexto, que Blumenfeld, ingeniero eléctrico de formación y doctor en psicología con estrechos vínculos con los psicólogos de la gestalt theory, se hace cargo del Instituto de Psicología y Psicotécnica de la Universidad de San Marcos. La universidad le contrata luego de que Luis Miró Quesada consigue traer material experimental en 1930 y José Antonio Encinas —rector de la UNMSM—, promueve la creación de un instituto de psicología y psicotecnia, del que Blumenfeld sería director tras un breve periodo de tres años en el que Sánchez Cerro cierra la universidad. El laboratorio de psicología que Blumenfeld conduce en el instituto le demandó la elaboración de algunos instrumentos de laboratorio, la edición de textos de psicología experimental y la realización de diversas investigaciones experimentales (Alarcón, 1994). De este modo, la obra de Walter Blumenfeld queda impresa en libros como “Introducción a la psicología experimental”, “Psicología del aprendizaje” y “La juventud como situación conflictiva”. Publicó diversos artículos sobre inteligencia, personalidad, percepción, etc. Él también estandarizó algunas pruebas psicológicas como el Test de Inteligencia de Terman y fundó el Boletín del Instituto Psicope180
Historias de la psicología en América del Sur
dagógico Nacional que publicó diversas investigaciones psicológicas de los estudiantes sanmarquinos (León, 1983). Blumenfeld empero, no fue el único alemán que vino al Perú y contribuyó con el desarrollo de psicología. En Trujillo, Hans Hahn (1900-1969) crea el laboratorio de psicología experimental en 1936 en la Universidad Nacional de Trujillo y contribuyó con la renovación de las ideas psicológicas en esa ciudad (Orbegoso, 2011). Hahn participó también de la investigación de los efectos psicológicos de la altura en pobladores andinos. Estos estudios se realizaron en el Instituto de Biología Andina que dirigía por entonces Carlos Monge, y que funcionaba en el Hospital Loayza de Lima (León, 1993). En Arequipa, el laboratorio de psicología experimental se funda en 1934 en el Instituto Académico de Filosofía y Psicología de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de San Agustín (Ballón, 1990). Este laboratorio, fue dirigido por el filósofo arequipeño Félix Vargas Vinatea, quien realizó algunos experimentos sobre la percepción de los invidentes (Vargas, 1966). En ese sentido, en Arequipa, la psicología surgió de la mano de filósofos y teólogos, ya que durante el siglo XIX, sacerdotes y obispos publicaron los primeros tratados de psicología en Arequipa, aunque tuvieron el envoltorio de la filosofía, la ética y la metafísica imperantes. Por ejemplo en 1851, se publica el libro “Metafísica” de Fray Juan Calienes, en 1893 Manuel Segundo Ballón Manrique publica “Tratado elemental de filosofía” (Ballón, 1990). Además, en 1945 el padre Jorge Bustamante publica “Psicología experimental” que era más un libro de psicología general con un enfoque católico (Bustamante, 1950). Podemos decir que una característica de la psicología del 50’, momento en el que empiezan a crearse los programas de psicología en el país, fue que como era tradicional, se acompañaban de la fundación de laboratorios de psicología experimental que eran regentados por los institutos. Así por ejemplo, el laboratorio de psicología experimental del Instituto de Psicopedagogía y Psicotecnia da lugar a la Facultad de Psicología de la UNMSM en 1955; mientras que en Arequipa el Instituto Académico de Filosofía y Psicología da origen a la Escuela Profesional de Psicología 181
Gonzalo Salas (editor)
en 1964. En la Tabla 1 se puede ver los programas profesionales de psicología que se han aperturado en diversas universidades del país desde 1955 hasta el 2012. Tabla 1. Programas de Psicología en el Perú N
Universidades
Siglas
Lugar
Fundación
1
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
UNMSM
Lima
1955
2
Pontificia UniversiPUCP dad Católica del Perú
Lima
1958
3
Universidad Nacional UNSA de San Agustín
Arequipa
1964
4
Universidad Femenina del Sagrado Corazón
UNIFE
Lima
1965
5
Universidad Inca Garcilaso de la Vega
UIGV
Lima
1969
6
Universidad Ricardo Palma
URP
Lima
1969
7
Universidad San Martín de Porres
USMP
Lima
1971
8
Universidad Nacional UNFV Federico Villarreal
Lima
1972
9
Universidad Peruana Cayetano Heredia
UPCH
Lima
1974
10
Universidad Andina del Cusco
UAC
Cusco
1980
11
Universidad Nacional UNHV Hermilio Valdizán
Huánuco
1985
12
Universidad César Vallejo
UCV
Trujillo
1992
13
Universidad de Lima
UL
Lima
1994
182
Historias de la psicología en América del Sur
14
Universidad de Chiclayo
UCh
Chiclayo
1994
15
Universidad Católica de Santa María
UCSM
Arequipa
1995
16
Universidad Peruana Los Andes
UPLA
Huancayo
1996
17
Universidad Peruana Unión
UPeU
Lima
1999
18
Universidad Peruana Antonio Guillermo Urrelo
UPAGU
Cajamarca
1999
19
Universidad Peruana Señor de Sipán
UPSS
Chiclayo
2000
20
Universidad Alas Peruanas
UAP
Lima
2003
21
Universidad Particular de Iquitos
UPI
Iquitos
2003
22
Universidad Alas Peruanas
UAP
Chiclayo
2005
23
Universidad Alas Peruanas
UAP
Ica
2005
24
Universidad Peruana UPC de Ciencias Aplicadas
Lima
2006
25
Universidad Católica de Trujillo
UCT
Trujillo
2006
26
Universidad de San Martín de Porres
USMP
Chiclayo
2006
27
Universidad Privada Ada Byron
UPAB
Chincha
2006
28
Universidad Privada San Pedro
UPSP
Chimbote
2006
29
Universidad Católica San Pablo
PCSP
Arequipa
2007
183
Gonzalo Salas (editor)
30
Universidad Privada Antenor Orrego
UPAU
Trujillo
2007
31
Universidad César Vallejo
UCV
Piura
2007
32
Universidad César Vallejo
UCV
Tarapoto
2007
33
Universidad César Vallejo
UCV
Lima
2007
34
Universidad Privada San Pedro
UPSP
Trujillo
2007
35
Universidad Privada San Pedro
UPSP
Cajamarca
2008
36
Universidad Privada San Pedro
UPSP
Huaraz
2008
37
Universidad Alas Peruanas
UAP
Arequipa
2008
38
Universidad Peruana Unión
UPeU
Juliaca
2009
39
Universidad Alas Peruanas
UAP
Ica
2009
40
Universidad Alas Peruanas
UAP
Moquegua
2010
41
Universidad San Ignacio de Loyola
USIL
Lima
2010
42
Universidad Privada Telesup
UPT
Lima
2011
43
Universidad Autónoma del Perú
UAuP
Lima
2011
44
Universidad Nacional UNSAC San Antonio Abad
Cusco
2012
45
Universidad Científi- UCS ca del Sur
Lima
2012
Adaptado de Benites (2007). La carrera de psicología en el Perú. Revista Peruana de Psicología, 1,132-160. 184
Historias de la psicología en América del Sur
Ahora bien, en cada universidad ha sido característica la asunción de ciertas corrientes psicológicas que tuvieron según el momento, mayor primacía una sobre la otra. Con respecto al conductismo, es muy cierto que ha sido el enfoque que ha primado en diversas universidades y que ha generado múltiples aplicaciones. Pero también es cierto que la investigación que se ha generado desde este enfoque ha sido muy escasa. Una figura central del análisis conductual en el Perú es José Anicama (1999), quien en 1972 se crea el Núcleo de Investigaciones en Ciencias de la Conducta cuyo fin era impulsar el desarrollo de la psicología como ciencia experimental. Este grupo se convierte luego en 1979 en la Sociedad Peruana de Análisis y Modificación del Comportamiento, que edita la Revista Peruana de Análisis de la Conducta (Alarcón, 2000). Asimismo, grupos similares de profesores y estudiantes de la UNMSM, la UNFV, la UPCH y la USMP, dieron origen a la Sociedad Peruana de Terapia y Modificación de Conducta, la Asociación de Análisis Conductual Aplicado, la Asociación Peruana de Análisis Conductual Aplicado a la Educación, la Asociación de Ingeniería Conductual y el Centro de Nivelación escolar y Modificación de Conducta. Estas organizaciones publicaron revistas de efímera aparición y organizaron diversos congresos de corte conductual durante varios años y en diversas ciudades del país (Benites, 2006). Podemos decir que tres han sido las figuras paradigmáticas del conductismo en el Perú: José Anicama que ha tenido una gran labor institucionalizadora del conductismo, Rafael Navarro que ha trabajado la aplicación de técnicas de modificación conductual para tratar diversos trastornos psicológicos, como el consumo de drogas (Navarro et al., 1987) y William Montgomery que ha tenido una presencia notable en diversos medios, en los que reiteradamente ha expuesto las bondades del conductismo y sus fundamentos epistemológicos (Montgomery, 1997, 2007). En cuanto a la psicología cognitiva, la figura central en este enfoque ha sido sin lugar a dudas Raúl González Moreyra (19342002). González no sólo es el introductor de esta corriente en el Perú sino que además desarrolló diversas investigaciones sobre los procesos cognitivos implicados en el aprendizaje de la lectura 185
Gonzalo Salas (editor)
(González-Moreyra, 1972, 1996), la psicolingüística y el bilingüismo (González-Moreyra, 1983, 2008). Además, González Moreyra inculcó en sus estudiantes el interés por esta corriente psicológica, de manera que él y sus alumnos organizaron en 1989 el Primer Seminario de Psicología Cognitiva en la UNMSM. Hoy en día la psicología cognitiva es el enfoque dominante y no hay revista de psicología en el Perú que no publique artículos de investigación o de revisión teórica que sigan esta corriente y sus diversas líneas temáticas. Los temas más estudiados desde la psicología cognitiva peruana, han sido las etapas del desarrollo piagetiano, el juicio moral, los estilos de aprendizaje y los estilos cognitivos, la comprensión lectora, la inteligencia, la conciencia fonológica y la lingüística, etc. Asimismo, se puede decir que aparte de Raúl González Moreyra, los psicólogos que han desarrollado temprana y cabalmente una orientación cognitiva son Violeta Tapia (1999), Aníbal Meza (1979, 1990, 2003, 2005; Meza e Inga, 1980) y Ricardo Canales (2003, 2007, 2008). La psicología cognitiva está presente en la mayoría de universidades del país, de hecho, este enfoque ha desplazado a otras corrientes que hasta la década del 90´ tenían mayor presencia como el psicoanálisis y el materialismo. Más recientemente, Reynaldo Alarcón, le ha dado un gran impulso a la psicología positiva, a partir de sus múltiples estudios sobre felicidad, así como a la fundación de la Sociedad Peruana de Psicología Positiva el 2008 y la organización del I Coloquio de Psicología Positiva el 2009 en la UNIFE (véase Alarcón, 2001, 2006, 2009). Por otro lado, no puede hablarse de una psicología plenamente profesionalizada sin contar con el reconocimiento legal del Estado Peruano. En ese sentido, el reconocimiento jurídico de la profesión del psicólogo en el Perú tiene lugar con la creación del Colegio de Psicólogos el 30 de abril de 1980. Esta institución se origina a partir de la Sociedad Peruana de Psicología que fue fundada el 18 de febrero de 1954, y de la que eran miembros eminentes psiquiatras, filósofos y psicólogos como Honorio Delgado, Augusto Salazar Bondy, Francisco Miró Quesada, Walter Blumenfeld, Javier 186
Historias de la psicología en América del Sur
Mariátegui, Humberto Rotondo y Reynaldo Alarcón, entre otros. La Sociedad Peruana de Psicología, organizó en 1975 el Primer Congreso Nacional de Psicología del 1 al 5 de diciembre, siendo presidente de la junta directiva el Dr. Reynaldo Alarcón, quien publicó las memorias del evento en el libro “La investigación psicológica en el Perú” (Alarcón, Infante, Ponce y Bibolini, 1976). La directiva de la Sociedad Peruana de Psicología de 1978 presidida por Roberto Lerner, María Bustamante y David Jáuregui, tomó la decisión de iniciar las gestiones necesarias para crear el Colegio de Psicólogos del Perú. Tal es así que una vez promulgado el Decreto-Ley 23019 que faculta la creación del CPP el 30 de abril de 1980, se procedió a formar una comisión organizadora que estuvo integrada por Víctor Amorós (1930-2005), Cecilia Thorne (1947-2011) y Roberto Lerner. Esta comisión, elaboró los estatutos del CPP y el 30 de junio de ese año se comienza a empadronar a los psicólogos profesionales del país y se convoca a elecciones de los decanos de los consejos directivos creados para las provincias de Lima y Arequipa (Ponce, 2010). La psicología peruana en la actualidad: Aplicaciones y temas de investigación Por todo lo dicho hasta aquí, a nuestro parecer, la psicología peruana surge a partir de la filosofía, la educación y la psiquiatría. Esta particularidad de la psicología en el Perú, se aprecia en otros países de Latinoamérica (Arias, 2011b), debido al arraigo y el desarrollo de estas disciplinas que han acompañado el desarrollo de la psicología de manera tal que la psicología clínica y la psicología educativa han sido las ramas de la psicología que han capturado en mayor medida el interés de los psicólogos latinos, aunque ello no necesariamente se traduzca en un desarrollo teórico original, sino más bien en una preferencia marcada en la práctica profesional. Los estudios en psicología clínica y psicometría han acompañado la génesis y desarrollo de la psicología peruana. En cuanto a la psicometría, el propio Blumenfeld trabajó en la estandarización del Test de inteligencia de Terman en 1946. En 1951 Rodríguez 187
Gonzalo Salas (editor)
del Valle estandarizó el Test de Matrices Progresivas de J. C. Raven, mientras que Reynaldo Alarcón estandarizó el Test de Inteligencia de Theodore Simon en 1960 y el test de Madurez Mental de California (Alarcón, 2000). En 1985 Cecilia Thorne normalizó los criterios de aplicación y calificación del Test de Dominós de Anstey (Thorne, Villegas, Martínez, Rossel y Twanama, 1985) y en 1990, Alegría Majluf estandariza el Test del Dibujo de Goodenough-Harris (Majluf, 1990). Hubo pues en un principio, gran interés por estandarizar las pruebas psicológicas; sin embargo, ello no quiere decir que no se han creado test psicológicos en el Perú. En 1955 Leopoldo Chiappo crea el Test Noético Perceptivo que ha sido utilizado para evaluar pacientes afásicos. En 1962, Miguel Sardón da a conocer la prueba Perfil de Rendimiento Diferencial, cuya finalidad era establecer valoraciones vocacionales (Alarcón, 2000). Más recientemente, podemos mencionar a Salgado, González y Aguinaga (2001) que crean un instrumento para medir la resiliencia, a Reynaldo Alarcón (2006) quien ha creado la Escala de Felicidad de Lima y a Violeta Tapia que junto con Jorge Luna elabora la Prueba de Habilidades de Pensamiento (Tapia y Luna, 2010). Ahora bien, a decir de Federico León (1986) las ramas de la psicología que exhiben mayor desarrollo son la psicología evolutiva, la psicología social, la psicología clínica y la psicología organizacional. La psicología clínica, como rama aplicada tiene en Lima entre sus mejores representantes a Víctor Amorós (1990, 2004) y David Jáuregui, mientras que en Arequipa son exponentes de esta área, Charles Portilla y Belén Salvatierra que se ha dedicado a la consejería infantil, familiar y de pareja (1992, 1997). Con respecto a la investigación en psicología clínica, uno de los temas de mayor interés han sido el consumo de sustancias psicoactivas, ya sea a través de estudios epidemiológicos, descriptivos, correlacionales o experimentales. Otros trastornos que han sido estudiados en el Perú son los desórdenes alimentarios, los trastornos depresivos y la violencia intrafamiliar. En cuanto a la psicología de la salud, aunque son pocos, se están desarrollando investigaciones en temas de psico-oncología. Asimismo, un autor peruano que viene investigando profusamente esta temática es Manolete Moscoso, quien 188
Historias de la psicología en América del Sur
actualmente se desempeña como investigador de la Universidad de South Florida y ha publicado un significativo número de artículos en revistas nacionales e internacionales (Moscoso, 1998, 2008, Moscoso y Knapp, 2010; Moscoso, Lengacher y Reheiser, 2012). Una segunda área de investigación, que reviste de importancia, no sólo por la cantidad de estudios, sino también por la originalidad de sus contenidos de investigación, es la psicología social. Puede decirse incluso, que dentro de este campo, la psicología peruana ha desarrollado con prolijidad tres líneas de investigación: a) la psicología indigenista, b) la psicología de la marginalidad y c) la psicología de la violencia. En cuanto a las dos primeras líneas, sostenemos que la psicología social recoge la herencia de los estudios etnopsiquiatricos de Hermilio Valdizán y de la psiquiatría social de Carlos Alberto Seguín, y otros psiquiatras peruanos como Humberto Rotondo, Baltazar Caravedo, etc. Más recientemente, psicólogos peruanos han hecho algunos estudios en el campo de la psicología indigenista: Walter Cornejo (1975) investigó los rasgos de personalidad de niños indígenas, así como creencia campesina conocida como mipa (Cornejo, 1980); mientras que Anal Fairlie y Dora Frisancho (1998) investigaron las pautas de relación de las parejas indígenas. Dentro del campo de la psicología social, otra línea de investigación bien nutrida ha sido el estudio de las variables psicosociales de las personas que viven en la marginalidad. Los trabajos de Alegría Majluf, Ernesto Pollitt y Reynaldo Alarcón, se han orientado por esta línea de investigación. Alegría Majluf por ejemplo, publicó en 1993 “Marginalidad, inteligencia y rendimiento escolar” libro en el que agrupa 17 estudios sobre variables tales como desarrollo, aprendizaje, inteligencia y rendimiento académico en niños y adolescentes de nivel socioeconómico bajo (Majluf, 1989, 1993, 2003). Ernesto Pollitt ha centrado sus investigaciones en los efectos de la desnutrición mediada por la pobreza, sobre el desarrollo, la inteligencia y el nivel de logro académico de los niños en edad escolar, desde la década del 70’ (Pollitt, 1974, 1991, 2000, 2002, Pollitt, Jacoby y Cueto, 1996). La obra de Pollitt en este campo, abarca 40 años de trabajo ininterrumpido que se plasma en casi 189
Gonzalo Salas (editor)
dos centenares de publicaciones, donde expone sus hallazgos con rigor científico notable. Por otra parte, Reynaldo Alarcón (1988) publica el libro “Psicología, pobreza y subdesarrollo” en el que fundamenta la existencia de una línea peruana de investigación conocida como psicología de la pobreza. Por otro lado, con la ola de terror que provocaron los grupos subversivos desde la década del 80’, se desarrolla en el Perú, la psicología del terrorismo, que orienta su atención sobre temas como estrés postraumático, violencia y resiliencia. Sin embargo, los estudios relativos a la violencia terrorista en el Perú constituyen un claro referente que ha volcado su interés en los últimos años en la violencia urbana y el racismo. En ese sentido, Ramón León ha llevado a cabo diversos estudios sobre este tema (León 2003; León, Martell y Murillo, 1998), y sobre las representaciones sociales de los peruanos sobre la conquista del Perú de parte de los españoles (León, 2010), de modo que podemos considerarle sin temor a equivocarnos, como el psicólogo social más distinguido del país. Otra área de interés en investigación es la psicología educativa. Hoy en día, podemos citar diversos estudios en esta área realizados por psicólogos, pero podemos distinguir ciertas líneas de investigación en el aprendizaje, el desempeño lector y más recientemente la violencia escolar. En esta área también es posible distinguir a psicólogos educacionales que se han destacado por su producción académica. Entre ellos tenemos a Santiago Cueto (Cueto y Muller, 1990; Cueto y Díaz, 1999; Cueto, Ramírez, León y Pain, 2003; Cueto, Torero, León y Desutua, 2008; Guerrero, Sugimaru y Cueto, 2010; Pollitt, Jacoby y Cueto, 1996;) e Iván Montes (Montes, 2011, 2012; Montes y Arias, 2012) quienes el 2008 se unen a otros académicos como Ricardo Cuenca, Luis Sime, Martín Benavides, Susana Frisancho, Juan Ansión, etc. y fundan el 2008 la Sociedad de Investigación Educativa Peruana —SIEP—, una asociación sin fines de lucro que promueve la investigación educacional en el país. La SIEP edita además, desde el 2009 la Revista Peruana de Investigación Educativa y ha organizado tres seminarios de investigación educativa en diferentes regiones del país. 190
Historias de la psicología en América del Sur
Tabla 2. Revistas de Psicología en el Perú vigentes al 2013 Inicio
Nombre de Revista
Institución
Editor Actual
1983
Revista de Psicología
PUCP
Sheyla Blumen
1991
Teoría e Investigación en Psicología
URP
Ramón León
1992
Avances en Psicología
UNIFE
Rosario Alarcón
1995
Liberabit
USMP
Jesús Romero
1996
Revista Peruana de Psicología
1997
Revista de Investigación en Psicología
1998
Persona
1999
Revista de Psicología
2001
Revista de Psicología
UCSM (Arequipa)
2002
Nuevos Paradigmas
CPP-CDR I (Lima)
2005
Temática Psicológica
UNIFE
Victoria García
2006
Revista Psicológica Herediana
UPCH
R. Gutiérrez
2006
Archivos Psicológicos (Estudiantes de Psicología)
URP
William Torres
2008
Revista Peruana de Psicometría
SPP
César Merino
2009
Revista de Psicología (descontinuada)
UIGV
Jaime Aliaga
2009
Revista Peruana de Investigación Educativa
SIEP
Santiago Cueto
2011
Revista de Investigaciones Psicológicas (Profesionales)
UNFVR
Julio Figueroa
CPP
José Livia
UNMSM
O. Orellana
UL
Ramón León
UCV (Trujillo) Marvin Moreno
191
Charles Portilla Alex Grajeda
Gonzalo Salas (editor)
2011
Revista de Investigaciones Psicológicas (Estudiantes)
UNFVR
Julio Figueroa
2011
Ciencia y Aprendizaje
URP
William Torres
2011
Revista de Psicología de Arequipa
CPP-CDR III (Arequipa)
Walter Arias
2011
Revista de Psicología
UCSP (Arequipa)
Marcio Soto
2012
Revista Peruana de Psicología y Trabajo Social
UIGV
Tomás Caycho
2013
Propósitos y Representaciones
USIL
C. Blázquez
Ahora bien, con respecto a la psicología evolutiva, podemos mencionar a Alegría Majluf y Cecilia Thorne como autoras representativas de esta área, pero sin lugar a dudas, Ernesto Pollitt ocupa un lugar privilegiado en esta rama, debido a que ha hecho desarrollos teóricos importantes a partir de sus estudios sobre la desnutrición de niños que viven en zonas rurales y urbano marginales del país. Este autor ha investigado los efectos del hierro (Pollitt, 1991) y el yodo (Pollitt, 2000) en la cognición, así como la importancia de la madre y el amamantamiento en el desarrollo del niño (Pollitt y Kariger, 1998), y los efectos de programas nutricionales sobre el rendimiento académico (Pollitt, 2002). De todas estas experiencias ha derivado una teoría probabilística del desarrollo (Pollitt, 1999) y en la actualidad continúa profundizando en el desarrollo motor del niño (Pollitt, 2012). En Arequipa, podemos mencionar a Charles Portilla, quien viene desarrollando una importante línea de investigación en el apego infantil (Portilla, Salinas y Bueno, 2006; Portilla, Romero y González, 2008; Yaya, Vilches y Portilla, 2009). Asimismo, este autor ha fundado la Revista de Psicología de la UCSM, primer revista científica de psicología en la región Arequipa, tras algunas publicaciones efímeras que tuvieron corta existencia como la Revista de Psicología (1976-1977) de la Asociación de Psicólogos 192
Historias de la psicología en América del Sur
de Arequipa y la revista Conciencia de la UNSA (1986-1987). En ese sentido, según Alarcón (2000) había 27 revistas de psicología en el Perú entre 1959 y 2000. Hoy en día, existen al 2013, 23 revistas de psicología en todo el país. Algunas han cambiado de nombre como la revista Veritas de la USMP que ahora se llama Liberabit, otras se han descontinuado como la Revista Peruana de Análisis de la Conducta, otras son sólo para estudiantes de pregrado como Archivos Psicológicos de la URP o la Revista de Investigaciones Psicológicas de la UNFV, mientras que otras son para estudiantes de postgrado como Temática Psicológica de UNIFE, otras son virtuales como la Revista Peruana de Psicometría, pero casi todas son impresas. En su mayoría, las revistas de psicología en el Perú están a cargo de las universidades, los colegios profesionales y en menor medida de las sociedades académicas. Cabe mencionar que las revistas de investigación están concentradas en la capital, pero Arequipa cuenta con tres revistas de psicología y Trujillo con una (ver Tabla 2). La psicología industrial también ha sido motivo de investigación, pero no con la fuerza con que se ha trabajado en otros países como Chile, México o Colombia. Los antecedentes más antiguos de esta rama aplicada en el Perú, corresponden a los exámenes psicotécnicos para obtener licencia de chofer, realizados por Pastor Carranza y Santiago Valdizán en la década del 40’ y que se comentan en Eficiente profilaxia en los accidentes de tráfico, opúsculo publicado en 1945 (Alarcón, 2000). En el Perú las investigaciones en esta área son escasas, pero deben mencionarse los trabajos de Federico León (León, 1978, 1979; León y Pejerrey, 1980), que se dedicó durante varios años al estudio de diversas variables psicológicas en el trabajo como motivación y satisfacción laboral. Sin embargo, tras investigar el consumo de sustancias psicoactivas (León, 1987) y la planificación familiar en el país (León y Chu, 1998), León plantea su teoría psicobiogeográfica del eje norte-sur (León, 2012). Según esta teoría, las condiciones climáticas ejercen influencia sobre la conducta humana —la luz del sol por ejemplo estimula la producción de vitamina D— que para el caso de las mujeres afecta su fertilidad y su deseo de tener hijos, de modo que las mujeres del 193
Gonzalo Salas (editor)
sur tienen menos hijos que las del norte. De esto se desprenden a su vez, implicancias psicológicas, domésticas, económicas, etc. que han sido estudiadas por el autor. Dentro de la psicología organizacional ha sido recurrente el estudio del clima organizacional, la motivación y la satisfacción laboral; pero en los últimos años, se ha venido investigando cada vez con mayor interés la salud mental de los trabajadores. En ese sentido, la psicología ocupacional ha sido tema de investigación de parte de Walter Arias (2011c; 2012a, 2012b; Arias y Jiménez, 2012, Arias, Riveros y Salas, 2012) y Belén Salvatierra (2000, 2001, 2011) en Arequipa. En ambos casos, se trata de aproximaciones que buscan mejorar la salud de los trabajadores y disminuir la accidentabilidad laboral. Este despegue de la psicología ocupacional en el Perú se debe a que el 2011, se promulga la Ley 29.783 que regula la salud y la seguridad en el trabajo, lo que ha mejorado considerablemente las condiciones de trabajo de los obreros y ha abierto un nuevo espacio laboral para los psicólogos especializados en psicología organizacional. Para terminar, con respecto a otras ramas de la psicología de menor difusión entre los psicólogos peruanos, podemos decir que en Arequipa se han concentrado la mayor cantidad de investigaciones en neuropsicología. La pionera en este campo ha sido la Dra. Belén Salvatierra (1998, 1999) que realiza una maestría en psicobiología en la UNAM y a su retorno, funda un laboratorio de neuropsicología en la UNSA. Este laboratorio serviría para formar a jóvenes psicólogos que realizarían nuevas investigaciones neuropsicológicas (Arias y Vilca, 2004; Cervantes, 2011, 2013; Soto y Arcos, 2010; Soto y Chino, 2011; Soto y Cáceres, 2012; Soto, Flores y Fernández, 2013). Siendo Marcio Soto quien dinamiza la investigación neuropsicológica en Arequipa a través de la conformación de grupos de estudio que a su vez multiplican las investigaciones en esta rama. En psicología forense se cuenta con algunos trabajos como los de Sejuro (2009), Palacios y Gargurevich (2002); al igual que la psicología militar (Aliaga, Neira, Rodríguez, Villanueva y Enríquez, 2007), y la psicología deportiva (Valdivieso, 2003). Otras especialidades emergentes en el Perú son la psicología 194
Historias de la psicología en América del Sur
en emergencias y desastres y la psicología del tránsito. La psicología en emergencias y desastres ha sido desarrollada por Santiago Valero (2002) y la psicología del tránsito es objeto de estudio de Carlos Ponce y Walter Arias. En cuanto a la historia de la psicología, Lima, y de manera más particular la URP se ha caracterizado en publicar trabajos históricos, debido a la presencia de Reynaldo Alarcón (1980, 1994, 2000, 2002) y Ramón León (1982, 1983, 1992, 1993, 1997, 1998), cuya labor en este campo es pionera y ardua. A ellos se pueden sumar en Arequipa Walter Arias (2004, 2005, 2010, 2011a, 2011b) y Nicolás Paredes (2012), y en Trujillo Arturo Orbegoso (2011, 2012a, 2012b). Palabras finales En resumen podemos decir que la psicología peruana tiene una faz propia con raíces hondas en su historia precolombina, virreinal y republicana; a través de sus antepasados más remotos, su herencia colonial y sus vínculos con la filosofía, la psiquiatría y la educación; además de sucesos históricos de carácter político, social y económico. Ello le ha permitido desarrollar rasgos particulares que se evidencian en la psicología indigenista, la psicología de la pobreza, la psicología del terrorismo, etc. La psicología peruana también está mostrando un gran despegue en diversas provincias además de la capital, como Arequipa y Trujillo, donde ya se pueden reconocer marcadas líneas de investigación, que no hacen sino sumarse a las que ya se desarrollan en Lima, enriqueciendo su identidad como psicología nacional y fortaleciendo las suyas propias como psicologías regionales, que con su producción académica y su despliegue profesional jalonan el avance de la psicología hacia un horizonte de vanguardia que posicione la psicología peruana entre las primeras de América Latina.
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Gonzalo Salas (editor)
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CAPÍTULO 9
La psicología en el Uruguay y sus historias: Perspectivas, narrativas y enfoques críticos Jorge Chávez y Paribanú Freitas Universidad de la República La psicología en el Uruguay es una disciplina que en el ámbito académico y profesional del país ha tenido un desarrollo considerable desde inicios del siglo XX. Dentro de las primeras obras que recogen aportes disciplinarios del emergente campo de la psicología se puede encontrar el manuscrito de 1901 Tratado de la imbecilidad del país por el método de Herbert Spencer (Herrera y Reissig y Mazzucchelli, 2006) redactado por el intelectual Julio Herrera y Reissig, publicado un siglo después por Aldo Mazzucchelli donde, tal como se expresa en el título de la obra, se retoman aportes de la psicología del inglés Herbert Spencer —de formas muy antojadizas e irreverentes— para caracterizar y analizar la personalidad colectiva de los habitantes del Uruguay. Este manuscrito considerado polémico por algunos críticos, pretende fundamentarse en una propuesta positivista, sin embargo, poco de sus análisis parece desprenderse de un trabajo empírico sistematizado. Esta cuestión que refiere a la posibilidad de ser un trabajo originario en el campo de la psicología en realidad se difumina al establecer un acercamiento riguroso al manuscrito; sin embargo produce sus efectos y desde el campo de la psicología invoca a la interrogante sobre qué elementos considerar a la hora de estudiar y reflexionar sobre los inicios de la disciplina. A partir de esto, situar la interrogante de los inicios u “orígenes” de la disciplina en el Uruguay, los avances preliminares y sus posteriores desarrollos, 208
nos dirige rápidamente a pensar en un campo de estudios que comenzamos a delinear y reconocemos claramente como el de la “historia de la psicología en el Uruguay”. Definir el estudio histórico de la disciplina como un territorio académico exige el abordaje de ciertas cuestiones; por ejemplo: los diversos modos de entender la historia, el trabajo sobre la misma, las múltiples definiciones de su objeto tanto como las maneras de transmitir el conocimiento que derive de tales definiciones e investigaciones. Es así que la historia de la psicología en nuestro país como campo de análisis y trabajo subdisciplinario demora en consolidarse y se encuentra, para nosotros, en un reciente proceso de construcción y desarrollo. Es recién con el plan de estudios de 1988 de la Licenciatura en Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad De La República —UDELAR— donde surge por primera vez un espacio de formación en la materia bajo la asignatura “Universidad e historia de la Psicología en el Uruguay” estructurada a partir de un curso obligatorio de medio semestre de extensión destinado a transmitir dos elementos históricos conectados pero diferentes: a) el proceso de surgimiento, consolidación y desarrollo de la universidad en general y de la UDELAR en el Uruguay y b) el surgimiento, consolidación y desarrollo de la Psicología como disciplina científica y campo profesional en nuestro país. Hasta 1988 podemos decir que en términos historiográficos no fue una diferenciación frecuente —y nos animamos a decir que tampoco necesaria— el distinguir el estudio histórico sistemático y metodológicamente fundado de la psicología en el Uruguay, del relato de los actores y pioneros de la psicología sobre tal proceso. Las producciones locales pueden ubicarse en lo que Klappenbach (2006) denominó tradiciones historiográficas, la tradición anglosajona y la tradición psicoanalítica; caracterizadas ambas tradiciones por realizar un ejercicio legitimador de posiciones contemporáneas que brindan una imagen evolutiva del saber “psi” sostenida en determinados personajes y sus acciones, conformando una matriz homogénea y sin fracturas donde el presente de la psicología se reconoce al reflejarse en ella. 209
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El planteo sobre las “tradiciones”, idea sostenida por Canguilhem (2009) sobre “historia recurrente” en el caso de la historia de las ciencias; refiere la construcción de una tradición en determinado campo del saber que en definitiva ubica el desarrollo de la disciplina en un plano de avance lineal y coherente que culmina en la producción de una “historia oficial”, historia que imprime un carácter legitimante a los saberes y prácticas que inscribe y relata en su producción discursiva. Siguiendo a Rose (1998) “las historias recurrentes consideran que el presente es la culminación del pasado y el lugar desde el cual se pone de manifiesto su historicidad. Sin embargo, esas historias recurrentes son más que una ideología: desempeñan un papel constitutivo en la mayoría de los discursos científicos porque usan el pasado para deslindar el régimen de verdad contemporáneo de una disciplina y, al hacerlo, no solamente usan la historia para vigilar el presente, sino también para moldear el futuro” (p.42). En esta línea podemos decir que no será hasta casi terminando el siglo XX que la psicología necesitó una historia de la psicología para ser narrada, organizada, compresible y transmisible, un espacio de producción y transmisión de determinados conocimientos que implicaron el comienzo de un lento proceso de conformación de un campo académico nominado como “historia de la psicología”. Reconocemos entonces, nuestra implicación y la implicación de nuestra práctica historizante en tal proceso, y en tal reconocimiento ubicamos la condición de posibilidad de avanzar en la construcción de un espacio de conocimiento que en su definición y delimitación va tomando forma y contenido como una historia posible de la psicología entre múltiples posibles. En esta comunicación presentaremos algunos aportes principales que desde el estudio sistemático del pasado de la psicología en el Uruguay se han realizado, así como aportes provenientes de la relectura e interpretación de tales datos a partir de lo que llamaremos perspectivas críticas en tanto críticas a una concepción positivista de la historia y su discurrir.
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Surgimiento: primeras prácticas y sus formas narrativas Volviendo a Canguilhem (2009), se considera su pregunta sobre los estudios históricos de la ciencia: ¿De qué la historia de las ciencias es historia?, para situarla con algunos retoques sobre nuestro campo de interés y preguntarnos ¿de qué la historia de la psicología ha sido historia en nuestro país?, o ¿de qué psicología la historia de la psicología ha sido historia? El primer paso hacia una construcción posible de respuesta lo daremos a través de un artículo de Juan Carlos Carrasco (1990), “Aproximación descriptiva de fases o etapas en el desarrollo de la psicología uruguaya” publicado en 1990 y de lectura ineludible en el nobel curso de Universidad e Historia de la Psicología del Plan 1988 que comenzaba su primera edición en los 90´ en el Instituto de Psicología de la Universidad de la República —IPUR1—. En este artículo se presenta una forma de entender el trabajo sobre lo histórico ligando disciplina y contexto que fundamenta la perspectiva desde donde realiza su abordaje: “la dirección hacia la cual el desarrollo de una disciplina como la nuestra, se encamina, no depende únicamente de un proceso autocentrado y dependiente de sus propios contenidos sino que, en muchos momentos, es la historia del contexto por el cual transita la cual determina el descubrimiento y al emergencia de conceptualizaciones y prácticas que de otra manera no hubieran aparecido” (Carrasco, 1990, p.31). Desde este lugar se propone caracterizar en etapas el desarrollo de la psicología en el Uruguay, la primera de ellas una etapa caracterizada por una “psicología abstracta y precientífica” cuyo referente principal es Vaz Ferreira, una segunda etapa a la que Carrasco llama “psicología experimental aplicada” en base a la aparición simultánea de laboratorios de la Fuerza Aérea y en los sectores de Neurología y Neurofisiología de la Facultad de Medicina en las primeras décadas del siglo XX y unas décadas después el Laboratorio de Psicopedagogía en el campo de la educación, 1 Institución universitaria de formación de psicólogos predecesora de la actual Facultad de Psicología creada en 1994. 211
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estos espacios dan cuenta de la primera experiencia en cuanto a una “psicología aplicada”. Estas primeras experiencias que acompasan el desarrollo internacional cierran un ciclo donde el eje articulador de las diversas acciones en el campo de la psicología se establece alrededor de la figura de Radecki en el Uruguay, como lo hizo en Brasil y Argentina, desarrollando “una psicología funcionalista, descriptiva, pero que incorpora nociones y técnicas de aplicación y una psicopatología” (Carrasco, 1990, p. 33). La propuesta narrativa de Carrasco se despliega sostenida sobre el personaje y su obra. Como efecto de estas acciones describe un proceso de consolidación del campo de la psicología. En ese continuo movimiento entre personaje y obra incluirá las prácticas del Dr. Perez Pastorino y su vinculación al psicoanálisis, al Dr. Julio Marcos involucrado en el surgimiento de la psicología infantil y la psicopatología de niños en el campo de la medicina, cerrando la caracterización de ese proceso como la etapa de aparición y desarrollo de la “psicología clínica”. Para el autor comienza en la década de los 50´ un proceso de consolidación de la psicología clínica cuyo desarrollo se desplegará en base a prácticas de formación e investigación y principalmente de un avance y crecimiento de los enfoques terapéuticos. En tal avance podemos situar la presencia de la tradición historiográfica propia del psicoanálisis como lo plantea Klappenbach (2006), la psicología clínica se configurará como un espacio de fuerte presencia en el campo de la psicología local hasta nuestros días. Desde la psicología clínica y su desarrollo se fueron generando espacios de intervención como el de la psicología clínica de niños y luego sobre los grupos familiares, que al decir de Carrasco posibilitaron la inclusión de una perspectiva psicosocial que en definitiva prepararía las bases para el surgimiento y desarrollo de una psicología social “rioplatense”. El recorrido histórico realizado por el autor no se asienta sobre una propuesta historiográfica definida, la construcción narrativa que elabora da cuenta de un proceso “evolutivo” de la disciplina, que si bien alerta sobre la necesidad de incluir el contexto no deja 212
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de expresar un modo de hacer historia construida sobre las bases de la ciencia positiva. Al decir de Lewcowicz (1996) el proceso de historizar se ha pensado y realizado de diversos modos; historizar puede referir a inscribir aquello que se define como objeto en una secuencia y el riesgo es sustancializar tal objeto, “Si se anotan sólo las evoluciones que eso va sufriendo a lo largo del tiempo, esa historia se reduce al despliegue accidentado pero homogéneo de una sustancia sin capacidad de alteración” (Lewcowicz, 1996, p.2). Otro de los modos refiere a brindarle preeminencia a una estructura y su dinámica; ubicando en esta estructura la idea clásica del tiempo como una línea que avanza y donde el devenir es un proceso “homogéneo, reglado, en el que jamás aparece lo nuevo, lo otro. Pues la legalidad estructural proscribe implícitamente cualquier novedad no aparente” (Lewcowicz, 1996, p.3). Tales caracterizaciones sobre el ejercicio de historizar refieren a aquellos primeros pasos de trabajo sobre el pasado de la psicología y brindan una primera aproximación para comprender el surgimiento de la psicología en nuestro país. En este mismo marco de enfoques historiográficos encontramos los artículos que integran el número especial de la Revista de la Sociedad de Psicología del Uruguay del año 1993. Este número especial nuclea una serie de artículos y documentos que abordan el desarrollo de la psicología en el Uruguay a través de la historia de la Sociedad de Psicología del Uruguay — SPU —; fundada el 7 de diciembre de 1953 tiene como cometidos “propender al desarrollo de la Psicología como ciencia y como profesión” (AA.VV, 1993, p.3). En esta edición Elida Tuana presenta un artículo titulado Panorama de la psicología en el Uruguay en el momento de creación de la sociedad, presentando en este panorama el estado de la psicología en las décadas de los 40´ y 50´ del siglo XX. Presentación que ubica los espacios institucionales referentes en el campo “psi” del momento; el Laboratorio de Psicopedagogía de Sebastián Morey Otero (1933) inserto en el campo de la educación pública; el Centro de Estudios Psicológicos fundado en enero de 1945 y cuyo presidente honorario, Orientador y Director fue Radecki; 213
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este centro se dedicó a la formación de técnicos especializados en el campo de la psicología. Por último la Clínica Médico-Psicológica Infantil (1947) al interior del Hospital de niños P. Visca; “siendo su objetivo el estudio y tratamiento integral de niños con problemas psicológicos” (AA.VV., 1993, p.21). El período de construcción de la perspectiva historiográfica fundante en el campo de la psicología en el Uruguay se consolida con la obra de Carlos Pérez Gambini, Historia de la psicología en el Uruguay. Desde sus comienzos hasta 1950 editado en Diciembre de 1999. Esta producción surgida a partir de una investigación realizada desde el ámbito académico, específicamente del curso de Universidad e Historia de la Psicología, del cual Carlos Pérez fue su encargado, es una obra inaugural del campo de la historia de la psicología en el Uruguay que a la vez cierra una forma de entender y realizar el trabajo historiográfico. En esta obra hay una continuidad de las temáticas y perspectivas planteadas por Carrasco y Tuana, continuidad marcada por una mayor rigurosidad y especificidad tanto en la labor historizante como en los productos que surgen de ella, tal visión de la historia refleja los planteos de Lewkowicz (1996) y Klappenbach (2006) en relación a los enfoques historiográficos. De igual manera, la obra de Perez Gambini se vuelve fuente ineludible para el avance sobre nuevas propuestas en el campo de la historia de la psicología. “Este libro pretende ser una contribución al conocimiento del pasado de la Psicología y de la práctica psicológica en Uruguay... la historia de lo ocurrido en esta primera mitad del siglo XX nos da una idea de lo mucho que se hizo. Hubo un escalonamiento progresivo, en el que década tras década se acumularon esfuerzos para llegar a una mitad del siglo en que era visible un crecimiento grande no solo en los desarrollos teóricos, sino también en el proceso hacia la aparición del profesional psicólogo” (Perez Gambini, 1999, p.118). Tramas de formación: la profesión y la academia En las primeras páginas de su “Historia de la Psicología” Thomas Hardy Leahey (1998) identifica tres tipos posibles de enfoques 214
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historiográficos para relatar la historia de la psicología: a) el enfoque centrado en la historia de las grandes ideas y sus sistemas teóricos, b) la historia de la disciplina como el resultado de la tarea de los grandes autores, grandes hombres, pioneros, y finalmente c) una historia institucional de la psicología. Gran parte de la producción historiográfica focalizada en la formación en psicología se ubica en el tercer enfoque incluyendo débilmente aspectos de los otros dos; producto seguramente de la metonimia entre historia y testimonio con la que se trabajó en la materia por casi un siglo cómodamente. A su vez podemos ubicar la producción sobre la temática en un proceso de pasaje de la “vieja historia a la nueva historia” como lo plantea Leahey (1998). Presentar el devenir histórico de la formación en psicología desde la perspectiva “institucional” supone dar cuenta de los procesos colectivos, de las coaliciones y de los conflictos a partir de los cuales la psicología en el Uruguay ha logrado producir un acervo de conocimientos socialmente relevantes, disponibles, transmisibles y en muchos casos profesionalizantes; al tiempo que dar cuenta también —pero en un segundo plano— de las arquitecturas organizacionales dispuestas a tales fines. La propuesta comúnmente utilizada en nuestro medio, se focalizó sobre los espacios institucionales, sus características y particularidades, lo que resulta de un enfoque subsidiario de perspectivas historiográficas de las cuales participamos y que consideramos deben ser revisadas. En esta línea, apostar a una historia institucional de la formación en psicología en sentido fuerte refiere a narrar las formas de agrupamientos sociales, intereses, coaliciones y conflictos con pretención normativa asociados al posicionamiento legítimo y hegemónico de diferentes elementos teóricos, prácticos, instrumentales, técnicos, ético–políticos, vinculados con el quehacer científico y profesional del —y en el— campo psi. La formación de la psicología universitaria En el trabajo Sesenta años de Psicología en la Universidad de la República de Cecilia Baroni se diferencian cuatro etapas vinculadas 215
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al proceso de consolidación histórica de la formación en psicología refiriendo al mismo como proceso de institucionalización de la Psicología en la Universidad (Baroni, 2011), a saber: a) Psicología preuniversitaria desde principios del siglo XX y hasta 1950, b) Psicología universitaria de 1950 a 1973, c) Psicología en dictadura de 1973 a 1984 y d) la Psicología universitaria actual de 1984 al 2010. La autora centra su análisis en consideración al estudio de los procesos ocurridos en la Universidad de la República, elemento que no quita valor historiográfico a su análisis dado que dicha institución es la que ha desarrollado sus actividades desde más larga data en la materia. Sin dudas el esquema planteado por Baroni (2011) ha sido de invalorable contribución a la transmisión del legado histórico de la disciplina a generaciones de nuevos psicólogos en el Uruguay. Sin embargo a los efectos de esta comunicación proponemos alterar el foco de la trama describiendo el devenir histórico de la formación en psicología en el Uruguay centrándonos, ya no en las arquitecturas organizacionales de ofertas de formación —’centros de estudios’ o ‘espacios de formación’ de la psicología en el Uruguay— sino más bien en los tipos de procesos de disputa, pretensión de legitimidad e institucionalización que se expresan secundariamente en específicos diseños organizacionales y centros de estudio con sus currículos y formas administrativas. Formación en psicología y división social del trabajo Baroni agrupa las distintas ofertas de formación en psicología —que van desde el surgimiento de las primeras prácticas hasta 1950— bajo la etiqueta de “psicología preuniversitaria”, retomando a su vez elementos de otros autores que han señalado con este nombre al período. La autora fundamenta tal nominación al señalar que “durante este período no existieron espacios de formación [en Psicología] (...) con las características mencionadas anteriormente” (Baroni, 2011, p.3) vinculadas a las ofertas universitarias de formación profesional. La misma Baroni y otros autores (Carrasco 1990; Irrazabal, 2006; Perez Gambini, 1999) señalan al filósofo 216
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nacional Carlos Vaz Ferreira como una de las figuras precursoras de la novel disciplina en el país y señalan como característica fundamental de la época la existencia de “algunos cursos de Psicología, dictados dentro y fuera de la Universidad por invitados extranjeros y de nuestro medio” (Baroni, 2011, p. 2) entre los que se pueden contar las conferencias regulares en la temática por parte de Vaz Ferreira. Sin embargo será la caracterización de preuniversitaria la que se instituya para referir a la psicología de la época. Sin dudas Baroni retoma esta nominación de documentos elaborados por Tuana (1993) y Scarlatta (1998) las cuales coinciden en plantear que: “la primera referencia de formación dentro de la universidad en temas vinculados a la psicología los encontramos en algunos cursos dispersos, no curriculares, desarrollados en la Facultad de Medicina. Tal es el caso de los cursos dictados hacia 1943/4 —con el impulso del Dr. Sicco— un curso de psicoterapia no curricular” (Scarlatta, 1998, p. 55). Es difícil comprender el hecho por el cual se nomina como período pre-universitario al período anterior a la década de los 50´ cuando por ejemplo casi medio siglo antes la publicación del Curso expositivo de Psicología elemental por parte de Carlos Vaz Ferreira —primera obra nacional de producción académica en la materia— coincide con el comienzo de su vida como docente universitario; particularmente con la asunción interina de la cátedra de Literatura en 1895 sustituyendo a José Enrique Rodó y la posterior toma de posesión efectiva de la Cátedra de Filosofía de Preparatorios en 1897, año de publicación del curso (Romero Baró, 1993). ¿Por qué llamar de preuniversitario a tal período que reconoce constante presencia de la universidad en el desarrollo originario de la inquietud intelectual por la psicología? Proponemos pensar que esta confusa nominación responde a un excesivo peso para la comprensión de la dinámica histórica en los procesos de materialización y cristalización organizacional profesionalista; y en seguida una tesis fuerte a debatir: mayoritaria y hegemónicamente la consideración incipiente de la historia de la psicología en el Uruguay —y de sus procesos de institucionalización formativa— metonímicamente ha sido comprendida como la historia de la psicología como profesión 217
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—en su doble dimensión de particularidad disciplinaria y de discriminación clara en el terreno de la división social del trabajo— y mucho más fuertemente como ejercicio profesional liberal clínico. Posiblemente de allí devenga el hecho de considerar que el período de insitucionalización fuerte de los procesos de psicología —en la universidad— comience con la cristalización de ofertas académicas profesionales, relegando por ejemplo como mérito profundamente universitario la edición del curso de Vaz Ferreira en un pequeño país de América del Sur “a menos de 20 años que Wilhelm Wundt [hubiera] creado el primer Laboratorio de Psicología Experimental en la Universidad de Leipzig, y menos de 10 años desde que la teoría neuronal de Santiago Ramón y Cajal se empezara a imponer en el mundo académico” (Ferreira, Maiche y Gómez, 2008, p. 13). Grandes conflictos de la formación en psicología Al discutir la naturalidad de la profesión de alguna manera estamos intentando discutir una historia natural de las relaciones entre conocimiento y sociedad. Así, desde una perspectiva de las tecnologías de gubernamentalidad (Foucault, 1991) como desde una perspectiva de montaje de redes sociotécnicas (Grau, Iñiguez, y Subirats, 2010; Latour, 2007) la profesión no es el origen de un proceso de producción de conocimiento, sino en todo caso una de sus complejas terminales medianamente estabilizada. Desde una perspectiva institucionalista, centrada en los procesos conflictivos de legitimación, estabilización, colectivización e institucionalización de una serie de conocimientos -—de los que puede llegar a resultar una profesión— es posible describir los procesos de formación en psicología no tanto a partir de las organizaciones materiales y burocráticas que logra cristalizar, sino más bien en los tipos de conflictos que logra movilizar. De esta manera, y por lo ya dicho, planteamos que lo que caracteriza a la formación en psicología de las primeras horas no es su ambiguo carácter de preuniversitario, sino en todo caso de preprofesional, desarrollando un tipo de psicología científico–aca218
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démica sin pretensiones ni eficacia de alterar el ordenamiento de la división social del trabajo en campos como los de la salud y/o la educación; campos estos sobre los que luego comenzará el proceso de emergencia, disputa y consolidación de la figura del psicólogo como trabajador profesional. Durante el lapso correspondiente al período caracterizado por Baroni como de Psicología universitaria lo que podemos encontrar es el montaje de las primeras formas de titulación en psicología —y no necesariamente el comienzo de la producción académica o la enseñanza de la disciplina en la universidad— y el inicio de las disputas con el cuerpo médico por la legitimidad, especificidad y autonomía profesional de la actuación de los nóveles psicólogos. Será este un período profundamente influenciado por los debates en torno al intrusismo de la psicología en el campo de la salud mental hasta el momento atendida exclusivamente por psiquiatras y la consolidación del modelo de actuación profesional asentado sobre los ejes de: a) la clínica como ámbito de trabajo y como campo metodológico con la pretensión de actuación autónoma en el campo psicoterapéutico como elemento central, y b) la el ejercicio liberal de la profesión para la prestación de servicios profesionales (Reyes Terra, 1958). En la medida que este crecimiento se fue fortaleciendo se fueron precipitando dos nuevos procesos: a) la disciplina exploraba nuevas formas de participación en el mundo que la llevaría a desarrollarse —también en estas costas— en lo que Nikolas Rose denomina ciencia social, social en tanto la psicología ha participado fuertemente a través de todo el siglo XX en “construir la sociedad en que vivimos y también el tipo de personas a las que nos hemos convertido (...) [teniendo] un gran impacto social en la comprensión y tratamiento de la angustia, en nuestros conceptos de normalidad y anormalidad, en nuestras tecnologías de regulación, normalización, corrección y reforma, en el cuidado infantil y la educación, la publicidad, el marketing y las tecnologías de los consumidores en el control de la conducta humana, del poder militar al industrial” (Rose, 2008, pp. 155-156), y b) coextensivo a tal expansión territorial y hermenéutica descubría —y profundizaba en algunos casos— su implicación ético–política y su posible participación en 219
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lo que Netto (2007) entre otros denominan —siguiendo la tradición de la teoría crítica marxista— proyecto societario. De la articulación de estos dos elementos emergentes derivará el particular tratamiento que terminó teniendo la psicología universitaria durante la dictadura y que en palabras de Juan Carlos Carrasco derivó en el hecho que “fue muy castigada la psicología como la sociología en nuestro medio, como las instituciones de psicología y sociología que tenían que ver con la producción; [porque] nuestra producción era francamente opositora [al régimen de facto], se hacía el análisis concretamente psico-social de lo que estaba pasando y también albergando probablemente algunas cosas que tenían que ver con la resistencia concreta... al avance de la dictadura y lo que después fue el golpe de estado” (Oiberman, 2002, p.37). Como recoge Baroni de un testimonio dado en entrevista: “Fue un período difícil, del 68´ al 72´ fue un período muy bravo y la Facultad de Humanidades fue una de las Facultades que se agitó mucho durante ese período. Actividad por un lado política y por otro lado de crítica en materia de Psicología. Nosotros, desde el ámbito docente, tuvimos que responder a una demanda que se estaba dando por parte de los estudiantes, porque naturalmente la psicología que nosotros veníamos enseñando, era una psicología que no estaba de alguna manera, adaptada o adecuada a las circunstancias concretas que se estaban viviendo en ese momento. Por lo tanto, por un lado, los estudiantes demandaban otra psicología, una psicología que diera cuenta de los fenómenos que estaban pasando, por otro, la demanda de asistencia psicológica había cambiado también, en el sentido de que, bueno, se estaba produciendo ante todo fenómeno represivo que se daba no solamente en los militantes políticos de aquella época, sino también en el resto de la gente” (Baroni, 2005, p.61). Esta situación deriva en la necesidad de reorientación política y conceptual de la psicología que redunda en el desmantelamiento en 1973 de la Licenciatura abierta desde 1956 en la Facultad de Humanidades y Ciencias y la reapertura en 1975 del curso de “Psicología Aplicada a la Infancia” en la “Escuela de Colaboradores del médico” ubicada en el Hospital de Clínicas de la Universidad, y la creación de la Escuela Universitaria de Psicología en 1978 220
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(Baroni, 2011; Scarlatta, 1998) pero que explicita la articulación fuerte entre conocimiento, formación y trama social. Sin dudas el doble movimiento de multiplicación de ofertas y de degradación de las mismas respecto de los niveles académicos anteriores supone por un lado la necesidad de regulación de contenidos y formatos curriculares acordes al régimen, pero por otro lado y al mismo tiempo destacan la potente pregnación que durante los primeros tres cuartos de siglo logró la novel disciplina en la capacidad de participación en los esquemas explicativos y operativos de la realidad contemporánea, pregnación que derivó en necesidad y que los abordajes autoritarios del régimen fascista no pudieron resolver con la mera extinción de la disciplina en el país. Vueltos a la democracia en 1985 los intentos institucionales tanto en los niveles de reorganización de las arquitecturas organizacionales, como en el nivel de la conceptualización de las prácticas estuvieron orientadas al logro de la restitución del estado — y también del Estado— predictatorial. En este sentido podemos decir que si bien la reapertura democrática trajo en el plano de las arquitecturas organizacionales el proyecto inédito de un centro único de formación universitaria en psicología —fusionando el curso de Psicología Aplicada a la Infancia y la Escuela Universitaria de Psicología generada por las autoridades militares— en términos de orientaciones técnico–profesionales de la disciplina la variación fue mínima, concibiendo la formación en psicología principalmente como formación para la actuación profesional en un modelo clínico– terapéutico y de provisión liberal de servicios. Será el recorrido primero del Instituto, asimilado a Facultad de Psicología de la Universidad de la República —IPUR— y luego de la Facultad de Psicología de la UDELAR a partir de 1994 el que fuera acumulando perspectivas críticas las cuales posiblemente recién se estén procesando en un sentido novedoso con el cambio de la estructura docente transitado en 2011 y del Plan de Estudios de la Licenciatura en Psicología durante 2013. Así, nos animamos a decir que en el período postdictatorial supone un primer momento de transición y recuperación histórica en el período 1985–2010 y un segundo momento de fuerte cambio paradigmático sobre 221
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2010 y hasta la actualidad, posiblemente desencadenado por elementos políticos fuertes como a) la brutal crisis económica —de reajuste capitalista— sufrida en el Uruguay en el año 2002, b) el consecuente giro a la izquierda en la orientación de los gobiernos nacionales desde el primer período post-crisis (2005) y que va por la segunda administración del Frente Amplio, tradicional partido de izquierda, c) algunos elementos de cambio ideológico respecto de la concepción del estado —distante en mucho aspectos a la doctrina noeoliberal— y que Moreira y Delbono (2010) han llamado como la reemergencia de la cuestión social, y d) el reclutamiento e integración de la psicología y los psicólogos en esta nueva reingeniería social– estatal. Sin duda este último elemento ha sido vital en las últimas transformaciones organizacionales de la psicología tales como la creación de institutos con fuerte énfasis en la investigación para el nucleamiento del cuerpo docente de la Facultad, y el cambio de Plan de Estudios de la Licenciatura, suponiendo un cambio en la orientación y la concepción de la psicología y los psicólogos en el compromiso del desarrollo nacional, el cual requiere desarrollo de la disciplina en la producción de conocimiento psicosocial sobre la realidad nacional y la formación de los cuadros profesionales en más ámbitos de intervención que el espacio clínico–asistencial, disputando y alterando esta vez los procesos de configuración de la división social del trabajo principalmente en el campo de las políticas públicas educativas y de asistencia y desarrollo social. Consideraciones finales: El avance de las perspectivas críticas Como ya hemos visto, tanto en el plano de la emergencia de las primeras prácticas de intervención de la psicología en el Uruguay, como en el campo de las prácticas de formación en psicología, la consolidación y desarrollo de las mismas ha estado profundamente mediado por los requerimientos funcionales del Estado Moderno y sus tecnologías de gobierno. Desde esta constatación y en articulación con enfoques historiográficos que tomaban los planteos de Nietzsche y Foucault en cuanto al trabajo genealógico, se fueron sentando las bases 222
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para la construcción de una matriz desde la que surgen enfoques críticos con respecto a anteriores propuestas y se definen de esta manera por sus actores; pertenecientes todos al curso de Universidad e Historia de la Psicología en el Uruguay: “Con respecto a las construcciones históricas del pensamiento y a los modos en que nos situamos frente a ellas, en un primer momento utilizábamos la construcción histórica —o el contexto — para hacer emerger un enunciado o una práctica, que era lo que aparecía como figura frente al contexto. En un segundo momento iniciamos un viraje que tiene que ver con presentar las condiciones de producción del pensamiento y las prácticas; no solamente del pensamiento histórico o de ciertas prácticas en psicología, sino dentro de esa discursividad, algunos implícitos, relacionados con hacer emerger el acontecimiento” (Chavez y cols, 2005, p.16). Tal definición surge no solo de la crítica a modos o enfoques historiográficos precedentes, sino a partir de la reflexión sobre la implicación en la producción histórica y sobre todo a los “modos de pensar y hacer la práctica psicológica”, por lo cual nuestro trabajo sobre la historia de la psicología, se volvió una práctica ética, estética y política ligada a las prácticas actuales. Desde este dispositivo surgen líneas de trabajo sobre lo histórico que componen nuevas aristas en las perspectivas o enfoques historiográficos, un primer avance es el artículo de Enrico Irrazabal La clínica inmovil. El pasado de la verdad de la psicología en el Uruguay (2005) donde se abordan las primeras prácticas de la psicología desde la concepción focaultiana de biopolítica. Este artículo es el primer aporte desde esta perspectiva e inaugura un proceso de producciones que permanece en la actualidad y se componen de propuestas que enfatizan diversos aspectos del objeto de estudio y del enfoque propuesto. Por un lado una línea que propone una consideración más sofisticada y rigurosa de una definición analítica del estado como actor y como espacio (Evans, 1996; Poulantzas, 1980), y de su participación en la distribución de poder, participación en la lucha de clases y la consiguiente reproducción —o transformación— social (Poulantzas, 1980). Se suma la propuesta que articula los estudios actuales de 223
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gubernamentalidad y estudios sociales en Ciencia y Tecnología (Chavez, 2013). Tomando las producciones actuales del grupo de “Historia del presente” (Grinberg, 2006) relacionado a los desarrollos en torno a la noción de gubernamentalidad (Dean 1999; Rose 1998, 1999) y la vinculación de las prácticas psicológicas a los componentes de las racionalidades políticas traducidas a través de las tecnologías de gobierno en los universos existenciales de la población. Los estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad —CTS—, nos permiten entender las prácticas “psi” como componentes de redes sociotécnicas, redes que se componen de relaciones sociales, humanas, procedimientos, instrumentos, espacios; ensambles híbridos de dispositivos, tecnologías y subjetividades (Rose, 1998). El enfoque historiográfico que vamos construyendo opera como un dispositivo que no solo visibiliza y permite producir múltiples historias de la psicología, sino que para nosotros, trabaja sobre la actualidad, sobre las líneas históricas que se actualizan en el acontecimiento estudiado en el presente. A su vez opera como analizador de nuestras prácticas historizantes, de nuestros modos de hacer y pensar las historias de las prácticas “psi”; una práctica historizante definida estratégicamente desde dimensiones éticas, estéticas y políticas que se traducen en sus productos y que no solo refieren a modos de intervención sino que expresan, transmiten y producen modelos subjetivos en cada acción. El estudio de las dimensiones históricas y políticas que fundamentan las prácticas en el campo de la psicología nos sitúa frente a la interrogante sobre los modos en que se ha configurado y seguimos construyendo el “quehacer del psicólogo”. Incluir en este abordaje el encuentro de dos dimensiones temporales; lo pasado y lo actual, brinda al análisis de las prácticas un nivel de historicidad que no se agota en el pasado sino que se actualiza permanentemente en la inmanencia de las prácticas. La posibilidad de pensar la actualidad del “quehacer” reconociendo su historia nos habilita a pensar nuestra práctica como una producción socio-histórica, implicada con su tiempo y alejada de la idea de “neutralidad científica” (AA.VV, 2011).
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Otras historias de la psicología (Parte 2)
CAPÍTULO 10
Informes norteamericanos sobre la Psicología en América del Sur anteriores a 1950 Hugo Klappenbach Universidad Nacional de San Luis Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas Las relaciones políticas y culturales entre Estados Unidos y América Latina nunca fueron sencillas. Los adjetivos calificativos con los que se ha caracterizado las relaciones de Estados Unidos con diferentes países de la región son por demás elocuentes: las relaciones de Estados Unidos con Cuba han sido consideradas “trágicas”, con Argentina “conflictivas”, con México “difíciles”, con Chile “antagónicas” (Pach, 1994). Juan José Arévalo, doctorado en ciencias de la educación en la Universidad Nacional de La Plata, en Argentina y Presidente progresista de Guatemala luego de la caída de la dictadura de Ubico, antecesor de Jacobo Arbenz en la presidencia de aquel país, describió la fábula del tiburón y las sardinas para referirse a las relaciones entre Estados Unidos y los países latinoamericanos: “para un tiburón, como para un búfalo, un impulso es una necesidad y una necesidad es una orden” (Arévalo 2005, p. 33). En esa dirección, desde fines de la Segunda Guerra Mundial, las relaciones entre Estados Unidos y América Latina se irían deteriorando de manera creciente y constante. En el ámbito del Caribe, tres de los cuatro procesos reformistas iniciados entre 1930 y 1940 tuvieron un trágico desenlace, en buena medida debido a la política exterior norteamericana: Rómulo Gallegos fue derrocado en Venezuela en 1948; Carlos Prío Socarras en Cuba en 1952 y 228
Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954 (Camero-Guevara, 2003). La intervención en Santo Domingo en 1965 y el apoyo abierto o encubierto a las dictaduras militares que asolaron el cono sur del continente en la década de 1970 fueron la expresión, al menos en parte, de la política exterior norteamericana, sustentada en su hegemonía política, económica y militar en la región la cual, en buena medida se prolongó hasta el final de la guerra fría (Lowenthal, 2006). Más aún, inclusive cuando el militarismo en América latina, desde las intervenciones militares en Chile de 1924 en adelante, responden a complejas variables, muchas de ellas internas, no puede desconocerse que el afianzamiento de la vía democrática y su contracara, el desprestigio de la alternativa militar en América Latina en las últimas décadas del siglo XX en buena medida también se deben a la política exterior pro-democrática de Estados Unidos (Paramio, 2001). En un contexto como el esbozado, los estudios sobre América Latina en los Estados Unidos anteriores a la Segunda Guerra Mundial, estuvieron dominados por la indiferencia y condescendencia hacia la región: “The historical perception of Latin America in the United States was long dominated by the views of nineteenth-century scholar William Prescott (...) Between Prescott’s time and World War II, historical writing on Latin America was generally unexciting, conducted in an atmosphere of condescension by US. intellectuals toward Latin America that paralleled the relentless spread of US. military and economic influence in the region. A few dedicated scholars were at work, such as Edward Gaylord Bourne, Herbert Eugene Bolton, and —primarily after 1945— Arthur Whitaker and Frank Tannenbaum. But they labored in an ambiance of general scholarly indifference toward Latin America in which few university courses were offered, few graduate students were trained, and limited research resources were available” (Skidmore, 1998, p. 106). No obstante ello, también se ha observado que Estados Unidos se interesó en América Latina por dos razones. La primera, porque América Latina constituía su “patio trasero”. La segunda, porque Estados Unidos vio en América Latina un laboratorio para el desarrollo de sus políticas y proyectos (Ish-Shalom, 2006). Espe227
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cialmente entre 1933 y 1945 Estados Unidos desplegó una política conocida como de “buena vecindad” hacia América Latina promovida por Roosvelt (Friedman, 2003; Ish-Salomon, 2006). En dicho período, inclusive desde un año antes, la psicología norteamericana evidenció un primer interés por la psicología latinoamericana que se evidencia en tres Informes, aun cuando el primero fuera más un registro que un informe (Beebe-Center y Mc Farland, 1941; Hall, 1946; Murchison, 1932). América del Sur en el Psychological Register En realidad un año antes, ya Murchison (1887-1961), en el tercer volumen del Psychological Register demostró interesarse por la psicología en América Latina en el contexto de su interés en los aportes internacionales a la disciplina. Más aún, aquel volumen fue el resultado de un trabajo que dirigió Carl Murchison en la Clark University y que contó con aportes de colegas destacados de cuarenta países, entre ellos, cuatro de América Latina. En efecto, fueron editores asociados Enrique Mouchet de Argentina, Henrique de Brito Belford Roxo de Brasil, Julio Endara de Ecuador y José Carlos Montaner de Uruguay (Murchison, 1932). Murchison ha sido reconocido como uno de los notables editores de la psicología en Estados Unidos. Por una parte, fue editor de cinco revistas, continuadas inclusive cuando abandonó la Universidad de Clark en 1936: Journal of Genetic Psychology, Genetic Psychology Monographs, Journal of General Psychology —en co-edición con Titchener—, Journal of Social Psychology —junto con John Dewey— y el Journal of Psychology. Por otro lado, fue el editor de publicaciones de gran impacto como los primeros tres tomos de A history of Psychology in Autobiography, las compilaciones Psychologies of 1925 and Psychologies of 1930, los manuales A Handbook of General Experimental Psychology y A Handbook of Social Psychology y el monumental Psychological Register (Nafe, 1961; Thomson, 2000). La labor de Murchison volvió a colocar al Departamento de Psicología de Clark en el lugar de prestigio que había adquirido en los tiempos de Stanley Hall. Entre 1925 y 228
Historias de la psicología en América del Sur
1935 Clark vivió una “década mágica”, capaz de combinar enfoques conductistas con Hunter, gestálticos con Köhler y estructuralistas con Nafe (Koelsch, 1990). En ese contexto, Clark University Press publicó el ambicioso volumen 3 del Psychological Register. En realidad, la pretensión de la obra era únicamente brindar un índice de los “registros bibliográficos y acádemicos completos de los individuos”, los cuales totalizaban 2400 psicólogos (Murchison, 1932, p. ix). La inclusión de la producción psicológica de cuatro países de América Latina, de cuarenta países en total, le otorgaba al registro una dimensión internacional de envergadura. No resultaría sencillo extraer un panorama de la psicología en América del Sur de esos registros. Con todo, hay un primer rasgo que sobresale de la lectura de los registros de los 32 autores de la región, 7 de Argentina, 14 de Brasil, 4 de Ecuador y 7 de Uruguay. En efecto, aun cuando la psicología se recortaba a partir de tres campos principales, la medicina, la educación y la filosofía (Ardila, 1986), la muestra seleccionada de América del Sur en el Psychological Register permite apreciar el mayor peso de los dos primeros, y en algunos casos, como Brasil sobre todo del primero. En esa dirección, merece detenerse en la selección que realizaron los editores asociados para la inclusión en el Psychological Register. En el caso de Brasil, por ejemplo, la mitad de los 14 nombrados pertenecían al Laboratorio de Psicología de la Colonia de Psicopathas no Erigembro do Dentro, liderados por el psicólogo de origen polaco Waclaw Radecki: Silvia Bretas, Jaime Grabois, Agnello Ubizara Rocha, Halina Radecka, Lucilla Tavares y Nilton Campos (Foradori, 1954), situación que también llamó la atención de Beebe-Center y McFarland (1941). También resulta llamativo que de esos 14 autores, otra vez la mitad no han sido considerados en el Diccionario Biográfico de Pioneros de la Psicología en Brasil (Campos 2001). Por otro lado, trece de los mencionados en el Psychological Register, acreditan vinculación con el campo de la psicopatología o la medicina, sesgo que seguramente puede atribuirse al perfil del propio editor asociado de la obra, Henrique de Brito Belford Roxo, un conocido psiquiatra, incluido Plinio Olinto, aun 229
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cuando se mantuviera alejado del grupo de psiquiatras nucleados en torno a Radecki (Penna, 2001). Más aún, el único que puede considerarse por fuera del campo médico, sería Lourenço Filho quien sin embargo también había iniciado estudios de medicina que finalmente no concluyó (Roxo, 1932). En el caso de los exponentes de Argentina, aun cuando sorprenda la ausencia de Alberini, en ese momento profesor de uno de los dos cursos de Psicología en la Universidad de Buenos Aires, puede advertirse un equilibrio mayor. Entre los siete autores incluidos se encuentra el grupo más significativo de La Plata, habitualmente relacionado con el campo de la educación, y donde se fueron incluidos Víctor Mercante, Alberto Palcos y Rodolfo Senet. Y al lado del grupo más relacionado al origen médico como Beltrán, Loudet o el propio Mocuhet, autor del registro, también se lo incluyó a Carl Jesinghaus identificado con el campo de la ascente psicotecnia (Mouchet, 1932). El Informe de Beebe Center y McFarland En 1941, John Gilbert Beebe-Center y Ross McFarland publicaban en el Psychology Bulletin un informe sobre la psicología en Sud-América. Beebe-Center (1897-1958) se había formado en instituciones educativas de Francia, Alemania y Estados Unidos. El padre de Beebe-Center, Cyrus Beebe falleció cuando John tenía apenas cuatro años de edad y su madre se casó con su segundo esposo, Edward Center, de quien Beebe-Center tomó el segundo apellido (Boring, 1959). La madre y su padre adoptivo se mudaron tempranamente a Francia y Beebe-Center creció en un ambiente trilingüe, facilitador de una cultura internacional. Cuando obtuvo su doctorado en Harvard, en 1926, se trasladó un año a Berlin, en aquel momento la capital de la escuela de la Gestalt (Murray, 2000). En una carta dirigida años más tarde al propio Köhler solicitando autorización para incluir una imagen de Köhler en una de sus obras, Beebe-Center evidencia un trato familiar con el psicólogo alemán (Beebe-Center, 1932a). Y aun cuando los Archivos no conservan la respuesta de Köhler, la misma debió de ser favorable, ya que la 230
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imagen efectivamente fue publicada en la página 198 del libro The psychology of pleasantness and unpleasantness (Beebe-Center, 1932b). Beebe-Center recibió su Bachellor en Harvard en 1921 y finalmente su doctorado en 1926 en la misma universidad. En 1923 Beebe-Center fue nombrado Profesor Asistente en Harvard donde conocería a Boring, el recordado historiador de la psicología y quien escribiría una necrológica a su muerte (Boring, 1959). Alli llegaría a ser Profesor Asistente en 1923, Instructor en 1927 y finalmente Lecturer en 1935 (Boring, 1959). Por su parte, Ross Armstrong McFarland (1901-1976) recibió su Bachellor en Arts en la Universidad de Michigan y luego su Ph.D en Psicología en Harvard en 1928 (Hoffman y Ritchie, 1987; Stoudt, 1980). McFarland visitó la India y la Unión Soviética en donde se encontró con el escritor H. G. Wells y su hijo George Philip Wells. Su experiencia derivó en uno de los estudios sobre la psicología aplicada a la industria en la Unión Soviética en publicaciones norteamericanas (Schultz y McFarland, 1935). Entre 1930 y 1934 frecuentó la Escuela de Ginebra en Suiza (Hoffman y Ritchie, 1987). En 1935 viajó al sur de América Latina donde participó de una expedición de diez científicos destinada a estudiar los resultados de la altitud y a comparar con los resultados con los de personas nativas de zonas andinas de altura. Esos estudios dieron lugar a cuatro artículos publicados en el Journal of Comparative Psychology (McFarland, 1937a, 1937b, 1937c, 1937d). Asimismo, estudió las condiciones del ascenso rápido al cruzar Los Andes y posteriormente fue contratado por Panam para el estudio de la fatiga en pilotos de aviación. Puede apreciarse que los dos autores de aquel informe estaban inmersos en una cultura ampliamente internacional. Desde esa perspectiva, no sólo pudieron analizar el desarrollo de la psicología en América del Sur, sino también las causas de la falta de independencia de la psicología en la región. Beebe-Center y McFarland reparaban que aun cuando existieran numerosas revistas de “psicología anormal, psicología educacional, neurología y criminología” no había ninguna revista de psicología general (Beebe-Center y McFarland, 1941). En su opinión ello era una consecuencia de 231
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la influencia en la región del pensamiento positivista francés, ya que, como argumentaba Lévy-Brühl, en la filosofía de Comte, los fenómenos de la psicología debían ser estudiados por la fisiología o por la sociología (Levy-Brühl, 1913). Desde ese marco, Beebe-Center y McFarland analizan la creación del primer Laboratorio de Psicología Experimental en el continente, fundado por Horacio Piñero en 1899. Los autores del informe subrayaban que “Piñero no era un psicólogo académico” (Beebe-Center y McFarland, 1941, p. 628), de la misma manera que el representante de Argentina al V Congreso Internacional de Psicología, celebrado en Roma en 1905, José Ingenieros, era el editor de los Archivos de Psiquiatria y Criminologia y organizador de un Instituto de Criminología. Otra consecuencia del positivismo fue que ante la dificultad por investigar algunos temas con técnicas de laboratorio, los mismos fueron dejados a cargo de personas del campo de la filosofía, lo cual terminó por fortalecer la psicología filosófica (Beebe-Center y McFarland, 1941). El Informe posteriormente señala las principales tendencias en distintos países, aunque solamente cuatro países son analizados con mayor detalle: Argentina, Brasil, Chile y Perú. En realidad la mayor extensión está dedicada a la psicología en Brasil y es muy breve la referencia a Chile. Igualmente el resto de los países son incluidos en el apartado “Otros países sudamericanos”. Sobre el desarrollo en Argentina, el Informe describe los principales laboratorios y señala la subordinación de uno de ellos a la clínica psiquiátrica —el Laboratorio de Psicología Experimental del Instituto de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Rosario—. El informe sintetiza los aportes de Enrique Mouchet, José Luis Alberti, Juan Ramón Beltrán, Osvaldo Loudet, Julio d’Oliveira Estevez, Alfredo Palacios y de dos españoles relacionados con la psicología argentina del momento, Emilio Mira y López y Gregorio Marañón. El Informe no realiza una ponderación o análisis de los mismos. De Mouchet, el Informe se apoya en la caracterización realizada por Italo Américo Foradori, quien reconoce la amplitud con la cual Mouchet organizara el Instituto de Psicología, reconociendo 232
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la efectividad relativa de distintos métodos: experimental, patológico, genético, de introspección experimental y hasta psicoanalítico (Beebe-Center y McFarland, 1941). Algunos estudios relacionados con la selección de pilotos en la obra de Oliveira Esteves son mencionados, tanto como la obra pionera de Alfredo Palacios en relación con el estudio de la fatiga en los establecimientos fabriles. En el caso de Brasil, se remarca que los dos principales laboratorios de psicología se encuentran dentro de instituciones psiquiátricas, un tema que va a ser constante en el Informe de este país. Los autores destacaron el papel de Austregesilo, posiblemente “uno de los psiquiatras de Brasil que más ha contribuido a la psicología” (Beebe-Center y McFarland, 1941, p. 639). Aun cuando se mencionan 10 cátedras de psiquiatría en Brasil, el informe reconoce que en San Pablo se había organizado en la Escuela de Filosofía, Ciencia y Letras de la Universidad de San Pablo. Se destaca el papel de Waclaw Radecki y de los mismos autores que había registrado el texto de Murchison y en particular la obra de Nilton Campos y de Figuerredo Sampaio. Los autores reconocen el papel de instituciones aplicadas y en ese contexto, además de las propias médicas vuelve a adquirir relevancia el laboratorio montado en el ejército para entrenamiento y selección de pilotos, bajo la dirección de Godinho dos Santos y de A. Bretas en los aspectos psicológicos. Se subrayaba la influencia francesa en los tests usados y el enfoque comprehensivo desde las “variadas funciones sensitivas involucradas en el vuelo, especialmente tiempo de reacción, percepción de cambio en la posición corporal, agudeza visual, percepción de profundidad y agudeza auditiva, así como tiempos de reacción simples y complejos y funciones mentales más complejas” (Beebe-Center y McFarland, 1941, p. 635, la traducción es mía). Asimismo, los autores reconocen el enfoque integral en el tema de la medicina aeronáutica que articula en conjunto las perspectivas de la “medicina clínica, la oftalmología, neurología, psiquiatría, fisiología y psicología experimental” (Beebe-Center y McFarland, 1941, p. 636, la traducción es mía). El informe también destaca los aportes de la psicología social y aplicadas a la política destacando muy especialmente el trabajo 233
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de Nina Rordigues y sobre todo de Arturo Ramos con enfoques próximos al psicoanálisis. Finalmente, el Informe repara en los aportes a la psicología educacional donde se destacan las contribuciones de Lourenço Filho y Helena Antipoff y de la psicofisiología, donde sobresale la obra de Nelson Chaves. El Informe incorpora datos cuantitativos para evidenciar que en la Revista de Neurologia e Psychiatria de Sao Paulo, dedicada a neurología clínica y psicología jurídica, predominaron en 1938 y 1939 las reseñas relacionadas con libros o artículos de revistas en francés, tanto como libros recibidos. En el caso de Chile, el Informe destacaba que el autor “más conocido” probablemente fuera Enrique Molina Garmendia, en realidad un profesor de filosofía conocido en Estados Unidos. Asimismo, se destacan los aportes desde el campo de la psiquiatría, especialmente a partir de la designación de Augusto Orrego Luco en la cátedra de Enfermedades Nerviosas y Mentales de la Escuela de Medicina en Santiago. Así se repara en los aportes de Joaquín Luco, Arturo Vivado y Oscar Fontecilla quien creara en 1935 la Revista de Psiquiatria y Disciplinas Conexas, la única en el campo de la neuropsiquiatría chilena (Beebe-Center y McFarland, 1941). El Informe repara en otros aportes pero resulta llamativa la omisión de los primeros laboratorios de psicología experimental en el país y de los aportes de Schneider y Mann, dos discípulos de Wundt y figuras relevantes en los orígenes de la psicología en Chile (Salas y Lizama, 2013; Winkler, 2007). En el análisis de Perú, el Informe repara en la larga tradición de la Universidad Mayor de San Marcos, la más antigua en la región, tanto como en las necesidades de estudios psicológicos relacionados con cuestiones prácticas. Señala la envergadura de la obra de Walter Blumenfeld, tanto en su producción en Alemania como en el Perú, más ligada a la psicotecnia. De la misma manera, repara en la obra de Honorio Delgado y en menor medida de Gutiérrez Noriega. Posteriormente, los aportes de Julio Endara en Ecuador y de Manuel Riquelme en Paraguay son luego analizados. El Informe de Beebe-Center y McFarland es indudablemente desparejo. Con todo, repara en tendencias y en interpretaciones que no estaban presentes en el Psychological Register. En particular, 234
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los autores reparan adecuadamente en el interés utilitario de la psicología en la región: “Existe en la psicología sudamericana un fuerte énfasis en la utilidad. Allí, la investigación psicológica se lleva a cabo con la mirada puesta en la resolución de acuciantes problemas humanos más que por el mero avance del conocimiento científico” (Beebe-Center y McFarland, 1941, p. 646, la traducción es mía). Las conclusiones asimismo remarcan las limitaciones idiomáticas para el conocimiento en Estados Unidos de la psicología producida en América del Sur. Pero sobre todo, los autores reparan en la importancia de que las bibliotecas norteamericanas incorporen libros y publicaciones periódicas del sur del continente. En esa dirección el Informe concluye con una amplia bibliografía y con dos apéndices. El primero, un listado de publicaciones periódicas relacionadas con psicología en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Uruguay. El segundo, un listado de psicólogos de los mismos países a los que se agregan Bolivia y Paraguay (Beebe-Center y McFarland, 1941). El informe de Margaret Hall Si bien Margaret E. Hall (1905-1983), también conocida como Margaret E. Hall Powers o Margaret Hall Powers (Fagan, 1996) no acreditaba la trayectoria internacional de Beebe-Center o McFarland, ella había estudiado un año en Alemania, luego de obtener su Bachellor en Arts en la Universidad de Wisconsin en 1927. Obtendría su Master en Sciences en la Universidad de Chicago en 1931 y su Ph.D en la Universidad de Iowa en 1938 en psicología clínica y trastornos del habla (Mullen, 1983). Por otro lado, destinaría un año entero entre 1944 y 1945 a visitar los diez países de América del Sur (Hall, 1946) y dominaba el alemán y el castellano (Mullen, 1983). Margaret Hall se desempeñó entre 1939 y 1968 en el Chicago Board of Education. Primero, entre 1939 y 1948 en el Bureau of Child Study. Entre 1948 y 1956, fue Directora de la Division of Speech Correction y entre 1956 y 1968, Directora del Bureau of the Physically Handicapped (Mullen, 1983). Fue Presidente 235
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de la Division of School Psychologists de la American Psychological Association entre 1947 y 1948 (Hall, 1949). El Informe Hall insiste en la falta de “independencia profesional” de la psicología en América del Sur, tanto como la ausencia de carreras en dicho campo y reiterando que: “The people now teaching and practicing psychology come mainly from three professional fields, medicine, pedagogy and philosophy. These fields determine their basic training and continue later to determine their professional orientation” (Hall, 1946, p. 441). En la misma dirección, Margaret Hall subraya que, de acuerdo con los estándares de formación de los Estados Unidos, no existían psicólogos en América del Sur con la excepción de algunos pocos psicólogos europeos radicados en la región a algunos pocos que obtuvieron una formación en el extranjero. La organización del Informe está estructurado por la exposición país por país, dentro de los que se divide la exposición del desarrollo académico de la disciplina por una parte y de la aplicación práctica por la otra, a la que se le dedica mayor atención. Margaret Hall justifica ese mayor énfasis al escaso desarrollo académico y a la falta de una tradición continua en dicho campo, razón por la cual muchos académicos abordan la enseñanza de algún curso de psicología para luego abandonarlo algunos pocos años después. En el caso de Argentina, desde el punto de vista de la enseñanza, el Informe analiza cinco centros universitarios con desarrollos en psicología: la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Nacional del Litoral. Hall destaca la trayectoria de Horacio Rimoldi —Universidad de Cuyo— quien había estudiado muchos años en Inglaterra, con Spearman por ejemplo. Resulta interesante constatar que, de acuerdo al testimonio autobiográfico del propio Rimoldi, la visita de Margaret Hall le posibilitó viajar al Psychometric Laboratory de la Universidad de Chicago, donde Thurstone dirigió su tesis doctoral: “Y llegó el año l946, año de muchas memorias para recordar, cuando me alejé del país. Para ese entonces había incrementado mis conocimientos en matemática y en análisis factorial y gracias a 236
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la visita que hizo al Instituto la Dra. M. Hall, que fuera Directora del Board of Education de la ciudad de Chicago y al interés que ella y otras autoridades de la Universidad de Chicago mostraran por nuestra labor, establecí contacto directo con ese extraordinario maestro que fue L. Thurstone...” (Rimoldi, 1995, p. 283). El Informe también repara en el quiebre institucional que se había producido en el Instituto de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, ya que se había alejado Mouchet, “un sobresaliente contribuyente a la psicología” pero su cargo aún no se había cubierto (Hall, 1946, p. 443). Asimismo, se destaca el aporte de la Universidad Nacional de La Plata a la psicología educacional y la existencia de un grupo activo en psicoanálisis en la ciudad de Buenos Aires. Margaret Hall es fuertemente crítica de las aplicaciones de la psicología en Argentina. Destaca que no existía ningún programa en el área de Educación destinada a medición o estudios de niños. No obstante ello, el Informe subraya varias actividades e instituciones. En primer lugar, destaca el papel de Carolina Tobar García como también que “Buenos Aires cuenta con uno de las clínicas de orientación infantil más importante de Sud América, el Centro de Psicología y Psiquiatría Infantil” que dirigía Telma Reca, una pediatra que había obtenido cierto entrenamiento en Estados Unidos (Hall, 1946, p. 444). De la misma manera destaca el papel del Instituto de Orientación Profesional del Museo Social Argentino dirigido en ese momento por Gregorio Fingerman, la Liga Argentina de Higiene Mental, la sección de niños del Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Litoral en Rosario y varias instituciones privadas. El Informe lamenta el escaso desarrollo de cuatro países: Bolivia, Colombia, Paraguay y Venezuela. En el caso de Bolivia, sólo se destaca el aporte académico de la Escuela Nacional de Maestros en Sucre, dirigida por Alfredo Vargas. Por su parte, en el campo aplicado, el Informe destaca que solamente se desarrolla en el Departamento Pedagógico del Ministerio de Educación, en donde se menciona el rol del Profesor Guido Villa Gómez. En el caso de Colombia, se destaca la carencia tanto del desarrollo académico como aplicado. Del primero, solo destaca el 237
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laboratorio existente en la Escuela Normal Superior, dirigido por Luis Alejandro Vargas y la enseñanza de psiquiatría por parte de Francisco Socarras. No obstante se analiza en términos elogiosos la Sección de Psicotécnica que en 1939 había instalado Mercedes Rodrigo en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. En Paraguay, además de la enseñanza de psiquiatría, recientemente se habían iniciado cursos de Psicología en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Paraguay, para lo cual durante dos años se había contratado a Noemy da Silveira Rudolfer de la Universidad de San Pablo. En el campo aplicado, el único desarrollo se limitaba al campo psiquiátrico. Por su parte, en Venezuela casi no existía enseñanza de psicología. Solamente se enseñaba psiquiatría por parte de Raúl Ramos Calles quien se había formado en la Phipps Clinic y en el Instituto Nacional de Pedagogía de Caracas existía un curso de psicología general que dictaba un psiquiatra español José Ortega Duran. En cambio había un mayor desarrollo en el campo aplicado. Existía la Casa de Observación de Menores que recibía niños delincuentes a través de la Corte Juvenil, que eran estudiados por una trabajadora social, una psicóloga, Rosa Padlina Franzetti y por Rafael Vegas, psiquiatra y Ministro de Educación. Algunos niños eran derivados al Instituto de Preorientación, una granja cercana a Caracas. Asimismo existía el Instituto de Higiene Escolar dirigido por Ortega y Durán, quien al mismo tiempo había recibido entrenamiento en psicología y psiquiatría y había dirigido un instituto de psicología en Barcelona, quien era asistido por otro psiquiatra español Sánchez Martín y por Anita Arraiz. El Informe no señala que Ortega y Durán había sido discípulo de Mira y López y que gracias al apoyo de éste último, Cristina Sánchez, esposa de Ortega y de nacionalidad venezolana, pudo salir de España hacia Francia para reunirse con Ortega y Durán y desde allí partir a Venezuela (Grases-Galofre, 2009). En el caso de Brasil, el estudio menciona su desarrollo en diferentes centros universitarios: la Universidad de San Pablo —que considera la universidad con mejores instalaciones para el estudio 238
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de la psicología en toda América del Sur—, Universidad de Porto Alegre y la Universidad de Rio de Janeiro. Por otra parte, el estudio destaca el desarrollo de la psicología aplicada en Brasil, tanto en San Pablo, donde se destaca la Clínica de Orientación Infantil de la Sección de Higiene Mental Escolar y varios institutos relacionados con la niñez y juventud, tanto como en el campo de la asistencia psiquiátrica. Margaret Hall destaca asimismo que Brasil era el único país de Sudamérica con desarrollos en la psicología industrial, personal y orientación vocacional, debido al carácter industrial de una ciudad como San Pablo. También analiza el desarrollo de la psicología aplicada en Rio de Janeiro: el Instituto Nacional de Estudios Pedagógicos, bajo la dirección de Lourenço Filho, a quien considera “la figura que se destaca en la psicología educacional en Sud América” (Hall, 1946, p. 449). El Informe agrega también la División de Enseñanza Industrial del Ministerio de Educación y Salud, en donde se desempeñó un psicólogo de Estados Unidos, Otto Schlessinger, y el Departamento Nacional de Infancia, cuya organización considera análoga con las Oficinas de Niños en el Departamento de Trabajo en Estados Unidos, y dirigido por Olinto de Oliveira. Margaret Hall destaca también los aportes de Helene Antipoff y de diversos institutos entre ellos la Fundación Getulio Vargas. El Informe recalca que en Chile el mayor desarrollo académico estaba relacionado con la Universidad de Chile en Santiago. Allí, existía el Instituto Pedagógico en el cual enseñaba Irma Salas, quien había recibido un Ph.D en la Universidad de Columbia. Dentro de esa institución, se había organizado el Instituto de Psicología dirigido por Abelardo Iturriaga, el cual editaba una publicación irregular, los Archivos del Instituto de Psicología. También se informa el rol del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la misma universidad, en la cual se destacaban Arturo Vivado e Ignacio Matte, quien se había formado en la Phipps Clinic de John Hopkins University. Igualmente, se analizaban cinco cursos en psicología que se impartían en la Universidad de Concepción y varios cursos en la Universidad Católica de Chile. En relación con la psicología aplicada, la misma ha sido 239
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desarrollada por organismos del Estado: la Escuela de Desarrollo, dirigida por Juan Sandoval y dependiente del Ministerio de Educación. También se destacan institutos como la Casa de Menores y la Escuela Politécnica, entre otras, a la cual se agrega una institución privada, la “Ciudad del Niño”, donde se desarrolló la psicóloga española Matilde Huici. Considerando que el Informe destaca la labor de aquellos que habían obtenido su formación en Estados Unidos o en menor medida en Inglaterra, llama la atención que no se mencione que Matilde Huici había estudiado en Estados Unidos (García-Colmenares, 2008). En el caso de Ecuador, también se subrayan las limitaciones del desarrollo. Académicamente, el Informe señala al Instituto Superior de Pedagogía y Letras de Quito donde Edmundo Carbo enseñaba psicología, el Instituto Nacional Mejía donde existía un laboratorio de psicología y donde Gerardo Larrea enseñaba psicología como parte de las ciencias biológicas. Asimismo, destaca la enseñanza de psiquiatría en la Universidad Central de Ecuador en Quito, a cargo de Julio Endara y Jorge Escudero. En el dominio de la psicología aplicada, se destaca el Servicio de Estudio Psiquiátrico del niño delincuente dentro del Policlínico. La Escuela Americana de Quito poseía una psicóloga part-time, Carlota de Garcés. Relacionado con Perú, el Informe subraya la enseñanza en varios institutos de la Universidad de San Marcos en Lima, a la que considera “la más antigua del hemisferio occidental” (Hall, 1946, p. 455). Se destaca la enseñanza de dos cursos de psicología, Psicología General y Psicología Experimental por parte de Walter Blumenfeld, también director del Laboratorio de Psicología Experimental. También se refiere al trabajo de otro psicólogo alemán Hans Hahn, quien enseñaba dos cursos de psicología en la Facultad de Ciencias Económicas. En relación con la enseñanza psiquiátrica, el Informe considera que Honorio Delgado “probablemente sea el psiquiatra más conocido e influyente de América del Sur” (Hall, 1946, p. 455). Se destacan enseñanzas en otras universidades y en instituciones pedagógicas. En cuanto a la psicología aplicada, el Informe destaca que el Instituto de Biología Andina es famoso, y dentro de él existía 240
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un Laboratorio de Psicología Experimental dirigido por Hans Hahn. También se destaca el Instituto Psicopedagógico Nacional dirigido por Luis Guerra, un psiquiatra, quien recibió formación en Alemania. El Instituto contenía 6 departamentos que realizaban distintos abordajes, uno de ellos sobre orientación profesional y vocacional y editaba el Boletín del Instituto Psicopedagógico Nacional. El Informe subraya la existencia del Instituto Nacional del Niño en el que existía una Clínica de Orientación a la Niñez dirigida por otro psiquiatra, Baltazar Caravedo. En el campo del tránsito, se analiza la existencia de un laboratorio de psicología en el Hospital Nacional de Policía encargado de examinar psicotécnicamente a las personas que solicitan la licencia de conducir. En cuanto a Uruguay señala que es muy poco lo que ofrece académicamente, ya que sólo en una institución privada, el Instituto de Estudios Superiores de Montevideo existen estudios en filosofía o humanidades “en las cuales habitualmente son enseñados los cursos de psicología en América del Sur” (Hall, 1946, p. 458). En cambio existe enseñanza de la psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Uruguay y en el Instituto Normal donde se exigen tres cursos de psicología —psicología general, psicología del niño y del adolescente y psicopedagogía—, una de las profesoras, Rebeca Milies se estaba formando en Estados Unidos en esos momentos. El informe señala que en el campo aplicado merece destacarse el Laboratorio Psicopedagógico Sebastián Morey Otero del Instituto Normal que dirigía María Carbonell de Grompone y que en el último tiempo era supervisado por Emilio Mira y López. El laboratorio editaba el Boletín del Laboratorio de Psicopedagogía. Se subraya asimismo la existencia del Consejo del Niño dependiente del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social. Y aunque es incipiente, se destaca el Instituto Internacional Americano de Protección a la Infancia, financiado por las 21 repúblicas americanas y que tiene un staff permanente en Montevideo. Las funciones son similares a las del Children’s Bureau en Washington. Aun cuando se había limitado a aspectos de salud física, editaba el Boletín del Instituto Internacional Americano de Protección a la Infancia y habían editado una Bibliografía de Psicología y Psicopedagogía. 241
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El balance final del Informe no era alentador. Desde el punto de vista de la enseñanza universitaria en psicología, se destaca que, en una misma universidad, el número de cursos de psicología que se ofrecen, excluyendo a los de psiquiatría oscilaban entre 0 y 8, éste último el caso de la Universidad de San Marcos en Perú, en el cual, a su vez, existían 3 cursos de psicología general por lo que existía un mismo curso repetido en tres oportunidades. El modelo típico de enseñanza consistía en “una secuencia de dos o tres cursos, usualmente un primer curso general, ampliamente filosófico, un segundo curso ‘experimental’ y un tercer curso que podía ser de psicología de niños y adolescentes o de psicología educacional” (Hall, 1946, p. 460). Para la autora, la formación más amplia la brindaba la Facultad de Filosofía, Ciencia y Letras de la Universidad de San Pablo y la Escuela Libre de Sociología y Política, consideradas en su conjunto, ofrecían por lo menos 8 cursos de psicología desde generales y educacionales hasta clínicos y técnicos. Sin embargo, Margaret Hall destacaba que si se consideraba a la profesión de la psicología con independencia de la psiquiatría y la educación, “en ninguna universidad de América del Sur se podía obtener una formación adecuada en la actualidad para la profesión de la psicología” (Hall, 1946, p. 460). En cuanto al entrenamiento psicológico de maestros y profesores, la mayoría de los institutos pedagógicos o normales exigen dos o tres cursos en psicología lo cual suponía una comparación favorable con la situación en Estados Unidos. El balance final del Informe también era categórico en relación con la investigación: “Muchos de los ‘laboratorios’ de psicología en las universidades no son laboratorios de investigación sino de enseñanza, en donde los estudiantes realizan los experimentos clásicos habituales en los cursos experimentales en todas partes. Existen muy pocos laboratorios dedicados principalmente a la investigación” (Hall, 1946, p. 461). No obstante ello, Margaret Hall rescata unos pocos interesados en la investigación: Eduardo Krapf y Horacio Rimoldi en Argentina, Decio de Souza, Noemy da Silveira Rudolfer, Manoel Lourenço Filho, Emilio Mira y López y el staff 242
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completo de la Escola Livre de Sociologia e Politica de San Pablo en Brasil; Mercedes Rodrigo en Colombia, Walter Blumenfeld, Honorio Delgado, Luis Guerra, Hans Hahn, C. Gutierrez Noriega y el staff completo del Instituto Pedagógico Nacional en Perú; Maria Carbonell de Grompone y Rebeca Milies en Uruguay y José Ortega en Venezuela. Puede advertirse la importancia que Margaret Hall le otorgaba a la formación externa, ya que casi todos los nombrados —las excepciones podrían ser Manoel Lourenço Filho y María Carbonell de Grompone— habían realizado estudios en el extranjero o directamente eran extranjeros que se habían radicado en países de América del Sur. De la misma manera, el Informe cuestiona el limitado desarrollo de las clínicas de orientación de niños y otros servicios psicológicos para niños. En general, Margaret Hall observó que la mayoría estaban limitados a instituciones para delincuentes o personas con “mental defectives” (Hall, 1946, p. 462). El Informe reparaba en una paradoja: en la mayoría de los países de América del Sur era bien aceptado el concepto de clínica de orientación infantil, no obstante solamente en Argentina, Brasil, Perú y Venezuela existían ese tipo de clínicas. En relación con la orientación vocacional, el Informe señala que al menos se estaba comenzando y en el campo de psicología industrial y personal, vuelve a destacarse el liderazgo de Brasil, posiblemente por el mayor desarrollo industrial de tal país. Margaret Hall también señalaba que si se comparaba la profesión psicológica con profesiones afines, se advertía que la profesión psiquiátrica estaba mucho más desarrollada. Y aun sin el grado de desarrollo de la psiquiatría, Hall consideraba que también el servicio social estaba más adelantado que la psicología. El Informe sintetizaba también tres desafíos principales que enfrentaba la psicología profesional en América del Sur: a) Falta de entrenamiento profesional, sostenida en una organización universitaria rígida, que solamente encuentra la excepción en aquellos académicos que provienen del extranjero o que siendo locales se han ido a estudiar al extranjero. 243
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b) Falta de seguridad profesional y de dedicaciones exclusivas que impiden la concentración de los profesores en una determinada institución. c) Actividad limitada en investigación, debida tanto a diversas razones: la poca importancia que le otorga la universidad a la investigación, a la falta de dedicaciones exclusivas y al escaso equipamiento, como a una tendencia filosófica que no favoreció el entrenamiento en técnicas científicas de investigación. O por el contrario, cuando existe interés en la investigación, se orienta únicamente a cuestiones de interés “puramente prácticas” (Hall, 1946). d) Ausencia de oportunidades de empleo en psicología. e) Aislamiento profesional, que Hall consideraba el problema más serio pero al mismo tiempo el más sencillo de solucionar. La falta de sociedades científicas, de congresos, de publicaciones, generaba que nadie conoce lo que se estaba produciendo inclusive en países vecinos. Y el peor indicador del aislamiento profesional lo constituía la “falta de contacto con la bibliografía mundial en psicología” (Hall, 1946, p. 466). Margaret Hall proponía asimismo un programa de cooperación en psicología entre Estados Unidos y América del Sur. Por ejemplo, la publicación de un boletín mensual en español con un detalle completo de nuevos libros profesionales, la evaluación y posibles usos de los mismos que se completaría con informes detallados de tests y otro tipo de bibliografía. También, la organización en Washington de una Oficina de Información Profesional en Psicología que fuera bien conocida en todos los países de América del Sur. Por otro lado, proponía la publicación de una revista de psicología en castellano y que circulara en todos los países de la región, la creación de una Oficina de Tests psicológicos en algún lugar de Sudamérica, de manera tal de coordinar todos los esfuerzos relacionados con construcción o aplicación de tests. Proponía asimismo patrocinar un centro de estudios psicológicos en alguna de las universidades de Sudamérica con apoyo de Estados Unidos, 244
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en los que deberían trabajar al principio psicólogos de Estados Unidos, tanto a nivel de grado como del posgrado. El Informe recomendaba por otra parte la preparación de artículos sobre el sistema de formación en psicología en Estados Unidos destinados tanto a revistas médicas o educacionales como a periódicos en general y el ofrecimiento de suscripción gratuita a revistas internacionales para favorecer la familiaridad con la misma. Y proponía que las editoriales enviaran libros profesionales a profesores clave en Sudamérica además de encarar un programa de traducción inmediata al español algunos libros centrales. Para ello, sugería que la American Psychological Association nombrara un comité que seleccionara al menos un buen libro por año de cada área de la psicología para ser traducido y publicado en castellano. El Informe finalizaba con una descripción de instituciones e individuos dedicados al trabajo psicológico en los distintos países de América del Sur. Indudablemente fue el estudio más completo realizado sobre la psicología de América del Sur en Estados Unidos. Hay dos características salientes que revelan las preocupaciones de la autora. Primero, el acento puesto en instancias de formación extranjeras. La segunda, la importancia a la temática infantil y educativa, campo del que provenía Hall. Tanto las entradas en el Registro de Murchison, como los informes de Beebe-Center y McFarland y de Margaret Hall ponen de manifiesto un primer interés en la psicología de la región en los Estados Unidos que salvo excepciones posteriores (Hereford, 1966), no volvería a reaparecer hasta después del fin de la Guerra Fría, cuando las tendencias hacia la internacionalización de la psicología se volverían una constante (Cole, 2006). Referencias Arévalo, J. J. (2005). Fábula del tiburón y las sardinas. Guatemala: Flacso Guatemala y Fundación Soros Guatemala. Beebe.Center, J. G. (1932a). Letter to Köhler. 1932. Wolfgang Kohler 245
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CAPÍTULO 11
Mujeres, psicólogas y psicoanalistas en Chile y Argentina: historias que marcaron diferencias María Inés Winkler Müller, Universidad de Santiago de Chile María Isabel Reyes Espejo, Universidad Santo Tomás La consideración de las mujeres y de “lo femenino” como objeto de estudio impone desafíos en cuanto a las formas de aproximación científica. En la historiografía, cuestionamientos tales como “¿es posible una historia de mujeres?” (Perrot, 1988), han contribuido a ubicar la noción de género y a las teorías feministas en el centro de la interrogante, aportando una nueva perspectiva para el estudio histórico. Poniendo de manifiesto que el silencio no significaba neutralidad sino complicidad con la discriminación (Scott, 1994), las historiadoras alrededor del mundo se han organizado para evidenciar y teorizar en torno a la sub-representación o ausencia de las mujeres en la historia. Han documentado cómo no han recibido el crédito adecuado a su rol y desempeño en el desarrollo de sus países, tanto por la mayoritaria presencia masculina entre historiadores como por el énfasis en investigar la transmisión y ejercicio del poder político, en detrimento de temas sociales y económicos, por lo que han sido básicamente ignoradas. La mayor parte de la historia de las mujeres ha buscado incluirlas de alguna manera como objetos de estudio, mejor dicho, como sujetos de la historia; y la complejidad de la tarea permite identificar distintas corrientes historiográficas. A partir de la década de los 70’ emerge el concepto de cultura de la mujer. Constituye uno de los avances más significativos de la nueva historiografía y se basa en la afirmación que las mujeres vivimos en una dualidad, 250
participamos de la cultura de la mujer y, a la vez, co-participamos de la cultura general dominante de la sociedad, androcéntrica. Así, la experiencia social de las mujeres emerge de su condición específica y de su inclusión en una sociedad concreta, por lo que —en tanto reflejo de esta experiencia específica— constituye sólo una subcultura. Las relaciones entre las estructuras socioeconómicas y las formas de pensamiento han definido —tradicionalmente— a ciertos grupos como sin poder, excluyéndolos de las principales corrientes sociales (Bakan, 1996), cuyo efecto acumulativo fue privilegiar las experiencias de los hombres y constituir a la mujer en la Otra. Más allá de las críticas a las teorías, incluso en la campo de la investigación científica, la crítica feminista se manifestó atacando al paradigma cuantitativo develando los valores sexistas implícitos, la superficialidad de sus datos, la sobregeneralización, su incapacidad para capturar significados subjetivos, las relaciones de abuso entre investigador e investigado, su escasa aplicación para abordar los problemas sociales y la omisión del contexto. Así, se planteó que la preocupación por la medición y el control, que subyace a las formas de conocer cuantitativas-experimentales, se desplegó como parte del mismo proceso social que permitió a los hombres ejercer poder sobre las mujeres (Oakley, 2000). El reemplazo del concepto “historia de la mujer” por el de “historia de las mujeres” conlleva un vuelco epistemológico y pretende capturar la diversidad intrínseca al hecho que somos distintas y vivimos en una gran pluralidad de circunstancias culturales, raciales y económicas. No es posible, por tanto, pretender hablar en una voz singular y es justamente la opción por escuchar la pluralidad de voces desde los distintas latitudes y a lo largo de los siglos, lo que permitirá fortalecer nuestra habilidad para resistir a las estructuras de poder y asumir que las mujeres no constituimos un “discurso de minoría”. Nuestras voces siempre han estado allí; sin embargo, sólo recientemente las instituciones políticas y académicas han comenzado a tomarlas en serio. La convicción profunda es que al poner en primer plano nuestras diferencias como mujeres —y no como la mujer— nos uniremos en una fuerza poderosa de resisten251
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cia contra cualquier sistema ideológico represivo (Lionnet, 1989). La exposición a las críticas emergentes de los nuevos paradigmas en las ciencias sociales y en la historiografía, han demostrado los elementos constructivos y selectivos en la elaboración del discurso histórico, lo que permite entender que el aporte de las mujeres en la psicología pareciera transcurrir fundamentalmente en los bordes de su historia. Al respecto, la historiografía feminista ha explicitado el sesgo androcéntrico de una psicología sin mujeres y en el que nombres y aportes de ellas constituyen un “secreto bien guardado”, develado en una serie de estudios históricos (García Dauder, 2010). No obstante, quizá el aporte más relevante desde el punto de vista ético político, se constituye en el descentramiento de la pregunta por la inexistencia o poca presencia de las mujeres, para pasar a desarrollar trabajos relacionados con “su ausencia y su olvido”. La ausencia —o sólo reciente documentación— de las mujeres en la historia de la psicología contrasta con su presencia destacada y creciente desde los inicios de su ejercicio. Esto deja en evidencia la escasa consideración de la práctica femenina de la profesión a la vez que mantiene vigente el desafío de complementar la “historia oficial” con las participaciones y contribuciones que efectivamente ocurrieron. En este sentido, el desarrollo de una historiografía que se ocupa por abordar los vacíos de su memoria, también contribuye a cuestionar los múltiples sistemas de exclusión que psicólogos y psicólogas han debido enfrentar en diferentes épocas y que permanecen aún presentes en la construcción disciplinar. El principal objetivo del presente capítulo es recuperar y exponer las contribuciones y participación de algunas mujeres en los inicios de la carrera de psicología en Chile y Argentina; ello contextualizado en la lucha de las mujeres por sus derechos a la educación y la participación cívica. En este contexto la historia social de las mujeres también adquiere relevancia. A través de un relato en el que se entrelaza la participación de las mujeres en la historia de cada país, identificamos la presencia de algunas pioneras que se atrevieron a incursionar en la construcción de una ciencia que, en su origen, daba poca cabida a la “mujer científica” (Harding, 1996; Rossiter, 1992; Scarborough y Furumoto, 1987). 252
Historias de la psicología en América del Sur
Mujeres, psicólogas y psicoanalistas en Chile En Chile, la Historia de las Mujeres combina el protagonismo y la acción social con la discriminación e invisibilidad. En las décadas de los 1840’s y 1850’s se debatió ampliamente la educación de las mujeres y para los años 70’, en la medida que se comparaba la educación necesaria para los hombres y para las mujeres, se fue desencadenando una reflexión sobre la igualdad de los sexos (Stuven, 2010). Destaca las peticiones formales de acceso a la educación superior: en 1876 Isabel Lebrun de Pinochet solicita, una vez más, al Consejo de Instrucción Pública la autorización para el reconocimiento de exámenes de las estudiantes de establecimientos secundarios femeninos. Un año después el Ministro de Educación Miguel Luis Amunátegui, firma el decreto homónimo, fechado el 5 de Febrero de 1877 en que “se declara que las mujeres deben ser admitidas a rendir exámenes válidos para obtener títulos profesionales, con tal que se sometan para ello, a las mismas disposiciones a que están sujetas los hombres” (Eltit, 1994). Paralelamente, la apertura de la universidad a las mujeres y la posterior expansión de la educación secundaria femenina condujeron, en las décadas siguientes, a la formación de un considerable número de mujeres profesionales en la sociedad chilena (Maza, 1998). “Por el portón cerrado de la casa de Bello” (Labarca, 1947, p. 133) transitaron Ernestina Pérez y Eloísa Díaz Insunza, las dos primeras mujeres que al recibir el título de médico en 1887. Será en ese mismo período que comienza el estudio de la psicología en Chile (Miranda y Navarro, 1995) junto con la creación del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, en 1889, para la preparación de profesores para la enseñanza secundaria, fomentada por la contratación que hace el gobierno de un grupo de profesores alemanes, incluyendo a Jorge Schneider y Guillermo Mann. Entre 1910 y 1960, se titularon en la Universidad de Chile 357 abogadas, 937 dentistas, 464 médicos, 3.248 profesoras de Estado, 781 enfermeras, 148 educadoras de párvulos, 1.669 visitadoras sociales y 29 psicólogas, entre otras (Klimpel, 1962). El desarrollo educacional de la mujer se aceleró rápidamente en 253
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alfabetización y educación primaria desde 1875, superando al del hombre en educación secundaria hacia 1960 y equiparando a aquél en Educación Universitaria hacia 1973 (Rossetti, 1988). Durante los inicios del siglo XX y hasta la promulgación del derecho a voto femenino en los 40´, los movimientos feministas fueron encabezados por mujeres de la clase media, que habían logrado un alto nivel educativo (Apter-Cragnolino, 2001). En 1919, de regreso de un viaje de estudios, Amanda Labarca creó el Consejo Nacional de Mujeres, vinculada al Internacional Council of Women, parte de una red de organizaciones feministas de Estados Unidos, Argentina y Uruguay. Dados los lazos de Labarca con el Partido Radical y su laicismo, el Consejo atrajo principalmente a mujeres vinculadas a los círculos más seculares de la sociedad chilena (Maza 1998). El interés político se manifestó en la fundación del Partido Cívico Femenino (1922) que integró mujeres del mundo laico y del católico y que como primer partido político autónomo chileno (Kirkwood, 1986) edita por más de 10 años “Acción Femenina”, revista que informaba sobre los avances del movimiento de la emancipación de la mujer en el mundo (Vitale, 1987). La promulgación del Decreto n° 328 de marzo 1925, por José Maza, eliminaba la discriminación contra la mujer en el Código Civil, restringiendo las atribuciones de la patria potestad de los padres, en favor de las madres, habilitando a las mujeres para servir de testigos y autorizando a las casadas para administrar sus ingresos. Sin embargo, sus términos fueron poco claros, de modo que fue necesario, casi 10 años después, volver a tratar el tema y aclararlo con la Ley n° 5.521, en diciembre de 1934 (Maza, 1998). Mientras tanto, en la Universidad de Chile, el Dr. Luis A. Tirapegui asume en 1923 la dirección del Laboratorio de Psicología. Reflejando la prevalencia de una psicología experimentalista, en 1924, se funda también el Laboratorio de Psicología Experimental en la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica dirigido por Alfredo Silva (Iglesias e Iñiguez, 1987). También entonces se inicia el desarrollo del psicoanálisis en Chile. El primer psicoanalista sudamericano formado en Europa, el Dr. Fernando Allende Navarro, con estudios en Suiza, a su regreso a Santiago en 1925 se 254
Historias de la psicología en América del Sur
convierte en el primer difusor de la ideas psicoanalíticas en el país (Gomberoff, 1998). En la misma la década de los 20’, iniciativas previas cristalizaron en la creación de organizaciones femeninas: el Consejo Nacional de Mujeres (1919), la Gran Federación Femenina de Chile (1920), el Partido Cívico Femenino (1922) y el Partido Demócrata Femenino (1924), lideradas, principalmente, por mujeres que se movían cómodamente en el espacio político de los hombres, como Amanda Labarca, Delia Matte, Elvira Santa Cruz o Inés Echeverría (Gaviola, Jiles, Lopestri y Rojas, 1986). En 1928, en Valparaíso, se crea la Unión Femenina de Chile, con lo que el movimiento de mujeres empezaba a expandirse a provincia. En 1927, Celinda Arregui de Rodicio, reuniendo varios segmentos dispersos fundó el Bando Femenino; el mismo año Aurora Argomedo y Graciela Mandujano fundaban la Unión Femenina de Chile; ambas organizaciones con el propósito de reunir a ‘todas’ las mujeres, cualesquiera fuese su condición social, uniendo ‘lo’ femenino con ‘lo’ social (Salazar y Pinto, 2002). En 1931, Ernestina Pérez, Amanda Labarca, Irma Salas y Elena Caffarena crean la Asociación de Mujeres Universitarias (Gobierno de Chile, SERNAM, 1994). En 1933, el Comité Pro Derechos Civiles de la Mujer, creado por Felisa Vergara, también elabora un proyecto de ley sobre los derechos cívicos de la mujer. Un año después, la Ley Nº 5357 otorga a la mujer derecho a elegir y a ser elegida en los comicios municipales y en 1935 participan por primera vez en una elección (Kirkwood, 1986). Ese mismo año se funda el MEMCH —Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena—, bajo la dirección de Elena Caffarena que promueve la liberación social, económica y jurídica de la mujer. En 1941, el Presidente Pedro Aguirre Cerda les comunica su deseo de legislar sobre el sufragio femenino; Elena Caffarena y Flor Heredia redactan un anteproyecto, pero, ante el desconcierto y desánimo en las organizaciones femeninas, el Presidente enferma y muere a los pocos días. A fines de la década del 30´, con la creación en 1939 de la Sección de Psicofisiología del Trabajo en la Universidad de Chile es fomentada una psicología aplicada. En 1941 se crea en la Caja 255
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de Seguro Obrero Obligatorio también un Gabinete de Psicofisiología del Trabajo a cargo de Luis Cubillos Leiva, con la valiosa colaboración de Emilio Mira y López (Poblete, 1980). Ese mismo año, al hacerse insuficiente el Laboratorio Experimental creado por Mann, es transformado en el Instituto Central de Psicología de la Universidad de Chile (Pacheco, 1953). En provincias será en la Universidad de Concepción que destaca el impulso a la enseñanza de la psicología en la formación de educadores entre 1920 y 1932, para lo cual se adquirió un gabinete psicotécnico. En 1924, enviada por la Universidad de Concepción, la profesora Corina Vargas viaja a la Universidad de Columbia de Nueva York y regresa en 1927 con el grado de magíster para asumir las cátedras de Psicología General y Psicología Educacional (Miranda y Navarro, 1995); primera mujer en Latinoamérica con estudios de postgrado en psicología. Sin embargo, este desarrollo temprano no redundaría en la creación de escuelas de psicología en provincias. En 1944 se realiza en Santiago el Primer Congreso Nacional de Mujeres, a partir del cual se crea la Federación Chilena de Instituciones Femeninas —FECHIF— presidida por Amanda Labarca, que asume una gran campaña por los derechos políticos, y presenta un proyecto de ley sobre el voto femenino, firmado por senadores de todas las tendencias. Será en este período de efervescencia de la lucha por los derechos de las mujeres que se crea, en el año 1947, el Curso Especial de Psicología, en el Instituto Pedagógico de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile (Miranda y Navarro, 1995). En 1963 con el decreto nº 3012 se especifica la creación del título de psicólogo con carácter universitario, otorgado por la Facultad de Filosofía y Educación a los egresados del Curso de Psicología (González, 1983). También será en la década del 40´ que el psicoanálisis adquiere impulso, movimiento que se desarrolla —a diferencia de lo ocurrido en la mayoría de los países— fuertemente asociado a las universidades, particularmente a la cátedra de psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile y protagonizado por el profesor Ignacio Matte Blanco. En 1946 forma el Centro de Estudios Psicoanalíticos con la participación, además de Allende 256
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Navarro, de Arturo Prat Echaurren, María Rivera González, Adelaida Segovia Martín y Carlos Whiting (Cesio, 1977). En el ámbito político, a fines de los 40’ se aprobó la “Ley Maldita”, mal llamada Ley de Defensa de la Democracia (1948), que ilegalizó al Partido Comunista y eliminó de los registros electorales a sus militantes. La FECHIF expulsó de sus filas al Partido Comunista y el MEMCH se retiró de la Federación. Pese a la crisis realizó una Asamblea Nacional de dirigentes de las organizaciones femeninas, y surge el Comando Unido Nacional Pro-Voto Femenino. En diciembre de 1948 la Cámara de Diputados despacha el proyecto para su trámite en el Senado, ante el aplauso de las asistentes, que entonan de pie la canción nacional. El Senado acoge el proyecto y, finalmente, en enero de 1949 el Presidente González Videla estampa su firma en el texto que concedía la plenitud de derechos políticos a la mujer, la Ley n° 9.292 (Kirkwood, 1986). En 1950 la radical Inés Enríquez es elegida diputada por Concepción, convirtiéndose así en la primera parlamentaria chilena, y dos años después, en 1952, las mujeres participan por primera vez en la historia de Chile en una elección presidencial. En síntesis, el proceso histórico chileno, centrado entre 1920 y 1960 en la construcción y fundación del rol social del estado, no se canalizó ni en pro del sufragio femenino ni tras los derechos civiles totales de las mujeres, sino más bien hacia la incorporación laboral de las mujeres en las funciones públicas acopladas al emergente rol social del Estado; produciendo un significativo aumento del número de mujeres “empleadas” y de mujeres “profesionales”, principalmente profesoras, asistentes sociales, médicos y enfermeras (Salazar y Pinto, 2002). Ahora bien, la primera generación de psicólogos formados en Chile está compuesta por dos mujeres y cuatro varones, todos titulados en 1952 en la Universidad de Chile. Ellas: Teresa Cumsille y Liana Ortiz; ellos: Víctor Donaire, Jorge Valenzuela, Eugenio Alarcón y Herminio García (Ligueño, Parra, Moncada y Laborda, 2010). Con fuerte iniciativa gremial, ese mismo año crean la Asociación de Psicólogos de Chile ante la necesidad de mantenerse unidos, ser eficientes y éticos profesionalmente (Miranda y Navarro, 1995). Casi 257
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dos décadas después y luego de un complejo trámite en el Congreso Nacional, la Asociación se transforma en el Colegio de Psicólogos de Chile, en 1968, cuyo primer director y gestor principal fuera el abogado y psicólogo Héctor Fernández —Decreto Ley nº 17033, el 8 de diciembre de 1968—. En 1954, comienzan las gestiones en la Universidad Católica de Chile que señalan la conveniencia de fundar un departamento de psicología. Santiago Vivanco propone la creación de un Departamento de Psicología dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad. El Consejo Superior aprueba en 1954 la proposición sobre Estudios de Psicología, pensados originalmente para el perfeccionamiento de las congregaciones religiosas. Para el segundo año, en 1955 se nombra Director del Departamento al padre franciscano Eduardo Rosales, quien se basa en la experiencia de la Universidad de Lovaina y de los principales centros psicológicos de Francia, Italia y Estados Unidos para proponer materias y la organización del departamento (Miranda y Navarro, 1995). En 1957 el padre Hernán Larraín es nombrado nuevo director del departamento para determinar el asunto de la autonomía de la carrera, que es lograda en 1959. Larraín le imprime a la escuela de la Universidad Católica una orientación fenomenológica-descriptiva. Ante la carencia de profesionales serían alumnos y alumnas de las primeras promociones las que asumieron roles docentes, como profesores auxiliares o ayudantes, entre otros, Teresa Corchera, Mario Morales, Marta Harnecker y Luis Bravo (Bravo, 2002). En la Universidad de Chile ese mismo año 1959, a 12 años de su fundación, el Curso Especial de Psicología se constituye en una Escuela autónoma, cuyo primer director fue Manuel Poblete Badal, psicólogo graduado del Departamento (Iglesias e Iñiguez, 1987). Se consolida así la independencia del Instituto Pedagógico, y la Escuela de Psicología pasa a depender directamente de la Facultad de Filosofía y Educación (Decreto nº 994 de 1961, Miranda y Navarro, 1995). En la década de los 60’ y en el contexto de la reforma y las acciones estudiantiles en pro de la democratización de las estructuras universitarias, la Escuela de Psicología vive una nueva transformación en que antiguo Instituto Central de Psicología, 258
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las cátedras de psicología de la Facultad de Filosofía y el Centro de Salud Mental de Niño y del Adolescente, son reagrupados en el Departamento de Psicología que concentra todas las actividades de la disciplina, acompañado de una re-estructuración de los programas de estudio, y pasa a depender de la recién creada Facultad de Ciencias Sociales. Después de una “toma” del local de la Escuela de Psicología por el movimiento estudiantil, por primera vez el Director del Departamento es elegido: Luis Soto Becerra. Como documentan Ligueño, Parra, Moncada y Laborda (2010) entre 1952 y 1973 se titularon 203 mujeres de un total de 305 psicólogos/as en la Universidad de Chile; es decir casi el doble que hombres. En la Universidad Católica, la Reforma Universitaria también involucra la democratización del sistema y lleva por primera vez a la elección de un rector seglar, Fernando Castillo Velasco. En la Escuela de Psicología es votado Hernán Berwart quien se mantiene en el cargo de Director hasta 1969. La crisis de 1967 afectó fuertemente a esta escuela, iniciándose una etapa de intensa discusión en torno a la naturaleza y función de la Escuela de Psicología que dio origen a una nueva reforma en su organización (Miranda y Navarro, 1995). En 1969 asume como Director el recién llegado Sergio Yulis, Ph. D. en Psicología Clínica, quien impulsa decididamente formación en psicoterapia y la investigación rigurosa en la disciplina (Miranda y Navarro, 1995) Las mujeres se interesaron en la psicología desde antes de la creación de la carrera y desde los comienzos del desarrollo del psicoanálisis en el país. En ambas universidades, Universidad de Chile y Universidad Católica, se inscribieron en la primera generación para estudiar la carrera. De hecho, la primera persona que obtuvo el título de psicólogo en Chile fue una mujer, Liana Ortiz. Este interés por la psicología se debería a que se trataba de una profesión que les permitía simultáneamente adaptarse al rol tradicional prescrito para la mujer y adquirir ciertas libertades, como la autonomía económica, postulan Reyes, Toledo y Vargas (1999). Entre los nombres de aquellas que han sido mencionadas 259
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en trabajos previos, aunque muy someramente, se encuentran Amalia Hernández y Erika Grassau y sus publicaciones en el primer volumen de los Archivos del Instituto Central de Psicología de la Universidad de Chile. Poblete (1980) menciona a la Dra. Teresa Pinto Santa Cruz, Dra. Susana Bloch Arendt y Dra. María de los Ángeles Saavedra Livoni como destacadas en el campo de la psicología experimental. En psicoanálisis Arrué (1991) incluye a María Rivera González y Adelaida Segovia Martin como fundadoras de la Asociación Psicoanalítica Chilena, aunque ninguna mujer aparece en las primeras directivas. Posteriormente menciona a Erika Bondiek de Guzmán, Ximena Artaza, Ruth Riesenberg y Ester Infante. Luciana Bohn es nombrada como esposa de Ignacio Matte Blanco y Paulina Fisher de Otto Kenberg, ambas en el contexto de las emigraciones que ocurren en la década del 60´, contexto en el que también incluye a la psicóloga Esther Drobny, quien hacía docencia en la Universidad Católica. Morales (Winkler, 2007) nombra a Lola Hoffman, la psiquiatra junguiana y guestáltica, y de las épocas previas a Ema Pérez —profesora que dictaba cátedra de psicología—, a Esther Drobny como docente influyente, y entre sus compañeras menciona a Marta Hanecker, Teresa Corcuera, Gloria Jaramillo, Margarita Depetris, Ester Droguett y Liana Ortiz. Por su parte, Bravo (2002) agrega a Sonia Salas como una de las primeras tituladas y a la matemática Erika Himmel como docente y experta en psicometría. Una referencia especial amerita el caso de Amanda Labarca quien, en los recuentos históricos sólo aparece mencionada en el texto de Descouvieres (1999), aunque numerosos trabajos sobre feminismo, educación y similares destacan su trabajo. Un artículo de Reyes, Vargas y Meza (2002) es la única publicación que conocemos sobre Amanda realizada por profesionales psicólogas. Sorprende esta omisión en los textos psicológicos ya que se trata de la primera mujer que asume una cátedra universitaria en Chile y en Latinoamérica y justamente se trata de la cátedra de psicología en la Universidad de Chile el año 1922. En el libro de Descouvieres (1999) se menciona a Zulema Valdivieso Schambeyon como jefe de los trabajos de psicología del 260
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Instituto Pedagógico, autorizándola a continuar estudios sobre la correlación entre las Pruebas de Otis y Binet en niños y niñas, la única referencia a esta mujer en toda la literatura revisada y las entrevistas realizadas. De este modo queda claro que respecto de la ausencia de las mujeres en los registros históricos de la psicología chilena como algunas de sus principales figuras y aportaciones (Winkler, 2007; Winkler y Reyes, 2010); la deuda sigue vigente. Mujeres, psicoanalistas y psicólogas en Argentina Para las mujeres argentinas la lucha por la ciudadanía implicó el desarrollo de una conciencia de las relaciones por sexo que redefinió los derechos de su participación en la esfera de lo público y buscó una comunidad política que las incluyera. En el caso argentino, el origen de esa conciencia de género puede ser rastreado hasta la temprana actuación femenina en las políticas públicas de asistencia social, para las que el estado convocó a las mujeres casi desde sus inicios. El reclamo más insistente de este feminismo, representado en términos de “adelanto”, refería principalmente al derecho a una educación dirigida a permitir a las mujeres ser madres más instruidas, lo que se suponía en beneficio de la familia, del trabajo y de la sociedad en su conjunto. Esta forma particular de comprender el feminismo fue vinculada estrechamente al cumplimiento de un rol social específico y de un deber calificado de patriótico para la nueva nación que se gestaba (Winkler, 2007). Es justamente a fines del siglo XIX que la psicología se inicia, en un marco global “positivista”, como una disciplina del conocimiento incorporada a la enseñanza universitaria y tensionada entre la medicina, la pedagogía y las ciencias. Esta primera etapa es considerada como una psicología sin psicólogos (Vezzetti, 1996). Durante esta “prehistoria” destacan los trabajos de José Ingenieros, Aníbal Ponce, Jorge Thenon y Emilio Pizarro Crespo, en su mayoría médicos psiquiatras. Por otra parte, en Argentina, la exclusión de las mujeres a la hora de emitir sufragio se basaba en las concepciones sociales predominantes, anticuadas y retrógradas, no acordes con lo que 261
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sucedía en el mundo y con el protagonismo femenino a escala mundial. Sólo a partir de septiembre de 1947, en virtud de la ley n° 13.010 votada por el Congreso Nacional durante el primer gobierno de Perón, en el contexto de la lucha de Eva Perón por los reclamos femeninos, las mujeres obtuvieron el derecho a participar de una elección y a los mismos derechos civiles que los hombres. Pero hubo que esperar hasta el 11 de noviembre de 1951 para que pudieran emitir por primera vez su voto a la par de los hombres. Desde finales de la década del 50´, a partir de la creación de las carreras universitarias de psicología y la consiguiente organización profesional, comienza la historia de los psicólogos (Vilanova y Di Doménico, 1999). En Argentina, más que en cualquier otro país de Latinoamérica, la historia de la psicología se entrelaza con la historia del psicoanálisis, donde éste alcanza un desarrollo institucional, una visibilidad social e influencia cultural que exceden con creces la experiencia en otras partes del mundo y ocupa una posición preponderante como representante del mundo psi. El 15 de Diciembre de 1942, se consolida formalmente la creación de la Asociación Psicoanalítica Argentina —APA—, firmando el acta Ángel Garma, Celes Cárcamo, Arnaldo Rascovsky, Enrique Pichón Rivierè, la recién llegada Marie Glas de Langer y Guillermo Ferrari Hardoy (Bruno, Gitaroff y Zelcer, 1994). La psicoanalista austríaca Marie Langer llegaba a Buenos Aires huyendo de la Europa nazi y permaneció allí hasta el año 1974 cuando tuvo que emigrar nuevamente, a México, esta vez escapando de las amenazas de la Triple A —Alianza Anticomunista Argentina—. Al grupo inicial muy pronto se agregaron Luis Rascovsky, Enrique Racker, Luisa G. de Alvarez de Toledo, Alberto Tallaferro, Arminda Aberastury, E.E. Krapf, Matilde Rascovsky, Teodoro Schlossberg, Flora Scolnic y Simón Wencelblat, que pueden considerarse los primeros miembros de la Asociación. La APA ingresó a la Asociación Psicoanalítica Internacional —IPA— formalmente en Zurich (1949) durante el primer Congreso Psicoanalítico Internacional realizado tras la Segunda Guerra Mundial (Etchegoyen, 1994). A partir de la caída de Perón se produjo un rápido proceso de expansión del psicoanálisis, lo que sugeriría la presencia de una 262
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demanda que, por alguna razón, se había encontrado reprimida durante el decenio peronista. En 1956 Arminda Aberastury, pionera del psicoanálisis infantil en Latinoamérica y siguiendo la teoría kleiniana, dictó un curso en la Facultad de Filosofía y Letras dando un primer paso hacia la entrada institucionalizada de la disciplina en la Facultad. A principios de la década de 1960, debido a la presión creciente de los alumnos, la Facultad comenzó a contratar un número creciente de psicoanalistas miembros de la Asociación como docentes. Cabe recordar que los psicólogos no eran reconocidos como psicoanalistas y que hasta 1983 no podían practicar legalmente ningún tipo de psicoterapia en la ciudad de Buenos Aires, sin embargo, la formación que recibían era sólidamente psicoanalítica (Plotkin, 1996). Por otra parte, en la historia paralela de la psicología, la organización del I Congreso Nacional de Psicología en Tucumán en el año 1954 se constituye en un hito relevante. La nómina de los participantes locales permite ver que en esa aspiración coincidían representantes de disciplinas ya constituidas —filosofía, pedagogía, psiquiatría médica y algunos psicoanalistas— y que, en todo caso, no había un proyecto claro ni un grupo en condiciones de asumir el papel de fundadores o refundadores de una tradición disciplinar y profesional que pudiera compararse a lo que había sido aquella primera etapa, positivista, de la psicología (Vezzetti, 1996). A pesar de ello, se puso en evidencia un amplio interés por la disciplina y la recomendación final del congreso fue la creación de la carrera de psicología en las universidades argentinas. Como contrapunto, inmediatamente terminado el congreso, la famosa Ley Carrillo —Resolución 2282 de 1954— estableció la psicoterapia como práctica de exclusiva incumbencia médica (Rossi, 2001a). Notable es que en las décadas de los 40’ y 50’, dos productivas médicas, Carolina Tobar y Telma Reca publican una serie de textos en temas de salud mental y educación. La institucionalización de la profesión de psicólogo/a se potencia con la fundación de la primera carrera de psicología, en la Universidad de Rosario, el año 1956. Un grupo de profesores, entre los que se cuenta Jaime Bernstein, Enrique Butelman, Ramón Alcalde, José Gutiérrez Márquez, León 263
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Pérez, José Bleger, Carlos Alberto Paz y Adolfo Carpio, sostiene durante más de una década la formación universitaria de los psicólogos, protagonizando la “era dorada” de la psicología rosarina (Gentile, 1989). Después se funda la carrera en San Luis, Córdoba y La Plata (1958), Tucumán (1959) y Mar del Plata (1966) (Alonso, 1999). Tal institucionalización de la carrera no se acompaña necesariamente de la rigurosidad que caracterizara las etapas primigenias; en palabras de Nuria Cortada, no se recuperó nunca el grado de excelencia científica que la psicología alcanzara hasta 1922 (Vilanova y Di Doménico, 1999). En la Capital Federal, el 14 de marzo de 1957 el Rector interventor de la Universidad de Buenos Aires, encomendó al Director del Instituto de Psicología, Marcos Victoria, la implementación de la carrera. Psicología, Ciencias de la Educación y Sociología fueron creadas simultáneamente y encontraron sede en la Facultad de Filosofía y Letras. Sus profesores, predominantemente médicos de diversa formación, en fenomenología, psicoanálisis y reflexología, implementan en sus programas la experiencia de su práctica (Rossi, 2001b). Participa en la organización de la carrera en Buenos Aires la psicóloga Nuria Cortada, formada en Estados Unidos con George Kelly, Carl Rogers y Víctor Raimy (Vilanova y Di Domenico, 1999). Las investigaciones de Winkler (2007) muestran que una proporción importante de las pioneras argentinas ingresa al mundo profesional desde la carrera de medicina y otra proporción menor accede en primer lugar a la carrera de maestra. Entre las primeras psicólogas graduadas de la Universidad de Buenos Aires se encontraban Johanna Danis (1962) y Laura Bonaparte (1966). Después de graduarse un significativo número de egresados con el título de psicólogo, a finales de los 60´ la profesora Olga Doz de Plaza reunió a quienes acababan de egresar y les propuso crear el Colegio de Graduados como psicólogos en Tucumán, el que presidió. Sería ella misma quien llevara la carrera al nivel de escuela y luego de Facultad (Moreno, 2001). Esa misma década ve nacer el primer Programa de Doctorado en Psicología, siendo el 264
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primero en obtener el grado en el país, Rafael Rossell, el año 1965 en la entonces Universidad Nacional de Cuyo, hoy Universidad de San Luis. La segunda y tercera persona en obtener el grado de doctoras en psicología fueron Eva Borkowska de Mikusinski (1969) y Claribel Morales de Barbenza ese mismo año. Las psicólogas argentinas destacaron principalmente en estadística y construcción de pruebas psicológicas y en la atención infantil. La psicoestadística encuentra su representante en Nuria Cortada, quien, desde la década de los 50´ fue Vicedirectora de Orientación Vocacional y Educativa en el Ministerio de Educación, representando las tradiciones académica y la aplicada. Telma Reca y Mauricio Goldenberg instrumentaron la asistencia psicopatológica infantil al nivel hospitalario (Rossi, 2001a). También destaca la española Fernanda Monasterio que juega un rol relevante en la formación de la carrera en la Universidad de La Plata. En psicoanálisis, Arminda Aberastury inicia el psicoanálisis infantil en Latinoamérica. En 1937 traduce la obra de Melanie Klein y la atención de una niña de 8 años; trabaja estrechamente con Elisabeth Goode de Garma y otras, aportando a la construcción del “Buenos Aires Kleiniano” (Barugel, 2000) y participa comprometidamente en la Asociación Psicoanalítica Argentina de la cual fue directora en el año 1956, asumiendo también labores de docencia en el ámbito universitario. La mayoría de los textos que relatan o re-construyen la historia del psicoanálisis en el país, contiene información acerca de la participación de algunas de las fundadoras de la disciplina (Puig, 1997), principalmente Arminda Aberastury y Marie Langer, pero también las menos conocidas Rebeca Alvarez de Toledo, Betty Garma, Mathilde Rascovsky. Sin embargo, si pensamos al psicoanálisis como parte de la psicología, los trabajos en historia de la psicología recogen más escasamente los aportes psicoanalíticos y, subsecuentemente, de las psicoanalistas. Así, pareciera que sólo los trabajos de Arminda en psicoanálisis infantil ocupan un lugar preferente en el recuerdo, específicamente su técnica de juego. En cuanto a la participación en organizaciones latinoamericanas, Fernanda Monasterio, española activa psicóloga en Argentina, 265
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y la uruguaya Elida J. Tuana, son dos mujeres del Cono Sur que en la década de los 60´ se integran activamente a la Sociedad Interamericana de Psicología, presidiendo los Congresos Interamericanos de Psicología en sus países, en año 1963 y 1968, respectivamente (Winkler, 2012). El caso de Carolina Tobar García es singular, ya que un gran reconocimiento constituye un hospital homónimo, el Hospital Infanto-Juvenil “Dra. Carolina Tobar García”, inaugurado el 20 de diciembre de 1968, sin embargo, aunque mencionada en varios textos, se aprecia una notoria ausencia de registros específicos acerca de sus aportes, por lo menos en la historiografía de la psicología argentina. El caso de Marie Langer es distinto: reconocida entre psicoanalistas, escasamente o no nombrada en textos de historia de la psicología; variopinta es la gama de temas a que se dedica y en que aporta. En términos cronológicos encontramos primero su interés en la psicología femenina, hasta ese momento no abordada en Latinoamérica. Sus aportes teóricos, adelantados, en “Maternidad y Sexo”, actualmente han sido olvidados (Winkler, 2007). Aunque psicoanalista didacta, miembro y Presidenta de la Asociación Psicoanalítica Argentina, mantuvo constante su postura crítica ante el elitismo y la ideología de las asociaciones psicoanalíticas, que culminó con su renuncia a la APA y a la IPA. Sin embargo, será el trabajo que asume en su último exilio el que posee mayor carácter precursor y es el más desconocido. Su experiencia con la Nicaragua sandinista, el trabajo de solidaridad en Salud Mental constituyó una de sus experiencias más queridas y enriquecedoras. Este trabajo constituye una modalidad de Psicología Comunitaria, principalmente según el modelo de psicología social comunitaria latinoamericana, que difiere bastante del modelo estadounidense con un mayor perfil clínico. La innovación impresa en este tipo de acción en comunidad ameritaría su inclusión en los textos que relatan el devenir del quehacer comunitario, especialmente en Latinoamérica. Sin embargo, en los textos generales de psicología comunitaria no se hace referencia alguna a este adelantado quehacer comunitario, cuya innovación es concomitante con la inclusión de la mirada psicoanalítica, hasta 266
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hoy asociada casi exclusivamente con la atención clínica individual. Tampoco hay reportes de este trabajo en los textos que refieren la historia del psicoanálisis en Latinoamérica. Doblemente excluida entonces, quizá por la innovación que implica la conjunción de lo social y la perspectiva psicoanalítica ¿por política la omiten los psicoanalistas y por psicoanalista los comunitarios? Y otra argentina que sufrió la represión política fue la psicóloga Laura Bonaparte quien participó activamente en las Madres Plaza de Mayo. Su ex marido y sus tres hijos fueron secuestrados e integran la lista de “desaparecidos” en Argentina. Licenciada en psicología por la Universidad de Buenos Aires, trabajó como psicóloga de planta por 10 años —hasta 1976— en el Policlínico Nacional N° 1, a cargo de la Sala de Internación de Mujeres. Durante los gobiernos militares, la represión política la llevó a exiliarse en México, donde trabajó en el Hospital General de México. Colaboró con Amnistía Internacional para preparar la primera campaña sobre desapariciones forzosas; también dictó un curso sobre Psiquiatría Política y Derechos Humanos en Copenhague, Dinamarca y numerosas conferencias en muchos países. Publicó numerosos artículos sobre psicología y derechos humanos. Epílogo y dedicatoria En psicología hemos avanzado en la tarea de rescatar nombres, historias, vidas, teorías y prácticas de mujeres en la psicología, en otros países y en los del cono sur. Hemos querido presentar en este trabajo un interjuego o contrapunto temporal de la lucha por los derechos de las mujeres y la inserción de ellas en la carrera de psicología y los estudios psicoanalíticos en Chile y Argentina. Con algunas excepciones, no disponemos de datos aún que permitan conocer y analizar en qué forma y en qué medida fueron influenciadas por tales luchas o en qué medida participaron, activa o secundariamente, en tales batallas. Esa es una tarea pendiente. No obstante, quisimos con estas pinceladas de historias de mujeres chilenas y argentinas, psicólogas y psicoanalistas, recordar que en un mundo masculino, ellas actuaron como sujetos en sus propias 267
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opciones, resistiendo la imposición de imágenes tradicionales, objetivadas y alienadoras de sí mismas. Ellas lucharon, exigieron, estudiaron, trabajaron, produjeron conocimiento, discutieron y desafiaron las prescripciones de género. Mientras estábamos al terminar la escritura de este capítulo, nos llegó la triste noticia de la muerte de Nuria Cortada. La mujer con “sonrisa de marfil” (Rossi, 2001b, p. 371), cuyos textos en metodología de la investigación y en psicometría fueron centrales en nuestra formación profesional, se fue el primer día de abril a los 91 años. En su autobiografía (2008) concluye “aunque he tenido, como todo el mundo, fracasos y frustraciones, nunca me he arrepentido de haber querido ser psicóloga”. Sus palabras resuenan como eco de las trayectorias de tantas otras que se han dedicado con energía y tesón al desarrollo de esta —nuestra— disciplina. Referencias Alonso, M. (1999). Psicología en Argentina. En: M. Alonso y A. Eagly (Eds.) Psicología en las Américas (pp. 25-45). Buenos Aires: SIP. Apter-Cragnolio, A. (2001). Amanda Labarca: Ideas nuevas, Imaginarios Tradicionales. XIII Internacional Congreso. Latin American Studies Association. Arrué, O. (1991). Orígenes e identidad del movimiento psicoanalítico chileno. En: E. Casaula, J. Coloma y J. F. Jordán (Eds.), Cuarenta Años de Psicoanálisis en Chile (pp. 25-51). Santiago: Ananké. Bakan, D. (1996). Some Reflections about Narrative Research and Hurt and Harm. En: Ruthellen Josselson (Ed.) Ethics and Process in The Narrative Study of Lives. Vol. IV(3-8). Thousand Oaks: Sage Publications. Barugel, N. (2000). Melanie Klein hoy. Revista de Psicoanálisis, 4. Recuperado de: http://www.aperturas.org/4barugel.html Bravo, L. (2002). Comunicación personal, telefónica, con María Inés Winkler. 15 de mayo. Bruno, L., Gitaroff, G. y Zelcer, B. (1994). La prehistoria de la APA. En: Asociación Psicoanalítica Argentina 1942-1992 (pp. 35-39). Buenos Aires: APA. Cesio, F. (1977). Psychoanalyse in Sudamérica. En: Dieter Eicke (Ed.) 268
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CAPÍTULO 12
Esperanzas y frustraciones: Walter Blumenfeld y su correspondencia con Enrique Mouchet y Francisco Romero Ramón León Universidad Ricardo Palma Walter Blumenfeld (1882-1967), figura fundamental en la historia de la psicología en el Perú (Alarcón, 1994, 2000), arribó al país andino en 1935. Nacido en Alemania en el seno de una familia judía, Blumenfeld, después de haber optado al grado doctoral en filosofía bajo la dirección de Carl Stumpf (1848-1936) con un trabajo que hasta hoy es considerado un clásico de la psicofísica de la visión (Blumenfeld, 1913), desarrolló una importante carrera académica que lo llevó a alcanzar el puesto de Ausserordentlicher Professor — Profesor Asociado— en la Universidad Técnica de Dresde, en su país. Participante activo y habitual en los congresos sobre temas psicotécnicos que se realizaban en la Europa de la entreguerra, Blumenfeld fue, además, durante sus “años europeos” autor de varios libros sobre epistemología de la psicología y lo que hoy día llamaríamos psicología cognitiva (Blumenfeld, 1920, 1931, 1933). Sin embargo, en 1933, una disposición del gobierno nacionalsocialista mediante la cual se pasaba forzosamente al retiro o se expulsaba del servicio civil a los judíos alcanzó a Blumenfeld, quien emprendió el camino del exilio, que lo conduciría al Perú, en el cual permanecería hasta su muerte, 32 años después. Los primeros años de Blumenfeld en el Perú no fueron fáciles: con muchas dificultades consiguió traer a lo que quedaba de su familia a su nuevo lugar de residencia, aprendió el castellano 273
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lo más pronto y mejor que pudo, y comenzó sus actividades en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la más antigua del Perú, primero dirigiendo el Instituto de Psicología y Psicotécnica de esa casa de estudios, que funcionó hasta 1939, y después al frente de cátedras de psicología en las facultades de Letras, primero, y Ciencias después. Su visión objetiva de la vida psicológica y su propuesta de un enfoque experimental no encontraron mucha aceptación en el medio académico peruano y, por otro lado, se actualizaron en contra de él prejuicios antisemitas de destacadas personalidades de la cultura local. Con el paso de los años Blumenfeld se ambientó a la realidad peruana y reinició la importante actividad publicista que lo había caracterizado durante sus años alemanes. Fue así como en 1946 publicó su Introducción a la psicología experimental (Blumenfeld, 1946), y en 1957, su importante Psicología del aprendizaje (Blumenfeld, 1957), obras que alcanzaron varias ediciones así como también dieron lugar a comentarios favorables en las revistas internacionales. Otras obras de Blumenfeld se concentraron en temas de filosofía (Blumenfeld, 1951, 1966). Pero volvamos a los años iniciales de nuestro autor en el Perú. Aislado de su comunidad lingüística de origen, así como del contacto y de la interacción cotidiana con sus colegas alemanes, Blumenfeld debió experimentar una sensación de profunda soledad a la que hace referencia en algunas de las cartas que han sido conservadas en su archivo personal. Poco después de su llegada Blumenfeld inició una activa labor epistolar dirigiéndose a numerosos psicólogos, filósofos e intelectuales en general que trabajaban en América Latina. En algunos casos se trataba de retomar el contacto perdido debido a la emigración, como fue lo sucedido con Emilio Mira y López (18961964), destacada figura de la psiquiatría y psicología españolas y no menos destacado líder del movimiento psicotécnico europeo de los años 20´ y 30´, que asimismo debió dejar su país después de la Guerra Civil Española (Carpintero, 2004; León y Kagelmann, 1991; Saiz y Saiz, 1996). Es claro reconocer en este deseo el intento de formar un 274
Historias de la psicología en América del Sur
círculo de conocidos y de personas afines a sus intereses que le permitieran familiarizarse con el nuevo contexto cultural en el que tenía que vivir. Los archivos que contienen la correspondencia de Blumenfeld y que fueron conservados durante muchos años por la señora Ilse Jacobsohn, sobrina del psicólogo alemán, contienen —sumamente ordenada en términos cronológicos— probablemente gran parte de la correspondencia de éste no solo con figuras del mundo latinoamericano sino también con colegas que habían permanecido en Alemania o en Europa, o con otros, emigrados por ejemplo a los Estados Unidos. En el marco de la presente comunicación abordaremos solamente un aspecto de esa correspondencia: la que él mantuvo con dos distinguidos intelectuales argentinos, Francisco Romero (1891-1962) y Emilio Mouchet (1886-1977). La correspondencia, en realidad no muy abundante cuando se la compara con la que Blumenfeld sostuvo con otros colegas y conocidos suyos en Europa o con otros emigrados en la región latinoamericana, nos da una idea acerca de las dificultades que el psicólogo alemán vivió especialmente en los años iniciales de su estancia en el Perú pero también acerca de las interacciones de estudiosos de la región en una época en la cual el envío de cartas —y no el correo electrónico, como ocurre hoy día— era la forma habitual de tomar y mantener contacto con colegas más allá de las fronteras del país en el que se vivía. Los corresponsales argentinos de Blumenfeld fueron importantes figuras de la escena cultural de su país. Enrique Mouchet, médico y psicólogo por vocación, fue una personalidad muy destacada de la psicología argentina durante toda la primera mitad del siglo XX (Ardila, 1986). Hombre de gran capacidad de trabajo y de muy variados intereses, animó los Anales del Instituto de Psicología de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires —importante publicación que tuviera una periodicidad irregular, alcanzando tres volúmenes entre 1935 y 1941—, y a lo largo de su vida publicó o editó numerosos libros, entre ellos uno en el cual también Blumenfeld colaboraría (Blumenfeld, 1945). Francisco Romero, por su parte, era un intelectual de las canteras de la filosofía, cuya obra ejerció una gran influencia en 275
Gonzalo Salas (editor)
su época en toda América Latina. Su Teoría del hombre (Romero, 1952) fue un libro con una muy amplia acogida en el mundo latinoamericano y citado por numerosos autores de esta región tanto psicólogos como filósofos (Larroyo,1963), siendo traducido al inglés (Romero, 1964). No menos activo y productivo que Mouchet, Romero dirigió durante años la Biblioteca Filosófica de la prestigiosa editorial bonaerense Losada, en la cual Blumenfeld publicaría su libro Sentido y sinsentido (Blumenfeld, 1949), traducción de Sinn und Unsinn (Blumenfeld, 1933). Formado autodidácticamente en la filosofía, dado que era militar de profesión, Romero fue influido por Alejandro Korn (1860-1936) para dedicarse por completo a la reflexión filosófica (Rodríguez-Alcalá, 1959). Comparando el trabajo de José Gaos (1900-1969), exiliado español en México, y Francisco Romero en Argentina, Naessens (2009) señala que “… en los dos países antes mencionados, gracias a la labor incansable de Gaos y Romero, se instauró un clima filosófico que trajo consigo la renovación de la filosofía y, al mismo tiempo, posibilitó un ‘diálogo filosófico’ que trascendió más allá de las fronteras de cada país, promoviendo un importante intercambio de ideas, rompiendo así el aislamiento en que habían vivido, por muchos años, los pensadores latinoamericanos” (p. 139). A continuación analizaremos someramente la correspondencia de Blumenfeld con estas dos distinguidas personalidades argentinas, comentando los aspectos más importantes de ella, para al final formular algunas conclusiones sobre el particular. La correspondencia entre Walter Blumenfeld y Enrique Mouchet La tabla 1 presenta ordenada de manera cronológica la correspondencia entre Walter Blumenfeld y Enrique Mouchet.
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Historias de la psicología en América del Sur
Tabla 1. Correspondencia entre Walter Blumenfeld y Enrique Mouchet Año
Cartas de Mouchet a Blumenfeld
Cartas de Blumenfeld a Mouchet
1936
1
-
1937
4
3
1938
1
2
1939
2
2
1940
2
2
1941
2
1
1942
1
-
1943
1
1
1944
1
2
1945
2
1
1946
2
-
1959
1
-
1961
1
-
La correspondencia, tal como ha quedado conservada en los archivos de Blumenfeld, se inicia con una carta del 15 de setiembre de 1936 dirigida por Mouchet a Blumenfeld en la cual acusa recibo de una carta de éste del 20 de agosto —la cual no ha sido encontrada en los archivos— y del envío de Jugend als Konfliksituation1, una obra que Blumenfeld había 1 Esta obra es uno de los trabajos más interesantes de Blumenfeld pero al mismo tiempo el que tuvo un destino más aventurero. Como hemos dicho, fue publicado originalmente en alemán en 1936 y recibió críticas muy favorables en su momento tanto en revistas alemanas como en publicaciones periódicas norteamericanas. Sin embargo, la obra, escrita por un judío, fue objeto de los destrozos de los nazis. En 1984, cuando Werner Traxel, destacado psicólogo alemán con gran interés por la historia de la psicología de su país, decidió preparar la segunda edición de este volumen, escribió lo siguiente a la Sra. Ilse 277
Gonzalo Salas (editor)
publicado en Alemania (Blumenfeld, 1936) pero que solo apareció después de que emigrara al Perú y cuyo destino parecen haber sido las llamas a las cuales los nacionalsocialistas enviaron la inmensa mayoría de los trabajos tanto científicos como literarios provenientes de autores judíos. Al mismo tiempo Mouchet le remite a su corresponsal en el Perú el volumen 1 de los Anales del Instituto de Psicología. Medio año después, el 31 de Marzo de 1937 Mouchet envía otra carta a su corresponsal en el Perú invitándolo a colaborar con un trabajo suyo para el volumen 2 de los mencionados Anales. Poco tiempo después, el 24 de Abril, Blumenfeld le responde agradeciendo el envío del volumen 1 y comunicando que hará todo lo posible por enviar un trabajo suyo. Pasado un tiempo, el 3 de Septiembre de 1937, Blumenfeld le escribe a Mouchet indicando que ya tiene el trabajo listo y que está preparando una copia del mismo. Pocos días después —el 8 de Septiembre— le informa que ha remitido por correo certificado “Las leyes psicológicas de la clasificación” (Blumenfeld, 1938b), calificada como “magnífica colaboración” por Mouchet cuando éste acusa recibo de ella el 22 de Septiembre. Mouchet, preocupado por garantizar la existencia de los Anales, ha ganado en Blumenfeld un valioso colaborador. Este, por su parte, retoma la actividad publicista y encuentra en Anales, a través de la invitación que le formulara Jacobsohn: “El libro Jugend als Konfliktsituation no se ha podido verificar bibliográficamente hasta ahora. No fue posible hallarlo entre los libros ya publicados, pero tampoco en un índice de la literatura prohibida en el tiempo de los nazis. Supongo que el libro fue inmediatamente confiscado después de su publicación y la edición fue destruida hasta solo quedar algunos ejemplares. Esto debemos aun aclararlo porque nos parece importante para los lectores interesados en cuestiones históricas. Según nuestra información en 1936 no hubo en Alemania quema de libros pública. Era el año de las olimpiadas en Berlín y los gobernantes no querían dar una impresión mala a los extranjeros pero indudablemente hubo confiscaciones y destrucciones clandestinas”. 278
Historias de la psicología en América del Sur
Mouchet, un apropiado medio para dar a conocer su trabajo más allá de las fronteras peruanas.
Pronto y de manera inesperada, la correspondencia adquiere un carácter dramático cuando el 22 de Agosto de 1939, Blumenfeld dirige una carta a Mouchet que en realidad es una solicitud de ayuda urgente: “Por razones económicas, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima no creía poder conservar el Instituto de Psicología y Psicotécnica, que yo tenía a mi cargo quedándome solo una cátedra de Psicología Experimental en la Facultad de Ciencias, cuyo sueldo, sin embargo, no alcanza para vivir. Dadas mis pocas vinculaciones con los demás países de la América Latina, me permito dirigirme a Ud. suplicándole se digne ayudarme en esta situación en cuanto le sea posible. Mejor que nadie conoce Ud. las posibilidades existentes en este continente y, asimismo, mis publicaciones. Yo consideraría cualquier posición en que podría prestar servicios útiles, aspirando solo a una remuneración que me permita vivir decentemente con mi esposa y proseguir los trabajos científicos que me interesan”2. Esta carta pone de manifiesto la situación precaria en la que se encuentra Blumenfeld tan solo cuatro años después de haberse establecido en el Perú. El Instituto que él dirigía en la casa sanmarquina es cerrado y él se ve privado de recursos económicos que garanticen su existencia en el Perú. No hay, de otro lado, en ese país mayores posibilidades para alguien como él, de modo que se ve obligado a escribir estas líneas a su corresponsal argentino. Ante este ruego, el 1 de Octubre del mismo año Mouchet le responde: “Recibí a 2 En esa carta, Blumenfeld coloca como referencias a las cuales se puede recurrir en materia de mayor información acerca de él y su trabajo a Gustav Kafka (1883-1953), importante psicólogo alemán, con quien había trabajado en los años 1920 en la Universidad Técnica de Dresde y con el que mantendría ininterrumpida correspondencia aún en los años de su exilio; David Katz (1884-1953), en ese momento en Estocolmo, asimismo una figura de gran importancia en la psicología alemana, particularmente en la psicología de la Gestalt, y, como Blumenfeld, obligado también al exilio; y Geza Révész (1878-1955), psicólogo húngaro asentado en Holanda, donde fundara en 1935 Acta Psychologica. 279
Gonzalo Salas (editor)
su debido tiempo su carta de fecha 22 de Agosto, que no contesté antes por ver si podía hacer algo por Usted y comunicarle gratas noticias; sin embargo, desgraciadamente, no he conseguido nada. El gobierno argentino no hace nada por ayudar a los intelectuales expatriados y que ya abundan en Buenos Aires. Ahora van llegando muchos de España, que tienen la ventaja sobre los demás de conocer el mismo idioma; a pesar de todo ellos tampoco pueden ubicarse”. Lo que afirma Mouchet en modo alguno es una respuesta política y cortés a su corresponsal en el Perú. En efecto: Mira y López, alguien ya en ese entonces internacionalmente conocido como psiquiatra y psicólogo, le escribiría a Blumenfeld en su momento que en Argentina coleccionaba promesas de trabajo y ganándose la vida como traductor de libros al castellano (León y Kagelmann, 1991). Tras agradecer con carta del 26 de Octubre las palabras de Mouchet, Blumenfeld le señala que Chile y México también podrían ser considerados como países a los cuales él podría emigrar. Al mismo tiempo promete una colaboración para el tercer volumen de los Anales. Blumenfeld remitirá un trabajo sobre la pubertad (Blumenfeld, 1941). De allí en adelante la correspondencia se circunscribe a intercambio de separatas, pero en 1943 Mouchet invita a Blumenfeld a enviar un trabajo esta vez para un volumen de Temas actuales de psicología normal y patológica, para el que espera contar con “colaboraciones de los mejores especialistas de Norte y Sudamérica”. En efecto, Blumenfeld colaborará en el proyecto de Mouchet con un trabajo sobre la risa (Blumenfeld, 1945). En 1946 le agradece Mouchet el envío de su Introducción a la psicología experimental y en 1959 nos enteramos, cuando Mouchet agradece el envío de un trabajo por parte de Blumenfeld, de que Wolfgang Köhler “fue mi profesor de psicología en 1909, época en que dictaba el curso en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, como profesor contratado”. La última carta contenida en los archivos de Blumenfeld es de Mouchet y tiene por fecha el 18 de Agosto de 1961; en ella le agradece al psicólogo alemán el envío de su trabajo Value and valuation (Blumenfeld, 1960-1961). 280
Historias de la psicología en América del Sur
La correspondencia entre Walter Blumenfeld y Francisco Romero La tabla 2 presenta ordenada de manera cronológica la correspondencia entre Walter Blumenfeld y Francisco Romero. Tabla 2. Correspondencia entre Walter Blumenfeld y Francisco Romero Año
Cartas de Romero a Blumenfeld
Cartas de Blumenfeld a Romero
1936
1
1937
4
5
1938
1
4
1939
2
4
1940
1
2
1941
1
1
1947
1
2
1948
1
2
1949
1
3
1951
1
-
1956
3
-
1957
2
2
1958
1
1
1959
1
1
La correspondencia entre Blumenfeld y Romero es, como puede verse, de una magnitud bastante mayor que la que mantuvieron Blumenfeld y Mouchet, pero se inicia en realidad al mismo tiempo. El 18 de Septiembre de 1936 Romero le escribe a su corresponsal al otro lado de los Andes: “Aprovecho complacidísimo la oportunidad que me brinda su carta para establecer relación con Ud.; aunque no conozco hasta ahora ningún escrito suyo, sé su significación en las disciplinas 281
Gonzalo Salas (editor)
que profesa. He recibido Sinn und Unsinn…”. Ya en febrero de 1937 Blumenfeld remite un trabajo a Romero para que éste lo publique en la revista Nosotros, que tenía a su cargo. Se trata de un denso estudio sobre la noción del origen en la metafísica y las ciencias, que Romero se ve obligado a declinar por su calidad y extensión, sugiriendo más bien que resuma los artículos publicados en El Comercio para esa revista, en tanto que le pide permiso para publicar el trabajo sobre el origen en el volumen sobre Descartes que tiene en preparación, a lo que accede Blumenfeld (Blumenfeld, 1938a). El 25 de abril Blumenfeld responde aceptando las sugerencias de Romero y al mismo tiempo agradeciéndole que su libro Sinn und Unsinn sea empleado por el profesor argentino en sus clases sobre Husserl. Casi en las vísperas del año nuevo, el 30 de Diciembre de 1937, Blumenfeld le escribe a Romero pidiéndole prospectos y programas de los varios cursos de la psicología en la Facultad de la Universidad de Buenos Aires, “pues sobre la parte experimental de este ramo así que sobre la psicología de la niñez y de la juventud conozco muy poco en español que tenga algún valor”. Seguidamente le hace a su corresponsal argentino una suerte de confidencia: “A mí personalmente, se me ha aconsejado publicar una introducción a la psicología experimental, pero dudo si tal trabajo sería recomendable, pues veo por mi experiencia diaria que en el Perú no es muy corriente el que los estudiantes compren sus libros, y, además, no hay en Lima la editorial que pudiese encargarse del asunto”. Romero se ofrece, el 20 de Enero de 1938 a recomendarlo como autor a la casa Espasa-Calpe en Argentina, cosa que en efecto hace, porque el 14 de Marzo de ese mismo año Blumenfeld le envía una carta en la cual le dice: “La casa Espasa-Calpe, a que me ofreció recomendarme, me ha enviado en estos días, refiriéndose a Ud., la traducción al castellano de la famosa obra de Rickert con su valioso prólogo de Ud”. Agregando que, “En cuanto al libro Introducción a la psicología experimental probablemente va a pasar todavía algún tiempo hasta que me sea posible apreciar el volumen y el plazo para terminarlo, dado que me he propuesto explicar en él, en forma sistemática aunque sintética, el estado actual de la psicología. Yo le daré oportuna noticia tan pronto escriba a la casa 282
Historias de la psicología en América del Sur
con este fin. Pero me ha ocurrido que para ella la traducción de mi libro Jugend als Konfliktsituation, tal vez, podría ser interesante. En este libro que salió en Berlín en 1936, yo traté de desarrollar una nueva teoría sobre las típicas manifestaciones de la pubertad. Agradeciendo a los representantes de Espasa-Calpe por su amabilidad voy a preguntarles al respecto…”. El 10 de febrero del mismo año Blumenfeld, al par que acusa recibo de los Escritos en honor de Descartes (Romero, 1938) en el que se publica su trabajo El concepto de origen en la metafísica y en la ciencia (Blumenfeld, 1938a) y destaca la calidad del libro, le da a conocer a Romero lo difícil que se ha tornado su situación en el Perú: “Mi propia situación ha empeorado porque la Universidad de San Marcos se ve obligada, por razones económicas, a cerrar el Instituto de Psicología y psicotecnia que yo tenía a mi cargo. Parece que en este año solo me quedará una cátedra de psicología experimental en la Facultad de Ciencias, así que tendré que buscar otras actividades adicionales posponiéndoles mis investigaciones científicas y filosóficas”. Tras agradecer, el 6 de marzo de 1939, sus gratas impresiones sobre Escritos en honor de Descartes, Romero le dice que “en la Biblioteca Filosófica que dirijo me agradaría mucho publicar su libro Sinn und Unsinn”. El 30 de mayo de 1939 Blumenfeld le agradece el ofrecimiento de publicar su libro y le informa que los derechos son suyos y que él asumirá la traducción, la cual es remitida a Romero el 27 de Septiembre de 1939. El 16 de Octubre, Romero acusa recibo de esta obra. La correspondencia pone de manifiesto que Romero tenía en gran estima a Blumenfeld como autor. El 5 de marzo de 1940 le comunica: “Sigo pensando en que, si mi Biblioteca sigue adelante, acaso le interesaría hacer alguna vez para ella algo titulado más o menos: El experimento en psicología: historia y doctrina”. Blumenfeld agradece la sugerencia y señala que va a pensar sobre el tema. Un año después, sin embargo, las relaciones entre Blumenfeld y su corresponsal argentino se tornan tensas. El 14 de Octubre de 1941 Blumenfeld le escribe a Romero: “En el último número de la revista Philosophy and Phenomenological Research —Junio de 1941—, 283
Gonzalo Salas (editor)
pp. 516 y 517, veo la lista de los libros que se han publicado o van a publicarse próximamente en su Biblioteca Filosófica. No se menciona entre ellos la traducción de mi libro Sinn und Unsinn que Ud. me había pedido en carta con fecha de 6 de marzo de 1939, es decir hace dos años y medio, que le he mandado el día 27 de setiembre del mismo año. Tengo la impresión de que Ud. ha cambiado de su opinión respecto a esta obra, razón por la cual creo me agradecerá que le libre de su obligación que no podía dejar de ser desagradable, rogándole me devuelva mi manuscrito, si mi sospecha resulta justificada”. Prontamente, el 5 de Noviembre, Romero le responde: “Mucho lamento haya podido usted suponer en mí indiferencia hacia su valioso libro Sentido y sinsentido. Nuestro deseo de publicarlo es el mismo que cuando se lo solicité para la Biblioteca Filosófica”. Esto evidentemente calmó las angustias de Blumenfeld. Se inicia después de las líneas de Romero previamente transcritas un interregno en el cual no se registra correspondencia entre ambos. Pero muchos años después, el 28 de julio de 1947 Blumenfeld volvería a la carga con el asunto de Sinn und Unsinn: “Más de 8 años han pasado desde el día en que Ud. me pidió la traducción al castellano de mi librito Sinn und Unsinn para su publicación en la Biblioteca Filosófica que Ud. edita. Suponiendo que su opinión respecto al valor de dicho opúsculo había cambiado, le ofrecí en el año 1941 renunciar al cumplimiento de su promesa. Pero dado que en su carta fecha 5 de Noviembre del mismo año me reanudara la afirmación de su interés en la publicación del libro, la cual se realizaría “apenas lo permitan las circunstancias”, y considerando las dificultades de la situación creada por la Segunda Guerra Mundial, he esperado hasta ahora que apareciera el pequeño tomo. Estoy seguro de su comprensión cuando le ruego devuélvame el manuscrito, con cuya publicación en su Biblioteca ya no cuento…” El 3 de Septiembre del mismo año Romero, evidentemente incómodo, le responde: “Un cúmulo de circunstancias sucesivas fueron retrasando el envío a la imprenta de su libro, entre ellas que yo quería haber revisado el estilo de la traducción. Cuando pude ponerme a ello, empezó la tremenda crisis nuestra, que en lo 284
Historias de la psicología en América del Sur
universitario terminó para mí con la renuncia voluntaria de mis cátedras, después de muchos azares”. El 27 del mismo mes acusa Blumenfeld recibo de su carta y le informa a Romero que la Universidad de Tucumán le ha ofrecido una cátedra permanente pero que no puede aceptarla. El 16 de Febrero de 1948 señala que, dado que dictará un cursillo de psicología experimental en la Universidad Nacional del Tucumán en Abril de 1948, le parecería excelente que la traducción castellana de Sinn und Unsinn estuviera impresa para entonces o por lo menos para que haga la última revisión de las pruebas. Blumenfeld, en efecto, permaneció una temporada en Tucumán, donde iniciaría una amistad con el filósofo Rodolfo Mondolfo (1877-1976), proseguida por muchos años a través de la vía epistolar. Blumenfeld, además, debió encontrar el tiempo para visitar a Romero. El 5 de Noviembre de 1948 Blumenfeld agradece la hospitalidad con la que lo recibiera medio año antes al par que le ruega que intervenga con la casa Losada con referencia al libro. Entre Diciembre de 1948 y Agosto de 1949 hay dos cartas que revelan la incomodidad de ambos corresponsales con respecto a la traducción de Sinn und Unsinn. El 5 de Diciembre de 1948 Romero le escribe a Blumenfeld: “Creo que lo ocurrido con su libro me ha hecho sufrir a mí más que a Usted. El desgaste nervioso que me han producido hasta ahora las cosas de la editorial es enorme”. Blumenfeld, por su parte, el 10 de Febrero se queja sobre el trato de Losada con respecto a su libro. Romero, el 25 de Agosto de 1949 informa a su corresponsal en el Perú: “Por fin terminó el desdichado asunto de la edición de su libro”, dándole a conocer que hace un par de meses presentó su renuncia a la dirección de la Biblioteca Filosófica, “por lo ocurrido con su libro y con algún otro” Pero el asunto no termina allí, pues el 30 de Mayo del mismo año Blumenfeld le solicita que intervenga ante la editorial Losada, porque la editorial no deje de insistir ante la imprenta que considere meticulosamente las correcciones indicadas. La historia con respecto a este libro tiene un final feliz: el 20 de agosto de 1949 Blumenfeld le informa a Romero que ha recibido los ejemplares del libro por parte de Losada y le agradece todas las molestias y gestiones sobre el particular. 285
Gonzalo Salas (editor)
Tras un largo periodo de silencio, en 1956 Romero informa a Blumenfeld que el curso de Antropología Filosófica es uno de los que ha asumido al reintegrarse a la Universidad de Buenos Aires y le solicita que le envíe un ejemplar de su libro sobre Martín Buber (Blumenfeld,1951). El 21 de Mayo del mismo año Blumenfeld informa de la remisión de la obra solicitada. En 1957, Blumenfeld remite un ejemplar de su Psicología del aprendizaje (Blumenfeld,1957), que Romero presentaría a la Comisión Nacional de Aprendizaje. Comentario final La correspondencia entre Blumenfeld, Romero y Mouchet nos parece interesante porque pone de manifiesto el activo intercambio epistolar —en una época en la cual no había internet ni e-mails— entre intelectuales que vivían en América Latina. Constante envío de separatas, solicitudes de información, intercambio de libros, gestiones para invitaciones y posiciones laborales permitían superar las grandes distancias que separaban a los corresponsales en la región. Pequeños dramas surgían en torno a estos envíos debido a la frecuente pérdida de la correspondencia. También ofrece alguna información acerca del destino de los psicólogos emigrantes europeos que se establecieron en América del Sur y que, por lo general tuvieron que pasar numerosas peripecias a fin de conseguir alguna posición profesional o de conservarla. Ya hemos mencionado el caso de Emilio Mira y López, quien, después de intentar infructuosamente establecerse en Argentina o en el Perú, finalmente emigró a Brasil en donde podría reiniciar su carrera. Podríamos también citar el caso de Mercedes Rodrigo (1891-1982), psicotécnica española emigrada a estas latitudes y figura destacada de los albores de la psicología en Colombia, quien asimismo se vio en la necesidad de emigrar posteriormente a Puerto Rico (Ardila, 1988, Guil Bozal y Vera Gil, 2011). El caso de Blumenfeld es, a pesar de todas sus dificultades, un caso exitoso: si bien, como se ha visto, en algún momento creyó que su posición profesional estaba amenazada en el Perú y lanzó pedidos de ayuda con el fin de reemigrar a México, Argentina o 286
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Chile, finalmente logró afianzarse en el Perú. En efecto, Blumenfeld permaneció en el Perú hasta el fin de sus días. En la década de los 1940 formó parte del Instituto Psicopedagógico Nacional, importante proyecto educativo emprendido por el gobierno del presidente Manuel Prado y Ugarteche. En esa institución Blumenfeld ocupó un alto cargo directivo y llevó a cabo importantes proyectos de investigación, al par que continuó con su carrera como profesor en la Universidad de San Marcos. A lo largo de su carrera en el país andino, Blumenfeld tuvo que enfrentar problemas como el cierre del instituto para el cual había sido contratado originalmente en Alemania, su traslado de la Facultad de Letras a la de ciencias en la Universidad de San Marcos, dada la recepción poco positiva de sus ideas en materia de psicología en la primera de las facultades mencionadas, y, por último amenazas de graves dificultades económicas. Asimismo, la correspondencia que hemos analizado da una idea de los problemas para publicar y para encontrar un círculo de interlocutores apropiado para quien, como Blumenfeld, se había establecido en un país de escaso desarrollo científico y limitada actividad cultural como el Perú. En ausencia de editoriales peruanas, despliega esfuerzos —en los que colabora activamente Francisco Romero— para publicar en Argentina, pero la publicación de sus obras constituye un verdadero via crucis, como puede deducirse del intercambio epistolar que hemos presentado. Sorprende que en medio de todas estas dificultades el psicólogo alemán encontrara el tiempo y las energías suficientes para proseguir su carrera científica y su permanente labor en el publicismo científico hasta edades muy avanzadas: A los 75 años da a la luz su Psicología del aprendizaje (Blumenfeld, 1967), a los 80 ve la aparición en castellano de La juventud como situación conflictiva (Blumenfeld, 1962), la traducción de Jugend als Konfliktsituation (Blumenfeld, 1936). Un año antes de su fallecimiento la Universidad de San Marcos le publica Contribuciones críticas y constructivas a la problemática de la ética (Blumenfeld, 1966). Póstumamente aparecería la traducción al alemán de este libro (Blumenfeld, 1968). La muerte 287
Gonzalo Salas (editor)
sorprendería a Walter Blumenfeld, trabajador incansable, en medio de la revisión de una nueva edición de su Psicología del aprendizaje.
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Historias de la psicología en América del Sur
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CAPÍTULO 13
La psicología de los menores en América del Sur: historia del movimiento estudiantil y escenarios futuros1 Miguel Gallegos Universidad Nacional de Rosario (UNR-CONICET) Los estudiantes de psicología han tenido una considerable participación en la organización, gestión e institucionalización de la psicología en los países de América del Sur tanto en el pasado más remoto como en las acciones más recientes. No sólo los mayores han realizado cosas importantes para el desarrollo de la psicología, sino también los menores han sido actores protagónicos en la constitución de la disciplina y profesión psicológica en la región. Hasta el momento, las investigaciones históricas han descuidado el estudio de la actividad estudiantil en la psicología, tanto en el contexto internacional como en el latinoamericano (Gallegos, 2009). Prácticamente son inexistentes las publicaciones sobre este tópico de estudio, salvo algunas excepciones (Arbaiza-Bayona, 2012; Benito, 2007, 2008; Calabresi y Polanco, 2008; Gallegos, 2009; González, 2012; Machado y Scarparo, 2010; Noailles, 2010; Ribeiro, 1998, 2007). En este sentido, el presente trabajo se plantea como una contribución a la historia del movimiento estudiantil en la psicología latinoamericana y como la posibilidad de extraer algunas enseñanzas para idear los escenarios futuros de este movimiento. 1 Este trabajo se basa en una conferencia desarrollada en el II Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología, en Asunción, Paraguay, 2009. Dicho trabajo obtuvo el Premio COLAEPSI, en la Categoría de Postgrado, en el citado evento. Lo que se presenta es una versión reelaborada y ampliada del trabajo original. 291
Gonzalo Salas (editor)
Conviene aclarar que el movimiento estudiantil como objeto de estudio ha sido abordado en innumerables ocasiones desde diversas perspectivas disciplinares (Sanguinetti, 1969). Sociólogos, psicólogos, historiadores, antropólogos y comunicadores, entre otros, se han interesado por abonar el campo de estudio sobre la juventud en general y el movimiento estudiantil en particular (Groppo, Filho y Machado, 2008). Dentro del conjunto de las diversas producciones, generalmente se ha privilegiado el estudio sociopolítico y cultural del movimiento estudiantil, desdeñando otras facetas igualmente importantes como el desarrollo de actividades científicas y profesionales en el marco específico de cada disciplina. En la actualidad resulta tan natural hablar del movimiento estudiantil que ya nadie repara en el contenido de sus actividades y las condiciones que posibilitaron su emergencia. Se habla de movimiento estudiantil como si siempre hubiese existido y no se tiene en cuenta que se trata de una categoría teórica que viene a recubrir un fenómeno empírico, que tuvo diversos momentos históricos de constitución y desarrollo, los cuales no son susceptibles de homologación, sino que responden a improntas teóricas e ideológicas de diversas épocas, así como a diferentes intereses y motivaciones que singularizan cada acción estudiantil. Las movilizaciones estudiantiles pueden rastrearse desde el momento en el que se encuentran estudiantes, representados y definidos como tales. Sin embargo, es durante el siglo XX donde el movimiento estudiantil se asume con autoconciencia y organización, define metas y propósitos, se identifica como actor social y proyecta diversas acciones colectivas. Desde luego, este movimiento no sería posible sin la importante masificación de la educación superior que tuvo lugar durante el citado siglo XX (Brunner, 1986). Como se sabe, los estudiantes universitarios, como población específica, no constituyen un cuerpo social homogéneo debido al origen y la pertenencia diferenciada de clases sociales, no obstante, la vida universitaria y cierta concurrencia temporal los unifica generacionalmente. Ahora bien, si hay algo que verdaderamente caracteriza a los estudiantes es el perpetuo movimiento, en el sentido de situarse como un sujeto colectivo que se renueva constantemente. Tal vez 292
Historias de la psicología en América del Sur
sea por ese carácter de circulación, flujo y renovación constante que muchas de las actividades estudiantiles vuelven a comenzar una y otras vez, aunque con diferentes referencias ideológicas y objetivos. En el terreno de la historia protagonizada por los estudiantes de psicología en América del Sur, se pueden reconocer algunas problematizaciones específicas, tanto en lo concerniente al propio objeto de indagación como al trabajo historiográfico que se proyecta. En primer lugar, se hace imprescindible definir qué acciones estudiantiles han sido significativas para el desarrollo de la psicología latinoamericana y cuáles merecen ser destacadas. En el recorrido del trabajo, se ha optado por referir tanto las iniciativas estudiantiles que han tenido una importante repercusión en la actividad científica y profesional más general de la disciplina como aquellas que sólo alcanzaron una difusión entre los estudiantes. En segundo lugar, es preciso aclarar el uso y el tratamiento de las fuentes documentales. Generalmente los estudiantes no se han caracterizado por dejar un registro escrito de sus actividades. Esto ha presentado una importante dificultad a la hora de la reconstrucción histórica y la constatación de los datos volcados en el escrito. En muchos casos no fue posible determinar con certeza varias de las realizaciones estudiantiles. En tales casos, se ha optado por señalar la referencia más verosímil. En tercer lugar, el contrapunto entre el pasado y el presente de las acciones estudiantiles deja planteado el problema de los escenarios futuros. A juzgar por el estado de las actividades que se realizaron en el pasado y el conjunto de actividades que se vienen materializando en el presente es posible imaginar algunas proyecciones de las actividades estudiantiles. En este punto, sin pretender hacer futurología, se indican algunos caminos deseables para la futura actividad estudiantil en la región. Por último, es preciso mencionar que este trabajo tiene sus limitaciones, tanto en lo que se refiere a la visión regional —no se poseen datos de todos los países— como a las historias locales —no se profundiza en cada país—. En consecuencia, el alcance del estudio tiene como foco central las realizaciones estudiantiles en los países de América del Sur, aunque también se incluyen algunos datos de 293
Gonzalo Salas (editor)
América Central y el Caribe. Futuras investigaciones podrán volver sobre este trabajo para completarlo, cuestionarlo o mejorarlo. Hacia el pasado de las realizaciones estudiantiles En América Latina, los estudiantes de psicología han sido activos protagonistas del desarrollo institucional, científico, académico y profesional de la psicología. Desde los primeros tiempos, cuando se crean las primeras carreras de psicología a mediados del siglo XX, los estudiantes de psicología forjaron múltiples gestiones y promovieron el desarrollo de la psicología en la región. Por ejemplo, en Colombia, puede situarse una de las primeras organizaciones estudiantiles de la psicología en América del Sur. La Federación Universitaria de Psicología, fue creada por los alumnos del Instituto de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia, en 1954. Aquella institución fue reorganizada un año más tarde como Federación Colombiana de Psicología, cuando los estudiantes sumaron el interés y la participación de los jóvenes profesionales (Ardila, 1973; González, 1978). También en Colombia, es importante destacar la participación de un estudiante de psicología como ponente en la Primera Conferencia Latinoamericana sobre Entrenamiento en Psicología, organizada en Bogotá, en el año 1974 (Ardila, 1978; Gallegos, 2010). José Manuel González, por entonces estudiante de la Universidad del Norte, participó en la recordada conferencia con el trabajo Entrenamiento en psicología: el punto de vista de un estudiante (González, 1978). En esa ponencia, el propio estudiante informó acerca de las organizaciones estudiantiles en Colombia. Para la década de 1970 se podía reconocer la existencia de la Asociación de Estudiantes de Psicología del Atlántico —AEPSA—, creada en 1973 por los estudiantes de Barranquilla, y la Asociación Colombiana de Estudiantes de Psicología —ACOEPSA—, formada en 1974, en Bogotá (González, 1978). Cabe anotar que a partir de las iniciativas movilizadas por los estudiantes de ambas ciudades se formalizó la Asociación Colombiana de Estudiantes de Psicología, la cual llegó a editar Ecos de la Psicología, en 1974 (Correa, 1974). 294
Historias de la psicología en América del Sur
En rigor, los estudiantes colombianos han sido muy activos editores de revistas académicas. Por ejemplo, los estudiantes de la Facultad de Psicología, de la Universidad Católica de Colombia, gestionaron la publicación de un boletín designado Psiconotas, en 1985 (Anónimo, 1985). Años más tarde, otros estudiantes de la misma institución iniciaron la edición de los Escritos Colombianos de Psicología, en 1994 (Restrepo, 1994). Por su parte, un grupo de trabajo estudiantil conformado al interior del Departamento de Psicología, de la Universidad Nacional de Colombia, iniciaron la revista Psicología y Sociedad, en 1983 (Anónimo, 1983). Entretanto, los estudiantes de la Escuela de Psicología, de la Universidad Incca de Colombia, editaron varios números de ProSesos, a partir de 1995 (Anónimo, 1995). De similar activismo editorial en que en la Antigua Granada, los estudiantes de psicología en el Perú gestionaron varias publicaciones, de las cuales pueden destacarse el Boletín Psicológico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en 1967, y la revista Panoramas Psicológicos, de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, en 1974 (Alarcón, 2000). En México, resulta de interés mencionar la edición de la revista Zero en Conducta, que los estudiantes de psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, gestionaron para manifestarse críticamente respecto de la formación académica durante los años setenta. En el caso de Venezuela, también se puede registrar una temprana organización estudiantil como la Asociación de Estudiantes de Psicología de la Universidad Central de Venezuela, que desde fines de la década del cincuenta gestionó diversas actividades científicas, entre las que sobresale la organización del Primer Seminario de Psicología, donde se discutieron varios tópicos relacionados con la psicología en aquel momento. En el mismo país, los estudiantes también crearon la primera publicación que registra la Escuela de Psicología de la Universidad Central de Venezuela, que fuera creada como Sección de Psicología, en 1956. Se trata de los Cuadernos de Psicología, cuya edición estuvo a cargo de la Asociación de Estudiantes de Psicología de la citada universidad. Tales cuadernos se publicaron desde 1959 hasta 1962 (Escotet, 1978; Rodríguez y Sánchez, 1999). 295
Gonzalo Salas (editor)
En Argentina, durante la década del setenta en la que se discutía acerca del rol del psicólogo y la legitimidad de la profesión (Gallegos, 2005; Klappenbach, 2000, 2006), los estudiantes de psicología, conjuntamente con las primeras camadas de psicólogos, propiciaron el Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología, desarrollado en Córdoba entre el 11 y 13 de Octubre de 1974, con el objetivo de discutir sobre la importancia de contar con un rol claro del quehacer profesional, así como la necesidad de regular la actividad profesional y llevar a cabo procesos formativos acordes con las improntas de la época (Propuesta, 1974). Como es sabido, de aquel encuentro se oficializaría el 13 de Octubre como Día del Psicólogo en Argentina (Gallegos y Berra, 2012). En otro evento, realizado unos años más tarde, los estudiantes de psicología en Argentina se volvieron a mostrar críticos y se manifestaron a favor del reconocimiento de la profesión del psicólogo, que hasta ese momento no se encontraba oficialmente reconocida en el país. Estas manifestaciones tuvieron lugar en la I Jornada sobre Actualizaciones en Psicoterapias para Estudiantes, desarrolladas en 1981 (Anónimo, 1981). En la provincia de San Luis, los estudiantes de la Licenciatura de Psicología y Pedagogía organizaron y promovieron el Centro de Estudios de Psicología Objetiva I. P. Pavlov —CEDEPO—, en los primeros años de la década del setenta (Calabresi y Polanco, 2008; Piracés, 1976). En el CEDEPO se incluían las primeras actividades académicas de los estudiantes, organizados bajo la denominación de Estudiantes de Psicología Científica —EPCI—. En Chile se sabe que los estudiantes de psicología promovieron una infinidad de actividades, tales como congresos científicos, jornadas de investigación, encuentros temáticos y otras actividades relacionadas con la profesión del psicólogo y las instancias de formación académicas. De hecho, durante la década de 1960 habían promovido varias Jornadas de Psicología, en el marco de las actividades de la Escuela de Psicología, de la Universidad de Chile (Ligüeño y Parra, 2007; Ligüeño, Parra, Moncada y Laborda, 2010). Asimismo, Toro y Villegas (1999) han informado que los estudiantes fueron activos protagonistas en los cambios de los 296
Historias de la psicología en América del Sur
planes de estudios hacia fines de los años sesenta, lo que favoreció una apertura mayor hacia las diversas tendencias de la psicología. Contrariamente a lo ocurrido en el país trasandino, en Rio de Janeiro, los estudiantes se opusieron al cambio de énfasis de la psicología clínica —que venía siendo el eje de formación— por el de la psicología experimental, tal como queda evidenciado en el siguiente extracto: “Os fatos estão principalmente relacionados com as trocas na direção do departamento desde 72 – das mãos do professor Paes e Barros para as de Aroldo Rodrigues e deste para Angela Biaggio; esses dois últimos seguidores de uma corrente de psicologia experimental, que nos vem sendo impingidas negligenciando-se todas as outras posições que a psicología possa assumir e barrando a tentativa dos estudantes e alguns professores de fazerem uma psicologia adequada à realidade brasileira” (Anónimo, 1977, p. 19). La historia de estos acontecimientos fue difundida en la revista Radice, que fuera editada por jóvenes profesionales y estudiantes de psicología entre 1976 y 1981. Radice, luego transformada en Radice: Luta e Prazer, fue un importante canal de comunicación en el “campo psi” brasileño durante el tiempo de dictadura militar. En sus páginas tuvo lugar la denuncia de la represión ejercida por el gobierno de facto de aquel momento, la crítica a los cambios curriculares que se intentaron imponer y las actividades de orden gremial de los profesionales psicólogos (Santos, 2008; Santos y Jacó-Vilela, 2005). Durante aquellos años se desarrolló una importante movilización de estudiantes de psicología en Brasil, que fue el reflejo más general de las movilizaciones sociales. Como ejemplo se puede mencionar el agrupamiento ENEPsi, conformado por estudiantes de psicología, que estuvo en vigor a finales de los años sesenta y retornó en la década siguiente, luego de que la interdicción militar prohibiera cualquier tipo de manifestación pública en los establecimientos educativos en 1969 (Ribeiro, 2007). En consecuencia, a partir de 1976 se comenzaron a desarrollar los Encontros Nacionales de Estudantes de Psicologia, al margen de otros eventos regionales como el I Encontro Sul-Riograndense de Estudantes de Psicologia, organizado en São Paulo en 1971 (Bocklage, 1971). 297
Gonzalo Salas (editor)
Simultáneamente a lo que acontecía en toda la región, en Honduras también se llevaron a cabo varios procesos de gestión estudiantil en psicología. A comienzos de los años setenta, luego de haber transcurrido nueve años de iniciada la formación en psicología, con la creación de la Carrera de Psicología General, en 1961, los estudiantes de psicología de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, promovieron la Asociación de Estudiantes de Psicología: “Como era natural, el número de estudiantes al comienzo de la carrera de Psicología era pequeño y formado, casi exclusivamente, por maestros de educación primaria, con gran predominio del sexo femenino. Esta situación ha sido una constante en el alumnado de la carrera que se mantiene hasta hoy, con la diferencia de que, a partir de mediados de los 70´, se empezaron a inscribir alumnos que no eran maestros. Los pequeños grupos iniciales facilitaban el proceso de interrelación entre docentes y estudiantes, propiciándose un ambiente amistoso y cordial, lo que permitía la fácil solución de cualquier problema. Sin embargo, en la UNAH había una gran actividad política estudiantil a nivel de los diferentes frentes, lo que, a lo mejor, influyó para que, ya en 1970, se había formado una Asociación de Estudiantes de Psicología que, aunque no contaba con una legislación formal, eran reconocidos y tomados en cuenta por el Consejo de Profesores. En 1972 se elaboran los estatutos correspondientes los que, una vez aprobados, le dieron existencia legal a la Asociación, la que, entre otras cosas, logró la creación de un Comité Académico paritario —3 docentes y 3 estudiantes— y cuya coordinación le correspondió al coordinador de la carrera. Este comité tuvo mucha influencia en los asuntos académicos de la carrera de psicología y es a partir de 1976, que en la elección del coordinador de la carrera de psicología participan igualitariamente docentes y estudiantes” (Donaire, 2002, p. 49). De este conjunto de actividades, merece destacarse la actividad estudiantil que se generó en México. En ese país, los estudiantes de psicología no sólo motorizaron el primer evento regional de corte estudiantil en psicología del que se tiene noticias, sino además, favorecieron el desarrollo institucional de la psicología mexicana. Según Korban de Shein (1997), “en 1957, se llevó a cabo el Primer 298
Historias de la psicología en América del Sur
Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología, organizado por estudiantes de las generaciones de 1955 y 1956. En él se plantearon por primera vez los problemas de tipo profesional y académico que enfrentaba la psicología en casi todos los países latinoamericanos. Es importante señalar que el Dr. Lara Tapia afirma que este Congreso constituyó un antecedente importante para la creación de la Facultad de Psicología” (Korban de Shein, 1997, p. 67). Si bien no se ha podido documentar más extensamente el desarrollo de este evento, hay razones para suponer que tal evento no fuera gestionado únicamente por los estudiantes, ni que tampoco fuera convocado como un evento exclusivamente estudiantil. En el rastreo bibliográfico realizado, se ha podido tomar conocimiento de dos referencias cruzadas que indican la realización de un congreso en 1957, en México: I Congreso Latinoamericano de Psicología Profesional (Feijoó, 1980) y Primer Congreso Latinoamericano de Psicología (Donaire, 2002). Como sea que haya sido, las referencias no invalidan la probable participación y promoción de los estudiantes en la gestión del citado evento. Es muy probable que el evento se organizara conjuntamente entre docentes y estudiantes. A juzgar por estos acontecimientos, los estudiantes de psicología han sido inquietos actores en la historia de la psicología en América Latina. No sólo los mayores han realizado contribuciones importantes para la psicología, sino también, los menores han contribuido significativamente con el desarrollo y el fortalecimiento de la psicología en la región. Por el momento, el estado actual de las fuentes documentales y las breves referencias encontradas no nos permiten brindar más detalles de las actividades estudiantiles reseñadas. Cuando los estudios históricos sobre la psicología en la región latinoamericana se hagan más extensivos y recubran el tópico estudiantil, probablemente se pueda contar un conocimiento más acabado de estos eventos. No obstante, es importante contextualizar el tiempo histórico en el que se han desarrollado estas actividades, ya que su encuadre histórico-social puede habilitar una mayor compresión de las realizaciones estudiantiles. La mayoría de tales realizaciones se inscriben 299
Gonzalo Salas (editor)
en un contexto internacional y regional de gran agitación social, política, cultural e ideológica predominante en los años 1960 y 1970. Se trata del tiempo posterior a la finalización de la segunda guerra mundial, el comienzo de la guerra fría, la revolución cubana, el lanzamiento de las bombas atómicas, el alunizaje, etc. Fue el tiempo de las grandes movilizaciones estudiantiles, que si bien no eran inéditas, máxime si se recuerda el activismo estudiantil de la reforma universitaria de 1918 en Córdoba, Argentina, no obstante, tiene en el renombrado mayo francés del 68´ un parteaguas histórico. En el caso particular de América Latina, y principalmente en la región del cono sur es primordial situar los diversos procesos políticos conflictivos y las dictaduras militares, que deterioraron profundamente el tejido social de las naciones afectadas. Las universidades y sus cuadros docentes y estudiantiles fueron blancos de la represión político-ideológica más generalizada, que en muchos casos llegó a la desaparición, tortura y muerte de numerosas víctimas. A esta conflictiva, cabe sumar el contexto dependiente, subdesarrollado y periférico de las sociedades latinoamericanas, que desde el punto de vista socioeconómico y político fueron perdiendo la capacidad de responder eficazmente a los problemas de pobreza, desempleo, marginalidad, exclusión, endeudamiento, etc. Ese paisaje internacional de los años sesenta fue propicio para todo un movimiento contracultural, de lucha, resistencia y activismo político, así como el terreno favorable para nuevas improntas y tendencias culturales, como el hippismo, el rock and roll, el consumo de psicotrópicos, etc. (Roszak, 1970). No es casual que en esos años tuviera lugar la aparición de los nuevos movimientos sociales, que a diferencia de los anteriores —como el movimiento obrero donde el foco del activismo se centraba en la reivindicación de las condiciones materiales— se plantea un activismo reivindicatorio de los recursos simbólicos y culturales (Seoane, Taddei y Algranati, 2011). Como es visible, el clima de movilización fue mucho más amplio que lo propiamente estudiantil. Incluso, el movimiento estudiantil no se redujo únicamente a la actividad universitaria, sino que involucró a los estudiantes de la educación media y la educación superior no universitaria. Sin embargo, el activismo 300
Historias de la psicología en América del Sur
estudiantil se recorta como un fenómeno empírico específico, que si bien se enlaza con un tiempo social más general, no obstante, responde a intereses determinados (Aranda, 2000; Ortega, 2010). En los claustros académicos, los estudiantes favorecieron la revisión de los contenidos enseñados, promovieron nuevos enfoques curriculares y movilizaron cambios institucionales, además de organizar una importante cantidad de actividades científicas y profesionales. Fuera de los claustros académicos, los estudiantes bregaron por las causas sociales, se comprometieron políticamente y extendieron su acción hacia la comunidad. Desde luego, no es posible establecer una tajante división entre el interior y el exterior de la universidad, como si se tratara de una isla académica en un mar social. En rigor, la universidad estaba socialmente politizada. Dentro y fuera de la universidad, los debates, las protestas y los reclamos continuaban. Hay que tener presente que al interior del campo de la psicología, durante estos años, se estaba asistiendo a la llamada crisis de la psicología social, que si bien tuvo su inicio en el contexto internacional, lógicamente encontró su reflejo y particularidad en América Latina. Dicha crisis, cuya amplitud desbordó el área psicosocial, fue el marco donde se debatió sobre el rol del psicólogo, su compromiso social y político, y la importancia de propiciar una psicología comprometida con las causas sociales. En el plano profesional se entendía que el psicólogo debía ser un “agente de cambio” y en el plano disciplinar se propiciaba el desarrollo de una psicología con “relevancia social”. Por otra parte, tal como se ha indicado, varias de las gestiones realizadas por los estudiantes de psicología se inscribieron en el tiempo inmediatamente posterior a la creación de las carreras de psicología en América Latina. Salvo en Chile que inició en 1947 y en Colombia en 1948, en el resto de los países de la región, la formación comenzó a partir de la década de 1950 (Alarcón, 2002; Ardila, 1986; Gallegos, 2009). En consecuencia, es llamativo y auspicioso constatar que desde los primeros años de iniciada la formación en psicología, los estudiantes crearon revistas especializadas, organizaron sociedades y llevaron a cabo diversos eventos académicos. 301
Gonzalo Salas (editor)
La gestión estudiantil en el presente: congresos de psicología Si en el pasado se pudieron registrar y concretar diversas acciones pioneras del movimiento estudiantil en la psicología latinoamericana, también en el presente se puede constatar el mismo nivel de significación de la actividad estudiantil en la región. Por ejemplo, en años recientes, los estudiantes han organizado varios eventos científicos y también han planteado diversas organizaciones de coordinación y gestión de las actividades académicas. En algunos casos, varias de las iniciativas han funcionado de manera intermitente y no han tenido una continuidad en el tiempo. En otros casos, por el contrario, las iniciativas han sido de largo alcance y se han mantenido en el transcurso del tiempo. En la Tabla 1 se reseña algunos de los eventos estudiantiles nacionales, aunque desde luego, el registro es mucho más extenso que lo consignado. Tabla 1. Eventos Estudiantiles Nacionales País Argentina
Nombre
Ciudad
Año
Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología
Córdoba
1974
Jornadas Curriculares de Investigación de Estudiantes de Psicología
Rosario
2002
Encuentro Nacional de Estudiantes de Psicología
Rosario
2003
III Encuentro Nacional de Estudiantes de Psicología Social
Mendoza
2007
I Encuentro Nacional de Estudiantes de Psicología
San Luis
2008
Córdoba
2013
II Encuentro Nacional de Estudiantes de Psicología
302
Historias de la psicología en América del Sur
Bolivia
Congreso Nacional de Es- Cochabamba tudiantes de Psicología
2000
Brasil
V Encontro Regional de Estudantes de Psicologia do Norte e Nordeste
Sobral
2009
XVIII Encontro Regional dos Estudantes de Psicologia da Região Sul
Londrina
2009
XXVI Encontro Nacional de Estudantes de Psicologia
Goiana
2013
I Convención Nacional de Estudiantes de Psicología
Santiago
2000
I Congreso Metropolitano de Estudiantes de Psicología
Santiago
2006
Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología
Talca
2008
XII Encuentro Nacional Estudiantil en Torno a la Psicología Comunitaria
Valparaíso
2012
I Convención de Estudiantes de Psicología
Barranquilla
1974
I Encuentro Distrital de Estudiantes de Psicología
Bogotá
2003
I Congreso Regional de Estudiantes de Psicología
Medellín
2009
Cali
2010
Chile
Colombia
Jornadas Psicológicas GEPUA
XIII Encuentro Nacional Bucaramanga de Estudiantes de PsicologíaB
2000
Grupo Estudiantil y Profesional de Psicología de la Universidad del Valle. La serie de estos encuentros ha estado a cargo de la organización estudiantil ANEPSI. Más tarde, estos encuentros ampliaron la convocatoria al plano latinoamericano (ver más adelante). A B
303
Gonzalo Salas (editor)
Ecuador
I Congreso Ecuatoriano de Estudiantes de Psicología
Quito
2008
Encuentro Regional de Estudiantes de Psicología
Quito
2009
III Jornadas de Estudiantes de Psicología
Asunción
1983
I Congreso Científico Nacional de Estudiantes de Psicología del Paraguay
Asunción
2007
I Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología
Lima
1975
I Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología
Lima
2005
I Congreso Nacional Estudiantil sobre Psicología de la Personalidad
Huancayo
2008
VIII Coloquio Nacional de Estudiantes Investigadores en Psicología
Lima
2009
I Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología Aplicada
Chimbote
2009
Puerto Rico
II Jornada Estudiantil de Investigación en Psicología
San Juan
2009
Uruguay
V Congreso de Estudiantes Universitarios de Psicología
Montevideo
2007
Venezuela
Encuentro Nacional de Estudiantes de Psicología
Caracas
2005
Paraguay
Perú
IV Congreso de Estudiantes Caracas de Psicología
2013
Como es posible apreciar, los estudiantes de psicología en América Latina han tenido una importante actividad de gestión académica y científica. La mayoría de estos eventos fueron impulsados por los propios estudiantes de psicología. En algunos casos, han contado con 304
Historias de la psicología en América del Sur
la colaboración de alguna institución académica o profesional. La modalidad más frecuente de estas organizaciones fue el “encuentro” y en menor grado los “congresos” y las “jornadas”. Las temáticas más presente en casi todas las organizaciones fueron: la enseñanza y formación en psicología, la historia de la psicología, la investigación en psicología y el énfasis en algún área de la psicología —social, clínica y comunitaria—. Una característica común que atraviesa a todas estas organizaciones es la falta de continuidad entre los diversos eventos organizados en un mismo país. Generalmente los estudiantes han preferido comenzar una nueva organización en lugar de continuar con las iniciadas en el pasado. En varios países, por acción u omisión, puede indicarse este proceder. No obstante, existen algunos eventos que han logrado mantenerse más allá de la vida efímera de los estudiantes en los claustros universitarios. Tal es el caso de Brasil, donde se registra una organización de más de tres décadas, dado que el primer Encontro Nacional de Estudantes de Psicologia se concretó en 1976 y todavía se continúan desarrollando (Ribeiro, 1998, 2007). Por su parte, en Colombia, los Encuentros Nacionales de Estudiantes de Psicología se vienen desarrollando desde la década de 1980. En México no tenemos datos fehacientes, pero se puede reconocer una larga tradición de eventos estudiantiles. En este punto, también vale destacar la importante continuidad en el tiempo de los eventos sobre la psicología comunitaria organizados por los estudiantes en Chile, que a partir del 2013 se denomina Acción Comunitaria. Como se anticipara, los estudiantes también han organizado eventos de características regionales desde muy temprano. Si tenemos en cuenta que el I Congreso Latinoamericano de Psicología se organizó en 1950, en Montevideo, Uruguay, y el I Congreso Interamericano de Psicología en 1953, en Santo Domingo, República Dominicana (Gallegos, 2012a y b), la organización del primer evento regional de estudiantes de psicología tuvo lugar pocos años después, tal como se observa en la Tabla 2. Esto refleja que los estudiantes también se han interesado por establecer lazos más allá de las propias fronteras y han logrado proyectar sus organizaciones en el plano regional. 305
Gonzalo Salas (editor)
Tabla 2. Eventos Estudiantiles Latinoamericanos Nombre
Ciudad
Año
I Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología
México
1957
I Congreso Científico Latinoamericano de Estudiantes de Psicología
Mendoza
1997
II Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología
Santiago
1999
II Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología
Arica
2002
I Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología
Lima
2007
Tal como se indicara más arriba, el Primer Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología, organizado en México, en 1957, es el primer evento estudiantil que se registra en esta parte del continente. Luego le siguieron una serie de eventos con la misma impronta de gestionar una convocatoria regional. En general, ninguno de los eventos consignados en la Tabla 2 guarda una relación de continuidad temporal con los anteriores, salvo el organizado en Santiago (1999) que se propuso como una continuidad del realizado en Mendoza (1997), aunque sin el calificativo de “científico” en su denominación. De esta serie, quedó en organizarse un tercer evento en Belo Horizonte —Brasil—, pero nunca llegó a concretarse. Más recientemente, la serie de congresos regionales fue retomada a partir del realizado en Lima (2007), y en su haber ya se cuenta con varias organizaciones: Asunción (2009), Quito (2011) y Bogotá (2013). En la actualidad, el COLAEPSI2 es el evento de mayor fuerza que se viene propiciando en América Latina desde la gestión estudiantil en psicología. En la listas de los eventos regionales, cabe agregar aquellos 2 Siglas que abrevian el Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología iniciado en Lima (2007). 306
Historias de la psicología en América del Sur
congresos que surgieron desde el contexto más local de cada país y luego se extendieron al contexto regional, como por ejemplo en México y Colombia. En ambos países se organizaron diversos eventos latinoamericanos, montados sobre la organización de los eventos nacionales preexistentes. También es importante consignar los eventos estudiantiles de psicología que plantearon una convocatoria de tipo internacional. Algunos se extendieron desde la organización nacional al plano latinoamericano y luego al plano internacional —como en el caso de Guadalajara, 2006— y otros surgieron directamente como una convocatoria internacional. La Tabla 3 contiene algunos de los eventos documentados hasta el momento. Tabla 3. Eventos Estudiantiles Internacionales Nombre II Congreso Internacional de Estudiantes de Psicología
Ciudad
Año
Lima
1997
XXI Encuentro Nacional, XVI Latinoame- Guadalajara ricano y II Internacional de Estudiantes de Psicología
2006
III Congreso Internacional de Estudiantes de Psicología
Bogotá
2007
I Encuentro Internacional Inter-Estudiantil de Psicología y Educación
Acapulco
2008
VII Encuentro Internacional de Estudiantes de Psicología
La Habana
2012
En el caso de los eventos internacionales, organizados en América Latina3, también se repite la misma discontinuidad de 3 Cabe aclarar que se han organizado innumerables eventos internacionales de estudiantes de psicología en otras regiones del mundo (Benito, 2007; Gallegos, 2009). En este trabajo, solo se mencionan los eventos internacionales organizados por los estudiantes latinoamericanos, que tuvieron lugar en la región de América Latina y el Caribe. 307
Gonzalo Salas (editor)
los eventos nacionales y regionales. Ninguno de los eventos reflejados en la Tabla 3 mantiene una correlación organizacional, todos surgieron como iniciativas independientes. El congreso de Bogotá (2007) no llegó a realizarse debido a problemas internos de la organización y la superposición con otros congresos. El evento fue reprogramado para el primer semestre del año siguiente, pero tampoco llegó a materializarse. No obstante, los eventos estudiantiles internacionales que más continuidad han mantenido en el tiempo son los organizados en Cuba; tales eventos se vienen organizando bianualmente desde el año 2000 en La Habana. Asociaciones estudiantiles de psicología En el recuento de las iniciativas estudiantiles de psicología en América Latina se puede constatar diversas acciones de gestión institucional. Muy tempranamente se organizaron dos asociaciones estudiantiles de psicología: la Federación Universitaria de Psicología —Colombia— y la Asociación de Estudiantes de Psicología —Venezuela—. En la actualidad también se han desarrollado múltiples iniciativas, tendientes a favorecer la organización de los estudiantes de psicología, cuyas iniciativas se indican en la Tabla 4. Tabla 4. Asociaciones Nacionales de Estudiantes de Psicología País
Nombre
Argentina
Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología —ANEPSI—
Bolivia
Sociedad Científica de Estudiantes de Psicología — SOCEPSI—
Brasil
Coordenação Nacional dos Estudantes de Psicologia —CONEP—
Chile
Organización Chilena de Estudiantes de Psicología —OCEP—
308
Historias de la psicología en América del Sur
Colombia
Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología — ANEPSI—
Costa Rica
Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología de la Universidad de Costa Rica
Ecuador
Red Ecuatoriana de Estudiantes de Psicología —REEPSI—
Honduras
Movimiento de Estudiantes de Psicología —MEP—
Paraguay
Asociación Paraguaya de Estudiantes de Psicología —APEP— Sociedad Científica Paraguaya de Estudiantes de Psicología —SOCIPEPS—
Perú
Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología — ANEPSI—
Puerto Rico
Asociación de Estudiantes de Psicología —AEPSIC— Asociación de Psicología para la Promoción de la Investigación Estudiantil —APPIE—
Venezuela
Federación Venezolana de Estudiantes de Psicología —FEVEPSI—
La CONEP, impulsada en los años setenta en Brasil, es una de las organizaciones estudiantiles más antiguas de América Latina, que todavía sigue funcionando. También ANEPSI en Colombia puede situarse como otra de las organizaciones estudiantiles de más tradición en la región, que aún tiene vigencia. En sendas asociaciones estudiantiles se puede constatar un alto grado de organización y funcionamiento, así como un alto grado de formalización y desempeño institucional. La ANEPSI colombiana ha servido de modelo e imitación para las organizaciones estudiantiles de Argentina y Perú (Benito, 2007). El resto de las organizaciones estudiantiles son de reciente conformación. Cabe aclarar que algunas iniciativas estudiantiles, como las impulsadas por los centros de estudiantes de psicología, no han sido consideradas por dos razones fundamentales: a) sería imposible poder abarcar todas las gestiones estudiantiles; b) los centros de 309
Gonzalo Salas (editor)
estudiantes tienen una acción más bien local y situada alrededor de una institución, con lo cual se hace imposible el rastreo de la información. No obstante, vale dejar aclarado que existen innumerables actividades desarrolladas por los estudiantes de psicología en los diferentes países de la región, más allá de las indicadas en este trabajo. Entretanto, también es importante señalar algunas gestiones estudiantiles que han tenido por objetivo la constitución de alguna organización de mayor alcance que las concretadas a nivel nacional. En la Tabla 5 se mencionan algunas de las iniciativas estudiantiles de tipo regional e internacional4. Tabla 5. Asociaciones Internacionales de Estudiantes de Psicología Nombre Sociedad Latinoamericana de Estudiantes de Psicología —SOLEPSI— Asociación Latinoamericana de Estudiantes de Psicología —ALEP— Federación Americana de Estudiantes de Psicología —FAEP— Comité Internacional para la Organización de Estudiantes de Psicología —COMITEPSI—
De todas las iniciativas citadas en la Tabla 5, la SOLEPSI aparece como la de mayor actividad y proyección en los últimos años. La ALEP, devenida en Asociación Latinoamericana de Estudiantes de Psicología Científica —ALEPSIC—, fue disuelta en 2004 y la FAEP no llegó a materializarse. Por su parte, el COMITEPSI —ya inactivo— más que una organización de estudiantes de psicología, se presentó como una instancia intermedia de gestión y difusión de las actividades estudiantiles.
4 Solo se consideran las iniciativas impulsadas por los estudiantes de América Latina. 310
Historias de la psicología en América del Sur
Revistas estudiantiles de psicología Entre las gestiones que han llevado a cabo los estudiantes también se puede considerar la creación de diversas revistas estudiantiles de psicología (Arbaiza-Bayona, 2012), apuntadas en la Tabla 6. Algunas revistas son de carácter científico y otras tienen un rol más divulgativo e informativo. No obstante, en su conjunto, se presentan como buenos instrumentos de comunicación entre los estudiantes y contienen el mérito de visibilizar las diversas producciones realizadas por ellos mismos. Tabla 6. Revistas Estudiantiles de Psicología País
Nombre
Argentina Psiencia. Revista de Psicología para Estudiantes y Jóvenes Graduados —Proyecto COBAND — Éxodo. Psicoanálisis, historia y escritura —Universidad Nacional de Rosario— La Oreja —Universidad Nacional de Rosario— Diálogos —Universidad Nacional de San Luis— Bolivia
Explorando Psicología
Brasil
Movimente —Boletín Informativo de los Estudiantes de Psicología del Norte y Nordeste— TransFormações em Psicologia —Universidade de São Paulo— Mosaico —Universidad Federal de Minas Gerais—
311
Gonzalo Salas (editor)
Chile
Ktarcis —Universidad ARCIS— Revista Chilena de Estudiantes de Psicología Pánico en Crisis —Universidad de Chile— Ontogenia Psicoeduca
Colombia Contextos —ANEPSI— Laberinto —Universidad Nacional de Colombia— Revista de Estudiantes de Psicología —Universidad de los Andes— Revista de Psicología GEPU —Universidad del Valle— Psyké. Revista de Estudiantes de Psicología —Pontificia Universidad Javeriana— Revista Indago —Universidad Nacional de Colombia— Costa Rica
Wimb Lu. Revista Electrónica de Estudiantes de Psicología —Universidad de Costa Rica—
Perú
Palingenesia —Universidad Peruana Los Andes— Archivos Psicológicos —Universidad Ricardo Palma— Psique: Anuario de Estudiantes de Psicología —Pontificia Universidad Católica del Perú—
Uruguay
Revista del Centro de Estudiantes Universitarios de Psicología —Universidad de la República—
En general, estas revistas surgieron de la propia iniciativa de los estudiantes de psicología con el objetivo de dar a conocer el producto de sus ideas, trabajos e investigaciones. Algunas iniciativas ya han quedado en la historia, otras se vienen desarrollando en los últimos años y algunas recién comienzan a dar sus primeros pasos. Entretanto, otras han llegado a formalizarse en una revista cientí312
Historias de la psicología en América del Sur
fica indexada y de buena calidad, como en el caso de Psiencia en Argentina, que había comenzado como una revista gestionada por estudiantes y ahora continúa con la labor de jóvenes profesionales. Durante el 2do COLAEPSI (Asunción, 2009) se desarrolló el I Encuentro Internacional de Revistas de Estudiantes de Psicología, con el fin de intercambiar ideas y fortalecer la edición de las mismas. Ese encuentro puede ubicarse como un hito de la organización estudiantil de psicología en América Latina, dado que sería el primer evento de esas características que se conoció en la región. Si bien es cierto que los mayores ya han organizado diferentes encuentros de editores de revistas científicas en psicología en los últimos años en la región, no obstante, esa iniciativa estudiantil sería la primera. De acuerdo a estas experiencias, es posible augurar un futuro altamente significativo tanto en la edición de revistas como en la difusión del conocimiento estudiantil en psicología. Escenarios futuros del movimiento estudiantil en psicología “Ignorar la historia es asegurar que los eventos actuales también van a ser ignorados por las siguientes generaciones. Todos existimos y trabajamos en un contexto, en un flujo histórico, y creer que nada existió antes de nosotros es un signo de crasa ignorancia” Rubén Ardila, 2007. Como en el pasado, los estudiantes de psicología vuelven a ser constructores de un movimiento que tiende a favorecer el desarrollo la ciencia y la profesión psicológica. Si en décadas atrás pudo registrarse una activa participación de los estudiantes de psicología en tareas relacionadas con la organización de eventos científicos y académicos, la defensa de la profesión, la creación de instituciones científicas y académicas, la difusión del conocimiento psicológico, la generación de diversas publicaciones, hoy, contemporáneamente, los estudiantes de psicología también se visualizan como activos protagonistas del desarrollo de la psicología. Es cierto que el tiempo histórico y las condiciones sociales, políticas, culturales e 313
Gonzalo Salas (editor)
ideológicas han cambiando sustancialmente. Las matrices ideológicas que guiaron a los estudiantes durante los años 1960 y 1970 no son las mismas que las actuales, así como tampoco la sociedad que las envolvió y viabilizó. Tampoco son las mismas causas ni las mismas prácticas, más allá de cierta recurrencia en las actividades y los emprendimientos realizados. De igual forma, también se modificaron los marcos teóricos que habían servido para interpretar y comprender las sociedades y aquellas movilizaciones del pasado. En el acontecer de la historia, pasaron las décadas de 1980 y 1990 donde también cambiaron radicalmente muchas cosas. La caída del muro de Berlín, la llamada década pérdida en América Latina producto del endeudamiento externo, la reconfiguración del mercado laboral con la consecuente flexibilización del mismo, la extensión de la globalización y la virtualidad, la conformación de un lazo cultural diferente, donde el consumo y el individualismos fueron rasgos sobresalientes, etc. En base a todo este reconocimiento, es inevitable realizar la siguiente pregunta: ¿Cuáles pueden ser los escenarios futuros del movimiento estudiantil en la psicología latinoamericana? A juzgar por las acciones realizadas en el pasado, todo indica que los estudiantes de psicología en la región van a seguir teniendo una importante y vital participación en el desarrollo de la psicología, tanto en el contexto académico y científico como en el profesional e institucional. Sin embargo, es necesario reparar en algunas cuestiones clave. Por ejemplo, la organización de los eventos estudiantiles no ha mantenido una constancia en el tiempo y tampoco ha mantenido una coherencia de propósitos. En cierta medida, la inconstancia y la falta de coherencia han sido unas de las características de la organización de la psicología en América Latina en su conjunto. Es decir, no sólo se trata de una cuestión de adolescencia —los menores—, sino también de inmadurez —los mayores—. Varios de los eventos y organizaciones gestionados por los mayores, también han sufrido inconvenientes y múltiples cortocircuitos. Así se han visto gestar diversas sociedades y organizaciones con fines superpuestos y competitivos. 314
Historias de la psicología en América del Sur
Muchas de tales instituciones han quedado en el camino y otras han logrado superar la barrera del tiempo, consiguiendo acercar posiciones de encuentro y colaboración. De esa historia es importante sacar provecho, ya sea para el desarrollo más general de las organizaciones de la psicología en la región como para el desarrollo futuro de las iniciativas estudiantiles específicamente. En este sentido, sería recomendable que los estudiantes puedan acercar sus posiciones y trabajar sus diferencias para fortalecer varios de los proyectos que se han venido realizando de manera fragmentaria. Para esto no existen recetas mágicas; todo depende de la labor que quieran asumir. Del mismo modo, sería recomendable que los estudiantes puedan desarrollar proyectos más pluralistas y acordes con los actuales procesos de integración regional y democratización institucional. No es azaroso que las instituciones psicológicas de América Latina que más han perdurado en el tiempo fueron aquellas que pudieron salir del egocentrismo y de las preferencias personales para abrirse a la cooperación y colaboración entre pares. La democratización institucional, la integración regional y los procesos de participación plural son signos de madurez regional que los estudiantes sabrán adoptar para sus futuras iniciativas. Con todo, es preciso señalar que la distancia entre las viejas iniciativas y las que se están llevando cabo refleja la importancia de la perspectiva historiográfica no sólo para dar cuenta de los acontecimientos del pasado, sino además, para ubicar en el pasado una fuente de conocimientos y experiencias de amplia significación. La revisión crítica del pasado puede contribuir de diversas maneras para pensar el presente y proyectar el futuro, toda vez que la historia sea conceptualizada como fuente de aprendizaje, instancia de aplicación y recaudo preventivo. Hasta ahora, los estudiantes han podido ser activos protagonistas del desarrollo de la psicología, tanto en el terreno más local de cada país como en el contexto más general de América Latina. La historia más pretérita y la historia más reciente indican que los estudiantes van a tener un protagonismo relevante en el escenario más cercano de la psicología en la región. Nuestro anhelo es que se puedan concretar muchos de los proyectos que vemos gestarse. Para 315
Gonzalo Salas (editor)
ello será necesario aprender de la historia y aplicarla en las futuras iniciativas. De este modo, la historia cumplirá con el objetivo de prevenir los errores y reforzar los aciertos del pasado. Referencias Anónimo. (1977). Depoimento de uma quintanista. Rádice, 1(4), 19. Anónimo. (1981). Acerca de Ira. Jornada sobre Actualizaciones en Psicoterapias para Estudiantes. Balance al mes de abril de 1981 y perspectivas. Rosario: Colegio de Psicólogos de Rosario. Mimeo. Anónimo (1983). Editorial. Psicología y Sociedad, 1(1), 5. Anónimo. (1985). Editorial. Psiconotas, 7, 1. Anónimo. (1995). Editorial. ProSesos, 1, 4. Alarcón, R. (2000). Historia de la psicología en el Perú. De la Colonia a la República. Lima: Universidad Ricardo Palma. Alarcón, R. (2002). Estudios sobre psicología latinoamericana. Lima: Universidad Ricardo Palma. Aranda, J. (2000). El movimiento estudiantil y la teoría de los movimientos sociales. Convergencia, 21, 225-250. Arbaiza-Bayona, A. (2012). Revistas Científicas Estudantis de Psicologia na América Latina. Revista Colombiana de Psicologia, 21(1), 151-164. Ardila, R. (1973). La psicología en Colombia: Desarrollo histórico. México: Trillas. Ardila, R. (comp.). (1978). La profesión del psicólogo. México: Trillas. Ardila, R. (1986). La psicología en América Latina: pasado, presente y futuro. México: Siglo XXI. Ardila, R. (2007). Comunicación personal a propósito de los eventos estudiantiles de psicología en América Latina. Comunicación por correo electrónico. Benito, E. (2007). Los estudiantes de psicología en Latinoamérica. Psicología Interamericana, 88. Disponible en: http://www.academia. edu/232687/Los_Estudiantes_de_Psicologia_en_Latinoamerica Benito, E. (2008). Presente y perspectivas de la organización de estudiantes de psicología en Argentina. Cuadernos de Neuropsicología, 2(1), 40-45. Bocklage, V. (1971). I Encontro Sul-Riograndense de Estudantes de Psicologia. Psico, 2, 80-82. Brunner, J. (1986). El movimiento estudiantil ha muerto. Nacen los movimientos estudiantiles. In J. Tedesco y H. Blumenthal (Comps.), La juventud universitaria en América Latina. Caracas: CRESAL/ UNESCO. 316
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CAPÍTULO 14
Una historia reciente: Los congresos latinoamericanos de estudiantes de psicología (2007-2013) Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule Jonathan Ayala, Universidad del Cono Sur de las Américas Christian Jibaja, Universidad del Pacífico Fernando Nazaret, Universidad Nacional de San Luis En memoria de Fernando Nazaret Andrada
Se realiza una breve revisión documental de los Congresos Latinoamericanos de Estudiantes de Psicología —COLAEPSI— organizados por la Sociedad Latinoamericana de Estudiantes de Psicología*—SOLEPSI— entre los años 2007-2013. Se intenta describir las principales actividades realizadas y los avances obtenidos en los congresos realizados en Perú, Paraguay, Ecuador y Colombia para concluir con algunas observaciones como el énfasis del aspecto social en los congresos, áreas temáticas como la convocatoria y priorización de ponencias estudiantiles. Es importante destacar que no se pretende abarcar la totalidad de ángulos desde los cuales podríamos visibilizar los congresos, lo cual es una tarea poco viable por lo que no se analizarán por ejemplo los detalles de las conferencias, las implicancias políticas ni los liderazgos * Existe un video histórico oficial de los 5 años de SOLEPSI desarrollado por Jorge Quispe (2012a), donde reconocidos psicólogos de todo el continente americano junto a líderes estudiantiles en psicología entregan un saludo a la organización. ver en: http://www.youtube.com/watch?v=dh1iWoLMP30 321
Gonzalo Salas (editor)
fundamentales de estudiantes comprometidos con este proyecto, lo cual no significa que no sea necesario, sino que queda abierto el espectro para futuras investigaciones. La perspectiva utilizada para este abordaje historiográfico es la historia inmediata, debido a la necesidad de la revisión de la historia a la mayor brevedad posible, de modo que se constituya como guía para decisiones futuras (Barros, 2009). No obstante, es indispensable remarcar que la realización de la historia reciente, por lo general, conlleva a una dificultad metodológica, debido a que la generación descrita se encuentra aún vigente; y por tanto se podrían producir una serie de cuestionamientos producto de la cercanía cronológica de los eventos descritos y la susceptibilidad que puede estar aún manifestada. Por esta razón, es pertinente aclarar que esta historia no pretende ser una visión única y arbitraria sino una perspectiva construida por los autores, como pueden existir otras visiones. Los estudiantes de psicología y los congresos estudiantiles Los trabajos de investigación relacionados con participación estudiantil en psicología son escasos (Benito, 2007; Echeverría, 2011; Echeverría, Pacenza y Urquijo, 2011; Gallegos, 2009), ya que las principales líneas de investigación se relacionan fundamentalmente con el tema de formación de psicólogos como por ejemplo el significativo proyecto de la Sociedad Interamericana de Psicología —SIP— (Alonso y Eagly, 1999; Toro y Villegas, 2001; Villegas, Marassi y Toro, 2003) cuyo registro se manifiesta en la edición de tres libros sobre la materia1. En la historia de los congresos de psicología en Latinoamérica, existe un marcado protagonismo de destacados académicos y profesionales (Alarcón, 2004; Ardila, 2011) quienes buscan seguir en constante actualización sobre los avances de la psicología latinoamericana, donde además se destaca la institucionalidad de la 1 Para ver los libros en formato digital: http://www.coedu.usf.edu/zalaquett/ SIP/libros.html 322
Historias de la psicología en América del Sur
organización que promueve este tipo de eventos, no obstante, la presencia de estudiantes tiende a ser relativamente mínima, a pesar de que diversos profesores los animan a participar. Quizá esto se deba más a un rol pasivo que asumen la mayoría de los estudiantes, siendo únicamente asistentes o parte del equipo colaborador de la organización, pero sin desempeñar un papel protagónico. Es curioso encontrar aquello, porque aunque existen dificultades en el rol participativo de los estudiantes se han promovido cambios sustanciales en el desarrollo de su vida universitaria (Soler, Palliser, Planas, Fullana y Vilà, 2012). La presencia de los estudiantes de psicología en América Latina no ha sido breve; desde 1947 los primeros programas de psicología se crearon en el cono sur del continente en Chile y Colombia (Ardila, 1986, 2004, 2010; Salas y Lizama, 2013), por lo que para referirse al movimiento estudiantil de psicología en América Latina, se requiere de un análisis exhaustivo acerca de las concepciones y necesidades que surgieron en los estudiantes para congregarse y formar organizaciones que centralizaran los esfuerzos en relación a las actividades que movilizaban sus intereses. Las acciones se suscitaban a partir de la propia visión de los estudiantes en función a como percibían su proceso de formación al interior de la universidad. En este contexto, el ímpetu y entusiasmo por gestionar el conocimiento, avance y posicionamiento de la psicología no solo recayó en los profesionales y académicos, sino también en los estudiantes de psicología. Esta inquietud, en muchos casos propia de la edad, hizo que los estudiantes de psicología mantuvieran el compromiso con la carrera, llevándolos a idear diferentes escenarios en favor del fortalecimiento de la disciplina en todas sus dimensiones. De esta manera, se concuerda con Gallegos (2009) quien refiere que a lo largo de la historia, los estudiantes de psicología han favorecido y contribuido de manera significativa al desarrollo de la psicología en diversos ámbitos de acción y gestión. No hay duda que la motivación y necesidad de fortalecer la disciplina ha subsistido en todas las generaciones de estudiantes de psicología, o al menos en algunos grupos de ellos. Esto es un fenómeno que se ha manifestado desde la creación de 323
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las escuelas y centros de formación en psicología, sin embargo, puede ser que existan diversos cuestionamientos acerca de si estas actividades u organizaciones que se emprenden tengan la relevancia y la sostenibilidad suficiente en el tiempo para el progreso de la psicología. En esa misma línea, suele hacerse hincapié de la escasa experticia de los estudiantes de psicología, sobretodo en actividades académicas relacionadas con encuentros, seminarios, simposios y/o congresos, los cuales, si bien son eventos que de alguna forma complementan la formación académica y personal del estudiante, éstas no tienden a trascender más allá de los propósitos que han de perseguir los mismos estudiantes y como señala Gallegos (2009), podría suceder que los estudiantes manifiestan el entusiasmo y ganas de realizar cambios en su formación académica, sin embargo, no tienen muy definido el cómo y hacia dónde dirigir esos cambios. Así como los debates que señalan la pertinencia o no, de los estudiantes de psicología en la realización y participación de sus propios eventos académicos, también existen otros que subsistirán probablemente en el tiempo. Estas discusiones se centran en el reconocimiento histórico de la primera edición de congresos de estudiantes de psicología en Latinoamérica, y en la no continuidad y traspaso generacional de dichos eventos que se realizaron en el pasado. Esto evidenció que a través de la historia, se hayan registrado la presencia de al menos tres primeros congresos latinoamericanos de estudiantes de psicología realizados en México D.F 1957, Mendoza 1997 y Lima 2007. Por otro lado, aún existen congresos latinoamericanos de estudiantes de psicología que se celebran con regular periodicidad en un único ámbito local, tal es el caso de los congresos de la Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología de Colombia —ANEPSI–Colombia—2. Incluso uno de los autores de este trabajo participó también en un II Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología realizado en Arica (Salas, 2002). Así como estos congresos, existen otros que son denominados “Interna2 Hasta el 2009 se celebró en Colombia el VIII Congreso Latinoamericano y XIX Nacional de Estudiantes de Psicología: “Avances y perspectivas de la psicología en América Latina” http://www.anepsicolombia.org/congreso/index.html 324
Historias de la psicología en América del Sur
cionales” organizados por diversas instituciones, unidades y escuelas de psicología. Las razones de estos sucesos registrados en la historia, podrían ser diversas, entre las que destacan la poca visibilidad de documentos que muestren la presencia en el pasado de primeros congresos estudiantiles y que sean de conocimiento por parte de los estudiantes, así como también, el carente traspaso generacional que se debe dar al interior de una institución estudiantil de carácter global que preserve y organice estos eventos de generación en generación. Asimismo, por alguna razón no especificada, suele suceder que los actores principales de las organizaciones estudiantiles, en el pasado, dejaron de tener presencia por el término de su ciclo como estudiantes y los nuevos estudiantes que los reemplazaron no supieron ejercer dichos liderazgos, lo que debilitó poco a poco la motivación e interés por seguir organizando eventos que incluyan a gran parte de la comunidad psicológica de varias naciones. Hay que destacar que las interrupciones sobre la continuidad de estos eventos, hace pensar que se tienen que desarrollar mecanismos que aseguren la continuidad y preserven el movimiento académico y de integración social y cultural de los estudiantes en Latinoamérica. En este sentido, recoger dichas experiencias, aunque indirectas de los antecesores, es sumamente valioso para establecer una nueva línea de eventos alrededor de una organización internacional que las promueva y desarrolle. Bajo el punto de vista que se menciona, es válido empezar desde el inicio y sentar las bases de un nuevo proceso histórico del movimiento estudiantil que mire más allá de sus fronteras y que los congresos latinoamericanos sean un capítulo que ayude a crear la síntesis del constante trabajo de integración académica, formativa y de integración social y cultural que se requiere para mantener viva la red. A diferencia de las generaciones pasadas, las actuales gozan ventajas de comunicación, las cuales, se hacen cada vez más fuertes y abren posibilidades de integración ilimitadas. Las generaciones actuales gozan de ello a través de las tecnologías de la información y comunicaciones —TIC— en donde se encuentran las redes sociales. No obstante, es indudable que los retos que se presentan a las nuevas generaciones para mantener activa una red de estudiantes 325
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son distintos y requieren hacer una organización más adaptada a las necesidades del estudiante actual en que se considere su ciclo de vida desde el ingreso hasta su desarrollo académico–profesional y en donde también, se cuente con la participación de los profesionales y académicos de una forma más participativa. Una aproximación que da respuesta a estos nuevos desafíos que deben enfrentar las nuevas generaciones, entre las que se destaca la consolidación de una red que oriente la integración de los estudiantes de psicología de América Latina en todo sentido, son los COLAEPSI organizados por SOLEPSI que surgen con nueva fuerza en nuestra era contemporánea. La preparación del escenario en el Perú El comienzo de este proceso se ha de situar en el segundo lustro del siglo XXI donde un grupo de estudiantes de psicología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos —UNMSM— en Lima desarrollan un nuevo movimiento a partir de la creación de un proyecto que integra a diversos estudiantes de psicología de Latinoamérica y a su vez a parte importante de la comunidad académica y profesional, pero con un enfoque más global que local del desarrollo de redes de integración en la psicología. A la actualidad se han realizado cuatro ediciones COLAEPSI desde su constitución. El primero en Perú en 2007, seguido de Paraguay en 2009, Ecuador en 2011 y finalmente Colombia en 2013. En el año 2005 ocurrieron dos sucesos que probablemente marcarían la visión de aquellos estudiantes que emprendieron la idea de realizar el I COLAEPSI. El primero de estos, fue la organización del Primer Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología por parte de entusiastas estudiantes de psicología peruanos, su sede fue la UNMSM. Este esfuerzo conllevó a la fundación de la Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología del Perú —ANEPSI, Perú—. Sin embargo, es importante precisar que esta iniciativa no fue exclusiva, debido a que en 1975 se habría llevado a cabo otro Primer Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa en el Perú, (Gallegos, 2009), 326
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y que se sólo se desarrollaría hasta una segunda edición. El segundo suceso significativo, fue la organización del Congreso Internacional de Psicología celebrado por la Facultad de Psicología de la UNMSM por los 50 años de vida institucional desde 1955, la cual reunió a importantes psicólogos del ámbito nacional e internacional. Es en este contexto, un mes posterior a la realización del Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología y meses antes del inicio del Congreso Internacional de Psicología, que un grupo de estudiantes de psicología de segundo año de carrera de dicha casa de estudios motivados por las orientaciones y concepciones teóricas en psicología y el avance de la misma, empieza a desarrollar ideas sobre la creación de un evento internacional que trascienda más allá de las fronteras, el cual reúna a destacados académicos de la psicología y que además cuente con la participación de estudiantes locales y del extranjero como expositores de temas de investigación. Tras arduos debates sobre la relevancia de la psicología en la sociedad, en la primera reunión realizada en Agosto de 2005 se establecieron los lineamientos para organizar el congreso (Jibaja y Peña, 2008). Los miembros de este grupo inicial que decidió emprender el proyecto acuerdan no quedarse con el espíritu de un único congreso, ya que tenían el ideal de que este evento continuaría más allá del tiempo transitando por varios países, y promoviendo la integración académica y cultural de los estudiantes de psicología. De esta manera se gestaba el Proyecto SOLEPSI-COLAEPSI. La idea de hacer un proyecto latinoamericano fue debido a que los miembros de la primera Junta Directiva3 consideraron 3 Los miembros de la Junta Directiva del I COLAEPSI fueron Presidente: Marco Peña Jiménez; Secretario General: Christian Jibaja Bernuy, Comisión Académica Científica: Claudia Guevara Cordero, Nikolai Rodas Vera y Manuel Garayar del Castillo; Comisión de Difusión y Publicidad: Gisella López Tafur y Johana Collantes Tirado; Comisión de Relaciones Públicas: Rocío Aguilar Alcoser; Comisión de Asuntos Sociales: Luis Torres Urbina; Johanna Saldaña Escajadillo y Joel Hurtado Mariño; Comisión de Economía, inscripción y finanzas: Gloria Camacho Grau, Frank Triveño Salazar, Giancarlo Medina Medina; Comisión de Logística y RRHH: Pedro Zavaleta Apestegui, César Lino García y José Tolentino Basauri. 327
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desde sus inicios que muchas de las realidades políticas, económicas, sociales y culturales de las naciones de América Latina eran muy cercanas y similares a la realidad que se vivía en el Perú. En ese tenor se coincidía con lo planteado por Ardila (1986) quien plantea que Latinoamérica es un territorio que comparte un mismo pasado histórico y cultural, donde el desarrollo de la psicología se dio casi paralelamente entre los países. Por otra parte, una manera de compartir las experiencias con estudiantes de otros países que vivieran contextos similares, era la presencia de éstos en un congreso que los reuniera y donde se analizara el escenario presente de la psicología en América Latina, la diversidad de orientaciones teóricas y el lugar de la psicología como disciplina, ciencia y profesión relevante para la sociedad. La planificación del I COLAEPSI “Integrando una psicología aplicada a nuestra realidad”, en Lima tomó alrededor de dos años. Los miembros de la Junta Directiva del proyecto fueron los encargados de dirigir las comisiones de trabajo del comité organizador del evento, donde además se contó con la participación en calidad de asesores del evento a destacados profesores de la Facultad de Psicología de la UNMSM. Con la Resolución de Decanato Nro. 611-D-FPSIC-2005, se otorgaba el pleno respaldo institucional y auspicio académico al comité organizador, lo cual también influyó para solicitar patrocinios y respaldos desde otros programas de psicología como organizaciones científicas y gremiales en donde se destaca el apoyo del Colegio de Psicólogos del Perú y la Sociedad Interamericana de Psicología —SIP— que a través del secretario general de aquel entonces, José Toro Alfonso, tramitaría una solicitud para aplicar al fondo de apoyo de encuentros científicos internacionales de la Office of International Affairs of the American Psychological Association —APA—. En Marzo de 2007, dicha entidad anunciaría a la organización del I COLAEPSI como una de las propuestas que logró la subvención otorgada a reuniones y conferencias científicas que ofrece APA (Wedding, 2007). Por otro lado, la organización del evento se preocupó por generar redes nacionales e internacionales, a través de estudiantes comprometidos con el ideal del proyecto, a los cuales se les invitó 328
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a ser parte de la organización en calidad de coordinadores universitarios. Mientras esto se desarrollaba, ocho miembros del comité organizador viajaron con fondos propios y voluntariamente al XXXI Congreso Interamericano de Psicología de la SIP celebrado en la Ciudad de México en julio de 2007. Dicho congreso, afianzaría los lazos de cooperación de los representantes de la SIP y APA al comité organizador del I COLAEPSI, así como también, un acercamiento mayor con el Grupo de Trabajo Estudiantes de la SIP, en donde se pudo también difundir el evento. A partir de esto, el comité organizador del I COLAEPSI recibió muchos gestos de apoyo a través de cartas y mensajes, por parte de personalidades importantes de la psicología mundial, entre las que se encontraban Sharon Stephens Brehm, presidenta de APA el año 2007; Bruce Overmier, presidente de la International Union of Psychological Science IUPSYS y Philip Zimbardo, Professor of Psychology – Standford University (Overmier, 2007; Stephens Brehm, 2007; Zimbardo, 2007). El COLAEPSI se desarrolló entre el 22 y 25 de agosto de 2007, albergó a 2013 participantes de entre asistentes estudiantes y profesionales, y expositores magistrales y estudiantiles de diversos países. La mayor participación correspondió naturalmente al país anfitrión, Perú, mientras que la segunda fue provenía de Chile con una notable diferencia en participación con respecto a los demás países (Jibaja y Peña, 2008). La propuesta académica fue amplia al contar con 121 ponencias. Las temáticas con mayor abordaje en este congreso correspondieron al área de Psicología de la clínica y de la salud y en segundo lugar al área de Psicología social y comunitaria (Jibaja y Peña, 2008). Estos datos parecen demostrar la existencia de una tendencia muy similar a lo que ocurría en los Congresos Interamericanos de Psicología hasta 1995 en donde se observa que la mayor cantidad de trabajos que se presentan pertenecen al área temática de la Psicología de la salud (Alarcón, 2002). De las ponencias que se presentaron, 22 correspondían a conferencias magistrales en donde participaron personalidades académicas de la psicología de América Latina como Reynaldo Alarcón, Dante Nieri y Pedro Ortiz Cabanillas —Perú—, Maritza Montero 329
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—Venezuela—, Rubén Ardila y Miguel de Zubiría —Colombia—, José Toro Alfonso —Puerto Rico—, Andrés Consoli —EEUU—, Marcelo Urra —Chile— y Miguel Angel Soria —España— entre otras personalidades del ámbito académico peruano quienes además, desarrollaron simposios, encuentros, conversatorios y talleres. En relación a las modalidades de ponencias estudiantiles, se expusieron alrededor de más de 70 temas. Asimismo, se promovió el reconocimiento de las mejores investigaciones estudiantiles a través de un concurso en las categorías de Pre y Postgrado. Los ganadores4 recibieron un trofeo significativo y la publicación de dichos trabajos en el Newsletter Psychology International de la APA en la edición de Septiembre–Octubre de 2007 (American Psychological Association, 2007a, b). Para garantizar la continuidad de la realización de la siguiente edición del COLAEPSI, la junta directiva del Proyecto SOLEPSI-COLAEPSI eligió a cuatro de sus miembros entre los que se encontraban el Presidente y Secretario General, así como dos representantes del comité organizador del I COLAEPSI. Ellos conformarían la Comisión Asesora Veedora5 —CAV—, quienes se encargarían posteriormente de promover un concurso abierto para la nueva sede del II COLAEPSI, en donde la labor también incluía asesorar al nuevo comité organizador. El I COLAEPSI sin lugar a dudas abrió un nuevo panorama para los estudiantes de psicología de América Latina. Diversos medios de difusión entre los que más se destacan los blogs y redes sociales darían a conocer el éxito del evento. Incluso “San Marcos 4 Investigación ganadora en la categoría de pregrado fue para un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Federico Villarreal —Perú—: Palpan, J., Jiménez, C., Garay, J. y Jiménez, V. (2007). Factores psicosociales asociados a los trastornos de alimentación en adolescentes de lima metropolitana. Psychology International, 18(4). Investigación ganadora en la categoría de postgrado fue para un grupo de estudiantes de postgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México —México—: Palacios, D., Bravo, F. y Andrade, P. (2007). Consumo de alcohol y conducta sexual de riesgo en adolescentes. Psychology International, 18(4). 5 Los miembros de la Comisión Asesora Veedora – CAV fueron Marco Peña Jiménez; Christian Jibaja Bernuy, Claudia Guevara Cordero y Gisella López Tafur. 330
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al día”, diario de la UNMSM, dedicó una columna especial sobre el I COLAEPSI titulándola “Psicología integradora de Pueblos” y se publicó un 27 de agosto de 2007. El trabajo de redes que se generó desde el inicio del proyecto fue muy valioso, ya que la construcción de este movimiento fue de todas las personas que contribuyeron a la realización del evento. Con esto se confirma la facilidad de convocatoria que pueden producirse a partir de las redes sociales. En palabras de Christakis y Fowler (2010) sería como un cerebro que hace cosas que van más allá de lo que una sola neurona pueda hacer. Motivación y continuidad desde Paraguay a Ecuador La experiencia peruana daría pie a trabajar por un nuevo capítulo de los congresos estudiantiles de esta era. Es así que la CAV del II COLAEPSI, a través de su sitio web lanzó la convocatoria un 9 de marzo de 2008 la cual publicó el Manual de organización de los Congresos Latinoamericanos de Estudiantes de Psicología (Comisión Asesora-Veedora II COLAEPSI, 2008), el cual daba los lineamientos para la conformación de la propuesta y funciones del comité organizador. Todos los países que deseaban participar contarían con un plazo máximo para sostener sus propuestas hasta el 30 de junio del 2008. De todas las propuestas presentadas, la ganadora correspondió a la república del Paraguay, por parte de estudiantes de psicología que en su mayoría pertenecían a la Universidad Nacional de Asunción —UNA—. La candidatura de Asunción como sede del 2do COLAEPSI fue aceptada y publicada con fecha 2 de agosto de 2008 (Mix, 2010). Los miembros de la comisión gestora6 del II 6 Comisión Gestora II COLAEPSI: Antonio Samaniego, Romina Galeano, Marcelo Buenahora, Paola Frutos, Cristhian Sosa y Raquel Recalde. Comité Organizador II COLAEPSI. Presidentes: Antonio Samaniego y Romina Galeano; secretario ejecutivo: Marcelo Buenahora; vicepresidenta: Leticia Díaz Mallorquin; Comisión Académico Científica: Aida Fátima Navarro y Guadalupe Orrego Báez; Comisión de Recepción Internacional: Cindy Méndez; Comisión Plan de Hospitalidad de Hogar COLAEPSI comunitario: Arnaldo 331
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COLAEPSI se dieron a conocer un 7 de noviembre de 2008. Un hecho a destacar es que la comunidad psicológica paraguaya no había tenido participación alguna en el congreso de Lima. El comité organizador desarrolló varias acciones de gestión con la finalidad de mejorar las expectativas de sus antecesores y para esto fue crucial la labor de guía y asesoramiento de la CAV con quienes se tenían reuniones virtuales en donde se daban algunos alcances del evento. El XXXII Congreso Interamericano de Psicología de la SIP realizado en Guatemala en Junio de 2009, fue el punto de encuentro para que tres miembros de la CAV y el presidente del II COLAEPSI se encontraran y fortalecieran los nexos. En este encuentro, se pudo vincular a la organización de COLAEPSI con el grupo de trabajo de estudiantes de la SIP, encabezado por los estudiantes de psicología, de ese entonces, Marco Peña —Perú— y Migna Rivera —Puerto Rico—. Asimismo, se dio la oportunidad de dar a conocer el congreso a estudiantes de países de Centroamérica, a la representación de la Asociación de Graduados de la APA —APAGS— por parte de Nadia Hasan —EEUU— y de la División 15 de la International Association of Applied Psychology —IAAP— que corresponde a la representación estudiantil por parte de la entonces estudiante Anna Sagana —Grecia—, todos quienes brindaron un contundente apoyo a la organización. También se recibiría el apoyo de la SIP bajo la representación de José Toro–Alfonso, una de las figuras más comprometidas con el movimiento estudiantil. Asimismo, APA seguiría apoyando a través de Merry Bullock quien donó algunos materiales para la premiación de los mejores trabajos. El II COLAEPSI se llevó a cabo en las instalaciones de la UNA del 7 al 10 de Octubre de 2009 y la inauguración del evento fue en la sede del Congreso de la República del Paraguay. La participación superó los 2500 asistentes (Quispe, 2012b) cifra récord en participación que hasta el momento los COLAEPSI han registrado. Manuel Báez; Comisión de Gestión de Auspicios de Librerías y Artesanías: Victoria Benitez; Comisión de Inscripciones Internacionales: Jessica Inchausti Acosta; Comisión de Gestión de Apoyos Institucionales Jadichi Ayala Garicox. 332
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La temática del evento fue “Avances de la Psicología en respuesta a los cambios sociales” el cual fue declarado de interés nacional para la salud pública para la República del Paraguay, lo cual consta en la resolución S.G. Nro. 119 (Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, 2009) que lo consideró como parte de las actividades que conmemoraron el Bicentenario de la independencia. Este congreso contó con la participación de distinguidos psicólogos académicos y profesionales de América Latina y contó con alrededor de 25 expositores magistrales internacionales y aproximadamente algo más de 30 expositores nacionales entre los que se destacaron según Samaniego y cols (2010), José Toro-Alfonso, Wanda Rodriguez y Ana Guzzi —Puerto Rico—, Hugo Klappenbach y Enrique Saforcada —Argentina—, Silvia Köller, María Regina Maluf, Piotr Trezniak y Adriana Wagner —Brasil—, Wilson López —Colombia—, Julio Villegas, Alfonso Urzúa, Marcelo Urra, Gonzalo Salas, Francisca Pesse y Roberto Polanco —Chile—, Eloy Maya —México—, José Livia, Luis Benites, Mafalda Ortiz, Luis Palomino y Jesús Romero —Perú—, Susana Rudolf —Uruguay—, Maritza Montero —Venezuela—, Katia Pérez —Cuba—, José Britos, Betina Cuevas y Norma Coppari —Paraguay—. En relación a las modalidades de ponencias estudiantiles, se expusieron alrededor de 103 tópicos. El área temática más trabajada en este congreso correspondió al área de Investigación en psicología, seguido del área de psicología social. Este congreso, también promovió el reconocimiento de los mejores trabajos estudiantiles7 a través de un concurso con categorías pre y postgrado. Los ganadores del 7 Investigación ganadora en la categoría de Pregrado fue para un grupo de estudiantes de la Universidad Central de Chile —Chile—: Isla, J. y Yáñez, C. (2009). La valoración subjetiva del dinero en los tipos de compra de estudiantes universitarios de psicología. Informe memoria del II COLAEPSI. Sección IX: Reporte Académico – Científico, p. 296. Investigación ganadora en la categoría de Postgrado fue para un estudiante de postgrado de la Universidad Nacional de Rosario —Argentina—: Gallegos, M. (2009). Psicología de los menores en América Latina: Historia del movimiento estudiantil y escenarios futuros. Informe memoria del II COLAEPSI. Sección IX: Reporte Académico – Científico, p. 297. 333
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concurso, recibieron entre otros presentes significativos, el Manual de publicaciones de la APA en su sexta edición el cual fue donado por la oficina de asuntos internacionales de dicha institución. Algo que caracterizó a este encuentro fue el desarrollo de una diversidad de actividades socioculturales que promovieron la integración de una gran parte de estudiantes de Latinoamérica. Una de estas actividades fue la organización de un viaje terrestre que tenía como inicio la ciudad de Quito y término en Asunción. El viaje lo emprenderían estudiantes de Ecuador, República Dominicana y Perú (Samaniego y cols, 2010). Otras actividades sociales y culturales destacadas fueron el “COLAEPSI comunitario”, el cual consistió en visitar a una institución educativa pública y compartir la experiencia en una institución educativa pública que presentaba una población aproximada de 150 niños con quienes se realizaron dinámicas grupales y actividades lúdicas de integración. Esta actividad contó con la participación de 17 estudiantes de psicología provenientes de los países de República Dominicana, Ecuador, Perú, Chile y Paraguay bajo la guía de la licenciada Katia Pérez Pacheco (Samaniego y cols, 2010). Finalmente, un hecho a destacar constituye la denuncia realizada por la Organización Chilena de Estudiantes de Psicología —OCEP— respecto a la existencia y práctica de terapias curativas de la homosexualidad en Chile, tema que fue cuestionado en este congreso y en distintas instancias del país trasandino (Aguirre, 2011). El tercer COLAEPSI se realizó en Quito-Ecuador, entre el 11 y 14 de octubre de 2011 en las instalaciones del Centro de Convenciones Eugenio Espejo y fue inaugurado en el edificio de la Asamblea Nacional, instancia que constituye el poder parlamentario. La comisión organizadora8 del evento propuso que el principal 8 Presidente del congreso, Pedro Cuenca —renuncia a la presidencia meses antes de la iniciación del evento, de modo que el puesto queda vacante y la organización se maneja mediante un parlamento conformado por los miembros de las comisiones mencionadas a continuación— Presidente Honorario, Jonathan Ayala; Comisión de Logística: Esteban Meneses, Felipe Andrada, Nicolás Gonzales y Carla Orozco; Comisión de Relaciones Públicas, Julio Criollo y Liced Guizado; Comisión de Protocolo y Cultura, Saskia Romero; Comisión académica David Ortiz y Belén 334
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eje temático consistiera en el fomento del Sumak Kawsay, término originario de las culturas precolombinas que se refiere al buen vivir o bienestar. Según Quispe (2012b) el evento contó con una participación cercana a 1500 asistentes, provenientes de diversos países de la región. El evento tuvo un total de 8 actividades pre congreso y 77 conferencias, 22 de las cuales fueron conferencias estudiantiles. Además se destaca la participación de expositores internacionales y locales como: Nabil El-Ghoroury—EEUU—, Lellany Coll — Cuba—, Miguel Gallegos —Argentina—, Victor Hugo Barreto —Bolivia—, Marcelo Rodríguez y Gonzalo Salas —Chile—, Lucio Balarezo, Bruno Stornaiolo, Vera Schiller de Kon, Esteban Lazo, Italo Rojas y Juan Lara —Ecuador—. El último escenario: La propuesta de Colombia Si bien el IV COLAEPSI se realizó finalmente en Bogotá, existió la iniciativa de Chile, lo cual consta en la carta de apoyo enviada por Marcelo Urra —Liason del International Council of Psychologist y la Sociedad Interamericana de Psicología— a los miembros de SOLEPSI. En esta carta se fundamenta que la OCEP tuvo una intensa actividad en la organización de congresos desarrollando una agenda temática que incluye tópicos como los derechos humanos y las luchas sociales. Incluso se plantea que dicha perspectiva recoge la tradición de pensamiento de Ignacio Martin Baro, Paulo Freire y Orlando Fals Borda (Urra, 2011). En el año 2012 se realizó la convocatoria de propuestas para la selección de la siguiente sede del congreso, en donde la propuesta de Bogotá fue elegida como la ganadora, la cual presentó como lema central del evento: “Tendencias de la psicología en Latinoamérica”. Por otra parte, las iniciativas que llegaron hasta el final de la convocatoria fueron las de Cali y San Juan, Argentina, que cedieron frente a Bogotá. El encuentro se realizó en Bogotá entre los días 14 al 17 Rueda; Comisión de Difusión y Publicidad, Jaime Zapata. 335
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de Mayo del año 2013 en la Universidad San Buenaventura. El lema de esta vez fue: “la educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo” del educador brasileño Paulo Freire. El equipo organizador9 como en todas las ocasiones anteriores estaba compuesto íntegramente por estudiantes y fundamentalmente su presidenta Andrea Sarmiento, planteó que la misión del IV COLAEPSI está muy ligada a la finalidad de SOLEPSI, la cual busca promover la integración estudiantil latinoamericana, la reflexión académica, investigación, proyección social y la difusión de la psicología desde el proceso de formación en la comunidad estudiantil psicológica, con lo cual se sigue desarrollando los principios de dicha organización. Los expositores internacionales fueron esta vez Nabil El Ghoroury —USA—, José Toro Alfonso —Puerto Rico—, Hugo Klappenbach —Argentina— Rubén Ardila, Andrés Pérez Acosta, Luis Florez y César Rey —Colombia— Daniel Ramírez de la Rosa —México—, Christian Jibaja —Perú—, Gonzalo Salas, Andrés Cabezas y Cristóbal Villaxa —Chile—. No se pude cerrar este apartado sin dar a conocer la importancia que tuvo el Dr. Rubén Ardila al otorgar un constante apoyo a los estudiantes organizadores y logrando importantes nexos con los académicos de la región, siendo sin lugar a dudas el líder fundamental de la psicología colombiana y uno de los más relevantes psicólogos contemporáneos de Latinoamérica. Discusión Es relevante un mayor conocimiento de la historia en relación a los eventos y organizaciones estudiantiles de psicología, ya que a través del conocimiento del pasado se puede fortalecer el presente 9 Comité Organizador: Presidenta: Andrea Sarmiento; Vicepresidente: Sergio Clavijo; Presidente de Honor: Fernando Nazaret; Vicepresidente de honor: Juan David López; Comité Organizador: María Carolina Álvarez, Cristian Angarita, Luisa Fernanda Amortegui, Julieth Angulo, Andrea Bernal, José Antonio Escobar, Karen Echavarria, Gabriela Flórez, María Alejandra Gamboa, Liliana Martínez, Lina Paola Mesa, Yohanna Quiñonez y Maicol Yesid Ruiz 336
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y augurar un mejor futuro. La existencia de tres congresos latinoamericanos de estudiantes de psicología con el nombre de primer congreso latinoamericano puede ser producto de escasas revisiones históricas, situación que de ser corregida serviría como guía de las fortalezas y debilidades para futuras organizaciones de psicólogos en formación. Además son ampliamente cuestionables los intentos planificados o accidentales de excluir los antecedentes mediante la omisión de los datos de la historia. Probablemente estas omisiones responden a una limitada cantidad de autores y publicaciones sobre la historia estudiantil en Latinoamérica. De los congresos realizados se destaca que todos presentan ejes temáticos que enfatizan el componente social sea a través de la psicología social o las intervenciones psicosociales o comunitarias ya que en sus diversas ediciones se refiere una psicología cercana a las distintas realidades de las sociedades latinoamericanas, lo cual es una característica distintiva de los psicólogos en formación de Latinoamérica. En los congresos latinoamericanos, sin tomar en cuenta el número de asistentes de estudiantes de psicología de los países que fueron sedes en distintos momentos, existe una mayoritaria participación de estudiantes de Chile, lo cual se podría asociar a varios factores como la mayor fortaleza económica, el desarrollo de la psicología en el país o la situación ventajosa en el cambio de divisas, lo que sumado a la amplia cobertura de internet constituye un medio que facilita el acceso a la información de varios eventos. Sin embargo, por sobre estas consideraciones, no se pretende omitir el mérito a Chile como el país que representa la mayor participación estudiantil extranjera en estos eventos. Acerca de la difusión de los COLAEPSI han tenido una participación significativa organizaciones académico–profesionales de las más importantes del continente americano como las mencionadas SIP y APA, así como organizaciones locales estudiantiles como la OCEP, ANEPSI Perú, ANEPSI Colombia, la Red Ecuatoriana de Estudiantes de Psicología —REEPSI—, La Sociedad Científica Paraguaya de Estudiantes de Psicología —SOCIPEPS—, entre otras, de modo que la convocatoria existente en los eventos de 337
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SOLEPSI también responde al trabajo de varios sectores que desde diferentes aristas políticas, académicas y sociales, coinciden en el fomento de la integración latinoamericana. De modo que se debe enfatizar que aunque existen varios movimientos estudiantiles de psicología en Latinoamérica, que abarcan varios campos del espectro de la profesión, todas estas pueden coincidir en el fomento de la integración de la comunidad estudiantil, por tanto se avizora un panorama favorable para la continuidad de eventos académicos como los COLAEPSI o iniciativas similares. Los siete años de existencia de SOLEPSI indican que el movimiento presenta una continuidad importante si consideramos que la duración promedio de la carrera de psicología ronda los cinco años, de este punto se sostiene que la organización continúe con sus actividades y que haya superado el tiempo de cinco años indica que se están produciendo recambios generacionales significativos, los cuales constituyen requisitos indispensables para la existencia prolongada de las instituciones, ya que probablemente por dificultades en el recambio generacional, no tuvieron continuidad las organizaciones y los eventos anteriores a los contemporáneos. En este mismo contexto se destaca la conferencia del Dr. Rubén Ardila en el último COLAEPSI denominada “Pasar la antorcha a la nueva generación ¿Por qué es tan importante el relevo generacional?” (Ardila, 2013). A la actualidad los COLAEPSI solo se han realizado en Sudamérica por lo que la mayor participación la han tenido estudiantes de esta región del continente, de modo que puede ser interesante revisar el poder de convocatoria y los actores sociales que participarían en un congreso realizado en Centroamérica, Norteamérica o el Caribe. Finalmente, debemos mencionar que en los congresos realizados se evidencia un gran poder de convocatoria estudiantil local que no ha sido igualada al evento de Asunción por diversos motivos, los cuales pueden ser tema de futuras líneas de investigación. Existe además una predisposición mayoritaria en los estudiantes para ser partícipes de su formación y la integración con sus semejantes de distintas nacionalidades, fomentando las actividades sociales y cul338
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