UNIDAD 3. LOS CAMBIOS C AMBIOS SOCIOCULTURALES SOCIOCULTURALES Y L AS PROFESIONES. I.
Se realizará una investigación bibliográfica sobre un caso ético r eciente sobre la cultura y la ética tomando en cuenta los siguientes elementos: Crisis de valores, etnocentrismo, migración, influencia de la tecnología en las prácticas culturales.
Caso Volkswagen: la ética y los valores. El fraude ecológico cometido recientemente por los ejecutivos del consorcio automotriz Volkswagen, icono de la ingeniería alemana y la más importante empresa en ventas de automóviles a nivel mundial, nos vuelve a plantear el tema del déficit de ética en los negocios y en el proceso de la globalización contemporánea. contemporánea. En efecto, este escándalo empresarial, tal y como sucedió en los casos de Enrom, Worldcom, Parmalat y la crisis bursátil de Wall Street, a finales de los años 80, refleja peligros de una acentuada visión economicista y crematística de los negocios en donde privan los criterios extremos de competitividad competitividad y conquista de los mercados globales, globales, por encima de los principios éticos y otras consideraciones morales que deben ser prioritarias para darle sentido humano al progreso, y lograr una globalización compartida y una economía deslastrada deslastrada de los vicios vicios del fundamentalismo fundamentalismo del mercado mercado y para que que el desarrollo humano avance en armonía con la preservación del medio ambiente. Obviamente esos principios éticos, valores morales y ambientales que deben ser guía de una empresa responsable y con visión global, no estuvieron presentes en los ejecutivos y técnicos de VW, la gran corporación automotriz alemana (también dueña de Audi y Porsche) que, ya para mediados del del año 2015, había había superado a la gigante gigante japonesa Toyota en el liderazgo mundial de ventas de automóviles, con 5,04 millones de vehículos vendidos, mientras que Toyota vendió 5,02. Y es que en el caso Volkswagen no es la primera vez que esta empresa es señalada por malas prácticas en el manejo del negocio. El fraude consistía en la instalación de un dispositivo software colocado dentro de estos motores para disimular los niveles contaminantes de las emisiones de los gases de escape, cuando el vehículo está siendo sometido por las autoridades ambientales a la medición de dichas emisiones, pero el cuál se desactiva cuándo el vehículo entra en plena marcha en carreteras y genera niveles reales y mayores de gases contaminantes. Al descubrirse recientemente la trampa por una organización ecologista que hizo mediciones en condiciones reales de circulación de estos vehículos, con el apoyo de la Universidad de West Virginia, se pudo constatar que los modelo Volkswagen Jetta y el Passatt generan emisiones contaminantes de dióxido de carbono que superan entre 10 y 40 veces las normas ambientales establecidas por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. El escándalo (que se hizo público el 22 de septiembre) se produjo cuando el presidente de la VW reconoció que esa trampa ambiental se había colocado en 11 millones de vehículos del consorcio con motores diesel, de los cuales, además de los VW Jetta y Pasatt, incluyen 3,5 millones millones de Audi A1, A3, A4, A5, A6, A6, TT, Q3 y Q5 y varios modelos de Skoda y Seat. Todo lo cual ha provocado que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos haya iniciado un juicio contra la empresa, que podría alcanzar penas pecuniarias cercanas a 18 millones de dólares, además de otras demandas que están surgiendo en otros países, lo que está teniendo un fuerte impacto negativo sobre sus cotizaciones bursátiles, convirtiéndose esta en la peor crisis de una empresa alemana que ha sido emblemática de la ingeniería automotriz de ese país. Por lo anterior ya el gobierno alemán, en resguardo del prestigio del emblema “Hecho en Alemania” y de su reconocido modelo de economía social y ecológica de mercado, ha procedido a iniciar las acciones
legales y de política para superar las graves consecuencias del manejo antiético y negligente de una de las empresas líderes de la economía global. Michael Horn, jefe de Volkswagen en Estados Unidos, pidió disculpas de manera insistente y dijo sentirse abochornado tras conocerse la artimaña informática de la compañía para ocultar las emisiones contaminantes de sus vehículos diesel, que ha dañado gravemente la imagen de la empresa, que además está siendo castigada en bolsa. “Hemos sido deshonestos con la agencia de protección medioambiental (EPA) y hemos sido deshonestos con la agencia que se ocupa de la calidad del aire en California (ARB), hemos sido deshonestos con todos ustedes”, dijo Horn. Finalizo su intervención ante la prensa diciendo “Este tipo de comportamiento va totalmente en contra de nuestros valores”…. Pero si va en contra de los principios de VW ¿Por qué se consintió? ¿Quién dio la autorización? ¿No existen controles de calidad u auditorias? Hay muchas preguntas en el aire… La confesión de Michael Horn no minimiza en absoluto la falta de responsabilidad ante un hecho que ha conmocionado al mundo entero. En los últimos años han sido muchas las organizaciones y las empresas, incluido el propio consorcio automotriz Volkswagen, que desarrollaron políticas de Responsabilidad Social Corporativa, asumiendo códigos éticos para impedir malas prácticas relacionadas con el medio ambiente, las condiciones laborales de los trabajadores, la publicidad engañosa o la corrupción. Se persiste en condicionar la salud de las personas, el cumplimiento de las leyes, la conservación del medio ambiente y los límites de la lógica al beneficio empresarial y personal. Por ello, el déficit de ética y de valores en los negocios y en el proceso de la globalización contemporánea continúa siendo más que notable y evidente. Desde hace algunos años, los expertos vienen denunciando que las normativas europeas, que establecen los límites aceptables para las emisiones de gases de combustión de los vehículos nuevos vendidos en los Estados Miembros de la Unión Europea, no son muy fiables, dado que los test se realizan en bancada (laboratorio) y no en carretera. El fraude de Volkswagen no es un caso aislado. Es uno más que estalla sin que autoridad alguna lo detecte y lo ataje a tiempo. Algunos responsables políticos se han escandalizado ante otro caso más. Esto ha pasado y seguirá sucediendo mientras no haya una ética verdadera y unos principios que operen transversalmente en la política y en la economía. Por desgracia, ese es todavía un horizonte lejano y esta historia muy probablemente se volverá a repetir.